Partida Rol por web

El desconocido no respondió ante las palabras de agradecimiento de Jude, estaba mas pendiente viendo como se acercaban esos, mas en cuanto se subió a la parte trasera de la moto dijo de forma escueta. - Agárrate fuerte.

Le dió gas haciendo que la rueda patinase un poco, marcando el caucho negro sobre el asfalto y dejando un olor a quemado.

Podría haber parecido una acción un poco exagerada, pero viendo como uno de los sujetos que vestían como un grupo heavy sacaba una pistola quedó totalmente justificada.

- ¡Eh, esperad vosotros dos!. Gritó ya corriendo en su dirección uno de ellos mientras el otro se quejaba. ¡Joder, se largan! 

Jude se tuvo que agarrar rodeando con sus brazos a aquel hombre por la cintura,  pues de lo contrario la inercia la habría tirado.  La moto salió muy rápido y dejó distancia con el banco y los asaltantes, de tal forma que ya apenas se escuchaban sus insultos. Un disparo se llegó a oír aunque la bala silbó el aire con poco acierto, pero dando a ver que eran una gente peligrosa.

El motorista no se detuvo, miró hacia atrás en un par de ocasiones y no habló,al menos no hasta que llegaron a una zona cercana al puerto donde fue bajando la velocidad. 

- Siento repetirme esta noche pero...¿estas bien?. Voy a parar aquí un momento. Detuvo la moto junto al paseo marítimo, mucho mejor iluminado que la calle de la que habían huido.

Jude bajó de la moto como un acto instintivo en cuanto se detuvieron y el la aseguró con el caballete y se quitó el casco.

- Esta ciudad esta podrida, esa gente era pura escoria. Dijo lamentándose hasta parar cuenta que ambos nos e conocían, eran simples desconocidos. - Me llamo Marcus.... 

Tuve que sujetarme fuerte a aquel hombre para no caerme cuando salió con la moto de aquella manera, pero dado que me había ayudado, tampoco iba a ponerme demasiado remilgada ¿no? Además, no sabía lo que iba a haber debajo del casco pero físicamente era un hombre bastante atractivo. Vamos, que tenía un cuerpo bastante agradable como para agarrar.

Ahora que me daba cuenta, por el frío que hacía sobre la moto, me había dejado la chaqueta en la fiesta. Menos mal que no me había separado del bolso, sino tendría que volver y eso sí que no me apetecía.

- Sí, estoy bien. - Aquel tío me había ayudado, pero no podía contarle la parte en la que había destruido una fiesta sólo porque me había cabreado porque mi jefa era la mayor zorra del planeta.

Para cuando me bajé de la moto se quitó el casco y al menos así, olvidé mis problemas un poco. Definitivamente era de esos hombres que se volvían bastante más interesantes con el casco puesto. Y para cuando me di cuenta de lo que estaba pensando me reprendí a mí misma por pensar aquellas cosas encima que me había ayudado.

- Yo soy Jude. Te agradezco mucho la ayuda.

Me quedé un poco sin saber qué decir y cuando me di cuenta que los silencios no me gustaban demasiado, al menos no los que me hacían sentir así de incómoda, busqué mi móvil en el bolso.

- ¿Sabes dónde puedo pillar un taxi aquí cerca? - No quería molestar a nadie más, por lo que cogería un taxi y me quedaría en casa hasta que me aburriera de seguir llorando.

- No hay de que Jude, apenas hice, tan solo conducir mi moto. Dijo restando importancia al asunto, legando a desviar por un momento su mirada hacia las luces que se reflejaban en las aguas del puerto.

- ¿Un taxi?. Debes estar de broma, no pienso dejar que pagues pudiendo acercarte. No me cuesta nada, en serio.Te miró de nuevo, esta vez de forma directa aunque aflojó su insistencia pues intuyó que tal vez no te fiarías de un desconocido y que quizás se estaba tomando demasiadas confianzas que serían mal intencionadas.

- Entiendo....Hay una cafetería cerca, desde ella te pueden avisar a un taxi si no tienes cobertura. Deja al menos que te acerque hasta allí, podemos hacer un café mientras esperas que venga el coche.

