Partida Rol por web

Regreso a mi asiento cruzandome con el joven de nombre Kael sino mal recuerdo, a simple vista por sus gestos y por los de Lothar que estaba detras no se habian llevado bien, al pasar a su lado solo lo miro de reojo sin decir nada, para luego sentarme junto a Lilith, y dedicarle una sonrisa:

-"Disculpen que me haya ido tan derepente, ese joven no le dijo nada inoportuno, no es asi bella dama?"-digo dirigiendome a Lilith...

Tras cuatro horas y media desde del inicio de la travesía, mientras el zepelín sobrevuela el Mar Interior y la costa que bordeaban de Gabriel queda ya lejos, todos los acontecimientos que han estado urdiéndose darán al fin comienzo.

La puerta de la derecha que custodia un guardia cercana a las primeras filas se abre y un quinto guardia aparece súbitamente en el Gran Salón empuñando una espada larga en una mano y en la otra una ballesta cargada.

-Atención pasajeros, tengo algo que anunciarles de suma importancia. Dice sarcasticamente. Los otros cuatro guardias desenfundan sus espadas largas y de las puertas traseras salen otros dos guardias con ballestas cargadas y apuntando a los pasajeros.

Los pasajeros comienzan a gritar histéricos al no saber que sucede y temiendose lo peor. Varios niños empiezan a llorar y sus madres y padres los intentan ocultar tras ellos, como si su cuerpo fuera una barrera impenetrable.

El guardia que había entrado con la ballesta y espada larga continua hablando. -El zepelín se encuentra ahora bajo el control de mi capitán y todos vosotros seréis ejecutados por alta traición. Disparando sin ningún miramiento al primer hombre que ve con la mirada. Un hombre bastante rechoncho que se encuentra sentado en la primera fila central de asientos, que recibe el virote en pleno pecho cayendo al suelo entre gritos de dolor y sangre.

Todos los hombres, mujeres y niños de la sala intentan esconderse bajo sus asientos asustados.

-Alta traicion- alzo la ceja en tono divertido por la insinuación del tipo, aunque mi vida es valiosa, gracias a dios nunca me quitaron mi daga.

Susurro a los de mi alrededor:

Si alguien sabe manejar mi arma que coja sin dudarlo.

Intento aparecer aterrrado y paralizado por el miedo.

Y compruebo como mis sospechas eran ciertas, aunque me esperaba algo más simple que esto.

Me subo a un asiento preparado para lanzarme contra alguno de los soldados cuando sea el momento…

Apenas había emitido un leve sonido -pretendía contestar a Shishi- cuando un guardia irrumpió en la estancia. Las cosas habían reventado, ahora entendía de que hablaban aquellos guardias, todo cuadraba y aunque había querido obviar lo que pasaba ante sus narices, al final la situación había explotado.

-Esos malnacidos, corruptos, sólo saben matar. Músculos sin cerebro, van a morir, merecen morir...

Todo el odio, la ira y rabia que años atrás había experiementado y enterrado acudió de nuevo a ella como un géiser, sacando a la superficie un agua cargada de recuerdos que la quemó por dentro. Tenía ganas de sangre, debían pagar por lo que habían hecho. Esos monstruos eran capaces de arrebatar la vida de  inocentes sin preguntar. Sólo servían para causar dolor.

***

*Pasado*

- ¡Ayudadme, por favor! ¡No sé qué hay que hacer, pero sea lo que sea tiene que hacerse rápido! ¡No sé qué puede suceder si la dejamos mucho tiempo sola! Debemos hacerle entender la situacion cuanto antes. Sé que ella lo aceptará, lo sé. Ella me quiere. No os pasará nada... Lo siento.

Las lágrimas caían incesantemente por su mejilla, apenas podía ver claramente nada de lo que había a su alrededor,(sus ojos) sólo podían llorar.

-No te preocupes, hija- dijo la madre del joven Khaine mientras se acercaba a consolarla con los brazos abiertos- Nosotros nos ocuparemos. Bueno, veam...

Sus palabras quedaron incompletas. Un sonido seco y contundente resonó por toda la casa. Y tras él, voces.

Khaine miró por la ventana:

-¡La guardia! ¡Es la guardia!, ¡Quieren echar la puerta abajo!

Lillith se secó las lágrimas y se apresuró a posicionarse a su lado. Era cierto, seis guardias intentaban derribar la puerta mientras media docena más aguardaba a distancia para entrar. Iban preparados para matar, como un leopardo listo para abalanzarse sobre su presa. Pero la joven vió algo que su compañero no había descubierto. ¡Su madre! Sangre de su sangre esperaba junto con el resto de guardias que la puerta cediese, mientras con auntentico pavor y miedo señalaba la casa y gritaba histérica. Les había traicionado. No podía ser cierto... la mente de la joven se negaba a creer lo que sus ojos le mostraban.

