Partida Rol por web

- No sea modesta, el trabajo que realizaron juntas fue de gran nivel y apuesto que usted tiene bastante culpa de ello. Entrecruzó los dedos de sus manos entre si y cuando Jude le pidió unos dias para pensárselo miró de forma inconsciente a Alan antes de decir nada.

- ¿Un par de dias?. Entiendo que necesite pensarlo bien, pero... no tarde demasiado en darnos una respuesta. Los plazos del trabajo nos apretan a todos, ya sabe. Este proyecto necesitará si o si alguien al mando para que llegue a buen puerto. El subdirector parecía alguien serio y muy formal, aunque amable, de buenas maneras.

Dejaron que Jude volviera a sus quehaceres en la oficina con la promesa de que el jueves les daría a todos una respuesta a la oferta laboral.

- ¿Se puede?. Preguntó al tiempo en que aparecía frente al escritorio de Jude. - Parece que vamos a ser compañeros por un tiempo. Dijo curioseando discretamente un poco entre las cosas que habían junto al monitor del ordenador.

- Esto..había pensado que..se iba a sentar en una silla cercana y torpemente casi cayó al suelo. - Oh, vaya, estas sillas con ruedas y sin seguros jaja. De forma nerviosa volvió a colocar la silla frente al escritorio y carraspeando antes, recuperando así el tipo acabó de decir lo que quería preguntarle a Jude.

- Decía que había pensado que quizás fuera una buena idea de tomar algo a la salida, esta tarde. Si te apetece claro. Se quedó ahí parado sin decir mas y cuando el silencio le fue incómodo cambio de tema. - Me fijaba en que no tienes fotos sobre la mesa, de familia o de tu pareja.

En el momento en el que dijo lo de " el trabajo que hicimos juntas " estuve a punto de poner los ojos en blanco, pues en realidad, no me había ayudado nada. Únicamente había criticado cada cosa que había hecho y no me había dado ninguna directriz de cómo hacer las cosas bien, simplemente había ido improvisando.

Asentí cuando me dijo que no tardara demasiado tiempo en responder.

- Es sólo que no esperaba esto y necesito consultarlo al menos con la almohada. - Dije quitándole importancia a mi reacción.

Eso sí, como aceptara el puesto, cuando volviera el sobón allí iba a haber unas cuantas palabras.

Volví a mi mesa sin creerme aún lo que había sucedido. Yo iba a presentar mi carta de dimisión y ahora resultaba que en vez de pensar si me iba o no de la empresa, estaba pensando en aceptar o no un cargo más importante. Seguí haciendo mi trabajo durante un rato, aunque la verdad es que sin poder dejar de darle vueltas a las cosas hasta que fue Alan quien interrumpió el rumbo de mis pensamientos.

- Sí, claro. - Le dije señalándole la silla, aunque eso sí, al ver que casi se mataba con ella me contuve para no echarme a reír. - ¿Está nervioso o es muy torpe?

Tal y como me había dicho lo de tomar algo, diciendo que era una buena idea, imaginé que quería hablar sobre el trabajo.

- Me parece bien. Así podrás disuadirme o convencerme de aceptar ese puesto. - Dije bromeando.

Eso sí, lo de las fotos me hizo encogerme de hombros.

- Nunca me ha dado por las fotos. - Dije encogiéndome de hombros. - Tengo unas cuantas de mis padres en el móvil y bueno, no tengo pareja, así que es normal que no haya ninguna foto de él. - También traté de bromear con aquello.

Yo no iba a preguntarle qué tal le había ido con la rubia de las cejas sin teñir. No era asunto mío.

- No pienso hacer eso, convencerte o disuadirte quiero decir. Dijo respondiendo rápidamente sin ánimo de parecer cortante. - Pienso que es decisión tuya y de nadie mas. Además, ¿porque me tendrías que harías caso?. Tras poner en orden la silla caída sonrió por su torpeza.

