Partida Rol por web

10 de Octubre. The Petrie Court Café. 10:30 a.m

El día había amanecido como correspondía a esa época del año. El otoño en Manhattan solía ser lluvioso, lo que daba cierto aspecto gris a la ciudad, pero el hecho de estar cerca del lugar más verde de toda Nueva York, daba cierta sensación de bienestar y se agradecía la ropa de abrigo. 

Christian había estado realizando sus quehaceres durante la mañana, y ya cerca de las 11 era el momento adecuado para abrir apetito con un brunch, en el caso de no haber desayunado, o quizás tan solo disfrutar del sabor de un buen café de media mañana. Habían pequeños placeres de la vida cuyo disfrute, marcaban la diferencia entre la felicidad y la sensación de no estar viviendo el día como si fuera el último de su existencia.

Había mirado la reseña de las opiniones que la gente dejaba sobre el local, y la crítica no era buena. Muchas personas indicaban que era un sitio particularmente caro para la calidad de las vituallas que se servían, pero claro, todo era cuestión de perspectiva, ¿qué otro café podía jactarse de tener unas vistas tan maravillosas?... Quizás no sería malo juzgarlo de primera mano y comprobar, de manera personal, si valía la pena pagar los precios desorbitados que se exigían.

De entrada el sitio tenía una higiene inmejorable, tanto las mesas como el suelo lucían limpios, y las cristaleras, medianamente aceptables teniendo en cuenta el clima de la última semana. A todo esto había que añadirle que nada más sentarse recibió la carta de menú, dispuesta para la libre elección de alimentos que deseara tomar. No podía quejarse de la mesa de mármol, brillante y elegante, ni de las sillas de madera con tapizado azul, cómodas y mullidas, y mucho menos de la vajilla, impecable... ¿Qué no le gustaría a la gente como para valorar con tan poca puntuación aquel local?

Una bonita camarera se acercó en aquel momento a Christian para anotar la comanda. Era una mujer con unos ojos realmente espectaculares. Elegante en sus movimientos y una sonrisa de las que hacen mella. La muchacha se movía con agilidad entre las mesas, llevando cafés y bandejas con aperitivos de un lado hacia otro. El encargado del local la llamó aparte, obviamente enfadado por algo que no tardaste en deducir, era por llevar los cabellos sueltos, recogiéndolos la muchacha casi de inmediato y no dudando en llevarle el pedido tras una espera no superior a diez minutos.

El día podía parecer particularmente tranquilo, pero una llamada telefónica rompió el silencio circundante. Christian sintió cómo su móvil vibraba y la persona que le estaba llamando era precisamente Francis, su empleada doméstica, una mujer callada y servicial que no solía importunarle a deshoras.

Tras sonar un tres de veces el reclamo del teléfono y coger Christian la llamada se escuchó una voz algo penosa en el otro lado del hilo, estaba claro que había acontecido algún tipo de problema en su vivienda...¿Algún desperfecto? ¿Un incendio? ¿Una carta de hacienda?... Francis no solía llamar, siendo una mujer muy comedida con sus palabras, siempre prudente de no molestar.

- Señor Foster, disculpe que le moleste, pero ha existido un contratiempo... - dijo la señora con una voz un tanto...¿dolorida? -...No voy a poder incorporarme al trabajo desde hoy... - se explicó algo mejor -...Cuando hoy he ido hacia su casa, no sé cómo ha pasado pero he bajado las escaleras de los pisos donde vivo y.... he resbalado... Me he roto la pierna y he estado toda la mañana en urgencias hasta que me han atendido, así que no he podido ir hoy a trabajar y no me va a quedar más remedio que pedir la baja... - se hizo un silencio algo incómodo -... temporal a ser posible... Sé que es un inconveniente muy grande para usted pero... - podía entenderla, no deseaba perder su puesto -...comprendo que quizás tres meses de recuperación sea mucho tiempo de espera... Yo..., puedo mandarle a mi hija para que cubra mi servicio.... 

La hija de Francis era una muchacha joven de unos 22 años de edad y según decía su madre, estaba estudiando en la universidad para intentar sacarse el grado de derecho, si se incorporaba a trabajar las 40 horas semanales, sería muy complicado que pudiera continuar con el curso durante el siguiente semestre.

Y ahora Christian, bajo el alias de Collin Foster, debía tomar decisiones, pero algo estaba claro, limpiar su bonito ático llevaba el suficiente tiempo como para necesitar a una o dos trabajadoras como mínimo. Francis era muy eficiente, las complicaciones de buscar a alguien nuevo, no estaba en sus planes.

Chris se había levantado a las 7.00 de la mañana, se duchó tranquilamente, poniéndose algo cómodo para andar por casa.  

Tomó un café en la cocina, mientras curioseaba posibles noticias interesantes en su smartphone. Hoy se le alargó un poco el café porque solía esperar que llegara Francis para subirse al estudio a trabajar, pero hoy no había llegado. No fue algo muy alarmante, pues era una mujer trabajadora y servicial, al final como le pasaba a todos, podían surgir imprevistos. Sin darle más vueltas al asunto, subió al estudio, donde se dedicó unos minutos a asomarse por la terraza y respirar el ambiente de NY en otoño. Adoraba esa ciudad, por algo era el centro del mundo cultural y social, alguien como él, con sus capacidades y ambiciones no podría elegir una ciudad mejor en la que vivir. 

Tranquilamente continúo su trabajo, hoy pensaba dedicarse a continuar con la obra en la que estaba trabajando, "Bañistas con tortuga" de Henri Matisse. Aún no siendo de sus obras preferidas, sabía que una falsificación de Matisse siempre se vendía bien en Estados Unidos. 

Solía trabajar con música de fondo, hoy había elegido una pieza de Salieri, Sinfonia Veneziana. Los primeros minutos delante de una falsificación los dedicaba a meterse en la pintura, recordando lo que sabía de los pintores le ayudaba a meterse en su mente para reflejar el estado de ánimo del momento de pintar. Trataba de establecer un vínculo con el pintor para ayudarse de esa sensación en la copia de su trabajo. 

La primera parte de la mañana resultó bastante productiva. Llegadas las 10.30, se cambió para salir a caminar por la ciudad hasta algún sitio cercano donde tomar un brunch. Se puso un traje de color beige claro, con zapatos negros. Le gustaban los colores pardos sobre todo en Otoño, aunque siendo por la mañana consideró que sería mejor opción. 

El joven salió sin paraguas, no le gustaba mucho, aunque compró un periódico y lo usó para cubrirse la cabeza. Le tenía echado el ojo a una cafetería que decían era muy cara, sin embargo las vistas eran una maravilla y Chris siempre apreció la belleza en todas sus formas, así que optó por darle una oportunidad. 

La llegada al local, fue muy agradable, el lugar, parecía cómodo y limpio, cuidando la calidad en todos los aspectos, el joven eligió una mesa cerca de la ventana desde la que poder ver a la gente pasear. La llegada de una atractiva camarera hizo que desviara la atención del paisaje para centrarla en la atractiva joven, a la que recibió con su media sonrisa cargada de amabilidad y confianza que tan buen resultado le solía dar. La mirada de la chica era digna de ser inmortalizada en un cuadro. Pidió consejo a la camarera ya que era la primera vez que venía por el lugar y solía causar una buena impresión, al menos lo necesario para que quien le atendía le recomendara con veracidad. Al final optó por sandwich ligero, un capuchino y un zumo de arándanos. Mientras le devolvía la carta, la sujeto solamente medio segundo más de la cuenta para mirar directamente a los ojos de la atractiva señorita ofreciéndole una encantadora sonrisa pícara - Por favor, no me trates de usted -. 

Cuando le llegó el pedido, la sonrisa perenne de Chris era menos seductora, pero habitual, como si su rostro no pudiera mostrar enfado de ninguna manera. - Muchas gracias, espero que no se lo tengas en cuenta - comentó mirando claramente al encargado con una sonrisa divertida - Supongo que si regentas un local con estas vistas, debe ser duro hacer que tengan que competir con una belleza como la tuya... y perder - No alargó el piropo, ni se mostró como si esperara que cayera rendida a sus pies, lo dijo entre divertido y cortés, pero confiado en la verdad de lo que decía. Su actitud era relajada, como si no hubiera más intención en sus palabras que la de expresar su punto de vista. 

