Partida Rol por web

 Habías recorrido las inmediaciones de la clínica en que trabajas, a pié bajo la lluvia con dos compañeros de trabajo buscando alguno de los mesones famosos de la parroquia La Candelaria, pero no hubo suerte. Entre la hora, la lluvia, el pésimo sistema de drenaje y la conmoción del primer Referendum Consultivo no parecía quedar nada abierto. Tampoco te perdías de mucho, comida española era la especialidad de la zona y realmente no tenías tanto tiempo lejos de la madre patria como para extrañar su comida. 

 No sabes si por la frustración de una noche arruinada o por algo más, tus dos compañeros comenzaron a discutir sobre beisból, religión, y política (en ese orden) y terminaron yéndose a las manos en una callejuela mal iluminada cerca de la plaza. Estás lejos de donde te hospedas, no conoces muy bien todavía esta parte de la ciudad, y no has visto ningún taxi (tu medio habitual de trasporte desde que llegaste) por esa calle.

Observe en silencio como debatían sobre deportes como el béisbol, así como la conversación lentamente derivaba en temas algo mas polémicos, así como sus opiniones parecían chocar de forma bastante notable llegando al punto que fueron a la callejuela para llegar a las manos. Exhale mientras observaba algún que otro golpe por tan mala iluminación, tratando de pensar en que clase de heridas podría provocar antes de darme cuenta del sitio.

Observe a mi alrededor, enarcando una ceja por la carencia de taxis, algo que me dificultaba enormemente el desplazamiento al no tener aun mi propio transporte. Lleve una mano a mi nuca para rascarla, entrecerrando la mirada antes de mirar a los dos peleones que pronto serian pacientes durante unos momentos en lugar de sanitarios por tremendos golpes.

-Eh, ¿Alguno sabe como puedo regresar a mi apartamento? -alce la voz, dándoles la espalda, suponiendo que aun seguían ahí.

 Extrañamente, dejas de oír el ruido de la pelea. Al volverte, el callejón se ha convertido en un andén vacío del metro de Valencia. Lo reconoces cómo el que tomabas todas las noches al volver a casa.

Enarque una ceja por como iba acabando la pelea, volteandome para ver que había sucedido. Mis ojos se abrieron como platos al ver el andén del metro de Valencia, mire a ambos lados, extrañado por tan repentino cambio de escenario. ¿Como había llegado ahí?... Por mas que trataba de recordar algo que me hubiera llevado ahí, lo único que recordaba era que me hallaba esperando que mis dos compañeros de trabajo acabaran tan absurda pelea por diferencias de opinión.

Perturbado por ese repentino cambio de escenario, comencé a caminar con cuidado por el anden, tratando de no hacer demasiado ruido, algo difícil por mi calzado. Trague saliva antes de inspirar, exhalando con lentitud.

-¡¿Hola?! ¡¿Hay alguien ahí?!

 Al terminar de preguntar el eco de tu voz se devuelve en un crecendo mientras se mezcla con otras voces hasta retumbar en tu cráneo como un pandemonio, a mitad del escándalo oyes un tu, sólo tu. Luego el efecto pasa y ya no estás ni en la estación ni en la avenida, sino dos calles más allá, bajo un sólido puente de concreto que de día sirve de remate de libros usados de todo tipo, una vez acompañaste  a un colega a buscar un libro de neurología allí. Si mal no recuerdas, el metro está cerca, pero las calles son estrechas y oscuras, y la lluvia estalla en un monzón tropical con vientos cruzados que hace difícil orientarte.

Parpadee por el repentino cambio de escenario. ¿Acaso estaba falto de descanso? No lo sabia, pero que el propio eco respondiera a mi pregunta me hacia plantearme seriamente sobre mi salud mental. ¿Quizás había contraído alguna enfermedad local? Entorne la mirada para tratar de orientarme antes de que el monzon comenzara a dificultarme mas esa labor.

Bufe molesto, yendo a cubrirme tras una de las columnatas del sitio en silencio, tratando de organizar mi mente, de tratar de encontrar alguna solución logica a todo ello.