- Eres de las mías entonces. Nada de fotos y todas las importantes en el celular. Alan cruzó unas palabras mas y se ausentó para volver a su puesto, aunque pronto regresó, ya cuando se acercaba la hora de la salida. Esperó a que Jude estuviera lista y a que esos minutos hasta la hora pasaran para que pudieran salir juntos de la oficina.

- Me apetece caminar un poco. Vamos al parque, hay uno de los mejores puestos de perritos de la ciudad. Alan podía estar en lo cierto, tras caminar unas manzanas el parque central aparecía ante ellos y el olor a comida no tardó en llegar a ellos.

- Me alegro que te ofrecieran a ti la primera el ascenso, no soportaba a tu jefa. Además, tu eres mucho mas simpática, y guapa. Se sinceró Alan con una sonrisa mientras hacian cola en el puesto pues había bastante gente.

Me sorprendió la manera de decirme que era yo la que tenía que decidir, pues tampoco es que le hubiera dicho que iba a hacer caso de su criterio, pero vamos, decidí dejar el tema. Por ahí no íbamos bien.

Seguí charlando con él, aunque cuando se mechó a su lugar de trabajo me quedé observándolo. Parecía que tan extraño como guapo.

Seguí trabajando en mis cosas hasta que casi a la hora de la salida apareció de nuevo por mi mesa y salimos juntos para ir a comer. Eso sí, eligió él el sitio sin preguntarme si me parecía bien ni nada, como si supiera de antemano que me lo iba a parecer.

- Sigue sumando puntos para ser el más extraño de la ciudad...

Asentí ante la propuesta. No me parecía mal pero me hubiera gustado más que preguntara si me parecía bien, si me gustaban los perritos. No me gustaba demasiado que los hombres dieran por supuestas las cosas o peor aún, que decidieran lo que querían hacer y que yo tuviera que decir que sí a todo. De todas formas, decidí seguirle el juego por el momento, si me sentía demasiado incómoda, con no volver a quedar con él fuera del trabajo estaba todo arreglado.

- Me parece bien. - Terminé diciendo mientras caminaba a su lado.

Me sorprendieron sus palabras mientras esperábamos nuestro turno.

- Me han dejado de piedra con la propuesta. Yo tampoco me lo esperaba, la verdad. Esther era una hija de puta y bueno, después de lo de anoche yo pensaba entregar mi dimisión. Ahora no sé qué hacer.

- No era una buena persona. De hecho, la primera vez que supe de ti fue por ella, la escuché criticándote mientras tomaba un café con la chica que conociste en la fiesta, la que venía con nosotros. El vendedor os sirvió lo que habíais pedido y Alan se adelantó a tomar la cuenta. 

- Pago yo, es lo menos por haberte arrastrado hasta aquí. Otro dia si te apetece escoges sitio y ya pagamos a medias.Lo dijo muy seguro, le salió natural como si no hubiera segundas intenciones, o esa sensación dio.

Jude se fijó que Alan era un poco torpe, ya dando el cambio se le habían caido algunas monedas, lo que le recordó su escena en la oficina, con la silla.

- No puede faltar el ketchup y ese toque de mostaza. Se había pringado los dedos, pero al apretar su hotdog un pequeño chorro salió disparado salpicando el top de Jud a la altura del pecho.

- !Oh, lo siento!. No pensé que apretaba tan fuerte...Deja que ahh..te limpie. Acercó las servilletas, pero la mancha estaba en un sitio bastante comprometido y se abstuvo de tocar donde no debía.

Entre todo ese momento de relativa confusión Jude se sintió observada y no muy lejos creyó ver como un tipo le estaba sacando una foto.

No me extrañaba nada que la bruja me hubiera estado criticando, pero la verdad es que me daba igual, prefería no saber qué era lo que había dicho, total, sólo iba a servir para seguir haciéndome mala sangre...

