Partida Rol por web

Aquella nave parecía ya una clase de preparatoria para la Academia. Los Ursos voceando en eso que llamaban idioma, un Midgardiano -¡Sabía que habría al menos uno!- que parecía estar de resaca miraba sin perder detalle cómo una tipa con rastas se le zorrostraba a lo largo intentando... ¿huir? de él.

-He visto parejas mantener más las distancias que esos dos...-pensé mientras la chica salía en desbandada arrollando a todo pasajero se puso en su camino, molestando a mi jefa incluso. Meneé la cabeza decepcionado obligándome a no echar mano a la cintura. Ahí ya no llevaba nada- ¿Es que Meyer no iba a ser capaz de dar una a derechas?- A pesar de lo relajado que podía encontrarme sabía perfectamente que si alguien fuera a atentar contra mi contratadora éste sería un momento casi perfecto: confusión, jaleo, guardaespaldas dificultados para moverse, un maldito robot corporativo...

Resoplé ante lo ridículo del asunto e intenté tranquilizarme. Aunque al parecer Alpharius, que se había acercado, había malinterpretado mi expresión. En voz baja y en ario respondí

-¿Miedo a volar? Tienes que estar de broma-enarqué una ceja, con gesto impertérrito, como si hubiera dicho algo referente a volver a coleccionar dientes de la gente-Sólo me intranquiliza la algarabía que se traen montada-miré un poco alrededor, tomando nota que Angela parecía estar dando instrucciones a Minerva.-Por todo lo que es Sagrado que no nos mande ponernos otro traje para el maldito vuelo-Ah sí, te iba diciendo... sé que los despegues comerciales son así, pero esto es un compromiso para la seguridad- Si Meyer estuviera mirando se habría convertido en piedra de la mirada que le lancé.

Aquello era responsabilidad suya; yo no tenía ningún problema con eso. Pero si por su ineptitud se dejaban de cumplir las condiciones de contrato tendría que tomar medidas. La primera sería encargarme yo de ese tipo de tareas de forma más o menos obvia, y que se atreviera a quejarse. La segunda sería considerarlo elemento neutral y obligarle a mantener distancias. Esperaba no tener que llegar a eso... mierda, Alpharius, le había dejado ahí mirando.

-Bueno, ¿y tú qué? ¿Haciendo la ronda, nervios o simplemente descansando?- por lo que sabía él antes había tenido algo que ver con naves, seguramente prefiriera estar a los mandos y trataba de distaerse como pudiera.

Esperé pacientemente el pequeño lapsus de Strufenberg. Ay, Meyers. Nos traía por el camino de la amargura. Estaba bien claro que sus lealtades estaban en alguna otra parte. No totalmente negativas para DellaNocte, pero ni mucho menos totalmente leales. Casi tan claro como el resquemor que sentía Siegfried hacía sus métodos y maneras.

No podía culparlo, así que sencillamente fingí que no ocurría nada durante el fusilamiento de miradas.

- Lo sé. Díselo a mi rodilla. Pero tenemos a la señorita sentada y tres excelsos miembros del ejercito del Reich a su vera. Creo que mi ironía estuvo a punto de hacer estallar el avión en aquellos momentos, lo que hubiera sido cuanto menos contraproducente. Pero era cierto: dos miembros del ejercito licenciados y uno que estaba haciendo de guardaespaldas. Podríamos haber sido grandes, pero fue en otros días. Tres generaciones condenadas a...bueno, quizás condenadas era demasiado dramático. Destinadas. Destinadas a servir a una jovencita de una tierra tan lejana como incomprensible en muchos casos.

- Emoción, amigo. La vuelta al mundo real. Mis ojos, lo único visible, tenían un tenue brillo de puro entusiasmo. Aventura. Misiones. Muy mal tenía que empezar el viaje para hundirme, pero nunca retes a la suerte... Dejaré la ronda para cuando la gente deje de intentar lapidarme con esquinas de maletines. Sonreí con una pequeña risa, consciente de que el mero hecho de estirar los labios ya no era un gesto válido en mi repertorio.

No es que no me diese cuenta de las palabras secretamente implícitas en la pregunta de Straufenberg. Él había oído hablar de mí como yo había oído hablar de él. Pero cada oficial tiene su nave y el Orgullo había muerto junto con mi propio orgullo. Y aún llevaba mi anillo de bodas en forma de máscara como un viudo incapaz de dejar atrás una difunta esposa.

