Partida Rol por web

Izzy dejó el cuerpo de Quinn allí, desangrándose bajo los rayos del sol. Seguramente nadie la echase de menos, y si alguien la echaba de menos los suficiente como para abrir una investigación Izzy seguramente ya estaría muy lejos.

La ciudad le trajo recuerdos, viejos, nuevos e imaginarios. Veía a Laurie, notaba su presencia como la de un fantasma que no se va, que no deja de vagar. Ella nunca había creído en esas cosas, ni tampoco le habían dado miedo las historias de terror. Pero era una sensación incómoda y desagradable, porque en el fondo sabía que no estaba, y sin embargo, no podía olvidarse de ella.

No le costó mucho encontrar un sitio donde, por un módico precio (y el dinero se le estaba yendo demasiado rápido), volvió a cambiar de look. Estaba en la caja pagando cuando el móvil la sobresaltó. Era un número que no conocía.

Izzy había elegido una melena corta oscura con mechas púrpuras. Se le hacía raro verse con tanto pelo en la cara, pero suponía que a cualquiera que la estuviese buscando también le ocurriría.

Cogió el móvil y, tras percatarse de que no conocía el número para variar, contestó:

-¿Sí?

La voz de Paul sonó lejana y entrecortada.

-¿Izzy? ¿Qué has hecho con Quinn? -No sonó a amenza, sino más bien con curiosidad.

-Precisamente pensaba en ti. ¿Dónde podemos encontrarnos para hablar tranquilamente? -contestó ella, sin responder a su pregunta.

-Em... -dudó-. Te están buscando, así que sería mejor que nos encontrásemos fuera de la ciudad. Creo que hay un garito no muy lejos, a un par de kilómetros por la salida Sur.

-Tengo hambre. Te veo allí en quince minutos.

Colgó, pagó y se aseguró de no parecer ella misma antes de salir de la tienda. Arrancó la moto y se perdió carretera abajo en dirección sur.

Izzy se encaminó hacia el lugar, sintiendo como cada vez el vacío se apoderaba más de su estómago. Aceleró notando el viento su rostro, como tratando de dejar atrás todo lo demás.

Tardó poco más de diez minutos en dar con el lugar en cuestión. Era una gasolinera en bastante buen estado, con un restaurante al más puro estilo de un dinner americano. Tenía cristaleras amplias, mesas de chapa y asientos mullidos tapizados en color rojo. Las camareras llevaban el mismo uniforma verde claro con el delantán por delante, y enseguida una la atendió, ofreciéndole una amplia gama de comida rápida.

Minutos después vio entrar a Paul. Bueno, lo reconoció de refilón porque llevaba gafas de sol y una gabardina amplia que disimulaba bastante su delgadez. No la reconoción. Así que se dirigió hacia una mesa con intención de esperarla.

Izzy se sentó en su mesa sin querer elegir aún un plato y le saludó con un neutro "hola". Una camarera llegó para tomarles el pedido y Izzy pidió una hamburguesa con patatas, más comida que lo que había comido en mucho tiempo. También pidió una Coca-Cola. No quiso cerveza por temor a saturar su estómago de alcohol y vomitarlo todo otra vez. Cuando la camarera se fue, cruzó las manos sobre la mesa y dijo:

-La he matado.

Paul tardó lo suyo en reconocerla. Se quitó las gafas y se inclinó hacia adelante como si estuviese buscándo una mancha en su rostro o algo. Luego musitó un "no te había reconocido" y pidió un plato combinado y un refresco.

Cuando le dio la noticia arqueó las cejas y asintió.

-Lo imaginaba. El que estaba con ella en la habitación no te identificó, pero todos suponene que eres tú. Deberías irte.

-He estado a punto de hacerlo, pero primero quería hablar contigo. Yo... Paul, hay algo que debes saber. Amaba a tu hermana con todo mi ser. Aún la amo así. Jamás habría permitido que la hiciesen daño. Por eso vengarme de Quinn era mi único propósito en la vida.

