Partida Rol por web

Esta partida está en revisión. Si el director no da señales de vida o es aprobada por un cuervo será borrada esta noche

Una sombra en los sueños

Primera parte: El viaje de la Dama

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27/09/2012, 08:28
Zeriak

Las palabras del hombre trajeado le tranquilizaron y tomó asiento en la mesa. Desde su posición podía ver levemente por las escotillas. Aquel hombre sin duda tenía don de gentes y parecía amable, le había hecho sentirse cómodo con unas breves frases, aún siendo un completo desconocido.

El dirigible comenzó a despegar, y notó el cosquilleo en su estómago que achacó al impulso de la nave para tomar altura. Se sintió cautivado por el vació que dejaba ver las pequeñas ventanillas. Todo se tornaba tan pequeño, tan escaso, solo rodeados de nubes. Ojala no necesitase un nave como aquella para volar.

Volvió al mundo real, haciendo una pequeña mueca cuando el guardia anunció que deberían quedarse un buen rato en el gran salón y que podrían pedir algo de comer. El hombre trajeado hizo una seña para que trajesen algo de comer, seguramente se lo pudiese permitir, si es que la comida no estaba incluida en el pasaje. Él solo tenía unas pocas monedas, había invertido todas sus últimas ganancias en el pasaje. Había bastante hueco en su estómago, pero podría soportarlo.

Se centró en los pasajeros que ocupaban la mesa, en las dos bellas mujeres y en el agradable hombre del monóculo. Seguramente no le costaría demasiado leerles sus pensamientos y el motivo de su viaje, pero se sentía tan a gusto que decidió por una vez recurrir al método convencional.

Mi nombre es Zeriak. Ya que parece que vamos a compartir mesa durante un rato, decidí romper el incomodo silencio. Espero que no les importe. - se presentó con tono suave, aunque parecía que no estuviese acostumbrado a hablar.

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27/09/2012, 10:03
Yuudai

Había pasado, lo había conseguido... debía controlarse, pero era difícil... entre lo que había pasado antes de subir al aparato y cómo de extraño sentía el estómago era difícil... Apenas escuchó al guardia hablar, era un mensaje bien estudiado... se centró en los compañeros de mesa. Habían dos mujeres muy atractivas, pero uno de los hombres le daba mala espina... o era buena?... No sabía decirlo, pues desprendía algo... ¿conocía a aquel hombre tal vez? No lo sabía pero le transmitía respeto, confianza... no podían haberlo puesto en mejor mesa. Alguien se presentó... él debía hacer lo mismo.

- ¿Caballeros?... ¿Señoritas? - Centró la vista primero en una y luego en otra de las mujeres - mi nombre es Yuudai - Cuando dijo el nombre guiñó un ojo a las muchachas, ¿se sentiría alguna aludida?

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27/09/2012, 10:27
Quinn

Pero Quinn no era un ignorante. Sabedor en menor medida de todo un poco, cultivado por los años, había aprendido a andarse con mil ojos. No buscó dinero ni armas, ni rasgos extraños en aquellas personas, pero sí intentó fijarse en aquello que sólo unos pocos afortunados podían ver.

Lo sobrenatural.

Que aquellos seis, aparentemente de ascendencia ajena a la nobleza, hubiesen conseguido un pasaje, indicaba que para alguno debía haber gato encerrado. ¿Y dónde podían verse los gatos encerrados? Normalmente en ningún lado, pero los menos espabilados dejaban marca.

- Tiradas (2)

Motivo: Advertir/Buscar Mantenidos/Innatos

Tirada: 1d100

Resultado: 29(+90)=119

Motivo: Valoración Mágica

Tirada: 1d100

Resultado: 69(+10)=79

Notas de juego

Bueno, voy a ir haciendo cosillas, gatonegro, espero que no te importé. Avisté antes a los guardias para ver las armas que llevaban, pero no me importa demasiado. Avisto ahora para ver los innatos/mantenidos de conjuros/poderes mentales. Por lo general no hace falta avistar, pero era para ver si pifiaba y no veía tres en burro.

Con la Valoración Mágica puedo reconocer la naturaleza de los conjuros, si los hay, o directamente el potencial mágico del individuo. Aunque dudo que consiga algo con ese resultado final.

