Partida Rol por web

¡Buenos días Nueva York!... Hoy es domingo 9 de junio, 6 de la mañana. Despierta un nuevo día y desde aquí, Radio New York Live, deseamos que pases una jornada inmejorable, llena de noticias de actualidad y de música...

Así tronó el despertador de la mesita adjunta a la cama, rompiendo lo que hasta el momento se vaticinaba como un sueño espectacular. Las noches aún eran frescas, rondaban los 16 grados, rompiendo ese índice de temperatura sobre las 12. p.m, que solía aumentar hasta los 24, haciendo que la estancia en la ciudad fuera bastante agradable. Ya se alejaba la primavera y el verano casi se intuía en el ambiente.

...En el parque de Long Island ha aparecido muerto un hombre de 38 años de edad y procedencia hispana. El estudio forense no ha podido certificar la causa de la muerte, aunque según testigos del suceso, es probable que haya sido por un golpe en la cabeza... Al fallecido no se le relaciona con bandas urbanas... Las últimas estadísticas indican que el índice de criminalidad se ha incrementado notablemente en los últimos tiempos....

A pesar de ser día festivo ya se escuchaba bullicio en la calle, era algo habitual en la Gran Manzana, una ciudad que nunca dormía, puesto que los noctámbulos daban paso a los madrugadores, y así se mantenía un continuo ciclo de actividad sin fin que daba fama a Nueva York de ser una de las ciudades más dinámicas del mundo. Por eso muchos desearan vivir allí, y formar parte de aquella jungla de asfalto donde el glamour, la fama y la decadencia se entremezclaban según quién fueras, con quién te relacionaras y por dónde te movieras.

¡Sí Neoyorkinos!... Las ratas invaden nuestras calles... Es común verlas en edificios, supermercados y ya no digamos en el metro donde parecen proliferar sin fin.... 32 millones de dólares se han invertido en su erradicación y parece que todos los intentos han sido en vano... la plaga sigue asolando la ciudad... Las autoridades prohíben que se tiren desperdicios de tipo orgánico antes de las cuatro de la madrugada, sí han escuchado bien, Bill de Blasio, el alcalde de Nueva York, insta a los ciudadanos a mantener la basura en sus casas para no permitir a estos molestos roedores el acceso a la comida.... Esto junto con la medida del hielo seco como sustancia tóxica, pretenden mejorar la situación actual...

Era la noticia más evidente de los últimos días. Decenas de roedores cruzaban las calles de barrios ricos y pobres, probablemente más en los primeros que en los segundos, pues era complicado que los indigentes renunciaran a algo de comer para cederlo a aquellos mamíferos que transmitían enfermedades. La sociedad estaba asqueada, y no era para menos.

... Deberíamos dar un toque de humor al día, y comenzar la jornada con una canción... Se me ocurre un título que está de actualidad "Ratas"..., vamos a darle caña al rock con un grupo que lanzó su álbum "Prequelle" hace justamente un año... Sí Nueva York..., vamos a escuchar al grupo sueco Ghost en 3, 2, 1... on air....

https://www.youtube.com/watch?v=C_ijc7A5oAc

El sonido de la radio se vio interrumpido por una llamada entrante que recibías en tu teléfono móvil. La alarma era incesante, tan molesta que quizás incluso te planteases cambiar aquella música infernal por una mucho más suave. La pantalla te muestra un nombre conocido, precisamente la persona con la que últimamente parecías pasar mucho más tiempo que con el resto de la humanidad, tu mejor amigo, Bruno Evans.

- Ey Bro...!!!!... - te saluda cuando aceptas coger la llamada -... tío, ¿tienes pensado algo para hacer?..., joder necesito un puto plan, mi vieja quiere llevarme a una mierda Góspel dentro de una hora, hazme el favor, mueve el puto culo para mi casa e inventa una excusa para que no me arrastre por la calle, que tiene muy mala leche cuando se encabrona... - por su tono de voz entendías que no aceptaba un no por respuesta, y en momentos así siempre solía acabar la frase diciendo "Eres abogado ¿no?.., pues inventa una mentira de esas que fabricáis en tu jodida profesión"... Y daba igual que le dijera que estabas comenzando tus estudios, para alguien como Evans la universidad era algo inalcanzable e incluso, incomprensible.

Era curioso, un tipo temerario y callejero, un miembro del famoso grupo Black Phantom que no conocía el pánico y horror en la carretera, entraba en colapso mental cuando de su madre se trataba, y es que se podía ser un macarra de barrio, pero la vieja era la vieja.

Lo peor de ir a por Bruno no era enfrentarse a la ya conocida señora Evans, sino aventurarse en el Bronx con tu magnífica moto, y es que las bandas podían hacerte perderla con mil estrategias diversas si te descuidabas.

El sonido de la radio se vio interrumpido por una llamada entrante que recibías en tu teléfono móvil. La alarma era incesante, tan molesta que quizás incluso te planteases cambiar aquella música infernal por una mucho más suave. La pantalla te muestra un nombre conocido, precisamente la persona a la que menos te apeteciera ver o escuchar un domingo por la mañana, tu jefe James Lee, el hombre que nunca decía nada si no era para hacer mover el culo a todo el escuadrón a su cargo.

- Kabulski... ¿dónde cojones está?..., llega tarde, llevamos 10 minutos esperándole.... - le indica la voz indignada del jefe, ¿cómo podías haber olvidado que tenías una reunión con todos tus compañeros en torno a una investigación? Quizás se debiera a las botellas de alcohol esparcidas por el piso, o puede que fuera porque el mensaje de aviso lo recibieras después de dormirte, en cualquier caso, allí estabas tú la mar de a gusto en tu apartamento, mientras todos tus compañeros andaban en comisaría aguantando el mal genio del jefe, en parte porque según el número de casos sacados adelante dependía seguir en su posición de mando.

Quizás desearas explicarle la excusa por teléfono, o puede que lo mejor fuera presentarse en comisaría lo antes posible y enfrentarte a él, de todas formas...¿quién le daba derecho a hablarte de esta manera?... ¿podía permitirse la licencia de dirigir tan bruscamente a sus subordinados?... Algo en tu fuero interno te decía que sí, pero claro, al fin y al cabo tú no eras un detective como los demás, últimamente estabas en la peor versión de todos ellos.

Y era ahora cuando te tocaba decidir qué hacer con tu vida. Ser policía implicaba no tener días de descanso, la obligación y el deber primaban, pero la decisión de ser cumplidor, al fin y al cabo era tuya.

La radio seguía sonando y sonando, pero eso no te importaba, al fin y al cabo la música para ti siempre había sido una forma de entender la vida. Otra cosa era que ese grupo concreto que comenzaba a mostrar su arte a nivel mundial fuera de tu gusto, o uno de aquellos inútiles con buen marketing dispuestos a engrosar los bolsillos de las discográficas con mínimo talento y exceso de amigos influyentes. Solo tú podías juzgarlos.

