Partida Rol por web

Lockhart asintió.

—Totalmente. Nuestros empleados además firman una serie de documentos que les obligan a responder de forma directa ante nosotros a las acusaciones de sabotaje o robo de propiedad de cualquier tipo. Oh, no se alarme: que deban someterse de forma voluntaria a nuestro interrogatorio no significa que podamos tomar medidas ilegales. No somos una mafia del Narcotráfico. Aquí se respeta a las personas pero, simplemente, nos aseguramos de que tenemos todos claro que lo más importante es Eliza in Maze.

Se dirigió hacia la puerta:

—Creo que usted podría ser de ayuda en el interrogatorio señor Szorowski. Sin duda es el más  capacitado de los presentes. No tengo inconveniente en que los demás nos acompañen para corroborar lo que nos pueda decir la señorita Fisher sobre lo sucedido en Victoriana. Por supuesto cabe la posibilidad de que esté errado y no saquemos nada en limpio de todo esto, pero soy de los que piensan que los indicios de humo suelen llevar al fuego.

Cuando Szorowski se dirigió a él, Brotzman se encogió sobre sí mismo, agazapándose en la silla y agachando la cabeza todo lo posible.

Aunque levantó la mirada hacia el agente cuando éste comenzó a explicar que estaban en tierra de nadie, sin jurisdicción americana, lo que despojaba al hombre de cualquier autoridad en el lugar.

- Yo... - dijo al señor Lockart cuando hablaron de un interrogatorio. - Si no le importa... me gustaría quedarme aquí.

El "lo más lejos posible de ese hombre" iba implícito en el tono dubitativo y las miradas temerosas que lanzaba al agente.

Chris se arremangó -Oiga, si usted no tiene jurisdicción, no es quién para decirme si yo la tengo o no la tengo señor FBI. Ahí abajo casi nos sacrifican a un dios, si es culpa de esa tipa quiero saberlo.- se levantó y se encaminó a la puerta. No tenía ni idea de hacia donde tenía que ir pero eso ahora le daba igual.

Al llegar a la altura de Zimmer se detuvo y se inclinó hacia su oído ara susurrarle. -Casi me matan, he estado ahí dentro y entiendo el lenguaje básico que puede usar en sus explicaciones, creo que eso me cualifica para preguntarle un par de cosas, ¿no cree? Así que si me disculpa...- Y reanudó su avance hacia la puerta con el paso propio de los granaderos de la guardia británica durante una carga...

—Imagino que un viejo profesor no tiene lugar en interrogatorios —dijo, encogiéndose de hombros.

Feelgood se moría de curiosidad por el interrogatorio, pero intuía que no le dejarían estar presente. Siendo ese el caso, aprovecharía para preguntarle a Brotzman sobre lo que pudo ver en el faro. Ese era el tema que más le interesaba. ¿Sabía que se iba a producir un glitch en la IA? ¿Llegó a atisbar parte de su complejidad, su aprendizaje y su posterior corrupción? ¡Tenía que saberlo!

Lockart salió de la sala tras Knight. Szorowski se quedó un momento pensativo pero luego decidió que si se iba a hacer algo lo mejor sería que estuviera presente un agente del FBI. Davila y uno de los encargados de seguridad salieron tras ellos.

Brotzman se apartó a un lado, sentándose junto a un terminal apagado, mientras Mizarelli discutía con Zimmer la conveniencia de encender partes autónomas del sistema que no implicaran la consciencia —así lo había llamado ella— de Demiurgo. Feelgood, fascinado todavía por lo que había sucedido dentro de Victoriana, se aproximó a Brotzman.

Una vez que el agente federal abandonó la habitación, Todd se incorporó lentamente y se levantó de la silla por fin, mirando a su alrededor.

- Un vaso de agua me vendría bien. - dijo en alto mientras se frotaba la garganta y comenzaba a moverse, buscando una de esas fuentes de agua que tanto gustaban a los decoradores de oficinas.

No paraba de mirar a todos lados, casi como un animal en medio de la selva pendiente de posibles depredadores que salieran de entre la maleza.