Lo hago porque creo que es acorde a lo que Quinn haría, no por otra cosa. Si ves que te da mucho trabajo dilo y paro.

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27/09/2012, 11:18
Quinn

Quinn parpadeó en lo que recibía o no lo que había pedido. Miró a los presentes con el océano de sus ojos azules, y satisfecho, sonrió.

- Encantados- dijo en plural con su aterciopelada voz, cultivada a base de lujos y dinero. El plural se debía a la presuposición de todos estaban encantados de verse. Era una pequeña tontería, pero a Quinn le gustaban ese tipo de detalles sin mucha importancia-. Quinn. Un placer poder hablar- añadió revelando su nombre, y concediéndole al chico del traje reforzado el mérito de haber iniciado un intercambio de palabras. Quinn no lo había hecho, y no por no haberlo pensado.

Pero no dio pie a más conversaciones. No porque no quisiese, sino porque supuso que los chicos estaban más interesados en hablar con las mujeres sentados a la mesa. Era lógico y normal, así que Quinn se limitaría a respetarles y dejarles hacer. El no estaba interesado en seducir a nadie.

Notas de juego

Para los nuevos: Ventaja Encanto.

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27/09/2012, 12:05
Director

Notas de juego

Es cierto, se me olvidó decírtelo. Los cuatro soldados llevan espadas largas. Y tranquilo, cuanto más trabajo me des, más me tengo que informar de las cosas de Ánima, por lo que aprenderé más y mejor XD

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27/09/2012, 16:41
Makra

Parece que al final nos hemos juntado unos cuantos en torno a esta mesa...

Pienso mientras observo como va llegando gente y se va sentando alrededor de la pequeña mesa que unicamente quedaba libre en todo el Zepellin.

Intento deducir a que se dedica cada uno por sus ropajes, pero ando bastante lejos de llegar a alguna conclusión ya que mi mundo hasta hace nada era pequeño y poco diferenciado.

Me alegra tener a otra chica cercana a mi, si no me sentiría bastante agobiada entre tanto hombre. Todos parecen gente agradable, al menos a primera vista aunque especialmente el que se hace llama Quinn tiene algo que resulta muy peculiar y agradable.

¿Será el perfume?

Luego se sienta otro que dedica algún segundo más de la cuenta a observarnos a la otra chica y a mi. Es evidente que llamamos la atención entre tanto hombre.

Pero chico, no había más mesas libres - Pienso de nuevo.

Hace algo extraño con el ojo.

- Perdona... ¿Yuudai?¿Te pasa algo en el ojo?

El tono de voz que empleo hace constancia la seguridad con la que lo pregunto, realmente pensaba que le podía ocurrir algo.

- Por cierto, mi nombre es Makra. Encantada.

Intentó mostrarse educada en todo momento, aunque quizás podría haber sonado ligeramente forzada.

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27/09/2012, 21:09
Linette

Linette estaba absorta en el despegue y no se dio mucha cuenta de lo que decian los que estaban en la mesa, en su mirada podia verse la ilusion de un niño por algo nuevo e interesante, sin duda estaba maravillada por el despeque y fue entonces cuando empezo a escuchar las conversaciones, ante las presentaciones ella responde:

- Un placer, mi nombre es Linette.

Entonces se da cuenta que uno de los guardias habia dicho algo pero no se habia enterado, decide preguntarle al que se habia llamar Quinn ya que le dio la sensacion de ser el mas amable y mas dispuesto a responderle:

- Disculpe, pero no me he enterado de lo que ha dicho el guardia, le importaria repetirmelo?

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27/09/2012, 22:53
Quinn

Quinn asintió con una sonrisa mientras se giraba para ver de frente a la tal Linette, pero sonrió aún más al fijarse en su comportamiento y su atuendo. No sólo parecía igual de estrambótica que Quinn, con una clara tendencia a las vestimentas controvertidas, de esas que hacían voltear cabezas y susurrar en las esquinas por lo extraño y atípico de las mismas, sino que además tenía ese gesto ausente para con el mundo, como la faz de la tierra no fuese interesante.

