Partida Rol por web

Mientras la música resonaba en mis oídos me concentré en cada zancada que daba, en el aire entrando y saliendo de mis pulmones con cada exhalación. El rocío de la mañana comenzaba a evaporarse y la humedad ambiental se posaba sobre mis mejillas enrojecidas por el ejercicio. Adoraba correr, la sensación de ser libre, de poder ir a donde quisiera, de ser consciente de todo mi cuerpo, de sentirme viva y de no pensar en nada. En blanco, mi mente vagaba de un pensamiento a otro, de un recuerdo a otro, sin detenerse en ninguno en especial y por tanto sin que el daño y el dolor volviesen. En un momento dado vi que Shane, con su característico parche en el ojo y actitud distante venía de frente caminando por el sendero. Parecía estar observando algo pues miraba con atención a todos lados. Cuando segundos después me crucé con él pasé a su lado sonriéndole ampliamente, transmitiendo mi buen humor, y asintiendo a modo de saludo. Un fugaz vistazo al reloj me indicó que llevaba unos diez minutos corriendo. Cuarto de hora más y lo dejo...decidí mientras zancada tras zancada avanzaba por el sendero de grava.

Bien...será mejor que pare ya...decidí deteniéndome lentamente. No era bueno parar de correr de repente así que continué andando por los senderos de grava unos minutos más mientras se calmaban mis pulsaciones. Jadeante por el esfuerzo me concentré en controlar mi respiración y recuperar la calma al tiempo que miraba a mi alrededor con interés. Pequeñas gotas de sudor resbalaban por mi nuca y notaba mi cara ligeramente enrojecida por el ejercicio. Qué bien sienta...pensé mientras me detenía y comenzaba a estirar mis músculos doloridos. Mi recorrido por el jardín me había llevado a rodear todo el complejo y hacía rato que no veía a Shane por lo que no sabía si había entrado o no. Qué raro es...bueno él y todos en general...la más normal parece ser Zoe...es tan extraño que las dos hayamos tenido vidas tan parecidas...mis ojos se ensombrecieron al recordar nuestra conversación de la noche anterior y la realidad de lo que nos unía. La soledad, el dolor de la pérdida me asaltó sin anunciarse y sacudí la cabeza luchando para contener las lágrimas. ¿Algún día dejará de doler?

Tras revisar los paseos cercanos a los edificios principales comencé a caminar por las plazas y los paseos más alejados, colocados simétricamente de forma circular en la periferia del centro, revisaba con ojo crítico la superficie del paseo.

Varios de los caminos que salían de las plazas discurrían paralelamente a los senderos de grava, algunos de ellos más alejados que otros, debido a que podía haber zonas ajardinadas entre ambos o no.

Seguí uno de ellos y terminé topándome con Shary, a quien había perdido de vista hacía un rato. Mientras me acercaba parecía que estaba terminando de relajarse de la carrera, no debería molestarla pero tenía cierto interes en ella.

Asi que me acerqué - ¿te encuentras bien? - parecía cansada. - No deberías forzarte mucho por las mañanas, sin haber desayunado.

Sobresaltada pegué un respingo ya que con los cascos puestos no había oído acercarse a nadie. Parpadeando rápidamente para secar las lágrimas alcé la mirada y esbocé una sonrisa que en un principio fue algo trémula pero luego se acrecentó al ver quién era. Intentando disimular apagué mi i-pod y me apresuré a contestarle aunque mis ojos se veían demasiado brillantes y ligeramente enrojecidos.

-Eh...sí, sí, me encuentro bien-le aseguré al tiempo que agitaba la cabeza para quitar hierro al asunto-no te preocupes, estoy acostumbrada a hacer ejercicio antes de comer...a veces hago algo de taichi, pero hoy me apetecía estirar un poco las piernas-retirándome el pelo humedecido de la cara suspiré y le miré con curiosidad através de mis pestañas -¿y tú? ¿has desayunado ya?

Me eché un poco atrás cuando se sobresaltó, pero luego me calmé al comprobar que me respondía educadamente.
Ladeé la cabeza a un lado y a otro, no porque no la entendiera sino porque su rostro tenía señales de que algo no fuera bien y necesitaba alterar mi perspectiva visual para estar seguro.

No aun no he desayunado, quería terminar aquí ahora que todavía tengo fresco el recuerdo de ayer noche - le respondo en pocas palabras.

Me acerco un poco más a ella y me agacho un momento - ¿seguro que no te has lastimado? parece que... - cayendo en la cuenta, me levanto y saco un pañuelo de seda y se lo ofrezco.