- ¿Ya son las seis?... - en el otro lado de la cama suena la adormilada voz de Miracle. Había pasado la noche en tu casa tras dejar a los niños con una amiga suya, la cual seguiría de canguro hasta casi la media tarde, momento en el que ella saldría de su trabajo y se dispondría a ejercer de madre. No era habitual que se separase de los pequeños, pero aquella novedad de haber estado juntos en la nocturnidad, disfrutando físicamente el uno del otro, era algo a lo que bien pudieras engancharte, o por el contrario, repudiar del todo, al fin y al cabo tendías a estar solo normalmente...

La pierna de ella se dispone encima de la tuya y sus dedos comienzan a recorrer tu pecho, con delicadeza y suavidad, era una dulzura de mujer, siempre y cuando no se enfadase, aunque pocas veces tendía a hacerlo. Con esos medidos gestos comenzó todo en la noche y acabasteis haciendo más deporte que si hubierais recorrido Central Park cinco veces.

- ¿Qué tienes pensado hacer hoy?... Yo entro a las siete a trabajar,  quizás haya suerte y seamos dos en barra, nos quejamos el otro día de ser poco personal para tanto cliente..., y quiero pensar que el jefe nos ha escuchado  y disponga un tercer camarero para servir mesas... Los domingos se llena el local... - informa ella con aspecto distraído, somnoliento, con cara de necesitar un café vía oral o venosa -... Debería ducharme... - sí que debería, los fluidos de ambos se entremezclaban en su cuerpo y la mejor manera de comenzar la mañana era con higiene general, a no ser que Matt tuviera otro tipo de...ideas...

El sonido de la radio se vio interrumpido por una llamada entrante que recibías en tu teléfono móvil. La alarma era incesante, tan molesta que quizás incluso te planteases cambiar aquella música infernal por una mucho más suave. La pantalla te muestra un nombre conocido, precisamente la persona que mejor te trata desde que pusiste tu primer pie en Manhattan, el varón que no se separa de tu lado, te da consejos y presta ayuda cuando la necesitas, Jonathan.

- Buenos días princesa... - le era irremediable hacer referencia al saludo de Guiro Orefice, el carismático italiano de origen judío, que era protagonista en "La vida es bella" -....espero que hayas amanecido bien, que estirases todas las arrugas que por supuesto no tienes durante la noche, y que me digas qué vamos a hacer esta mañana..., es domingo y claro, trabajar supongo que no trabajas, ¿quizás algo de running en Central Park?..., ¿o mejor un desayuno lleno de calorías en algún lugar emblemático?... Estaba pensando en ir al Soho, ya sabes, en la brasserie francesa Balthazar, mi chica no se merece menos que eso...- se escucha una suave risa de fondo, no era el tipo más guapo del mundo, pero su inteligencia y dedicación hacia ella le hacían un mejor amigo ideal, siempre atento a sus caprichos e incluso a los que aún no había formulado porque...¿quién no deseaba desayunar estupendamente por la mañana?

Si Kaya analizaba la semana se podría dar cuenta de cuánto él significaba en su vida. Llegaba tarde al trabajo, él se pasaba con un taxi a buscarla, se le rompía una tubería en casa, aparecía con un fontanero y una empleada doméstica para que solucionaran los desperfectos y si le veía una mala cara, podía pasar horas escuchándola y por supuesto, poniéndose de su parte. Para Jonathan ella siempre tenía razón, incluso cuando no la tenía, daba igual, los demás se merecían lo peor y ella lo mejor.

- Pues dime princesa..., ¿soy parte de tu plan matutino o tienes mejores cosas que hacer?..., pero piensa algo... invito yo..., ¿podrías dejar pasar unas sabrosas tortitas? ¿unas tostadas francesas? ¿un café importado directamente desde Colombia?.... - la tentó, pero no era la primera vez que lo hacía, siempre que averiguaba un gusto nuevo en ella se buscaba la vida para satisfacerlo. Las mujeres podrían darse de hostias por un hombre así, era de los que quedaban pocos o directamente, de los que no existían. Aunque la maldición de Kaya era fijarse en los tipos como Aitor, y así le había ido, al menos de momento.

Lo primero que notó Malcolm al abrir los ojos fueron las legañas resecas que no le dejaban ver con claridad su habitación, ¿O sería por que las persianas estaban bajadas y apenas entraba la luz del sol? Tenía la boca seca y notaba cómo le palpitaba la cabeza a cada movimiento. Esa misma noche hablaría seriamente con Lucius sobre el Bourbon que le había servido ¡Maldito cabrón!Esa mierda era garrafón puro La llamada de Lee sólo consiguió que su dolor de cabeza aumentara, y aunque habría deseado con todas sus fuerzas mandarle a la mierda, sabía respetar las jerarquías - Ya llegoDijo con una voz de ultratumba mientras se esforzaba en levantarse de la cama y colgaba para no escuchar la réplica del Teniente. No tenía tiempo de pegarse una ducha, así que simplemente se lavó la cara y los dientes, se echó desodorante tanto en las axilas cómo en el pecho para disimular el olor a sudor alcoholizado y se vistió.

Mientras salía a la calle, pasó los dedos de la mano derecha por su cabello para intentar peinarse y levantó la mano izquierda para parar un taxi. La comsiraía del distrito 110 estaba a 20 minutos de su casa en coche, y si había tráfico podía llegar a ser el doble. - A la comisaría del distrito 110, y rápido Dijo Malcolm al taxista a la vez que le enseñaba la placa para indicarle que no toleraría rodeos ni caminos más largos.

Lejano... muy lejano... así es como siento que mi cuerpo está con respecto a los sonidos que comenzaban a llegarme... una maraña de ruido que me obligaba a despertar...

Torcí un poco la cabeza hacia el sonido que más parecía destacar entre el caos... una voz femenina... dulce... suave... abrí un ojo y sí, ahí estaba, un rostro perfecto... sin duda... Miracle... y es que era un milagro que una chica como ella se hubiese fijado en un tipo como yo.... 

Poco a poco fui dejando el mundo onírico y entrando a la realidad de mi existencia... era Matt Lomenzo, aquel al que apodaban Bassman Lomenzo... un tipo corriente que lo único que poseía era un talento natural para moverme entre la jungla de las cuatro cuerdas...

Bajé un poco la colcha liviana con la que estábamos tapados y comprobé que no se había puesto nada después de la noche que tuvimos... observé como subía y bajaba su pecho con la respiración, que parecía algo agitada... le di un leve pellizquito en le pezón - tengo que ir al estudio, Richard tiene contratada una sesión con un guitarrista de Englewood, creo que empezábamos a las 9... uno de esos virtuosos que solo hacen videos para youtube... - contesté, tratando de ocultar el bostezo incontrolable que en ese momento tenía, sonreí y seguí hablando - al menos, con estos músicos se pasa bien, así que espero pasar un rato agradable... Una ducha vendría bien, si... ¿te apetece compañia? - vi como de pronto prestó más atención a lo que hablaba, el cambio de tema tan radical la pilló de sopetón... no es que no le interesara lo que estaba hablando, es que... estaba claro que se había despertado excitada, y poca cosa pone más cachondo a un hombre que un polvete mañanero... dí un rápido tirón a la colcha y eché a correr hacia el cuarto de baño mientras oía como ella salía tras de mi riendo... - luego podemos tomar un café... - grité tratando de hacerme oir por encima del tema que sonaba en la radio de Ghost

El taxista paró cuando vio a Malcolm en medio de la calle, levantando la mano. Era una suerte coger vehículo en ese momento del día, puesto que muchas personas comenzaban a realizar sus movimientos por la ciudad. El conductor tenía aspecto hindú y tras girarse para ver al tipo que hacía uso de su servicio movió la nariz en señal de disgusto. Aquel individuo olía rancio, la mezcla de alcohol y desodorante no era buena combinación. No le dio tiempo siquiera a preguntar a dónde debía llevarle puesto que Kabulski se le adelantó, diciéndole el destino y mostrando su placa.

