Partida Rol por web

Es el primer viernes de Marzo, las clases han iniciado desde hace una semana y no ha sido tan complicada como podrían haber pensado antes de llegar a Sendai. Algunos de ustedes pueden pensar que el inicio universitario habría sido diferente, que las experiencias habrían sido más variadas, más divertidas incluso pero la realidad es completamente diferente, Sendai no destaca demasiado por sus avenidas concurridas y fiestas proliferantes, es más bien lo contrario, fiestas recatadas en las cuales los adultos van a beber luego del trabajo. Marzo no es una muy buena época para ser un universitario con ansias de vivir la vida. 

A pesar de ello algo a sucedido, por los pasillos y rincones del gran patio de la universidad se escuchan múltiples murmullos, alguno más paranoico pensaría que es su aspecto de extranjero el que les hace hablar pero la verdad es que las miradas no se fijan tanto en ustedes, parecen más bien conversar sobre un “Blanco” o “Rayo” pero no habéis visto a nadie con esas características en el poco tiempo que llevan en la universidad, solo a un chico de aspecto agradable, es alto y tiene una forma de hablar algo extraña, se nota demasiado que es extranjero y la característica más llamativa son sus ojos bicolores además de una sonrisa donde destacan levemente los caninos, fácilmente alguien podría decir “Un chico que parece perro Siberiano” y encajaría perfectamente como descripción de este tipo. A varios de ustedes les hablo para invitarles a un club de volley, otros llegaron por decisión propia e incluso a alguna les insistió otro chico casi recién salido del instituto; el punto es simple a estas alturas, las clases han terminado rondando casi las 15:00 PM, lleváis en sus bolsas o mochilas ropa deportiva como se les fue solicitado en su instancia y están ad portas de ingresar al gimnasio de la universidad. Éste se encuentra a unos 10 minutos caminando del campus central y a 5 minutos más de las residencias estudiantiles donde varios alumnos viven gracias a las becas o pagando para ello. 

El primero en abrir la puerta puede observar la gran dimensión del gimnasio, parece ser mucho más grande por dentro de lo que se veía por fuera, el segundo piso tiene espacio suficiente para que una gran cantidad de gente pueda verlos pero lo que más destaca es la cancha de Voleibol y dos sujetos a diferentes distancia uno del otro. El más alejado se encontraba con un chandal negro tapandose la cabeza, se encontraba sentado con la espalda apoyada en la espada y el cuello curvado hacia adelante mientras sostenía una Switch en sus manos jugando sin prestarle atención a quienes habían ingresado, por otro lado estaba el “Siberiano” quien también llevaba una especie de chandal pero de color negro y rojo al verles el muchacho esboza una enorme sonrisa mientras eleva la mano derecha para indicarles que vayan hacia donde se encuentra él. 

Al verles Mitsuya no puede evitar sentir una tremenda felicidad, todos los que le habían llamado la atención habían venido e incluso la chica rubia que no había contactado por él mismo pero el chico de lentes sí. Éste tipo del que hablamos apareció de la nada desde un rincón del gimnasio, parecía un manojo de nervios y apenas podía arreglarse los lentes para poder dirigirse hacia Mitsuya y luego apuntar hacia Arumi Saiko con el rostro rojo como un tomate. - _{-Mitsu-senpai, ella fue la que respondió positivamente a lo que me indicaste que hiciera, además es bastante guapa.} -El pelinegro le quedó mirando con cierta incredulidad aunque sin mantener la sonrisa y casi como si fuera un niño pequeño el muchacho asintió mientras llevaba su mano izquierda hasta el hombro del chico. -Si si, muchas gracias, ahora ya puedes irte. -Pronunció mientras se agachaba hacia una mochila y sacaba una pequeña tortuga entregando esta al chico mientras lo obligaba a girarse y lo sacaba como si fuera un pequeño perro callejero, incluso dándole pequeños golpes en el trasero. -Ve ve, aquí tienes tu tortuga intacta, muchas gracias por tus servicios. Con cuidado y que dios me lo cuide. -Esto último lo pronunció en español y con un claro acento sudamericano, aunque claro difícilmente aquello fuera algo recalcable. 

Finalmente y luego de aquella actuación casi sacada de una caricatura el pelinegro se volteo hacia todos ustedes con la misma enorme sonrisa de antes, a la par su compañero todavía se encontraba jugando con la Switch ignorando por completo al grupo. -¡BIENVENIDOS! -Pronunció con un tono de voz firme y energético. -Mi nombre es Mitsuya Takachi o Takachi Mitsuya, aunque pueden decirme ~Taka-Chan~ -Dijo en claro tono de broma mientras hacía el ademán de una súplica, sin dejar tiempo para algo decidió continuar. -Jajaja, ya se van a acostumbrar, este es el club de volley mixto que Nagi y yo hemos creado, y seré directo...-Su sonrisa se combinó con unos ojos decididos. -Quiero convertirlo en el mejor equipo de Japón. -Hubo una pequeña pausa incómoda debido a la situación a la cual el chico más alejado aliviano lanzando unas palabras desde la lejanía “Muy Intenso” se escuchó de forma pesada causando que Mitsuya reaccionara con sorpresa y moviera las manos de un lado a otro inocentemente. -Oh perdón Jajaja. Creo que he ido demasiado lejos desde el inicio. Mala mía. Bueno ya me conocéis, el chico de allá es Seichiro Nagi. Fue MVP de todos los torneos de fútbol que ha jugado desde que tiene 12 años. -A pesar de la presentación el chico no pareció levantarse de su lugar. -Descuiden ya vendrá, el puto flojo. -Se escuchó un “No entiendo cuando hablas tercermundista” por parte de Nagi, aunque no se notará del todo aquello pareció golpearle el alma a Mitsu quien demoró un segundo en seguir con la conversación. -Algunos de ustedes llegaron por su propia decisión y a otros los hemos elegido para que se unan. -Se llevó la mano derecha hasta la nuca. -Jeje nos hacen falta jugadores y Sendai no es muy conocido por sus grandes atletas. -Rápidamente decidió darles el paso para que pudieran presentarse. -Nos gustaría conocer más de ustedes. -Dijo con total libertad. 

