Partida Rol por web

Bueno, pongámonos serios. Aquí comenzarán las andanzas de los cinco primeros pj, a medida que vayan llegando, por la Utopía.

Introducción

Has sido seleccionada como tripulación en la Utopía; tu trabajo como ingeniera es supervisar la cubierta criogénica C, junto a un equipo técnico de varias personas. Esto significa que tienes bajo tu cuidado las vidas de unos dos mil y pico colonos, perfectamente hibernados.

El viaje ha transcurrido bastante bien en estos meses. Has trabado amistad con algunos miembros de la tripulación, como tu amiga Carla, tu compañera de ronda, que a pesar de ser bastante barriobajera es una persona de fiar. Cuando no estás supervisando lecturas o haciendo apaños, charlas en la cafetería de las cocinas o haces algo de ejercicio en la cámara G-0 de la zona recreativa.

Hace unos días, sin siquiera haber salido del espacio conocido, sucedió algo realmente increible, de lo que la tripulación fue informada sólo en parte: el departamento de comunicaciones localizó una señal cercana a la deriva de la nave. Conectando motores, ésta se desvió un poco del rumbo para investigar el suceso, y encontrastéis lo que, en principio, se definió como "una fragata de transporte perdida".

Sin embargo, las cosas comenzaron a volverse raras. La fragata fue recogida en uno de los compartimentos del hangar, al que sólo los oficiales y contadas personas podían acceder. Aunque tú no pasaste por allí, los rumores que se propagaron en el comedor hablaban de fuertes medidas de seguridad y de una gran cantidad de comunicaciones encriptadas de alto nivel a los mandos de la Federación Terrana.

Tres días después, os reunieron en uno de los salones de actos a todos los tripulantes, y con gravedad os dieron la noticia de que el joven capitán de la Utopía murió esa misma noche en extrañas circunstancias, pasando el mando a uno de los segundos de a bordo. Asímismo, os aseguraron que cualquier rumor que se hubiera extendido era falso: el navío encontrado no era más que una fragata antigua con un cargamento de piezas para la colonia marciana.

A medida que iban pasando los días, las cosas comenzaron a empeorar en la nave, aunque tú apenas te enteraste porque comenzaste una de las supervisiones mensuales de relés de frío: junto a Carla, debías estar tres días entre las tripas del ordenador que supervisa el mantenimiento de las cámaras criogénicas. Y durante esos tres días estuvisteis en comunicación con el resto de la tripulación por radio: al parecer, por alguna razón la sección psiquiátrica de la enfermería se había colapsado con los trabajadores del hangar.

Después de la poco tranquilizadora reunión, a Carla y a tí os toca pasar unos días con la revisión mensual del ordenador de la cubierta de criogenización. Habéis estado tres días testeando sistemas y haciendo mediciones, metidas en una habitación de seis por seis metros iluminada por luces halógenas, en mitad de las tripas de la nave, así que tenéis bastantes ganas de volver a vuestro cómodo camarote.

Mientras tú metes las herramientas en vuestra bolsa y terminas de hacer las camas, (hay una litera en un rincón de la habitación), Carla está intentando volver a conectar el ordenador con el computador central de la nave, (habéis tenido que incomunicarlo durante vuestras operaciones), enfrascada frente a una serie de números e instrucciones holográficas que flotan frente a ella, procedentes del Interfaz Tecnológico que lleva. (Tú también tienes uno, ¡Puedes apuntártelo en equipo, lo tienes descrito en el hilo de Utopía¡).

"Joder Joan... no sé que coño le pasa a ésto", dice tu amiga mientras pulsa botones holográficos de brillante color verdoso que cuelgan en el aire. "Ya he comprobado dos veces el ping con el ordenador principal, y no consigo que responda... ¿en qué mierdas están pensando los jefazos de ingeniería?. Deben haber cambiado el protocolo de comunicación sin que nos enterásemos...".

La joven vuelve a pulsar unos cuantos botones más, y luego se queda boquiabierta. "Pero... ¿qué coño?. Joan... ven a ver esto... ven, ven, joder...".