El conductor pestañeó...¿de verdad aquella piltrafa humana sucia, desaliñada y pestilente era policía?... ¡como estaba el cuerpo! Y él no es que fuera mucho más aseado, pero al menos no apestaba a destilería, podría haber sido agente sin problema alguno.

- Sin problemas..., vamos para allá... - dijo el conductor tomándose su tiempo, y es que el mayor error que podía cometer Malcolm si tenía prisa era precisamente enseñar su placa a un taxista, puesto que desde ese preciso instante pararía en todos los pasos de peatones, no rebasaría el máximo de velocidad permitida ni en los tramos que fueran adecuados para ello y por supuesto, sus giros serían más de examen de conducir que de hacer un transporte rápido de pasajeros. Y todo eso sin contar que por supuesto, pillaron atasco.

El trayecto de 25 minutos se alargó a cuarenta y cinco minutos, más los 10 que habría tardado Kabulski en salir de casa, más los 10 que el jefe llevaba esperando harían como resultado final a más de una hora de espera por aquel detective malhumorado que no caía demasiado bien en la comisaría donde trabajaba.

- Jefe ya hemos llegado... Son 15 dólares... - algo positivo tenía, y era que no iba a estafarle estando donde estaban.

Una vez saliera del taxi y accediera al edificio, encontraría a sus propios compañeros mirándole hasta con lástima, y es que el jefe estaba echa una furia, cabreado a más no poder, ¿quién cojones era Kabulski para llegar más de una hora tarde?... Quizás cuando entrase al despacho debiera buscar la manera de apaciguarle.

La muchacha dulce y cariñosa reaccionó ante el pellizco en el pezón con una mordida en el cuello de su pareja, y es que hasta los más tiernos felinos sabían sacar sus garras cuando la ocasión lo requería.

- Eres malo... - susurra para luego escuchar el plan del día de Matt -...vaya, vas a pasar una buena mañana..., esos tipos suelen ser muy buenos, aunque es triste que se deban de dar a conocer por medio de internet y que el mundo no les hubiera descubierto antes... - dijo ella pensativa -...¿sabes?...., algún día te tocará famoso, y cuando eso suceda, viajaremos por todo el mundo de gira... y sin dejar de girar... - dijo ella riendo levemente, no era una mujer ambiciosa, su sencillez se basaba en tener lo suficiente para vivir y sobre todo disfrutar de los momentos libres con él y con sus hijos.

La mujer sin duda se había levantado juguetona y el mástil masculino daba buena muestra de que el viento era favorable en aquel instante que se iban a navegar, concretamente bajo la ducha.

- ¡No huyas cobarde!... - grita ella por encima también elevando la voz -... no se te ocurra comenzar a enjabonarte sin mi... - comenta la mujer alcanzando al varón y rodeando su cintura con los brazos, tirando de él hacia la bañera, donde se metió y abrió la llave del agua para notar como el líquido elemento, frío al inicio, hirviendo posteriormente y cálido al final, mojaba sus pies -...ven a mojarte conmigo.... - el juego de palabras obviamente tenía una considerable connotación sexual, pero así era Miracle, ardiente en la alcoba, correcta en la calle y siempre dulce, un encanto que su anterior marido intentó destrozar a base de golpes, una suerte que ella pusiera final a aquella relación tóxica que tanto daño le hacía, física y mentalmente.

La mujer dejó que el agua se deslizara por su piel, mientras atraía a Matt hacia sí. Comenzó a besarle con ganas, obviamente ya se había olvidado del café.., ¿quién diablos desearía desayunar en momentos así?

La mano femenina, con espuma jabonosa comenzó a acariciar el miembro viril con una presión adecuada y un movimiento constante para provocar que el hombre tuviera el calor suficiente como para dar pasos más intensos en aquel encuentro matutino. Ella esperaba que después de sus pasos él tomara la iniciativa.

Apenas un par de minutos antes de que el despertador sonara Kaya ya estaba despierta en la cama, tenía su cuerpo y mente tan acostumbrados a una misma rutina de despertar que le era prácticamente automático, sin embargo seguía poniendo el despertador, le recordaba que era la hora de ponerse en marcha, que no podía cerrar los ojos y volver a dormirse, aunque eso, hasta al menos ese día, no había pasado nunca.

Kaya se estiró en la cama tan larga cuan era mientras escuchaba las noticias, otro asesinato, aumento del índice de criminalidad y de nuevo las ratas, por todas partes… Kaya se levantó como un resorte lista para ponerse en marcha, pensaba salir a correr, después un ligero desayuno, y luego… iba repasando mentalmente su día planificado, como cada domingo, mientras se quitaba la cómoda camiseta con la que solía dormir y comenzaba a subirse las mallas de deporte cuando comenzó a sonar la música. Kaya empezó a bailar por la habitación, se encontraba llena de energía a pesar de apenas haber dormido 4 horas a causa de el horario de noche en el club, después de eso cualquier otra persona se encontraría destrozada, en la cama, tapando su cabeza con la almohada y maldiciendo al despertador, pero no era el caso de Kaya, no ella siempre estaba dispuesta a comenzar el día lleno de energía.

Un horrible sonido se impuso a la radio, el móvil, ¿sería trabajo? Kaya se acercó corriendo a la mesilla y lo agarró, una sonrisa apareció en su rostro cuando vio el nombre en la pantalla que indicaba una llamada entrante de Jonathan, negó con la cabeza, se sabía hasta su horario de sueño.

- Hola Jonny – respondió a su dulce saludo cuando la llamó princesa, tenía esa bonita costumbre que a Kaya en alguna ocasión le había hecho pasar algún momento incómodo con su ex, sin embargo jamás le había reprochado ni impedido nada a su amigo, él era así de atento y de cariñoso y ella le adoraba tal y como era, escuchó sin interrumpir a su charlatán amigo y sus proposiciones, tortitas, café… ¿cómo iba a rechazar algo así? Y menos viniendo de él, con todo lo que hacía por ella, miró las mallas que tenía puestas y las zapatillas de correr, - oh vaaale vaaale, que le den al running, pero ¡espero que esas tortitas llenas de calorías merezcan la pena señorito! – sabía que aquello implicaría un tiempo extra en el gimnasio pero ¿a quién no le apetecía de vez en cuando darse un capricho? Y ella no podía permitirse muchos. -  Dame 5 minutos y estoy lista ¿me recoges? – ni siquiera sabía por qué hacia aquella pregunta ya sabía la respuesta de sobra. - ¡Hasta ahora!

