Partida Rol por web

Prólogo.

Las sombras se retorcían a cada paso que daba. Mientras caminaba por las calles de aquella recargada urbe podría haber jurado que, incluso algunas calles se retorcían también junto a las sombras que las poseían.

Por doquier veía a los soñadores, la argamasa usada para construir aquella pesadilla, meros humanos. La ánima siguió avanzado por los distintos sectores de la ciudad hasta llegar a su núcleo, allí encontraría a su señor. El mero hecho de pensar en él le produjo un escalofrío que rápidamente se propagó por todo su ser. Maldijo la debilidad de la carne de su huésped y siguió caminando a la par que se tranquilizaba pensando que, al menos, las noticias de las que era portador le complacerían.

En el centro de la pesadilla lo encontró. La oscuridad gobernaba por completo la inmensidad de la estancia, pero no era una oscuridad normal, su densidad era tal que casi sentía que le asfixiaba. Apretando sus puños, que ya casi recordaban más a las garras de una bestia que a una mano humana, reunió todas sus fuerzas para hablar al señor de las pesadillas.

-Gran Señor. Le he encontrado.  ¿En cuanto a ella?

En su fuero interno se preguntaba si las palabras habrían conseguido llegar a través de aquella oscuridad casi física que le oprimía.

Sintió, más que vio, cierta aprobación al sentir que el señor de los cuervos esbozaba una sonrisa.

De repente aquella ánima conoció un dolor para el que no estaba preparada. Su voz era como mil puñales desgarrando su corazón.

-Fue una digna adversaria. Es el traidor quien debe sentir mi cólera.

Tan pronto como calló el dolor cesó. Ahora ya tenía sus órdenes, sabía a dónde tenía que ir y esta vez no fallaría, ya lo tenía todo preparado…

…Incluso el billete.

El primer día de primavera saludaba con gentil galantería los floridos jardines de Chaville, capital de Gabriel. No hace mucho que habéis llegado, pero el distintivo color de sus calles y edificios se ha apoderado de vosotros.

Parece que el Consejo de Comerciantes no pudo haber elegido un día mejor para el vuelo inaugural del mayor, y más lujoso, zepelín construido jamás.

Las suaves caricias del amanecer primaveral despiertan a la ciudad de su ensoñamiento. Sin embargo en los puertos el trabajo comenzó hacía horas, cientos de estibadores bullen en un frenesí de actividad que mueve los engranajes del mayor puerto de toda Gaia.

Tras un buen desayuno vais dirigiéndoos hacia la dirección que aparece en el billete. Decenas de metros por encima de vuestras cabezas las gárgolas y los ángeles que decoran la torre del reloj observan vuestra marcha.

Ver la Dama es ya de por si todo un espectáculo. No es solamente el ingenio mecánico más grande y sofisticado que habéis visto, sino que además ninguna parte parece haber quedado sin atención o al azar, estando completamente decorado al gusto gabrielense, es decir, recargándolo tanto como se pueda.

Al rato parece que la gente empieza a hacer cola para entrar en La Dama, veis como algunos de los jóvenes guardias que vigilan por la seguridad tanto del personal como del pasaje ayudan y guían a los viajeros en su entrada. Por lo que veis parece que solo dejan pasar junto al pasaje sus armas decorativas el resto se guarda junto al equipaje.

Parece que podríais ir entrando ya, sin embargo todavía hay tiempo si queréis hacer alguna tarea rápida antes.

Sentís una extraña sensación al mirar al zepelín. Como pisadas sobre vuestra tumba, como si el destino os devolviera la mirada.

¿Qué hacéis?

Steph no parece tener ninguna sensación extraña, pues camina con una sonrisa de oreja a oreja dirección a la cola de embarque y, en cuanto llega su turno, entrega su billete y pasa al interior del zepelín.

¡Nada podrá impedir que me haga rico en este viaje! ¡La suerte y los cielos están de mi lado, como siempre! No tengo dudas ni miedo, pues nada hay que temer. ¡Adentro que voy! ¿Para qué pensárselo dos veces?