- ¡Ah! Sí... - Puse cara de circunstancia. - Creo que estaba un poco frustrada porque no conseguía que la hicieras caso. - Eso o como llevaba pensando desde que la había visto, puede que se hubiera frustrado con su peluquera por no haberle puesto las cejar con un tinte en condiciones. Yo como sólo tenía pelo en la cabeza y en las cejas y era todo azul no tenía problemas de esos. Era la envidia de toda mujer, no había tenido que depilarme nunca.

Estaba claro que con eso de pagar él estaba tratando de arreglar el haberme traído aquí sin que pudiera decidir.

- Una vez pruebe esos famosos perritos de los que hablar te diré lo que me parece que me hayas arrastrado aquí. - Lo dije bromeando, pues ya me había tomado eso de pagar como una disculpa por no haberme preguntado. Aquello me decía que ya se había dado cuenta.

Una vez con la comida en la mano estaba buscando también el keptchup cuando Alan me pringó la camiseta.

- ¡Menuda puntería tienes! - Menos mal que iba con una camiseta negra. - Tranquilo. Yo lo haré.

En ese mismo momento me sentí observaba, así que levanté la cabeza y vi a aquel hombre haciendo fotos. Yo ya estaba un poco susceptible con el tema de que alguien sabía quién era, así que traté de ponerme en práctica. Dejé de mirar al hombre pero comencé a centrarme en él, repitiendo dentro de mi cabeza: "que se le rompa la cámara y no salga de ella ni una foto". Eso sí, todo mientras trataba de limpiarme la camiseta lo mejor que podía.

Jude se concentró en usar sus poderes para hacer estallar esa cámara, por si realmente aquel hombre estaba sacando instantáneas de ella. Pero tan pronto como trató de hacerlo comenzó a marearse y se tuvo que sostener del brazo de un Alan preocupado, mas cuando ella vomitó el primer bocado que le había dado a su perrito caliente.

- ¡Jude!. ¿Estas...?. Oh dios...dijo sosteniendola entre sus brazos para que no cayera sin importarle si se había manchado.

- Te llevaré a casa, habrá sido cosa de una bajada de azúcar el mareo. Hoy esta haciendo mucha calor. Como pudo cargó con ella, pasando su brazo por encima de su hombro hasta llegar a su coche, un pequeño turismo.

Jude había quedado tan fuera de juego que apenas podía gimotear o asentir, agradeciendo que lo le hubiera sucedido estando sola. Por ello cuando llegaron a su apartamento no se pudo negar a que lo acompañara arriba. Cuando se tendió en el sofá ya estaba mejor y podía respirar con cierto alivio.

- Fue culpa mia..tal vez la comida estaba en mal estado...no se en que pensé para llevarte a ese puesto. Se frotó la sien apuradotemiendo que hubiera sido todo culpa suya.

De repente comencé a sentirme tremendamente mal. Mi estómago se revolvió mientras mi vista se nublaba y lo primero que hice fue echarme hacia delante para vomitar lo poco que tenía mi estómago, es decir, el bocado de perrito que aún ni había llegado a este y el café que me había tomado a media mañana.

Sentí como me tambaleaba y cómo los brazos de Alan me sujetaba. Escuché también que decía algo, pero no entendí nada, la cabeza me daba vueltas.

¿Qué narices me estaba pasando?

Alan ya sabía dónde vivía, pues la noche anterior ya estaba en el coche cuando habían venido a buscarme para la fiesta y no pude protestar ni decir nada cuando me subió a casa y me dejó en el sofá. Por suerte, a esas alturas ya me encontraba algo mejor y podía respirar sin que pareciera que en cualquier momento el aire no me fuera a llegar a los pulmones.

- No es culpa tuya. En realidad hubiera sido peor que estuviera sola y me hubiera mareado, ¿no crees? - Además, algo me decía que esto tenía algo que ver con haber intentado usar mis poderes, que estaba claro que eran como toda una maldición. Primero desencadeno un terremoto en una fiesta, rompo cristales... intento saber cómo funcionan pero nada y ahora esto. Iba a ser algo muy complicado y claro, lo era más cuando no tenían a nadie con quien compartir las cargas, ya que los único que sabían de mi condición no humana eran mis padres y estaban lejos.