- Tenía un libro en alguna parte, -comenté, como si hubiera sido mi único entretenimiento posible durante el comienzo del viaje.- pero temo morir aplastado si tengo que rebuscar entre todos los compartimentos del aparato. No te sientas cohibido a pedirme silencio si te aburro hasta que la nave se estabilice y podamos trabajar como es debido.

Pero ahora mi interés estaba en otra parte: en la joven de las rastas. Como sacada de un zoológico...Había visto como Sigfried echaba la mano al cinto de puro instinto, y si no levanté el bastón para frenar su maleducado avance fue por no armar aún más caos en los momentos críticos. Sin embargo, pensaba acercarme a ella en cuanto hubiésemos despegado. Unas disculpas eran necesarias y más después de la peculiar oferta de DellaNocte. 

Un hombre ataviado cual impecable caballero de Royal, a excepción de un sombrero de explorador, consultó su reloj digital de bolsillo. Llegaba exactamente 15 minutos tarde y al parecer era el último pasajero que esperaba el Halcón Millonario aquella mañana.

- Dale caña nena...- Concluyó el técnico alegremente, dando con la mano unos golpecitos amistosos al casco de la nave, una vez hubo terminado de asegurar la compuerta.

Pepsi se encargó de acomodar tanto al recién llegado como a los pasajeros deshubicados y con un estruendo de motores seguido de un inquietante traqueteo el Halcón Millonario soltó los anclajes del muelle H309. Puerto de Santa María comenzó a empequeñecer en la distancia a medida que los efectos de la aceleración obligaban a los pasajeros a mantenerse en sus asientos.

Una vez alcanzada la velocidad de crucero el caballero del sombrero de explorador se puso en pie.

- Buenos días caballeros- Empezó con un sonoro golpe de talones.- Bienvenidos a nuestra pequeña expedición. Se que algunos de ustedes no se embarcaron para esto, pero espero que no les moleste nuestra pequeña función. - Añadió inclinándose levemente.

-Para los que estén aquí por motivos académicos, presten atención:- Alargando la mano, lo que parecía un reloj corriente y moliente se reconfiguró en una especie de araña mecanizada que descendió de un salto y proyectó algo en la pared en unos futuristas tonos verdes.

- A ver, presten atención- añadió, sermoneando a su audiencia en actitud de profesor.- Eso va por usted, señorita Della Nocte.- la reprendió con un carraspeo,- bien, prosigamos:

El estudio de las culturas incivilizadas es una noble tradición instaurada en nuestra universidad desde hace décadas. A través del trabajo de campo del antropólogo en estas culturas, aun en estado de barbarie, podemos acercarnos no sólo a comprender nuestro propio pasado sino que además, tenemos la oportunidad de ejercer una tarea mucho más importante a la hora de asesorar a la tribu para facilitar su transición a un estatus socio-cultural superior, más próximo a lo que entendemos como civilización. Bueno, almenos lo intentamos. -El profesor se permitió una pequeña sonrisa a causa de su chiste personal antes de proseguir con su exposición con un carraspeo.

- Cómo sin duda sabrán, desde que el afamado explorador Christian Colombus desembarcó por primera vez en los inexplorados territorios de La Perla, la gran colección de ruinas, así como sus curiosos habitantes, han despertado el interés de un gran número de ilustrados, siendo así objeto de numerosas investigaciones. Casi todas encabezadas por un servidor si me permiten la licencia...-Hizo una pequeña pausa para tomar aire, cuando empezaba a meterse en materia podría pasarse horas enfrascado en sus disertaciones. - Como iba diciendo, mis estudios al respecto, indican que las ruinas que habitan estas tribus salvajes, o los Shii como prefieren ser llamados, no son obra suya, sino de una especie mucho más antigua y tecnológicamente avanzada, como podrán observar una vez lleguemos al campamento. -llegados a este punto el profesor le indicó al pequeño robot con pinta de araña mecánica que realizara un zoom sobre las diapositivas de las ruinas en las que podían llegarse a apreciar detalles de extraños grabados en las rocas.