Una vez en el interior del zepelín busca a un guardia y le pregunta: ¿Dónde está mi camarote?

A Lance todo aquello le parecía impresionante: la ciudad, su arquitectura, sus mercados, su gente... Llegó con un par de días de antelación al comienzo del vuelo de La Dama únicamente para empaparse de la cultura que rodeaba a Chaville.

Cuando llegó el gran día, se engalanó lo poco que pudo, ya que no quería llamar demasiado la atención y puso rumbo a La Dama, siguiendo el mapa de su billete. Al ver un gran bullicio de gente supo que estaba cerca, y cuando por fin pudo observar el zeppelin, no pudo contener el asombro que le producía ver semejante obra maestra de la ingeniería:

- Qué bien se lo montan estos sureños... - susurró -. Encontrar este billete ha sido el mejor golpe de suerte en mucho tiempo.

Se puso a la cola, nervioso, mientras se acicalaba un poco el pelo. Al llegar su turno, enseñó su billete y el guardia le miró con un poco de pavor, mientras le pidió con un hilillo de voz suave que tenía que dejar su mandoble. Lance al principio dudó, no le gustaba separarse de su arma, pero tras pensarlo un instante, lo entregó al joven guerrero, que apenas pudo sostenerlo.

Por fin subió a bordo de La Dama, y justo en ese instante sintió un escalofrío por su espalda:

- Esto va a ponerse interesante - dijo en voz alta mientras los pasajeros cercanos le miraban con una mezcla de asombro y perplejidad -. Voy a dar una vuelta a ver qué esconde esta preciosidad.

Argalack pasea por las calles de Gabriel con agilidad y presteza tras pasarse la noche viajando hasta la lustrosa ciudad, prestando mas atención a la gente que le rodea que al resto de la arquitectura. Aunque aquella ciudad no le era desconocida (ya que había llevado acabo alguno de sus trabajos en ella), nunca había visto tantas personas.

Pese a su aversión al bullicio, es consciente que su presencia pasara mas desapercibida en tales condiciones. Se sitúa en la cola que llega hasta esa "inmensa criatura", La Dama. Una vez delante del guardia, se toma unos segundos antes de entregarle el billete para observar a través de su mascara (que oculta su expresión de desprecio por aquella insignificante criatura), la armadura y las armas que lleva, mientras le hierbe la sangre.

- Cuanto tiempo necesitare para abrirle la garganta antes de que desenvaine su arma. ¡Deja de lado esa idea...ya habrá tiempo para saciar el filo de mi daga!.

El guardia lo mira con confusión y recibe el billete con una fingida sonrisa. Argalack dirige una ultima mirada al desconcertado guardia y prosigue al interior, no sin sentir cierta desconfianza por el lugar.

-  Espero que merezca la pena el billete. Sera mejor que descanse antes de que llegue la noche si quiero averiguar a que me enfrento.

Steph echa un vistazo al resto de pasajeros y se sorprende al ver a Argalack.

¡Vaya! De haber sabido que se celebraría una mascarada habría traído una careta - dice con ironía y una sonrisa burlona que más tarde se convierte en una risilla mal disimulada.

¡Qué bicho más raro! ¿A quién se le ocurre ir por ahí con la cara cubierta de esa forma? Apostaría mi abrigo a que le van a pedir que se la quite en breves de no ser porque no creo que nadie acepte mi abrigo como premio - Pensó.

Mientras la banda de música contratada por el consejo de Comerciantes sigue animando el festejo con su música, aguardáis en la cola para subir a bordo del magnífico zepelín.

Cuando os llega el turno un revisor se os aproxima y con gran amabilidad y una cordial sonrisa os pide el billete. Tanto Lance como Argalack son desprovistos de sus armas pero os recuerdan que os estarán esperando en vuestros respectivos camarotes, por vuestra propia seguridad os dicen los guardias.