Cuando te acercas a echar un vistazo, con vuestras caras teñidas de la verdosa luz de la IT, te sorprende ver las lecturas de comunicación entre los ordenadores: los valores de actividad de la computadora central se encuentran bajo mínimos, lo cual debe ser un error, porque si realmente fuera así los ordenadores de las otras dos cubiertas de criogenización, (todavía conectadas, no como la vuestra), hubieran detectado el error, y hubieran despertado a todos los durmientes siguiendo los protocolos de seguridad, con lo cual tendríais a seis mil personas pululando por una nave con capacidad para cuatrocientos tripulantes.

Y eso sin olvidar que muchos de los sistemas de soporte vital están controlados por el computador central, con lo cual algunas zonas de la Utopía no tendrían suministro de oxígeno o de radiación gravitacional.

Carla tiene los dientes apretados, lo que hace que los tendones de su cuello se tensen como cuerdas de violín. "Mierda Joan... esto no puede ser... ¿intentamos llamar por radio a los jefazos con la IT?. ¿O salimos de aquí cagando leches, a ver qué coño ha pasado?. Aunque no esté conectado a la central, el ordenador de nuestra cubierta de criogenización debería mantener a los durmientes protegidos... al menos por ahora. ¡Yo voto por ir a investigar¡", dice mientras abre la compuerta del estrecho pasillo que os llevará hasta los conductos principales de la cubierta.

Sin embargo, cuando la compuerta metálica se abre con un siseo de servomecanismo, el conducto aparece ante vosotras totalmente oscuro. Normalmente, los halógenos del techo tintinearían y se encenderían hasta iluminar las paredes repletas de cables y tubos que forman las tripas de las cámaras de criogenización. Pero el tiempo pasa, y las luces no se encienden. El pasillo es una oscura boca interminable, y un frío congelador os llega de él, como si el sistema de calefacción se hubiera averiado.

Evidentemente no habéis traido linternas, (que fallen los sistemas de iluminación es imposible, ¿no?), así que, o bien os quedais en vuestro habitáculo, junto al ordenador que controla la cubierta de criogenización C, o bien vais a ciegas, tanteando los cables y tubos de un conducto de metro setenta de alto y cincuenta centímetros de ancho, hasta uno de los pasillos principales. Eso si no se te ocurre otra solución.

Carla te mira extrañada, soltando algunos tacos. ¿Qué es lo que haréis?. ¿Os quedaréis en el habitáculo, intentando comunicaros el tiempo que sea necesario?. ¿Os internaréis en el estrecho túnel que lleva a los pasillos principales?. Si es así, Carla tiene pensado ir delante... ¿preferirás ir tú delante?. Tú decides.

Tras tu desgracia, decidiste enrolarte como colono en la Utopía. No sabes cuanto hace de eso, porque estás en hibernación, criogenizado en una de las muchas cámaras que salen desde la pared de un inmenso pasillo circular. Tu mente y tu cuerpo están congelados, y tu consciencia paralizada, tranquila y en paz. Cuando te despiertes, estarás cómodamente instalado en una cama de la enfermería, con un tazón de frosklis en la mesilla.

O eso te dijeron.

Ya no estás congelado. Tu conciencia se da cuenta de ello cuando escucha la voz de un niño pequeño: "Despierta...". Luego, escuchas el sonido de la puerta de la cámara de criogenización abriéndose automáticamente. El líquido protector que te envuelve se vacía cuando caes hacia adelante, desde tu cámara abierta, contra el suelo de rejilla del pasillo. Acostumbrado al frescor de ese elemento, notas un calor sofocante cuando tu piel entra en contacto con el aire. En la caída, el respirador de tu cara y la sonda en tu brazo se arrancan dolorosamente.

