Partida Rol por web

Vademécum del mal

Un extraño ejemplar - Escena de Juego

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16/02/2020, 11:38
Director

Valerio fue el primero que salió a ver si había rastro del portero Julián. En absoluto. Sólo se oían extaños golpes abajo, como si alguien estuviera haciendo obra en el mismo portal. Pero no lográbais saber qué era estando aún en la planta de vuestro amigo. El caso es que Valerio bajó por las escaleras, mientras que el doctor y el inspector tomaron el ascensor. Por su parte, Virginia fue la más rápida, y una vez tenía asegurados los billetes marchó escaleras abajo la primera. Ésta y Valerio llegaron antes que sus compañeros del ascensor y vieron antes lo que allí abajo ocurría.

Notas de juego

La actualización empieza en el post anterior (el último de la pestaña 4). No se os olvide leerlo.

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16/02/2020, 11:38
Julián Crespo

¡¡Tssscheeee!! Señores, esperen -le dijo a Valerio y a Virginia, con la mano en alto en señal de que esperasen a dar un paso más, y enseguida a José Alfonso y al doctor Rocavila. ¡Cuidado! No se vayan a lastimar... ¡Vamos, vamos! -metiendo ahora prisa a alguien que entraba por la puerta del edificio- Aquí hay vecinos muy importantes, ¡suban eso ya señores!

Las puertas del edificio estaban abiertas de par en par, Crespo estaba dando espolicazos con la suela del zapato, fruto de la desesperación, cada vez que tres mozos golpeaban el suelo y las paredes con los grandes muebles que estaban introduciendo y transportando en el edificio. Los jóvenes, vestidos con mono y boina oscura, llevaban arremangados un sofá y afuera, en la calle, aún dentro de su camión de reparto de "Muebles Velázquez", esperaban el resto de mobiliario. Junto a crespo estaba Doña Julia, una vecina de la segunda planta, que vivía con sus gatos y no tenía familia excepto dos sobrinos en Badajoz. El caso es que estaba de reformas de interior, y claro, eso agobiaba mucho a Crespo, pues seguramente le iban a manchar el interior del portal y no sé que otras zarandajas soltaba con su boca a los pobre mozos. Cuando estos subieron una planta con sudor y lágrimas, portando en sus brazos el pesado sillón de cuero marron y tachuelas, el portero os miró.

¿Ya se van? ¡Miren qué jaleo tengo aquí! -os decía Crespo-. Y sin avisar. No se ofenda, doña Julia, lo digo por ellos. Podían haber llamado para... bueno, saber yo que iban a venir.

Notas de juego

Para aclararme yo, decide dónde vais cada uno exactamente.

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16/02/2020, 13:20
José Alfonso Marro Gambin

Pocas líneas de investigación tenían. Básicamente solo una, la librería donde don Ramiro había comprado el mencionado "Necronomicón". Podían ir a la policía y preguntar por un tipo grande y rudo y un hombre más menudo y educado interesado por libros antiguos, pero veía difícil sacar partido a aquello. Principalmente, porque tipos grandes y rudos y otros más menudos y educados, tenía que haber muchos en una gran ciudad como Madrid.

Lo primero era preguntarle al portero. Si había visto algo, si podía aporta algo de luz a aquel asunto, quizás si valdría la pena separarse enviando a alguien a la librería y a otros a la comisaría más cercana. Pero con aquellos escasos datos, más valía la pena ir todos juntos a ver al librero. 

Marro se acercó al portero. Al ver su rostro recordó su nombre, "Julián Crespo". Le hizo una seña para que le acompañara a un rincón. 

- Disculpe... - Le dijo. - Hace un rato han bajado dos amigos del señor Ramiro. Llevaban un libro. Uno alto y fuertote, con acento andaluz y otro más pequeño de pelo blanco. Llevaban un libro. ¿Los recuerda?

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16/02/2020, 15:11
Dr. Jose Maria Rocavila

Al asomarse a las puertas del ascensor tuve que dar un paso atrás mientras el portero me hacia gestos con la mano para que los mozos del mono azul no me llevarán por delante con el sofá. Cuando definitivamente salimos al rellano veo como José Alfonso se lleva al portero a un rincón para preguntarle. Yo me mantengo al margen para que la conversación sea discreta y aprovecho para asomarme a la calle.

Mientras miro el trasiego de los operarios con los muebles, echo un vistazo en la calle por si pudiera haber alguien vigilando el portal o pudiera observar alguna cosa relevante. De momento habrá que seguir el hilo que tenemos. Acercarnos a la librería para ver si averiguamos alguna cosa mas del libro y quien anda detrás de él. Puede que obtengamos alguna información extra que nos permita saber indagar en la comisaría.

