Partida Rol por web

Después de los brutales golpes del negrón, el guardia se retuerce por el dolor de la patada y su asfixia, consecuencia del codazo.

Una vez que el guardia cae al suelo por el ataque de Mutombo, podréis observar como los únicos objetos luminiscentes empiezan a parpadear rápidamente, hasta que os quedáis casi a oscuras, solo queda la escasa luz que proporciona algunos paneles de control, la situación resulta desconcertante. 

De pronto, escucháis una macabra risa de ultratumba, pero no veis de quién proviene. Acto seguido, vislumbráis algo nuevo, una sombra flotante recorre la sala raudamente, devorando a los guardias y al capitán rebelde a su paso, tanto vivos como muertos, sin darles más opción que liberar un estruendoso concierto de aterradores gritos.

Una vez han cesado, la sombra queda quieta, flotando delante de vosotros aún riendo, al poco tiempo, comienza a desaparecer gradualmente, solo dejándoos una única frase en vuestros oídos.

Venid a por mí... ¡¡¡AAJAJAJAJAJA!!!

Me levanté de encima del hombre al que acababa de clavar la daga y solo pude observar su cara desfigurada por el dolor. Cerré sus ojos con mi mano y dije unas palabras por lo bajo que nadie más que yo pudo oír. Lamentaba su muerte pero si no lo hubiera hecho había sufrido por mucho tiempo <Fue mejor así...>pensé tristemente. Entonces y mientras me levantaba y hacía desaparecer la daga de mi mano apareció aquella sombra que pasó peligrosamente cerca de mi <menos mal que me había apartado> pensé cuando vi que el hombre al que había matado ya no estaba. Aquella sombra nos retó a buscarle y sin saber la razón algo parecido a la rabia me invadió. Busqué con la mirada a Yreth con la intención de averiguar si había decidido que hacer. Posteriormente miré a los demás y me acordé de Heimer.

-Antes de movernos tenemos que buscar a Heimer... algo me dice que necesitaremos ayuda si nos encontramos con ese ser de nuevo-dije mirando a mis compañeros.

Heimer, llegas al puente de mando y encuentras al resto.

Mutombo después de lanzar sus golpes a su adversario, vio como caía al suelo una vez la sombre empezó a hablar Mutombo dio un paso para atrás, era la primera vez que veía algo como eso y estaba un poco Asustado, le habían hablado de esas cosas pero nunca había visto algo sobrenatural.

De repente las palabras de Daelire le sacaron de sus pensamientos.

-De acuerdo, vayamos a buscarlo, corramos.

Aquel ser devoraba a aquellos hombres sin tener piedad de los vivos, sin duda alguna algo conducía a ese ser a dejarles vivir. Su sola presencia ya le había asustado mas intento permanecer impasible.

Ajeno a la mirada de Daelire, el muchacho queda pensativo. No deseaba interponerse en el camino de aquella criatura y tampoco perseguirla, no había nada que le ofrecería tales giros a su destino.

-Dae… deberíamos buscar de camino tu daga también, aunque por lo que veo pareces no necesitarla-

Asiento ante la frase de Yreth y a la propuesta de Mutombo de ir corriendo. Aquel ser extraño no inspiraba confianza, nunca había visto tal cosa pero me habían contado cientos de historias y ninguna acababa bien. 

-Si no me equivoco las armas están en las habitaciones... Heimer debe estar por allí...-dije mirando a los demás antes de encaminarme al pasillo para mirar uno de los mapas -Bien... si no me equivoco es por aquí...- dije mientras atravesaba el pasillo 10 hacia la sala donde nos habíamos conocido dispuesta a llegar a las habitaciones.

La luz se restablece. Volvéis sobre vuestros pasos, pasando por el comedor, donde aún están todos los burgueses sin valor suficiente como para moverse. Aparte de la puerta por la que volvisteis, encontráis 2 puertas, una de ellas por la que llegaron al comedor, al principio de este accidentado viaje. 

-Me parece bien, creo que tiene que ser por aquí.

Y señalo a la puerta por la que no llegamos al comedor.

-Continuemos.

Yreth sigue al grupo hasta toparse con los burgueses, una idea cruza su mente, pero la desecha había otras prioridades. Mutombo ofrece una opción.

-Si- Ofrece esa afirmación con un gesto de su cabeza. Luego continúa por el lugar escogido por el muchacho.

Me quedé mirando a la gente aún asustada en la sala y pensé que si no tuviera los poderes que tenía seguramente estaría como ellos, asustados y escondidos. Estaba asustada, si pero estar con gente que puede protegerte alivia la presión y el miedo. Simplemente asentí a mis compañeros que se dirigían a la puerta y mirando a Uri y Abbie dije -Continuemos...- con esta palabra les tendí la mano y sonreí amablemente para que nos siguieran y también  para aliviar, aunque fuera solo un poco, la presión del momento.

Abrís la puerta sin más dilación, encontráis un largo pasillo, un corredor igual de amplio como el que recorristeis al entrar, engalanado con algunos cuadros de personalidades de elevada importancia en Gabriel. Hay ligeras señales de lucha, pero nada relevante, salvo las puertas de las habitaciones, minuciosamente talladas y cada una decorada con un número en oro.

Continuo por el pasillo, ¿no hay puertas a los lados?.