Poco a poco te das cuenta de dónde estás, a medida que tu consciencia vuelve a tí. Estás tirado en el suelo de rejilla, en un pasillo iluminado por luces blancas, halógenas. Bajo el pasillo de rejilla puedes ver un montón de tubos grises, cables y mecanismos que zumban manteniendo las cámaras. Te encuentras desnudo y empapado; tras la primera sensación de calor, comienzas a notar frío, y tienes una pequeña herida en el dorso del antebrazo, donde se encontraba la sonda que ahora cuelga de tu cámara abierta. Hay montones de cámaras en el pasillo, pero todas están cerradas, y las cubiertas de plástico transparente sólo muestran vagas figuras, congeladas en el líquido que las rodean.

Es evidente que algo ha salido mal. Sabes lo suficiente de tecnología como para entender que cuando una cámara de criogenización se abre, es con un equipo médico delante y con el paciente sedado. Pero aquí no hay equipo médico y tú no estás sedado, eso está claro. Puede que un error en la programación del ordenador que mantiene a los durmientes en hibernación sea el culpable. No lo sabes.

Te levantas desnudo y aterido, en mitad del pasillo. ¿Qué harás ahora?.

Muerto de frío y ligeramente mareado y descolocado Leston se incorpora y lanza un vistazo general intentando saber qué es lo qué está ocurriendo.

Trata de recordar qué ha pasado, dónde está...

Pronto, dolorosos flashazos acuden a su mente. Su mujer, su hija...

Empieza a recordar. Está en la Utopía.

¿Entonces por qué se encuentra solo y desnudo? ¿Qué ha pasado?; ¿Por qué se ha descriogenizado a destiempo?

Busca algo para calmar sus temblores, una bata, una manta o algo de ropa que ponerse.

Es curioso, tiene hambre y algo de sed también.

Examina más profundamente el lugar, buscando algo que le llame la atención o que pueda darle una explicación sobre lo ocurrido... cualquier cosa que en este momento pudiese serle de utilidad; sobre todo algo de ropa.

Levantándote, echas un vistazo a tu alrededor. Docenas de durmientes descansan en sus cámaras; según los paneles de datos, están en perfecto estado de salud. Observas el panel de datos de tu cámara, buscando la razón por la cual has sido despertado: "Fallo de sistema en ordenador guía". Parece que el ordenador que mantiene a todo el mundo dormido ha sufrido algún tipo de problema técnico y te ha despertado precisamente a tí.

Sin embargo tú sabes mucho de tecnología, y sabes que esto es muy improbable. Además, existe un sistema de alarma que debería avisar automáticamente a un operario en el mismo momento en el que una cámara fallase. ¿Por qué no hay nadie aquí?. No lo sabes.

Tras investigar los alrededores, sólo encuentras cámaras metálicas llenas de gente hibernando, así que sigues el pasillo en busca de un lugar donde encontrar algo que ponerte. Abrazado y tiritando, notas la rejilla metálica mordiendo la planta de tus pies.

Algunas cosas más aumentan tus sospechas de que aquí pasa algo raro. Algunas de las secciones del pasillo circular han perdido su iluminación, y sólo se puede ver gracias a las lucecillas de los paneles de estado de las cámaras. Más adelante, por fin, escuchas el sonido de una puerta automática.

Cuando llegas observas que no ha nadie activándola: es la típica puerta corredera activada por servomecanismos, y ahora está abierta, aunque se lanza un decímetro más o menos, violentamente, se frena, y vuelve a retraerse lentamente para dispararse de nuevo en un bucle interminable. (No se cierra del todo, deja espacio de sobra para pasar sin peligro).

El pasillo sigue adelante, pero echas un vistazo en el interior de la sala: es un puesto de control vacío, una habitación con algunas luces y tubos saliendo de las paredes blancas. También hay un banco de trabajo y unas taquillas comunes, (no mecánicas ni electrónicas), abiertas y con las llaves puestas, que muestran tres monos de técnico y tres pares de botas de seguridad. Hay también dos perchas libres, y espacios para dos pares de botas más.

Lo único que se escucha es el ténue zumbido de las luces halógenas del techo, que irradian todo con una luz blanca.

¿Qué harás ahora?.

Todo esto resulta muy extraño.- es el fugaz pensamiento que atraviesa por la cabeza de Leston.

