Partida Rol por web

Cohen os proporciona una dirección, y Teresa os guía por el camino más corto a través de las transitadas calles de Washington. El piso se encuentra muy cerca del Hospital, y por tanto también cerca del campus. 

La noche de Washington está en calma, los edificios son impresionantes, y a cualquiera que le guste la arquitectura es capaz de apreciar la belleza y simetría de casi todos ellos.

Tardáis tan sólo unos 10 minutos en recorrer la distancia que separa el hospital de la dirección indicada por Cohen, y cuando estáis a punto de llegar os sorprende la lluvia. Empieza a caer agua repentinamente y la gente poco habituada empieza a buscar sitios donde guarecerse, o a llamar taxis para ir a sus destinos.

En la puerta del bloque de apartamentos Teresa se detiene indicándoos que habéis llegado a vuestro destino. No hay portero ni nadie que vigile la entrada, y Fuller vive en el 11º piso. La letra C.

Aquí es… dice Teresa llegando al portal… ¡ahora es cosa vuestra de nuevo!

—Bueno, pues subamos —digo, mirando hacia arriba en el edificio, dándome cuenta de que por mucho que mire, no sabré exactamente cuál es el C, por lo que me da igual ver si hay luces o no en cada piso. Dicho esto, me embuto de nuevo en mi ropa y acelero un poco el paso hacia el interior, como si fuera un transeúnte guareciéndose de la lluvia y aprovecho la poca luz para ofuscarme y subir sin que nadie me vea.

Miro el edificio y asiento: Vamos.

Cuando estoy entrando miro en el buzón de ese número… a ver que nombre pone.

En el buzón pone claramente Joseph Fuller.

Subís en ascensor y tardáis muy poco en llegar hasta el piso correspondiente.

Salís a un largo pasillo con 2 puertas a cada lado, a mano derecha encontráis las escaleras que suben a los pisos superiores y bajan hasta la calle. Al final del pasillo hay una pequeña ventana que da a la escalera de incendios.

A medida que avanzáis va creciendo un poco la tensión y notáis algo en el fondo de vuestros estómagos, como la calma que precede a la tormenta. Y realmente aún no habéis hecho nada ni ha pasado nada.

A la izquierda están las puertas A y C, y a la derecha las puertas B y D. Vuestro objetivo es la puerta C, al fondo del pasillo a la izquierda. Cerca de la ventana.

Habéis llegado a vuestro destino.

Supongo que esto es trabajo para ti y tus habilidades de clan, Teresa. Comento mirando la puerta. Aunque si Cohen tiene fuerza (o habilidad) suficiente como para... abrirla sería menos sospechoso.

Hago un gesto con mi mano para que guarden silencio. No sabemos si puede haber alguien dentro o no. Me acerco a la puerta y me pego a ella para intentar oír lo que pudiera venir desde dentro. Mientras tanto, busco entre mis cosas para sacar mi ganzúa. Si no oigo nada, procedo a abrir.

Teresa mira a Lori… ¿tú también sabes de que clan soy? Dice en voz baja sorprendiéndose ante tal seguridad después mira como Cohen intenta abrir la cerradura.

No os parece oír a nadie dentro. Cohen se agacha junto a la puerta, saca una ganzúa y se pone a juguetear un rato con la puerta, pero al cabo de un minuto resopla resignado y se aparta un paso.

Le ha resultado imposible abrirla...

¡Vaya…! ¿Qué hacemos ahora? Teresa sigue hablando en voz baja.

¿Yo también....? Pensaba que era bastante lógico, me disculpo. Viendo que tienes una ganzúa, déjame probar a mi, Cohen. A lo mejor tengo buena suerte (y todo).

Lori agarra la ganzúa y se pone a trastear con la puerta, se está alrededor de un minuto y cuando parece que va a desistir oís los tres un click... y la puerta se abre ligeramente.

Lori acaba de abrir la puerta y los 3 pasáis rápidamente antes de que los vecinos se alarmen por tanto jaleo. Cerráis la puerta  tras vosotros y examináis la habitación.

Estáis en una especie de salón, con unas puertas dobles que dan a una terraza a mano derecha, y un par de puertas correderas enfrente vuestro al extremo opuesto del salón, una a cada esquina. A la derecha sobre una pequeña mesilla reposa un enorme televisor de plasma de 40´. Hay un portátil sobre la mesa central del salón y una foto reposa en la pared opuesta en una encimera.

No parece haber nadie en el salón

Teresa se mira de arriba abajo ¿y porque es tan lógico? Dice sin elevar la voz, después de que Lori abra la puerta entra.

Si no hay nadie en la habitación enciende el portátil, le baja el volumen (antes de que suene la musiquita del sistema operativo) y sube toda la información que pudiese haber a la nube.

No sé, creo que es la imagen general que tengo sobre ti. Suspiro y la miro de arriba a abajo: Como te metes las manos en los bolsillos, tu actitud hacia Vitel y por cómo hablas de Fuller. ¿Qué pasa? Pregunto intentando sonar amistosa, ¿es un secreto? ¿Te molesta que yo lo... sepa? No te preocupes, si es así, no pienso contárselo a nadie.

¿Las manos en los bolsillos? Dice Teresa sorprendida sacándose las manos rápidamente y mirándose las palmas ¿de Fuller? Ya te dije que a Fuller no lo conozco… y lo que sé de él te lo he dicho…

Seguidamente va inspeccionando poco a poco el lugar, aunque en ningún momento eleva su tono de voz ¿mi actitud hacia Vitel? Creo que desconfías mucho de mí… y confías mucho en Marcus y… él no es tan… ¿Cómo decirlo? ¿honesto? Como crees… investígalo a fondo… puede que te sorprendas… para decir esto ultimo mira a Lori a los ojos y seguidamente los aparta… igualmente es cierto que no me ha gustado ni un pelo la reunión y he tenido un... ¿desencuentro? con el príncipe, pero no creo que haya sido para que todos os pusierais tan a la defensiva… una cosa es que no se os caigan los anillos por hacerle un favor como bien dice Cohen y otra cosa es haberlo defendido a muerte a pesar de que… esta jugando con nosotros… aunque bueno… seguro que ustedes no pensáis que él este jugando… solo te pido… si es que te puedo pedir algo… que al menos… si al final de todo resulta que llevo razón… no digas que no os advertí…

Y volviendo la tema del clan… no es que sea un secreto… ni me molesta que tú creas que yo soy gangrel, al fin y al cabo no me desagrada ese clan… lo que me sorprende es que yo no se lo he contado a nadie…

Me encojo de hombros y comento: Ya te he dicho que es sólo una intuición, Teresa. No es lo que has dicho, sino más bien el cómo. Escucho atentamente lo que dice de Vitel y la miro fijamente: Por favor, cuénteme más sobre ese asunto. Como recordará, soy nueva en la ciudad y no sé nada sobre Vitel ni lo que pasa en esta ciudad. Y no dudo que su experiencia sobre el tema será mayor.