- Supongo que tienes razón. Asintió llegando a sentarse al lado de Jude, en el sofá donde ella ya se había incorporado llegando a encender el televisor donde hacían una reposición de una vieja película, el Diario de Noah.

- Vaya, no sabía que la echaban justo hoy. Creo que la habré visto unas cinco o seis veces. Alan se giró nada mas decir eso, por si había suscitado algún tipo de comentario. - No te rias de mi, y si, me gustan ese tipo de películas. ¿Te apetece la veamos?. Si se hace tarde podemos encargar cena, y esta vez eliges tu.

Alan entonces despertó de su mundo y pensó rápidamente que tal vez la ponía en un compromiso. - Oh, perdona, seguro que tenias planes y sin saber como se te ha colado un pesado de la oficina. No hay problema, me puedo ir ya si lo quieres.

Mientras decia esas palabras, mirando a Jude su mano fue a buscar el vaso de agua que antes se había servido, aquel que descansaba sobre la mesilla auxiliar y sin saber como, con aquellas manazas suyas se lo tiró por encima - ¡Oh genial!. Se puso en pie con aquella mancha en la entrepierna que se extendía, como si se hubiese orinado.

- Ah...espero no haberte manchado la alfombra....¿el baño?..Pidió buscando apurado un lugar en el que cambiarse.

Levanté una ceja cuando me dijo que le gustaba el diario de Noah. Levanté las manos cuando dijo que no me riera de él, como diciendo que " dios me librara de reírme " y eso que no era religiosa ni nada parecido.

- Este chico es gay. - Fue lo primero que me vino a la cabeza. La verdad es que yo prefería pelearme por el mando con uno que me dijera que le apetecía ver a Steven Seagal dando tortazos o algo así. En seguida me reprendí a mí misma por ser tan ligera juzgando a los demás, pues sus gustos sobre películas no querían decir nada y eran cosa suya.

- No he dicho nada, pero como te rías cuando me eche a llorar, cobras. - Siempre lloraba a mares con aquella película. Me daba muchísima pena cuando ella se va y Noah se queda solo y la escriba una carta al día durante un año, pero ella no las recibe porque se las coge su madre...

Lo de la cena me parecía una buena idea, pues no tenía muchas ganas de cocinar.

- Espera que tengo por aquí...

Me levanté y abrí un cajón, sacando la carta de varios sitios que ponían comida para llevar que había ido recopilando en el poco tiempo que llevaba ahí.

- Tenemos comida mexicana, china, un kebab y un italiano que sirven comida a domicilio cerca. ¡Ah! Y un sitio donde ponen hamburguesas, patatas, alitas y cosas así. - Dejé todo aquello sobre la mesa, pues aún era pronto para cenar.

De nuevo apareció el Alan más torpe del mundo y tuve que reparar en su entrepierna.

- Te pones demasiado nervioso. Eres como un accidente andante. - Le dije riéndome porque no lo pude evitar.

Le señalé el baño.

- Tienes un secador de pelo en el segundo cajón, por si quieres secarte, aunque echa bastante caliente el aire, yo que tú me quitaría los pantalones antes de usarlo si no quieres que te incube los... - me volví a reír. - ¿Prefieres que te deje un pantalón de chándal?

- Por algo me dicen siempre que estoy medio gafado. ¿Sabes que una vez me llegó a caer un rayo?. Afirmó con naturalidad enarcando ambas cejas y sonriendo.

- Un pantalón estaria genial, al menos hasta que arregle...esto, bueno, será temporal. Prometo devolverte la prenda perfectamente como nueva. Dijo de camino al baño donde no acompañó la puerta para cerrar y quedó un poco abierta. Confería gracias al reflejo del espejo una visión del interior donde Alan se cambiaba.