- Sin embargo poco más se sabe acerca de estos ancestrales antepasados y menos aún de nuestros esquivos amigos, los Shii, para lo que, por cierto, está usted aquí señorita Della Nocte. - Añadió con entusiasmo -Como estudiante de introducción a las teorías de la evolución, su trabajo consistirá en imbuirse de sus costumbres, su idioma y su cultura con el fin de aproximarse un paso más a la respuesta que todo antropólogo busca a lo largo de su vida: -Hizo una última y dramática pausa antes de su inspiradisimo final. -Nuestros propios orígenes. -Concluyó alzándose con solemnidad mientras las luces de las diapositivas comenzaban a atenuarse tras él, hasta terminar apagándose por completo.

Pero que coño...

Pensé cuando la nave se puso en marcha. Esa velocidad de golpe y el no haberme abrochado el cinturón hicieron que me tuviera que agarrar a los brazos del asiento y poner una pierna apoyada en el asiento de delante para no estamparme contra él, pero una sonrisa apareció en mi cara.

Cuando parecía que todo ya estaba calmado e iba a poder dormir la mona como todo buen midgardiano debe, un pijoteras se puse en pie y empezó a hablar de una clase y de... - ¿una misión antropológica? no me jodas, Alan, la has vuelto a cagar en una borrachera -pensaba mientras intentaba recordar sin éxito lo que había hecho la noche anterior.

Bostecé sin ningún reparo demostrando así que las clases no eran lo mío, además de que esto parecía una clase privada para una de las presentes.

-Bla bla bla bla bla -dije con la voz aún pastosa- si queréis que funcione dejarme dormir -dije mientras me espatarraba de nuevo en el asiento y bostezaba de nuevo.

Como era evidente lo estaba grabando todo. Dadas las instrucciones a Minerva, me había desentendido por completo del brunch, lo que no significaba en absoluto que este no fuera a suceder una vez el profesor terminase sus explicaciones. El profesor Flint era uno de esos maduritos interesantes lo que, de hecho, había sido el motivo por el que había optado por sus clases y no por las de pintura, que eran impartidas por un hombre claramente daltonico y sin sentido de la estética. Además, en esas clases estaba Alejandro y era la última persona con la que quería cruzarme. 

Pero pronto dejé de pensar en eso para centrarme en la verdadera tarea. Porque si algo era cierto, era que sentía cierta curiosidad por todo ese asunto de las ruinas, la tecnología antigua y los viajes. Por eso tal vez, fue algo decepcionante que me encargasen el aprender la cultura de los Shii. No es que me pareciera una tarea horrible, después de todo, los tejidos étnicos podría llegar a ponerse de moda y, en el fondo, sentía cierta curiosidad.

Además, existía otra posibilidad, una que el profesor no había mencionado porque era como una patada en el ego. ¿Y si...? ¿Y si las ruinas y la tecnología sí eran realmente de los Shii pero se habían barbarizado como sucedió tras la caída del imperio theano*? Un retroceso cultural debido a la escasez de combustible que les había sumido de nuevo en la oscuridad tecnológica. Mi educación... ecléctica me daba una perspectiva ligeramente distinta de cómo una tecnología avanzada podía ser más inútil que un simple palo si te quedabas sin energía para alimentarla...

Por supuesto no lo dije. Tenía esa expresión ampliamente ensayada mezcla de atención, interés y admiración. A la vez que cada ciertas frases, asentía con la cabeza sólo para reafirmar que si, estaba escuchando. Cuando terminó de hablar me incliné ligeramente hacia delante. 

- Es realmente inspirador, profesor Flint - le respondí con voz suave, aceptando con naturalidad el tener clases privadas. Ja, Marcella iba a morirse de envidia. - Podría comentarnos esas expediciones mientras disfrutamos del brunch. - Me aparté ligeramente para que Minerva pudiera colocar las mesas y las bandejas. 

Como había dispuesto, un pequeño pago y la distribución de asientos se había modificado para alejar a la chica de las rastas de colores y al Midgariano. También me aseguré de que el profesor se sentaría a mi lado, desplazando a Meyer. Claro que eso, apenas contaba como castigo por su fallo anterior. No, tendría que pensar alguna otra cosa para luego. Tomé una taza de té con su platito con delicadeza y la sostuve a un lado para que Minerva la llenase. 

