Partida Rol por web

 Tienes burda de hambre. todo el día en el centro de votación como miembro de mesa, pero ni una galleta te llevaron. Aprovechas que el autobús sólo llega hasta La Redoma frente a un perrero, y te arriesgas a bajarte y pedir algo. En fin, los malandros son de azúcar y no salen cuando hay lluvia, menos con un palo de agua tan cabilla cómo éste. El perroro te vé con cara de milagro, y te pregunta ¿Qué vas a querer rey?

-10 perros con todo, póngale bastante mostaza y 6 maltín polar pido sin chistar, tras estar todo el día bregando en el centro de votación, con el estomago vacío pegado al espinazo. Por suerte siempre traía conmigo algún dinerito para resolver “crisis” como esta, que si no, vaya usté a saber.

No estaba muy seguro, pero con el palo e’ agua que caía, el apetito se me alborotaba mas. Casi seguro que serian más perros, porqué lo que había era hambre papá.

Mientras todo estaba, miraba atento las calles que inexorablemente lidiaban con más agua de la que las cunetas y desagües podían manejar, abnegándose rápidamente.

-Que chaparrón, a ver si amansa un poco. Comente frívolamente, esperando que el tiempo mejorase por que hasta granizo del tamaño de una borondola caían .Sin contar con que estaba mojado hasta los tequeteques, así que el plan era simple, calmar el hambre indómita, luego agarrar una buseta y derechito pa’ la casa.

No me importaba mojarme… por que ya hasta la ropa traía pegada al cuerpo,lo que no quería, era estar demasiado tiempo así, por que podía pescar un señor resfriado.

-A ver si le echa un apuraíta. Miraba ansioso al vendedor ambulante, para que me fuera haciendo entrega de la comilona, para poder largarme cuanto antes… mejor.

-¿Le falta mucho?- pregunte mientras los rugidos del estomago delataban mi penoso estado.

 Los perros fueron cayendo uno  a uno en tu mano, para entrar rápidamente hasta tu estómago en dos  o tres mordiscos. No comías: tragabas. Cuando ibas por el octavo  o algo así te vibra el Star tac en el bolsillo, lo sacas y al abrir la tapita ves que es la jevita que te estás controlando, la morena. Parece que esta noche comes algo más que salchicha.

Una sensación increíble, al sentir como los perritos iban rellenando el estomago, estamos claro que no se compara a un buen plato de espaguetis calientes con su salsita boloñesa, pero con hambre todo sabe bien,¡claro que sí!.

Pa’ no morir ahogado, echo mano de la malta. Vaya que estaba bueno, bien frío y refrescante.

Un sonido familiar, me alerta e interrumpe el santo ritual de la comilona; me apuro para terminar el cacho de pan que tenia en la mano, lo bajo con un buen buche e’ malta, y rápidamente meto la mano mas limpia al bolsillo, para sacar mi flamante aparato de comunicación.

-¿Aló?, mi reina… respondo con un tono medio meloso, tras abrir la tapa, extendiendo el pararrayos de la antena.

-¿Qué se le ofrece? agrego con una sonrisa, apegando el phone al oído y manteniéndolo fijo en esa posición, valiéndome de mi hombro derecho.

Aprovecho para sorber lo ultimo de la menguante botellita, de la cual, no queda ahora nada.

-¿Tas en la casa? (la mía, la señorita tiene facilidad de acceso). Ya voy en camino, no tardo en subir, preciosa. ¡Ah!, ante que se me olvide, dile a la pure que me ponga a recalentar la comida, ¿si?, porfa.

Le echo un ojo, para ver como esta la cosa. Ya no llueve tanto, aunque el nivel de las aguas de la calle sigue mas o menos igual, por suerte al ser diciembre y elecciones, de paso, las calles no están tan solas a estas horas y hay afluencia mas de lo normal de medios de transporte.

El teléfono queda en silencio por unos segundos, luego la oyes responder a todo de un sólo tirón: Que mi amor nada ¿me vas a dejar hablar? Vente a mi casa, tengo algo que decirte. y cuelga.

Acá está el otro papá el perrero te estira falta el último... a usted si le gusta la sarchicha mano! Quieres otra malta? 

Pa' más ñapa el palo de agua empieza a caer con más fuerza. Debe de haber algún pobre lavando.

Niego levemente al escuchar la respuesta de la Rosita. Tomo el perol, pongo la antena en su lugar y guardo el cacharro donde estaba.

-Esta muchacha si es…

El perrero me interrumpe con otro suculento hot dog.