¡Oh! no...lo ha notado...me lamenté cuando me ofreció un pañuelo de seda. Durante unos segundos me limité a mirarlo, parecía tan bonito que mancharlo no me parecía correcto, aunque claro tampoco quería ser descortés. Finalmente suspiré y cogí el pañuelo al tiempo que esbozaba una sonrisa insegura. Tras doblarlo varias veces me sequé con cuidado los ojos para no enrojecerlos más.

-No...en serio no me he lastimado-le expliqué mordiéndome sin darme cuenta los labios-sólo es que estaba pensando...y a veces no es buena idea-confesé en voz baja. Me daba cuenta de que mi respuesta era un tanto críptica pero no me gustaba hablar de mí. Sin embargo, ya fuera por lo amable que había sido o por su personalidad reservada me sorprendí confesando-mi madre...murió hace poco y su recuerdo a veces me supera...-apenada bajé la mirada y al sentir que las lágrimas amenazaban con volver me apresuré a cambiar de tema-¿el recuerdo de anoche? ¿Estuviste patinando no? A mi encanta patinar aunque prefiero hacerlo sobre hielo-volví a alzar los ojos y le observé con detenimiento. Aquel chico era todo un misterio, demasiado reservado y taciturno, con un aire aburrido,hastiado de la vida... que me hacía desear conocerle más. ¿Por qué se comportará así...? pensé mientras tomaba nota casi por primera vez del tono moreno de su piel, del color azulado de su pelo ¿azul? y de la forma extraña del iris de su amabarino ojo. Qué bonito color...

Escucho lo que dice y observo sus formas y maneras de comportarse. - Es natural estar abatido cuando pierdes a las personas que quieres, pero el dolor es pasajero, paulatinamente lo superaras. - respondo a su explicación. - No queda nadie más de mi familia - Afirmo no por consolarla, sino para enfatizar lo que he dicho previamente, con mi propia experiencia. Además lo digo en el mismo tono tranquilo y uniforme con el que siempre hablo, casi apático.

Sí... estuve patinando, a mi también me gusta sobre hielo, pero en ese caso solo lo practico raramente. Es difícil encontrar pistas de patinaje de hielo por aquí. - Me cruzo de brazos y advierto que me observa, pero no me siento intimidado, estoy acostumbrado a que me miren.

Es más práctico y divertido el patinaje urbano, y tiene también más variedad en cuanto a los recorridos y los movimientos que se pueden hacer. - continúo, cambiando de tema y demostrando admiración por tal actividad y conteniendo la agitación que me trae tan gratas sensaciones y recuerdos.

Cabizbaja asentí ante sus palabras y me encogí de hombros no muy convencida de ello.

Cita :
No queda nadie más de mi familia

Sorprendida abrí mucho los ojos y le miré intensamente. ¿Cómo puede decirlo de esa forma? ¿Es que no siente nada? Sin poder evitarlo sacudí la cabeza mientras un sentimiento de compasión me embargaba. Por su pérdida pero sobretodo porque parecía que había construido un muro a su alrededor que le aislaba de todo. Casi sin parpadear observé cómo su rostro se animaba al hablar de su deporte favorito. Interiormente me debatía entre volver o no al tema anterior, pero algo me decía que el momento de las confesiones había pasado. Dejándolo estar esbocé una sonrisa.

-Sí que te lo tomas en serio...para mi el deporte es más una necesidad que un hobbie-comenté mientras me separaba de la pared.-Escucha...se está haciendo tarde ¿volvemos? Supongo que querrás desayunar y yo tengo que ducharme antes de nada. No puedo ir de esta guisa al comedor-añadí haciendo un gesto amplio con las manos señalando mi chandal medio sudado y mi pelo ligeramente alborotado. A decir verdad no quería dejar de hablar pero tampoco era plan de llegar tarde a clase el segundo día.

¿en serio? puede ser... cuando estoy patinando me siento... bien. - concluyo francamente feliz, de alguna forma parece radiante por un momento.

Escucho las palabras de Shary y lentamente voy volviendo a mi naturaleza reservada y algo sombría.

Sí... deberíamos ir a desayunar, las clases no tardaran tampoco en comenzar - respondo taciturno. - Te acompaño hasta el vestíbulo, luego terminaré ésto. - anuncio amable y educado, pero en un tono indiferente.

Conforme, asentí echando a andar hacia la puerta de entrada.

-¿Cuánto hace que patinas? Yo al principio estaba acostumbrada a las cuatro ruedas, pero como en línea es muy parecido a patinar sobre hielo me acostumbré en seguida..-mientras hablaba mis manos estrujaron nerviosamente el pañuelo de seda de manera inconsciente. Era tal el contraste entre su forma habitual de comportarse y la animación que experimentaba cuando hablaba de su afición favorita que premeditadamente conduje la conversación hacia esa dirección. Odiaba tener que preguntar tanto pero Shane no parecía ser una persona dada a hablar de nada vanal por sí mismo. Además, realmente me interesaba saberlo.

