Partida Rol por web

- Eso no explica ni por qué estabas allí, ni por qué no parecias estar sorprendido cuando nos viste. Quitando el tema del mareo.

Fernando estaba serio. No le gustaba que le tomaran el pelo, mucho menos cuando se traia algo tan complicado como la investigación de un asesinato entre manos.

- Entiendo que quedarás con más gente a la que le gusten estos temas rarunos, ¿no es asi? ¿Sabias algo de la obra de teatro? ¿Te invitaron a asistir?

Ahora Nic ya había abandonado la sonrisa y su rostro reflejaba una seriedad que hasta el momento ni siquiera se había asomado. Parecía que empezaba a tomarse en serio a los detectives. 

- Sí, Leviatán es el nombre del fumado que dirige a los okupas y que iban a hacer esa obra de teatro chunga.- dudó un momento antes de añadir - Supongo que no me lo vais a decir pero ¿tiene que ver con la muerte de Pedro?

Isabel sonrió ante las preguntas de Fernando, y levantó la nariz, orgullosa por su compañero. Deseó que se le hubieran ocurrido las preguntas a ella, pero se bastó con saber que aquello había puesto nervioso a Nic. Disfrutó de su nerviosismo.

Escuchó su respuesta, y compartió una mirada de complicidad con su compañero.

—Nic, ¿por qué haces preguntas cuya respuesta ya conoces?— preguntó la detective, recordando una película, pero lo obvió todo con un gesto de la mano—. No, en serio, lo lamento, pero no podemos decirte algo así. Ni el fiscal sabe cosas que nosotros estamos barajando, ¿por qué tendrías que saberlas tú?— aunque se respondió automáticamente a sí misma: porque el fiscal era un chupatintas, y Nic era un testigo bastante interesante.

Suspiró un momento, y miró al rubio.

—Oye, ¿sabrías dónde podríamos encontrar a ese tal Leviatán?— preguntó Isabel. 

- Sí.

Se quedó callado, esperando la reacción de los detectives. Luego continuó:

- Van a representar de nuevo la obra de teatro y esta vez no me la quiero perder.- se encogió de hombros - Podría mentiros y decir que no sé donde será o que no sé donde está pero ¿para qué andar con tonterías? Supongo que estoy a un paso de que me pongáis a alguien encima siguiéndome. Prefiero hacerlo como testigo en vez de como sospechoso.  Es más: prefiero hacerlo como colaborador. Siempre he sentido una debilidad especial por ayudar a los agentes de la justicia a cumplir sus labores, en el fondo soy un ciudadano ejemplar a mi manera.

Isabel ahogó un grito, y apretó el brazo de Fernando de puro entusiasmo el escuchar la afirmación de Nic. Lo taladró con la mirada, y se quedó callada, escuchando atentamente lo siguiente que dijo.

Y lo que dijo, ciertamente, le hizo sonreír. No esperaba ese nivel de sinceridad, y mucho menos de reconocimiento por parte de una persona que lo había engañado con total seguridad el día anterior. Se llegó a preguntar si sería otra mentira suya, pero no se convenció.

—¿Y cuándo será?— preguntó ansiosa—. ¿Dónde?

La respuesta de Nic le chocó bastante. ¿Se iba a volver a celebrar? ¡Joder!

Se quedó pensativo mientras Isabel hacía sus preguntas, después añadió:

- No creo que debamos interrumpirla. Al menos si es que realmente se va a volver a realizar. ¿Quieres ayudarnos, Nic? ¿Cómo podemos confiar en ti después de lo demostrado hasta ahora? Quizás nos estés tendiendo una trampa. Quizás estés intentando confundirnos.

- Lo sabré esta noche.- dijo el tahúr - Porque me tienen que dejar una invitación en uno de los bares que frecuento. Y supongo que será pronto, quizás mañana o pasado.

Luego se volvió hacia Fernando:

- Piénsalo bien: ¿para qué querría engañarte? ¿No sería más fácil para mí no aparecer de nuevo, esconderme de vosotros? No es que no crea que sois buenos en vuestro trabajo pero yo soy mejor en el mío: si tengo que desaparecer me puedo esfumar. De todos modos puedes preguntarle a los chicos de tu departamento. No es la primera vez que os echo un cable de forma 'extraoficial'. En realidad lo que sucede es que me come la curiosidad con todo esto y quiero saber de qué va. Pero cuando la gente muere... bueno, pues digamos que hay que aprender de tu predecesor ¿no? No voy a ir a una movida así a pecho descubierto. Quiero tener un as en la manga, ya me entendéis. No tengo nada en contra de que la policía haga su trabajo defendiendo a los inocentes como yo.