- Ahm..¿no tendrás una sudadera que te quede ancha por un casual?. Se me mojaron los bajos de la camisa al llevarla metida dentro del pantalón.

Salió con los pantalones prestados, implorando tu santa paciencia hasta que le dejaras algo con que cubrirse y como desviando el incómodo tema se puso a mirar los panfletos de comida para llevar. - ¿Te apetece un mejicano?. Nachos con queso y unas fajitas de pollo..Se acercó con el papel y los teléfonos hasta llegar a tu lado y de repente te mostró algo que había encontrado. - Que curioso,¿ guardas una foto tuya de la noche de ayer, la del apagón?. ¿Quien te la hizo?.

Jude recordó haber cogido publicidad bajo su puerta, del buzón, pero al ver que era mas de lo mismo no la había mirado bien. En la foto se la veía a ella saliendo de la fiesta apresuradamente, una instantánea con poca luz pero enfocada claramente para captarla a ella. Esa inquietante fotografía despertó temor, dudas y ira en la joven haciendo que su poder se descontrolara por completo, pero sin llegar al extremo de la otra noche.

- ¿Otro apagón?. Creo que nos vamos a quedar sin cena y peli...OOopss!. Dijo Alan buscando a tientas en la oscuridad un lugar al que moverse hasta que, como no, tropezó con Jude y ambos fueron a parar al suelo. - ¿Estas bien?. Preguntó escasamente a un palmo de su rostro, tumbado sobre ella.

La verdad es que este hombre me estaba dando penita. Con todo lo bueno que estaba despertaba en mí más la sensación de que debía protegerlo de si mismo que la que debería despertar un hombre con su atractivo físico. Se dejó la puerta del baño abierta y al ir a pasar para lllegar a mi habitación y coger la ropa que me estaba pidiendo, se me escapó la vista.

- Con lo bueno que está... - Era un desperdicio, sin duda. Me gustaba físicamente, pero cuando veía que no daba pie con bola toda mi libido desaparecía y me sentía como si de repente estuviera en un refugio de animales y quisiera salvarlos a todos.

Tras darle el pantalón salió momento después, buscando una sudadera, aunque me parecía que por mucho que le diera la más ancha que tuviera le iba a quedar un poco estrecha. De todas formas, fui a buscar una. Se puso a mirar lo de la comida pero cuando me acercaba y dijo lo de la foto se me heló la sagre.

- ¿Qué foto?

En cuanto la vi sentí como de nuevo me descontrolaba. Era incapaz de controlar mis emociones y por un momento, temí hacer daño a Alan sin querer.

- ¡Voy a tener que empezar a hacer yoga para controlarme!

Para cuando quise darme cuenta, la mala suerte de Alan se hizo contagiosa y terminé bajo su cuerpo en el suelo. Tardé un poco en reaccionar, porque me di cuenta de que incluso se las había arreglado para terminar entre mis piernas y bueno, a pesar de su torpeza una no es de piedra.

- Sí... - suponía que estaba bien, aunque temía terminar haciendo una locura y acabar acostándome con una persona que no me atraía más que físicamente y encima trabajaba conmigo. Aquello no era una buena idea. - Estoy bien...

Alan dudó por un segundo antes de decidirse a ponerse en pie y ofrecer una mano a Jude para que se incorporase. Y eso que estuvo tentado de besar los labios tan sugerentes que había tenido tan cerca. Pero como buen caballero inglés que era dió un respingo de forma rápida.

- Vaya, creo que entonces tendremos que dejar la cena para otra ocasión en que haya mas luz. Se colaba la claridad de la calle, donde si parecían haber electricidad algo que ayudó para que en el interior del apartamento de Jude se pudieran mover sin tropezar de nuevo.

- ¿Te importa si me llevo la sudadera?. Prometo devolvértela mañana, en la oficina. El hombre aguardó por si su compañera de trabajo tenía algo que objetar o cualquier cosa que añadir, y en cuanto pudo recogió sus cosas y se acercó hasta la puerta donde esperó a la anfitriona.

