Partida Rol por web

- Bueno cada uno puede tener su razón, somos libres de pensar lo que queramos. ¿No? - Dije terminando de ordenar algunos papeles.

Zahariel parecía que no iba a conseguir sacar ningún secreto del alcalde en relación con la isla y el proclamado gobernador de esta. A pesar de todo sonrío para el alcalde.

- Ha sido ante todo un placer hablar con vos, Alcalde Raymon. Creo que iniciare un viaje a la iglesia que comentasteis antes. Mas tarde tengo que reunirme con mis compañeros. – Comento el Espadachín de Togarini. Mientras se hacia a ala idea de la hora que seria y cuanto tiempo tendría para visitar la Iglesia y regresar para la cena/comida con sus compañeros. – Si necesita algo de nosotros sabe donde nos encontramos. – Termino por decir para alejarse de la casa del Alcalde.

Se había creado el silencio tras mis palabras. Cerré los ojos fuertemente esperando una reprimenda, un grito, una mala palabra de su parte pero sus palabras sonaron amables. Me giré lentamente para observar su cara en busca de algún gesto de burla o enfado pero no lo encontré. 

¿Que podría hacer? Después de aquella pesadilla no quería quedarme sola pero me daba vergüenza admitirlo. Me quedé inmóvil con la cara roja mirando a Yreth mientras en mi mente discutía conmigo misma. Aunque básicamente la respuesta era que si, quería que se quedara conmigo.

Cerré los ojos y me metí en el baño trancando tras de mí, la respuesta había resonado en mi mente y sabía que él la había oído, no hacía falta decir algo más pero la vergüenza me pudo y no quería que me mirara a la cara. Pasaron varios minutos en los que me centré en controlar mis pensamientos sin mucho éxito.

- No lo estamos construyendo, tiene que venir a buscarnos. Nosotros de momento pasamos el tiempo en la isla.

---Ah bueno, venga vamos, por lo que dices sois varios integrantes, vayamos con ellos- digo haciendo un gesto para que ande

Seguramente estarán en la posada, así que vayamos para allí. - Dije amablemente.

Has llegado a la Iglesia. La iglesia es un viejo edificio que se sitúa en las afueras del poblado. Aunque desde la muerte del padre Scott no se ofician misas y permanece inhabitada, la gente se asegura de mantenerlo todo en buen estado, a la espera de que algún día llegue un nuevo sacerdote. Como muchas construcciones cristianas similares, tiene forma de cruz. La estancia principal está llena de imágenes de santos y ángeles, aunque la gran mayoría han sido completamente destrozadas y sólo dos o tres permanecen relativamente intactos. Tras el cuerpo central hay dos habitaciones más: la sacristía, donde el padre guardaba todos sus libros, y el dormitorio. También hay unas escaleras que conducen a la torre del campanario, desde donde se ve el pueblo entero.

Asiento con la cabeza y le sigo hasta la posada

Tras llegar a la posada, Miriam os atiende. - Buenas noches Heimer. ¿Todo bien? - Les dijes a ambos.

- Si si, todo bien. ¿Tienes algo para cenar para nosotros? ¿Qué te apetece Hotsuma? - Le pregunté mientras nos sentábamos en una mesa.

---Hola Miriam, me alegra verte en tan buen estado- digo sonriendo al verla.-Por mi parte no te preocupes , pediré lo mismo que tu

- En ese caso, tráenos dos chuletones con vino porfavor. -Dije mirando a Miriam. - Bueno ahora tendremos que esperar a los demás a ver si vienen. De mientras podemos empezar.

Zahariel observo la iglesia. No sabia que podía esperar de la misma, pero no se dejo distraer por las circunstancias. Mientras sus sentidos se mantenían vigilantes se movió por el interior de la misma mientras evaluaba las posibilidades de la misa en la época que aun era usada por el Padre Scott.

A pesar de todo, y aunque aun no se había echo la hora donde reunirse con sus compañeros, decidido a subir al lugar mas alto para poder observar la isla y alrededores, se desplazo hacia allí.

Luego investigaría los alrededores de la iglesia.

---Mmm...chuletones...-digo relamiendo me los labios- Perfecto

Ves una iglesia normal, y con poca luz, ya que al ser de noche no hay mucha luz natural y tampoco hay velas encendidas. Aunque te sientes algo mejor que en la calle.

Zahariel observo el lugar, parecía que el anochecer mermaría en lo que pudiera averiguar del interior de la misma, tal vez al día siguiente nada mas amanecer podría acercarse y merodear un poco. Recordaba que había quedado con sus compañeros al anochecer para cenar, por lo que dirigió sus pasos hacia la posada donde permanecían asentados.

Tenia sus dudas del lugar, habían oído campanas nada mas despertar del naufragio y ahora parecía completamente abandonada. Tal vez debería preguntar por los oficios o alguien que se encargue de la campana.

Zahariel entra por la posada.