Stefanie se había mantenido a un lado de la fila, no sabría decir si por timidez o por pura fuerza de costumbre. Cuando veía una red de voleibol, gravitaba de forma natural hacia el lado. Siempre había estado cerca de esa posición.

Tal y como le habían pedido, llevaba una equipación de voleibol en la mochila, e iba vestida con ropa deportiva, unos pantalones largos de chándal negros y una camiseta vieja color verde, con un par de playeros que habían visto uso. Por ella, habría venido directamente con la ropa de voleibol. Es lo práctico- si te ha invitado a un equipo de voleibol y piden que lleves ropa de reporte, está claro qué es lo que vais a hacer. Sabe que a muchas chicas, el uniforme les incomoda un poco por lo "revelador", pero nunca ha sido especialmente modesta. Alemania había tenido desde los 70 una Freikörperkultur- una cultura del cuerpo libre, y la mayoría de sus compatriotas no tenían excesivos problemas con la ropa, o incluso con la desnudez.

Pero claro, este no era su pais. Y tampoco quería ganarse una "fama" nada más llegar, de modo que optó por una ropa menos "llamativa". Aunque el chándal podría considerarse informal, lo cierto es que las clases de Arte Dramático a menudo implicaban mucho movimiento, y no era raro ver a estudiantes de esta disciplina en ropa deportiva en el campus. Cualquiera que frecuentase el edificio de su facultad probablemente la habría visto así más de una vez. Había tenido la concesión extra de no llevar una camiseta blanca para no ir con el mismo esquema de color que la selección de su país. Tampoco quería que la vieran como demasiado... ¿altiva?

La joven giró la cebeza para estudiar a los otros presentes mientras se frotaba distraídamente las puntas del pelo entre el pulgar y el índice. Tres chicos y una chica. Parecía ser de las más altas del lugar, aunque la otra chica también era bastante grande. ¿Metro setenta y algo?  Por lo menos no sería la unica franken-chica del grupo, como le había pasado ya alguna vez en su grupo de amigos o en clase. Los chicos parecían locales en su mayor parte, en rasgos y cuerpo... y en buena forma. Aunque todos eran diferentes entre sí, incluso en el carácter. O eso le parecía por su postura y gestos. Era un grupo bastante variado. Eso estaba bien. Necesitaba conocer gente. Su compañera de dormitorio era alegre y se llevaban bien, pero sus compañeros de clase... la verdad es que le daban más estrés que otra cosa. A estas alturas, todo el mundo ya empezaba a comportarse como si la escuela fuese una competición.

Asistió sin decir nada al intercambio entre los dos chicos, el que se había aproximado a ella y otro. Hm. Parecía una gente... como decirlo. "Informal". Empezaba a tener dudas sobre la seriedad de todo esto hasta que el chico mencionó su ambición de convetirlo en el mejor club de Japón.
Parecía... poco probable. Ella misma no era una deportista de competición. Y bueno... no parecían tener muchos miembros, o un endtrenador de ese nivel. Ni un personal que se lo tomase muy en serio. Pero en la forma de decirlo, Steffi notó dentro de ella que lo decía totalmente en serio. Sintió, incluso, la determinación. Si estuviesen en un obra, diría que sus palabras tenían verdad.

Pero eso no la preocupaba menos. Si realmente tenían ese objetivo en mente y buscaban cumplirlo, los entrenamientos serían exigentes. Ella no había jugado a un nivel tan competitivo como ese, y por otra parte... si exigía demasiado y eso le quitaba tiempo o energías para sus estudios, eso no iba a ser nada bueno. No quería más broncas con sus padres de las que ya tenía. Por no mencionar que la presión de la competición sería intensa tambien, si llegaban a ese punto. Y ella ya tenía bastante estrés con las clases.

En fin. Cada cosa, una a una. Que quisieran llegar a ese punto no quería decir que lo hicieran, aunque... la idea le hacía ligeras cosquillas en el estómago. ¿No sería muy guay si realmente compitiesen a ese nivel?

El resto de gente parece reacia a dar el primer paso, de modo que se adelanta.

Hola a todos. Me llamo Stefanie, aunque podéis llamarme Steffi o Stef. Supongo que mi nombre completo es un poco complicado en japonés. Eh, perdón si mi japonés no es tan bueno, no tengo mucha práctica.

Hmmm... tengo 21 años, estudio arte dramático y vine con una beca desde Alemania. Jugaba allí al voleibol por afición en las ligas locales, en el equipo de mi instituto. Era rematadora. Me gusta el teatro y el cine, los deportes, leer y... bueno, el anime. Sonrío, un poco cohibida. Eh, como supongo que a un montón de extranjeros... pero en serio, vine a trabajar duro y espero que en este club también trabajemos duro y disfrutemos de este deporte. Hagamos nuestro mejor esfuerzo.

Me quedo pensativa con toda la situación, el chico de pelo negro sudamericano, el otro tipo tirado jugando a la switch, la tortuga, el chico de gafas que es echado del gimnasio como si fuera escoria... Todo parecía una broma poco elaborada, miro a los lados y a las gradas buscando la cámara oculta pero no la veo, a simple vista.

En la mochila llevaba la ropa cómoda de competición que tantas medallas le había dado en el pasado, aunque seguramente no era apropiada para el voleyball seguro que le serviría perfectamente para, por lo menos, el día de hoy.

La otra chica presente era bastante alta y claramente alemana, se presentó de forma educada y parecía bastante cómoda con toda la situación, su japonés parecía bueno y al parecer estudiaba arte dramático, al oírlo no se por qué razón lo primero en venirme a la mente fue Mary Jane Watson de Spiderman. Luego pareció seguir con lo que la gustaba, sus aficiones y demás...

Si todos teníamos que hacer aquello de la presentación la verdad es que yo iba a quedar fatal, desde que había llegado a Japón tan solo había leído los libros de las clases para empezar con buen pie y adelantada a todos los demás, si por algo era famoso Japón era por su nivel en los estudios, así que me iba a esforzar el triple que ellos.

Cuando la chica alemana acabó su presentación respiré hondo y exhale poco a poco para no trabarme con las palabras.