Corrección del post anterior ( con el cambio de imagen) que no me deja editarlo.

Tuve que sujetarme fuerte a aquel hombre para no caerme cuando salió con la moto de aquella manera, pero dado que me había ayudado, tampoco iba a ponerme demasiado remilgada ¿no? Además, no sabía lo que iba a haber debajo del casco pero físicamente era un hombre bastante atractivo. Vamos, que tenía un cuerpo bastante agradable como para agarrar.

Ahora que me daba cuenta, por el frío que hacía sobre la moto, me había dejado la chaqueta en la fiesta. Menos mal que no me había separado del bolso, sino tendría que volver y eso sí que no me apetecía.

- Sí, estoy bien. - Aquel tío me había ayudado, pero no podía contarle la parte en la que había destruido una fiesta sólo porque me había cabreado porque mi jefa era la mayor zorra del planeta.

Para cuando me bajé de la moto se quitó el casco y tuve que hacer peripecias para no abrir la boca por la sorpresa. Cualquier tío podía estar bueno vestido así y con un casco, pero este parecía que acababa de salir de la página central de una revista.

- Yo soy Jude. Te agradezco mucho la ayuda.

Me quedé un poco sin saber qué decir y cuando me di cuenta que los silencios no me gustaban demasiado, al menos no los que me hacían sentir así de incómoda, busqué mi móvil en el bolso.

- ¿Sabes dónde puedo pillar un taxi aquí cerca? - No quería molestar a nadie más, por lo que cogería un taxi y me quedaría en casa hasta que me aburriera de seguir llorando.

Por unos instantes me pareció que le había ofendido con lo de coger un taxi, pero por muy bueno que estuviera seguía sin parecerme una buena idea que me llevara a casa. Seguro que había sicópatas con mejor pinta que él por ahí perdidos.

- No es... - Por suerte, pareció entenderlo sin tener que decirle que no le conocía de nada y aunque en un impulso me había subido a la moto, tampoco quería llevarlo hasta la puerta de mi casa.

- Lo del café me parece una buena idea. Qué menos que invitarte a uno por haberme sacado de ahí.

Ese plan me gustaba bastante más y no me hacía sentir tan incómoda.

- Soy nueva en la ciudad y no sé donde está apenas nada. Creo que eso ya ha quedado claro con mi paseo nocturno de antes ¿no? - Trataba de bromear, aunque se podía ver que aunque yo dijera que estaba bien, no lo estaba del todo.

Justo en aquel momento sentí un escalofrío y me volví a acordar de mi chaqueta. No si es que aquellas cosas sólo las hacía yo...

- Perfecto, podemos ir caminando. Esta justo al otro lado de esa esquina. Dijo asegurando su moto, se le notaba que la tenía aprecio y aunque no era una moto nueva estaba bastante bien cuidada.

- Deberías probar de conocer mejor la ciudad de dia. O acompañada si lo haces a estas horas. Dijo mientras caminaba a su lado con a mirada esquiva observando esas calles tan tranquilas.

- Perdona, debes pensar que soy tu padre con tanto consejo plomizo. Me sale la vena de poli, y yo que pensaba que se me iría con el tiempo al haber dejado mi trabajo..

La cafeteria a esas horas estaba desierta, así que les atendieron de forma rápida. - ¿Un teléfono?. Si, puede llamar desde ese de ahí. Le indicó un camarero a Jude mientras Marcus buscaba una mesa y pedía dos cafés.

Mientras marcaba el número de la agencia de taxis Jude se distrajo viendo las noticias en la tv que había encendida.

La banda del ajedrez volvió a golpear anoche en la vecina localidad de Chatham City. Robaron en una prestigiosa joyería de la zona centro y escaparon tras una espectacular huida en coche.*

Me quedé observando como dejaba bien la moto, dándome cuenta de que debía tenerla mucho cariño por como la estaba mimando para que no la sucediera nada. Comencé a caminar a su lado, tras asentir a lo que dijo de la cafetería.