La llamada de Francis supuso una pequeña interrupción en el desayuno que estaba siendo excelente, había buscado como por casualidad un par de veces la mirada de la camarera, sin ser intenso ni agobiando, todo muy despacio, con calma, como distraído. Contestó al tercer tono - Foster, dígame - el tono de Francis era agobiado, estaba claro que parecía preocupada - No te preocupes por eso, tu primera misión es ponerte bien, toma el tiempo que necesites, por supuesto que será temporal, hasta que estés recuperada - intentaba transmitirle cierto énfasis a la parte en la que pedía que estuviera recuperada, no quería que se lesionara por forzar su vuelta y claro que le guardaría el puesto de trabajo. Había invertido mucho tiempo en investigar a la empleada perfecta, como para permitir que se escapara. - No te preocupes por el trabajo... - Mientras pensaba, le había comentado Francis lo de su hija, quería ayudar a la mujer en la que había llegado a confiar, pensando que quizás no aceptara la paga entera quedándose en casa decidió aceptar el ofrecimiento de la ayuda de su hija... - Bueno, mira, vamos a hacer una cosa. Que tu hija eche una mano unas pocas horas a la semana, 10, 15 o 20, lo justo para que no afecte a sus estudios. Y si conoces a alguien de confianza, lo puedo contratar por 4, 5 o los meses que dure la baja. No hay problema, tu puesto estará esperando a que te recuperes. Y recibirás la paga completa mientras estés convaleciente. Si no sabes de nadie, te agradecería que me recomendarás una agencia válida. Pero sea como sea, no te preocupes por tu puesto. Y por favor, te he dicho muchas veces que me tutees, llevamos demasiado tiempo trabajando juntos - incluso con la complicada situación, Chris no perdía su sonrisa, en estos momentos tranquila y comprensiva. Había querido dar más tiempo, para que la mujer no se forzara para su regreso, si bien es cierto que agradecería su regreso, consideraba más importante que se recuperara bien - Si hay algo en lo que te pueda ayudar, sabes que puedes contar conmigo. De hecho cuando tengas que hacer la rehabilitación me gustaría encargarme de las facturas y elegirlo yo. Es algo importante, por favor - El joven desde luego se preocupaba por la gente, sobre todo por aquellos con poca suerte en la vida, pero también era beneficioso para él, Francis era de su entera confianza, diligente, trabajadora y nunca curioseo en el estudio, le gustaba tratarla bien y que estuviera contenta con su trabajo. Si se lo hubiera planteado, le habría subido el sueldo hace tiempo, pero era algo que simplemente no se le ocurriría por si mismo. 

Después de la conversación acabó el capuchino y pidió otro para llevar al mismo tiempo que la cuenta, a la hermosa joven que le había atendido anteriormente, sin perder en ningún momento la sonrisa. 

Dejó un 50% de propina y recogió la cuenta para la contabilidad que le llevaba su amigo Deal. Después abandonó el local con intención de regresar. 

La idea del joven, era regresar a su apartamento para continuar el cuadro, pero dando un pequeño rodeo por Central Park mientras disfrutaba de su capuchino para llevar. 

Pasear por el parque más famoso de Nueva York, siempre tenía un punto relajante para Chris, se dejó llevar mientras paladeaba el café y una media hora más tarde marchó en dirección a su apartamento, mientras enviaba un mensaje a Deal. 

Buenas!

Tengo un tinto buenísimo al que seguro que te gustaría meter mano. 

Te espero está tarde en mi apartamento, para echar cuentas

Por suerte los amigos se conocían lo suficiente como para no necesitar decir demasiado en sus mensajes. 

Los ojos verdes de la camarera eran realmente preciosos. Un tono que posiblemente pocos lienzos pudieran recrear, más teniendo en cuenta que Chris estaba convirtiéndose en todo un experto en obras de arte, y aquella mujer lo era, quizás potenciada incluso por su sencillez y casi ausencia de maquillaje.

- No sabría qué recomendarle, señor..., todo depende de sus gustos... - fue prudente cuando el hombre pidió su opinión, y es que era posible que si se confundiera y le sugiriese algo que no le agradara, pudiera dar parte de ella al encargado, una manera de empeorar su ya complicado entorno laboral -...Disculpe pero no puedo hacer lo que me solicita... - fue su escueta respuesta ante el hecho de que le tuteara, por lo visto los trabajadores de aquel lugar eran educados en la excelencia.

La joven camarera no tardó prácticamente nada de tiempo entre que tomó el pedido y lo sirvió, aquel mérito no era solo suyo, sino que dependía también del encargado de barra y el cocinero. Estaba claro que el local era caro, pero los trabajadores se organizaban de manera impecable y las viandas estaban lo suficientemente buenas como para poder regresar y repetir la experiencia culinaria.

Chris era todo un cautivador, la frase que le dijo a la muchacha provocó que la joven no dejara de mirar en su dirección, y aunque intentaba disimular, sonreía cada vez que sus miradas se cruzaban. Para la joven recibir elogios no era nada nuevo, con su aspecto era algo bastante común, pero que los dijera un varón tan atractivo, con aspecto acaudalado y tan sumamente elegante, sí era novedad. Así que en cierta medida ella tonteó un par de veces con él, una de ellas poniéndole un platito de pastas que no había pedido, y otra de las veces recogiendo la vajilla que había sido vaciada de contenido, actuando de manera delicada e incluso sensual, pero eso sí, mirando hacia donde el encargado estaba, no podía jugarse el tipo.

Tras la comida, quizás había tomado mucho más de lo que debiera le llegó la cuenta, el motivo de disgusto de muchos usuarios de internet, un sandwich, alimento bastante común y sencillo de preparar costaba 20 dólares, el zumo de arándanos 10 dólares y el capuccino 6, unos precios que no estaban al alcance de todos los bolsillos. La camarera llevó la comanda y cobró el precio estipulado, sin incluir su regalo de galletitas, sorprendiéndose al recibir una propina de 21 dólares, la mayor cantidad que nadie le había dado en el establecimiento.

- Es usted muy generoso...., muchas gracias.... - si de algo podía estar seguro Chris era de dos cosas, la camarera si volvía a verle se desviviría por atenderle, y que con tan leve gesto, había alegrado el día a una persona, estaba claro que el dinero le hacía falta.

La llamada con Francis había sido realizada dentro del local, tomando un tiempo Christian para atenderla como era debido, preocupándose de lo importante, el estado de salud de su empleada doméstica, la cual, se la notaba apurada por la forma de hablar, incluso a pesar de pedirle que se calmara.

- De verdad que lamento mucho el inconveniente, señor Foster... - reiteraba la mujer una y otra vez -...Pero ya verá como mi hija cumple sus expectativas, no se acercará a la planta de arriba bajo ningún concepto, es de total confianza... - y estaba claro que ponía la mano en el fuego por ella, no tanto como por otras personas a las que recomendar -...Si le soy sincera, señor...yo prefiero que mi hija haga mis cuarenta horas para que no meta una extraña en su casa... No conozco a nadie de confianza y me daría miedo sugerirle a cualquier persona que actúe de malas maneras... - indicó la mujer con cierta ansia en la voz -...Oh señor Foster, es usted un ángel.... - le dijo cuando le anunció que recibiría la paga completa durante el tiempo que estuviera de reposo, y es que en una familia, prescindir de la paga principal, podía ser algo realmente catastrófico.

El hombre pedía a la mujer que le informara al menos de una agencia con la que pudiera ponerse en contacto paa solicitar personal a media jornada, y tras un silencio de varios segundos, Francis se decidió a hablar.

- Bien, antes de ser contratada por usted, mi currículum estaba en la Pavillion Agency Inc. ... Es una empresa que está especializada en servicios domésticos y es gente seria, se lo aseguro.... - comentó la mujer confiando plenamente en su contratante -...¿Tutearle?... Oh por supuesto, señor Foster.... - aquello era una guerra perdida. El exceso de generosidad que el hombre volcaba sobre Francis provocaba que ella se desviviera por agradarle, pero marcaba una línea que les separaba, y es que el más mínimo error en su comportamiento, podía hacerle perder el trabajo de su vida, o al menos esa era la perspectiva de la mujer -... Muchísimas gracias, señor Foster, Dios se lo pagará, no puede existir en el mundo nadie más bondadoso que usted... Si mi hija hiciera algo indebido o no le agradase como trabaja, solo tiene que decírmelo, solo espero que esté satisfecho..., se merece lo mejor...

Y tras halagar su buen fondo durante diez minutos más, tiempo suficiente para que el café se enfriase, la mujer terminó la conversación bajo la excusa de tener que mandar en ese preciso instante a su hija a trabajar, fuera a ser que un día sin higiene  en el hogar de Foster pudiera atentar contra su salud.