Mi nombre es Arumi Saiko pero desde que llegué a Japón todo el mundo me llama Rumi Saiko Sama, así que supongo que podéis elegir como llamarme.

Crecí en el norte de España así que cuando llegué y me dijeron que me abrigase porque hacía frio me reí bastante.

Nunca había estado en Japón pero mi madre era de aquí así que me enseñó personalmente a hablar, escribir y leer en japonés. 

Estoy empezando a estudiar Psicología forense.

Nunca había tocado una pelota de voleyball así que no sé que hago exactamente aquí. 

Y me encanta estudiar con música a todo volumen.

 Ciertamente uno se esperaba un aire distinto en el campus universitario, aunque eso no aplacaba el latir acelerado de mi corazón. No esperaba realmente el poder haber entrado en tan poco tiempo. Era un nuevo comienzo y pensaba darlo todo al 100%, aunque ya hubiese pasado una semana, no dejaba que mi ritmo amainase.

 Aunque la sorpresa era el poder llevar tan bien el inicio, honestamente esperaba algo mucho mas pesado o mas difícil en términos de adaptarme a la vida universitaria. Quizás ayudo el hecho de que las supuestas fiestas no se daban con tanta frecuencia ni intensidad, estábamos en una época mas relax por lo que sentir que podía aprovechar mejor mi tiempo libre, era algo natural.

 Y heme allí, entrando en el inmenso gimnasio donde se hallaba la cancha del equipo de volleyball de la universidad, mas precisamente el equipo de volleyball mixto. Se me hacía peculiar la idea pero a su vez una experiencia mucho mas estimulante ciertamente, por lo que decidirme de acudir tras enterarme de su existencia fue casi una decisión natural. En el sitio habían dos chicos de primeros en orden de llegada y eran los que tenían ese "aire" que portan las personas experimentadas en un campo. Habían algunos mas en el sitio que daban esa impresión, pero era como mas difuso y a fin de cuentas uno de ellos fue el que nos dio la bienvenida y dio todas las explicaciones pertinentes, dejando en claro que eran los fundadores del club; y cuyas espectativas eran muy altas.

 Ignorando el incidente de la tortuga, algo que solo me haría acomodar mis gafas por mero instinto en su momento, con una expresión que podía leerse facilmente lo que estaba pensando "Senpai cree que estamos en un manga o que?." Pues como no relacionarlo, en que pensaba al andar chantajeando a alguien con su "tortuga mascota", por lo visto parecía haber utilizado al chico de gafas para algo en especial. Pero eso no venía a lo que importaba, pues antes de que pudiera terminar de analizar a cada uno de los presentes, las chicas del lugar, dieron el primer paso con las presentaciones. Dejándome algo pasmado ciertamente, pues, cuantas posibilidades tenía un nipon comun y corriente de toparse en el mismo deporte universitario con dos extranjeras.

 -Arara, para venir ambas de fuera, manejan bien el idioma.- Me quitaría las gafas mientras decía aquello, casi me había olvidado usar las deportivas, así que sería una buena oportunidad para realizar el cambio, luego dejaría las normales en mi bolso con demás ropa no deportiva. Ese día lleve algo simple pero efectivo, unos pantaloncillos blancos y una camiseta naranja y zapatillas deportiva que hacían juego con esta, el resto de ropa mas abrigada, como el chandal, lo tenía guardado en el bolso. Dejando eso de lado, fui el siguiente en mostrar un poco de seriedad tras ajustar las correas de las gafas deportivas. -Mi nombre es Araraki Tetsuo, tengo 22 años y estudio en la facultad de medicina. Espero volverme un traumatologo algún día.-

 Tomaría un breve momento antes de continuar. -Soy un local desde mi nacimiento y he jugado antes al volleyball en secundaria y el instituto...Aunque ambos equipos en los que estuve no llegaron a los nacionales jejeje...- No es como si fuese un requisito para unirse al club el haberse alzado con semejante titulo al menos una vez, pero aun así daba un poco de vergüenza admitir aquello. -Suelo jugar una posición mas defensiva, mi especialidad son las recepciones limpias, así que no prometo menos que un buen pase al colocador...Daré mi mejor esfuerzo!!.- Terminaría la presentación inclinando levemente mi torso hacía el frente, demostrando así mi voluntad ferrea como indicaba mi nombre, de cumplir con mi palabra.

 -Oh!, y me gusta llenar mis apuntes de dibujos, me gusta dibujar.- Menti, ahora si terminaría su presentación tras unas leves risas y volviendo a tener una postura mas relajada.

Shintaro se había pasado los días anteriores buscando algo decente en lo que respecta a ropa deportiva para acudir a la cita ese día, pero debido a su cuerpo desproporcionado, no había encontrado nada que le quedase mejor que una bolsa de basura echada por encima, así que optó por algo neutro que le permitiera salvar la situación.

Parecía que las nuevas adquisiciones del club habían llegado al mismo tiempo y al ser recibidos por aquellos compañeros, la impresión que desprendían no podía haber sido peor para si mismo, ya que uno parecía un matón chalado que chantajeaba a sus compañeros y el otro un hikkikomori. La presentación no hizo más que confirmar la locura mental de su interlocutor que remató con un objetivo fácilmente inasumible, un sueño de un niño que no se ajustaba a la realidad, así que Shintaro dejó escapar un suspiro mientras se preguntaba por qué tenía tan mala suerte de haber acabado allí.

Por desgracia, sus compañeras parecían tener cierta experiencia en los deportes y eso sólo podía significar que tendría que esforzarse el doble para llegar al nivel que tenían los demás de una manera natural. Sin embargo, sus presentaciones hizo que parecían personas más normales que los fundadores del club, lo que le reconfortó.

Luego llegó el turno de su senpai de la facultad de medicina, que desprendía un aura de madurez y confianza que afianzaron las perspectivas que tenía sobre aquel futuro equipo.

Cuando las tres presentaciones anteriores acabaron y el senpai se quedó mirándole, pensó que era su turno por lo que intentó que no le temblara la voz por los nervios e hizo su mejor esfuerzo para resumir todo lo que podía aportar.

- Yo me llamo Imamiya Shintaro, estudiante de medicina de primer año y aspirante a especializarme en la rama de genética o neurología. - Dijo aquello que había practicado tanto tiempo antes de aquella ocasión. - Mi familia me llama Shichin pero en mi pueblo natal soy más reconocido como Shichifuchi.

