Partida Rol por web

Como Druida del Círculo Cenarión, tus superiores te han enviado hasta Terrallende, más en concreto al valle Sombra Luna, reducto de lo que anteriormente fue bastión de la legión años atrás. A pesar de que la actividad demoníaca es casi nula tras la muerte de Illidan Tempestira, han ido apareciendo distintos focos de energía vil que han alertado a todos los protectores de la naturaleza. Como campeona de tu facción deberás investigar que es lo que ha estado ocurriendo allí ya que no hay nadie más capacitado como tu para encontrar el origen de estas extrañas circunstancias.

 El viento y la lluvia azotaba con fuerza la capa y la capucha de la tauren. Alzó la mirada y quizás fue imaginación suya pero creyó ver un brillo allá dónde se supone que habría ojos en la estatua encapuchada que guardaba el Portal Oscuro. Su kodo se movía nervioso mirando a ambos lados mientras delante de ellos se alzaba la espesura verde y mágica del portal. Dió un leve golpe en los costados del animal y tras un breve lapsus de la montura, atravesaron el portal.

Una vez en el territorio comenzaste tu investigación. Notabas como alrededor del antiguo templo Draenei se había roto el equilibrio de la naturaleza. El suelo que ya de por sí estaba marchito parecía sufrir en su interior, ni siquiera las criaturas del abismo se atrevían a pasar cerca de los restos aquella estructura.

Encontraste algo que te llamó la atención. Entre las rocas, había un fragmento brillante, se trataba de un cristal de color verde muy luminoso que al entrar en contacto con tu piel se desintegraba por completo. Cuando empezaste a prestar más atención a tu alrededor notaste como entre todas las rocas del suelo había siempre algún que otro cristal de los anteriores, no producían en ti ningún tipo de sensación, ni siquiera al tocarlos, pero había algo extraño en ellos, esa manera de desintegrarse ante el calor humano era francamente exótico.

 Las murallas aun contenían restos de sangre y la barricadas tenían huesos a sus pies. Todo estaba horriblemente en silencio, allí parecía haberse detenido el tiempo y la intrusión de la druida parecía molestar al ambiente en sí que parecía querer guardarse esa paz de ultratumba. Mayef miraba por los alrededores y no lograba sacar nada en claro que no fueran restos de la batalla. En una esquina de la muralla que se unía a una pequeña montaña un brillo verdoso llamó su atención. Se acercó con cuidado y vio a lo largo de las rocas, sendos cristales verdes incrustados. 

 Con gran velocidad, lograste evitar una dolorosa muerte abrasada por la hirviente masa de roca fundida. Según corrías, notabas como detrás de ti el suelo seguía resquebrajándose. Llevabas ya varios minutos corriendo y el suelo no dejaba de temblar, sin embargo, todo cesó de la misma manera tan inesperada como surgió todo. El suelo dejó de temblar, la tierra ya no se resquebrajaba, incluso la lava parecía más en calma.

En la zona donde te encontrabas ahora podías ver a la lejanía el bastión de los enano Martillo Salvaje, sus grifos volaban por las alturas pero en ningún momento se acercaron hasta donde tu te encontrabas. Ahora miles de dudas rondaban tu cabeza sobre qué eran esos cristales y qué era lo que había provocado dichos temblores.

 El calor y las emanaciones de vapor hacían que la leona tuviera que aumentar su velocidad. La lava la seguía de cerca extendiéndose y quemando todo lo poco de caracter vivo que tenía a su paso. Mayef corría y saltaba entre el tembloroso suelo que se desquebrajaba formando pequeñas elevaciones. Una cicatriz empezó a formarse de manera vertiginosa cerca de ella, algunas rocas rodaban por su alredor y humos se filtraban através de las grietas. La tauren vio un especie de camino se alzaba por la ladera de las montañas cercanas, tomó ese rumbo para intentar coger altura e intentar volar desde ahí con su forma de ave. Tanto empeño en subir por el resquicio que tardó en darse cuenta de que ya no notaba el acuciante calor a su espalda, fue disminuyendo su velocidad y atisvó a mirar por encima del hombro para ver que la lava quedaba bastante atrás de ella y que el suelo ya no temblaba.

 Desde las alturas, pudiste ver como una extensa laguna de lava había suplantado a lo que anteriormente era una extensión de tierra rocosa. Posiblemente fuese algo normal, pero desde luego tu nunca habías visto nada igual.

De pronto, notaste como de nuevo el suelo empezó a temblar, las vibraciones eran muy fuertes. Notaste como los enanos habían mandado a más jinetes de grifos a sobrevolar la zona. Un par de ellos empezó a volar hasta tu posición, iban armados con pesados martillos que con soltura exponían a los allí presentes.

En tan solo un instante, comenzaron a gritarte

- ¡Alto!, ¡identifícate! - dijo uno de los enanos mientras se mantenía a una distancia prudencial de ti. Ninguno de ellos había bajo su arma.