Quedó inmóvil junto a la ventana, viendo como la situación discurría como si de una película se tratase. Entonces algo la sacó de su estado: Khaine, su querido Khaine, le cogió de la muñeca para llevarla hasta la mitad de la sala. Apartó la alfombra que descansaba en el suelo descubiendo una estrecha trampilla. Lilith seguía sin reaccionar, sólo miraraba asustada de un lado para otro, y sin embargo él parecía totalmente decidido, su mente trabajaba a toda máquina. Sabía que no se podía quedar parado: tenía que actuar, quizás así podrían salir de ahí con vida.

Abrió la trampilla y ayudó a Lilith a bajar. Era un lugar bastante estrecho y oscuro, la única luz que llegaba era a través de las rendijas de las maderas del suelo. ¿Cómo iban a caber ahí los 4? Con suerte, y permaneciendo muy juntos, podrían haber entrado 3 personas, pero ahora eran 4. Entonces... Lilith miró instintivamente hacia arriba sólo para ver como Khaine cerraba la trampilla tras ella y volvía a cubrirla con la alfombra.

-¡No! ¡Khaine, espera!

El chico alzó la voz para contestarle, sonaba quebrada por el llanto.

- ¡Quédate ahí! ¡No hagas ningun ruido! Por favor, por favor, no te muevas, nosotros nos ocuparemos - Cambió su registro y su tono ahora sonaba más sosegado, en cada palabra desnudaba su alma- No podría seguir si algo te pasara, tú eres todo mi mundo. Te quiero pequeña.

***

*Presente*

Miró al cielo un segundo intentando recomponerse.

De entre sus ropas sacó lenta y disimuladamente una preciosa daga, la cual poseía el bello grabado de una ranita en su empuñadura y a su alrededor lo que parecían ser hojas de nenufar. Esos indeseables iban a morir ¡Oh, sí! Y lo iba a disfrutar. Esta vez no iba a ser una simple espectadora.

- Yo también a ti....

Me toca.

Salir de aquí y encontrar mis armas es una prioridad, por lo que inmediatamente tras ver lo ocurrido me levanto de mi asiento y corro en dirección a los camarotes.

Voy a buscar mis armas

Es todo lo que consigo decirle a Kael para avisarle de mis intenciones.

Mi corta carrera me lleva hasta los guardias situados en el pasillo de la izquierda, así que para esquivarlos y poder continuar salto apoyándome en al posabrazos y luego en la parte superior del respaldo de las sillas, haciendo un par de ágiles movimientos en el aire e intento sobrepasar a los terroristas.

Los dos guardias que llevan consigo las ballestas cargadas, que se encuentran al principio del Gran Salón, disparan sus virotes con gran precisión. El guardia de la izquierda apunta a una joven que se encuentra en la última fila de la izquierda, esta asustada intenta esconderse, pero el virote acaba en su espalda, haciendo que un grito agónico salga por su garganta y se desplome contra el suelo, inconsciente o quizás algo peor. El otro guardia que ha disparado ha apuntado a un padre que intenta proteger con su propio cuerpo a su hijo en la última fila central, la flecha le da en pleno pecho empujándolo contra los sofás de la siguente fila y cayendo lentamente con su espalda apoyados en ellos hasta el suelo. El hijo, que debe de tener unos siete u ocho años, grita una sola y constante palabra, padre, entre sollozos y lágrimas.

No hagas nada espectacular ni visible. le susurro a Lilith.

Desde mi posición muevo las manos bajo la mesa ejecutando en conjuro al vez que pronuncio el conjuro de drenar vida.

 vitaedo edi essum vita. Entono en el lenguaje de la magia

Dirijo el conjuro, contra el de la ballesta descargada.

Lilith y cualquiera que pueda ver magia, ve con suma facilidad que Lothar comienza a tejer la magia para realizar un hechizo.

El guardia que os había indicado que moririáis cada uno de los presentes por alta traición comienza a gritar de dolor inexplicablemente para el resto, sólo unos pocos de los presentes saben cual es la razón.

El resto de los guardias miran extrañados y un poco confusos la escena.

Este es el momento.

Desenvaino rapidamente la diga y corro contra uno de los guardias con ballesta y golpeo con fiereza su entre pierna es una acción arriesgada pero si logra funcionar tendre un minimo de oportunidad, ademas me vere bien frente a las damas.