Miró interrogantemente a sus compañeros, esperando un momento antes de continuar.

- No he practicado deporte en mi vida así que intentaré no ser un estorbo para el equipo. - Renunció a mentir con una sutil inclinación. - He leído un poco las reglas de este deporte y me gustaría ocupar el rol de bloqueador, ya que según tengo entendido, si sólo evitamos que nos hagan puntos, podemos ganar anotando ocasionalmente.

Sin duda aquella reducción simplista de lo que aquel deporte significaba podría haber ofendido a cualquiera que conociera ese mundo más a fondo, pero para la mente de Shintaro, parecía bastante sencillo resumirlo en esa estrategia.

Nagi al escuchar a las personas presentarse decidió levantarse de su improvisado asiento colocando la Switch en un estuche específico para ello, cuidaba bastante de sus consolas y eran algo preciado para él. Los recién llegados que ya habían terminado de hablar pudieron notar como el delgado y alto cuerpo de Nagi se erguía cada vez más superando a todos en el lugar excepto el último que faltaba en presentarse, a pesar de ello el aire del albino inspiraba misterio al simplemente acercarse hasta el costado de Mitsuya y no decir una palabra alguna, parecía analizar a cada uno de ustedes con detención. 
Solo le bastaron unos segundos para girar la cabeza hacia Takashi y quejarse en voz alta. -No me agradan Mitsu-chan. -Sus ojos entrecerrados y voz demostraban lo cansado que le resultaba expresarse, se llevó la mano izquierda hasta el mechón en su frente y movió levemente para añadir. -El único que podría medianamente rematar mis colocaciones tiene ojos de que ya no le quedan más vidas. Mejor cambia de rol y que otro sea el líbero, así puedes rematar tú. -Dijo mientras miraba de reojo a Dante Rossi. Nagi no tenía muchas habilidades sociales y solía hacer exactamente lo que estaba haciendo, ofender a los demás sin conocerlos pero sin la intención de aquello pero tenía un talento al observar a la gente.

Takashi Mitsuya por su parte tenía unos ojos iluminados por la emoción, el escuchar a la primera chica presentarse solo hizo que se emocionara cada vez más con cada palabra y sus ojos no dejaban de posicionarse en donde las manos de la rubia, demostrando que cada palabra parecía ser importante para él. -Genial~ -Pronunció a la par que la chica terminaba de presentarse. -Arte Dramatico, ¡I like it! Ya luego quiero saber tu nombre completo, seguro es llamativo. -Le gustaban los idiomas extranjeros, el alemán siempre le había parecido complicado y apenas conocía unas frases. 

Ignoró por completo, en un inicio, a Nagi, sabía que algo le llamaría la atención y se movería de su asiento, además el nivel que estaba jugando ya estaba por terminar, siempre los dominaba con suma facilidad. No pudo evitar hacer un gesto “kawai” al escuchar el Saiko-Sama demostrando que venía de una clase social más elevada, tenía el porte y la actitud para serlo y le gustaba que lo tomara con tanta normalidad. -Woh~ Psicología forense que genial. Sí que suena interesante Saiko-Chan. -El tono de su voz se suavizaba al decir el aditivo a Saiko pero sentía que le quedaba perfecto. -Me alegra que estén aquí. -Sonreía con tranquilidad mientras era el único que aplaudía entre presentación y presentación. 

Cuando le tocó a Tetsuo el pelinegro no pudo evitar darle en el acierto ante lo del idioma. -¿Verdad? Hablan mejor que yo. -Lanzó entre broma y realidad. Ya pasando a Shintaro las presentaciones estaban en su porcentaje culmine y fue allí en que intervino Nagi con sus palabras a lo cual Mitsu, con amabilidad, le reprocho. -Ya lo hablamos Nagi, tú eres el Setter y yo tomaría la posición de líbero, a mi parecer este grupo tiene mucho más potencial del que podría haber pensado. -Nagi no parecía querer replicar demasiado y Takashi demostraba que las presentaciones habían servido aunque antes de que Dante pudiera decir algo el muchacho volvió a mirar al peliblanco pero esta vez con una actitud más de molestía. -Ahora que lo recuerdo tu no trajiste a nadie, Flojazo. Yo hice todo el puto trabajo. 

Antes de que la conversación pudiera irse hacia otro rumbo las puertas contrarias, a donde ustedes entraron, se abrieron de par en par causando un estruendoso sonido y un silencio absoluto por parte de todos los miembros, en especial de Nagi y Mitsuya quienes al notar de quien se trataba comenzaron a sentirse nerviosos y erguirse como si fueran soldados a punto de ser inspeccionados, una chica de un metro ochenta, vestida con un pantalón hasta las pantorrillas, botines y una gabardina roja que combinaba perfectamente con su cabello, se alzó entre los fundadores del club, tenía una nariz puntiaguda, cejas frondosas del mismo color del cabello y ojos azules bajo los lentes de sol que tenía puestos.

Una sonrisa engreída en los labios demostraba lo segura que se encontraba de sí misma y para quienes tenían algo de experiencia en los deportes o voleibol pudieron reconocerla de inmediato, se trataba de la “Leona Roja”, una entrenadora de 32 años que en sus inicios había llevado al equipo femenino de la universidad de Tokyo a ganar el torneo nacional en voleibol femenino, esto le trajo una gran fama causando que pudiera llegar incluso a dirigir a la selección japonesa femenina y llevarla hasta la instancias de semifinales pero nunca pudo volver a ganar un torneo. Es una persona sumamente conflictiva y de personalidad ardiente, precisamente de allí también su apodo en donde muchas estudiantes talentosas decidieron renunciar por el difícil entrenamiento a las que fueron sometidas. -JA! ¿Así que estos son los miembros del club de voleibol mixto de Sendai? -Se giró de manera amenazante hacia Nagi y Mitsuya quienes apenas podían levantar la mirada para observarle, estaban nerviosos a morir. -Me parece perfecto. -Finalizó de manera anticlimática con una amabilidad que descolocó a todos, incluso al líbero y el colocador. La pelirroja se acercó con paso firme pero tranquilo hacia las chicas del grupo y les dedicó una pequeña ojeada para luego sonreírles. -Deberían sentirse agradecidos este grupo de cavernícolas por tener a dos chicas tan guapas como ustedes en el club. Descuiden, yo les haré crecer como las flores que son. -Luego se giró con la misma gracia hacia los chicos y les entregó una mirada asesina y una sonrisa similar. -Ustedes tendrán que matarse entrenando para poder ser útiles. -Alzó las cejas al notar al enorme Dante, no se había percatado de él al prestar demasiada atención en las chicas. -Oh, Dante Rossi ¿Verdad? -Camino hacia él y se detuvo a unos metros. -Yo soy quien te mandó a reclutar, quiero que seas el manager del equipo, conozco sobre tu lesión y creo que tu futuro se encuentra en ser un entrenador. Es tu única chance ahora mismo. -Belle Mere Lion Mad, esa era la nueva entrenadora que tendría el equipo, iniciando su presentación con una actitud directa, sin rodeos y dando un ultimátum tremendo a Dante Rossi.

