Partida Rol por web

Vademécum del mal

Un extraño ejemplar - Escena de Juego

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02/02/2020, 23:01
Valerio Buendía

- ¿Qué diablos...?

 

El portero está abajo: esto habrá sido la sirvienta, que habrá dejado abierto para que se seque el fregado... ¡Digo yo!

Notas de juego

Llamo a la puerta y,si no hay contestación, empujo más fuerte. No voy a sacar la pistola ni nada. 

 

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02/02/2020, 23:48
Dr. Jose Maria Rocavila

Veo como Valerio se acerca a la puerta para intentar abrirla. 

Dirigiéndome a mis compañeros en especial a la señorita Echagüe digo:

- Es raro que la puerta este abierta, Ledesma no lo permitiría. ¿Sabe porque razón puede estar la puerta abierta?

Mientras espero la respuesta de nuestra acompañante. Sigo a Valerio con la vista acercándome tras él a la puerta.

Notas de juego

Si veo que Valerio no puede solo con la puerta le ayudo a empujar.

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03/02/2020, 08:21
José Alfonso Marro Gambin

Algo la atranca desde el interior... - Dijo tratando de emular un tono sereno, aunque realmente aquello olía mal, muy mal.

Su experiencia profesional le indicaba que allí había pasado algo malo. Lo que estaba impidiendo la correcta abertura de la puerta era sin duda alguna un cuerpo. Alguien se había caído desmayado del otro lado. De eso estaba seguro el bueno de Marro, aunque podía equivocarse, mejor sería actuar con presteza. Si realmente alguien se encontraba bloqueando la puerta desde dentro, ese alguien tenía que ser por fuerza el mismo Ledesma, o al menos eso sería lo que tenía más sentido.

- Ayúdenme a empujar. - Les dijo a sus compañeros mientras comenzaba a hacer fuerza contra la puerta tratando de abrir.

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03/02/2020, 14:31
Virginia Echagüe

—Ramiro nunca se la dejaría abierta.

Pienso en Julián. Si alguien ha entrado a robar o lo que sea tiene que haberse arriesgado a ser visto por el chivato mayor del reino así que… Por si acaso… ¿Y si acaba de pasar y...?

Con el dedo índice sobre la nariz les digo a mis nuevos camaradas —suerte tener dos miembros de las fuerzas represivas del Estado y un doctor, a mano— que chitón, luego me señalo mis ojos y las escaleras, dirección a la terraza.

Voy a echar un vistazo, por si acaso.

Y tiro escaleras arriba antes de que hagan de machotes y me quiten la gloria de pillar al ladrón.

Notas de juego

Edito: he añadido el último interrogante del párrafo primero :-)

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03/02/2020, 21:51
Director

Valerio fue el primero en llamar a la puerta. No constestó nadie, ni se veía movimiento en el interior del piso a través de la rendija de la puerta entornada. Luego comenzó a empujar, seguido de la ayuda del doctor Rocavila y después Jose Alfonso. Mientras los tres estaban empujando poco a poco, Virigina pensó que quien se pudiera haber colado podría estar escaleras arriba, asique subió los dos pisos restantes y llegó a la escalera de la azotea. Ésta estaba cerrada con cerrojo y cerradura, zona de imposible huida si quien fuera hubiera tratado de escapar de inmediato.

Dos pisos más abajo, los tres hombres lograron forzar el contrapeso que había tras el portón blanco, y lograron allanar el hogar y descubrir qué había allí dentro. En un primer vistazo vieron el lujoso recibidor de don Ramiro: muebles blancos y amarmolados, un gran reloj de pie (más alto que cualquiera de vosotros) y una iluminación privilegiada que golpeaba una cabeza de león (sí, de los de melena y rugido) sobre una de las paredes, a modo de trofeo. Y detrás de la puerta estaba el cuerpo de un tipo, un tipo alto y vestido con traje, de unos cincuenta años de edad, pelo corto y sin barba. Estaba allí, tendido en el suelo, inconsciente, y tenía una brecha en su amoratada e hinchada frente.