- ¿Sería posible descargar las imágenes de la presentación? Por lo que comenta los Shii habitan esas ruinas -hice una pausa para dar un sorbito de té, exactamente como me gustaba - E imagino que como otras culturas, estarán usando los artefactos encontrados para nuevos usos más primitivos. - esto era habitual en territorios con escasez de recursos. La propia piedra con la que estaban construidos los edificios se reutilizaba en la construcción de nuevos. El valioso metal se fundía para crear nuevas cosas y así sucesivamente. - Me encantará que me hable de sus investigaciones. - dije con una ligera sonrisa y acercándome un poco a él para hablar con comodidad. 

Minerva ya se encargaría de acomodar al resto de invitados al brunch, con Meyer, Siegfried y Alpharius ejerciendo de barrera entre nosotros y los indeseados. De hecho parte de mi se preguntó si sería excesivo pedirle a Minerva que fumigase al midgariano, tenía pinta de oler a vómito y alcohol. 

Cuando la nave se puso en marcha pensé que había conseguido algo de relax, la gente no solía hacer nada, excepto aquella mujer que no paraba de hablar en saber que idioma... parecía que daba ordenes a alguien, la verdad ni idea bastante me costaba entender a los Migdarianos como para preocuparme en el resto.

Entonces aparece el nuevo compañero con mas Blablabla que no entendi ni de coña, eso me pasa por no ir a clases de idioma... si al final mi profesor tenía razón,"si no aprendes el básico, las pasaras canutas". Solo miré al hombre sin entender una mierda, hasta que el vikingo con problemas de borrachera hablo...¿expedición antropológica? Era de esperar según lo poco que sabía, eso seguía sin tener ni puta de que nos esperaba.

- Si el ayudante de abordo me entiende, o alguno de los presentes que no sean nuestros amigos de Midgar me entienden... ¿podéis hacer algún resumen en este idioma?

Miré de reojo a uno de los ursus que preguntaba en midgariano si le entendían. Habría preferido con mucho seguir mi conversación con el profesor. Pero habría sido descortés no responderle, especialmente después de invitarle al brunch. Me incliné un poco hacia el profesor, rozando apenas su mano con la punta de los dedos. 

- Disculpe - dije en cruzado antes de estirar ligeramente la espalda y mirar al urso. Su rostro estaba surcado de cicatrices finas y miraba con un gesto ligeramente desafiante y altivo.

- Naturalmente - respondí en perfecto midgariano, el mismo idioma en el que se había dirigido a mi - El profesor Flint estaba explicándome el objeto de esta expedición. Es un experto antropólogo y ha dirigido numerosas investigaciones sobre las ruinas existentes en la Perla. Si no le aburren los detalles, puedo... traducir la conversación, - respondí con voz suave y tranquila -  si bien confieso que esto era una clase privada - sonreí ligeramente. - ¿Se unirán su compañero y usted a nuestro pequeño brunch? - añadí con calma antes de dar otro sorbito de té. Luego dejé con cuidado la taza sobre la bandejita y me recosté en mi sillón. 

- No sabía que era privada, suele decirse que hablar en idioma que otros desconocen en una sala es descortés, entiendo que usen algún idioma básico para hablar a los presentes- Mire a mi "compañero" antes de mirar nuevamente a la que parecía una pija sin mucho remedio, mostrando una sonrisa tranquila- No puedo hablar por mi compañero, pero debo de rechazar la invitación, por motivos personales.

"Nunca pense que podría darle un uso tan refinado al Midgardiano... suena muy raro" 

- Si no le importa solo me gustaría saber, que posibles cosas nos vamos a encontrar, digamos que si tengo que defenderme o defender a alguien quiero saber a que nos enfrentamos- Miré alternativamente a ambos interlocutores, total algunos de los dos tendría la respuesta... supongo

Miré a los ojos al urso, sin dejar de sonreír. Su acusación no me pasó desapercibida. Pero si no entendía lo que había dicho el profesor Flint, era algo de lo que sólo él era responsable. El que tuviera la gentileza de hablarle en un idioma que entendiese, era sólo eso, una cortesía. 