Termina la ronda de presentaciones. Nuestro líbero parece una persona... expansiva. Le pega que sea el relaciones públicas del equipo, se le nota cómodo en su rol de dirigirse a los demás. Respecto a los demás, todos parecen personas serias y centradas, lo cual me agrada. No parece que muchos tengan experiencia con el deporte, de modo que también me tranquiliza saber que mi propia falta de experiencia no va a ser lo que nos retrase. Se me hace curioso que la única otra chica sea también extranjera... aparte de clase alta y no muy interesada en el deporte, por lo que parece. Siendo Japón una de las 10 mejores selecciones femeninas del mundo, esperaba más locales.

Las palabras del chico de la DS no me resultan tan ofensivas como supongo que podrían ser. En mi país es bastante habitual que cuando hay alguna crítica que hacer, se haga de una forma muy directa y señalando los puntos problemáticos sin andarse por las ramas. Se considera lo pragmático si se quiere resolver el problema. Igual que no es habitual mencionar lo que se hace bien. Se entiende que si todo va bien, no hace falta decir nada. Y que hacer las cosas correctamente no es especialmente digno de halago. Es simplemente lo que se espera de uno.

Ya que probablmente sus colocaciones vayan a ir dirigidas a mi, veamos si realmente son tan buenas como parece creer que son. Si lo son, no tendré nada que decir. Si no, puede esperarse de mi la misma honestidad que ha demostrado. Aún así, hay algo con lo que ya puedo empezar, de modo que me dirijo al que acaba de hablar.

Es de mala educación no dar tu nombre de vuelta cuando alguen te da el suyo. Creía que los modales tenían un lugar más central en vuestra cultura.

Antes de que podamos seguir, las puertas se abren y entra alguien. Al principio solo me resulta vagamente familiar, y escarbo entre mis recuerdos. Cuando recuerdo las imágenes en el portal de youtube de videos de archivo sobre voleibol en japón, que me dió por ver cuando supe que iba a venir, reconozco a la persona, y los nervios que se me habían pasado con las presentación vuelven de golpe.

La forma en la que nos miray habla parece tranqulizadora, aunque no se por qué no me transmite nada de tranquilidad. Aún así, me esfuerzo por responder con un tímido "Gracias" al cumplido. No sé muy bien qué mas contestar cuando alguien alaba mi aspecto. Viendo la mirada que dedica a los chicos y sus palabras, empiezo de nuevo a preguntarme dónde me he metido. Por una parte me agrada que también sea directa. Por la otra, parece tremendamente seria y profesional... así que me imagino que cabe esperar que su entrenamiento también lo sea.
 

Las clases no habían estado mal, la primer semana parecía algo estándar, si no contaba el hecho de las clases intensivas de japonés, estar en otro continente y no entender absolutamente nada de la cultura.  Además de los problemas serios que tenía con lo que se comía en este país.  Un encanto.

Había estado mirando la situación desde una de las gradas.  Llevaba conmigo una maleta que acababa de abrir para sacar un balón y tenerlo en mis manos.  Irme de Italia para esto parecía buena idea inicialmente.  Una segunda oportunidad.  Y ahora estaba metido en lo que parecía una trama poco alentadora de manga.  El balón servía como pararayos de todo lo que estaba sucediéndome y pasando por mi cabeza.  La textura en la yema de mis dedos era lo que evitaba que saliese corriendo a buscar un avión que me llevara a casa.

Cuando la Leona entró en el gimnasio, bajé los escalones de las gradas con la maleta en mi mano derecha, y el balón tomado en mi enorme mano izquierda.  Si bien se notaba que era alto, estando sentado probablemente no se notaba qué tan alto...

Dejé la maleta, estiré mi mano en señal de saludo a la entrenadora y esperé que la tomara.

Conozco mi situación, y te agradezco la oportunidad.  Como dije en nuestros mails, no soy un tonto, y sé que esto es lo único que me queda para volver al deporte.  Haré lo que esté en mí para ayudarte a hacer de este equipo un proyecto exitoso.  En lo personal, es un placer poder trabajar para tí.

Luego me volví a mis nuevos compañeros, en un japonés un poco tosco y cruzado por el acento italiano característico.

Soy Dante Rossi, estudiante de fisioterapia y su nuevo mánager.  Dije, y recalqué un nombre que ya no significaba nada... al menos no más allá de búsquedas en google sobre alguien que ya no era, ni podría volver a ser.  Espero poder colaborar con este equipo, y ayudarlos a alcanzar su potencial.  Si hago bien mi trabajo, no necesitarán que entre al campo, y podré conservar lo que queda de mi espalda. 

Sonreí, intentando distender un poco la situación. 

Estoy para lo que necesiten, no duden en consultar o pedir ayuda.

Repasé los perfiles del plantel.  Algunos jugadores me entusiasmaban un poco más, mientras que con otros parecía que habría que confiar en su talento innato y su velocidad de aprendizaje.

Abrí la maleta, y se pudo ver que llevaba otros dos balones y material de trabajo para los entrenamientos.

Bueno, de momento todo era muy extraño, con tanta presentación de líderes que aparecían de un sitio u otro Arumi ya no sabía quién era quien.