¿Dónde coño se ha metido todo el mundo? ¿Y por qué soy yo precisamente el qué está despierto?

Aquí hay algo que no marcha bien.- medita mientras una extraña sensación de peligro le corroe por el interior.

Leston se acerca a una de las taquillas y examina los monos de color negro que permanecen pulcramente doblados dentro de ellas.

Escoge uno que podría ser de su talla y se lo pone.

Se agradace la sensación de tener algo por encima. El frío comienza a remitir.

El mono es al menos una talla más grande, pero parece evidente que los otros dos son demasiado pequeños para él. Afortunadamente, las botas sí son de su número.

Parecen cómodas a pesar de todo.

Después de vestirse, lentamente se levanta e inspecciona la puerta, por si hubiese algún objeto que impidiese el cierre de la misma.

Examina con cuidado la habitación, el banco de trabajo, ... todo; buscando cualquier cosa que pudiese serle de utilidad.

Un escalofrío le sube por el cuello.

Esta vez ya no es de frío. Algo marcha mal.

Una vez embutido en el mono negro y con las cómodas botas de seguridad en tus pies, el frío remite. Echas un vistazo a la puerta, que sigue moviéndose compulsivamente impulsada por sus servo-mecanismos. Es un modelo ligero, construído en plástico sintético y no muy resistente. Sin embargo, no te queda clara la razón por la que da tantos bandazos... posiblemente por un error del ordenador que la dirige, pero no estás seguro.

Achacas la sensación desagradable que te invade a la extrañeza y soledad de este lugar y al molesto zumbido de los halógenos... ¿o quizás es algo más?.

Sea como sea, tienes que decidir qué hacer ahora.

Calmate, seguro que esto es un simulacro de algo.- Le dijo a mi compañera intentando tranquilizarla.- Puede que sea entrenamiento para los marines de abordo, esos chicos hacen este tipo de cosas cuando aburren mucho o puede que sea cosa de los gilipollas de los informaticos.

Me pongo a manipular el ordenador segura de que hay una explicacion perfectamente racional para esto.- Carla, cierra la puerta y tumbate un rato, si de verdad hubiera un problema tan gordo nos habrian avisado. Hemos hecho un buen trabajo, nuestros niños duermen como angelitos y todo esta perfectamente.... Llamare por la IT para que te quedes mas tranquila ¿Vale?

Leston lanza un último vistazo a la sala.

Necesitaría una terminal de ordenador. Me gustaría comprobar algunas cosas.- piensa mientras se dirige de nuevo hacia el pasillo.

Alerta y preocupado por la súbita desaparición de todo el mundo, continúa pasillo adelante, pasando por la estropeada puerta que continuaba con su abre-cierra perpetuo.

Pasándose la mano por la rapada cabeza, aguza su oído intentando escuchar alguna voz a la que preguntar.

Utilizas el interfaz tecnológico para comunicarte, mientras Carla se encoge de hombros y se queda mirando la oscuridad del estrecho túnel, extrañada.

Aunque el estado del computador central es lamentable, tu pericia como ingeniera logra encontrar un canal estable por el que llamar al puente, donde sin duda podrán resolver tus dudas. Al cabo de un momento, aparece una imagen holográfica de tono verdoso del amplio espacio que hay en el puente; sin embargo, los numerosos puestos de control están vacíos, cuando deberían estar llenos de operarios manejando los sistemas de la nave: no hay nadie allí. Sólo una figura delgada se pasea caminando de un lado para otro, de forma indolente y descuidada, bebiendo y paladeando lo que parece una copa de vino.

La poca definición del sistema holográfico de la IT no te permite identificar la figura, que se encuentra lejos de la cámara del comunicador del Puente de mando. Sin duda, tu rostro también aparece allí, transmitido por el aparato, y tu voz puede ser escuchada por todo el puente.

De repente, en la pantalla que monitoriza a los durmientes, empiezan a encenderse lucecitas rojas tintineantes, que vienen a ser alarmas. Parece que hay algún tipo de problema en el ordenador... ¡y algunos durmientes están despertando¡.