Kaya cambió las mallas por unos vaqueros ajustados, unas botas y una bonita blusa, sabía que aquél lugar tenía cierto nivel pero no le apetecía arreglarse más, para eso ya tenía su trabajo de modelo e igualmente, la preciosa joven siempre estaba espléndida, en esos momentos solo quería estar cómoda y disfrutar de un buen desayuno con la mejor compañía, se maquilló un poco y bajó a la puerta para esperar a Jonathan.

Era un clásico habitual para Samuel despertarse bostezando, estirando los brazos y entre abriendo los ojos, tras escuchar el jodido radio despertador de su mesita emitir las noticias más destacadas del día. Incluso los fines de semana, que el joven podría aprovechar para hacerse el remolón y dormir unas cuantas horas más sobre la cama, era inflexivo y no tardaba en levantarse, comúnmente más motivado que entre semana que debía acudir a la facultad de Derecho. ¿La razón? Los sábados y domingos podía hacer lo que más le gustaba, pasar horas y horas sobre su flamante motocicleta negra, una Kawasaki ninja H2, visitando lugares emblemáticos de la ciudad, comiendo donde le viniese en gana, escuchando buena música en el Club de Jazz que había empezado a frecuentar, y como no, competir por las noches en carreras ilegales de motocicletas junto a su inestimable amigo Bruno Evans, con quien formaba dupla con la cada vez más conocida banda Black Phantom.

Al escuchar que era 9 de junio, segundo domingo del mes, le vino a la mente que ese día se celebraba el Desfile Nacional del Día de Puerto Rico, evento anual en honor a los cuatro millones de habitantes puertorriqueños que viven en EEUU. Cómo todos los años, más de 80.000 personas participarían en el desfile y más de dos millones de espectadores lo presenciarían, participando en éste celebridades famosas, este año le sonaba que habían invitado a Ricky Martín entre otros. ¿Que se podía esperar? Diversión, música, salsa, trajes regionales, impresionantes tocados de plumas… el desfile nacional de Puerto Rico siempre era una fiesta de color y diversión en la que descubrir más sobre la cultura y tradiciones de la isla mientras la gente lo pasaba en grande. La comitiva también era parte de una asociación sin ánimo de lucro que trabaja por promover la cultura puertorriqueña en la ciudad de Nueva York, y el desfile tenía una temática distinta cada año, con un elemento histórico como telón de fondo. Nada mal.

Sin embargo, lo que realmente le interesaba a Samuel era que solía ser la excusa perfecta para que famosas bandas rivales de moteros, en especial de origen latino, acudiesen al evento y por la noche se celebrasen increíbles carreras ilegales. Esperaba acudir como el año anterior y revalidar el título, aunque era consciente de que este año la competencia iba a ser muchísimo más dura, con más bandas participantes, entre ellas una de las más conocidas a nivel internacional y con una inmensa estructuran interna, los Bandidos, integrantes del 1%. La muerte del hispano que anunciaron los medios solo iba a calentar más si cabe los ánimos, y esperaba que aquello no le salpicase de ninguna forma. Para Samuel, lo único que importaba era competir, la adrenalina pura que recorría su cuerpo cuando iba a máxima velocidad, la sensación indescriptible al cruzar la línea de meta sabiéndose el mejor, el corredor mas rápido a batir. Tenía su riesgo el asunto, pero realmente le hacía sentir vivo.

- Hoy lo vamos a petar los Black Phantom, estoy seguro. Gregory nos aseguró que teníamos asegurada nuestra plaza para las carreras y que ya estábamos inscritos, y aunque yo no necesite la pasta, se que Bruno si la necesita para ayudar a su familia...- Iba hablando en voz alta para si mismo, siendo consciente de que no había nadie en el apartamento de lujo que acababa de alquilar gracias a sus padres, y que los de la mudanza justo ayer habían terminado de descargar las últimas cajas y amueblado el lugar. A decir verdad, la casa estaba patas arriba y llena de cajas por todas partes, pero a simple vista se podía observar que una vez estuviese todo en su sitio, aquel lugar valdría una millonada. Joder, este sitio es enorme... Quizá debería haber alquilado algo más pequeño, pero lo hecho, hecho está...

Su smartphone de última generación sonó en ese preciso instante, era Bruno, por lo que bajando el volumen de la radio, en la que había empezado a sonar el conocido tema de rock "Rats", atendió a la llamada de inmediato.

- ¡Que pasa tío! Te veo agobiado, ¿está todo bien, Bro? - Comentó divertido mientras empezaba a lavarse los dientes, a la par que escuchaba a Bruno hablaba atropelladamente. Ya veo, estáz con un marronazo enzima y nezezitaz mi...espera! ¡Puaghhh! - escupió el agua de la boca en el lavabo que le impedía hablar con claridad. Básicamente quieres que invente una jodida excusa para ir a recogerte, sin que tu madre te corte los huevos por largarte. Mmmm...déjame pensar... Tío, lo tienes fácil... Dile que hoy es el día nacional de los puertorriqueños, y que quieres ir al desfile para apoyar la multiculturalidad, la defensa de las raíces y todo ese rollo... Ella más que nadie entenderá que es importante acudir a esos eventos para mostrar a Nueva York y al mundo entero más sobre la cultura y tradiciones puertorriqueñas y acabar con la segregación a la que los puertorriqueños fueron relegados al establecerse en la ciudad. Dile que los Nuyoricans, neoyorquinos de origen puertorriqueño, están orgullosos de sus raíces y quieren mostrar cómo la cultura boricua influencia la ciudad de Nueva York y viceversa. ¡“Yo soy boricua pa’ que tú lo sepas”, el pueblo boricua está orgulloso de su identidad y quiere mantenerla! - dijo poniendo acento latino y explotando en una gran carcajada final tras su soberbia interpretación.

- Como sea, voy para allá en cuanto desayune, me vista y pille algo de pasta...no tardaré. ¡Oye! Se que no quieres que te invite a todo por ser colegas y esas movidas, pero mi padre me dejó dos entradas para subir a lo alto de la Torre Trump, y desde allí hay unas vistas cojonudas tanto a Central Park como al Desfile que empezará en unas horas. ¿Te hace el plan? - Le dijo un tanto emocionado y en un tono que no admitía réplica. Ambos se conocían y sabían cuando les interesaba algo, y de seguro tenían en mente estudiar a las bandas rivales durante el día, que mejor modo que localizarlas de antemano desde un lugar emblemático y al que casi nunca acudían. Venga tío, échale huevos y rebaja el ánimo de tu vieja, en cuanto llegue espero que unas pocas palabras servirán para convencerla... y más si te vistes con ropa elegante y le dices que vienes conmigo. Nos vemos en quince minutos, bro...

Samuel colgó la llamada y sonrió. Bruno era la ostia, capaz de correr a más de 300km/h con su Honda CBR 1100XX Blackbird, jugándose la vida, y no siendo capaz de enfrentar a su madre para evitar ir a una tediosa misa Gospel. 

