Partida Rol por web

(Ambos se dirigen a esa puerta que conducia al baño, unos casilleros hechos en la pared para colocar la ropa, a lado y lado había asientos y palanganas para recoger agua de una especie de fuente en forma de arriates, al fondo la gigantesca bañera de aguas claras y cálidas, delante ella dos botes de gel, ambos de cristal con tapón rojo, el contenido de uno de ellos de color rosa y el otro de color azul).

Una vez atravesaron la puerta que conducía a la zona de los baños y Ross hubo dejado su ropa en un casillero, procedió a la zona donde estaban las palanganas, para ir calentando su cuerpo de forma que el cambio de temperatura no fuese muy brusco. Durante el tiempo que pasó aclimatandose para entrar en la gran bañera, no pudo evitar mirarla de vez en cuando pues el joven estaba sorprendido de que existieran bañeras tan grandes, normalmente se había bañado en ríos que se encontraría cuando estaba con los bandidos, o como mucho, una bañera en la que sólo cabiera una persona. Cuando ya estuvo listo, el joven entró a la bañera, donde empezó a relajarse.

Sonrío suavemente ante su frase de que a la muchacha le faltaba crecer. Era cuestión de gustos, no lo dudaba, aunque me había parecido que no le había pasado desapercibida para nada. Si bien decir que se le caían los ojos y demás fuesen simples provocaciones. Me iba cayendo bastante bien ese chico.

- Jajaja anda que no te echas flores, supergeneroso y atractivo. -comento muy divertida- Pero ahora en serio, ¿cuánto te costó? No quiero abusar. -explico.

Sea como fuere, finalmente nos levantamos y enlazo mis brazos en uno suyo, caminando como si fuésemos una pareja por cualquier calle. Era una forma bastante romántica para caminar, así que quería ver cómo reaccionaba, si es que lo hacía.

En cualquier caso, una vez llegados a los baños, meto mi ropa también en un casillero, con mucho cuidado, tardando algo más que Ross para doblarla con considerable cuidado, y también para hacerle esperar un poco si quería verme. En cualquier caso, tras dejar todo perfectamente doblado y ordenado, accedo al baño cuando Ross está metiéndose en la bañera, que desprendía una agradable corriente de vapor.

Mi cuerpo desnudo era más voluptuoso de lo que insinuaban las ropas del camino: pechos generosos pero no excesivos, cubriendo los pezones (a pesar de que mi compañero no tardaría en verlos) un poco más grandes de lo habitual, pero no demasiado, curvas bien definidas si bien mis músculos no resaltaban mucho. El sexo, también tapado por una mano, estaba cubierto por un fino vello pelirrojo. Con el cabello pelirrojo, los pequeños cuernos negros y la cola negra moviéndose detrás, sumado a la piel tan nívea que casi se confundía con el vapor, sumado a la enorme belleza del rostro, podía perfectamente parecer una súcubo en aquel momento, si bien ellas nunca se cubrían. Y solían tener varios atributos menos agradables, como pezuñas, alas o cualquier otra protuberancia inhumana.

- Entro ya... -digo alzándome para entrar en la bañera, sin quitar ojo al rostro de Ross, la única parte visible de él hasta entrar en la gran tina.

Tanto fue así que queriendo entrar fijándome en sus reacciones, escurrí a la hora de entrar y terminé sumergiéndome entera de golpe. Avergonzada, me repuse rápido y asomé la cabeza por encima del nivel del agua, sacudiéndola ligeramente.

- Seré patosa... -me regaño algo colorada por el ridículo, ahora sin mirar al rubio, ¡dichosa yo!

Ross no pudo evitar observar a la joven cuando entró a la zona de los baños desde la habitación de los casilleros, pues la joven tenía una figura espléndida. Mientras la joven se acercaba, Ross observó como no paraba de mirarlo, como esperando una reacción por su parte, sonrió para sus adentros "No vas a conseguir nada esperando una reacción, seré inexpresivo como una estatua" pensó mientras se aproximaba la joven que seguía observandole fijamente mientras se metía en la bañera "A este paso se va a..."  y antes de que Ross pudiese terminar su pensamiento, paso.

Con un poco de esrtépito, mientras entraba a la bañera, vió el joven cómo su compañera resbalaba y caía dentro del agua, para salir al instante de la misma, un poco sonrojada. Ross, divertido por la expresión de la joven, le colocó una mano en la cabeza, entre sus dos cuernos y le dijo al oido "Ya sé que no puedes resistir querer ver mi cuerpo desnudo, pero será mejor que mires por donde vas, te podrías haber hecho mucho daño, ¿encuentras bien?" aunque le había hecho algo de gracia la caida de Kepesh, tampoco era un asunto de broma caer en la bañera, por lo que quiso asegurarse de que estaba bien.