¿Intentarás hablar con la figura para que se acerque?. ¿Apagarás el Interfaz y dedicarás tu tiempo a localizar las cámaras criogénicas con mal funcionamiento?. ¿Te quedarás mirando?. ¿Qué harás ahora?.

Decidiste enrolarte como colono en la Utopía. No sabes cuanto hace de eso, porque estás en hibernación, criogenizado en una de las muchas cámaras que salen desde la pared de un inmenso pasillo circular. Tu mente y tu cuerpo están congelados, y tu consciencia paralizada, tranquila y en paz. Cuando te despiertes, estarás cómodamente instalado en una cama de la enfermería, con un tazón de frosklis en la mesilla.

O eso te dijeron.

Ya no estás congelado. Tu conciencia se da cuenta de ello cuando escucha la voz de un niño pequeño: "Despierta...". Luego, escuchas el sonido de la puerta de la cámara de criogenización abriéndose automáticamente. El líquido protector que te envuelve se vacía cuando caes hacia adelante, desde tu cámara abierta, contra el suelo de rejilla del pasillo. Acostumbrado al frescor de ese elemento, notas un calor sofocante cuando tu piel entra en contacto con el aire. En la caída, el respirador de tu cara y la sonda en tu brazo se arrancan dolorosamente.

Poco a poco te das cuenta de dónde estás, a medida que tu consciencia vuelve a tí. Estás tirado en el suelo de rejilla, en un pasillo iluminado por luces blancas, halógenas. Bajo el pasillo de rejilla puedes ver un montón de tubos grises, cables y mecanismos que zumban manteniendo las cámaras. Te encuentras desnudo y empapado; tras la primera sensación de calor, comienzas a notar frío, y tienes una pequeña herida en el dorso del antebrazo, donde se encontraba la sonda que ahora cuelga de tu cámara abierta. Hay montones de cámaras en el pasillo, pero todas están cerradas, y las cubiertas de plástico transparente sólo muestran vagas figuras, congeladas en el líquido que las rodean.

Es evidente que algo ha salido mal. Sabes lo suficiente de tecnología como para entender que cuando una cámara de criogenización se abre, es con un equipo médico delante y con el paciente sedado. Pero aquí no hay equipo médico y tú no estás sedado, eso está claro. Puede que un error en la programación del ordenador que mantiene a los durmientes en hibernación sea el culpable. No lo sabes.

Te levantas desnudo y aterido, en mitad del pasillo. ¿Qué harás ahora?.

Sales al pasillo con tu nuevo atuendo, y a medida que te vas alejando del zumbido de la puerta trabada, te parece oir la apertura de la cámara de una puerta, y el sonido de los fluídos de hibernación que la llenan derramándose a través del suelo de rejilla, más adelante. Al cabo de un rato, escuchas el sonido de un cristal sintético rompiéndose en mil pedazos.

¿Qué harás ahora?

Leston se gira al oír los ruidos.

¿De dónde vienen esos sonidos? .- se pregunta mientras vuelve la cabeza.

Intenta localizar el lugar de donde provienen y se dirige cuidadosamente hacia ellos.

Si eso era fluido de hibernación, puede que haya más personas en mi misma situación.- se plantea deseando con ansia algún indicio de lo que está ocurriendo.

Echaré un vistazo

Las luces se encienden y se apagan intermitentemente durante un instante.

 Si esta en el puente tiene que ser un alto mando.- ¡Señor!.- Exclamo alertada por las luces y luego modero el tono intentando mantener la sangre fria.- Señor, soy la ingeniero Wallace, estoy recibiendo lecturas alarmantes, parece que los duermientes estan despertando. Señor espero instrucciones.

Me levanto me dolorido... empiezo a buscar por el pasillo, primero algún tipo de ropa, bata o lo que sea después a aguien mas que se haya despertado, me ha parecido hoy un niño.... luego timidamente me voy moviendo por el pasillo mientras voy llamando a alguien....

- hola?... hay alguien?... alguien me escucha... socorroooo...