A Malcolm no se le escapó el gesto del taxista cuando subió a bordo, pero poco le importaba lo que pensaran de él los demás, así que simplemente se recostó y cerró los ojos para intentar paliar su dolor de cabeza. El trayecto había sido eterno, pero Malcolm no podía culpar al taxista por dedicarse a imitar a Morgan Freeman en "Paseando a Miss Daisy", además de que la culpa de llegar tarde era suya y de nadie más. Por lo menos el trayecto le sirvió para echarse una siesta rápida que agradeció cuando el taxi paró en frente de la comisaría. Malcolm le dió un billete de 20 al conductor y se bajó del coche sin esperar el cambio y sin decir nada al taxista.

Al entrar por la puerta, notó algunas miradas hacia su persona, pero Malcolm siguió su camino sin titubear ni hablar con nadie. Sabía que le esperaba una buena, pero la verdad es que poco le importaba a estas alturas de su vida lo que le dijese su jefe.

Para arañar unos segundos y evitar conversaciones estúpidas de ascensor, Malcolm subió andando al primer piso por las escaleras. Al llegar a su departamento, fué directo hasta el despacho del Teniente Lee sin ni siquiera pasar por su mesa para dejar sus cosas. Al llegar a la puerta del despacho de Lee, pudo notar como el murmullo reinante cada vez era más bajo hasta llegar a desaparecer cuando llamó a la puerta con los nudillos y abrió la puerta sin esperar el permiso para entrar.

El despacho era el típico que se podía ver en cualquier película de Hollywood, con la bandera en una esquina, varios diplomas y fotos en las paredes y algún recorte de la prena que hablaba sobre grandes gestas del Teniente Lee. En el escritorio tenía una foto de su mujer y sus dos hijos, los cuales ya estaban en la universidad.

- Buenos días Teniente... Siento el retraso Dijo tragándose el orgullo y sin muchos rodeos - De todas formas, esas reuniones matutinas son una chorrada, si me permite decirlo. Los asesinatos se cometen en las calles, y ahí es dónde deberíamos estar desde primera hora Era una queja que venía de lejos y esperaba convecer al Teniente de que se dejara de reuniones mañaneras con café y donuts que lo único que hacía era acomodar a los policías.

Inicialmente se hizo el silencio mientras Kaya decidía si el plan de ir a desayunar juntos era la mejor opción y Jonathan no decía nada, pero en su fuero interno había una sensación de malestar o sufrimiento por si su "dinámica amiga" optaba por ponerse zapatillas de deportes. Obviamente lo suyo era el sillón e internet.

- Fantástico, princesa...., ya sabía yo que no ibas a poder negarte a un plan como el mío, aunque ya sé que después del desayuno me vas a hacer andar.... - y tanto, entre las costumbres de su amiga estaba no permitir que una triste caloría se alojara donde no debiese y a pesar de ser perfecta, le desagradaba esa obsesión por el físico y que bien entendía, era por trabajo -... por eso te cuento la segunda parte..., hoy es el segundo domingo del mes de junio y se celebra el Desfile Nacional del día de Puerto Rico, habrá mucho ambiente en la quinta avenida..., si quieres nos la recorremos, son 10 kilómetros de satisfacción... - comenta el hombre -... ya sabes que contigo hasta la muerte... - y de verdad así era, la bonita modelo no podía saber lo mucho que a Jonhy le desagradaba el deporte y sus derivados. Sudar era para repartidores y ladrones -....¿recogerte cielo?..., ya estoy abajo..., cuando finalices el proceso de empolvado de nariz aquí estaré...

Y allí estaba. Con sus vaqueros azules y su camisa de cuadros del mismo color. No era el hombre más guapo del mundo, pero tampoco era horrendo, muchas chicas dirían que tenía su punto. Lo que quizás si le matase era ese halo de intelectual que no a todas las mujeres llama la atención, tendiendo más las féminas por los tipos duros, una ironía puesto que los últimos eran lo menos recomendables para una relación seria.

- Estás preciosa..., y hoy es verdad que sólo has tardado cinco minutos..., la última vez fueron treinta... - comentó dándole un suave beso en la mejilla, signo de buena amistad y complicidad -...¡taxi!.... - solicitó el hombre cuando vio uno que estaba estacionando en la misma calle y del cual se apeaba una mujer. Corrió para cogerlo y que así nadie se lo quitara, de esta manera le daría tiempo a Kaya de acercarse sin necesidad de correr o alterarse. Era un jodido caballero que le abrió la puerta y la dejó acomodarse en primer lugar. Pocos hombres existían como él. Pocos hombres estaban tan enamorados como él.

El trayecto fue bastante tranquilo. El taxista resultó ser un tipo agradable de ascendencia latina y que estaba emocionado por el desfile que iba a tener lugar en varias horas.

- Empieza a las 11 de la mañana y no termina hasta las 17.00...., va a ser grandioso..., han repartido miles de banderas y por lo visto el mariscal de este año va a ser Ricky Martin.... - comentaba el hombre mientras en la radio sonaba una canción versionada en salsa de Marc Anthony

https://www.youtube.com/watch?v=Ns9YYSqLxyI

Jonathan parecía seguirle la corriente, mostrándose amable con el hombre, tocando algunos temas de la cultura latina y su propia procedencia, informando de que era Peruano, que vino a Estados Unidos porque se enamoró de una mujer por internet, y cuando llegó al país supo de que ella estaba casada, así que pidió permiso de trabajo que no le fue concedido, pero por medio de una casa de citas consiguió enlazarse con una peruana afincada en New Jersey y desde entonces vive en en el país de las oportunidades.

Tras parar el taxi, pagarlo y abrirle la puerta, llegaron a Balthazar, el local por fuera tenía buen aspecto. Coronaba la puerta un cartel rojo con el nombre del sitio y las grandes cristaleras permitían ver que su interior era espectacular, un sitio especialmente refinado, caro de base, uno de esos lugares donde toda mujer quería ser invitada por su pareja.

- Buenos días... Mi nombre es Jonathan Miles..., tenía una mesa reservada a mi nombre... - le dice al maitre, el cual hace un saludo elegante antes de conducirles a un cómodo rincón, bastante íntimo y desde donde se podía visualizar toda la estancia -... ¿te gusta el lugar Kaya?.... Podríamos mirar la carta... ¿qué te apetece tomar? ¿un desayuno continental o francés?....

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La tensión se sentía en el ambiente. Los funcionarios de aquella comisaría habían visto al teniente estallar de ira, y en esos momentos lo mejor era  retirarse de la mejor manera posible. Nadie quería marrones ni malos rollos y menos con el superior, pues con tan solo un escrito el destino profesional podía ser de "asumible" a "insoportable"

- ¡¡¡¡¿Por qué diablos no llama a la puerta?!!!... - bufó el hombre que tenía el rostro pegado a unos documentos y aquella entrada de Kabulski fue en exceso inmediata, haciendo que sus nervios se irritaran, una vez más. -...¡¡Llega tarde!!... ¡Claro que llega tarde!... ¡Y apesta!... ¡Y siquiera se ha peinado joder!.... - miró al detective que parecía que se le iban a salir los ojos de las órbitas -... Si, por supuesto que siente el retraso, por eso dice que las reuniones matutinas son una chorrada..., claro que sí, hombre, haga méritos..., ¿para qué hablar de los puntos más débiles de nuestra jurisprudencia?...., o ¿para qué vamos a seguir las órdenes del inspector que NOS obliga a reunirnos para dar indicaciones?....o ¿para qué vamos a distribuirnos el trabajo?..... - era evidente que el comentario le había molestado, y mucho -....¡Los asesinatos se cometen en la calle!...., usted tiene razón ¡y no en los bares!...., así que deje de meter sus narices en whisky o cualquiera que sea el veneno que ingiera, y busque criminales, así nos irá mucho mejor a todos...