Se detuvo cuando la camarera les sirvió la comida. Izzy dio un mordisco a la chorreante hamburguesa. No se parecía a las de verdad, a las de carne de vaca real, pero era comida.

-Pero Quinn me ha dicho que no fue algo que hiciera por motivos personales. Me ha dicho que os perseguía Militech. ¿Qué es eso?

Paul desvió la mirada mientras escuchaba las palabras de Izzy. Parecía igual de reticente que el día anterior a creer que había sido Quinn quien había vendido a su hermana y no ella. Cuando la camarera les trajo lo que habían pedido continuó comiendo, casi como si la escuchase. Sólo levantó la cabeza cuando Izzy preguntó.

-Si mi hermana no te dijo nada… No veo por qué razón tendría que decírtelo yo. –Dejó los cubiertos sobre el plato y se apoyó en el respaldo con aspecto de cansado-. Mira, Izzy. Si la gente para la que trabajo se enterase de que te estoy contando esto iría a reunirme con mi hermana en menos de lo que canta un gallo. Y no me importaría, porque me lo han quitado todo. Pero tengo algo que hacer antes de… no sé, tirarlo todo por la ventana.

"Supongo que ella te contó que a nuestros padres los mataron mercenarios de Militech. No es que viniesen porque sí y sin ninguna razón. La tenían. Los mandaron una empresa agricultora llamada Nun S.A. ¿Por qué? Supongo que tú eras todavía un moco cuando se produjo la crisis agraria. Muchas familias de California, la mía entre ellas, pasaron a trabajar para esa empresa para intentar conservar su trabajo. Irse a la ciudad era un riesgo que muchos no querían correr. Precios ínfimos, mucho trabajo y las bocas cerradas, ese fue el resultado. Rusia acusó años más tarde a América de la plaga biológica que había desencadenado la crisis. Las pruebas empezaron a revelarse, la gente comenzó a especular y lo que hicieron fue callar bocas sembrando el pánico. El gobierno se encargó de darles el apoyo que necesitaban.

Mis padres eran buena gente, ¿sabes? No le habían hecho daño a nadie. Yo cogí a Laurie y me eché a la carretera sin ningún destino. Supongo que ya sabes lo que es eso, conducir sin dejar nada atrás y sin esperar nada delante. Pero me propuse algo. Nos propusimos algo, ella y yo. Dar a conocer la verdad. No teníamos nada, sólo el vacío de haber perdido a nuestros padres. Pero a mí me quedaban en la memoria las especulaciones que habían hecho, y empecé por ahí.

Los tipos para los que… trabajo fueron los que nos ayudaron hace un par de años. No sé cómo nos encontraron, pero nos dijeron que si les dábamos toda la información que teníamos ellos sacarían a la luz todo ese montón de mierda y nos darían venganza. Laurie no quería, ella con saber que habría justicia le bastaba. A mí no. Yo quería ver al que dio la orden en la tumba. Ellos me dieron los nombres, un ejecutivo llamado Crawford. Le volé la casa y, bueno, hubo paz o algo parecido en mi cabeza durante unos meses. Les di la información que tenía y se pusieron manos a la obra para conseguir todas las pruebas necesarias y destruir esa empresa por la via "legal"."

-Unos meses después, no sabemos cómo, le pusieron precio a nuestras cabezas. Sus netrunners nos debieron pillar o lo que sea. El caso es que por seguridad de todos decidimos separarnos. Yo me fui con Robin, y ella te encontró a ti. No sé, no te conocía y la intenté disuadir, pero ella dijo que no, que estaba segura de que contigo estaría bien. Yo la dejé marchar pensando que… estaría bien. Y luego apareció muerta y Quinn... me dijo muchas cosas sobre ti... Y...

Paul agachó la cabeza y la enterró entre sus manos. Se había mantenido sereno durante todo el relato hasta que no pudo más.