- No suelo salir a pasear de noche por ahí... - Me excusé un poco aunque lo miré con cara de "no hace falta que me eches la bronca por eso que no soy tan inconsciente", aunque en este caso lo hubiera sido. - Me han hecho ir a una fiesta a la que habían invitado a la empresa en la que trabajo y... - bajé la cabeza dando a entender que aquello no había ido como hubiera esperado. - el caso es que a mi jefa la premiaban por un trabajo que había hecho yo, no ella y en fin...

No podía decirle lo que había sucedido después, estaba claro, ya que los únicos que sabían de dónde venía yo eran mis padres y porque ellos me hubieran querido igual.

- Así que poli... - Levanté la cabeza y lo miré de arriba a abajo. - Te pega. - Totalmente, tenía esa apariencia de chico duro que nos gustaba a todas las mujeres. - Mira, algo tenemos en común, yo seguramente presente mi carta de dimisión y eso que me había mudado a esta ciudad precisamente por este trabajo.

Me acerqué al teléfono y llamé a un taxi, diciéndole que viniera en una media hora, más que nada para que me diera tiempo a tomarme ese café sin dejar colgado a Marcus, que me había hecho el favor y encima se había portado muy bien conmigo. Eso sí, me quedé un poco ensimismada viendo la tele mientras sonaban los tonos del teléfono.

- Suena retorcido, esa jefa tuya no tiene pinta de ser muy buena persona. Ladeó la cabeza, como si hubiera recordado algo pero se lo guardó, quedando pensativo mientras ibas ha hacer la llamada.

La compañía de taxís te aseguró que en una media hora enviarían uno a la dirección indicada lo que te daba algo de tiempo para volver a la mesa y tomarte el café de forma tranquila junto a Marcus.

- A veces vengo a este café, es uno de los pocos abiertos en la ciudad a estas horas y que no sea un antro lleno de gentuza. Admitió a tu vuelta, y antes de que preguntaras a que se dedicaba fue el mismo quien atajó resolviendo la duda. - Ahora voy por libre, como investigador privado. Por eso me toca trabajar de noche eventualmente. 

Te miró de forma atenta y directa, una mirada que no se inmutaba, como si le gustara o hubiera quedado fascinado por quello que veía, al menos mientras la mantuvo antes de que vagara hacia el negro de su café.

Sentados junto a un ventanal que caba al exterior pudieron ver como llegaba un taxi, paraba y colocaba las luces de emergencia.

- Parece que ha llegado tu taxi. Que rápido. Dijo ante la evidencia, siguiendo con la mirada como maniobraba el vehículo. Antes de que te levantaras sentiste el roce de sus dedos en tu mano, aquella que tenías sobre la mesa, lo que te provocó un pequeño hormigueo.

- He pensado que quizás algún dia necesites de los servicios de alguien como yo. Nunca se sabe...Te acercó una tarjeta, una forma sutil de dejarte como localizarlo. - Me ha gustado conocerte Jude, espero que volvamos a vernos. Dijo una vez se puso en pie.

Puse una de esas caras que vienen a decir " a mí me lo vas a contar " cuando dijo aquello de que mi jefa tenía pinta de mala persona, pero no dije nada más al respecto. Estaba todo dicho. Por suerte, no iba a volver a humillarme nunca más porque no iba a tener la oportunidad de hacerlo.

Para cuando volví a la mesa y me dijo que era investigador privado no me sorprendió lo más mínimo, pues era eso o algo relacionado con la seguridad privada. Después de ser policía venía a ser lo que más le pegaba.

- No tiene pinta de ser un trabajo muy cómodo. - Dije en respuesta.

De todas maneras, para mí que podía dedicarse a posar delante de una cámara porque era tremendamente atractivo y tenía unos ojos preciosos, unos labios de lo más sugerentes...

- Ya se te está yendo la olla, Jude. - Esperaba que no se me hubiera notado demasiado que le acababa de hacer un chequeo completo.

Levanté la cabeza cuando dijo lo del taxi y la verdad, es que aquella había sido la media hora más corta de mi vida.

Asentí cuando dijo que el taxi había venido muy rápido, pues la verdad es que apenas habíamos hablado nada. ¿Tanto tiempo me había pasado mirándole sin hablar? Aquel pensamiento me incomodaba, sobretodo, porque no me había dado ni cuenta de ello.