Las vibraciones continuaba, y el rostro de los enanos no parecía muy calmado, posiblemente ellos tampoco entendían lo que estaba sucediendo

 Los vapores del lago que se había formado y que ascendían rapidamente, creaba una especie de colchon de aire en el que Mayef podía planear sin agitar mucho las alas para mantenerse. Miraba extrañada por la rápida creación del lago, cuando la tierra volvió a agitarse de nuevo, las montañas de alrededor empezaron a desmoronarse y desprenderse hacia la laguna de lava.

 Los enanos entendieron tu actuación y descendieron junto a ti. Sin bajarse de sus grifos y mirando a su alrededor pendientes de que la tierra pudiera actuar de nuevo de manera violenta, te dieron una respuesta a tu presentación.

- Te daría una bienvenida más gustosa pero has llegado en mal momento druida - dijo el enano con tono enfurecido

- La tierra está expulsando lava y provocando terremotos y no sabemos porqué, hacía mucho tiempo que este territorio no se volvía de nuevo hostil, esto es igual que cuando el maldito demonio estaba vivo - comentó refiriéndose a Illidan.

- No sé a qué focos te refieres, tan solo te pido que si está en tu mano consigas averiguar que sucede y si no, lárgate de esta tierra antes de que salgas herida ¿de acuerdo? nosotros no podemos controlar esto, tan solo vigilamos los cielos, supongo que tu llegada estaba más que prevista por nuestros líderes - finalmente el jinete montó de nuevo en el grifo, pero no se elevó al cielo aún por si tenías que decirle algo más.

 Escuchó atentamente las palabras del guardia y asintió. Hacía mucho tiempo que la tierra no se comportaba así. Se le pasó por la cabeza que ya que aquella tierra se negaba a darle respuestas quizás los encargados de ambos asentamientos podrían darle alguna información. Vio como el guardia volvía a su montura y se acercó a ellos.

 Con algo de recelo pero aceptando finalmente, aquellos dos enanos te escoltaron hasta la fortaleza Martillosalvaje. Aquel lugar estaba perfectamente elaborado con piedra, como si se tratase de una verdadera obra de arte. Había decenas de criaderos de grifos, los cuales en libertad eran adiestrados por los enanos para que fuesen fieles monturas y combatientes en una guerra que nunca acaba. Notabas como muchos de los enanos que allí vivían te miraban con desconfianza, a pesar de que fueses una druida del círculo seguías siendo una Tauren, raza que pertenece a la facción rival de la Horda.

Tras varios minutos, te guiaron al interior de uno de los edificios, no sin antes dejar a un lado sus espléndidas monturas voladoras. Te indicaron que en la planta más alta se encontraría a Falstad, el líder provisional del bastión en ausencia de Kurdran. Si decides seguir adelante, encontrarás un gran trono de piedra que alberga a un enano de semblante fuerte pero que a la vez inspira confianza, se trata de Falstad Martillosalvaje, alguien que por su aspecto se notaba que había visto mucho mundo.

- Adelante joven druida, estás invitada a nuestro hogar, intentaré ayudarte en lo que me sea posible, puedo hacerme una idea del motivo de tu visita, pero todo lo que puedas contarme facilitará el transcurso de esta interesante charla - comentó mientras se mesaba la barba y clavaba su mirada en ti.

 Mientras volaba hacia el bastión, los enanos se colocaron cada uno a un lado de ella. Mayef casi se sintió como si la llevaran prisionera y rio para sus adentros, seguramente si hubiera sido una elfa nocturna, hubiera sido todo distinto. Una vez en su destino, tras echar un vistazo a la gran y exquisita arquitectura enana, volvió a notar las miradas desconfiadas de todos los integrantes de aquella pequeña casi ciudad. La siguieron "escoltando" hacia un enorme edificio donde le indicaron que en la planta más alta encontraría a Falstad, líder provisional. Subió con la mirada de los guardias clavadas en su espalda y llegó a la habitación que ocupaba el líder encontrándose con un enano sentado en un gran trono de piedra. La observaba con tranquilidad y tras darle una cordial bienvenida, le señaló un asiento para que se sentara.

 El enano se levantó de su trono y comenzó a andar hacia ti. La diferencia de altura era notable pero eso no hacía que aquel enano se sintiese inferior a ti.

