Partida Rol por web

Alain se encuentra aún dentro del armario y el Padre Ramón se ha quedado al final en el zepellin.
Li acaricia al perro que está sentado junto a la puerta del armario donde está Alain.
El perro suspira apaciblemente, señal de que lo que hay dentro del armario es aún Alain.

Padre me aregro mucho que se hara quedado aquí la mirada de la joven contenía algo más que alegría, en aquellos tiempos oscuros pocos querían quedarse solos y, al fin y al cabo ella era una mujer y el padre un hombre.
Tommy también estaria contento de tenerre asarvo.

Parece que ahi fuera hacen vela por ti... yo estaré aquí siempre pero ya sabes. Tras esa puerta esta la realidad a la quequisieraque volvieses con vida.

Tras esi ella parece esfumarse y los sonidos de afuera se te hacen más cercanos.

La mención de Tommy llenó a Ramón de tristeza pero la verdad es que en esos tiempos extraños era esa una muerte que muchos hubieran deseado: salvando a tus seres queridos y muriendo en el acto, sin posibilidad de convertirse en una de esas alimañas. Llegados a este punto, podríamos decir que, incluso, había tenido suerte... así de jodidas estaban las cosas.

- Yo también me alegro de haberme quedado. Necesitaba un respiro, pero tú lo necesitabas más. Gracias a ti hemos sobrevivido tantos de nosotros - dijo sonriéndole - Alain, ¿cómo va por ahí dentro?

Me acuerdo de que cuando me rancé dentro de aquer vagón para ayudaros, aquer animar que os estaba troceando me dió un buen corte, rie nerviosa pensé que no podía morir de forma tan ridícura, incruso antes de presentarme

Desde el armario no hay respuesta a las palabras del padre Ramón, tan sólo se oye cómo Alain se mueve dentro de éste: como si se frotase con las paredes. A cada poco, aunque sin razón alguna, se pueden escuchar susurros incoherentes que salen de los labios de Alain.

El último, más nítido de lo normal, no es más que la repetición de dos palabras: soledad feliz. Soledad feliz.

...soledad feliz...

- Me alegro de que estés bien, todos nos asustamos con esa herida... y con todas las posteriores, ¡joder, por todo lo que hemos pasado! Te aseguro que todo saldrá bien, ya verás - dijo Ramón sonriendo a Li - ¿sabes qué hay en este zepelin? tal vez podamos coger algo de comer o de beber, me muero de hambre y sed...

Te empiezas a sentir mejor. Sabes que en tu interior se está librando una batalla pero en estos momentos incluso puedes hablar, todo te duele, pero no más que si te hubiesen dado una paliza.

Lex empieza a ladrar, aunque no lo hace a la puerta en la que esta Alain, sino que entra a la sala de máquinas y tras subir al panel de control ladra hacia abajo.

Charlando conmigo mismo el tiempo pasa sin darme cuenta. Dentro de la infinitud del armario, todo es calma y sosiego. Soledad feliz. Hasta que unos ladridos me sacan de mi ensimismamiento.

De repente, noto cómo toda la negrura del armario se sacude y resquebraja. Cómo los ladridos crean ondas que lo inundan todo. Mierda... ¿qué está pasando? Los ladridos reverberan en mi cabeza, obligándome a cerrar los ojos y taparme los oídos. Por Dios... que pare este sufrimiento... ¿no es suficiente con el hombro y la infección? Agotado, permanezco así hasta que los ruidos cesan. Por fin...

Poco a poco abro los ojos, esperando volver a mi nada particular. Pero delante de mí sólo se encuentra la pared opuesta del armario. Pero qué... ¿dónde está mi delirio? Quiero seguir flotando sin destino... Nervioso, intento estirar ambos brazos y darme la vuelta. Pero es imposible: el armario me confina. Y Robbie ya no está conmigo.

- ¿Robbie? ¿Hola? ¡Robbie! - Miro asustado a todas partes, pretendiendo que su rostro se dibuje en alguna pared. - ¡Robbie contesta! ¿Qué ha pasado?