Por cierto, la vivienda estaba patas arriba: muebles antiguos de madera con cajones sacados, documentos tirados por doquier, alfombras, sillones y cojines rasgados, asientos movidos... Un caos en la vivienda, vaya. Virginia aún no había bajado.

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03/02/2020, 23:59
Dr. Jose Maria Rocavila

Una vez que pudimos forzar la puerta para entrar en el piso como ya imaginábamos detrás de la puerta encontraron un cuerpo, por suerte todavía respiraba. Tenía un fuerte golpe en la cabeza y parecía encontrarse inconsciente. Sin dudar un segundo me acerco al hombre para ver si sigue vivo, deformación profesional, y si puedo hacer algo por él. Dejo mi maletín en el suelo para atender el golpe en la cabeza y ver si recobra el conocimiento y nos puede decir que ha pasado.

Mientras estoy atendiendo al hombre inconsciente me dirijo a mis acompañantes:

- Podían mirar si estamos solos en la casa. No queremos llevarnos ninguna sorpresa ¿verdad?

 Sigo con mis cuidados médicos mientras observo las reacciones de los otros.

- Quizá el portero sepa que ha pasado. ¿Piensan que es de fiar?

Evalúo la gravedad de nuestro desconocido, si necesita mas ayuda o si con mis atenciones será suficiente por el momento.

Notas de juego

¿Entiendo que no es Ledesma? Es otro hombre, todos conocemos a Ledesma y le hubiéramos identificado.

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04/02/2020, 08:05
José Alfonso Marro Gambin

¡Lo sabía! - Exclamó tras descubrir el cuerpo tras la puerta.

El doctor se le adelantó. Ya tenía previsto realizar una inspección ocular del lugar, pues al final, José había estado en situaciones similares en infinidad de ocasiones y una vez hallado algo así, lo primero era comprobar que no había peligro inminente. Sacó su pistola, la cargó y miró al señor Bunedía.

¿Me acompaña, Valerio? - Dijo antes de salir disparado a revisar el domicilio, habitación por habitación en busca de alguien principalmente. Si estaban solos, ya se dentendría más adelante en busca de indicios, pruebas o vestigios que pudieran llevarle a la conclusión correcta de lo que allí había sucedido.

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04/02/2020, 09:25
Virginia Echagüe

Compruebo que el cerrojo de la puerta de la escalera está echado y vuelvo sobre mis pasos. Me tienta sacar la pistola, más por narcisismo que por otra cosa, pero no quiero hacerlo si no es absolutamente necesario por la razón obvia de que no quiero que mis nuevos amiguitos me lleven a galeras y porque "una pistola en el bolso es un as en la manga" y el arte del pistolero está en la decisión para apretar el gatillo y la inteligencia de saber cuándo tiene que sacarla. Lo que sí hago, ahora que estoy sola, es meterle un peine y dejarla cargada, aunque no le quito los seguros, para no liquidar a un inocente sin querer.

Me gustan las armas de una manera enfermiza y tengo un instinto cazador que tira de mí como una fuerza oscura de naturaleza libidinosa. Como ahora ¿Qué demonios hago aquí, en la persecución de un posible ladrón, dispuesta a fastidiarle la vida a un compañero que no habrá hecho más que expropiarle algo que le sobra a un ricacho usurpador? Incluso, si lo pienso, en las veces en mi vida que he disparado sobre un pobre desdichado lo he hecho con placer, como una hiena cuando le arrea una buena dentellada en el muslo a una cebra. Luego vienen los remordimientos… Tampoco es que sea una sádica, el dolor, el daño, no es lo que me gusta. Es el "te pillé". Recuerdo a un guardia armado que se había hecho pasar por cliente en un banco. Nunca he tirado a matar —por eso decían de mí que era una "aficionada"— pero cuando echó mano de su arma le di en el hombro y me sentí como si hubiera ganado un premio. Pero luego, cuando volvió a intentarlo y volví a disparar, en el otro hombro, entonces me sentí fatal, su sangre, su mirada, de confusión... Ese segundo disparo tampoco tuvo por qué ser mortal, y creo, por los periódicos, por los rumores, que no lo fue, pero he hecho un esfuerzo muy grande por no enterarme.