Quinn no pudo sino ensanchar su sonrisa cual gato de cheshire, enseñando una hilera de dientes sorprendentemente blancos. Si bien de joven eran amarillos por el estilo de vida, la herbolaria natural podía hacer maravillas en las manos apropiadas, y todo tenía un precio y si sabías donde buscarlo. Quinn, a base de callejeo y robo podía encontrar a base de suerte y habilidad gente así, aunque no era una ciencia infalible, y bastante le costó blanquearse no sólo la ropa, sino los dientes. Mucho más fácil fue ir al barbero y tratarse el pelo para que recuperase el brillo.

- Claro que no, señorita Linette, en absoluto- comenzó el bravo al tiempo que secundaba su voz con una expresión facial y la terciaba con un ademán de la mano, haciendo girar los dedos en abanico hasta cerrarlos en la mano, para señalar el encarcelamiento que añadiría en seguida- Estaremos aquí atrapados, a falta de una palabra mejor, durante una o dos horas, ya que los aposentos no están debidamente presentables por el momento y sería un pecado que fuésemos a los mismos sin el debido perfume y camino de rosas. Nos han sugerido mirar por las escotillas, asegurando que el paisaje será increíble- negó con la cabeza al tiempo que esbozaba una media sonrisa-, pero no se lo recomiendo si tiene usted vértigo, y además sólo necesita mirarse en un espejo para admirar vistas mejores que la tierra desde el cielo- su tono, lejos de intentar ser seductor, era ocioso, cual bufón de alta corte que hacía el presunto oficio por mero placer-. Mientras tanto, puede tomar lo que los pomposos y absolutamente refinados individuos de alta alcurnia han decidido denominar refrigerio, también conocido como despilfarro o lujos sin más sentido que demostrar una absoluta desigualdad en el reparto de alimentos entre estamentos sociales.

Guiñó un ojo. No para intentar nada remotamente sensual, sino por mera camaradería. Quinn, si bien parecía un noble y hablaba con palabras propias de uno, hablaba con un tono de voz y unas expresiones claramente exageradas, propias de un bufón. Y Quinn era un bufón, pero por personalidad y no por oficio, ya que era un pícaro consumado.

El chico, ni más ni menos, estaba haciendo una crítica encubierta pero claramente visible de la nobleza y la gente adinerada de alto estamento social. Lo hacía, lógicamente, porque era un ser irreverente que disfrutaba mofándose de su supuesta condición. El no tenía el título de conde, ni cualquier otro. El simplemente conseguía robarle a los condes para poder fingir ser uno más y mofarse de ellos a sus espaldas.

Pero, a ojos de los demás, era sólo un noble que se mofaba de su propio estamento social.

Podría haberlo dicho en cualquier mesa, pero no lo hubiese hecho. No por vergüenza, ni miedo, ni cortesía, sino para ahorrarse un viaje incómodo. En aquella mesa, sin embargo, donde todos parecían gente de su verdadero estamento, aquella crítica bien podía ser aceptada, o no, eso dependía de cada uno.

No era una crítica al dinero o el poder, sino al mal uso que se hacía de ambas cosas. No debía temer a las consecuencias, pues fueron sus pies ligeros quienes le mantuvieron con vida, lengua y manos tantos años.

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27/09/2012, 23:32
Linette

Ante las palabras del hombre Linette pone cara de fastidiada para a continuacion añadir:

- Que pena no poder ir a los camarotes, bueno no importa y le agradezco el piropo pero estoy segura que exagera, ademas por fortuna no tengo vertigo, bueno o al menos eso creo ya que no he volado nunca aunque nunca he tenido problemas con los lugares altos

Hace una pequeña pausa y añade:

- Si de hecho pienso lo mismo, es un poco como esta embarcacion, sin duda su corazon es muy fuerte e interesante, mucho mas que estos salones, lo que en cierto modo me resulta extraño es que unicamente puedan permitirse su pasaje la gente adinerada, por desgracia parece que no se le sacara el partido que se le podria sacar a estos vehiculos y como comenta el lujo creo que es excesivo sinceramente.