Tras salir del restaurante con su segundo capuccino en la mano, degustando su sabor mientras paseaba por Central Park, el hombre decidió mandarle un mensaje a Deal, el cual fue respondido al cabo de unos cinco minutos.

Muy buenas!!!

De ti me estaba acordando yo... Se me hacía raro no saber de ti.

Vale, buen vino, no tardaré en llegar, sobre las 17.00 si te parece bien, yo llevo la cena.

Nos vemos luego.

Los mensajes entre ambos eran lo suficientemente escuetos para no dar lugar a segundas lecturas. Siempre quedaban en casa de Christian y era prácticamente imposible que cualquiera que les pinchara el móvil supieran de lo que hablaban. O al menos, hasta el momento así había sido.

Las 17.00 horas era un buen momento para quedar y tomar una cena ligera, si Christian se contenía ya no necesitaría comer nada más casi para esa hora, teniendo en cuenta que el fundamento del brunch era ahorrar el almuerzo de las 13.00 horas.

El hombre siguió caminando por Central Park, concretamente cerca del lago, era un sitio realmente precioso, un espacio abierto y cautivador que todo el que por allí pasaba, debía admirar.

El apodado Collin Foster paró durante unos instantes con su café en la mano, cuando un golpe le sobrevino sobre su brazo izquierdo. Una runner había chocado contra él y en vez de pararse, levantó la mano a modo de disculpa, pero aún así continuó su carrera, girando levemente el rostro, mirándole de una manera claramente divertida.

La muchacha continuó corriendo y Christian quizás hubiera perdido parte de su café en el proceso. Tan solo de su equilibrio y habilidad dependería.

El joven seguía el coqueteo a la camarera pero de manera muy sutil, le acompañaba las miradas, le devolvía las sonrisas y se mostraba muy agradecido por el trato. 

La conversación de teléfono no era todo lo que podía esperar, Francis era muy dedicada y temerosa de perder el puesto de trabajo, aunque no tenía motivos para ello, pues confiaba en ella. - Bueno, no te preocupes por nada, tu hija que no descuide los estudios que será lo mejor - A pesar de su situación con la pierna ella seguía preocupándose por él, o su trabajo, pero para el caso era lo mismo. - Yo estaré bien y seguro que tu hija cumple las expectativas, ahora debes centrarte en recuperarte bien, lleve el tiempo que lleve. Llamaré a esa agencia, gracias de nuevo por la ayuda, ahora céntrate en ti y cuando estés recuperada, el desastre que soy seguirá aquí - Mantenía la sonrisa en todo momento, estaba convencido de que cuando dos personas se conocían aunque fuera un poco, los gestos al teléfono se transmitían. 

Después de dejar la propina, ver la sorpresa en la camarera y escuchar su agradecimiento comentó sonriendo - Sólo lo que merece, siendo atendido por usted, no imagino donde podría tomar un brunch mejor que aquí - Después de lo dicho, cogió la última pasta del plato y se la metió en la boca al tiempo que le guiñaba un ojo en actitud cómplice, divertido, sin ánimo más allá de arrancar una sonrisa a la joven, poniendo cuidado de que el encargado no le viera cubriendo el guiño tras el rostro de la joven. A continuación salió del lugar con una actitud vigorizante, le gustaba la gente, sobre todo la gente buena que valoraba las pequeñas cosas. En otro tiempo la vida que llevaba ahora le hubiera parecido inalcanzable y era injusto, por desgracia no podía hacer rica a toda persona que lo mereciera, pero al menos podía resultar alguien agradable con quien cruzarse, el tipo de persona que te eleva la moral y te ayuda a aguantar a 3 o 4 idiotas que te puedas encontrar el resto del día. 

Ya había decidido que hoy tendría una mañana tranquila y una tarde atareada. Por ello el paseo por Central Park era inevitable, sus pasos le llevaron casi inconscientemente hacia el lago, de alguna manera le aportaba cierta paz interior. Tenía un ojo entrenado para apreciar el arte y la belleza en todas sus formas y muchas veces se sorprendía dándose cuenta de la perfecta belleza que aportaba la naturaleza, una belleza que inundaba los cinco sentidos. Allí donde estaba pareciera que todo era perfecto, en una armonía que ninguna pieza de música pudiera representar, cerró los ojos para potenciar el resto de sus sentidos y permitir que ese momento perfecto llegará hasta lo más profundo. 

En ese momento un golpe le desequilibró, despertándolo de su ensimismamiento y haciendo que su caro traje fuera la zona de aterrizaje del café que llevaba encima. Sobresaltado por el impacto y por el calor del café, aunque por suerte ya se había enfriado lo suficiente para no quemar, se volvió para observar a quien quiera que le hubiera hecho eso. Para su sorpresa, el único gesto de disculpa que recibió fue que levantara la mano y siguiera corriendo aquella joven de mirada divertida y pícara a la que inocentemente le devolvió la sonrisa. 

Quizás alguien menos hábil o que se dedicara a otras empresas diferentes no se hubiera percatado del pequeño micrófono que le habían colocado en la chaqueta. Por desgracia planteaba más preguntas que respuestas... 

Quien le espiaba y por qué... ¿FBI? ¿Antigua víctima? ¿Equipo de ladrones como Deal y yo? ¿Algún ladrón que busca investigarme por si soy un socio fiable?... 

Era de las pocas pegas de este trabajo, ante estas situaciones había más preguntas que respuestas... 

La joven, había tenido que parar a descansar en un árbol, en otras circunstancias le habría seguido, intentando no llamar la atención, el único problema era su aspecto, con el café derramado por encima llamaría mucho la atención. Decidió intentar seguirla desde lejos con la mirada y ver al menos que dirección tomaba. Si montaba en un coche quedarse con la matrícula y luego regresar al apartamento. Siempre poniendo cuidado de que no fuera visto, eso lo cambiaría todo y se haría el distraído para marcharse de nuevo al apartamento. 

Francis pareció quedar más tranquila cuando su jefe, Collin Foster, le transmitió la seguridad necesaria de que no iba a prescindir de sus servicios. En realidad le consideraba un buen hombre, pero claro, incluso los mejores en algún momento pudieran tener distintas necesidades y dar puerta a quien ya se consideraba, tenía una edad avanzada como para realizar tanto esfuerzo físico. En algunas agencias las señoras como ellas o eran amas de llaves, o simplemente no eran incorporadas como perfil compatible para hacer el servicio doméstico.

Chris iba dejando una estela de mujeres sonrientes por donde pasaba. La camarera no había dejado de observarle, desde cómo tomaba las galletas hasta de su porte al abandonar el local, sin poder evitar derretirse cuando le dedicaba unas palabras, acompañada de un guiño de ojos cómplice. Sin duda, jamás ningún cliente había sido tan seductor con ella, y estando en su puesto laboral, había mucho morbo de fondo.

Lo que el varón no podía prever era que su mañana tranquila se iba a convertir en una mucho más intensa de lo esperado. Tras sentir el golpe y sentir cómo el café se derramaba, empapando sus ropas, el hombre se fijó en quien había causado tan desastre. Una mirada de particular expresión que se alejaba inexorablemente de su lado, siguiendo su carrera por el parque, atravensando una zona de césped donde las familias aprovechaban para descansar, y llegando hasta el final de la misma, donde la joven paró un taxi, uno de los centenares que recorrían todo Manhattan y que ganaban una cantidad irrisoria por los trayectos que realizaban.

Interesante era que Chistian hubiera podido fijarse en aquel diminuto dispositivo que tenía pegado en la chaqueta, a la altura del brazo izquierdo, un sistema que desde luego, no era de una profesional, alguien mucho más experto en espionaje habría esperado una oportunidad mejor como para ponerle un micrófono, quizás en la cafetería, podría haber hecho que le llamase la camarera para atender una llamada de teléfono que estaba apostado en el mostrador del Petrie Court Café, las posibilidades eran enormes, pero...¿esa forma?... Novata... Y esa mirada al pasar a su lado, un gesto pícaro, divertido... Inexperta... Y el hecho de cansarse de correr y parar para coger un taxi....Novel...Tres palabras definían en ese preciso instante a la pelirroja, quizás no supiera quien era, pero no debía ser complicado averiguarlo.

Tras aquel altercado en Central Park, Foster determinó que era buen momento para llegar a su apartamento y quizás cambiarse de ropa, importante porque la mancha de café estaba completamente impregnada en la tela, y las nubes de tormenta no parecían desaparecer, comenzando de nuevo a lloviznar, era un clásico día de otoño.