Ross no quiso contestar a mi pregunta en el cuarto, o bien ni me escuchó, pero bueno, ya tendría tiempo de preguntarle una vez saliésemos del baño.

Una vez dentro, si bien no pierde ojo, tampoco reacciona en forma alguna, hasta que me hundo por completo en la bañera, cuando se preocupa. Compongo una media sonrisa y doy un pequeño suspiro, tras lo que asiento con la cabeza.

- No te preocupes, no me hice nada. -respondo, tras lo que me aparto un poquito, sólo para apoyarme contra el borde y relajarme.

Era un chico un poco raro, me daba la sensación, o quizás fuera por haber salido hacía poco de una situación como esa de la que salió, pero bueno. Finalmente sí que le echo una breve mirada, más analítica que otra cosa, tras lo que comento:

- Disculpa por el espectáculo. -y entonces, para que no fuéramos a buscar el jabón al mismo tiempo, tomo el frasco rosa, algo curiosa, y me echo un poco de contenido en la mano, curiosa de que no hubiera pastilla de jabón, que era lo típico, pero éste lugar era bastante particular en varios aspectos.

Suponiendo que es jabón líquido, y pensando en lo infrecuente que es eso, comienzo a lavarme el pelo cuidadosamente con él, tomando pequeñas cantidades y administrándolas bien.

- Al final no me respondiste, ¿cuánto te costó esto, Ross? Desde luego, ésto no parece algo muy barato... -digo observando cómo espumea suavemente en mi pelo el gel, mientras froto concienzudamente un rojísimo mechón, en el que apliqué la gota de pelo.

"Sólo ha costado cuatro monedas, dos por cada uno" dijo Ross mientras observaba cómo Kepesh empezaba a enjabonarse el pelo usando el contenido de uno de los botes "Eso debe ser jabón líquido..." pensó el joven, que sólo lo conocía de oidas aquella sustancia.

El joven se acercó a donde estaban Kepesh y los jabones y cogió el otro bote, el que tenía un contenido azul, sacó un poco, poniendoselo en las manos y procedió a enjabonarse el pelo. "Si tanto te preocupa, puedes pagar tú en la siguiente posada en la que nos hospedemos, si quieres, claro" dijo el joven después de un rato mientras se dirigía a donde las palanganas y se aclaraba el jabón.

Froté a conciencia,  al contrario que Ross, me lavo en primer lugar el cuerpo antes de ir a enjuagarme. Lo observo mientras se saca el jabón del pelo, pensativa. Supuse que en verdad le interesaban más las chicas como la muchacha que antes había estado en nuestro cuarto, y que sus palabras serían simplemente para que no lo molestase con el asunto. O quizás en verdad le interesaba "el otro bando", y la chica de nuestro cuarto sólo lo había sorprendido...  ¿por qué me gustaba tanto conjeturar sobre la gente?

Ante sus primeras palabras, sólo había asentido levemente, pero ante las siguientes comento.

- Había pensado que... no se, dado que nos han dejado tan barato el lugar, quizás podría contratar a una de las chicas... ya sabes, en agradecimiento por haberme escoltado hasta aquí, y por haber pagado esas cosas. Probablemente salga por bastante más, pero es una situación bastante alocada, ya de por sí. -comento con tranquilidad, observándolo, ahora sin pretensiones de reacción alguna, pero más que eso simplemente por mirarlo mientras hablaba, educada.

Cuando hubo terminado de aclararse el pelo, Ross miró a la joven, mirandola un poco desconfiado ¿le estaría poniendo a prueba o lo estaría haciendo con buena intención? "Ni te molestes" dijo el joven mientras volvía a la bañera, y mientras se sentaba en la bañera y se hundía en el agua hasta sólo dejar visible su cabeza "Con que pagues el siguiente sitio en el que nos alojemos hay de sobra, y además, recuerda las prefiero más creciditas" dijo el joven mientras le guiñaba un ojo. "Y no me sugieras contratar a otra, es mejor que ahorremos cuanto podamos durante el viaje" se adelantó a decirle el joven antes de que Kepesh pudiese ofrecerle una alternativa.

Quizás demasiado pronto... Pienso ante su primera frase, aunque cuando responde lo de que las prefiere más creciditas de nuevo, pongo los ojos en blanco por un segundo, pues ni siquiera había pensado en la muchacha esa en concreto, pero su gesto de guiñarme el ojo me turba. ¿Por dónde puñetas va éste chico? Ni su cara ni sus... otras partes tuvieron reacción alguna al verme entrar, a pesar de saber que incluso vestida, que no es que se me viera demasiada piel, aunque la ropa la insinuase, alegraba el día a muchos, y desnuda directamente podía volver loco a más de uno...