- Esto.. lo he pasado muy bien. Lamento eso si el incidente del parque...y la caida en la moqueta..y que se fuera la luz de esa forma.¡Ah!, y que me tuvieras que prestar tu ropa. Prometo recompensarte, no se aún el como, pero lo haré. Su sonrisa era agradable, sincera. Se inclino y le dió un beso en la mejilla, apoyando su mano en la espalda de la joven.

-Buenas noches Jude, que descanses. Nos vemos mañana.

Se levantó bastante rápido, dejándome un poco descolocada, más que nada, porque momentos antes había sentido la intensidad de su mirada, pero no dije nada al respecto y me levanté tras él. Dijo de dejar la cena para otro día e iba a ofrecerle un sandwich y una cerveza, pero como momentos después me estaba diciendo que si le dejaba la ropa para poder llevársela, decidí callarme.

- Claro, no te preocupes. Tengo más ropa de esa. Sólo la uso para andar por casa. No hace falta que me la devuelvas a todo correr que no me urge.

Me había desilusionado un poco eso de que de repente quisiera irse tan rápidamente de mi casa, pero cuando empezó a pedir perdón por absolutamente todo, recordé que me parecía una buena idea.

- No hace falta que me pidas perdón por nada. En todo caso lo siento yo por haber estropeado la comida.

Por un momento pensé que me iba a besar, pero si no lo había hecho antes, ahora me extrañaba que lo fuera a hacer por lo que no me sorprendió del todo lo del beso en la mejilla.

- Buenas noches, Alan.

Tras acompañar a mi compañero a la puerta decidí que lo mejor era mirar a ver si se me había bajado un térmico o algo a ver si podía recuperar la luz.

Alan no añadió mucho mas, sin pensaba algo al respecto de la chica con la que estaba no daba muestras de ello. Eso o es que realmente no era alguien muy lanzado. Jude se debería preguntar si realmente era gay o alguien con problemas de autoestima e inseguridad.

Cerró la puerta sin dar mas vueltas al asunto y se acercó al cuadro de fusibles junto a la entrada de su piso. Todo parecía en orden, aunque le venía un tufillo a quemado que le daba cierto mal royo. Quizás si esperaba unos minutos la luz volviera sola. No fue así, por lo que buscó alguna sobra en su nevera con que cenar algo rápido. 

Le dió por asomarse por la ventana, tal vez para ver si veía alejarse a Alan por la avenida ahora que había comenzado a llover. Le dió mala espina al encontrarse a un tipo en medio de la calle, con ese diluvio mirando hacia su ventana cuatro pisos mas arriba. Y encima iba con una cámara.

El acto reflejo que tuvo fue el de esconderse al interior, pero en cuanto volvió a asomarse el tipo ya no estaba. Entonces..

ZZZEPPP...ZZZZZEEPP!!. la vibración de su móvil, que le avisaba de un mensaje la sobresalto.

- Soy Marcus. Quiero verte de nuevo. ¿Te hace un café donde la ultima vez?. Eso si no tienes miedo de mojarte un poco. 

Mientras me acercaba a los térmicos de la casa, no pude evitar pensar en lo extraño que era Alan.

- Lo rarito que eres para lo bueno que estás... - Pensé mientras me daba cuenta de que allí algo olía a quemado. - Perfecto. Mañana me veo llamando al electricista.

Estaba algo agobiada por todo, a lo que sumaba ahora la luz que estaba segura que había jodido yo, por lo que cabreada me hizo un sandwich de jamón york, queso, tomate y lechuga y me senté a comerlo en aquella oscuridad, porque claramente, no me había acordado lo más mínimo de comprar unas velas por si acaso.

Al terminar me asomé a la ventana y me percaté de que allí abajo, en mitad de la noche, había un tío sacando fotos a mi ventana y me escondí rápidamente.