No quiero hacerle daño a nadie pero acudo al acecho cuando noto el rastro de una presa. En la calma y la seguridad es fácil ser buena persona pero cuando hay lío la cosa cambia… Si el proletariado somos una raza seleccionada para ser servil, como les han hecho a los perros, yo soy una proletaria de caza.

Notas de juego

Lo pongo sólo para el máster por si acaso. Si lo estimas más apropiado, añade al resto de destintarios, máster.

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04/02/2020, 10:10
Valerio Buendía

- "Vuelva a Madrid" -decía el jefe de personal del Comisariado- "Allí descansará de esta vida de locos" -recitaba el jefe de personal del comisariado- "Envidia me da, la de tiempo que llevo sin ver churros con chocolate" -Decía...-

Salgo detrás del Inspector, que ha decidido ahorrarse el engorroso juego del "usted primero". Voy registrando tras sus pasos, listo para cubrirle si alguien se le hecha encima con un candelabro.

...

Ese súbito pensamiento me hace hacer un movimiento nervioso hacia la pistolera, que tras un momento de duda, abro. 

- Las herramientas están para usarlas -me digo al amartillar el pesado cierre

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04/02/2020, 14:39
Dr. Jose Maria Rocavila
Sólo para el director

Aprovechando que me quedo solo con el cuerpo para revisar si el cuerpo tiene alguna cosa que pueda ser de interés. Miro si tiene documentación que pueda resolver nuestras dudas sobre su identidad.

Reviso aprovechando los cuidados médicos con discreción.

Notas de juego

Suponiendo que no es Ledesma.

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05/02/2020, 22:04
Director

El doctor Rocavila, seguramente por inercia profesional, fue el primero en agacharse delante del tipo, que desde luego no era vuestro amigo Ledesma, y no le diagnosticó nada más grave más que el golpe; es decir, en breves se despertaría, fruto aquel desmayo e inconsciencia del infame golpe en su frente, amoratada. Mientras tanto, fruto de la petición del doctor, Jose Alfonso sacó su pistola, un arma reglamentaria, sin duda, y comenzó a indagar con cuidado el domicilio. Entonces Virginia bajó desde las plantas superiores. Entró en el domicilio y vió al tipo que estaba allí abajo, siendo atendido por el doctor. El sujeto aún seguía sin abrir los ojos. Era Tomás, el mayordomo de Ledesma. Os habían hablado de él a alguno de vosotros; es más, Verónica lo conocía un poco más que el resto, ya que había coincidido con él a través de Ledesma. Valerio siguió a Jose Alfonso, también pistola en mano, mirando aquí y allá y complementándose con su compañero.

Notas de juego

Doctor, haz una tirada referente a primeros auxilios, con el atributo INTELECTO. Tu primera Cualidad en la ficha encaja perfectamente, asique, como dice el reglamento, puedes lanzar el dado de nuevo (si lo necesitas).

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05/02/2020, 22:04
Director

Mientras le diagnosticas, ves un pequeño documento cuadrangular, en el que se ve el nombre del sujeto y su foto, así como su firma y otros datos.

Nombre: Tomás Belgrano Buendía.
Domicilio: Calle de la Yegua, nº 21. Madrid. España.
Nacimiento: 13/10/1874
Lugar: Madrid
Hijo de Mariano Belgrano Toledo y Jacinta Buendía Guillena.

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05/02/2020, 22:05
Ramiro Ledesma

Jose Alfonso y Valerio comenzaron a mirar en las habitaciones y salas. El salón principal tenía las alfombras levantadas, los cojines rajados y los cajones abiertos. Lámparas, jarrones, revistas y documentos aquí y allá componían una severa leonera de caos interno. La cocina ahora contaba con su mobiliario culinario de par en par, y una despensa también registrada. Los dos baños no estaban tan desarticulados, no así tanto como las dos habitaciones de la vivienda (totalmente patas arriba). Finalmente, ambos entraron en la biblioteca, un salón dedicado a una colección incalculable de libros y volúmenes de Ledesma (tal vez su tesoro más preciado). La gran estantería, que era una pieza única, estaba destartalada (un montón de libros se apilaban cual pirámide en el suelo); el escritorio soportaba hojas, más lámparas y otros utensilios desvalijados y algunas figuras únicas en el mundo (esculturas procedentes de excavaciones y cuadros originales que valían una pequeña fortuna) descansaban vilmente en el suelo, algunos quebrados.