El hombre se pasa un pañuelo sobre el rostro, alterarse le hacía sudar y cada vez que se citaba con Malcolm vaya que si lo hacía... Era el grano en el culo del departamento.

- Kabulski, siéntese..., hay que hablar largo y tendido.... - le hace un ademán hacia la silla que tenía enfrente -...el superior nos ha indicado que están habiendo problemas con el tráfico de narcóticos en nuestro distrito y con malditas carreras ilegales de motos.... Por lo visto el primero de los delitos está relacionado con el segundo. Debe investigar quién cojones es quien plantea esas carreras, conseguir pruebas suficientes para encerrarle e intentar conseguir nombres de posibles camellos que se muevan por nuestra zona.... ¿me ha entendido?....

Quizás el detective estuviera a punto de levantarse para hacer lo que le habían mandado, pero el teniente no estaba dispuesto a dejarle marchar así como así.

- Por cierto..., le hemos asignado un compañero... - le mira serio -... sí, no me mire como un besugo fuera del agua..., en este binomio ella sale perdiendo... - coge el teléfono de la oficina y habla con la secretaria -... vaya a buscar a Lexi Taylor..., ¡yo que sé dónde anda!..., ese es su trabajo... - y colgó -... le recomiendo que no beba en sus horas de trabajo, un desliz puede provocar que sea retirado de empleo y sueldo.... Es un secreto a gritos de que tiene problemas de tipo personal, soluciónelos y venga con mejor aspecto....

Este último comentario había sido hecho de buen grado, quizás hasta el teniente fuera un buen tipo debajo de sus múltiples capas de irascibilidad, actitud que ocultó cuando una muchacha bastante joven llama a la puerta con suavidad y entra en la oficina del jefe.

- Señorita Taylor, este es su compañero, y ahora pueden retirarse a realizar sus investigaciones..., quiero buenos resultados y pruebas... ¿me han entendido?.... ¡pruebas joder!....

Ambos salieron del despacho y quizás aprovechara ese momento Kabulski para fijarse en su compañera, la cual no sonreía, le gustaba tanto su compañía como probablemente a la inversa.

En el fondo, Malcolm disfrutaba viendo al Teniente Lee enfurecido ya que le recordaba a esas peliculas de los 80 y tuvo que hacer un gran esfuerzo para no reírse cuando comenzó a gritarle. Intentó volver a peinarse cuando Lee hizo un comentario al respecto y desconectó totalmente cuando comenzó a hablare sobre las reuniones, las ordenes del inspector y todos esos temas que le aburrían soberanamente.

Cuando Lee le pidió que se sentase, Malcolm lo hizo sabiendo que esa sería la parte que no le iba a gustar. Podía aceptar los gritos, pero cuando Lee se ponía en modo serio-tranquilo, la cosa tomaba un cariz que solía disgustarle. El Teniente fué directo al grano, y cuando comenzóa hablar de narcóticos y de carreras ilegales, Malcolm puso los ojos en blanco maldiciendo por dentro ¡Me cago en mi puta vida! ¡Otra vez que me cuela un caso de narcóticos! ¡JODER! ¿Es que no se da cuenta de que yo soy de homicidios? No era la primera vez, y Malcolm sabía que no sería la última, que le mandaban realizar un caso fuera de su especialidad a modo de castigo por su comportamiento y su falta de puntualidad. Estaba tan cansado de discutir y le dolía tanto la cabeza que esta vez no dijo nada y se levantó de la silla para irse de allí.

Antes de que pudiera salir del despacho, Lee le regaló un castigo más en forma de nuevo compañero, y Malcolm recibió la noticia con sonoro resoplido. Ya había tenido más compañeros, aunque del último ya habían pasado un par de años y con ninguno aguantó más de un mes Tranquilo Mal, ya verás como este no dura ni quince días. Pedirá el traslado como todos. Mientras pensaba en cómo sería la tal Lexi, Malcolm escuchó las palabras de preocupación del Teniente sobre sus problemas de bebida - Tranquilo Teniente, nunca bebo de servicio

Cuando Malcolm vió a la que sería su nueva compañera, no pudo negar que le pareció una mujer muy atractiva, pero le pareció de mal gusto por Lee que le juntara con alguien tan joven Parece recién salida de la Academia... Esta no aguanta ni una semana aquí
Junto a su nueva compañera, Malcolm salió del despacho y se dirigió hacia su escritorio dónde buscó un archivo en su ordenador. Cuando por fin lo encontró, tomó papel y boli y lo escribió en un post-it de color amarillo fosforito. No recordaba la última vez que había ido al taller de Cesar, y por eso tuvo comprobar que no había cerrado o se hubiese trasladado para no realizar el desplazamiento en vano.

En vez de salir por la puerta principal, Malcolm se dirigió al parking con la intención de utilizar un vehículo para el desplazamiento. No usaría uno oficial, ya que no le gustaba llamar la atención así que pidió alguno de los más discretos que tuvieran requisados en ese momento. Cuando le dieron las llaves, Malcolm se dirigió por primera vez a su nueva compañera - Conduces tú Le dijo tirándo las llaves al aire en su dirección para que ella las pudiera coger. Entró en el coche por la puerta del pasajero y pegó el post-it en el volante para que ella supiera dónde tenía que ir: 47-03 108th St, Flushing, NY 11368, EE. UU.

El sexo que tuvimos en el baño fue apasionado, quizás de los más apasionados que he tenido, nuestros cuerpos se fundieron en una especie de trance bajo la cálida lluvia. Tristemente tuvimos que volver a nuestra pequeña realidad, aunque ambos pensamos, si bien ninguno lo dijo en voz alta... que provocaríamos la situación a la menor oportunidad... esto había que repetirlo.

Miracle salió de la ducha primero. Necesitaba más tiempo de secarse bien el pelo, pues en esta época, que no hacía ni frío ni calor, bastaba confiarse un poco para coger una pulmonía. Yo, en cambio, pese a tener diagnosticada una hipertensión esencial desde los veinte o veinticinco años, rara vez me constipaba. Podía salir en pleno enero con el pelo húmedo a la calle, o experimentar cambios bruscos de temperatura, que no solían afectarme. Por ello, aproveché el momento para deleitarme bajo el chorro de agua caliente...