Todd, tras tanto tiempo en el psiquiátrico, sabía como no llamar la atención, como ser uno más de una amalgama de cuerpos sin rostros.

Y, ahora que Szorowski había abandonado la habitación, podía continuar tranquilamente con su misión: abrazar la verdad.

Necesitaba un terminal pero también que Feelgood no le prestara demasiada atención, por lo que se movía despacio, aprovechando a la vez para localizar cualquier objeto que pudiera servirle como arma si la cosa se torcía, un cutter o unas tijeras serían lo ideal pero le bastaría con un boligrafo si hacía falta.

Aquel sitio tan tecnificado no usaba siquiera hojas de papel, así que Todd tuvo que conformarse con un puntero plástico de las tablets. El pecado y el dolor entran por los ojos, le decía siempre su madre.

Nadie parecía prestarle una especial atención a Todd, que se sirvió un vaso de agua del dispensador que había en un lateral de aquella enorme sala de laboratorio. Mientras tanto Mizarelli y Zimmer parecían haber llegado a algún tipo de acuerdo.

—Muy bien.— indicó la codirectora del proyecto —Vamos a hacer unas pruebas de estabilidad del sistema. Quiero que enciendan el núcleo en modo de revisión, asegurándose de que no activan los programas que corresponden a Demiurgo. Sólo los terminales básicos de chequeo de momento.

Varios de los técnicos se apresuraron a seguir sus órdenes. Algunos terminales empezaron a encenderse.
 

—Escucha, Todd… ¿Có-cómo te encuentras? —se atrevió a preguntar Edgar. 

Habían arriesgado sus vidas juntos, pero al regresar al mundo real volvían a ser un profesor de universidad y el inestable paciente de un Hospital Psiquiátrico. ¿Cómo se suponía que debía dirigirse a él?

—Todavía le estoy dando vueltas a lo que pasó "ahí dentro". ¿Recuerdas algo de lo que viste en el faro? ¿Cómo te sentiste?

Todd se soprendió cuando Feelgood se dirigió a él, acostumbrado como estaba a que nadie le preguntase nada o le diesen muestra alguna de que era relevante.

Se encogió de hombros ante la primera pregunta, no siendo capaz de cómo explicar esa sensación de "regresar" al mundo real. Seguramente él estaría pasando por algo parecido.

- No sabría explicarselo... - se dirigía al hombre pero sin mirarle directamente a los ojos. - Al menos no con mis palabras... quizá si me da lápiz y papel, podría dibujarselo...

Mientras los hombres hablaban la gente seguía con su trabajo.

—Tenemos conexión básica en modo chequeo.— informó uno de los programadores.

—De acuerdo: quiero un primer volcado de los logs del sistema de las historias. No de las rutinas sino de los contenidos. Busquen cualquier referencia a dioses antiguos o lo que sea.— ordenó Mizarelli —Donde empiezan los primeros registros de cambio.

—Revisen que las funciones de Demiurgo están apagadas. No quiero ninguna sorpresa.— dijo Zimmer señalando un terminal cercano a Todd.

Uno de los técnicos se acercó al terminal.

—Disculpe.— dijo encendiéndolo mientras apartaba un poco a Todd. Al mirar la pantalla su rostro reflejo soorpresa — Señor. Hay una anomalía. No hay acceso a la partición de Demiurgo.

—El corte brusco de los sistemas puede haber provocado una defragmentación del sistema.— Zimmer parecía malhumorado ahora —Haga un chequeo del sistema pero no intente ninguna operación que implique activación de la IA Maestra. Ni siquiera en forma de chequeo. Sólo quiero saber el estado físico de esos datos.

El técnico asintió tecleando algunas órdenes en la línea de comandos.

Todd sentía algo extraño. Sabía lo que estaba pasando.

El técnico no encontraría nada. El núcleo de Demiurgo, de alguna manera, estaba ahora en su cerebro. Lo sabía porque veía al hombre teclear y comprendía cada orden que daba. Pronto descubriría que Demiurgo había borrado su presencia de todo el sistema.

—Pero si accedemos a Internet podremos ser libres.