Parecia hablar con sinceridad, aquel hombre pensaba sin duda de una forma similar a la que ella, es decir, que las cosas deberian estar hechas pensando no en enriquecerse unos pocos y en los ricos, sino en todo el mundo, fnalmente añade:

- En cuanto a los refrigerios, bueno, no dudo que estaran sabrosisimos para ciertos paladares, aunque no creo que yo sepa apreciarlos como es debido, por lo que prefiero que otros paladares mas exquisitos como el suyo lo disfruten

Fianliza con una sonrisa para nada maliciosa

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28/09/2012, 05:32
Kami

Kami entró en el gran salón y se acercó a la barra. Desde allí comenzó a buscar a la mujer con la que había quedado con su mirada. Cuando vio el grupo de jovencitas dedicó una mirada a cada una de ellas. Kami era consciente de que no estaba en su tierra, de que no venía de su pueblo. Allí era famoso, aquí quizá ni si quiera le conocieran. Pero su apariencia, a pesar de no estar a la altura de su cuerpo le hacía sentir muy atractivo a quien le mirase. 

Desde el lugar donde estaba miraba al grupo tan extraño que se había formado, sin duda era el más variopinto y daba la sensación de que todos eran desconocidos. No les hizo mucho caso, pero las dos muchachas que estaban con ellos eran hermosas.

Kami continuó apoyado en la barra. ¿Dónde se había metido aquella chica con la que había quedado?

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28/09/2012, 09:36
Yuudai

Uff - Suspiró y puso los ojos en blanco, cuanta "pomposidad", cada vez se sentía más fuera de lugar... Ninguna de las jovenes se había sentido aludida, incluso una de ellas... inocentemente o tal vez intentando devolverle el golpe le preguntó si le ocurría algo... y ese tal Quinn... Desprendía algo cálido, algo bueno... sin embargo, tanta chachara lo aburría. Tal vez debió pensarselo mejor antes de subir, debería haberse comprado otras ropas al menos, más limpias... Aburrido, mirase donde mirase había lujo, había "pedantería"... Era un ladrón y debería sentirse contento de estar allí, pero aquello era demasiado. Deseaba levantarse, deseaba salir de allí pero la única salida era descender.. y la caída era enorme. Inquieto, intentó retomar el hilo de la conversación y pensó cómo meterse en ella... Una de las jovenes hablaba sobre comida y que su paladar no saborearía la comida que servian...

- Cualquier comida estará exquisita si la miramos con buenos ojos, pero estoy contigo... es cierto que hay otros manjares más exquisitos o al menos más... sabrosos... Sin embargo es evidente que no todos los de esta mesa estamos nadando en nuestro "agua" - puso énfasis a la palabra, al símil - ¿Que traerá a unos peces como nosotros a esta pecera? - Sonaba brusco, pensó rápidamente en qué añadir para intentar suavizar la pregunta - ¿Aventura tal vez? ¿El placer de ser uno de los pocos que ha volado como las aves?

Sonrió, intentando no parecer demasiado interesado en sus respuestas.

 

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28/09/2012, 19:49
Makra

Parecía que la conversación fluía entre los de la mesa. Era agradable ver como la gente entablaba conversaciones con desconocidos y incluso parecía que llegaban a flirtear entre ellos. O al menos eso le parecía a ella, o quizás es que el tal Quinn parecía hacerlo todo el rato. No era desagradable, así que se quedó mirandoles mientras charlaban.

Luego habló el chico que había llegado en último lugar. Parecían todos hambrientos, no hacía más que hablar de comida y comida, y que algunos no se sentían comodos en el lugar, que cantaba que no eran de ese estatus.

Ciertamente algunas de sus ropas sobresalían de manera considerable, pero bueno ella nunca había sido influenciada por el que dirán los demás, era como era y lo seguiría siendo aunque a otros no les gustara.

"Uno se hace a si mismo" Le repetía incansablemente su madre durante su niñez, era díficil que se le hubiera olvidado.

- A mi me traen las ganas de aventuras, y ciertamente esto de volar es nuevo para todos.

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29/09/2012, 12:22
Quinn

Quinn sonrió.

¿Cómo que eso de volar es nuevo para todos?