Bajo ese clima te resulta extrañamente fijar tus ideas, tus pensamientos pierden su linealidad y se extravían en ideas extrañas y sin sentido. De pronto notas que hay varias masas con tableros de ajedrez fijos en ellas, una sola tiene piezas encima con el juego ya empezado, curiosamente el rey de las blancas es de color amarillo, lo que llama fuertemente tu atención. 

Mi mente estaba desorganizada, caótica... Mis pensamientos lentamente perdían su lógica, derivando en ideas tremendamente extrañas, sorprendiéndome a mi mismo por tanto azar en mi propio pensamiento.

Mesas con tableros de ajedrez... De golpe varias mesas así aparecieron ante mi, todas vacías salvo una, una con una partida del juego ya empezado ¿Alguna especie de mensaje de mi subconsciente? No lo sabia, pero todo eso empezaba a hacerme sospechar que quizás había acabado contagiado por alguna clase de enfermedad tropical y no eran mas que alucinaciones.

El color de las piezas blancas llamo mi atención, acercándome paso a paso antes de tratar de tomar una de las torres entre mis dedos.

-Curioso... ¿Amarillo contra negro?... ¿Que significara?

Al volver a fijar tu mirada en el tablero, ves a una anciana sonriente sentada del otro lado El rey amarillo se mira en la niebla. Tu jugada cariño

Mire a la anciana, enarcando una ceja notablemente tras dar un salto por el repentino susto que esa mujer me dio. ¿De donde había salido? No lo comprendía, no comprendía ni si quiera eso que había dicho. Mire la pieza del ajedrez, de nuevo a la mujer antes de dejar la ficha en el tablero, sin perder de vista a la anciana.

-No entiendo a que se refiere, señora... He aparecido aqui y desconozco si quiera de eso que habla... ¿Que puede explicarme?

La doñita te sigue mirando con ternura El juego es la primera forma d entender la vida vuelve a invitarte a que te sientes con un gesto de la mano y una sonrisa además, pa' dónde vas a ir con esta lluvia mijito?

Parpadee, realmente estaba comenzando a extrañarme también esa filosofia de la mujer... ¿El juego era lo primero para comprender la vida?... Enarque una ceja sin quitar mi vista de ella, tomando asiento con lentitud frente a ella, mirando despues el tablero nuevamente.

-Para comprender la vida... No es necesario jugar, si no analizar la mente humana... Ahi puedes darte cuenta del sentido dado por el ser humano actual al termino "vida" -Mire en silencio a la mujer, mas cuando me pregunto a donde iba... Ya no sabia que responder a eso, hasta que suspire, pensando un poco- Me dirigia a casa tras salir con un par de compañeros de trabajo a conocer la ciudad

 No, no, no... eso es de dónde vienes, no a donde vas no sabes porqué pero te sientes muy calmado en presencia de esta anciana. Si no quieres jugar, entonces hablemos dice de pronto poniéndose muy seria a dónde vas no es un lugar, si no un tiempo dice lentamente mientras rodea la mesa arrastrando los pies en pasos muy cortos ¿o fuera del tiempo? ¡No lo sé! se pregunta y  responde a sí mísma, obviando tu presencia. Luego te ve directo a los ojos y puedes notar como su voluntad se apodera de tu mente y cuerpo acércate, jijiji, vamos a jugar.

Sentado ya, las acciones y palabras de esa mujer no hacian mas que confundirme en gran medida conforme hablaba, realmente parecían no tener demasiado sentido, asi como si fuera alguna clase de filosofa extraña.

Cuando me miro a los ojos, note algo raro... Me invito a jugar... Exhale, moviendo la silla hacia delante, buscando el resto de fichas para ir colocandolas sin saber si quiera porque le estaba obedeciendo...

-Esto es realmente extraño... Esas preguntas... A donde voy es a mi hogar, mi piso a descansar tras un duro dia en el hospital, señora... ¿Es paciente del Dr.Guzman? Es un buen psicologo-deje caer sutilmente eso, en parte interesado porque de esa extraña mujer en tal lugar- Sin embargo... Parece preguntarme tambien por mis objetivos futuros... ¿Cuales son? Simplemente convertirme un medico reconocido, señora -trate de que mi tono fuera calmado en todo momento, respetuoso para con la mujer, analizando sus gestos y reacciones faciales.