Ático de Collin Foster

Cuando Christian entró en su ático con vistas al Central Park, uno de los edificios más imponentes de la zona del Upper East Side, percibió un leve olor a limón que quedó impregnado en sus fosas nasales. Estaba claro que había alguien en la vivienda y por el característico aroma a fregasuelos, la hija de Francis debía estar ya haciendo uso de la mopa y la bayeta.

La encontró en la cocina, subida en una escalerilla para acceder al limpiado del extractor de humos. La joven no diría nada, pero no sabía el hombre lo complejo que era quitar los restos de suciedad en una estancia tan amplia como aquella. La joven hubiera deseado una casa como aquella si no fuera por el excesivo trabajo de mantenimiento que conllevaba, prometiéndose a sí misma que cuando tuviera su propio hogar, sería mucho más recogido, íntimo y cálido que aquel gran ático, un lugar que le faltaba la alegría de una familia, el color de las ceras en las paredes, y las manchas de chocolate en los sillones.

- Oh señor Foster... - dijo la rubia muchacha, una joven muy bonita, cariñosa y según como decía su madre, brillante en los estudios -...He comenzado por la cocina... Pensé que sería el sitio que más necesitara un limpiado, pero me equivoqué... - dijo al ver el orden con el que todo estaba dispuesto. Se bajó de la escalerilla y le tendió la mano al hombre, un gesto firme, seguro de sí misma, no se parecía a su madre, no agachaba la cabeza, no le trataba como si fuera superior a ella, para la joven aquel servicio eran solo..."negocios" -... Si le parece bien, hoy me haré cargo de la cocina, los baños y su dormitorio, así como el salón del piano..., mañana terminaré el resto de la casa y así procederé de manera alternativa, a no ser que quiera darme cualquier otra directriz... - le comenta para saber si los términos eran o no aceptables -...Ya me ha comentado mi madre que bajo ningún concepto acceda al piso superior, y le doy mi palabra de que eso no sucederá... - asegura la joven

Miró el reloj, denotando lo valioso que era su tiempo -... Debo seguir con mi labor, si me disculpa.... - dijo una última cosa -... Por cierto, ha recibido un paquete, lo tiene en la mesa del salón....Ha venido el repartidor hace unos veinte minutos... - le indica la joven ya subida en lo alto de la escalerilla. Tenía un cuerpo atractivo, largas piernas que podía visualizar desde la estructura que elevaba su cuerpo, pero quizás lo mejor fuera su rostro, una mirada azul clara y cristalina, una piel  que refulgía juventud, y unos cabellos que podían brillar como el oro. Sí, la hija de Francis tenía un encanto del que la madre carecía, aunque la base, parecía ser igual de buena

En el momento que Chris fuera hacia el paquete sin abrir y se aventurase a ello, puesto que quizás deseara tener cierto cuidado en que no fuera algo potencialmente peligroso, revelaría que en su interior había un libro de fotografías muy famoso, cuyo autor era Serge Ramelli. Y una única nota sin firma que decía así: "Hay obras de arte que solo pueden admirarse al caminar. Volveremos a vernos"

El joven siempre procuró tratar bien a Francis, aunque era evidente que le costaba comprender las dificultades de alguien en su situación debido a la edad. El tema de la situación económica si que lo podía entender, pues él mismo había pasado dificultades hasta que decidió que tomaría cartas en el asunto, aunque las prácticas necesarias no fueran legales. 

La reciprocidad por parte de la camarera, era agradable, Chris estaba acostumbrado a que sus actos de coqueteo fueran bien recibidos, pero no habían perdido su valor, se sentía bien y la alegría de la joven le había subido el ánimo. 

La chica de interesante mirada, había supuesto todo un altercado en la tranquila idea que tenía de perder el tiempo por Central Park durante un par de horas. Era todo muy sospechoso, aunque parecía que no lo había pensado demasiado, no sólo la preparación para el hecho de poner un micro había sido algo "descuidada" si no que además parecía no haber contado con que al derramar el café sobre la ropa, debería cambiarse de ropa en cuanto llegara a casa... aun así ese atrevimiento merecía una recompensa, algo le dejaría oír llegado el momento. Tenía que hablar con Deal para que tratara de averiguar quien era, si eran del gremio y simplemente habían confundido a Chris con un rico que sería una presa fácil, no debería de ser muy problemático dar con ella y con su equipo a menos que trabajara sola. Regresó de camino hacia el ático con calma a pesar del desastre que suponía ahora mismo su ropa, esa joven le había traído a la mente recuerdos, de cuando empezaba a moverse en este mundo. Tuvo la suerte de encontrar alguien en quien confiar y que pudiera ayudarle. Quizás si era novata en este negocio podría ayudarle enseñándole algunos trucos, si es que era del gremio. 

La lluvia ligera como la de ese típico día de otoño tenía un efecto relajante en el ladrón, le agradaba sentir el tacto refrescante del agua. Esta vez no se molestó en cubrirse y dejó que la lluvia le cayera a placer, resultaba una sensación agradable y a fin de cuentas, la ropa necesitaría un lavado así que poco importaba. 

Entrar en el ático y oler el limón de los productos de limpieza de Francis, anticipó una posibilidad de batalla, Francis se desvivía por el joven y tenía que asegurarse que su mensaje había sido transmitido correctamente a su joven hija. El sonido le indicó que la muchacha se encontraba en la cocina, comentó algo sobre lo limpia que se encontraba y que no necesitaba limpieza - Si - comentó con una divertida sonrisa - No soy un gran cocinero, así que no uso demasiado este cuarto - Quizás, para alguien que hubiera pasado los apuros que podría haber pasado una joven como ella, con escasez de dinero y grandes esfuerzos para poder estudiar una carrera que le abriera las puertas a un futuro mejor, podría suponer un derroche absurdo el tener una cocina tan amplia y bien equipada para usarla únicamente para cenas ligeras y muy de vez en cuando. 

Le gustaba la actitud de la joven, tenía el orgullo propio de quien valora a las personas por encima de cualidades como el dinero o el estatus, mostraba confianza en si misma, desde luego algo importante para alguien que quisiera triunfar en el mundo del derecho. Chris le estrechó la mano, mientras ponía la izquierda encima del apretón de manos en actitud agradable y de bienvenida. - No te preocupes, hablé con tu madre para indicarle que no querría que trabajaras más de 10 o 15 horas a la semana, lo primero son los estudios - mostraba una sonrisa comprensiva, entendiendo que su madre prefería que su hija perdiera un semestre a dejarle desatendido, ¡Que mujer! - Entiendo que tu madre me tiene un aprecio que no comprendo de donde viene, pero su trabajo está asegurado cuando se recupere y su situación económica no va a verse afectada por esto - La chica era hermosa, lo cual por un momento hizo pensar al joven, que Francis posiblemente había sufrido muchas dificultades en su vida por darle a su familia una vida mejor, lo cual hizo mella en su carácter y en su físico. La actitud de su hija era refrescante, orgullosa, valiente y decidida. - Por ahora, si te parece, tomate media hora, que me tengo que dar una ducha y cambiarme - comentó mientras sonreía y se miraba el traje empapado de café - Después hablaremos, y tendrás el resto del día libre - 

La llegada de un repartidor sorprendió a Chris y más cuando la nota no venía firmada. recogió el paquete y lo curioseó después de abrirlo. Era interesante pero ahora mismo no le decía nada, luego lo trastearía más a fondo y con la ayuda de Deal, que tenía más talento para estas cosas. Se duchó y se cambió de ropa, poniendo cuidado en no echar el traje a lavar y que el micrófono siguiera en su lugar. Y llamó a Elle a la cocina para tomar un café y hablar sobre lo que quería hablar. Chris insistió en preparar él el café - ¿Como te gusta? - Se preparo para si mismo un café solo, fuerte y a la atractiva rubia el café como le gustase. Después le invitó a sentarse en la isla y de una manera más distendida poder hablar. - Entiendo que tu madre esté preocupada por el trabajo, pero aquí está muy bien valorada y seguirá teniendo su puesto. Voy a contratar alguien para la limpieza a jornada completa durante 6 meses, para que supla la labor que hace tu madre y en caso de que se recupere pronto, para que no tenga que hacer grandes esfuerzos hasta que esté totalmente recuperada - El joven, dio un buen trago de café, era un café excelente, un precio elevado, pero valía hasta el último dolar - No quiero que descuides los estudios, y tu madre entiendo que se siente más tranquila teniéndote aquí y no quedándose sin saber que pasa en su lugar de trabajo - Aunque hace tiempo que el dinero no era un problema para Chris, desde luego, el sentirse desinformado era una sensación que podía entender a la perfección, por ello dedicaban tanto tiempo a preparar cualquier operación. - Lo único que necesito, es que te encargues de que esté tranquila y de que no se preocupe. Vienes unas cuantas horas a la semana y puedes usar la habitación que prefieras para estudiar tranquilamente - Se incorporó mientras daba otro trago largo, pero se detuvo en la mitad del camino para volver a sentarse, la miraba profundamente a los ojos, parecía que hoy era el día de las muchachas de ojos en los que se podía perder fácilmente pensó con una sonrisa - Y si necesitáis algo, lo que sea, podéis contar conmigo. Considero a Francis casi de la familia y aunque el seguro que le tengo contratado es bueno, quizás no cubra todas las facturas. Quiero que tu familia esté bien y no tenga dificultados. ¿Puedo contar contigo? - El final, iba acompañado de una sonrisa tranquilizadora y confortable, cargada de todas las buenas intenciones que quería transmitir. 