- No se ofenda, pero el cruzado es el idioma de la zona desde la que partimos y el más común en la zona a la que nos dirigimos. Si excluimos, claro está, el que hablan los nativos. - comencé a responder - No he podido evitar notar que con su compañero habla en... su propio idioma. - este comentario lo hice con intencionalidad, después de todo, el urso no era un lenguaje común aquí, por lo que su acusación, bien podía aplicarse a ellos mismos -  Creo que acusar al profesor Flint de descortés es un poco injusto ¿no cree? - mordisqueé con delicadeza unos panecillos con mermelada. 

Devolví mi atención al urso. En parte era mejor que rechazase la invitación. Así podría continuar hablando con el profesor. 

- Por supuesto, no tiene que sentirse obligado. Le transmitiré su pregunta al profesor - miré por un segundo al profesor y, cambiando de nuevo al cruzado, le traduje la pregunta del urso. Imaginé que habiendo estado antes, sería quien mejor conociese los detalles. 

- Señorita, recuerde escuchar las frases completas de lo que diga-Sonreí de medio lado, eso que acababa de decir, ya le dije que me parecía normal- Solo me refería que si el tema es privado, podrían tratarlo en alguna otra zona y no delante de todos sin poder entendérles, se que el cruzado es un idioma básico y que es el de la zona de la que partimos.

Si definitivamente rechazar el branch era una buena opción sin duda.

- Ademas no le he acusado de descortés, solo he hecho énfasis en que si es algo para tratar y nos concierne a todos, sería bueno que nos enteráramos- volví a mirar a su "compañero" y una risa irónica se dibujo en mis labios- Los actos de mi compañero no me incúnben y nunca le he defendido ni he dicho que haga bien.

Gracias por traducirlo, señorita - Cuanto lío para responder a que nos íbamos a encontrar, por eso no me gustaba la vida de noble era un coñazo.

Miré a Alpharius, pues claro que iba a dejarle leer un libro. No tenía mucho más que decir al respecto y prefería estar atento a cualquier posible amenaza, o información relevante, que surgiera a lo largo del viaje.

-Sin problema, coge el libro, que en cuanto ésto despegue y pueda creo que echaré un vistazo- no era mentira, pero tampoco contaba con que me dejaran moverse demasiado. Di por zanjada la conversación, seguramente mi compañero entendiera por donde iban los tiros. No tenía ganas de hablar, simple y llanamente.

Tan sólo buscaba que el viaje fuera rápido y sin percances, una quimera habida cuenta del pasaje, pero por pedir que no quedara. -Dicho y hecho- pensé mientras se levantaba un hombre, de una edad aparentemente cercana a la mia, tan pronto como la nave había alcanzado una velocidad estable.

Por lo que decía era un profesor y todo este jaleo tenía que ver con una expedición de la que Angela formaba parte. El detalle de tecnología abandonada hizo saltar todas las alarmas en mi cabeza. Esa era una MUY buena razón por la que aquella bala perdida había sido visto por aquel sistema.

-Esto empieza a pintar bien-pensé con una media sonrisa mientras Minerva empezaba a organizar el brunch. Aproveché para, educadamente, indicar con amabilidad y firmeza (más de lo segundo que de lo primero) el sitio aconsejado si querían unirse. Obviamente reservé un asiento algo retirado pero a distancia de escucha del profesor. Por mucho que Angela se dedicara a proclamar que eran clases privadas mientras hacía de traductor para los ursos, seguramente algo podría oír.

Y la información es poder. Siempre.

Asiento complacido ante la muda confirmación de mi conciudadano, y con una sonrisa en el rostro manoseo mis bolsillos hasta encontrar mi pipa que, por supuesto y considerando las circunstancias, no enciendo. Pero tampoco me hace falta, porque es más tener algo en la boca, mientras el pasaje va fluyendo y fluyendo, y yo me dedico a mantener una expresión tranquila y un poco boba, analizandolo todo a mi alrededor. O eso hacía, cuando el profesor ese se pone a parlotear en público, algo que desde luego yo no le habría dejado hacer en mi nave sin pagarme un buen suplemento, pero... no es mi nave, al fin y al cabo, así que me limito a escuchar más aún. Y vaya si larga el tipo...