- Tengo mis sospechas de qué está sucediendo, pero es algo que es difícil de constatar - comentó mientras te miraba esbozando una media sonrisa

- Las sacudidas llegaron hace un par de días, aunque en el calendario Azerothiano eso sería casi un mes, sin embargo esta tierra está casi abandonada, tanto por la Alianza como por otras facciones, supongo que en la Horda os pasará igual - dijo sin tener en cuenta que tu afiliación no era expresamente la Horda

- Sobre esos cristales que comentas, créeme que nunca hemos oído hablar de ellos, posiblemente estén solo en la zona del antiguo Templo Oscuro, y eso también podría estar relacionado con mis impresiones - esta vez el semblante del enano se tornó al de una preocupación excesiva

- Estos acontecimientos me hacen creer que la Legión Ardiente está buscando la manera de volver a atacar tras sus dos fracasos, siempre se ha encontrado una manera de vencerles, no me extrañaría nada que estuvieran planteando su ataque definitivo, pero solo son suposiciones, no me atrevería a dar por hecho un evento tan significativo ¿tu que opinas al respecto joven druida? - aquel enano estaba ansioso por compartir puntos de vista

 Escuchó con atención las palabras del enano. Ellos no tenían tampoco muchas ideas sobre lo que estaba ocurriendo en aquella parte de Terrallende. 

El enano dio una palmada y rápidamente un par de soldados enanos se presentaron junto a el

- Muchachos, os tengo que encargar una misión, así que no me defraudéis - les comentó mientras colocaba su enorme mano sobre el hombro.

- Necesito que protejáis a esta Druida hasta el subsuelo, donde antiguamente había laboratorios de aquellas criaturas viles, quizás su investigación pueda dar frutos entrando en terreno peligroso - el enano parecía decidido y desde luego no pestañeó dos veces antes de prestarte a dos de sus hombres para que te acompañasen.

- ¿Crees que podrás? si te han enviado aquí para investigar el suceso, que mejor que visitar las entrañas de esta tierra manchada por la vileza y que te otorgue algo de protección extra, así al menos no estarás sola. ¿Hay algo que necesites de mi y que pueda ofrecerte para que se encuentre una solución o al menos una respuesta a todo esto? - una cosa estaba clara, aquel enano estaba muy dispuesto a cooperar

 La tauren se sorprendió cuando el enano dio un par de palmadas y dos enanos aparecieron de pronto. Les dijo que iban a tener la misión de escoltarla hasta el complejo subterráneo. La verdad es que no se esperaba aquella cooperación pero era bastante de agradecer, sin duda el lider del asentamiento quería saber porqué ocurrían todos aquellos sucesos. Mayef pensó que porqué estaba al mando de todo el Bastión, pero que no se hubiera sorprendido si el propio Falstad se metía en una armadura y marchaba con ella. 

 Los enanos montaron en sus grifos y tu optaste por usar tu forma de vuelo para ir hasta aquel complejo subterráneo. Tus escoltas no eran muy habladores, a simple vista se veía como únicamente se preocupaban de que estuvieras a salvo pero no de entretenerte durante el camino.

Varios minutos más tarde, llegasteis a lo que sería la entrada a la cueva. Aquella zona era una mezcla de metal y piedra, pero lo más sospechoso de todo no era en sí lo que había alrededor, si no la propia entrada.

Al parecer había una gran roca que taponaba el antiguo acceso ¿se trataba de algún tipo de protección de lo que hay dentro?¿o es un aislamiento a conciencia? sea lo que sea había que buscar una manera de entrar allí y esa roca podía ser un problema

 Esperó a que sus escoltas tomaran sus monturas y murmurando unas palabras, la druida se transformó en su forma de vuelo y comenzó a seguirlos. Viajaban en silencio, parecían de aquellos soldados que se rigen por las órdenes y su cometido se limitaba a acompañarla hasta los túneles cerca de la Mano de Gul'dan. Veía a lo lejos los pozos enormes de lava y sus vapores cálidos que le permitían planear. Los enanos fueron descenciendo hacia una zona donde Mayef pudo distinguir una entrada excavada en la roca. Se detonaban unos soportales de metal tan oscuro como la misma roca pero lo que llamó su atención fue una enorme roca que tapaba la entrada. Tras aterrizar y tomar su forma original pestañeó sorprendida por el tamaño de la roca. 

Los enanos al igual que tu, comenzaron a examinar los alrededores, no había duda de que no existían rastros de desprendimientos por el lugar, tampoco había ninguna marca en el suelo que te hiciera llegar a la conclusión de que había sido arrastrada desde el exterior. Eso solo implicaba una cosa, la roca había sido interpuesta en la entrada desde dentro, eso convertía a aquel lugar en un sitio mucho más sospechoso de lo que podría haberlo sido.

Tus escoltas dijeron con seguridad que hace varias semanas esa piedra no estaba ahí y que tampoco hubo grandes movimientos de tierra como para que fuese algo natural. Esa conclusión les hizo desenfundar sus martillos y adoptar una postura ofensiva, no había duda de que si existía un enemigo en ese territorio, estaría allí dentro.

En cuanto a una posible obertura para entrar, comprobaste que había un hueco en una de las esquinas inferiores, sin embargo no iba a ser demasiado fácil. En ese aspecto tenías dos salidas posibles. O intentar transformarte en ave y apurando tu delicado cuerpo al máximo traspasarla o intentar romper la roca con tu fuerza bruta para hacer el agujero un poco más grande.