Después de cualquier posible respuesta, Chris cogió el libro de fotografías y en primer lugar lo revisó de arriba abajo, despacio y con calma buscando cualquier posible micrófono o aparato de espionaje. Lo dejó en su cuarte en la mesilla con la nota guardada entre la Tapa y la primera página. Luego subió al estudio donde usaría el portátil que tenía para entrar al internet profundo, el que le había enseñado Deal a usar, pero con el que apenas sabía hacer lo justo para comunicarse con ciertas personas. Envío un correo a Deal explicando lo que le había pasado con la chica del micro y dándole una descripción para que buscara alguna posible información sobre ella, mi primera idea era que fuera una ladrona, pero no quería que la búsqueda se limitara a eso. Intentó continuar con la falsificación, pero lo que había pasado a lo largo de la mañana le había hecho perder la concentración. Bajó a la primera planta para coger el libro de fotografías y se lo subió al estudio. 

Primero buscaría códigos, relacionados con las páginas y las fotografías que mostraban, luego pasaría a hacer un estudio minucioso de cada foto, por si alguna había captado por azar, o no, algún detalle relevante. En caso de que nada de eso diera resultado, usaría infrarrojos, luz ultravioleta y luz negra para ver posibles mensajes o pistas ocultas, tanto en el libro como en la nota, incluso exponerlos al calor por si se hubiera usado tinta invisible. 

Elle sonrió a Collin cuando éste aseguró que no usaba demasiado la cocina, era algo más que evidente, la estancia relucía y no se encontraba ni una sola mancha de aceite, quizás alguna de café y eso sí, el polvo en suspensión habitual que suele cubrir las superficies, aunque hubiera limpiado su madre un día anterior al de su accidente

- Oh señor Foster, no estoy preocupada por esta eventualidad... - un porte en exceso tranquilo y seguro -...Trabajaré exactamente las horas que mi madre debía dedicarle, no menos... Y lamento llevarle la contraria pero lo primero no son los estudios, lo primero es cumplir los contratos laborales... Mi madre no puede realizar el trabajo por el que se le paga y yo gustosamente asumo la responsabilidad.... - dijo con un tono de voz claro, sin lugar a dudas por las palabras que estaba asumiendo -... Sé que mi madre tiene su trabajo asegurado cuando se recupere, usted ha demostrado ser un buen hombre en múltiples ocasiones, por eso no puedo permitir más benevolencia hacia mi familia. Espero que comprenda que esto no se trata más que de orgullo, no quiero deber nada a nadie que no sea mi propia madre y soy consecuente con mi forma de pensar, no necesita contratar a nadie más.... - el hombre le indicó que iba a darse una ducha y que luego hablarían, la muchacha asintió con la cabeza, pero no se dispuso a descansar sino a seguir con sus labores mientras Christian se fijaba en el paquete que le habían enviado.

Tras un tiempo prudencial Chris preparó café y le sirvió uno a Elle, la joven le indicó cómo le gustaba tomarlo -... Solo con dos de azúcar... - la muchacha se había acomodado en uno de los taburetes de la isla, esperando la conversación que tendría lugar, y ante la cual reafirmaría sus palabras.

- ¿Qué sentido tiene que contrate a alguien a jornada completa si no piensa despedir a mi madre?... - pregunta la joven con una mirada suspicaz, y es que una cosa era ser un buen jefe, otra coa muy distinta que el dinero les fuera regalado -...Señor Foster..., somos de familia humilde pero honrados..., nosotros no queremos limosnas, solo trabajar con precio justo por la labor que hacemos... Es muy amable que diga de no despedir a mi madre, pero trabajar menos horas de las indicadas o sencillamente no hacerlo es cubrir nuestras necesidades sin dar nada a cambio... Caridad al fin y al cabo... Y yo tengo manos para poder trabajar, comprenda que debo rechazar su generosa oferta... - insistió ella, en poco tiempo sería alguien productivo para la sociedad por los valores inculcados -... Además me pide que engañe a mi madre haciéndole creer que vengo a trabajar y en realidad me dispongo a estudiar... Si no le molesta, señor Foster, respóndame a una pregunta... ¿no le molestaría que alguien a quien usted quiera le falte a la verdad?... Aunque eso implique un bien para usted... ¿No sentiría que su confianza se quiebra en esa persona?.... - y ahí dejó eso, bebiendo de la taza de café -...Hace años me dí cuenta de que mis compañeros de facultad contaban con ventajas que yo no tenía, dinero extra los fines de semana, un coche, posibilidad de tener ordenadores nuevos y móviles de última generación, eso sin contar con una amplia variedad de tacones.... - su mirada estaba clavada en el hombre, era una mujer joven pero directa, con un saber estar y un aplomo realmente increíbles -... He aprendido a vivir sin todo eso, valoro otro tipo de cosas y soy feliz... Cada nuevo objeto que adquiero lo cuido con mimo, no sé cuando podré reponerlo por otro... Y esto no es un comentario porque usted pague poco, sino porque mi madre me ha educado en la cultura del ahorro, de la previsión y de la humildad.... ¿Por qué cambiar un sistema que lógicamente funciona bien?... Si usted me regala horas no trabajadas, estaré en situación de sentirme en deuda, cosa que no quiero...

El hombre intentaba transmitir algo a la joven, pero ella tenía una forma de ver las cosas más particular. ¿Cómo sería la rubia muchacha de abogada? No cabía duda de que lo daría todo por defender a un cliente, buscando cualquier línea de acción o posibilidad para defender a quien debía. Quizás incluso decidiera hacerse fiscal, pues denotaba una rectitud que Chris no parecía tener, o al menos en cuanto a la profesión que se dedicaba.

El libro de fotografías parecía ser extraordinario, cada una de las imágenes eran enfocadas con cuidado, para resaltar la belleza  de las estructuras que conformaban los edificios y puentes de la ciudad. No tenía texto e inicialmente ninguna marca que le llamara la atención, al menos hasta que vio una imagen que había sido estropeada por un rotulador permanente de color rojo.

La fotografía pertenecía a la estación de metro que estaba en la calle 72, en Upper West Side, un sitio que solía permanecer abierto las 24 horas y que cubría los trenes de servicio 1, 2 y 3. Un lugar pequeño, bonito y zona de paso de centenares de transeúntes a diario.

Tras maltratar el libro de varias formas posibles, Chris se percató que el ejemplar no tenía ningún micrófono oculto ni dispositivo de seguimiento. No parecían haber notas invisibles pero con la luz ultravioleta se pudo atisbar un montón de huellas dactilares distribuidos por dentro y fuera de las imágenes.

Deal había recibido el correo de su amigo, y tras estar tiempo trasteando en Internet, el hombre decidió ir antes de tiempo a casa de Foster, no sin antes hacer una parada en una panadería para comprar unas empanadillas saladas y panes Pretzel de gran tamaño, eso sí, recién horneados.

Tras llamar a la puerta y esperar no demasiado tiempo a que se la abrieran, saludó a su amigo -...Levantas pasiones, Collin..., ¿pelirroja y de ojos bonitos?... Cada día me pides cosas más raras... He traído mi portátil por si quieres que hagamos un repaso a las muchachas que he encontrado, algunas las podemos encontrar en páginas porno y créeme, están muy bien dotadas.... - hizo el gesto con la mano izquierda como si el pecho le fuera a estallar -... Aunque si comenzamos con el ordenador no comemos, hazme un favor, saca un par de cervezas, he traído algo de picoteo, dejaremos el vino para esta noche, tenía pensado llamar a un Taiwanéssi no nos liamos demasiado... Anda cuéntame con detalle lo de la pelirroja, y lo del micro..., trae el dispositivo... 