- Soy pobre como una rata y seguramente desempleada en cuestión de horas. Deberías buscar clientes que pudieran ayudarte a pagar facturas. - Dije con su tarjeta ya en la mano.

De todas formas, me decepcionó un poco que me diera su tarjeta por si necesitaba un detective y no que quisiera mi teléfono para llamarme en alguna ocasión. Se lo hubiera dado.

- Gracias por todo. - No sabía cómo despedirme de él, sobretodo, porque no se me solía dar demasiado aquello de estar tomando algo con gente que no conocía, por lo que dejé el dinero de los cafés sobre la mesa, ya que había dicho que invitaba yo e hice un gesto con la mano antes de caminar hacia la puerta.

Al menos ahora estaba más tranquila con el tema de la que había liado en la fiesta, que era algo que tendría que estudiar y discutir conmigo misma.

- No lo es, a menudo te crea "inconvenientes", pero tiene sus ventajas. Eres tu propio jefe y trabajas haciendo lo que te gusta. Admitió con una sonrisa que se afiló por momentos, sobre todo cuando te quedaste unos segundos mirándole sin decir nada.

- El dinero no lo es todo, miraría de ayudarte, por eso no te preocupes ..Bueno, también puedes llamarme si necesitas simplemente hablar, aunque no lo parezca a veces doy grandes consejos. O para repetir este café. Dejó caer al final finalmente, dejando ver que tal vez lo de la tarjeta tan solo fuera el pretexto de darte su número sin hacer demasiado evidente que quería volver a verte.

- Por si mañana te quedas sin trabajo y no te da para llamar, si quieres...podrias apuntarme tu número detrás de esta otra tarjeta. Puedo llamarte para comprobar que estés bien, no me fio que te de por dar otro paseo nocturno. Dijo bromeando ya cuando te levantabas del asiento.

- A ti por el café Jude. Dijo viendo como te marchabas, sin perder detalle hasta que ya saliste del local.

Fuera el taxi que esperaba tocó el claxon ya cuando estabas a punto de subirte ya que no te había visto llegar.

- Buenas noches. ¿A donde la llevo?. Dijo el tipo que la miró a través del espejo retrovisor.

Visto desde cualquier otra persona, el que un detective privado dijera que le gustaba su trabajo se hacía raro. Personalmente, jamás se me hubiera pasado por la cabeza dedicarme a algo así, antes me veía malviviendo de camarera en algún garito extraño, pero lo suyo era vocación y lo respetaba totalmente.

- Espero no necesitar nunca un detective privado. - Dije moviendo las manos. - Eso significaría que de alguna forma tengo problemas... - Lo dije sonriendo pues claramente lo decía por eso, no por no necesitarlo a él, porque vamos, siendo tan atractivo, si era medianamente agradable, seguro que podría chascar los dedos y cuatro mujeres caerían rendidas a sus pies.

Al oír lo de repetir el café se me escapó una sonrisa, pues momentos antes estaba pensando en eso precisamente y vamos, para qué negarlo, mi ego subió un poco, que últimamente tenía la autoestima un poco tirada por los suelos.

Metí la mano del bolso, saqué un bolígrafo que escribía en color naranja, para que se notara que lo mío eran las bellas artes y me acerqué a su tarjeta. En ella escribí mi nombre y mi número de teléfono.

- Ahí tienes. Todo sea por hacer que estés mas tranquilo. - No me lo creía ni yo.

Para cuando abrí la puerta del taxi y me senté en la parte de atrás seguía sonriendo y eso que mi noche, quitando este rato, no podía haber sido más desastrosa.

Le di la dirección de mi piso al taxista.

- ¿Donde dice?.

El taxista miró a Jude y preguntó como si no hubiera escuchado bien. No parecía hacerle demasiada gracia hacer ese viaje hasta el barrió que le había indicado la mujer. Pero finalmente se guardó lo que pensaba y la llevó.

Ya en su apartamento se pudo poner cómoda y buscar el descanso que necesitaba, aunque su mente no paraba de darle vueltas a lo que había pasado en la fiesta. ¿Realmente había hecho ella todo eso?. Sabía que era alguien especial, y en el pasado había tenido algún incidente aislado, pero nada como aquello.