Un miembro del personal os escolta al interior del ingenio volador. La mullida alfombra carmesí que viste el suelo es tan gruesa que apenas sentís la madera bajo vuestros pies. El interior esta tan exquisitamente decorado como el exterior. Por las paredes del pasillo que os lleva hasta el gran salón veis elegantes cuadros de paisajes y personalidades de Gabriel. Al girar a la izquierda llegáis al salón, sus paredes están casi exclusivamente ocupadas por unos grandes ventanales para poder admirar las vistas, en medio de la sala una imponente lámpara de araña cuelga majestuosa. La sala está dividida por hileras de grandes sillones con mesas formando tres líneas, dos pegadas a los ventanales y otra más en el centro, separadas por dos alfombrados pasillos.

Habrá alrededor de una veintena de pasajeros junto a vosotros, todos debidamente engalanados. Los pequeños hijos de los nobles miran con traviesa curiosidad por las ventanas esperando ansiosos el momento del despegue, mientras las hermosas mujeres, de gruesos comerciantes, se regalan despectivas miradas. Cerca de donde estáis podéis escuchar cómo un auxiliar de vuelo explica la composición del navío:

-La Dama consta de tres cuerpos, ustedes se encuentran en la parte izquierda. La parte derecha, al igual que la izquierda es para el pasaje, el cuerpo central está destinado a la tripulación de vuelo, sala de control y demás.

Al preguntar por el camarote os responden que todavía no se puede acceder ya que hay que esperar al despegue y que por ahora todo el pasaje debe permanecer en el salón principal.

Tras un rato de espera empiezan a solicitar que os acomodéis en vuestros respectivos asientos para el inminente despegue. Miráis en vuestros billetes y acudís a los asientos que se os han asignado. Curiosamente parece que la diosa de la fortuna ha querido que los tres estéis en la misma mesa.

El ruido de la maquinaria va aumentando y empezáis a sentir una ligera vibración. Una extraña sensación os acoge durante unos minutos hasta que, casi parece que por arte de magia, La Dama deja de pisar tierra.

El silencio se adueña del pasaje que anonadado observa cómo se aleja la tierra mientras os eleváis cual Ícaro.

Os miráis en silencio. Parece que alguien debe romper el hielo. ¿Quién será?

Mira a sus dos acompañantes y suspira.

Ah... Esperaba terminar sentado cerca de algún ricachón, no al lado de los dos únicos raritos del lugar. Bueno, da igual, creo que podré divertirme con este par.

Cambia su expresión por una amplia sonrisa.

¡Señores! En caso de que sepan qué es un oso polar, os apuesto mi abrigo a que no sabéis cuánto pesa. Venga, tratad de adivinarlo. - espera un brevísimo lapso de tiempo para no darles tiempo a responder - Sí, sabía que no tendríais ni idea. Un oso polar pesa exactamente... ¡Lo suficiente para romper el hielo! Soy Steph, un placer acompañarles. Ahora... ¿Les apetecería jugar a un juego? Para amenizar la velada, ya saben.

Saca una baraja de cartas de un bolsillo y empieza a mezclarlas.

Podríamos hasta hacer apuestas. O si no tienen qué apostar, quien pierda podría tener que hacer lo que pida el ganador, por ejemplo. Siempre hay una manera.

Argalack se acomoda en el asiento, añorando  el peso de sus armas, suspira e intenta relajarse... tiene pinta de ser un viaje largo...

Mira a su alrededor y ve a sus dos variopintos compañeros de viaje, evita sacar conclusiones precipitadas sobre ellos, aunque ya de entrada cabe destacar el tamaño de uno de ellos (que le hace suponer que lleva acabo algún tipo de oficio que implique la fuerza) y las pobres vestiduras del otro, a parte de sus abundantes cicatrices "no parece una persona de la que deba fiarme"...

Parece evidente que nos han emparejado de forma aleatoria...¿O quizá no?. 