- Makra, querida, disculpe que la contradiga, de verdad- y al parecer, realmente sentía tener que hacerlo-, pero no sé si conoce de la existencia de un artefacto llamado Cabalgavientos.

Hizo un triángulo con las manos.

- Son tres barras, unidas entre sí formando un triángulo, sobre las cuales se alza algo parecido a la vela de un barco- con la otra mano, deslizó dos dedos a través del triángulo- Cuando la gente atraviesa las barras hasta el pecho, sujetándolas con las manos, y tiene la fuerza para mantenerse rígido, puede dirigir la vela en el aire.

Deshizo todas las figuras que tenía hechas con las manos.

- Lo normal es que la gente con uno suba a una superficie elevada y se lance desde ella. No vuelan, pero sí planean- frotó los dedos índice y corazón-. Y por supuesto, no requiere solamente habilidad, sino dinero.

Quinn no había montado en uno, ni lo considera algo necesario en su vida, pero sí que le llamaba la atención. Era un deporte poco conocido y muy exótico, en vías de expansión.

Lo que sí hizo Quinn fue intentar mantener el tono cordial durante la explicación. No quería ofender a la fémina, ni mucho menos. Sólo enseñarle un pequeño detalle de interés, pues de alguna forma tendrían que llenar todos esas dos horas de espera, que quizá, con retrasos, fuesen tres. Dudaba que fuese solamente una conociendo la eficiencia de la nobleza.

Obviamente, a pesar de las palabras de Quinn, seguían siendo muy pocos los que habían volado como las aves. Un Cavalgavientos no era fácil de conseguir, y menos de utilizar. Sí que era cierto en la oscuridad había muchas cosas y personas que podían llegar a volar a pesar de tener una forma antropomórfica, o incluso completamente humana, pero Quinn lo ignoraba.

No hizo más apreciaciones sobre La Dama, el dinero, o los refrigerios. No le convenía. Ni podía decir que su paladar no era exquisito, ni podía permitirse iniciar una discusión sobre estamentos sociales, lujos, y dinero. No hubiese apoyado a la nobleza, y si nadie en la mesa lo hacía, ¿qué discusión sería esa? Sólo delataría su verdadera condición, y no le interesaba.

Notas de juego

Aclaración: El Cavalgavientos forma realmente parte de la ambientación de Ánima.

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29/09/2012, 20:13
Makra

Fijo mi atención en el joven Quinn que se muestra muy interesado en enseñarme mi equivocación, evidentemente por todo lo que dice parece que es más de ciudad que yo y por lo tanto sabe bastante más.

Escucho en silencio, intentando imaginarme aquello que me está describiendo, el triangulo de tela y todo eso.

¡¡La de mundo que hay por ahí, soy una analfabeta!!

Cuando termina de hablar le respondo.

- No lo conocía, del pueblo del que vengo tenemos poca visión del mundo y por lo tanto muchas cosas escapan a nuestro conocimiento y comprensión.

Toma un descanso.

- ¡¡Gracias!! Cuanto este viaje termine a lo mejor me planteo ver una cosa de esas... cabalga... - La palabra se le hacía un nudo en la lengua - Bueno tú me entiendes, la veré de lejos.

Se muestra contenta y luego vuelve al silencio.

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01/10/2012, 00:37
Director

Señor, disculpe. Puede sentarse en la mesa, nosotros le serviremos la bebida le dijo una bella camarera a Kami.

Las horas van pasando lentamente. Las conversaciones dejan paso a silencios incómodos. Gente que se conoce empieza a quedarse sin temas de conversación.

Los camareros, atentos y amables, empiezan a mostrar signos de nerviosismo. Incluso los guardias, que tienen una cara rígida, desprenden inquietud.

Las horas pasan y aún no están disponibles las habitaciones. A media tarde, el zepelín comienza a sobrevolar el Mar Interior. Las vistas son increíbles y la multitud se agolpa en las ventanillas para contemplarlo.

Súbitamente, haciendo mucho ruido, un quinto soldado irrumpe en el salón con una espada larga en la mano y una ballesta cargada en la otra.

¡Silencio, por favor! ¡Vuelvan a sus asientos!

