Partida Rol por web

Vuelvo a donde esta Tabitha y le digo donde acaba el liquido.

- Sea lo que sea lo que acabó con Emilio, tenemos que avisar a los primogénitos. - te respondió Tabitha... - Bjorn o Glenn* pueden encargarse de eso. - 

- ¿Puedes avisarles? - te indica dándote su móvil. En la agenda de Tabitha encuentras los teléfonos tanto de Bjorn como de Glenn, además de unos cuantos más. - Voy a echar un vistazo a ese rastro que me has dicho. -

Teresa llama a Bjorn, pero también sigue detrás de su nueva compañera mientras habla (Si contesta le digo exactamente lo que ha pasado).

Por el camino Bjorn te coge el teléfono, atiende tus explicaciones y te indica que avisará a los primogénitos ahora mismo.

Tabitha sigue la dirección que le indicaste y llega hasta donde el rastro finaliza... Echa un vistazo en ambas direcciones de la calle y vuelve la mirada hacia ti:

- No tiene pinta de que esa criatura haya avanzado hacia ninguna parte. Aquí desapareció así que deben de habérsela llevado en el vehículo que se detuvo aquí - dice señalando las marcas del asfalto. - Necesitamos a alguien como Cassandra para que venga aquí y nos ayude a rastrearlo... -*

Teresa mira el escenario de los hechos con rabia… esta bien, encárgate… tras decir esto mi personaje se marcha.

Vuelvo a la biblioteca de los toreador e intento investigar más sobre el príncipe, ya estaba entre solo tres nombres, y también intento investigar cosas sobre lo que me sucede o qué podría ser aquel ser que ataco a Emilio.

En muy poco rato llegas de nuevo a la biblioteca. Ya te conoces parte del lugar, y los protocolos, así que apenas tardas unos segundos en firmar el registro de entrada y adentrarte en la biblioteca para comenzar a buscar.

Mientras estas recogiendo uno de los libros ves cómo el tipo que Vitel os mandó buscar, el sangre débil: Nathan Scott, está cerca de la entrada de la biblioteca. Se encuentra de pie parado, está hablando con el encargado que antes te dio una nota para hablar con Chas, y ahora mismo puedes observar cómo el encargado le da otro papelito similar a Nathan. No estás muy segura pero intuyes que va de lo mismo, el primogénito toreador quiere hablar con Nathan.

Comienzas a preguntarte si ha sido casualidad, o si el primogénito está intentando hablar con varios vástagos en privado con algún oculto propósito.

Si pasa por mi lado le pregunto ¿para que te han llamado?.. si puede saberse claro

En cuanto Nathan desapareció siguiendo al bibliotecario, volviste a enfrascarte en los libros y en su estudio, descubriendo que la biblioteca te ofrecía mucho material y multitud de posibilidades.

Después de una profunda investigación, acabas contrastando bustos y vagas descripciones para eliminar alguno de los tres candidatos que te quedaban. Casio Querea, Lucio Elio Sejano y Nevio Sutorio Macro.

Tras varios caminos sin salida acabaste descartando a Casio Querea por varias descripciones que no coincidían y por la multitud de testigos en su muerte. Hubiera sido muy difícil simular una muerte así para luego abrazar a alguien.

Te quedaban dos posibles candidatos.

A la par tenías abierta otra ventana del navegador buscando información acerca de la extraña criatura, pero a pesar de todos tus intentos la búsqueda resultó infructuosa.

En ese momento te vibró el móvil, tenías un email de un remitente desconocido para ti*:

"Él sabe qué estás haciendo. Lárgate de ahí."

Intento parecer tranquila, cojo el remitente del correo (si ya tengo el correo en mi móvil no hace falta coger la dirección), y borro el historial, cookies, etc. de todo lo relacionado con la búsqueda del verdadero Príncipe. El resto lo dejo, para que piensen que he estado investigando lo otro.

Si el ordenador tiene cámara web y micro, lo pongo en conexión para cuando llegue quien sea que le grabe todo lo que dice y hace hasta que se dé cuenta.

Esta información que se vaya del tirón a la nube y yo ya la miro con el móvil.

Cuando este fuera contesto al correo con un “¿Quién eres?”

Segun sales de la biblioteca y acabas de enviar el mensaje, levantas la vista para toparte con alguien que jamás esperarías.

Estás en la cima de las escaleras que bajan, y justo en el primer escalón de abajo, Jack Nicholson, el famoso actor de Hollywood, tapado por una gabardina larga y con un sombrero, mira en tu dirección con una sonrisa.

 No hay gente en los alrededores, y casi te parece algo surrealista. Algo que no debería estar pasando pero es real. Frente a ti, el famoso actor de Hollywood está plantando, casi como si te estuviera esperando.

Pero algo se activa en tu cabeza advirtiéndote de que algo no va bien. Su rostro... su rostro es demasiado joven, te recuerda a cuando participó en la película de "El Resplandor". Es imposible que sea de verdad Jack Nicholson, tendría que ser mucho más viejo.

Mientras por tu cabeza pasan mil opciones para darle explicación, el tipo, sin que la sonrisa desaparezca de su rostro en ningún momento, te dirige la palabra:

- Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí? Un pequeño pichoncito... -

El tipo avanza un escalón en tu dirección sin dejar de sonreir.

- Tranquila, no voy a hacerte daño. Sólo voy a aplastarte los sesos. -

Intento evitar que me mire directamente a los ojos y me pongo a tararear una canción para no escucharle, concentrándome en seguir la letra, para asi no escucharlo.

El hombre subió las escaleras lentamente, como si saboreara cada momento, tratando de aumentar la tensión.

Te dio tiempo de sobra a concentrar tu sangre y activar tus disciplinas; y a la vez que notabas cómo crecían tus garras, pudiste observar cómo los brazos de Jack comenzaban a transformarse. Lo que en principio eran unos brazos sólidos de carne y hueso comenzaron a fluctuar y moldearse hasta que adquirieron la forma de dos enormes espadones. Varios pinchos de hueso aparecieron cubriendo todo el cuerpo de Jack a modo de armadura.

Jamás habías visto algo parecido aunque te sonaba haber oído hablar de ello. Parecían poderes Tzmisce, o al menos su temida disciplina vicisitud.

Con una sonrisa de psicópata el tipo continúa hablando cuando se lanza con sus brazos-espadas hacia ti...

- ¡Me encanta que se resistan! -