Bueno, ha vivido una masacre hace poco, aunque la perpetrase él. Y luego se ha visto teletransportado a un lugar a saber dónde, junto a una chica que tiene varios "atributos" demoníacos... sí, bien puede estar encerrado en sí mismo. Pienso, como siempre conjeturando aunque era más al tuntún que otra cosa, porque no tenía ni idea de lo que le pasaba por la cabeza al chico. No obstante, decidí presionarlo un poco, a ver cómo reaccionaba. Si veía que le disgustaba la situación (o mejor dicho, me lo hacía saber, pues yo era más que capaz de inventarme lo que le pasaba por la cabeza), entonces me detendría y continuaríamos como compañeros de viaje sin más lío.

- Como digas. -acepto con tranquilidad, dejando que se saliese con la suya, por así decirlo.

Cuando termino de aclararme tanto el cuerpo, que había lavado con más esmero que medios (preferí usar una cantidad frugal de jabón, por si acaso, aunque me frotase intensamente para eliminar el polvo del camino), me levanto de la zona con desagües que usaban para aclararse y vuelvo hacia la bañera, entrando ahora con algo más de cuidado para evitar resbalones como el de antes. Una vez frente a frente con él, yo de pie y él sentado (si no no habría otra forma de mirarlo desde arriba, todo sea dicho), y colocándole un solo dedo en el mentón le miro a los ojos y comento:

- Aunque se me había ocurrido otra alternativa más interesante... -respondo con voz seductora, más que suficiente para dejar K.O. cualquier pensamiento racional de un hombre al mezclarlo con una sonrisilla pícara y traviesa en la cara de falsa inocencia que tenía.

El "acercamiento" repentino y aparentemente desinteresado de Kepesh pilló por sorpresa a Ross, y cuando el joven se disponía a decirle que le soltara, esta le propuso una oferta que a la que no pudo resistirse y algo le decía que resistirse era inutil en aquel momento, por lo que decidió entrar a la boca del lobo y aceptar la generosa oferta de la joven.

"¿Y a qué esperamos, pues?" le preguntó Ross a la joven antes de hacerle la zancadilla para atraerla hacia él.

El gesto de Ross cambió rápidamente varias veces, y entonces me respondió justo lo que yo esperaba oír. Lo que no me esperé tanto fue que enroscase sus piernas con las mías para hacerme caer sobre él en la bañera, aunque en cuanto noté que lo intentaba me preparé para que la escena no fuese demasiado vergonzosa. Me las arreglé para lanzar cada rodilla a un lado y así no golpearle en la caída, echándole los brazos al cuello también para evitar derribarlo en el movimiento repentino, si bien quedamos bastante más pegados entre nosotros, ahora sí evidenciando que el rubio era más alto que yo. Le miro con una sonrisa traviesa.

- Vaya vaya, que fogoso... ¿Y crees que estás bien preparado? -pregunto con un punto de travesura.

Entonces dejo que note como mi esbelta cola demoníaca asciende por entre sus piernas, pasando entre las mías, y se enrosca suavemente sobre su miembro, moviéndose arriba y abajo sobre él mientras lo miro mordiéndome los labios con maldad.

El plan de Ross había funcionado, pues aunque en la caida Kepesh podría haberle hecho daño, decidió arriesgarse y ver si la fe que tenía en su joven acompañante no caía en saco roto, y para delicia de Ross la joven no le había defraudado, pues había caido sobre él con las piernas abiertas para no golpearle, quedando en una posición bastante cómoda y accesible para ambos.

Tras el desafío de Kepesh, Ross notó cómo algo se colaba entre sus piernas y rodeaba su miembro, para un segundo después, empezar a hacer movimientos hacia arriba y abajo, mientras se mordía los labios. Recordó entonces el joven cómo ella había estado moviendo su cola por el camino "No creí que supiese manejarla con tanta maestría" pensó Ross al tiempo que le dedicaba una sonrisa a la joven y le respondía "¿Y por qué no lo averiguamos?" y acto seguido la levantó un poco para poner uno de sus pechos a la altura de su boca mordisquearlo y empezó a mordisquear su pezón, primero suavemente, y cuando ya lo notó endurecido, mordisqueó con más fuerza. Mientras hacía esto, también coló su mano libre en la entrepierna de la joven y empezó a estímularla poco a poco. Aún mordisqueando, levantó la mirada, esperando ver cómo reaccionaría su compañera de viaje.

Sonrío traviesa ante su respuesta desafiante, viendo como se excita cada vez más, momento en el que empieza diractamente a morder, en vez de lamer, mis pezones. Jadeo con una mezcla de dolor y placer mientras va atendiendo con más dureza el mismo pezón, y un poco más cuando lleva una mano a mi feminidad, pero entonces le miro y cuando alza la vista le doy un golpecito con un dedo de mi diestra en la nariz.

- Más despacio con los dientes. -le corrijo, insumisa, lanzándole una mirada severa pero muy excitada, mientras realizo suaves movimientos con mi pelvis tanto para frotarme contra su mano como para imprimir más fuerza al estímulo que le daba con mi cola.