Ramiro Ledesma estaba allí, maniatado a una columna que había en la sala, con las manos a la espalda, sentado en el suelo y amordazado. No estaba inconsciente, pero no podía moverse. Sus ojos se abrieron de esperanza al ver a dos de sus amigos llegar hasta allí. Sus fosas nasales despedían dos hilillos de sangre y su camisa olía a sudor. Una de las lentes de sus gafas estaba rota.

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05/02/2020, 22:27
Dr. Jose Maria Rocavila

Cuando aparece Virginia sigo con mis curas al desconocido. Limpiando la brecha y haciendo un vendaje improvisado en la cabeza con las pocas cosas que llevo en el maletín. 

Aunque había estado en algunas ocasiones anteriormente en casa de Ramiro, apenas había podido ver al mayordomo. Al principio con la sangre por la cara, como consecuencia de la brecha, no había podido reconocerle en el primer vistazo. Ahora acabando las primeras curas iniciales le había resultado familiar.

- Parece Tomas el mayordomo de Ramiro. ¿Le conoces?

En este momento cuando mi paciente ya parece atendido, recuerdo que nuestros acompañantes han entrado en la casa. Al no oír jaleo supongo que no hay amenaza y me animo a gritarles.

- ¿Esta todo en orden? ¿Han encontrado algo?

Aprovechando que ha vuelto la señorita Echagüe y tras realizar las primeras curas, pienso que sería conveniente llevarle a un sitio mejor, habría que buscar un sitio adecuado entre aquel desastre.

- Me ayudaría a llevarle a un sitio mejor, donde lo podemos poner.

Me quedo mirando a mi interlocutora esperando una respuesta.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Éxito absoluto, soy un doctor de primera.

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06/02/2020, 09:07
Valerio Buendía

Me apresuro a guardar el arma y desatar a Ledesma. No sé si le habrá dolido más la paliza o lo que le han hecho a su biblioteca. Por el aspecto, deben de haber entrado a robar, pero...

- ¡Ledesma! ¡¿Está usted bien?! ¡¿Qué demonios ha pasado aquí?!

- ... ¿Pero cómo, en el nombre de la virgen de Empel, han puesto el piso patas arriba y torturado a un vecino sin que nadie haya oído nada y avisado a la policía? ¿Es que era la verbena del barrio? 

- ¡Doctor! -grito- ¡Venga rápido! ¡Encontramos a Ledesma!

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06/02/2020, 14:05
Virginia Echagüe

Corro hacia el doctor y tiro a ayudarle.

—Hay Dios, Valerio, buen hombre, cómo le han dejado al pobre…

Me hace gracia la facilidad con la que me encomiendo a "Dios". Siendo como soy, más bien deísta, pienso en Dios como un… no sé… ¿ser? más personal y abstracto, y desde luego, no creo en un Dios intervencionista. Aun así a la mínima me encomiendo a él, para que me eche una mano, o para expresar conmiseración. Mis compañeros siempre han utilizado eso como una debilidad femenina. Para mi, en todo caso, es una fortaleza. Tenemos algo de Erínias o al menos en nosotras hay una puerta entornada que da al inframundo y por la que salen vapores.

Mientras ayudo con los vendajes, siguiendo las instrucciones del doctor, escucho a nuestros camaradas de las fuerzas del orden y, ya prevenida, reacciono de una forma más racional.

—Doctor, vaya usted, yo me encargo de acomodar al herido.

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06/02/2020, 14:49
José Alfonso Marro Gambin

¡Ramiro! - Exclamó Marro nada más verle.

