Partida Rol por web

Esperé que Heimer me diera una respuesta pero como no llegó escuché atentamente a los demás para entender la situación, el hombre no me inspiraba confianza pues llevaba aires de superioridad que me asquearon. Al parecer nos invitaba a una cena en la mansión de un tal Marqués de Cavalcanti y todos parecían agradecidos por dicha invitación menos mi amigo Yreth. Miré con desconfianza a los guardias mientras me acercaba a Yreth, le cogía de la manga de su camisa y le miraba unos instantes como queriendo decir algo.
-Lamento deciros que yo también debo rehusar dicha invitación- tragué saliva mientras volvía a mirar a Yreth -Además tampoco estamos en condiciones para aceptar tal invitación...- dije mientras señalaba nuestras pobres ropas insinuando que no seríamos una visión agradable para un Marqués.

Y mientras esperaba la contestación de aquel hombre Daelire se une. Y sin dejar de perder de vista al jefe de la guardia y su guarnición se dispone a contestar su pregunta.

-Si, eso parece…-A simple vista podría parecer que el muchacho reflejaba algún enfado, pero era todo lo contrario - No me apetece nada reunirme con algún estúpido noble con aires de grandeza que vive en esta islita alejada de la mano de los dioses sin mas pasatiempo que... –Se detiene un segundo casi notándose como exhalaba un suspiro, aunque este fuese dentro de su cabeza-…Si no me equivoco querrá que le divirtamos o incluso querrá que hagamos algo por él…- Parecía que esperaba una respuesta.

Pero al final añadió.

-No se, quizás al final de todo podría ser hasta interesante… ¿tu que crees?-

Miré a Yreth sin comprender a qué se refería. A diferencia de él yo no estaba acostumbrada a tratar con mala gente así que me era complicado entender aquella desconfianza.
-Yo no quiero divertir a un Marqués...- pensé mientras me imaginaba a mi misma como si fuera un bufón con campanillas bailando al son de un laúd. -Aunque es cierto que podríamos ir para ver que se propone...-dejé aquella posibilidad resonando en mi mente esperando alguna reacción de parte del guardia sin soltar la manga de la camisa de Yreth.

Zahariel observa a Daelire e Yreth. Por sus palabras podían llegar a tener problemas, si rechazaban la invitación del supuesto Lord de la Isla. Sin embargo, a pesar de que sentía algo de amistad hacia ambos, aunque ella se la ganaba en cambio el otro no tanto, les dejaría decidirse por su cuenta. A no ser que su actitud repercutiera en la de todos, que entonces tomaría cartas en el asunto.

A medida que las palabras de Yreth y Daelire salen de sus bocas, Emil, muestra una muesca de indignación ante la negativa de ambos, pero corrige mediante hablan más los 2 sujetos. Acto seguido, mira a Zahariel.

Sí señor, un carruaje vendrá a recogerles a media tarde, una vez allí, para subsanar la preocupación de la dama, les será otorgada vestimentas de mejor calidad. Y ahora, debo partir para dar la nueva a mi señor, lamento no tener más tiempo restante...señores..señorita...

Con sus breves palabras, y una ligera reverencia, el jefe desaparece detrás de la puerta junto a sus acompañantes.

A la hora acordada, os espera un carruaje de madera de roble pulido, bellamente ornamentado con detalles de plata.

Cuando los señores y señorita gusten, partimos. -Comenta con serenidad el cochero, quien espera en lo alto a recibir a los pasajeros y comenzar el viaje- No obstante, sería mejor no hacer esperar mucho... Como suele decirse: "Si no hay nudo, cojonudo".

Una vez pronunciadas dichas palabras, el cochero ríe sonoramente.

Una vez que el guardia se hubo ido miré a Yreth con preocupación. -¿No crees que deberíamos ir? enfadar a un marqués no es cosa buena...-le dije mentalmente -además, mi escusa de la ropa ya la han echado abajo...- dije recordando las palabras de aquel hombre.

Con la desaparición del guarda, siente como la muchacha se vuelve a comunicar con el.

-Y que se supone que he de temer una pataleta de un niño rico…- Responde con autosuficiencia hacia la muchacha.... Yreth al igual que el guarda desaparece de allí, no tenía hambre y tenia demasiada energía para seguir descansando decidió dar una vuelta hasta la supuesta hora de recogida.

Cuando Yreth salió de la casa le seguí y seguí hablándole mentalmente. <venga... ¿seguro que quieres tener problemas con un marqués?> Yo no tenía ganas de tenerlos, necesitaba convencerle <Algún día ese humor te traerá problemas...> Le cogí de la manga para que se detuviera una vez estuvimos lejos de la posada <vengaaa... hazme caso...> dije mientras intentaba detener su marcha.

La insistencia de Daelire le empezaba a irritar aunque en parte le gustaba que le persiguiese.

-Bien… ya te hago caso.- Esta vez las palabras salieron de sus labios. – No me importa ser enemigo de un pobre marques de una islita. No creo que sea alguien importante.- Se había dado la vuelta y contemplaba a la muchacha que aun le agarraba de la manga como si fuera una niña pequeña que quería pedir algo.

-¿Es que acaso quieres ir?-

Negué con la cabeza en respuesta a su pregunta -No es que quiera ir... es que no quiero que tengas problemas- le dije mirándole a los ojos -Aunque el maestro te haya mandado para cuidarme- por mi mente pasaron las palabras del viejo justo antes de marcharnos -yo también debo cuidarte cuando creo que haces las cosas mal...- dije mientras me sonrojaba ligeramente -creo que deberíamos ir...- tras esa frase solté su camisa como si acabara de darme cuenta de que la tenía aún cogida.

