Partida Rol por web

El que lleva los galardones de capitán se lleva la mano al pecho y cierra el puño a la altura del corazón. Con desdén, os dice

Así que sois vosotros los que estáis matando a los mios... dramáticamente, cambia la posición de la mano y señala a los cadáveres con la mano abierta.

Pues dejadme que os diga algo cambia de nuevo la posición, esta vez os señala con su dedo índice No sé qué le habéis hecho a la sala de máquinas ni por qué queréis destruir esta aeronave, pero so aseguro que nada impedirá que me apodere de ella.

Lleva su mano a una de sus armas y la desenfunda, señalándoos con ellas

Guardias, atacad, ¡acabad con sus miserables vidas!

Aún aturdido, demasiado herido y sangrando... consiguió llegar a la sala de pilotaje de aquel monstruo para... ver más cadáveres, más sangre, más... Apenas escuchó al individuo que hablaba... Una y otra vez se recordó por qué demonios se había embarcado en aquel extraño aparato volador...

... Por qué... por qué... por qué... imbécil... eres un completo imbécil... imbécil...

Algo lo sacó de su ensimismamiento... "atacad... acabad... vidas..." Suspiró si es que llegó a darse cuenta, iba a morir en aquella sala, con aquellos asaltantes y si lo conseguía... lo mataría el golpe contra el suelo... pero moriría con las armas en su mano y se llevaría consigo a la otra vida a cuantos pudiese.

Y de pronto me desperté.

No sabía ni como ni porqué me había quedado dormida, pero parecía que los soldados rivales también lo habían hecho. No me iba a preguntar el porqué de ese golpe de suerte, así que me levanté y seguí a los demás en la ruta de huida. 

El hombre de rojo era el que lideraba, y personalmente no tenía ningún tipo de opinión en contra, una puerta era tan buena como la otra. Ambas a lugares desconocidos.

Entonces estaba el tipo ese de blanco que decía ser el líder de los que estaban invadiendo la Dama- Esto es un no parar -murmuré por lo bajo mientras me ponía en guardia.

Linette trataba de no mirar los cadaveres cuando escucha al hombre y se percata de algo, entonces mas que hablar grita:

- No, nostros no hemos hecho nada en la sala de maquinas

Mira durante unos segundos a sus compañeros y añade:

- Espere, tengo la sensacion de que aqui pasa algo que nos escapa a nostros y a ustedes, ustedes no han hecho que la nave comience a estrellarse? y esas marcas de garras no las han hecho ustedes?

Kami hizo un gesto para que sus compañeros se detuviesen. No quería que ellos iniciasen una batalla pues no era bueno que les acusaran de ser hostiles. Si alguien recurría a las armas que fueran ellos y entonces siempre podrían alegar legítima defensa.

¡Deteneos! Tal y como dice mi compañera, nosotros hemos llegado hasta aquí preocupados por lo que podía estar sucediendo. Hemos notado que el zepelin comenzaba a caer en picado y creíamos que el problema vendría de aquí. Ahora vosotros decís que nosotros somos el peligro. ¡Pues no, señor! Creo que hay algún tipo de criatura suelta en el zepelín. ¡Algo que está matando a todos!

Los soldados se detuvieron y miraron a su capitán.

¡Por supuesto que no habéis hecho nada! dijo mientras se apartaba con su mano un mechón que le caía por el rostro. Pero si habéis llegado hasta aquí significa que habéis vencido a mis otros hombres, así que no me vais a dejar tomar el zepelin agusto. Se llevó la mano al mentón, fingiendo que pensaba. No, no me sirve vuestra palabra.

Dio unas palmaditas Venga, vamos, terminemos cuanto antes con esto. Acabad con sus vidas ya.

Linette retrocede unos pasos, no quiere tener que luchar, pero parece que no puede evitarse, ademas uno de sus compañeros esta herido, asi pues dice a sus compañeros:

- Creo que lo mejor seria acabar con su lider.

Mientra se retrasa se queda concentrandose, no quiere usar la magia que ha usado antes ya que sabe que es muy mortifera, pero no le queda mas remedio, ese hombre no cejara hasta conseguir tener el zepelin bajo su control

Parece que querían pelea y la iban a tener, por lo que yo seguí concentrándome en mis energías. Era hora de que se fueran enterando de lo que era bueno, a ver que pensaban de él.

Volví la mirada hacia el suelo y seguía murmurando por lo bajo.