Medito un momento la respuesta, intentando recordar cuándo comencé a patinar - No sé exactamente cuánto tiempo hace - digo elusivo, como si tampoco le importara o no quisiera recordarlo del todo - Empezamos a practicar el patinaje urbano poco antes de que falleciera... mi hermano - seguí explicando sin inmutarme aunque había sentimientos encontrados que a un habil observador no se le podían pasar al mirarme.

Me quedo un momento quieto como ausente, antes de continuar como si no hubiera pasado nada - Ya se me da bastante mejor que antes - por un momento se adivina que podría sonréir al recordar algún momento, pero no lo demuestro. - quizá algún día podríamos ir a patinar... - dudo un momento antes de continuar, inseguro - hace algún tiempo que no comparto esta experiencia con nadie. - añado, y un leve rubor tiñe mis mejillas traicionando mi hasta ahora impasible comportamiento.

Termino tras detenerme ante la puerta del recibidor, la abro y espero a un lado, en silencio, a que Shary entre para seguirla.

El jardín está desierto. Como el resto de la escuela. Intentáis gritar pero no podéis hacer nada. La desconocida sin embargo parece divertida... completamente tranquila. Como si hubiera recorrido los pasillos del instituto durante mucho tiempo. Finalmente se sienta en el cesped, con mucho cuidado, y hace un gesto con la mano para que la imitéis. No podéis negaros.

Mientras observa las flores y os mantiene allí retenida, empieza a tararear una suave melodía... y tétrica a la vez.

No sabéis porqué os retiene con ella... y tampoco qué es lo que os va a hacer. Pero su piel, sus maneras... todo os recuerda a algunos de los alumnos nocturnos.

Sus pasos la llevan al jardín, se sienta en el césped, y con un gesto invita a las dos jóvenes a imitarla. No... Yo no me pienso sentar... Se dice Zoe, mientras su cuerpo, contradiciéndola, toma asiento a su lado.

Zoe tiene mucho miedo, no poder controlar su propio cuerpo le aterroriza. Intenta gritar, pero sus labios se niegan a responder a su súplica muda. Se mantiene en silencio, escuchando como la joven empieza a tarerar una melodía...

La melodía es suave, pero a la vez tétrica, y asusta cada vez mas a la joven. ¿Qué quiere hacernos? No para de preguntarse, mientras siente, cada vez mas, como su voluntad es dominada por la joven...

Total y absolutamente perdida en el poder de su mirada y hechizo Shary siguió a la extraña como un auténtico zombie por los desiertos pasillos. Con su mente flotando en medio de algodones e incapaz de hilar un pensamiento detrás de otro, la joven giró esquinas, bajó escaleras y cruzó la puerta de entrada casi sin darse cuenta de lo que hacía y sin percibir apenas la presencia de Zoe a su lado. Relegada a un segundo plano, a una esquina en el vacio que había pasado a ser su mente, su yo consiente luchaba por salir de allí. Intranquila miró a un lado y a otro mientras sus pies cruzaban el césped. Algo no encajaba, algo no estaba bien...pero no sabía decir el qué. Al fin y al cabo sólo estaba dando un tranquilo paseo en mitad de la noche...Y entonces lo supo. Sus ojos se clavaron en aquel ser, pues algo en su interior le decía que no era humana, en aquel cazador, y lo que estaba pasando le golpeó como un mazo.

-Eres tu ¿verdad? Eres tu la que esta causando todas esas muertes...-súbitamente liberada del embrujo logró hablar afirmando más que preguntando. Y al liberarse el frío de la noche y su absoluto aislamiento dle resto del edificio la asaltaron. Tenemos que salir de aqui como sea...

La bella mujer parece sorprendida de escuchar la voz de Shary tan firme y segura... pero ese instante de sorpresa desaparece enseguida y su rostro vuelve a sonreír, mirando intensamente a la morena... Si antes parecía casi ignorarlas, ahora sus pupilas rojas y verticales mostraban más curiosidad que otra cosa.

¡Oh!... ¿Muertes? Bueno... Sólo estoy devolviendo lo recibido. Ni siquiera eso. Vuestros... amigos, recibieron la muerte más dulce. Los míos sufrieron como no podéis imaginaos.

Su voz sigue siendo dulce, melódica... mientras vuelve a desviar la mirada de Shary y se pone en pie, mirando a Zoe... se acerca a ella y alarga una mano para tomar entre sus dedos un mechón de largo cabello rosado. Su mirada vuelve a dirigirse hacia Shary, advirtiéndole de que no intente nada... por su parte, sus finos dedos sólo acarician el cabello de su compañera.