-Este... -agito la mano con que no sujeto la pipa en el aire- brrunch, lo que sea eso. ¿Es una invitación grratuita y forrmal? -Digo en cruzado mirándola a la chica, contemplando el escenario después de que Waltz se pase un rato charlando con ella en un idioma que no conozco. Y estoy seguro de que me he perdido algo de conversación que podría haber sido interesante conocer, pero es la lacra de Ursus... aprender un idioma resulta tremendamente costoso, estando tan lejos. Y luego, usando mi tono de voz suficiente como para llegar a prácticamente cualquier lado de la zona de la nave en la que estamos, me dirijo hacia el elegante. -Señorr ¿Flint? -creo que es su nombre, considerando que lo he captado a voleo de las conversaciones de la chica rica- Las rruinas a las que se rrefiere, ¿son ruinas de... -agito otra vez las manos, como buscando una palabra- Eones? ¿Pero rrealmente existen, no son un mito más del espacio?

Hasta ése momento me había mantenido al margen, aparentando una absoluta tranquilidad sentada en mi sitio, aunque no había dejado de echar un ojo al resto del pasaje, y aunque la mitad de las conversaciones no podía entenderlas, me hacía una idea de la imagen general.

Durante un momento, casi contesto cuando oí a la chica mencionar algo de un bruch, porque de hecho, seguía hambrienta después del vomitivo desayuno que me habían servido en la taberna, pero antes de que pudiese abrir la boca, se presentó ante nosotros un desconocido que conforme llegó, acaparó la conversación y la atención de toda la nave.

Mirando curiosamente al profesor ¿Flint? cuando se puso a hablar, me incliné cada vez más hacia delante en mi asiento, casi sin darme cuenta, con cada palabra que pronunciaba. Así que ruinas, ¿eh? puede que éste viaje fuese a ser más interesante aún de lo que parecía.

Mordiéndome la lengua para evitar interrumpirle, miro curiosa a la chica que mencionaba, y le eché un vistazo por el rabillo del ojo, reafirmando mi impresión inicial de que no sólo la acompañaba la señora junto a ella, sino también tres de los restantes pasajeros. A juzgar por su pinta, guardaespaldas.
Puede que le sirviesen de ayuda, pero sin duda, llamaban demasiado la atención...

Y de pronto, la chica se había puesto a hablar con otro de los pasajeros en un idioma completamente incomprensible para mí, aunque por la forma en que la chica miraba al profesor y de vuelta al otro pasajero, no debía andar demasiado desencaminada al pensar que le estaba traduciendo la charla que nos había soltado el primero.
"Espero que encontremos alguna manera de entendernos a lo largo de toda ésta historia, hará las cosas más fáciles..." dije para mí misma, antes de volver a sentarme correctamente.

Me aguanté el suspiro hasta que Siegfried estuvo bien lejos, levantado para ayudar a organizar el brunch de Angela. No se si es que la máscara me había tapado las vías respiratorias más de lo que pensaba y la gente se inventaba lo que pronuncio o que sencillamente nadie me ha hecho ni puñetero caso nunca. Seguramente lo segundo. Ni siquiera me sentía capacitado para tomármelo como un desplante: el antiguo cazarrecompensas sencillamente era más seco que la carne congelada de Ursus.

No iba a negar sin embargo que me resultase interesante el discurso del Sr. Flint. Ruinas de una antigua civilización. Sonaba casi a una novela, a una cuartilla de intrépidos jóvenes de moral dudosa pero con gran corazón. El problema es que el grupo elegido no me acababa de encajar en aquella imagen mental. Lo de la moral dudosa estaba claro, pero lo del corazón no tanto.

Para empezar uno de los hombres se había enzarzado con la señorita en lo que parecía una charla falsamente cordial, aunque a saber. El midgardiano es uno de estos idiomas en los que hasta la más bella declaración de amor suena a dudar de la reputación de una cándida madre. El otro urso, por su parte, parecía más que dispuesto a aceptar una bebida cordial grratis. La mujer del tocado observaba todo con curiosidad innegable aunque sin perturbar la paz de nadie, lo que dado el ambiente era de agradecer. El midgardiano borracho o recién salido de la borrachera se limitaba a agonizar en el asiento y luego estaba la mujer de las rastas.

Apoyándome en el bastón conseguí salir de los encajonados asientos y avancé hacía la parte de atrás de la nave en busca de la chica del tocado.* Había oído las ordenes de DellaNocte y sabía bien que estaban dirigidas a Meyer, pero siendo sinceros y un poco comprensivos, ahora mismo el chico estaba no solo en un sitio conflictivo sino en un vaivén de personas buscando un hueco para disfrutar del improvisado brunch de Angella. No le vendría mal una ayuda, y a mi no me vendría mal alguien que pudiera tener una conversación de más de tres frases.