El hombre entró en la vivienda como si fuera su casa, al fin y al cabo visitaba a menudo a su amigo, esperando finalmente que le guiase a alguna de las estancias de su hogar para comenzar a trabajar.

La tranquilidad de la joven Elle, resultó sorprendente. Estaba claro que la situación económica de su familia no era desahogada, pero se notaba que estaba orgullosa de cualquiera de sus logros. Era normal, a fin de cuentas había tenido que superar muchos más obstáculos que otros estudiantes. 

Chris escuchaba sus argumentos con calma, con una sonrisa tranquila, desde luego sus razones eran válidas y valoraba ese orgullo y determinación, sin embargo estaba decidido a que esta eventualidad no entorpeciera los estudios de la joven. 

después de estar más fresco gracias a la ducha, sentía que también había despejado un poco su mente. Estaba siendo una mañana extraña, por un lado la joven del micro y por otro el álbum con las fotografías. Se puso algo cómodo para andar por casa y se dispuso a continuar la charla con la joven Elle. 

Mantenía una actitud calmada y sonriente con la orgullosa rubia - La persona que quiero contratar será por seis meses nada más, el objetivo es que cuando Francis se reincorporé, que lo hará lo antes posible estoy convencido, tenga una carga de trabajo más ligera y se recupere bien - resultaba curioso cuando hablaban de honradez, aunque Chris tenía un sentido de la justicia que seguía, desde luego su medio de vida no se basaba en la honradez. Aunque su carácter fuera real, ni su identidad era cierta - Debo disentir, sobre la caridad. En realidad, la mayoría de los trabajos están bien cubiertos ante bajas médicas, aunque el gremio de tu madre no, pero esa es la injusticia. Simplemente no puedo colaborar en algo con lo que no estoy de acuerdo. Sólo trato de ser consecuente con mis ideas - Desde luego esperaba que coincidiera fácilmente con esta línea argumental. Mantenía una actitud calmada y respetuosa, le hubiera puesto la mano encima de la de ella, pero no quería que pudiera llegar a malinterpretarse ese gesto. - También debo decir, que en todo caso, sería premiar consecuentemente a una trabajadora ejemplar a la que aprecio. No me deberías nada, pues en primer lugar, esto sería entre tu madre y yo. En segundo lugar, no es algo que le dé a cambio de nada, ella ha sido y seguirá siendo la ejemplar trabajadora que es. Igual que en cualquier negocio se dan bonos cada cierto tiempo, esto vendría a ser lo mismo - Apoyó la mano encima de la encimera con calma al tiempo que miraba fijamente con convicción a la hija de Francis - No es caridad, ni un regalo es sólo retribución. Es una retribución, en forma de dinero de lo mucho que valoro todo lo que hace por mi - Cuidando mucho de no pasarse con el contacto visual, volvió su atención al café el cual saboreó despacio. - A Francis ya le comenté que sólo querría que vinieras unas 10 o 15 horas a la semana. Entiendo que quizás mi manera de pensar se salga un poco de lo común, pero el dinero no lo es todo en la vida, es mucho más valioso que una buena persona de fuertes principios pueda cumplir el sueño de toda una familia de sacarse la carrera de Derecho - Le salía casi inconscientemente una sonrisa de aprecio - Me importan más las personas que el dinero, y soy consciente de lo orgullosa que está tu madre de ti - continuó después de una breve pausa para darle énfasis a su argumento - Como crees que podría sentirme yo viéndote aquí trabajando todos los días tantas horas que postergaran las esperanzas de una familia de buena gente. Valoro eso más que el dinero, y no espero ni deseo nada a cambio. Ni siquiera es generosidad, como te comento, sólo soy fiel a mi y a mis principios. Y lo hago en compensación por algo que ya he recibido, no por algo que vaya a recibir, no hay quid pro quo - Pretendía dar un tono firme a su afirmación, desde luego era totalmente cierto todo lo que había dicho. - Voy a contratar durante seis meses esa ayuda adicional, la diferencia al final, será si estoy pagando a alguien por venir y no hacer nada o estoy recompensando a una persona que se ha desvivido por mi y se merece todo mi agradecimiento. La oferta de que uses una de las habitaciones para estudiar, sigue en píe por si no quieres andar perdiendo tiempo, pero al final será tu decisión, acepté que vinieras pero le dije a tu madre que no para una jornada entera, eso es algo que no podría aceptar, ya que me estaría traicionando a mi mismo. En realidad por mi, no haría falta que vinieras, pero entiendo que tu madre también se quedará más tranquila. - 

La investigación sobre el álbum fotográfico reveló un detalle aunque en esos momentos no le decía nada al adinerado joven. Setenta y dos?. Desde luego lo hablaría con Deal, parecía que se les acumulaba el trabajo a manos llenas y todavía tenían pendiente la investigación sobre la familia Wright. 

La pronta llegada de su amigo, supuso un alivio, tenían mucho trabajo por delante y siempre era mejor pasarlo en compañía. Sonrió ante la broma sobre las pasiones - No sé si ahí encontraremos a quien buscamos - Respondió con una amplia sonrisa. Solían pasar muchas horas en el estudio, sobre todo cuando andaba cerca un golpe, planeando todo detalladamente y memorizando todos los pasos de la operación. - Ve subiendo, hay cervezas en la nevera de arriba, voy a coger un par de cosas - Deal era el único que subía al estudio a parte de Chris, de hecho era mejor así, estaba suficientemente insonorizado para que no se pudiera oír lo que hablaran manteniendo un tono normal. Y al ser una zona privada, podían tener allí planos y cualquier material que no debería ser conocido. Mientras su compañero y socio subía, ya que también tenía la llave del estudio (aunque llamarlo estudio no describía ni de lejos, el piso de arriba), el joven recogió el micro, con cuidado de no decir nada ni hacer ruidos que pudieran alertar y se llevó también el regalo que trajo el mensajero, de camino al piso de arriba, dejó escapar una mirada furtiva a la joven que estaba limpiando. 

En poco tiempo ya estaban ambos arriba, tapando el micro para que fuera oído le transmitió lo que sabía - Era joven y guapa, ojos verdes pero muy claros, pelirroja. Está claro que era su objetivo, pero me pareció demasiado joven para ser del FBI, creo que puede ser una ladrona buscando una presa o alguna rencilla más personal. Es atractiva, pero no está en muy buena forma. Esperaba que supieras quien trabaja con este tipo de micros, o si acaso que supieras de alguien que lo conozca, aparte de rastrear la señal... Pero bueno, lo dejo en tus manos que esto no es lo mío - Después de exponer lo que sabía, en un volumen bajo y con el micro tapado lo suficiente para que no se pudiera oír, le dio un largo trago a la cerveza, que estaba fresca y se agradecía a pesar de ser otoño en Nueva York. 

Chris, dejaba trabajar a su amigo tranquilamente, colaborando en lo que le pidiera y manteniéndose en silencio todo lo posible, se conocían de sobra, cada uno tenía su área de conocimiento y confiaban el uno en el otro más que si hubieran sido familia. Después de dar un par de bocados a uno de los pretzels, hizo un gesto de satisfacción y mirando a su amigo señaló el pretzel haciendo después el gesto OK con la mano, dando a entender que estaban muy ricos. 

Después de trabajar un rato con el micro, al menos hasta que Deal lo considerara importante, asegurándose de que no lo escuchaban por el micro, le contó lo del álbum. - No sé quien me lo ha mandado, pero han hecho una marca aquí - Comentó señalando el 72 marcado, no sé quien lo mandó y venía con esta nota - La verdad es que ahora mismo estoy un poco perdido con esto, quizás hasta esté relacionado... pero todo puede ser. - La verdad es que hoy tenía ganas de haber empezado a trabajar el trabajo de los Wright, pero se les estaba yendo el día en otros asuntos, que aunque pudieran ser menos importantes eran más acuciantes, no podían embarcarse de lleno en una operación así sin poder tener una libertad de movimientos y sobre todo, sabiendo que nadie les seguía. 