Unas voces en el callejón donde daba su dormitorio acompañadas de música que no dejaba apenas dormir obligaron a Jude a asomarse por la ventana.

- ¡Si te molesta te jodes !. Respondió de mala manera una mujer con aspecto de yonkie que estaba armando escándalo junto a dos tipos de aspecto similar.

Jude estaba cabreada, siempre la misma mierda en ese barrio. Se preguntó si podría repetir algo de lo d ela galeria de arte y mandar a aquellos tres a freir espárragos..

Al taxista no pareció gustarle demasiado la dirección que le di, pero vamos, su trabajo era llevarme a la parte de la ciudad que le indicara ¿no? Pensaba pagarle cuando llegáramos. Puede que mi atuendo, con mi pelo azul y eso, pudiera hacer pensar cualquier cosa, pero iba limpia, aún olía a perfume y desde luego, iba arreglada aunque mi maquillaje hiciera tiempo que se había ido a la mierda. En fin, no creía tener tan mala pinta como para que pensase que no iba a pagarle ¿no?

Tras pagar la carrera y apresurarme para meterme en el edificio, pues a esas horas aquel lugar tampoco me parecía un lugar en el que pasearse, tal y como había dicho el motorista antes, subí a mi piso y allí me aseguré de cerrar la puerta tras mi espalda.

Me lavé la cara, me desvestí y no tardé en estar con esas pintas en las que una no quería que la vieran demasiado a menudo. Llevaba una camiseta que me quedaba algo grande y que en su día fue negra de un grupo heavy, unas mallas del mismo tono de gris y unas zapatillas de casa que también habían visto tiempos mejores, pero que me gustaban un montón. Me recogí el pelo en una coleta y me fui directa a la nevera, a hacerme un sandwich. Ya me había comido la mitad de él cuando escuché como en la parte de abajo estaban los yonkis de siempre dando por saco.

- ¡Joder! Se podían ir a otra parte ¿no?

En aquel momento me di cuenta de que igual los podía echar, aunque tampoco quería hacerles daño y eso me daba un poco de apuro. Lo que esa gente necesitaba era ayuda para dejar esa mierda y buscarse una vida mejor, no que los molieran a palos... De todas formas...

Me asomé con disimulo a la ventana, aún lamiéndome la mayonesa de los labios y pensé en si podría hacer que aquella gente se fuera. No sabía si el comportamiento de mi jefa había tenido algo que ver con eso que había visto que salía de mí, esa especie de energía, pero... iba a probar.

- ¡Joder es la poli!. Hay que abrirse antes de que nos la quiten toda y nos enchironen . El yonki estaba mas preocupado de perderse su chute que de pasar la noche en el calabozo. Y así ante la llegada del coche patrulla que 

El coche se detuvo cerca de ellos, con esas luces intermitentes tan molestas, pero no bajó nadie de el ningún agente mientras esos dos salían corriendo. Y cuando ya no había rastro de ellos el coche simplemente se esfumó como si nunca hubiera estado ahí. 

Jude se sacudió la cabeza preguntándose si lo había soñado. Era cierto, deseando que esos dos se largaran justo se le había pasado por la cabeza que los polís que nunca se dejaban caer por ese barrio hicieran algo por una vez.Sospechaba que de alguna forma, esa visión, ese espejismo de luz y sonido lo había provocado ella. ¿Estaba resurgiendo su verdadera naturaleza?

Me quedé observando cómo había aparecido aquel coche patrulla, justo cuando iba a intentar espantar a los yonkis, así que suspiré, pensando que eso sería lo mejor, así no haría daño a nadie. Los yonkis salieron corriendo, aunque claro, cuando unos instantes después del coche desapareció ante mis ojos me hizo quedarme con la boca abierta.

- ¡Hostias! Eso lo he hecho yo... - Dije metiéndome de nuevo en casa aún sin haber cerrado la boca.

La ilusión me había parecido tan sumamente real que hasta yo había pensando que aquello era de verdad un coche de policía.