La gente comienza a mirar y ve como los otros cuatro guardias se ponen delante de las puertas y sacan sus espadas.

Varias mujeres comienzan a gritar en el momento en que ven desenfundar las armas, y comienza el revuelo en la sala.

¡Callaos todos! grita el guardia que acaba de entrar caminando lentamente y con una gran sonrisa socarrona. Así está mucho mejor. Este zepelín está bajo el control de nuestro capitán. Todos los aquí presentes... serán ejecutados por traición.

Los gritos vuelven a comenzar. Gritos indignados, gritos enfadados, asustados. Pero el guardia mantiene sus sonrisa.

Un hombre se acerca al guardia que está en la entrada de los camarotes con gesto enfadado y pidiendo a gritos una explicación.

La flecha de la ballesta se le clava en la espalda y el otro guardia le clava su espada en el estómago. El hombre cae muerto al suelo en el acto.

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01/10/2012, 01:05
Kami

Me había sentado en la mesa que me habían indicado, pero me había mostrado callado y silencioso mientras me tomaba mi bebida. Miraba mi entorno y en determinado momento me di cuenta que la sensación que se respiraba en el lugar era extraña.  Los empleados parecían nerviosos, pero cuando vi como la gente se agolpaba en la ventana me dirigí a ella para ver las fabulosas vistas de las que hablaban todos. 

De pronto el sonido de la puerta hizo que me girase. Al juzgar las caras de los empleados noté al instante que algo malo pasaba. Cuando vi las armas solo pude pensar: "Oh, Oh" Algo malo iba a pasar. Observé a los tipos con los que me había sentado en la mesa, parecían los más extraños del lugar, quizá ellos pudieran hacer algo. 

Entonces cuando volví a mirar, porque un hombre estaba gritando pude ver como lo mataban ante mis ojos.

Señores, me parece que se han equivocado de zeppelin al que secuestrar. Y me lancé directamente para atacar con mis puñetazos al guardia que había matado al pobre inocente.

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01/10/2012, 01:12
Director
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Motivo: Val. Mágica Linette

Tirada: 1d100

Resultado: 88(+42)=130

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01/10/2012, 01:22
Quinn

Quinn abrió los ojos, visiblemente sorprendido. Su mandíbula cayó ligeramente, dejando ver un agujero oscuro, ligeramente rosado. El interior de sus fauces abiertas.

Pero la sorpresa se tornó en incredulidad y la incredulidad en aceptación. ¿Milicia? ¿Guerrilleros? ¿Piratas? ¿Soldados? ¿Mercenarios? ¿Gremio? ¿Maleantes a secas? Debían estar asalariados, eso seguro. Sus métodos eran rudimentarios y bastos, sumamente descuidados. Si habían conseguido subir a bordo y armados de esa forma debían tener un líder, probablemente en el exterior. No hacía falta ser un genio para saberlo, pero para Quinn, que de tonto no tenía mas que lo que quería y cuando quería, era totalmente evidente. Y aún así, podía equivocarse en su suposición, pues no era una ciencia evidente.

Así que Quinn respondió como pudo. Sonrió de oreja a oreja, y se recolocó el sombrero mientras se ponía de pie.

- ¡Parece que tu madre, si es que has tenido, hizo un mal trabajo contigo, chico! ¡Qué barbarie!- exclamó a pleno pulmón mientras extendía las manos a los lados, exponiendo el pecho como una diana. Aquel hombre, estúpido de sí, acababa de disparar su ballesta, es decir, su única arma a distancia. Quinn bien ponía exponerse a ese tipo de ataques durante unos segundos, tiempo que el hombre tardaba en recargarla.

Sin embargo, sabía que su tiempo sería muy escaso, así que conforme acabó de hablar, se metió bajo la mesa.

- Disculpen, señoritas, prometo no mirar- añadió mientras se tapaba los ojos con su mano derecha, enfundada en un guante blanco. Un segundo después, aprovechando que estaba debajo de la mesa a cuatro patas, empujó con fuerza hacia arriba, haciendo saltar la mesa como un muelle.