El hombre de aspecto pobre comienza a hablar. Dice que se llama Steph y hace un comentario que intenta ser gracioso acompañado de una sonrisa fingida. Argalack permanece unos segundos impasible mirando fijamente al frente, pensando en si contestar o permanecer en silencio haciendo que la situación se vuelva mas incomoda aún, En algo me voy a tener que entretener durante todo el viaje, pone los ojos en blanco y se decide hablar:

No soy muy partidario de los juegos ni las apuestas. A no ser que la apuesta sea la vida de los demás (sonríe por dentro mientras mira de reojo a Steph). Pero en algo habrá que entretenerse durante el viaje, mientras nos cuentas que trae a un hombre como tu hasta aquí (con cierto sarcasmo en su voz). 

La suerte me lleva a y saca de todos los sitios - dice mientras hace un Riffle Shuffle con la baraja.

Un hombre decidió jugar conmigo y, cuando se le acabó el oro, apostó su billete para este viaje. Os podéis hacer una idea del resultado, viendo que estoy aquí con vosotros. Empezaremos con una partida de poker, ¿bien? Y quien pierda tendrá que tratar de cortejar a la esposa de alguno de los ricachones de por aquí. Será divertido, os lo aseguro.

Ríe un poco y reparte tres cartas.

Jugaremos con diez monedas imaginarias. Quien se quede sin ninguna, es el que ha perdido. En la primera ronda reparto tres cartas, y al menos hay que apostar una moneda. En la siguiente reparto las dos cartas que faltan, y es opcional apostar. Luego, toca el descarte, y también es opcional apostar en ese momento. Jugamos con un solo comodín. ¿Todo claro?

Lance al principio permaneció en silencio analizando la situación. Había viajado mucho y conocido a muchos tipos de personas, prácticamente con un solo vistazo podía averiguar las intenciones de cada uno. Las personas le parecían realmente simples, todas buscaban lo mismo, de una manera o de otra.

Sin prácticamente ningún disimulo, se quedó mirando fijamente al desconocido de la máscara, tratando de buscar algo en sus ojos que le delatara. No trataba más que cubrirse las espaldas y saber a qué atenerse con cada uno de sus acompañantes. Pero al fin y al cabo, este era un viaje de placer, así que decidió bajar la guardia:

- Me llamo Lance, es un placer – dijo sin perder las formas -. Un oso polar no pesa lo suficiente como para romper el hielo, al fin y al cabo significaría su muerte – dijo dirigiéndose a Steph con la mejor de sus sonrisas, como si no hubiera entendido la broma, no se le daban muy bien los juegos de palabras-.

Asombrado con la habilidad de Steph con las cartas, aceptó la invitación, siendo consciente de que llevaba las de perder, no parecía que Steph dejara nada al azar. Aun así, parecía un juego divertido para perder el tiempo.

- ¿Y a vos que os trae a este viaje? - dijo dirigiéndose al desconocido de la máscara.

- La curiosidad principalmente, un amigo me cedió el billete ya que él no podía tomarlo. Me pareció una descortesía y desperdicio no aceptarlo.

- Parece que vienes de muy lejos (disimulando su pregunta), espero que te este mereciendo la pena.

Argalack percibió cierto interés en Lance, no era de extrañar dado su peculiar aspecto, no le dio demasiada importancia a parte no tenia excesivo interés en entablar una conversación con ninguno de ellos, prefería esperar a que hablasen entre sí para obtener información sin mediación directa, así que no añadió más palabras por el momento...no era necesario. Cogió las cartas que le ofrecía Steph y se dispuso a jugar.

A ver cuando mientes y esas cosas...lo puedes hacer sin tiradas supongo...por ejemplo si me preguntan algo evidente como mi nombre..y le digo uno inventado y tal...pueden desconfiar y eso pero puede haber tiradas para que se lo crean totalmente? Aunque evidentemente sea una mentira. No se si me explico.

Al igual que el zepelín se va alzando poco a poco así vosotros os vais animando a charlar distraídamente conducidos por el juego de cartas.

La primera ronda de cartas no parece favorecer a Lance, totalmente al contrario que sucede con Steph.