Sigo llamando a mi primer amor, deseseperado. Tan desesperado que ni me doy cuenta de que mi estómago se ha relajado y de que ya no hay sudor frío en mi frente. - ¡Robbie!

Cuando el perro se pone a ladrar, sonidos como de golpes salen del armario. Aunque la puerta no se llega a abrir, los golpes no cesan. Y, de repente, una voz los acompaña. Es Alain. y parece desesperado y confuso.

¿Robbie? ...

...¿Hola? ...

...

...¡Robbie!  ....

...

... ¡Robbie contesta! ¿Qué ha pasado? ...

...

 ¡Robbie!

- ¿Lex? ¿A quién ladras, chico? - Ramón desenfundó la pistola por precaución, apuntando al suelo, y le hizo una señal con la cabeza a Li para que hiciera lo mismo. Entonces fue Alain el que pareció comportarse como un lunático - ¿De qué hablas canadiense?

Notas un beso en la mejilla, es un beso de despedida de Robbie.
Ella te susurra...
Ahora es hora de luchar, siempre estaré contigo, siempre. Ahora haz lo mejor que sabes hacer: Sobrevive.

- Oh, Robbie... gracias por todo. De verdad. - Me intento girar sobre mí mismo para ver el rostro de aquella a la que tanto amé y que ahora a acudido en mi socorro, pero sólo me encuentro la pared del armario. - Gracias por todo... nunca te olvidaré.

Cuando su esencia desaparece, me relajo poco a poco y empiezo a ser consciente de lo que ocurre. Ya no veo alucinaciones en el espacio, sólo l interior del armario. Ya no puedo hablar con Robbie. Ya no me duele el estómago. No puede ser... Una enorme sonrisa se dibuja en mi cara, haciendo que me brille la mirada. Me estoy curando... estoy sobreviviendo a la infección... hay esperanza.

- ¡Hay esperanza! - Grito en voz alta, mientras empiezo a reir casi sin fuerzas a la par que unas lágrimas de felicidad se resbalan por mi mejilla. Al final parece que puedo darle la vuelta a este día tan nefasto.

Li se asoma también, ambos mirais hacia abajo por la ventana y veis a unas doce figuras subir por la parte de fuera de la chimenea, que ahora está perfectametne iluminada por los primeros rayos del alba.
Las figuras van con ropa hecha jiroles, sucios, de caras cenicientas y sobretodo van armados con fusiles. Parece que quieren recuperar el zeppelin y atacar por la espalda a vuestros compañeros.
Se retiró hacia atrás y le preguntó al padre ¿que hacemos? eros son muchos

En el armario, los balbuceos de Alain siguen, pero se dejan de oir en la ventana. Por supuesto, el padre no obtuvo respuesta antes cuando preguntó.

Pero ahora, cortando las palabras de Li, un grito lanzado por el canadiense sí se deja escuchar.

"¡Hay esperanza!"

Ramón sabía que no tenían nada que hacer ante un grupo tan numeroso y lamentó no tener la posibilidad de comunicarse con Layla y los demás para advertirles... aunque no tenía muy claro* si irían tras ellos o tratarían de subir por la escalerilla hacia el zepelin.

- Li, lo único que podemos hacer es dejar caer la escalerilla si comienzan a subir por ella... y tratar de deshacernos de ellos a distancia. Pero tampoco estamos armados debidamente. ¿Hay algún arma de gran calibre en este cacharro? yo solo cuento con 3 pistolas y un machete. Llegado el momento lo único que podríamos hacer sería arrojarles muebles desde lo alto... Jejeje sabía que este respiro no duraría mucho. Será mejor que busquemos cosas útiles para luchar con estos tipos porque de momento no podemos hacer nada... espero que los demás estén bien.

Li abre el armario en el que no estaba alain y de allí saca dos escopetas, lanza una al padré Ramón y la otra se la queda, por lo que pesan se nota que van llenas de munición.

Quizá tenduríamos que esconderunos para ver sus intenciones... dijo mirando al cura y lanzando furtivas miradas a la ventanta abierta de la sala de mandos, desde la cual -en caso de que quisieran entrar- accederían al zepellin.