Cuando la muchacha se sonroja Yreth no puede más que sonreír ante aquello.

-¿Tu, cuidarme a mi?- esbozar aquella palabras le hizo soltar una breve risa… sin embargo aquella risa no estaba destinada a burlarse de ella. Cuando al fin le suelta, Yreth se acerca a ella sonriente expresando aquella alegría incluso a través de sus ojos heterónimos.

Y cuando la cercanía con ella era casi intima, el muchacho alza su mano y pellizca la mejilla de ella.

-Para eso aun te falta mucho, tontita…- Se despego de ella – Bien iré… pero no me gusta la idea.- aclaro al final expresando un duro gesto en su rostro, algo muy cercano a un enfado.

Me puse nerviosa con aquel acercamiento y mis mejillas volvieron a ponerse de color rojo. El pellizco en la mejilla no me gustó, siempre me trataba como a una niña pequeña y eso me enfadaba. Mi mente se agitó dejándole notar que no me agradó aquel modo de tratarme. Le enseñé la lengua -Para tu información soy más fuerte de lo que crees- le dije refunfuñando mientras le daba la espalda y me cruzaba de brazos.

Sabia que aquello la haría enojarse, era su intención y lo había logrado. O al menos Dae había interpretado bien el papel. Realmente no sabía si su enfado era real. Se acercó nuevamente a ella y la abrazó desde la espalda rodeándola bajo el pecho.

Y le susurro al oído.

-Lo se, lo he visto. Y da miedo…- Aquellas ultimas palabras parecían emanar franqueza.

No me esperaba aquella reacción y me avergoncé al notar como sus brazos me rodeaban y su cuerpo de pegaba a mi espalda. En seguida llevé mis manos a sus brazos para zafar su agarre pero no pude. Cuando me susurró al oído me dio un escalofrío y me reí ante tal confesión -¿te he dado miedo?- dije de manera burlona cesando mi intento de escapar -pero si soy una chica muy buena...-dije rozando mi cara contra la suya como si fuera un gato, justo después volví a reírme.

Cuando sitio aquella burla su rostro se congestiono congelándose en una mueca de desagrado que rápida paso a expresar enfado.

-Bien si te vas a burlar de mi, mejor me voy… - se separo de ella justo luego de sentir como se acariciaba contra su cara.

-Como bien dices te sabes cuidar, así que no me necesitas para nada- Yreth comenzó a alejarse de la muchacha en dirección a la posaba murmurando cosas inteligibles, el muchacho ya no tenia ganas de dar aquella vuelta. Fue hasta su habitación y se encerró allí.

<Oh vaya ¿Se ha enfadado?> no me esperaba aquella reacción de su parte. Cuando Yreth comenzó a alejarse de mi empecé a seguirle mientras pensaba en alguna manera de disculparme. al llegar a la Posada se encerró en la habitación y se me asemejó mucho a las rabietas de los niños. Toqué a la puerta repetidas veces -Vengaa Yeth, estaba de broma...- dije en voz alta para que me oyera <no me burlaba de ti, nunca me burlaría de ti... lo siento...> pensé esperando que aún escuchara lo que estaba pensando<vamos sal, hablemos de nuevo... cuando me perdones... ven a mi cuarto...> pensé mientras me alejaba de la puerta y me volvía a mi habitación.

Yreth escuchaba como la muchacha se disculpaba pero la ignoraba o al menos aparentaba hacerlo.

Durante unas pocas horas se quedo allí, al principio murmurando como un idiota. Mas luego se perdió divagando entre los sucesos acaecidos últimamente y al final perdió la noción del tiempo y el origen de su enfado.

Recordando las últimas palabras decide salir de su encarcelamiento voluntario y se dirige a la habitación de la muchacha. Una vez frente a ella.

Golpea tres veces seguidas del nombre de la chica.

Después de bastante tiempo escuché como Yreth tocaba a mi puerta. Sin prisa me acerqué a ella y sin abrirla me pegué a ella -¿sigues enfadado?- esperé unos segundos y luego abrí un par de centímetros para mirarle por la rendija -pasa...- me aparté de la puerta dejándole espacio para pasar y una vez lo hizo cerré la puerta.
-De verdad que no quise burlarme de ti...solo me pareció raro que dijeras que doy miedo ¿realmente es así?- pregunté algo preocupada.  

Cuando terminó de llamarla le pareció eterna la espera delante de la puerta y cuando al fin parece que contestas encima lo hace sin abrirle.

-No, no estoy enfadado…- sin embargo un pequeño deje de irritación se remarcó en sus palabras y seguramente fue muy apreciable aunque fuera una puerta lo que los separaba.

Instantes después apenas una rendija y luego al fin podría entrar. Una vez sumergido en aquella habitación se sintió aprisionado nuevamente y esta vez tenía compañera de celda.

-No pienso hablar de ello… ahora no- Dijo algo malhumorado. Sin duda parte de su malhumor era sobreactuado y bastante le conocía la muchacha como para leer entre líneas. – A no ser que quieras hablar de otra cosa deberíamos prepararnos ya, tu apreciado noble espera y no querrás hacerle enfadar, ¿verdad?-

Dicho aquello se dispuso a apártala de la puerta.