Lo cierto era que estaba muy cambiado desde la última vez que le viera. Quizás de eso hacía quince o veinte años y las canas habían invadido su cabello otrora juvenil, al igual que las arrugas habían poblado su rostro. No obstante, estaba seguro de que era él, su viejo más que amigo conocido, pues de quien realmente era amigo era de su padre. 

¿Pero qué le ha sucedido? - Le preguntó alarmado a la par que intrigado. 

Todo hacía evidenciar que quien fuera que había cometido aquella tropelía contra Ledesma, ya no se encontraba allí. Su instinto policial se lo decía, aunque juraría que tampoco hacía demasiado tiempo que había abandonado el edificio. Si no había una escalera de emergencia, salir por la ventana de un cuarto era arduo complicado, por lo que el buen portero tenía por fuerza que haber visto entrar y salir a los responsables de aquello.

Raro era que no les hubiera mencionado nada al respecto en su primer encuentro. Era evidente que Julían Crespo era un chismoso y si ya habían llegado más "visitas" a casa de Ledesma, sin duda Crespo lo hubiera mencionado. Era posible que hubieran entrado con otra excusa o bien que directamente hubieran esquivado la vigilancia de Crespo o más improbable todavía, que Crespo estuviera compinchado con ellos. 

Porque eran ellos. Eso no era trabajo de un solo hombre. Reducir así a mayordomo y a señor, atarlo, amordazarlo y rebuscar como habían rebuscado, era obra de más de una persona, tres o cuatro por lo menos. Fuera como fuera, era Ramiro Ledesma quien más respuestas tenía ahora sobre la mesa, por lo que Marro se dispuso a escuchar lo que tenía que decir.

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06/02/2020, 22:16
Director

El doctor Rocavila era, sin duda, un maestro en lo suyo. Los primeros auxilios proporcionados por sus manos sobre el tipo hicieron que, instantes después, despertara, se asustara un poco, y cerrara otra vez sus ojos (fruto del dolor), para llevarse una mano a su cabeza. Estaba aún allí tendido. Virginia, que ya había llegado, le sujetaba y estaba a su lado, mientras José María se levantaba y marchaba* con sus compañeros, recorriendo sus mismos pasos, pues Valerio y José Alfonso habían encontrado a Ledesma y parecían requerir al doctor.

Notas de juego

*: me tomo esa pequeña licencia.

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06/02/2020, 22:17
Tomás Belgrano

Entonces Tomás, el mayordomo, despertó del todo, entre los brazos de Virginia.

¿Eh... vir? ¡Virginia! -le espetó a la joven tras reconocerlo y luego miró unos instantes aquí y allá. Con la ayuda de la secretaria se incorporó como pudo (pues era un tipo alto y corpulento, la verdad)-. ¡Don Ramiro! ¿¡Dónde está don Ramiro!? -preguntaba con vehemencia aún doliéndose de lo suyo...-.

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06/02/2020, 22:18
Ramiro Ledesma

Tras la llegada del doctor a la biblioteca, contempló al igual que Valerio y José Alfonso el destrozo en toda la casa, y en especial la biblioteca. Enseguida vio a Ledesma allí tumbado y atado. Antes de nada le desatásteis, le incorporásteis y éste se llevó las manos a la cabeza. En otras circunstancias os hubiera recibido de otra manera mucho más distinta. Tan sólo quedó mirando fijamente unos instantes al inspector salmantino, y éste a él, pues tiempo ha que no se veían.

Ramiro resopló, se caminó unos pasos hasta la puerta y, en vez de atravesarla, se giró un poco, acercándose a un pequeño mueble bar que allí había. Entonces se sirvió rápidamente un vaso de ron en un cristal pequeño. Luego lo engulló de un trago, resoplando fuerte y tomando aire con fuerza, incrédulo. 

Gracias... -alcanzó a decir el afectado, mirándoos una vez más-. ¡¡Joder, mi libro!! ¡Se han llevado mi libro! -luego tiró el vaso contra el suelo, haciendo que estallara en varios pedazos, fruto de la rabia contenida-.