- ¡Joder! ¿Pero qué quiere ese sicópata de mí?

El sonido de mi móvil me sobresaltó. Lo bueno fue que estando a punto de llorar eso hizo que no se me saltaran las lágrimas. Tras unos segundos me acerqué al móvil y lo revisé.

La verdad es que este hombre parecía tener un don para encontrarse conmigo cuando estaba de bajón, pero la otra opción era quedarme en casa sola y a oscuras hasta que me entrara el sueño.

"Dame media hora para prepararme y salgo hacia allá" - Respondí al mensaje.

Eso sí, yo tendría que ir en taxi, porque no tenía vehículo alguno en aquella ciudad.

- Quizás haya metro cerca... - Miré en el móvil a ver.

Jude se fijó que el metro quedaba lejos, y con ese diluvio por mucho paraguas acabaría empapada. Por eso optó por pedir un taxi. Y le costó, no todos se acercaban a ese barrio.

Se le antojó que su transporte llegaba muy pronto, pero tras escuchar la bocina no lo dudó y bajó rauda, colándose al asiento trasero donde estaba distraida con su teléfono.

OK. Media hora. Nos vemos allí preciosa.

Había sido la parca respuesta de Marcus, apenas unos minutos desde que ella enviara el suyo.

El temporal parecía remitir, aunque la lluvia seguía cayendo con menor fuerza. Jude se distrajo mirando por la ventanilla, las luces de neon de los comercios abiertos y de otros autos circulando. Entonces sintió algo extraño.

- Es un rodeo, a estas horas esa avenida esta abarrotada al cruzar  el puente de la Dos. No se apuré, no le cobraré mas de lo que vale. Pero las palabras del taxista no terminaron de convencer, sobretodo cuando se detuvo en una calle solitaria y hecho el cierre de las puertas.

- Eres tu....Necesito tu sangre. Solo será un pinchazo, solo un pinchazo...El tipo se giró en redondo y sacó una aguja enorme, tratando de agarrar a Jude en esa distancia que separaba asientos delanteros y traseros.

Me apreció que el taxi había llegado como muy rápido, pero la verdad era que teniendo la cabeza en todas partes como la tenía, no me pareció nada extraño.

Tenía el teléfono en la mano y estaba jugando con él hasta que algo, una sensación rara, me hizo levantar la vista y vi que no estábamos siguiendo el camino que seguimos el otro día cuando volvimos. Asentí al taxista y traté de sonreírle, pero por dentro sabía que aquello no era normal.

Disimuladamente, apreté el botón de la llamada mientras volvía a "lo mío", esperaba que Marcus entendiera aquello, porque algo me decía que iba a necesitar ayuda y conociéndome, no quería provocar otro apagón ni ningún desastre natural.

En cuanto escuché el cierre de las puertas di un respingo, pero las palabras de aquel hombre me dejaron helada.

-¿Estás loco o qué? ¡Déjame salir ahora mismo del taxi!

Se giró sobre el asiento, con una jeringuilla en la mano, pero no iba a dejar que me pusiera las manos encima.

Apoyé la espalda en el asiento y levanté el pie, con mis siempre imponentes botas, y comencé a lanzarle patadas sin cortarme ni media. Si le rompía la nariz que se jodiera se lo había ganado.

- Aparta eso de mí gilipollas. Que no se te ocurra tocarme.

El hombre se giró como un poseso y a pesar de su tamaño y de que Jude se valió de las piernas para patalear se coló a la parte de atrás del auto. Valiéndose de su orondo cuerpo, de su peso se puso sobre la mujer.

- ¡No te muevas tanto!. Grito haciendo que su aliento llegara hasta ella, buscando el antebrazo de la mujer en el que clavar una tambaleante aguja.

- ¡Así, quieta! La aguja se clavó en a piel de Jude, un molesto pinchazo en medio del forcejeo. - El estará contento, si, y me dejará en paz. ¿No lo entiendes?. No puedo negarme, tengo que contentarlo...