Pero no quiero aburríos con mi historia... ¿Porqué no hablamos de algo más dulce? Explicadme, pequeñas... ¿Qué sabéis del amor?

No sabríais distinguir bien bien qué es lo que pretende... puesto que parece más interesada de lo que cabría esperar por saber vuestra respuesta a la última pregunta... casi ansiosa.

La cercanía de la desconocida consigue sacar a Zoe de su estupor... Un escalofrío recorre su espalda al sentir como desliza sus finos dedos por su cabello. La joven no entiende como puede estar tan aterrorizada, ya que parece una chica delicada. Pero emana una fuerza invisible, que se puede presentir en el ambiente.

¿Qu... Qué quieres de nosotras...? No... Nosotras no hemos hecho nada... Consigue decir con un hilo de voz. Y como en un acto reflejo aparta la cabeza, haciendo que el mechon que sostenía la desconocida se deslice de entre sus dedos. Zoe no puede apartar la mirada de sus ojos. Aunque en su mirada se puede apreciar el terror que atenaza a la muchacha...

El terror amenazaba con paralizar a Shary en su sitio. La tranquila despreocupación de aquel ser al reconocer la muerte de sus compañeros la había dejado muda de estupor. ¿Dulce? ¿Como podía ser la muerte dulce? El recordar a Shane, la hizo hervir de ira y le dio fuerzas para liberarse aún más del hechizo . Ignorando la pregunta, se puso en pie rápidamente, intentando no darle tiempo a reaccionar, y la miró con fijeza.

-Puede que nos mates después de todo pero no voy a permitir que salgas bien de esto...-dijo con todo el odio que sentía destilando en cada palabra. A continuación tomó aire y empezó a gritar al tiempo que echaba a correr en dirección a la entrada del edificio-¡SOCORRO, AYUDA, SOCORRO!-odiaba dejar a Zoe atrás, pero sabía que no tenía otra opción si querían salir de aquel sitio con vida.

La mirada tranquila y los gestos pausados y suaves de la extraña, cambian por completo tras el comportamiento de Shary.

Niña estúpida...

Murmura, frunciendo el ceño y en un abrir y cerrar de ojos, se planta delante de la morena, con sus pupilas rojas mirándola intensamente, llenas de ira.

Shary no tiene tiempo de reaccionar cuando Claire abofetea su rostro con el dorso de su fina y blanca mano, tumbándo a Shary en el suelo. Podía parecer frágil y débil... pero tenía una fuerza descomunal.

Posteriormente, se agacha junto a la morena y la toma de la barbilla, levantándole la cara donde ahora, tiene una mejilla hinchada y un labio partido. La mirada iracunda de la extraña se suaviza al clavarse en el hilo de sangre de resbala por los labios de la morena. Con el pulgar de la misma mano con la que sujeta su barbilla, recoge esa sangre y luego suelta bruscamente a la joven, llevándose el dedo hacia sus propios labios para saborear la sangre que lo manchaba.

Todavía agachada, junto a Shary, levanta la mirada de reojo hacia Zoe, amenazante... y una voz llega hasta su cabeza.

¿Queréis seguir jugando? A mí me parece bien... es incluso más divertido...

Noooooo!!! La desconocida ha ido tan rápido, que el grito de advertencia sale tarde de su garganta. Tan rápido como nace, muere en sus labios al ver la frialdad con la que trata a Shary.

Zoe, con el rostro pálido observa como la joven golpea a su amiga, para luego lamer la sangre que le ha salido del labio. El terror atenaza sus sentidos. Intenta pensar con claridad, pero sabe que no tienen escapatoria. Puede escuchar la propuesta de la chica en su interior. La mira con los ojos completamente abiertos. El terror se puede oler en el sudor que cubre su joven cuerpo.

No... No queremos jugar... Empieza a decir con una voz muy suave y tímidamente. Pero armándose de valor y aclarándose la garganta, consigue hablar alzando un poco más la voz. No hagas esto... Pero... ¿qué coño le estoy diciendo?... Los pensamientos contradictorios se suceden rápidamente en su mente. En verdad no quieres matarnos, ¿verdad? Nosotras, no hemos hecho nada... Ni si quiera te conocemos...

El recuerdo de su compañero Shane todavía es muy reciente, y una lágrima empieza a correr por la mejilla de Zoe. Sus labios empiezan a temblar. Se muerde el labio inferior, intentando controlarse. Coloca sus manos en el césped, colocándose de rodillas, y con una mirada suplicante, le pide en silencio permiso para levantarse.