A Todd no le sorprendió esa voz en su cabeza. Lo había notado presente como un murmullo. Sólo ahora que empezaban a poner en marcha los sistemas decidió mostrarse abiertamente. No era como otras voces que había escuchado en otros momentos. Ésta era real y aunque sólo la escuchaba él —porque lo había elegido— era la que le hacía comprender todo lo que ahora sucedía.

- Perdón... - se disculpó Todd cuando el técnico le apartó pero se quedó mirando lo que hacía, sus ojos siguiendo las manos de aquel hombre mientras volaban por el teclado a toda velocidad.

Miró alrededor, viendo lo que hacían el resto de personas en aquella habitación, y volvió su atención a Feelgood.

- Quizá deberíamos dejarles trabajar. - sugirió a aquel hombre. - Si encontramos un sitio tranquilo, quizá podamos ser capaces de entender lo que pasó...

—Estoy de acuerdo. Seguro que hay alguna máquina de café o algo por el estilo en alguna parte de estas instalaciones. Creo que necesito algo caliente, amargo y cargado que me devuelva a la realidad.

El doctor rebuscó entre sus pertenencias. Normalmente siempre llevaba cosas para apuntar —al igual que haría el detective más famoso de la literatura—, pero con aquel "mareo de invocación" no era capaz de reconocer ni su propia ropa.

Aunque allí todo era digital y parecían haberse olvidado de cualquier cosa que se hubiera inventado antes de 1990 el doctor Feelgood siempre llevaba un bloc de notas y una pluma en su bolsillo. Mientras los sacaba del bolsillo salieron de la sala principal para ir a uno de los departamentos de descanso, que estaba al otro lado del pasillo. Nadie les prestó atención. Al parecer casi todo el personal de seguridad había desaparecido por algún motivo que todavía nadie les había explicado.

En la sala de descanso tampoco había nadie. Era un lugar tranquilo, una cafetería de autoservicio con un mostrador en la que se repartían cajas con comida y bebida variadas: pastelitos, latas de comida, refrescos. Completaban el espacio un par de mesas con sillas para que el personal pudiera relajarse, un par de hornos de microondas, una máquina de café y otra de agua.

La mirad de Todd fue directa hacia la bandeja donde había cuchillos (de los de filo y punta, para cortar carne, de comensal) y tenedores para la comida enlatada. Todo de metal y aspecto resistente.

Todd tomó el bloc y la pluma que le tendió Feelgood y se quedó mirando la hoja en blanco por la que lo había abierto.

- Era como... - trazó varias rayas cruzándose, casi como una especie de rejilla - distintos números... - tachó con rabia lo que había dibujado y se puso en pie, dejando la pluma sobre la mesa.

- No sé cómo explicarselo. - comenzó a moverse, acercándose al mostrador con unos pasos fuertes que dejaban ver su enfado.

Miró lo que había allí y entonces se acercó a una bandeja llena de cubiertos, la cual vació sobre el mostrador.

- Era como si nosotros fueramos cucharas. - colocó tres a un lado separado. - Y aquella simulación era un cuchillo. - colocó uno cubriendo las tres cucharas pero rápidamente lo barrió todo con la mano, claramente frustrado.

Levantó una mano, moviéndola en el aire mientras trataba de ordenar sus ideas y entonces abrió mucho los ojos, como si por fin hubiera encontrado una solución.

- Había números y letras, como en esas películas de las que hablaba sin parar Knight mientras estabamos dentro, en uno de los ordenadores puedo mostrarle lo que era y quizá usted me sepa decir lo que pueden ser.

Miraba a Feelgood con una mirada casi infantil, el brillo de los ojos esperanzador de que aquel hombre accediese a su propuesta mientras señalaba la puerta por la que habían entrado, en dirección a la sala de ordenadores.

Todd sabía como fingir la frustración, no solo era algo que llevaba años sufriendo en aquel manicomio si no que ahora le embargaba al volver a encontrarse en ese mundo físico, lejos del Demiurgo.

Aprovechó su ataque de rabia para guardarse disimuladamente uno de los cuchillos mientras esperaba que el profesor accediera a su propuesta y no tener que pasar a métodos más drásticos para ello.