Mientras Deal ojeaba el álbum y le hiciera los comentarios que quisiera, Chris fue a por otro par de cervezas y le tendió a su amigo una de ellas, que había abierto previamente. Luego se dejo caer sobre el sofá mientras le daba vueltas a todo el día de hoy al tiempo que se comía una empanadilla con gesto distraído. 

La joven estudiante de abogacía tras terminar de tomar el café se dispuso a limpiar las tazas. Era una mujer resuelta, decidida, bonita y con un claro y marcado carácter. No era el prototipo de fémina que se dejara avasallar por cualquier persona que se creyera con poder para pensar que estaba por encima de ella, y eso de alguna manera, podría atraer la personalidad de Christian, el cual no cejó en su empeño de seguir su guerra dialéctica para acabar convenciéndola.

- Contrataría a alguien por seis meses y luego mi madre se reincorporaría sin problemas, eso es caridad, porque al fin y al cabo le paga sin que trabaje, a no ser que yo ocupe su puesto, lo que haría que usted no tuviera un mayor desembolso económico... - dijo la mujer con sencillez pero manteniendo su postura inicialmente, al menos hasta que el hombre dijo algo que provocó que Elle dejara de limpiar las dos tazas de café, para observarle.

Estaba claro que hablar de los problemas laborales del sector servicios era algo que no esperaba la joven, la cual tenía claramente su postura marcada, obviamente por el hecho de que su madre siempre había vivido angustiada por la posibilidad de cualquier tipo de accidente que le impidiera laborar y llevar el recurso económico a casa.

- Me está dejando usted sin palabras, señor Foster.... - y que una posible abogada dijera eso ya era mucho decir -...Pocas personas son consecuentes con sus ideas, normalmente la gente busca su propio beneficio y no el de los demás... - quizás esta lección fuera importante par su propio futuro laboral -...Le dota de una retribución porque aprecia su labor y ella le tiene a usted en muy alta estima, por eso me manda a servirle... - comenzó, sintiendo que su madre había dado unas directrices específicas y si no las cumplía podía decepcionarle.

Las palabras que dijo Christian sobre el orgullo que Francis sentía sobre su hija hizo que ésta se mordiera el labio inferior, quizás como deseando contener algún tipo de emoción al respecto.

- Hagamos una cosa... - dijo la mujer con porte pensativo -... vendré la jornada completa y vigilaré a quien usted contrate para limpiar, estudiaré mientras tanto aquí y me aseguraré de que cumpla con las expectativas laborales de llevar su casa... ¿Le parece así adecuado?.... - pregunta intentando cerrar el acuerdo, estaba claro de que la rubia mujer buscaba siempre la manera de ofrecer alguna opción que no fuera simplemente vivir del cuento y estirar la mano al finalizar el mes, un orgullo que era digno de elogio, el de poder considerarse útil a pesar de todo.

Deal hizo un movimiento afirmativo con la cabeza antes de comenzar a subir las escaleras, parándose casi al instante al ver a Elle Fanning, la hija de Francis, estaba claro que le sorprendió la presencia de la joven y bonita muchacha.

- Joder..., ¿cómo se llamaba la agencia donde contratabas empleadas domésticas?.... Me voy a pedir un par.... - dijo intentando ser discreto con el tono de voz, algo que realmente no consiguió, y es que Deal parecía encantado con el aspecto de la muchacha, tardando algo más de la cuenta en alcanzar el despacho y servirse una cerveza -... En serio, ¿cómo se llama?.... - preguntó una vez Chris estuvo arriba -...¿Qué le ha pasado a Francis?... Me gusta el cambio.... - Deal solía ser mucho más discreto, pero por lo visto la rubia le había impactado, al menos físicamente -... No te conviene tener trabajadoras guapas en casa, se empieza dejando que te limpien la cocina, luego suben al dormitorio y al final... Ya verás, entrará aquí y la liarás... - su mirada fue algo más seria -... Se te puede ir de las manos....

Tras darle la charla a su amigo comenzaban las pesquisas para comenzar a buscar a la pelirroja, no sin antes coger el micro de su amigo, observarlo y ponerlo en una cajita a modo de pastillero, depositando éste en una funda acolchada, la cual cerró antes de comenzar a hablar -... Insonorizado, no habrán problemas de filtraciones de información... Veamos..., la chica va por el parque, haciendo running, te choca el brazo y te pega un micrófono... Del FBI podría ser si por la zona hubiera habido un compañero de apoyo, ¿te fijaste?... Lo de la juventud es relativo, hay mujeres que aparentan muy poco y otras que son viejas con edades tempranas. No te dejes llevar por el físico, es engañoso.... La técnica de la pelirroja no es que sea muy depurada, la verdad... Y lo de ser una ladrona buscando víctima, es factible también, quizás más que la primera opción, para ser del FBI necesita estar en buena forma y es algo que aseguras que no cumple.... Ahora, no contemplo que sea para una rencilla más personal, si lo fuera..., ¿no intentaría atraerte hacia ella?... Más que espiarte debería llevarte hacia una trampa... Aunque claro..., también puede ser que quiera saber por donde te mueves.... Lo dicho Collin, levantas pasiones....

Deal suspiró y bebió de su cerveza antes de hacer unos comentarios sobre el micrófono -...Veamos, estos micrófonos son de los peores que he visto en el mercado, tienen un rango de alcance bastante pequeño y es probable que tu amiga esté cerca de la zona para poder escuchar la conversación...  De verdad Collin..., en vez de buscar el fabricante de esta porquería, sabiendo que la muchacha estará cerca.... ¿por qué no le tiendes una trampa?.... Dí que vas a un sitio y dale caza a ver qué tal.... - le dio a su amigo un juguetito

- Aquí tienes un inhibidor de frecuencias... Si le das a este botón, aunque el micro esté sin tapar, la pelirroja no podrá oírte, pero si le das a este otro, escuchará lo que propongas... ¿Con esto me he ganado el vino de esta noche?.... - sonrisa, sabía que el juguetito iba a ser del agrado de su amigo.

Seguidamente miró el álbum con curiosidad, ampliando su sonrisa cuando vio el corazón -... De verdad, esto parece de mentalidad adolescente... ¿No te habrás liado con alguien en esa estación de trenes?...Esto tiene pinta de ser algo sentimental, o quizás la trampa que esperas por la rencilla personal... ¿No te parece?... Sea quien sea quien te lo ha mandado deduzco varias cosas, una de ellas, le encanta Manhattan, y la segunda, el sitio señalado es un lugar especial por algo... Si no intuyes porqué, quizás debas esperar otra señal.... Aunque yo de ti, no iría allí y menos solo, si lo haces, desde luego bien disfrazadito....

Estaba claro que viendo las circunstancias era un mal momento como para comenzar a investigar a los Wright, que Deal no hiciera referencia a ello hacía que se reafirmara Chris en la espera, primero había que averiguar más cosas sobre la pelirroja, y quizás esperar informaciones sobre la estación 72 antes de meterse en otras complicaciones y cometer algún tipo de error. La garantía del éxito siempre había sido importante para ellos, esta vez no iba a ser menos.

Le resultaba muy interesante la joven hija de Francis, estaba claro que se mostraba orgullosa y firme, lo cual le garantizaba un buen futuro como abogada lo que hacía que una sonrisa asomara a los labios de Francis. Desde luego la negociación estaba siendo dura, aunque estaba bastante convencido de sus argumentos como para que no mantuviera su postura también. 

Ante el comentario de quedarse sin palabras, Chris no pudo contener una breve risa - Siendo un proyecto de abogada excepcional, lo asumo como un gran cumplido - en todo momento el joven mantenía su sonrisa, aunque era una sonrisa amable y agradable, nunca de burla, incluso cuando se rió brevemente ante el comentario anterior. 

Ante la propuesta final, aceptó el acuerdo que le ofrecía Elle - Desde luego serás una gran abogada, negocias duro - comentó mientras le ofrecía la mano para sellar el acuerdo. Cuando se la estrechara le comentaría una última idea - Hay algo que debes entender de mi... pienso que hay mucho dinero en el mundo, pero pocas sonrisas de verdad. Lo cual me lleva a pensar que no están relacionadas, el dinero jamás ha sido un fin, sólo un medio - La frase, la decía como una mezcla de consejo, (aunque fácilmente innecesario, pues la vida ya le habría enseñado eso a Elle) e información sobre los valores del propio ladrón. - Por cierto, ¿cuales son tus horarios en la uni? Quiero coger a la empleada temporal de manera que encaje bien - se había dado cuenta de que a la rubia no la había investigado demasiado y debería invertir algo de tiempo en ello ahora que se quedaría unos meses al cuidado de su casa. 