Quizá un tío grande con acento andaluz y que le llaman Desi no hay tantos, además si anda por Madrid con la porra y habitualmente la saca a pasear quizá sea conocido por los compañeros de Marro.

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17/02/2020, 01:24
Virginia Echagüe

A veces, normalmente ante las situaciones más absurdas, como esta, me dan sobresaltos más propios de felinos y otras alimañas que de humanos.

Me enroco y, tímida, quizá tonta, sin duda, patosa y apocada, esquivo a los mozos que están subiendo muebles y me arrincono en el primer sitio que pillo para no molestar.

Mientras noto los calores subiéndome a la cara, encendiéndome las orejas -que seguro que estarán rojas como un tomate-, pongo la antena a ver si me entero de lo que dice Julián, dispuesta a seguir a mis socios allí donde decidan ir. Yo preferiría acudir a la librería, más que nada porque me encanta ir a las librerías. Pero ahora mismo no digo nada y espero a ver lo que hacen para hacer lo mismo.

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17/02/2020, 11:25
Valerio Buendía

La cotidiana situación me trae a la mente las diferencias con África. Allí hay chavales muriendo: apenas a una semana en tren prioritario y barco. Pero aquí, Doña Julia cambia los muebles, seguramente a causa de los gatos. Me aparto del camino de los operarios porque, aunque el monaguillo que fuí en el pueblo siente la voz imperiosa de su madre gritando que deje de hacer el vago y ayude, sé por experiencia que parar la maniobra para agregar mis músculos al esfuerzo, es más un estorbo que otra cosa. 

En vez de eso, se me ocurre distraer a la vecina para que no cotillee lo que Marro y el portero hablan:

- ¡Un magnífico sillón, señora! -digo, pensando que uno tan grande no me cabría a mi en la salita, mucho menos por la puerta o la escalera- ¿Ya han bajado el viejo? No lo veo por aquí.

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17/02/2020, 21:35
Julián Crespo

Julián prestó atención a la llamada discreta de José Alfonso. Ambos, ya en un rincón, comenzaron a charlar un poco.

¿Amigos? ¿más? -se preguntó Crespo, interesado-, pues no se nada, mire lo que tenemos aquí. Cuando ustedes llegaron se presentaron estos que ya ve, y andan subiendo y bajando. Y la portería la he barrido ya dos veces... -decía, apelando a que los transportistas pisaban por doquier y como arremetiendo con todo-. No he visto a nadie, señor -le dijo al inspector-.

Mientras tanto, el doctor José María salió del edificio para vislumbrar el camión de mudanzas y, porqué no, los alrededores de la calle. Tal vez esperaba encontrar alguna pista ahí afuera. Virginia, mientras tanto, se colocó a un lado consiguiendo oír lo que su compañero chascarrilleaba con el portero. Por su parte, Valerio hizo un ademán de atraer la atención de doña Julia, que vestía de negro casi en su totalidad. Ésta lo miró de abajo a arriba, sin apenas hablarle, pues, realmente, no tenía ni pajolera idea de quién era.

Notas de juego

De momento, Virginia y el doctor están interesados en ir a la librería. A ver qué opinan Valerio y José Alfonso.

Doctor, puedes hacer una tirada de Intelecto referente a descubrir u otear.

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17/02/2020, 21:58
Dr. Jose Maria Rocavila

Me asomo a la calle apartándome ligeramente del portal para no ser atropellado por un mueble de doña Julia. Parece que los operarios  de muebles Velázquez estan mas interesados en acabar con aquello pronto y poder dedicarle atención a sus bocadillos caiga quien caiga. Esperemos que no tenga que volver a abrir el maletín serían demasiado trabajo para su día libre.

Parece que Julián o bien no sabe nada y parece que su oficio de portero no se le da muy bien o de una manera u otra esta metido en el ajo y no suelta prenda. Observo a todos los que pasean por la Gran Vía. Observo con detenimiento a todos e intento averiguar si alguien nos vigila o amenaza.

- Tiradas (1)
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17/02/2020, 22:08
José Alfonso Marro Gambin

- Vaya... - Marro se llevó la mano al mentón pensativo.

Parecía casi imposible que a ese hombre, tan chismoso como parecía,  se le hubiera escapado el detalle de varios hombres de un aspecto tan característico entrado y saliendo por la puerta del edificio. 