Escuchó lo que decía Fernando, y la respuesta de Nic. En su interior no se planteó que los estuviera estafando; realmente, quería tener fe en las palabras del rubio, por lo que Isabel miró a su compañero, y dijo:

—Yo me fío.

Se rascó el puente de la nariz, y sonrió.

—Pues, esta noche, vamos a ir los tres juntitos a coger esa entrada, ¿de acuerdo?— dijo Isabel—. Como amigos de toda la vida. 

- ¿El Bar "el Faro"?

Lo preguntó casi por inercia. Pero luego pensó que quizás solo se trataba de una coincidencia más.

- Si quieres ayudarnos, Nic. Tendrás que darnos más cosas. ¿Cómo conociste a Pedro? ¿Qué relación tenias con él? ¿Alguien que le acompañara, que te presentara?

Nic se encogió de hombros:

- No conocía de nada a Pedro. Fue él quien me buscó a mí. Tengo bastante documentación sobre temas paranormales: un hobby.- decía esto con mayor seriedad que todo lo anterior - También sé bastante de sectas, satanismo y toda esa parafernalia. Y conozco a bastantes pirados que saben más que yo... y a otros no tan pirados. Si hacía una investigación sobre esos temas era cuestión de tiempo que diera conmigo. Como contactó conmigo no llegó a decírmelo. Me entró en una partida de póker pero si os soy sincero no sé quien lo metió en la timba. Parecía saber lo que quería, iba como una flecha hacia cierto tipo de sectas. Incluso yo me vi sorprendido por no conocerlas. Pensé que estaba siguiendo alguna pista falsa pero luego me puse en contacto con un colega mío irlandés y al parecer el chico estaba tocando alguna fibra importante. Lo que pasa es que si Cornellius dice que es mejor dejarlo... pues es mejor dejarlo. Y veo que no le faltaba razón.

Se quedó mirando a los detectives:

- Ahora os preguntaréis: si es mejor dejarlo ¿para qué sigo hurgando? Porque ya os he dicho que soy bueno en estos temas. Me jode que un novato haya descubierto algo que yo no sé. Soy un tío muy curioso. Pero también cauteloso: no quiero acabar en la morgue. Ahí entráis vosotros en la baraja.

Luego contestó la primera pregunta de Fernando:

- El Faro era el local donde normalmente trabajaba Pedro. Creo que estaba liado con la dueña. O al menos ella le echaba los tejos. Pero mi bar de cabecera es el Rincón del Noroeste.

Ambos detectives conocían esa pequeña vinoteca situada en la zona de pubs dentro del casco viejo.

Escuchó con suma atención las palabras de Nic tras las preguntas de Fernando. Y se sorprendió al descubrir que no había sido Nic quien dio con Pedro, sino al revés; además de todo lo que decía saber acerca del tema, cosa que les vendría bastante bien.

Miró a Fernando, compartiendo una mirada cómplice con él, y asintió con la cabeza, como si hubiera tomado una decisión.

—Así que, ¿ahí entramos nosotros?— preguntó, parafraseando al rubio, ciertamente algo divertida—. Si esto va a ser un contrato sinalagmático, bilateral, de ráscame la espalda y yo te la rasco a ti, me gusta— afirmó—. Pero, Nic, ni se te ocurra jugárnosla otra vez— dijo, seria—. Aquí debe haber plena confianza. Yo confío en ti, nos has contado cosas muy interesantes, y seguro que seguirás haciéndolo— lo dio por hecho sin dejar que Nic pudiera decir nada, pues continuó—, así que estás bajo nuestra protección, ¡hasta un límite!— añadió, alzando el dedo índice—. Tampoco nos vamos a jugar la carrera por ti.

Se rascó el puente de la nariz, y ladeó la cabeza.

—Tienes un hobby muy raro— indicó, señalándolo con un dedo admonitorio.