Ante el comentario de su amigo, Chris le dio un empellón amistoso. - Un respeto hombre, es la hija de Francis, que está de baja - contestó en el mismo tono que Deal. Cuando por fin llegó al estudio, respondió a las preguntas - Se llama Elle, Francis se ha roto una pierna... no creo que pase nada en el dormitorio, es una joven íntegra y orgullosa, dudo que debas preocuparte. Aunque no vendría mal instalar unas cámaras en el piso - Dejó el comentario en el aire, aunque su amigo sabía perfectamente que le estaba pidiendo que se encargara de ello... 

Mantuvieron un poco de conversación para actualizarse el uno al otro, algo habitual entre ellos, aunque hablaban tan a menudo que ya era poco lo que tenían que contarse nuevo, excepto en casos como el día de hoy, que parecía que la vida de Chris había metido la sexta. - Eché un vistazo lo que pude, a fin de cuentas tenía el traje empapado de café y no quería llamar la atención. Se marchó en un taxi - 

El inhibidor de frecuencias era algo maravilloso y de hecho se le ocurría un plan en ese momento, aunque el enfrentamiento nunca había sido lo suyo. - Se me está ocurriendo atraerla a la galería de arte y encerrarla para poder interrogarla, si bloqueo las puertas con el teclado numérico no podrá salir - Se mostraba pensativo, aunque esperaba evitar cualquier tipo de enfrentamiento, ese desde luego no era su fuerte. El comentario del vino arrancó una sonrisa a Chris - De hecho te subo la apuesta... ya que parece que hoy no podremos avanzar demasiado en otros menesteres y tenemos tiempo, ve a por las cámaras, yo estaré en la galería por si pasa algo que sepas donde estoy y nos vemos para cenar... pero abriré una de una cosecha mejor - Al final, la oferta sólo era una continuación de la broma, ambos se conocían demasiado, Deal pondría las cámaras igualmente, también sabía que si quería cualquier cosa de su amigo no haría falta pedírselo si quiera, sólo con decir que se lo llevaba era suficiente y el vino no era una excepción. Tenían ese tipo de amistad que tampoco hacía falta guardar las formas ni por educación, cualquier cosa de uno era de los dos si era necesario, siempre se tenían en cuenta el uno al otro. 

El tema del álbum era un gran misterio. - La verdad es que esto me tiene perdido... ahora me interesa más saber la verdad de esa joven, aunque le preguntaré al portero por el mensajero, para tener al menos un punto de partida - El carismático ladrón sacó el micrófono para dejar que escucharán su conversación - Si, lamento tener que dejarte aquí sólo pero un amigo que tiene una galería me ha pedido que me acerque a echarle un vistazo ya que tiene que salir y no espera visitas. Va a ser un auténtico aburrimiento - comentó con un tono algo más pijo del habitual, mientras guiñaba un ojo a la vez que levantaba el botellín de cerveza a modo de brindis. A continuación usó el botón para anular el sonido del micro... - Deberías esperar un rato antes de salir por si alguien está vigilando el piso, pondré el modo Walkie Talkie en el móvil por si hubiera problemas - 

Al final el día no había ido como esperaban, pero desde luego emociones no faltaban, para no levantar sospechas, dejaría el micrófono en casa ya que llevaría ropa distinta y así esperaba obligar a quien fuera a que le siguieran. Si no le seguían avisaría a Deal para que no abandonara la casa. 

Se dispuso a vestirse para salir. Un traje más oscuro que el de esta mañana, gafas de sol cuyo objetivo principal era poder observar lo que le más conviniese sin mostrar hacia donde miraban sus ojos.

Al bajar, se despidió de Elle - Tengo que salir, mi socio, Hank, tiene completa libertad para moverse por el piso. Eso si, espero que sepas disculparle. Es muy bueno en las finanzas, pero a veces puede ser un poco brusco, no se lo tengas en cuenta - Chris, le mostraba su agradable sonrisa de no haber roto nunca un plato que acostumbraba a que la gente fuera un poco más permisiva con él.

Al bajar al hall del edificio, charló animadamente con el portero, sobre temas banales durante unos minutos, como deportes o alguna serie que le gustase, para tratar de sacarle información sobre el mensajero que trajo el paquete. Algo que le llamara la atención, empresa, características físicas, nombre que dejó en el registro de acceso, si pregunta ¿por qué? le dirá que al parecer es alguna admiradora que no ha puesto nota, como si fuera un juego... y esos juegos le divierten, :guiño guiño:

Después de dejarle una propina al conserje, el ladrón seguirá su camino hacía la galería de arte que regenta con una de sus identidades, la cual tiene un sistema de seguridad que puede bloquear las entradas y salidas con un código numérico. El objetivo es esperar a que entré la joven en su busca y en cuanto entré bloquear las puertas y estando oculto decirle - Te estoy apuntando en estos momentos, será mejor que no hagas movimientos bruscos... ¿Quien eres y por qué me sigues? - evidentemente no tiene ningún arma, nunca le han gustado ni ha pensado que resuelvan nada. 

10 de Octubre. The Petrie Court Café. 12:30 a.m

El día había amanecido como correspondía a esa época del año. El otoño en Manhattan solía ser lluvioso, lo que daba cierto aspecto gris a la ciudad, pero el hecho de estar cerca del lugar más verde de toda Nueva York, daba cierta sensación de bienestar y se agradecía la ropa de abrigo. 

Harold Wright había llegado al local justo para la hora del almuerzo, dispuesto a reunirse con tres de las personas que, meses atrás, habían estado invitados en su casa, una de ellas era Matt Lomenzo, que en esta ocasión no pudo ir acompañado de su compañera de vida, Miracle, la mujer que le daba estabilidad y sentido a toda su existencia. Por otro lado, estaba Kabulski, el detective que había estado luchando contra sus demonios internos, llegando a la conclusión de que quizás lo mejor fuera intentar alejarse de quien estaba cerca, y acercarse al que, desde hacía tanto, estaba tan lejos. Y por último, Lexi Taylor, la detective que lucía aún más callada de lo habitual, como si no estuviera cómoda del todo en dicha reunión.

Harold había mirado la reseña de las opiniones que la gente dejaba sobre el local, y la crítica no era buena. Muchas personas indicaban que era un sitio particularmente caro para la calidad de las vituallas que se servían, pero claro, todo era cuestión de perspectiva, ¿qué otro café podía jactarse de tener unas vistas tan maravillosas?... Quizás no sería malo juzgarlo de primera mano y comprobar, de manera personal, si valía la pena pagar los precios desorbitados que se exigían.

De entrada el sitio tenía una higiene inmejorable, tanto las mesas como el suelo lucían limpios, y las cristaleras, medianamente aceptables teniendo en cuenta el clima de la última semana. A todo esto había que añadirle que nada más sentarse recibió la carta de menú, dispuesta para la libre elección de alimentos que deseara tomar. No podía quejarse de la mesa de mármol, brillante y elegante, ni de las sillas de madera con tapizado azul, cómodas y mullidas, y mucho menos de la vajilla, impecable... ¿Qué no le gustaría a la gente como para valorar con tan poca puntuación aquel local?

El señor Wright estuvo esperando por los comensales y cuando todos estuvieron presentes, una bonita camarera se acercó para anotar la comanda. Era una mujer con unos ojos realmente espectaculares. Elegante en sus movimientos y una sonrisa de las que hacen mella. La muchacha se movía con agilidad entre las mesas, llevando cafés y bandejas con aperitivos de un lado hacia otro. 

- Es un placer verles de nuevo, estimados amigos... Permitidme que esta vez la reunión sea en un lugar un tanto más público de lo habitual, pero la verdad me moría de ganas de probar el bistec de este local, dicen que está delicioso, y a Caitlin no le gusta que en mi dieta haya más colesterol de la precisa... Si me muriese mañana me fastidiaría no haber comido a destajo el día anterior.... Así que por eso me estoy escondiendo.... - hablaba de manera mucho más cercana que la primera vez que se conocieron, y Lomenzo, quizás el que había pasado más tiempo con él, podía deducir algo, a pesar de ser un tanto snob con algunos comportamientos, era un buen hombre, alguien que se preocupaba por los suyos -... Pidan, pidan, no vayan a pasar necesidad..., aunque les he reunido por un asuntillo.... importante..., y creo que ustedes pueden ser los perfiles ideales para ayudarme a resolver el conflicto...