Entonces... Perdonad la pregunta pero... ¿Quién es nuestro entrenador o entrenadora? Digo señalando a la mujer y luego a Takeshi Mitsuya.

Parece que todos sois fans del voleyball o por lo menos sabéis jugar, incluso varios habéis venido del extranjero para ello... ¿Por qué se supone que estoy yo aquí? ¿Acaso estoy aquí por golpear al chico con el balón el otro día?

No os ofendáis pero creo que lo único que puedo aportar a este club es enseñar al chico de pelo blanco a jugar a la switch y a tener buenos modales. Sonrío levemente mientras miro al chico albino en señal de reto. Si a algo era buena era jugando a la consola, en el instituto tenía el récord de Speedrun en el legend of zelda: ocarina of the time, el récord absoluto de beat saber y mis puntuaciones al dance dance revolution solamente podían borrarlas de los salones recreativos apagando y reiniciando la máquina. 

 "Que cruel" Fue el primer pensamiento que me vino a la mente al escuchar las palabras del peliblanco. Ciertamente era el polo opuesto al que nos había dado toda la introducción, aunque su brutal honestidad podía hasta llegar a ser refrescante en contraposición al secuestrador de tortugas, el no me daba una buena vibra pese a que reconocía el peso de su ambición.

 Lo que fue algo completamente inesperado fue que entrara al campo una autentica figura que en su momento seguía su actividad con cierto grado de fanatismo. Ver y practicar el volleyball era una de mis aficiones, y la división femenina no escapaba a mi atención, sobre todo la celebridad que a las chicas del equipo les habría dedicado unas dulces palabras de aliento así como una calida mirada, y a nosotros...toda la intensidad de aplastar nuestros corazones solo con esa sonrisa sadica y siniestra que por unos instantes me había dejado completamente petrificado, hasta que...

 -!!!Morire antes que dejar caer el balón de nuestro lado...Dare lo mejor de mi en el entrenamiento Belle Mere-sensei!!!!.-

 E incluso inclinaría aun mas que antes mi torso para mostrar toda mi determinación, no es que no me resultara intimidante aquella mujer, es que me emocionaba mucho poder estar frente a ella, y mas aun poder ser entrenado por la leona roja. Era casi un sueño hecho realidad. Poco podía importarme si el tal Nagi no esperaba mucho de nosotros, pero si quería demostrarme ante aquella mujer. Aunque eso no haría que al enderezarme y ver que no demoraría mucho en pasar a su siguiente objetivo a revisar, me quedase inicialmente viendo al sujeto en cuestión. Honestamente habría pasado completamente desapercibido con todo lo que había para ver y oir en el lugar, al menos de mi percepción, pero no podría evitar comenzar a mirar hacía arriba cuando notase lo inmenso que este resultaba ser, incluso era mas alto que el colocador y que la Leona o Steffanie.

 -Tekaaaai.....creo que tenemos a un kyojin en el equipo....un gigante sera el manager...esto es curioso...-

 Ni me habría percatado de que estaba "murmurando" aquello en voz alta con el clasico ademan de tapar mis labios con mi puño, como si estuviera analizando una idea o un aspecto, como la altura de Dante en este caso.

 -Supongo que entonces también nos veremos con Imamiya-san en la facultad de medicina Rossi-san.-

 Con ello dejaba en claro que al menos su nombre si lo conocía, al menos sabía algo de su carrera, pero le habría perdido el rastro tras su lesión. Aunque aquello pasaría a segundo plano cuando Arumi "sama" diera a conocer no solo su duda, sino también un desafio al que parecía ser el colocador del equipo.

 -Quizás tienes muy buen brazo, o talento natural Arumi-san, sea cualquiera de los dos casos felicidades.-

Si hubiera podido adentrarse en la tierra, Shintaro ahora mismo estaría muchos kilómetros sumergido, pues la charla del senpai de pelo blanco había sido como diez puñaladas y ahora solo quería volverse a su madriguera mientras se preguntaba por qué seguía allí, si seguramente sería un estorbo para aquel chico.

Aún no recuperado de aquel golpe, la flamante señora que iba a entrenarles acabó de hundirle en la miseria cuando pronunció aquellas palabras: - Ustedes tendrán que matarse entrenando para poder ser útiles.

Si hubiera sido un manga, el dibujo de Imamiya se habría descolorido y habría aparecido una nube oscura en su cabeza, pero aquello era el camino que había elegido y no se iba a rendir ante la primera adversidad.

- Si muero al entrenar, mi siguiente yo será más útil para el equipo. - Pronunció aquellas palabras sin cuidado para descubrir que quizás sólo el pudiera entender lo que había querido decir, para ponerse colorado y agachar la cabeza antes la mujer para evitar ser reprendido.

El peliblanco apenas se dignó a girar el cuello para observar a la rubia alemana, no le había molestado demasiado el que le llamaran mal educado debido a que lo era y lo tenía completamente claro, su vida no había sido la más habitual y la crianza que le habían dado carecía completamente de la necesidad de etiqueta social o un simil. Su mirada fría debido a la decadencia de emociones hizo conexión con los ojos de la chica solo para dedicarle unas cuantas palabras. -Vete a Tokyo si quieres ver la cultura de Japón. -Dijo sin ningún tipo de rencor, los ojos entrecerrados como siempre y llevando su mano izquierda hasta el mechón de su cabello. -Mitsu ya dijo mi nombre, que no hayas prestado atención es tu culpa. -Al contrario que su compañero, Nagi era directo y honesto, no pensaba en las emociones de los demás ni tampoco en las propias y precisamente aquello era lo que muchas veces afectaba en los deportes grupales, a pesar de que había destacado bastante en ellos. 

Lo que si le molesto fue la otra rubia de aspecto elegante, su comentario sobre la Switch si que le había calado, a pesar de tener una actitud tranquila y poco conflictiva, cuando se trataba de videojuegos sí que competía a cabalidad. -No podrías enseñarme sobre alguna consola ni aunque te tomará la vida. -Le quedo mirando un par de segundos hasta que las cosas continuaron con su curso, al parecer Saiko había llamado la atención de Nagi.