- ¡Lo flipo! - Dije mirándome unos segundos al espejo.

Claro que en esos momentos se me ocurrieron algunas cosas y me di la vuelta para observar el viejo sofá de la sala.

- ¿Podré crear personas?

Pensé en uno de esos tíos buenos en ropa interior, rollo deportista de anuncio de colonia y traté de hacer que apareciera tumbadito en mi sofá. Nadie me había dicho que practicar con aquellas cosas tuviera que ser aburrido ¿no? Quizás hasta consiguiera que alguno bailara a lo "Magic Mike".

Jude visualizó en su mente, tal y como había hecho con el coche patrulla a un hombre apuesto y fuerte ligero de ropa pero nada ocurrió. En el sofá tan solo estaba ella. Eso le obligó a plantearse que quizás su poder no funcionaba como había creido y algo se le escapaba. Fuera como fuera se hacia tarde y al día siguiente tenía una oficina a la que ir, aunque fuera para que al llegar la despidieran o ella misma presentara su dimisión.

Unas horas mas tarde, tras sonar el despertador le tocó correr, de la ducha a la cocina y tras buscar en su armario ropero dió con que ponerse antes de salir.

De camino al metro una chica se cruzó en su camino, al parecer buscaba a alguien con el pelo azul.

- Tienes que ser tu, me dieron esto para ti. La chica le entregó una nota doblada y no se paró a ver de que se trataba. Echó a andar, parecía confusa y no miró mas atrás.

La fiesta fue una mortificación de patanes, pero entre toda esa basura te vi y entonces supe que había valido la pena perder mi tiempo. Ahora se que no soy el único diferente. Puede verte, quiero volver a verte, nos veremos...pronto.

Esta escrita a máquina y tiene una pequeña mancha en una esquina. 

Suspiré al darme cuenta de que ni queriendo tener un amigo imaginario iba a aparecerme uno.

- Una pena. Era la mejor idea que he tenido en mucho tiempo.

A estas alturas, me volvió a entrar el bajón de nuevo recordando la fiesta y un tanto abatida, terminé lavándome los dientes y metiéndome en la cama. Allí volví a llorar aprovechando que nadie me veía. La verdad es que tenía miedo de lo que podía hacer, no sabía cómo controlarme y para colmo, estaba lo de mi jefa... Había pensado que mudarme a una ciudad extraña era una buena idea, pero me sentía muy sola y estaba en un barrio de mierda que me daba miedo hasta a mí misma... En aquellos momentos me sentía tan perdida...

A pesar de que tanto llorar se me pegó la almohada empapada a la cara, me quedé dormida y cuando desperté, antes de salir corriendo tuve que tomarme algo para el dolor de cabeza. Eran los efectos secundarios de haberme dormido llorando.

Me puse unos vaqueros negros y una camiseta del mismo color. Total, así tenía el día de oscuro.

Salí de casa corriendo para ir a trabajar. Aún no había escrito mi carta de despido, pero pensaba hacerlo aquella mañana en el trabajo.

Ya estaba a punto de meterme en el metro cuando aquella mujer me paró y pensé que estaba un poco chiflada o algo. Salí corriendo y para cuando leí lo que ponía ya estaba metida en el vagón del metro. En cuanto leí aquellas palabras sentí aún más miedo del que había sentido anoche. No quería ni imaginar lo que podría suceder si la persona que había escrito la nota se había dado cuenta...

- Joder claro que se ha dado cuenta... ¿no lees lo que ha escrito?

Miré a todos lados como si temiera que hubiera alguien observándome, siguiéndome.

La décima vez que leí la nota sentí curiosidad.

- ¿Habrá alguien como yo en alguna parte?

No tardé en darme cuenta de que era mejor no saberlo y de que tenía que desaparecer. Si iba a dejar mi trabajo, quizás lo mejor sería que volviera a casa con mis padres de nuevo ¿no?

Como muchas mañanas Jude fue de las primeras en aparecer por la oficina, por lo que no le sorprendió no encontrarse con su querida jefa o el baboso de turno. Con el que se topo fue con su compañero Arthur.