Cuando salí de la ducha ella ya estaba vestida - lástima - pensé. Uno de mis momentos favoritos cuando me acostaba con una tía era el momento que seguía al sexo en si, observar como iba cubriendo su cuerpo prenda a prenda, ocultando a la vista primero el pubis, luego el pecho... subirse unos tejanos o bien ponerse un vestido. Había algo muy erótico en ver vestirse a una mujer atractiva. Y Miracle lo era, muy atractiva. Rondaba los cuarenta años, pero parecía tener muchos menos. Como decía, ya estaba completamente vestida cuando entré al dormitorio, tuve que conformarme con ver como se calzaba los zapatos... al agacharse se le abrió la blusa y pude ver nuevamente insinuarse sus pechos, hecho que me provocó una nueva erección... cuando Miracle se dió cuenta me miró juguetona y con una sonrisa pícara... - ¿no has tenido suficiente? - me preguntó... - nunca, querida - contesté, guiñándole un ojo. Se me acercó y, tras un pequeño y tierno beso, y una muy leve caricia a mi pene, como quien no quiere la cosa, se despidió hasta la noche...

Esta noche habíamos acordado que cenaría en su casa, para conocer a los chicos... no podía evitar sentir cierta congoja...

Aun tenía tiempo de sobra para llegar al estudio. Éste se encontraba a unos cuarenta minutos, al otro lado de Central Park. Cogí mi bicicleta y comencé a pedalear por la aburrida 135 oeste para luego torcer a la izquierda y enfilar la Adam Clayton Powel junior... que no sabía quien carajo era y que yo la llamaba simplemente Adam Clayton, como el brillante bajista de los u2... un tipo con el que me gustaría sentarme a charlar, compartir una jam session y unos tragos... si, sin duda sería interesante.

Paré en el parque para comprar un café bien cargado en un quisco que ponía café de verdad, no la mierda esa que te sirven en el starbucks. Me senté en un pequeño promontorio junto al castillo Belvedere, uno de mis rincones favoritos de Central Park, pues ahí podía disfrutar tranquilamente del delicioso brebaje que acababa de comprar y leer un rato contemplando una de las mejores vistas del parque.

Llegué muy justo al estudio, tan solo cinco minutos antes de la hora a la que debería llegar nuestro... "invitado"... saludé a Richard, que daba muestras de evidente nerviosismo. Obviamente no esperaba que llegase tan apurado... pero ¡que demonios! Miracle estaba esta mañana como para pensar en otras cosas jeje.

Ey Rick... what's up! - le dije a modo de saludo y me encaminé con prisa hacia la pequeña sala donde calentábamos esperando que me diera tiempo a realizar todos los ejercicios antes de comenzar, no quería provocarme ninguna distensión, y estos virtuosos requieren una digitación tan exigente, que si no se ha realizado un buen calentamiento, es casi seguro que no podré finalizar la sesión.

Bruno desde el otro lado del teléfono explicó a su compañero de fatigas lo jodido que estaba con respecto a su madre, y es que si la vieja decía que iba a misa, es que iba a misa. Lo que el joven no esperaba era encontrar la voz desenfadada y la boca a medio limpiar de Johnson, el cual se mostraba relajado mientras que a su camarara de carreras Satán le estaba diciendo  "Mueve el culo y busca un plan alternativo... ¡que nos cristianizan...!"

- Sí tío, me has entendido perfectamente, necesito un puto plan..., "algo"... joder tú eres el que piensa, yo el que te saco de los marrones porque pegas como una nena... - dijo sin poder evitar una carcajada, y es que hubo una ocasión en la que Samuel se vino arriba enfrentándose a tres tipos que le "tocaron la moto"... Pufff que putada, la Kawasaki era la pareja formal del estudiante de abogacía y que delante de él le dieran un golpecito e insinuaran que era una mierda de niño pijo.... Bruno tuvo que intervenir de la forma tradicional cuando su amigo dio un puñetazo a uno de los matones, craso error pues no le movió del sitio, justo como lo harían en su barrio..., se dio de hostias con el tipo que parecía el jefe, ambos acabaron ensangrentados, daba pena verles, pero se puede decir que Evans al menos no fue quien pidió parar, ganando la contienda y el respeto en la calle como un "tipo duro".... Pero era un hombre perdido en una sociedad que consumía a los débiles o poco espabilados, y él pertenecía al segundo grupo, si lo sacabas de su vida entre motos y carrera, no era nadie.

La diatriba de Johnson era perfecta para estimular una conversación entre letrados. Convencer a la madre de su colega con multiculturalidad, respeto racial, orgullo patrio nuyorican y diez mil mierdas más sería un discurso perfecto que decirle a una madre boricua, que hubiera perdido sus referencias ancestrales, que no podía impedir que su hijo fuera a manifestar el amor sentido hacia sus orígenes. Pero para la práctica madre de Bruno, una mujer tremendamente religiosa, era complicado librarle de la evidente estrategia que forjaba el joven Samuel mientras se lavaba los dientes, y Evans lo sabía.

- Déjate de mierdas que mi vieja no se traga eso..., desayuna o fóllate a tu hermana, lo que quieras, pero "ven!... - no había lenguaje más claro y conciso, escuchando luego el plan de su amigo -...¿La Torre Trump?... me vale para ver la primera mierda del desfile, pero joder Samuel, los culos bonitos están abajo... - y no hacía referencia el de las mujeres, sino las líneas delicadas y hermosas de las motos que harían su manifestación particular -... un rato arriba y luego otro abajo..., no es mala idea que echemos un vistazo, esta noche va a montarse una buena, lo sabes ¿verdad?... - claro que lo sabía, Johnson siempre sabía las cosas antes que él, aunque luego actuaba como si no supiera nada, era listo para todo menos para la calle, donde los puños marcaban la línea divisoria entre chuparla y que te la chupen -... vente pá casa y luego vamos al desfile, te mueres por ir, lo intuyo por tu voz de niña ilusionada.... - Se burla su amigo manteniendo buen rollo -... Mientras llegas veré si relajo a la vieja, y si encuentro algo elegante para "el cuerpo de Nueva York", soy el terror de las mujeres... - y desde luego así era, como viera una falda con piernas debajo  no se contenía, actuando en exceso groseramente. Pero eso sí, cuando las muchachas eran desvergonzadas, siempre se acercaban y daban posibilidad de chance al binomio.

Bruno Evans colgó y cuando Samuel llegase a su casa para recogerle, lo vería vestido de esta guisa:

¿No quería elegancia? Aquí había tanta como quisiera....

Acababas de lavarte los dientes y de colgar a tu amigo cuando de repente te dijiste a ti mismo de que habías olvidado algo que decir a Bruno, quizás fuera sobre el tiempo que tardarías, o puede que el plan de la Torre se quedara corta para lo extensa de la mañana, o pudiera ser ninguna de las dos cosas... En cualquier caso escuchaste la canción de "Rats" otra vez en la radio, había comenzado de nuevo, era lícito que te preguntaras si en esa emisora no ponían nada novedoso para amenizar el día, ¿o pondrían a Ghost como único artista invitado?

Podías sonreír, la llamada entrante era precisamente de Bruno Evans, el cual nada más descolgases te dijo algo...

- Ey Bro...!!!!... tío, ¿tienes pensado algo para hacer?..., joder necesito un puto plan, mi vieja quiere llevarme a una mierda Góspel dentro de una hora, hazme el favor, mueve el puto culo para mi casa e inventa una excusa para que no me arrastre por la calle, que tiene muy mala leche cuando se encabrona... 