- Disculpe mi impertinencia- comenté en puro cruzado, haciendo una leve reverencia a la joven. Parecía bastante más civilizada que gran parte de los presentes, y no pude evitar sacar mi vena más educada. Tiempo habría de equivocarse- La señorita Angela DellaNocte, mi patrona, desea saber si acudiría a un improvisado brunch recién organizado unas cuantas butacas más adelante. Intenté alzarme cuan alto era utilizando el bastón de apoyo, guiando con la mano la vista hacia el lugar donde empezaba a reunirse el gentío bajo el control de Sigfried. Por supuesto no ha de sentirse obligada, pero estoy seguro de que su presencia será agradecida.

A Angela le vendría bien compañía femenina, la verdad. Nada exagerado, pero...bueno, compañía femenina no sintética. Estar rodeada de tanto hombre casi veinticuatro horas al día tiene que acabar pasando factura, y no acababa de estar seguro de como de beneficioso era para una joven noble estar rodeada de tres antiguos miembros del ejercito. Demasiada testosterona. 

- Oh un brunch, muy apropiado -respondió alegremente el profesor tomando asiento junto a su alumna y escolta. -por supuesto toda esta información está en la bibliografía recomendada de la asignatura, que sin duda habrá leído ya -añadió observandola inquisitivamente. -No obstante, ciertamente no se pueden negar las bondades de un buen orador en toda historia -añadió con renovado entusiasmo.

Iba a continuar con su implacable, a la par que didactica, clase magistral, cuando se vio interrumpido por los ursus. - ¿También están interesados en las ruinas? ¡Esplendido!, por favor, sientense con nosotros amigos, serñorita Della Nocte, preveo que será un viaje apasionante.- Lejos de parecer molesto, el profesor Flint les invitó a sentarse junto a ellos, como todo buen profesor tenía un afán particular por acumular pupilos.

- ¿Que si son reales las ruinas de los Eones?, mi querido amigo, una excelente pregunta -respondió con un brillo en los ojos que ya entonces les debería haber hecho sospechar. -Tan reales como esta sólida nave -añadió dándo un enfático pisotón en el suelo, cosa que hizo crujir a saber qué bajo las botas de los pasajeros.- Si bien es cierto que hay quien reniega la evidencia, las pruebas apuntan a que las ruinas de La Perla, aunque únicas en su conservación y extensión, se relacionan con otras muchas encontradas a lo largo de toda la galaxia, como la intrincada red de catacumbas de Venectti o los hallazgos en los túmulos de las High Lands del Consorcio de Comercio. Todo esto ha sido posible de probar gracias a las mediciones del octanio-16.

Oh las mediciones del octanio, es un tema de lo más interesante, ¿sabe usted?, de hecho fui uno de los primeros arqueologos en utilizar los trazados de octanio para la datación de restos fósiles, apasionante, creame, un tema de lo más apasionante este del octanio. - se permitió una pequeña pausa tan solo para mesarse la barbilla y tomar aire -antiguamente se usaba el carbono 14, sin embargo tenía ciertos límites en cuanto a precisión pasados los miles de años, el octanio 16 nos permite ser mucho más precisos. Gracias a él hemos sido capaces de datar todas estos hallazgos al rededor de unos 323.401 años cruzados de antiguedad. Este dato junto a la similitud en el estilo arquitectonico, las tallas encontradas y la coincidencia en especies fósiles demuestra con bastante acierto que se trata de la misma antiquisima civilización que antaño, debía dominar toda la galaxia. -sonrió complacido -querido amigo, como puede ver, las ruinas de los Eones son hoy muy reales...- continuó.

La sensación de que podría seguir así durante todo el viaje si alguien no le detenía comenzó a extenderse, si no lo había hecho ya, por todo aquel que hubiera estado prestando atención.

Habian establecido la velocidad de crucero por lo que Jack no iba a echarle de menos en cabina. Que tontería, claro que le echaría de menos, aunque no lo admitiría nunca.