Bajo una mano también para jugar con su miembro y sus testículos, tratando de excitarle más allá de cualquier control. Mientras tanto, la otra mano permanece apoyada sobre su hombro y cuello, disfrutando del más que entrenado cuerpo de mi acompañante.

Ross empezó a notar cómo la cola empezaba a estimularle con más fuerza que al principio, además de las partes íntimas de su compañera frotándose contra su mano, y cuando Kepesh le quiso corregir, el joven le respondió con un mordisco un poco más fuerte que los de antes para después dejar su pecho y dejarla más o menos a la altura de su cara.

A medida de que seguía estimulando la entrepierna de Kepesh, encotró la entrada a su vagina,y metió sus dedos índice y corazón por la entrada para empezar a juguetear con las paredes vaginales de Kepesh.

Se nota que me pilla por sorpresa el mordisco más fuerte del muchacho, por un pequeño respingo que pego, pero a cambio le doy un apretón algo más fuerte con la cola en su hombría, para causarle un pequeño pico de dolor, pero muy controlado, mientras sonrío aviesa.

- Te estás comportando como un niño malo. -le digo, para después notar cómo comienza a invadir mi sexo con dos dedos, encendiéndome de más enseguida- Pero me gusta, aunque puede que te castigue. -digo apegando mi cuerpo al suyo para morderle justo en la unión del hombro con el cuello, acercando también mis caderas a las suyas de modo que mi ya invadida entrepierna roce la punta de su miembro.

No esperaba el joven ese contraataque por parte de Kepesh, que a modo de venganza había respondido a las provocaciones de Ross con un ligero apretón de la cola que hasta ahora había estado enroscada alrededor de su pene, lo que pilló al joven por sorpresa, y aunque el daño no fue para nada duradero.

Entonces Kepesh fue acercándo su cuerpo más y más al cuerpo de Ross, aunque el joven también la acercó a sí con el brazo con el que la sujetaba. Sálvando la minúscula distancia y con sus cuerpos pegados el uno al otro, fue el turno de Kepesh de morder, y empezó a morderle en la unión del cuello y el hombro, aunque lo que sintió fue mas bien un mordisqueo no muy fuerte. Y a las palabras desafiantes de la joven, el chico no pudo evitar sonreir y le contestó divertido "Conque tu me vas a castigar, ¿eh?, y después de soltar a Kepesh, retiró la mano de la entrepierna de su compañera y pasando la misma mano por la cola de Kepesh para liberar su miembro de la cola, la cogió con ambas manos por las caderas y después de alzarla un poco, la dejó caer sobre él, enterando su pene en la entrada de la vagina de ella, primero sólo la punta y lentamente, para después ir metiendo cada vez más de su miembro mientras aceleraba el ritmo de su penetración.

Viendo que mi idea de "castigarle" no era algo que le llamara la atención a Ross, decidí cambiar la jugada a otra forma de hacerlo que también me gustase. Le permití librarse de mi cola sin esfuerzo (pues podía tener bastante fuerza en ella, pero no pretendía hacerle daño cuando estaba en plan dominante, y ahora todavía menos), y cuando estaba a punto de penetrarme, jadeé suavemente y simplemente lo besé con pasión, moviendo mi cuerpo lentamente contra el suyo para sumar intensidad a su ingreso, pero no demasiada aún mientras mi vientre se adaptaba a su tamaño.

- Mmmm... Ross... -dije, disfrutando el momento, mientras volvía a atacar los labios del rubio y lo introducía en mí cada vez más rápido.

Respondió al beso de la joven de buena gana, introduciendo su lengua en la boca de la chica, mientras la apretaba contra sí mismo con fuerza, aunque ni de cerca suficiente como para hacerle daño. Al cabo de unos minutos, soltó a la chica para colocarla en el suelo de la bañera, justo en el sitio en el que él había estado hasta hace un momento, y mientras, él se colocó delante suya de rodillas, sólo para abrirla de piernas para colocarse en medio, y la cogerla de las caderas y volver a penetrarla al mismo ritmo de antes.

Tras un rato de estar sobre él, aprovechando la posición más aventajada para adaptarme a su tamaño, finalmente el chico decidió cambiar de postura y decidió pasar a la posición activa sobre mí, mientras yo le seguía besando y acariciando por todas partes al ver que eso parecía gustarle de la misma forma que a mí.

- Ha-aahhh... -jadeaba ante los constantes embates del rubio, entrecortando la danza de nuestras lenguas mientras lo acompañaba en sus movimientos para incrementar la intensidad.

Tomé también una de sus manos y la llevé a mi pecho para que lo atendiera también, pues los chicos tendían a olvidarse de un punto como los pezones que tanto placer podía causar a una mujer.