A vuestro alrededor veis a la gente socializar mientras salen de la ensoñación provocada por el despegue. Una de las puertas al final del salón se abre y de ella aparecen dos jóvenes guardias, tras cerrar la puerta tras ellos se quedan apostados al final de los pasillos.

Mientras Steph vuelve a repartir otra mano una joven se acerca y os pregunta si puede ofreceros algo para beber.

Yo quiero una copa de oporto, de haber. Y si dejas la botella por aquí no tendré que andar molestándote para rellenarla. - dice dirigiéndose a la chica.

Y bueno, señores. Veamos qué tal se nos da esta ronda. Aunque yo si fuese tu- hablando en dirección a Lance - iría eligiendo qué dama voy a cortejar. La suerte no está de tu lado hoy.

Muestra una media sonrisa, se remanga hasta los hombros, coge sus tres primeras cartas sin mirarlas siquiera y dice:

Apuesto una moneda imaginaria por ser obligatorio, y luego cinco más. En total seis. ¿Me seguís, u os rendís y reparto de nuevo? Si os rendís perderéis sólo la moneda obligatoria, pero si seguís y mi mano es buena podéis perder mucho más...

Sonríe de oreja a oreja.

- Necios son los que creen en la suerte – dijo Lance dirigiéndose a Steph con una gran sonrisa, para hacerle entender que es consciente de sus trucos -. ¿Crees que con esta mano debería apostar más? No termino de entender muy bien cómo funciona este juego, pero me parece interesante – dice mientras le muestra las cartas al desconocido de la máscara -. Los sureños sois excepcionales.

En cuanto se acercó la joven para ofrecerles algo de beber, Lance se puso lo más encantador que su físico le permitía, dado que era consciente de que la primera impresión que causaba siempre era de intimidación, y le dijo:

- No soy de por aquí, recomiéndeme algo fuerte. Y, por favor, no traiga la botella si no es molestia, sería para mi un placer molestarla si no le importa – le dijo a la joven guiñándole un ojo -.

Si no sabías cómo jugar podrías habérmelo dicho desde un primer momento... Y no hay ningún truco, ni tampoco soy del sur, vengo de Dwänholf. Mejor cambiar de juego, por cierto, antes que jugar sólo dos personas.

Recoge las cartas.

¿Se os ocurre algo que hacer? Cara o cruz es algo simplón, y los vasos por aquí son de cristal con lo que tampoco puedo hacer nada interesante con ellos así que... ¡Ah! Ya sé. Pareces bastante fuerte así que... - dirigiéndose a Lance - Podríamos hacer una competición de pulsos con otros pasajeros. Tu los barres, y yo apunto las apuestas.

O también podríamos ver quién puede beber más oporto. ¡Hay un montón de opciones! También me apetece ver todo este lugar, es inmenso. ¿Y cómo funcionará?

-Podría traerme un vaso de whisky con hielo y un poco de agua, gracias, a diferencia de ellos prefiero ir sobrio durante todo el camino. Se ríe levemente mientras ve las cartas de Lance y escucha la conversación con Steph...Parece que al menos me voy a divertir un poco viendo a estos dos (sonríe por dentro).

-Vosotros podéis apostar a juegos si queréis con el resto de los viajeros, lo mismo sacáis algo interesante de ellos (le guiña un ojo a Steph). Yo voy a dar una vuelta por el zepelín a ver que encuentro. Cuidado Lance no te desplumen o no podrás pedir nada mas a la chica.

- Se levanta y se dirige hacia uno de los guardias, ¿Podría enseñarme el resto de la nave?, tengo curiosidad por saber como funciona, cuando era joven era ayudante de un mecánico y me interesa mucho este tipo de artilugios desgraciadamente eso me costo parte de mi cara y ahora tengo que llevar esta mascara (con entonación triste). Le prometo que no tocare nada. También querría ir a mi camarote para descansar, si no es mucho pedir, el despegue me ha dejado agotado.