En cualquier caso ahora no tenía nada mejor que hacer asi que como buen oficial decidió salir a “comprobar que todo seguía en orden entre el pasaje”, o lo que es lo mismo, a fichar. En este encargo habían pasado de un clásico “ni una maciza en el grupo” a un nada despreciable “DEFCON 3”, que en su diccionario privado significaba 3 jamonas a la vista.

Así, una vez había comprobado que continuaba cuidadosamente despeinado, fijó el objetivo, y como una bala se acercó hasta la maciza numero 1: la de las rastas que parecía mantenerse al margen del resto del pasaje. Perfecto, más para el bueno de Jonny.

- ¿Te has perdido?, los angeles no suelen alejarse tanto del Cinturón de la Calma. -Añadió esbozando lo que tenía ya catalogado como la media sonrisa sexy-walker, una vez estuvo a la altura de la chica.

-No, si al final no se puede dormir aquí ¹-dijo con un gruñido me retiré el pañuelo de la cara y lo até en la muñeca derecha, haciendo que el pelo rojo como la sangre me cayera por toda la cara, enmarañado y bastante sucio.

Alcé la vista y vi a la gente que se habían montado un pequeño ¿picnic?¿aperitivo? no parecía que tuviera alcohol, pero bueno. Me froté la cara como si quisiera espabilarme, aunque aún veía bastante borroso ya no me daba todo vueltas, por lo que me puse en pie y comencé a buscar algún sitio donde pudiera vomitar.

Me encontré a uno de los miembros de la tripulación ligando con la chica del escote espectacular y cara de sorpresa que estaba encima de mí antes, asique me acerqué a él- Eh, jefe, dime donde puedo vomitar porque si no lo voy a hacer aquí mismo y no creo que a los pijoteros les parezca bien² -le dije como si fuera la cosa más normal del mundo.

Jonny sonrió de medio lado -¿Una noche dura amigo? -añadió apoyando un brazo cómodamente sobre el respaldo del asiento de la chica. -Sal por la pasarela a tu derecha, encontrarás un cubículo con un catre y un cubo, si quieres puedes usar el cubo -repuso indicando la dirección con un ademán de cabeza. -Pero acierta, eh? -

Me habia sentado ignorando deliberadamente la consecucion de ladridos que proferia el ruidoso y gloton grupito de gente bien. Gente bien como el Gordo. Podrido hasta sus entrañas y tambien era asiduo a las meriendas que disfrutaban los extraños. -pobrecillos Derpy-comente distraida enroscando los finos dedos en una rasta de color azul electrico- por como ladran los hombres parecian de accion pero fijate...en realidad son perezosos,engordando en la comodidad del contrabando rectal de varillas. Suspire mientras el motono blablablablabla reverberaba en la nave. El susto por Alandrian desaparecia poco a poco-quien sabe Derpy...lo mismo no recuerda. Procure no pensar en una replica mordaz sobre lo remota que seria esa posibilidad cuando una vocecilla y el meneo del asiento vacio que daba al pasillo me saco de las turbulentas conexiones de mis pensamientos. -¡¡Alguien que no ladra!!-me maraville abrazandole-eres mi chico mas favorito del momento eh...-era un tripulante y no era Nukacola...mierda no,Pepsi,ese era el nombre de la zorrona virtual amonestadora. Iba a continuar la charla cuando Alandrian rumio algo sobre descargarse y el muchaho del desaliño casual que de casual no tenia nada paso un brazo por el respaldo de mi asiento e indico la localizacion del baño. -Vaaaya-abri un monton los ojos cuyos iris esmeralda relampaguearon con evidente fascinacion- debes de aburrirte mucho en una nave asi. Que haces para entretenerte que no sea engordar el culo como un gato domestico perezoso?-pregunte ingenua frotando con una mano la mejilla tatuada- supongo que deberia saberlo pero soy un desastre y me preguntaba cuantas escalas hay hacia mi destino. Necesito cobrar un dinero ccuanto antes mejor,si?-habiendo usado un tono absurdamente animado parpadee con rapidez apoyando los codos en el brazo del asiento e inclinandome hacia Joey o como se llamara. -tienes mi nombre apuntado o prefieres una presentacion normal y corriente. De fondo grupo seguia ladrando con lo que parecia un guia de un museo...genial,paletos con infulas haciendo turismo...