Es extraño... - Dijo el sargento.  - Porque usted no parece el típico portero que pasa de todo.  A usted no se le escapa nada. ¿Verdad? - Le preguntó. - ¿Ha estado aquí todo el tiempo?  Podría ser que haya ido a hacer algún encargo en la última hora. ¿No? - Hizo una pausa. - ¿Porque no hay puerta trasera no? Uno de ellos se llamaba Desi. ¿Seguro que no los ha vist? Uno alto, con acento andaluz. Desi se llamaba. Y otro más pequeño,  con el pelo blanco. ¿No?

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17/02/2020, 22:22
Valerio Buendía

Notas de juego

Yo también voto por la librería

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17/02/2020, 22:38
Director

Notas de juego

Marro, haz tirada de Intelecto.

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17/02/2020, 22:51
José Alfonso Marro Gambin
- Tiradas (1)

Notas de juego

Weee! Superado por los pelos! 

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18/02/2020, 13:52
Virginia Echagüe

Me resulta muy impresionante la soltura con que el señor Marro se maneja con la violencia. Lo tiene contra las cuerdas... Me estoy imaginando a Julián en una caricatura pintada con tinta china, con cuerpo de gallina y ese bigotito ridículo bajo el pico. Y al policía como una comadreja con la gallina en sus fauces.

Vamos, que mo me extrañaría que se llevara el portero algún guantazo en la cresta. Me imagino la de leches y correazos que debe haber pegado mi socio, tiene que tener las manos pelás.

Fantaseo en qué haría yo en una situación así, siendo interrogada, claro. No sé si me echaría a llorar como una damisela. Que no, don Marro, que no he visto a nadie, caramba. Que me asusta usté. O el guantazo se lo daría yo a él, para tener la iniciativa: A mí no se me habla así, perro.

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19/02/2020, 12:09
Director

Realmente, tras echar un vistazo a la calle, no viste nada raro. Y eso que escudriñaste bien, desde la puerta del portal, los alrededores.

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19/02/2020, 12:09
Julián Crespo

Vine más tarde, señor -Crespo entendió que lo estaban interrogando, pero no comprendió el porqué-. ¿Ocurre algo? -le dijo al inspector, sin saber que era tal-. Mi sobrino me trajo esta mañana una hora después, porque me llevó al médico temprano; y ahora estamos con esta sorpresita -decía apelando a los transportistas de mueblees. Entonces el portero entrecerró los ojos, escudriñando a Jose Alfonso-. ¿Ha pasado algo con el señor Ledesma? -pareció haber comprendido que no todo estaba en su sitio-. Luego miró alrededor, buscando a la chica. ¡Begoña...! ¡estooo, Virginia! -dijo llamando su atención, con error incluido-. ¿Qué está pasando aquí? ¿me lo puede explicar alguien?

Notas de juego

Marro, detállame tus intenciones de investigación. Faltas tú :)

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19/02/2020, 12:11
Director

Notas que no miente en su declaración. De hecho te has encontrado en tu carrera tipos que saben mentir muy bien, tipos que no saben y a veces logran engañar, y tipos a los que la verdad les sale más bien sola de su boca. Crespo era de éste último tipo.

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19/02/2020, 12:16
José Alfonso Marro Gambin

No, nada... - Respondió él. - Todo está en orden. - Asintió con la cabeza. - Gracias. Es que buscábamos a los amigos de Ledesma. Se marcharon hace un rato y... - Carraspeó. - Se habrán perdido, o algo. - Hizo un movimiento con la cabeza para despedirse y salió del edficio.

No tenía mucho sentido ir a comisaría a pedir por un tal Desi, un hombre alto y por un hombre no tan alto y con el pelo blanco. Difícilmente con tan pocos dados sacarían algo en claro. Lo único que podían hacer era ir a la librería y eso harían los cuatro juntos. Si luego encontraban más pistas, ya se dividirían si era necesario, pero por el momento no tenía sentido alguno hacerlo.

El portero no mentía. - Dijo el sargento. - Es una pena que no estuviera allí en el momento de los hechos. Su curiosidad innata hubiera sido de mucha ayuda.

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19/02/2020, 13:19
Virginia Echagüe

Me quedo rezagada, para darle un hueso a Julián y que se entretenga royéndolo.

—No se preocupe, Julián, son asuntos de honor entre caballeros que no nos incumben. Sea discreto o saldrá escaldado.

Quiero hacerle pensar que seguro que hay calumnias de por medio y que se esté imaginando a don Marro lanzándole el guante al tal Desi. Con un poco de suerte cualquier cosa que vea u oiga la interpretará con esa premisa falsa y no sospechará del libro...