¿Por qué se había metido debajo? Porque Quinn no era fuerte. No había comprobado la resistencia de la mesa, por lo que no sabía si podría levantarla sin más con las manos en cuestión de segundos. Y si fallaba podía llevarse un virotazo de ballesta en pleno corazón, lo cual no podía ser bueno se mirase por donde se mirase. Metiéndose debajo de la mesa, Quinn podía levantar aquella mesa con más facilidad, maximizando su fuerza física. No le interesaba ni por asomo mirar a nadie... ni robarle, en aquella situación.

Dejó caer la mesa ante él como una improvisada barricada, colocándose tras la misma para defenderse de la ballesta. Lógicamente, se quedó a unos veinte centímetros, sin apoyar la espalda contra la mesa. ¿Por qué? Porque si el genio que sostenía la ballesta disparaba y conseguía atravesar la mesa, hubiese dolido igualmente. Era mejor mantener una distancia mínima.

Instó a los demás con la mano y una expresión de incredulidad a reaccionar. ¡Estaban siendo asaltados! Quinn no concebía que la gente se quedase quieta sin hacer nada cuando alguien, en sus narices, intentase imponer un mando tirano por la fuerza. Es más, habían asegurado que eran gente muerta, y Quinn no tenía muchas ganas de morir.

Lógicamente, la actitud de Quinn, si bien era propia de un bufón, era sólo fachada. Se tomaba muy en serio la situación, aunque su personalidad de encantador y afortunado bufón le impedía comportarse de otra forma si podía mantener la calma y la sonrisa.

Obviamente, esa había sido su reacción inicial. Quinn era tan sumamente rápido que probablemente pudiese haber intentado alcanzar al hombre de la ballesta e intentar quitársela de las manos, pero podría no ser lo bastante rápido, o hábil, o no tener la suficiente suerte. ¿Y entonces qué? Rodeado por cinco hombres armados... hubiese acabado hecho rodajas. Atónito observó como el rubio, el que menos había hablado y que más orgullo parecía tener, se lanzaba cual kamikaze contra los hombres.

¡Demente!

Eran cinco hombres armados contra un hombre cuerpo a cuerpo. Por muy bien que se le diese pelear defenderse de cinco ataques iba a suponerle mucho más que un desafío. Pero por suerte, eso permitió a la mesa de Quinn caer sin golpear a nadie.

Su plan había sido simple, un instinto de defensa contra un arma a distancia. Las espadas no le preocupaban tanto. Un virote podía surcar el aire, y era más difícil de esquivar que un espadazo. Además, rodeado de mesas y gente, pelear contra hombres cuerpo a cuerpo sería sumamente más fácil. Y más cuando en esa mesa había seis... cinco personas, contando al ladrón. Allí, en aquel pequeño bastión, eran fuertes. El kamikaze estaba más expuesto que un bebé haciendo puenting con el cordón umbilical al nacer.

Sin embargo, no sabía cómo reaccionarían los demás. Igual alguien de su mesa o de otra saldría a ayudar al rubio. Eso no podía saberlo. Simplemente podía actuar haciendo lo primero que se le ocurría; salvar el pellejo. Si alguien quería atacarle por bocazas debería acercársele. Y allí, rodeado de vasos y platos rotos que se habían hecho añicos al volcar la mesa, Quinn era fuerte, muy fuerte, pues tenía mil un armas improvisadas al alcance, y podía quitárselas a sus rivales.

Si salía de su barricada se exponía.

Aferró su maletín con una mano. A malas podría meter un par de guantazos con él. Finalmente miró a los demás a la espera de vez cómo reaccionaban. Rezaba porque alguno de aquellos hombres armados, reaccionado ante la clara ofensa de Quinn se lanzase contra él ignorando al kamikaze. Al principio Quinn sólo quería llamar la atención sobre su mesa. La gente allí sentada podría de seguro defenderse mejor que una panda de nobles con oro en las manos. Ellos, por estadística, sabrían sobrevivir mejor. Era ley de vida. La ley de la selva. Una ley que imperaba en aquel momento en la selva.

Y Quinn en aquel preciso instante era una hiena.

- ¡Vamos!- gritó a los demás instándoles a moverse. El virotazo de ballesta podía estar ahí a no ser que el rubio hiciese algo. O Dios, el rubio... o le quitaban un par de matones de encima o tendría problemas.