. Buenos dias madrugadora. Vaya nochecita la de ayer, tuvo que ser todo un espectáculo. El joven advirtió la cara de desánimo de su compañera. - ¿No lo sabes?. Ayer mismo despidieron a la arpía, no se que diablos hizo en la fiesta pero la directiva esta mañana ha enviado una circular al correo de la empresa comunicando su cese. 

Amanda que justo había llegado y se estaba quitando el abrigo alucinó con las nuevas que contaba Arthur.. ¿Que me dices?. No si yo ya decia que esa bruja estaba algo chiflada, pero de ahí a arruinar su carrera y acabar de patitas en la calle..¡Que fuerte!.

Comenzó a llegar mas mas gente a la oficina y el peqeño grupo se disolvió, con las ganas de seguir en otro momento con los cotilleos y enterarse de primera mano por Jude que había ocurrido realmente.

Llegando casi la hora de la comida, mientras Jude meditaba lo de su carta de despido fue llamada al despacho del subdirector Adams.

- Por favor señorita Mckinley, siéntese. Supongo que se ha enterado del reciente despido, algo que no esperábamos pero se tuvo que hacer para limpiar la imagen de la compañía. Iré sin rodeos al grano. Como era su  mano derecha la directiva ha pensado que quien mejor que usted para ocupar su puesto, esta al tanto de los proyectos que estan en marcha y como se que es un aumento importante de trabajo el sr. Storm colaborará de forma estrecha con usted para que todo siga adelante sin problemas...

Jude entonces reparó en que Alan estaba junto a la ventana, de pie. No lo había visto al entrar y sentarse ya que los ventanales quedaban en la otra punta de esa sala de juntas.

- Es una pena lo del encargado Smith. Lo de su baja permanente hasta que le operen de la vista. Por lo que dijeron le llevará meses recuperarse.Es por ello que yo seré tu mano derecha en todo lo que pueda. Jude se fijó que Alan llevaba la mano vendada y recordó esas copas estallando durante la pasada fiesta.

Estaba en mi mundo cuando llegué a la oficina, por lo que prácticamente me sobresalté cuando Arthur me habló. Ni siquiera lo había visto. En aquel momento, lo que rondaba por mi cabeza era quién habría escrito esa nota y qué quería de mí... porque algo querría si me había hechos saber que me había visto ¿no?

- ¡Joder Arthur! ¡Qué susto! - El pobre no era feo por lo que sabía que no era por eso por lo que me había asustado aunque diría algo parecido.

Al decirme lo de mi jefa, ahora ex-jefa, me crucé de brazos y puse cara de mujer muy cabreada.

- Me alegro. A la puta de ella la iban a dar un premio por un trabajo que había hecho yo. Encima, la muy arpía le estuvo sacando pegas cuando se lo enseñé...

Eso sí, no tardé en sonreír y cuchichear de nuevo.

- No viste como hacía el ridículo ayer delante de toda esa gente. Creo que estaba drogada o algo.

En realidad, algo me decía que lo que había sucedido había sido obra mía, pero eso no tenía por qué decirlo ¿no? Se merecía todo lo que la había pasado, por zorra.

Al llamarme al despacho del subdirector me preocupé, pues yo aún no había escrito ni una letra de mi carta de despido. Ahora que la bruja no estaba y que el sobón estaba fuera de juego, me parecía que aquel trabajo podía ser muy ameno. Al menos a mí, sin tener que ponerme todo el rato tensa por la gente, me parecía un buen curro.

Llegué al despacho y escuché el ofrecimiento de mi jefe, quedándome claramente sorprendida.

- Pero si apenas llevo tiempo en la empresa... - Dije siendo lo primero que se me pasó por la cabeza.

- Muy bien Jude, echándote piedras sobre tu propio tejado. - Me reprendí momentos después.

En aquel momento el subdirector me hizo mirar hacia la ventana para darme cuenta de que el tío bueno de la oficina estaba allí y reparé en su mano herida.

- Sí, una pena... - Murmuré queriendo quedar bien, aunque por mí podía coger una excedencia bien larga.

Aquello me había descolocado totalmente, así que miré a Adams.

- ¿Tengo al menos un par de días para pensármelo?