Sin dar ocasión a que me pregunte me pongo en marcha acelerando mientras les hago un gesto con la cabeza a mis nuevos socios para que me sigan hacia la librería.

Notas de juego

Edito: lo he cambiado un poco pero no cambia nada el sentido general.

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19/02/2020, 23:31
Dr. Jose Maria Rocavila

Cuando ando paseando por la calle no dejo de mirar al portal impacienténdome porque mis nuevos socios no salen. Saco mi pitillera y cuando estoy encendiéndome un cigarrillo salen Marro y Virginia del portal. Virginia nos hace un gesto con la cabeza y se encamina hacia la librería. La sigo y me acerco a José Alfonso para preguntarle:

- ¿Ha conseguido algo del portero? ¿Recordaba alguna cosa?

Cuando me cuenta que no sabe nada, no puedo evitar hacer una mueca de desagrado. Esperemos obtener alguna cosa más en la biblioteca. Quizá pueda llamar cuando acabemos en la biblioteca a algún colega del mundo académico por si ha oído algo relacionado con el misterioso libro que buscamos.

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25/02/2020, 22:17
Director

El comisario Marro tuvo la decencia de improvisar una pequeña respuesta para que Crespo tranquilizara su afán de saber y fisgonear. El portero levantó una ceja cuando, además, Viriginia le aconsejó que se metiera en otros asuntos, y no en éstos, para no salir malparados. Luego la chica salió afuera, donde se encontraba el doctor José María. También el inspector y Valerio salieron al exterior, dejando que los muchachos del transporte de muebles acabaran de una vez su trabajo.

* * *

Habíais andado por la Gran vía. Edificios altos, como Jose Alfonso recordaba, y Virginia y el Doctor sabían muy bien dónde estaba la librería de El Prado, a mitad de calle, no muy lejos de la vivienda de don Rodrigo. Valerio también caminaba a un lado, quizá algo más callado que antes, y todos mirábais el trasiego de la ciudad, una ciudad sumida en gran incertidumbre política; al menos a pie de calle se notaba el aire tenso en según qué temas uno tratara con la gente.

El caso es que tras unos diez minutos atravesando la gran avenida, llegásteis hasta un edificio alto, una especie de palacio donde se agolpaban diferentes comercios, boutiques y almacenes. En la primera planta, mejor dicho, en la planta baja, uno podía entrar y comenzar a maravillarse con lugares donde poder adquirir ciertos productos no tan corrientes. En ese edificio había un anticuario, una tienda de lámparas de primera y segunda mano, unos almacenes de bicicletas y una ferretería (que realmente tenía todo tipo de recambios ajenos a este tipo de negocio). En definitiva, cuando uno atravesaba la planta baja y se detenía en la tercera puerta (este edificio carecía de portero), uno podía ver el fantástico rótulo sobre el acceso principial de la librería.

"Librería El Prado. Honorio Lafuente. Todo tipo de libros",

anunciaba cortesmente en un fondo negro con letras doradas y barrocas.

Una vez entrásteis al mismo tiempo, encontrásteis un espacio colmado de estanterías altas, tanto en los laterales de la tienda como en el mismo medio, su parte central, ocupando todo el espacio. Algunos clientes vagaban aquí y allá, sacando tímidamente algún ejemplar para ojearlo levemente. Los lomos de los volúmenes mostraban la majestuosidad de aquel saber, como si de una gran biblioteca se tratase (y ciertamente había bibliotecas más pequeñas que ese lugar). Algunas escaleras descansaban en algunos pasillos, dispuestas a ser pisadas y a aupar a cualquier curioso para alcanzar los libros más altos.

 

El caso es que en un lateral había espacio para un mostrador de madera macizo y un tipo ojeando un volumen apoyado en dicho mostrador; el hombre, tenía unos anteojos bastante grandes, como procednete de décadas atrás, sobrepuestos sobres sus propias gafas; y miraba las roídas y amarillentas páginas del gran tomo como si escudriñase las runas que indicaban el lugar exacto de un tesoro inabarcable.

El lugar, también, poseía en un lateral un pequeño escaparete que podía verse desde la galería exterior (en el pasillo de la planta baja del edificio), con madera barnizada oscura y sobre la que descansaban tras su cristalera algunas macetas bien cuidadas. Vísteis un rotúlo en grande dentro de la librería, colgado de los altos techos, que indicaba también el horario del negocio:

"Lunes a Viernes, de diez a una y media de la mañana", apuntaba

Notas de juego

Estáis ya en la librería El Prado.