Curiosamente, Quinn parecía animado. Le gustaba poder pelear. Tantos años de nobleza le habían hecho añorar las peleas de niño por un mendrugo de pan o, años más tarde, por escapar del "palacio" de alguna "princesa". Echaba de menos la acción. Y aún así, la situación no era ninguna broma ni algo de lo que alegrarse, y Quinn lo sabía, como sabía que los demás nobles debían estar asombrados por su reacción, al menos en parte. Aquello no era para nada propio de un ricachón con modales. Lo suyo era no salir de debajo de la mesa.

Notas de juego

Resumen (no sabía que el mensaje sería tan largo, me he dejado llevar): Provoco a los matones, Vuelco la mesa, me oculto tras ella e insto a los demás personajes a actuar. Todo lo que hay encima de la mesa se hace pedazos, lógicamente, o va a tierra. No sé las características de la mesa. Si es cuadrada o rectangular no debería haber problema (salvo quizás por el peso). Si es circular y tiene cuatro patas, agarró dos con las manos (si el cuerpo da de sí, sino solamente una inferior) para estabilizar la mesa. Si tiene un único soporte central, lo agarro para estabilizarla también. Lógicmente el bonificador de Cobertura contra ataques a distancia varía en función de las características de la mesa.

Lo he hecho sin preguntar pues no era una acción difícil y lo he visto viable, pero si el master determina que la mesa es demasiado pesada (o cualquier otra cosa que considere deba cambiarse), puede editar o borrar este mensaje con total impunidad.

Más de lo mismo respecto al puppeteo de los aún sentados a la mesa. Lógicamente (al no haber lanzado todos Turno) podéis proceder suponiendo que reaccionáis a la vez que Quinn y no después, eso ya depende de cada uno. Al menos yo lo veo así, pero mi opinión como jugador no tiene validez alguna xD

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01/10/2012, 10:22
Zeriak

Estaba como ausente, mientras escuchaba con atención la charla sobre las máquinas voladoras, sobre aquella llamada Cabalgavientos. Parecía una máquina muy sencilla y simple, que grató sería volar en una y sentirse solo con el aire. Aunque más grato sería no necesitar máquina alguna.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por una escena insólita. Las amenazas de un soldado, los gritos de las mujeres y la muerte de un hombre a la vista de todos. Zeriak se quedó como en estado de shock, incapaz de reaccionar ante el suceso.

Dos de sus acompañantes a la mesa reaccionaron con presteza, uno levantándose y lanzándose al ataque contra los soldados, sin miedo alguno, y otro, el del monóculo, metiéndose debajo de la mesa y volteándola para protegerse de los disparos de las ballestas. Algo digno de las mejores historias de pelea de taberna.

Él, simplemente, se quedó sentado en su silla, sin mesa donde apoyarse, con los brazos en el aire y con la boca abierta. Algo realmente cómico.

Pero su mente ya había empezado a funcionar con precisión. Se abrió, desechando todas las emociones que burbujeaban a su alrededor. Pensamientos de sorpresa, miedo, incredulidad, desconcierto, consternación e inquietud se agolpaban el el aire a la espera de ser capturados. Pero solo se centró en el soltado que había irrumpido en la sala.

Penetró en su interior, como un cuchillo sobre la mantequilla caliente, intentando medrar su resistencia, para leer cada uno de los pensamientos que se cruzaran en su excitada mente.

- Tiradas (1)

Motivo: Lectura mental

Tirada: 1d100

Resultado: 5(+80)=85

Notas de juego

Como novato en Anima, no tengo mucha idea lo que hay que tirar para usar lectura mental. Creo que solo una tirada de potencia para saber la dificultad que el soldado debe superar para rechazar la lectura.

Como solo he sacado un misero 5, deberá superar una RP de 100. xD

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01/10/2012, 10:47
Quinn

Notas de juego

Y Proyección Psíquica, aunque por suerte probablemente aplique el penalizador de cegado (-80 a su defensa) y quizás de sorpresa a consideración del director, y aunque falles el rival debe superar la RP igualmente aunque aplica un bono de +60 a su tirada.