La pelirroja entrenadora quedó al pendiente de la presentación de Dante Rossi, las palabras del chico demostraban su intención de trabajar en conjunto y su convicción ante el deporte, algunos suelen intentar llevar su cuerpo hasta más allá de sus límites con la idea de poder disputar un torneo, una batalla más o simplemente por la falsa idea de que superaron su lesión y pueden volver a la normalidad, sin embargo, el mundo real es cruel y despiadado si Dante Rossi decidiera jugar los partidos como lo hacía en su mejor momento lo más seguro es que podría volver a lesionarse e incluso llegar a perder la movilidad por su sector afectado. -Bien Bien, me agrada el ánimo que existe en este lugar, pero chico… -Pronunció mientras se giraba dándole la espalda a los nuevos. -Cuando te dirijas a mí lo harás con más respeto. -Los ojos de Belle Mere ardían como el fuego, para cuando se había girado hacia los demás su actitud era la seriedad de siempre.

-Yo soy su entrenadora. -Miró a la española con tranquilidad para luego apuntar con el pulgar hacia Dante. -Él será un jugador de la plantilla, sin embargo, su lesión no le permite jugar todo un partido así que será manager del equipo. En todos los equipos son muy comunes y mantienen el orden, la moral alta, entrenamientos y que todo funcione de la mejor manera. -Se cruzó de brazos algo más seria. -No les iré con rodeos, sus oportunidades de poder ganar un partido, actualmente son del 1% y eso solo porque tienen a ese monstruo en su equipo. -Miró directamente a Nagi quien no parecía reaccionar ante ello. Belle Mere dio un leve suspiro debido a que nadie más que Mitsuya parecía conocer sobre Nagi y lo entendía perfectamente, había estado oculto debajo de la alfombra durante años. -Takashi. -Le llamó por su apellido casi como si respetara al pelinegro, a pesar que con todos los demás fuera más “violenta”. -Para quienes quieran saber les puedes hablar sobre Nagi, no creo que tengamos problemas a futuro, aun así que sea en privado. -Volvió su mirada hacia los novatos y volvió al tema de Saiko. -Sobre que estés aquí es problema de Takashi. Que él te responda. -Ante la reacción de Tetsuo solo dedico una leve sonrisa, al parecer éste había caído bien en primera instancia a la entrenadora, sin embargo ¿Eso era buena señal? 

-Bien, ahora mismo ni siquiera puedo considerarlos como un equipo. Les daré un mes para que podáis poneros a tono. Dante, asegúrate de que practiquen lo básico hasta más no poder, cada uno de ustedes deberá tener un balón de volley que deberán tener en toda ocasión junto a ustedes y deben hacer no menos de 500 levantamientos de recepciones y 500 levantamientos de colocación. Eso será completamente aparte de sus entrenamientos en cancha. -Fueron las primeras instrucciones por parte de la pelirroja, acto seguido dio media vuelta para caminar por donde había entrado. -Nos vemos en un mes. Takashi, confió en que tomaste la decisión correcta. -Sin esperar más la entrenadora salió del gimnasio.

Mitsuya se había mantenido un poco al margen de la situación, si bien tenía cierta relación con la entrenadora nunca había llegado a hablar demasiado con ella, Mitsuya le había contactado hace un tiempo cuando le comento a Nagi que quería crear un equipo de voleibol mixto y para su buena suerte ella decidió aceptar la petición de entrenarlos. Ahora que la tenía enfrente era mejor de lo que había pensado en su momento, mucho más imponente y con una voz inspiradora, sabía que con ella podían llegar a cumplir su objetivo. Sin embargo, había otra cosa que le había hecho salir de su seriedad, una leve sonrisa ahogada por su mano derecha se sintió cuando Steffi llamó mal educado a Nagi e incluso luego Saiko decidió reforzar la opinión ante ello. -Jaja~ Vale Nagi, acepta que es tu culpa también, nunca te presentas y ahora te la han jugado. -El peliblanco parecía algo molesto por el hecho de que su compañero no le diera el apoyo que esperaba. 

Dejó el tema de Saiko para cuando pudiera tener tiempo de responder debido a que Belle Mere seguía hablando, de reojo observaba a Dante Rossi, había escuchado por parte de la entrenadora que ella buscaría a alguien que pudiera potenciar el equipo con su experiencia debido a que habrían jugadores sin experiencia, es más, Mitsuya y Nagi también eran novatos en el voleibol, sin embargo, las capacidades físicas de ambos era muy diferente a la de personas normales. “Takashi” Escuchó por parte de la “Leona Roja” haciendo que el pelinegro diera un pequeño gesto militar y una enorme sonrisa ante la petición. -Okey~ Ya luego los que quieran escucharlo se acercan a mi. -Nagi nuevamente no parecía reaccionar ante ello. Hubo un pequeño espacio en el cual Belle Mere permitió que Mitsuya pudiera responderle a Saiko, aunque todos los presentes también se verían beneficiados con la respuesta del chico. 

-A ver. Esta wea es muy simple. -Metiendo una pequeña palabra inentendible a la par que daba un par de pasos hacia adelante para tener mayor atención. -El chico de lentes que vieron cuando llegaron, trabaja para mi. -Por obligación o no, aún queda en mente aquella tortuga que le entregó al finalizar la “tarea”. -Muchos estudiantes han llegado a la Universidad Sendai gracias a Becas de estudio, bueno, lamento decirles que estas becas no son por sus notas o sus buenos valores. -Hizo una pequeña pausa dramática mientras mantenía una sonrisa picara. -La universidad busca participar activamente en el deporte del voleibol mixto, los becados solo son una excusa para conseguir nuevos jugadores para el club, la tarea de Lentes-Chan es la de un simple reclutador y su objetivo era claro. Buscar a quienes tuvieran capacidades para devolver un balón. -La tranquilidad de Mitsuya para explicar las cosas podía llegar a ser un poco perturbadora. -Aunque claro, no estamos jugando con las probabilidades, aunque la primera instancia no funcionara se decidió invitarles de buena fé al equipo, sin embargo, muchos no aceptaron debido a que su prioridad son los estudios o la misma beca. Por eso mismo quienes rechazaron la invitación fueron revocados de los beneficios de su beca y reubicados en otra universidad, aunque claro sin pagarles los estudios, demasiadas pérdidas jajajaja. -Estaba explicando todo a grandes rasgos y decidió detenerse en la siguiente oración debido a que el tiempo de Belle Mere era más valioso que aquella explicación. -Lentes-chan se afano contigo, dijo qué tienes buenas capacidades físicas y debería considerar ayudarte todo lo posible en esto…Creo que le gustas Saiko-chan, suertuda. -Belle Mere prosiguió con la propuesta a la cual Mitsuya parecía feliz con ello, no afectaría demasiado en su día. 