Izzy se dio cuenta de que era verdad, Laurie no había matado a nadie. Había sido Paul. Paul seguía vivo y Laurie estaba muerta. Pero no, no podía ser tan cruel como para decírselo. Se callaría. La muerte de Laurie no podía ser arreglada, eso estaba claro, y sólo le quedaba decidir si iba a procurar que su hermano tuviese la conciencia limpia en lo que restaba de vida.

-Quinn era una mentirosa. Me dijo que era una cazarrecompensas que había mandado a Militech a por nosotros para ganar dinero. Allí no sólo murió Laurie, ¿sabes? También murieron dos de mis parientes. En aquella azotea había niños, Paul. ¿Crees que yo habría atacado a mi propia familia de esa manera? Escucha... supongo que debería ayudarte. Si Laurie murió por vengar a sus padres, lo mínimo que puedo hacer es... Espera, ¿has dicho Crawford? ¿Natalie Crawford?

Paul apretó las palmas de las manos contra los ojos y la miró mientras hablaba. Quizás sí esperase, de alguna manera, la absolución mediante las palabras de Izzy. O tal vez sólo necesitase desahogarse, porque los dos habían perdido a la única persona importante de sus vidas.

Entonces su rostro cambió a pura extrañeza.

-¿Quién? -preguntó, sencillamente.

-Crawford tenía familia, Paul. Igual que la tenía Laurie. Igual que la tenías tú. Igual que... ¡maldita sea, igual que yo! Tú vengste a tus padres matando a Crawford, ellos se vengaron matando a Laurie y supongo que las personas de las que me habló Natalie erais tú y tu grupo. Por dios, esa chica tiene más metal en el cuerpo que un mercenario. Tiene un grupo de aliados que... Paul, ellos me enviaron a por Quinn. ¿Qué se supone que significa eso? ¿Qué pretendían?

El chico se quedó completamente atónito. Había perdido el hilo de la conversación.

-¿Qué? ¿De qué hablas? Ya sé que esos tipos tenían familia. Yo también la tenía, y decenas de familias fueron destruídas por la simple orden de Crawford. Si hubiese sabido que todo esto iba a causar la muerte de mi hermana habría preferido cortarme una pierna. No tengo ni idea de qué puñetas quieren los amigos de la chica esa. En menos de dos semanas van a lanzar la noticia a la red, así que ya me da igual lo que me hagan. O lo que quieran. O yo que sé.

-No pienses ni por un momento que voy a dejar que te pase nada malo, Paul. No ahora.

Izzy empezó a comer la hambrguesa con rapidez, pensando en lo que acababa de descubrir. Tenía que ir a hablar con Natalie y sus amigos y tratar de averiguar qué se traían entre manos con Paul.

Paul le dio un largo trago a su refresco y cerró los ojos.

-Mira, Izzy. A mí ya me da igual lo que me hagan. Ya hice todo lo que debía hacer y he pagado las consecuencias. Y de paso te he arruinado a ti. No te juegues el cuello por algo que no merece la pena. Hablaré con Robin para que dejen de buscarte y les contaré lo que me has dicho. Me creerán, pero no quiero arriesgarme a que te peguen un tiro en la cabeza antes de solucionar todo esto.

-Créeme, Paul, un tiro en la cabeza sería el menor de mis problemas -respondió Izzy-. Y además, tengo un par de cuentas que arreglar con esos tipos. Demasiados cabos sueltos.

Paul la miró largamente y al final asintió.

-Como quieras. El número desde el que te llamé es el mío, pero ese me lo dio la empresa. Toma este para que no puedan dar contigo. Cuando esté todo solucionado te llamaré. -suspiró y la miró directamente a los ojos con tristeza-. ¿Necesitas algo más...?

Algo más podían ser muchas cosas, pero la que los dos más ansiaban nadie podía traerla de vuelta.