Mordiendose el labio hecho en una milésima de segundo su mente atrás... volvió a maldecirse... pero tan solo en segundos, pues de nuevo su vida pendía de un hilo. Desde que subió al maldito aparato volador no había tenido más que problemas y problemas...

Estaba listo... o eso quería hacer ver.

No era mal plan, acabar con el lider y después enfrentarse a los desmoralizados compinches, así que fijó su mirada en el hombre uniformado... Por favor... rezó a todos los Dioses conocidos y a sus armas... ahora o nunca.

Por un lado tenía pensado que la mejor opción sería dejarles tomar el zepelín, al fin y al cabo así tendrían posibilidades de sobrevivir. Si acababan con todos los presentes, aquel globo terminaría estrellándose y acabarían todos muertos. El plan estaba claro, lo mejor era acabar con todos sus hombres y dejar vivo al líder. Parecía que él era el único que podría dominar aquel vehículo.

Por qué tendría que haber aceptado semejante invitación. ¡Todo esto ha sido un error!

¡Acabemos con sus secuaces, dejemos vivo a su líder! Hacedme caso, ¡tengo un plan!

Yuudai, a pesar de sus heridas, es el primero en actuar. Se mueve como si le llevara el diablo y se pone ante el capitán. Con un rápido movimiento ataca al pecho del capitán, pero este se ríe de él y esquiva el golpe con una facilidad asombrosa. Aún así, Yuudai enfadado golpea de nuevo a Sadler, pero el capitán ya le había visto venir y también se aparta.

Linette se aparta un poco de la pelea, al igual que Aenar, ambos concentrándose.

Kami decide atacar a uno de los guardias, pensando que es mejor acabar con los soldados antes que con el capitán. Se acerca hasta él y le da una patada en la pantorrilla, haciendo que el soldado se lleve la mano a la pierna.

Es el momento de atacar del capitán. Con sus dos espadas, ataca de manera precisa a Yuudai, pero sólo hace que su ropa se desgarre, sin hacerle ninguna herida.

Los otros dos soldados se acercan hasta Kami, ya que es el único que está haciendo daño a uno de sus compañeros. El primero hace un corte oblicuo, haciéndole un pequeño arañazo. El otro no consigue ni rozarle.

Furioso consigo mismo por haber fallado una importante oportunidad... volvió a intentar golpear... estaba perdiendo el tiempo, cuanto antes lo hiriese mejor y ambos estarían en igualdad de condiciones, cada vez perdía más y más sangre, cada vez estaba más débil, volvió a maldecirse por haber subido a aquella endiablada máquina...

Aenar terminó de concentrarse y abrió el ojo que no estaba cubierto por el parche

-Ven, Garrion -dijo mientras hacía un pase con las manos. De pronto la sala parecía más pequeña, pues una humareda comenzaba a salir del cuerpo del pelirrojo ocupando mucho espacio de la sala de control, tras lo cual asomó una especie de garra mecánica y después una cabeza que soltó un rugido en dirección a sus rivales.

 El ser giró su cabeza, mirando a todos los presentes hasta que Aenar señaló hacia los hombres que no iban con él.

-Mata -dijo señalándolos tras lo que el dragón mecánico soltó un gruñido en su dirección.

Me llevo una mano hacia la herida que me acaban de hacer y escogiendo como nuevo objetivo al soldado que me había herido* decido dar un salto en el aire para golpearle con una fuerte y poderosa patada.

Yuudai seguía atacando al capitán, pero este se reía de él.

¿Es lo mejor que sabes hacer? Dime que no fuiste tú el que derroto a mis hombres, porque sería muy triste dijo esquivando con asombrosa facilidad sus ataques.

Kami intenta dar un puñetazo al soldado que le ha atacado, pero no consigue nada, la furia consigue que falle el ataque. Los tres soldados atacan a la vez a Kami. Contra el primero, esquiva el ataque de su espada por muy poco, el segundo casi golpea a uno de sus compañeros, y con el tercero Kami da una voltereta hacia atrás para esquivar el golpe.

El capitán mueve sus espadas con rápidos movimientos al tiempo que gira sobre su propio eje. Yuudai intentó esquivar los golpes agachándose y moviéndose con agilidad, pero le hizo un pequeño corte en el brazo.

Aenar habló. Un humo inundó el lugar y los combates parecieron paralizarse por el temor a lo que podría sucede. Un ser infernal apareció entre vosotros y Aenar lo ordenó atacar.