- Espera. No me jodas, Nic. ¿Cornellius? ¿Ese es un nombre en clave? - tampoco era absurdo hablar de cosas obvias - En el ordenador de Pedro habia unos mails enviados a un tal mr.sandman. Pero él le hablaba como si fuera William. Y decia que era irlandés.

¿Joder, cuantos irlandeses expertos en artes ocultas crees que debe haber en toda Galicia?

- ¿Sandman? - Nic se rió con ganas - Joder... fijo que ese es el gilipollas de William Cornellius. Le mola mucho la movida de la oneiromancia. Si le estaba diciendo que se retirase de la investigación hablamos del mismo tipo. No, no es un nombre en clave. Es su nombre real. Supongo que yo le hablé a Crespo de Cornellius en alguna entrevista y él fue capaz de tirar del hilo. Era bueno el cabrón...- su cara se volvió más lúgubre - Dar con William Cornellius no es algo fácil, y mucho menos desde aquí. Ha tenido que mover muchos hilos, pero si fue capaz de encontrar al bueno de Will fijo que no estaba tan perdido como yo pensaba. Pisó una serpiente y acabó recibiendo un mordisco. Mal asunto.

Los ojos de Isabel se iluminaron al escuchar que Sandman, probablemente (y seguro que era así, o, al menos, eso deseaba), era William Cornellius, el tipo raro, aquel cabroncete escurridizo que parecía un puto fantasma.

Miró a Fernando, como si hubiera recibido un gran regalo de Navidad, y después terminó frunciendo el ceño, cuando, mentalmente, y como un eco, repitió las palabras de Nic en su cabeza.

—Oye, ¿qué es eso de la “oneiromancia”?— preguntó, sin estar muy segura de si lo había pronunciado bien. 

- Adivinación por medio de los sueños. También se incluye en el pack el poder entrar en los sueños de otros y usarlo como sistema de mensajería. El Outlook de los chamanes, vamos...

Por su tono de voz era imposible dilucidar si creía en lo que estaba diciendo o sólo les tomaba el pelo.

- ¿Sabes si el bueno de William podía haber estado aqui hace dos semanas? ¿Te viste con él o hablaste con él por entonces? - Fernando tenia una ceja levantada - Porque tu le conoces en persona, ¿no es asi? ¿Le viste aqui, o en algún otro lugar?

- Lo dudo mucho. Hasta donde yo sé Cornellius sigue en su Dublin natal. Puedo hacer un par de llamadas si quieres que lo corrobore pero me extrañaría que viniese a España y no quedase conmigo para tomar unas birras por los viejos tiempos. Si viniese a Santiago doy por hecho que me llamaría para usar mi piso. Las única vez que que vino aquí hace años fue lo que hizo, igual que yo cuando me paso por Irlanda.

Ante la respuesta de Nic, Isabel no sabía si reírse a carcajadas, o, por el contrario, mostrar un semblante serio y mantener la boca cerrada.

Finalmente, asintió con la cabeza, y se descojonó en su interior, haciendo esfuerzos por que las comisuras de su boca no subieran hacia arriba en una sonrisa burlona.

Escuchó las preguntas de Fernando, y miró con suma atención al rubio, esperando alguna respuesta que les diera una alegría. Sin embargo, cuando dijo que el tal Cornellius vivía en Dublín, alzó una ceja, algo escéptica. No le cuadraba algo así. Y, pensó que, quizá, el que había ido a visitar a Pedro, y cuyos vecinos habían cotilleado por la mirilla, quizá no fuera la misma persona.

—Podríamos buscar a ese tipo más tarde, en la comisaría— opinó Isabel—. Podríamos pedir ayuda a los irlandeses, y ver si ese pavo está siendo bueno en Dublín. Y, si es necesario para la investigación, el juez puede pedir la extradición, y que lo traigan para hacerle unas cuantas preguntas. Incluso podemos contactar con los de los aeropuertos para ver si ha viajado recientemente— recordó un poco la teoría de los manuales.

- ¿Un par de llamadas? - Frunció el ceño algo sorprendido - ¿Un par de llamadas a quién, Nic? - El caso es que un inmigrante, posiblemente inglés o irlandés habia preguntado por Pedro. Lo más fácil era pensar que eran la misma persona, pero quizás hubiera algun otro contacto, otra persona e incluso puede que ni siquiera estuviera relacionada con el caso. Otra pista a tomar por culo viento fresco.