-Joer mano, creo que con este ya está abro la cartera y le doy el dinero por la consumición.

Aun tenía un hambre, pero, entre el chaparrón que vuelve a arreciar, y la jeva que me manda a llamar…

Así, que salgo de la protección del paraguas del carrito y, corro como rayos veloz a la parada. Tratando de mantenerme lo mas “seco” posible, para agarrar un bus con destino la querida.

-Puta lluvia, no puede ponerse a llover en otro momento… mascullo molesto en el asiento del vehiculo, enrollando el billete del pasaje con la mano.

 El carrito va lentamente subiendo cerro y echando volante por el laberinto de calles que cruzan los barrios, hasta dar la vuelta a la cancha de básquet y dejarte a solo un salto de un super rancho que creció hasta convertirse en bloque de apartamentos. Alquilada en el sexto piso vive Rosita. No ha tenido chance de darte una llave.

La puerta del departamento fue tocada por Pedro; quien más bien parecía un perro mojado tras semejante chubasco de agua.

Entretanto le abrían la puerta, se sacudió un poco los zapatos.

-Al menos ya llegué.

Al abrirse la puerta no es Rosita quien te abre la puerta: es una chama que nunca habias visto en tu vida, demasiado sifrina para estar tan cerro arriba.

¿Pedro? Que bueno que al fin llegas, te estábamos esperando

Al parecer hay más gente en el apartamento, se oye una música elegante muy baja, y la sala parece estar iluminada solamente por las luces de Navidad. Notas cómo hay más gente sentada en la sala, al menos cinco, todos conversando quedamente mientras beben en copas de vino. 

-Si esto… ¿donde esta Rosa? pregunto en voz baja dirigiéndome hacia a la mujer, quien pedro asumía que debía ser alguna compañera del trabajo o una compinche.

Le daba un poco de vergüenza haberse presentado todo mojado, pero eso no era algo que el hubiera podido preveer.

Dió las buenas noches a los presentes y se excuso, tenia que ir al baño; a buscar una toalla para secarse.

Cuando estás en el baño, secándote frente al espejo sientes cómo alguien te abraza por la espalda, es Rosa sonriendo

 Hola bello curiosamente ya no parece molesta ven, quiero que conozcas a alguien y te lleva de la mano sin siquiera dejarte decir pío

-¿Por que tanta prisa? inquiero viendo el azaro de Rosita.

-Pero bueno, después de ver lo que quiere voy a descansar un rato. Digo para mis adentros, pues todo el condenado dia estuve  dando mas vueltas que un trompo en el centro de votación y aun faltaba dar unas mas, por como me jaloneaba la Rosa.

-Joer… Rosa, estoy to’ estropeao. ¿Quien es por cierto? Vuelvo a indagar, frunciendo el ceño, no se que bicho le había picado, por el teléfono estaba molesta y ahora andaba con sus misterios.

Al llegar a su cuarto, todas las luces están apagadas. Pero notas que hay un bulto de algo grande en la cama. Oyes una respiración extraña hasta que los dos ojos amarillos de el perro más grande que hayas visto en tu vida se fijan en ti desde su lugar entre las sábanas

Pedro, este es Duque dice Rosa sonriendo tontamente, hay algo en su actitud que no está bien, algo muy raro: a ella ni siquiera le gustaban los perros Duque, éste es el Pedrito que te dije y empieza a acariciarlo tras las orejas mientras se sienta al borde de la cama

Algo no me cuadraba, desde que llegué al apartamento, todas las luces apagadas, no era ningún mieduzco pero prefería ver por donde caminaba, así que busco tentativamente el switch de la luz.

-¿Rosa… de donde has sacado al chucho este? Pregunto con recelo y suspicacia, no podía dejar pasar esto, ese perro… joder, tenia esos ojos como dos candelas y si no era suficiente era un mastodonte; un escalofrío me recorría la espalda, me hacia acordar de esos perros diabólicos que según contaban se aparecen a los transeúntes por sitios pesados.

Para terminar de poner la torta, la Rosa andaba full de rara, un misterio para todo, no señor. Normalmente andaba de buen humor, pero esto me estaba sacando de las casillas.

-Mira, estoy cansado y mañana tengo que ir al trabajo pronuncio de forma firme y tajante, llámame cuando se te haya pasado, buenas noches salgo de la habitación cerrando la puerta tras mío con un ligero golpe dejando a Rosa en la habitación.

No quería seguir hablándole, por que sabia se me iba a salir la clase, lo mejor era dejar que las cosas se calmaran y luego se vería. Así que busco camino, para salir del apartamento…