¿Qué podías sentir ante esta conversación que había tenido lugar hacía solo unos minutos?... ¿era un déjà vu?... ¿estabas aún demasiado dormido? ¿Tenías los dientes limpios? ¿Te estabas volviendo loco?.... Un repentino silencio se hizo entre ambos. Bruno pedía ayuda y Johnson se quedaba callado, pensando, mientras sus neuronas no podían entender qué había sucedido.

- Ey bro...¿bro?...., dí algo joder.... - solicitó su colega mientras aquella extrañeza seguía su rumbo y es que quizás, Samuel decidiera decir exactamente las mismas palabras que hacía un rato antes, de aquella manera, todo debería acabar con la recogida de Bruno y el desfile en la quinta avenida.

Cuando el tema se centró en la labor que el detective haría para servir al cuerpo de policía notó como Malcolm puso los ojos en blanco, obviamente no le gustaba su destino pero... ¿qué pretendía con su aspecto de dejadez y apestando a alcohol rancio?....

Los casos de homicidios estaban destinados para los mejores, pues no encontrar a un asesino suelto haría estallar el terror social y con ello decaería el nombre del departamento, pero no detener una trama de carreras ilegales tampoco era un problema de gran envergadura, tampoco lo era no dar un golpe contra el narcotráfico, aquellos delitos movían mucho dinero en las zonas marginales de la ciudad y en algunas de alto standing, de hecho habían altos cargos que se beneficiaban de eso... La corrupción era un mal que asolaba la sociedad pero tan real que quizás hasta algún jefe del teniente Lee pudiera cabrearse si caían los grandes magnates de los bajos fondos.

El resoplido del hombre ante la noticia del compañero le divirtió. Estaba claro que no sabía a quien le habían asignado. Era una mujer con fuerte carácter y bastante directa, una preciosidad en su forma física. Muchos del departamento de policía desearían tenerla al lado, pero aquel borracho solo valoraría a Taylor si sujetaba un cubata, y obviamente era por lo que tenía en la mano. Dios le daba pan a quien no tenía dientes.

- Sople y resople todo lo que quiera pero es lo que hay, y tiene suerte de que no le hagamos controles de alcoholemia cada vez que viene al trabajo, usted todavía destila lo de ayer... - le indica el jefe sin cortarse un ápice, en su carácter no estaba el silencio

El hombre vio cómo el detective y la agente más guapa del cuerpo se retiraban. Él con mala cara y la de ella no era mucho mejor, pero sabía comportarse delante del jefe lo suficiente como para tragarse las órdenes y asentir antes de cruzar el umbral y seguir a su compañero.

Lexi había llamado a la puerta del jefe con suavidad para no alterar más su estado de ánimo, no había que ser un genio para saber que éste era nefasto tras la ausencia de uno de los detectives que debían estar en la reunión de la mañana, el que iba a ser su compañero. Bien empezaban....

Cuando entró escrutó al varón, era inevitable hacerlo, su aspecto era sucio, estaba despeinado, olía a aliento reconcentrado gracias a la ausencia de desayuno y a la ingesta que tuviera la noche anterior. ¿Qué había hecho ella para recibir aquel castigo? ¿Sería por su inexperiencia? ¿Por su carácter tajante con el resto de compañeros varones? ¿Por negarse a cenar con el jefe cuando se lo propuso la semana anterior?... Lo último ganaba peso, era un hombre casado y si a eso se le unía que no deseaba promocionar tras estar de rodillas mamándosela a Lee, pues eso implicaba que iba a pasar mucho tiempo antes de que su destino en el departamento mejorase.

- Pruebas y resultados, ha quedado claro, teniente... - dijo ella con tranquilidad y aplomo -... y así será... - nada más tenía que añadir antes de salir detrás de su nuevo compañero el cual no se había molestado ni en saludarla o decirle hola, posiblemente fuera otro de esos tipos machistas que se pensaban que una mujer no valía para ese tipo de trabajos, porque si no... ¿por qué no era más amable?.... saludar era barato...

Taylor persiguió al hombre por la oficina hasta llegar a la mesa de Malcolm, trasteó en su escritorio y seguía sin hablarle, después de eso se dirigieron al parking y seleccionaron un auto con el que moverse por la ciudad. Kabulski no quería que fuera uno de los oficiales que les delatara como policía, así que cogió uno de los coches de incógnito que estaban preparados para casos como el suyo, aquellos donde lo mejor era no destacar.

Lo bueno que tenía aquel automóvil era que los cristales estaban tintados por lo que se veía perfectamente desde dentro hacia fuera pero no al contrario, tenía una sirena en el interior del vehículo que en caso de emergencia podía sacar al exterior y colocarlo sobre el techo al ser un dispositivo imantado, y lo mejor de todo es que los asientos de atrás estaban incomunicados con los de delante por medio de una mampara de seguridad que evitaría cualquier ataque en caso de realizar detenciones.

Malcolm cogió las llaves del vehículo y le dijo a Lexi que ella conducía, lanzándole las mismas para que las atrapase, y por supuesto era algo que no falló, tomándolas al vuelo, pero la muchacha tenía un carácter fuerte y lo demostró encarándose con su recién estrenado compañero.

- A mi no me des órdenes, conduciré si quiero... - le dice con seriedad, iban a llevarse mal, lo sentía en el aire -...pero desde luego dudo mucho de que tú estés en condiciones... - su mirada le juzgaba abiertamente.

Taylor tras mover negativamente la cabeza se subió en el auto y se acomodó el cinturón de seguridad. La aventura del día iba a tener lugar pero su compañero le sorprendió con sus formas tan sumamente desagradables, poniéndole un post it con la dirección de a dónde iban, sin ni siquiera molestarse en hablarle. Aquello era el colmo, aquel tipo era un verdadero gilipollas y ella no iba a conseguir ese trato vejatorio, si era un machista, ya podía empezar a considerarla como a una igual. Lexi cogió el post it, lo arrugó y se lo tiró a la cara. Seguidamente arrancó el coche y comenzó a conducir por la ciudad, y Malcolm pudo intuir que sin destino fijo pues estaba yendo en dirección contraria al taller que tenía marcado de objetivo. Quizás fuera a decirle algo, pero ella tomó la iniciativa.

- No te gusto y tú no me gustas...., pero si piensas que voy a consentir de que me trates como a tu taxista o secretaria estás muy equivocado..., o hablas conmigo o como binomio vamos a investigar una mierda porque no pienso hacerte caso a no ser de que me hables y me trates como a una persona, es lo mínimo que se puede pedir... - dijo con seriedad, mientras conducía sinsentido -...no pretendo que seamos amigos, pero sí que hagamos las cosas bien y seamos capaces de hablar, ambos hemos cabreado al jefe y por eso estamos juntos, es evidente que pretende jodernos poniéndonos de compañeros, si quieres ganar esta partida de póker lo mejor será que nos entendamos, por nuestro bien laboral y para darle en las narices por la decisión que ha tomado... ¿qué me dices? ¿cuento contigo o paseamos por Long Island?....