Al escuchar las palabras algo deprimentes de Shintaro el pelinegro no pudo evitar apuntarle con el dedo índice derecho y subirle el ánimo con una enorme sonrisa. -¡Shintaro! Te aseguro que no morirás, es más, te convertirás en una versión tuya que jamás hubieras pensado en ser. ¡Arriba el ánimo, Mierda!

Asentí a la órden de la entrenadora y, cuando dejó el lugar, miré a mis compañeros.

Bien... no vine aquí a que ganemos un 1% de los partidos... Y no sé qué es lo que creen que se hace en un entrenamiento... Pero si pueden hablar tanto, es que no están entrenando lo suficiente.  Subí la valija a un banco y luego me volví a ellos.  Por si no quedó claro... ahora toca correr... Hasta que yo lo diga, vamos...

Dicho esto, comencé a trotar en torno a la cancha para dirigir la entrada en calor.  Ya habría tiempo para cambiar la mía a una en bicicleta, pero ahora debía estar a la par del equipo y mantenerme en una situación más cercana.

 La leona me había sonreido?, a mi?, esto era como un sueño hecho realidad, sería una buena motivación mental para aquellos momentos en donde necesitase de coraje para seguir con el entrenamiento. Aunque aquello dejaría mi mente volando en las nubes por un buen rato, al menos lo suficiente como para no prestar suficiente atención a lo que mis compañeros hacían, como esa disputa que se estaba dando con tal de perturbar y molestar al peliblanco. Aunque si me llamaría lo suficiente la atención el detalle del 1% de probabilidades de victoria y el motivo del mismo. Quizás debería preguntarle luego a Takashi-senpai, o incluso al mismo Nagi-senpai.

 Como sea ver irse a la Leona fue el momento en el que bajaría de mi nube.

 -Lucky...Hoy me siento con mucho animo la verdad.-

 Ya tenía ajustado mis lentes, estaba motivado y venia completamente descansado y bien alimentado, por lo que ni bien Dante-san diera el aviso del inicio de las actividades no demoraría en correr detrás de el. Y si antes me podía ver entusiasmado, y hasta alegre, mi rostro ahora reflejaría una seriedad absoluta y una aguda concentración en mi mirada.

 -El que se canse primero le compra bebidas al restoooo!!!.- La verdad es que no me tenía una fe absoluta en mi resistencia, pero aquello servía incluso para motivarme a mi mismo.

Stefanie fue atendiendo a las explicaciones, asintiendo con una sonrisa. Vaya, vaya. Un montón de información. Cuando hubo terminado y se hizo el silencio, fue la primera en romperlo, manteniendo su sonrisa.

Vaya. Eso ha sido un montón de información. Gracias por tu honestidad, Mitsuya-san. Si me lo permites, quiero corresponder respondiendo con la misma honestidad.

En ese momento la sonrisa desapareció del rostro de la joven y solo quedó una expresión neutra, coronada por unos ojos de lanzaban una mirada de desaprobación tan intensa que se podría sentir a través de una calle llena de gente.

Si lo que acabas de decir es cierto, y es tan retorcido que no veo razón para que no lo sea, lo racional sería que me presentase ahora mismo en el consulado de la embajada de mi país más cercana y denunciase que he sido victima de una estafa. De una estafa perpetrada por una universidad de tú pais, un organismo público nada menos. No soy experta en leyes, pero creo que no les iba a gustar. Y el UNICO motivo por el que no lo estoy haciendo ahora mismo, es que sé que en el instante en que la embajada llame a mis padres, estaré en un avión de vuelta en Alemania y habré perdido la oportunidad de estudiar lo que me apasiona y por lo que he pasado 3 años rompíendome los cuernos para ganarme el derecho a hacerlo. Lamento si el querer tener elección sobre mi vida le va mal a tus planes, Mitsuya-san. Supongo que podría importarte más, pero no lo hace.

Sin perder cuerda, se da la vuelta y se dirige esta vez al chico de pelo blanco.

A mi me es salchicha* lo que digas hablando con otra persona, lo que habla cada uno con los demás es tema suyo y yo no tengo por qué meterme. Si quieres que preste atención a lo que hablas, o bien hablas conmigo o bien eres el tipo de persona al que por sus actos considero digno de ser escuchado cuando habla. De momento no te he visto hacer nada salvo hablar, y no me parece particularmente impresionante. Los loros también saben, y por lo menos los loros son graciosos. Así que en la escala de mi atención, ya te van ganando uno a cero.

Y sin esperar respuesta, se dirige a a tercera persona. La misma Leona Roja. Es intimidante, seguro, pero solo tiene autoridad sobre ella si es parte del equipo, de modo que si no es, debería poder decir lo que tiene que decir... ¿no?

Bueno, en teoría.

Espera. La voz le sale más indignada si cabe

Y usted. Si sabía de esto, debería darle vergüenza. Mis compañeras y yo solíamos ver los partidos de su selección, y he visto mucho sobre usted en youtube. Me decepciona profundamente que alguien de su categoría y sus cualidades se prestase a esto.

Acabado el chaparrón, la joven se vuelve de nuevo hacia Mitsuya.

Ahora que ya hemos expuesto todos nuestros corazones, si no os molesta, me voy al lateral a cambiarme. No me hacen falta vestuarios. Mientras estoy ahí, pensaré si me pongo el equipo de voleibol o si me pongo el abrigo y me voy a casa.

Dicho lo cual, con un bufido, se da la vuelta y echa a caminar hacia un lateral de la pista, murmurando por lo bajo. Captáis "unnormal" y "verflixt noch mal" repetido varias veces.