Partida Rol por web

Os despedís de los demás y los tres embarcáis en el avión sin muchos problemas. Te sientas entre Pícara y Bobby, en tus manos la carpeta con la información que os ha podido conseguir Charles, para que así los tres podáis leerla. Incluye la actual dirección de la chica y a que colegio va. -Según esto, ella nació en Venezuela y vino a este país tras la muerte de su madre para vivir con su padre biológico, el cual parece ser dueño de una cadena de supermercados bastante famosa...-comenta Bobby.

-Pobrecita, tener que mudarse a un nuevo país tras la muerte de su madre. Es algo muy duro, sobre todo para alguien tan joven-comenta Pícara apenada.

Tras un par de horas llegáis a Denver y tras desembarcar, Bobby propone que alquiléis un coche para el trayecto.

Al llegar al hotel, repasa los datos del informe con una mano en el mentón, dubitativo. A su lado está pícara, mientras Bobby repasa las tecnologías disponibles. 
—Algo me dice, que ese padre es del bando antimutante. Lo sabremos pronto si visitamos su hogar, depende de cómo nos reciban. Podemos fingir ser un colegio de superdotados, pego segugo que ese hombre prefiere elegir la escuela.

Mira a Bobby, quien le parece más hábil en compras que él.

—¿Gobegt? ¿Conoces el supegmectado al que se refiere? Puede ser otro punto de encuentro por si tenemos problemas.

Pícara suspira y asiente. -Si probablemente sea el caso...aunque una parte de mi espera que nos equivoquemos sobre el padre la chica...-comenta Pícara con preocupación. 

Bobby te escucha y asiente. -Si, tiene varias tiendas por el país, pero no sé, siempre he encontrado esos supermercados un poco pijos, probablemente el padre sea un snob también-responde el joven mutante mientras empieza a hacer zapping por la tele.

-Ya, pues esperemos que la hija no lo sea-añade la sureña.

-Oh mierda...-oís a Bobby. -Creo que no hará falta ni buscar su casa ni ir a uno de esos supermercados...-dice alarmado mientras señala a la televisión, que ponen las noticias de la ciudad.

-En las últimas noticias, Sofia Barret, hija ilegítima del magnate de los supermercados Walter Barret, ha sido detenida. Al parecer la joven es una mutante, pero no parece ser peligrosa. Según estas grabaciones hubo un atraco en uno de los supermercados Barret. Por suerte la joven se encontraba allí, y decidió usar sus poderes heroicamente para reducir a los atracadores y ninguno de los rehenes salió herido-puedes ver en la grabación como una joven con el pelo castaño y largo usa lo que parece ser corrientes de viento para derrotar a unos ladrones armados.

-Si es una heroina, ¿porque ha sido arrestada?-pregunta el copresentador.

-No estamos seguros, pero según nuestras fuentes, ha sido arrestada por daños a la propiedad, y según los rumores ha sido el propio padre de la joven el que ha impuesto la denuncia. Por lo que sabemos la joven no opuso resistencia al arresto y se encuentra en la comisaria central de Denver, a la espera de información sobre su fianza. Con suerte el juez no impondrá una fianza muy elevada-le responde la presentadora.

Pícara coge el mando y apaga la televisión muy enfadada. -¿Cómo ha podido hacerle eso a su propia hija?-pregunta furiosa Pícara. La sureña logra contenerse y no reventar el mando con su fuerza.

-Y yo que creía que mis padres eran unos capullos en lo referente a mis poderes mutantes...-comenta Bobby.

—Psché —resopla, acostado en su silla, orgulloso por adivinar un dato—, lo sabía. Ese hombre aborrece a los mutantes, más allá de que sea su hija ilegítima. Si no quisiera criarla, no la habría traído desde Venezuela, ni que fuese su obligación legal. Además, en el vídeo se ve cómo ayuda a esos inocentes, ¿integpone denuncia por daño material? ¡Ja!

Sus manos se cargan inconscientemente mientras habla, acompañado de su enfado, pero tiene el suficiente control sobre sus poderes para aliviar la carga y retroceder su energía. No como en el pasado, cuando era más joven. Ese acto le hace recordar sus inicios en la calle, controlando y descontrolándose a la par de su estado anímico, además de acompañar a otros chicos de la calle en situaciones parecidas a las de Sofía.

—Chérie, hay humanos peores a demonios y mutantes que acaban de ver la noticia y quiegan reclutarla, como nosotros ahoga y como a nosotros hace años —confiesa, mirando a su confidente a los ojos, compartiendo los sentimientos que no se expresan con palabras.

Luego se dirige a Bobby, quien comenta lo de sus padres.
—Amigo, tuviste suerte de llegar a la mansión, tu poder es exquisito para ciegtos grupos, como es el poder de la muchacha. He visto situaciones parecidas a esta, o peores: padres que expulsan a sus hijos nada más nacer por no ser iguales a ellos o parecer de otra raza. Pregúntale al demonio azul. La muchacha estagá confusa y manipulable. Es impogtante que ahoga demos el primer paso antes de que se nos adelanten.

Se pone en pie apresurado, con ganas de ir ya mismo a verla.
—Hagamos una visita. Pego antes... ¿Cuál es el almuerzo? —Rugen sus tripas.

Ambos te escuchan y asienten. -Si, ahora que ha salido en las noticias, Sofia va estar en el punto de mira de muchos y como tiene buen control sobre sus poderes como se ve en la grabación, eso puede convertirla en objetivo de otros mutantes menos...bienintencionados-Bobby asiente preocupado.

-Tenéis razón, debemos ir a ayudarla y sacarla de la cárcel-dice Pícara asintiendo con seriedad.

-Pero mejor por el método legal, si la intentamos sacar así como así lo único que lograremos será empeorar su situación y que las autoridades la persigan-añade Bobby.

-Por suerte el profesor nos dio esto para emergencias y pagar una fianza es una emergencia-dice Pícara mientras saca la tarjeta de crédito que os entregó ayer.

-Demos gracias al Señor, por la VISA Black-bromea Bobby.

Cuando preguntas por la comida Bobby se ríe un poco y Pícara pone los ojos en blanco. -Ains...venga comeremos por el camino, ahora mismo una chica inocente nos necesita-os dice la sureña mientras se acerca a la puerta de la habitación.

"El método legal, ¿qué remedio? Hubiese preferido el método divegtido", piensa sonriendo. Al fin y al cabo tiene razón, esa chica está prisionera y sacarla a la fuerza solo haría empeorar su situación y catalogar nuestras tres caras en el apartado de "busca y captura de criminales", sección "peligrosos mutantes". Se supone que ellos son los buenos y los malos son otros, los que actúan de esa manera.

Gambito nunca había estado en Denver y a pesar de eso no le resultaba difícil adaptarse, pues es la versión reducida de La Gran Manzana, típica de cualquier ciudad moderna americana: tiene una zona de rascacielos, paisaje ideal para los fotógrafos, junto a otra zona residencial mucho más verdosa y limpia, en su opinión, y un montón de establecimientos que uno se esperaría ver. A simple vista, la principal diferencia de ésta son las montañas del fondo que abrazan el horizonte de los edificios, y los cauces fluviales mucho menos pronunciados. Da la sensación de haber entrado en el mismo clima que en Nueva York, no tan húmedo, pero más aireado. Se notan las corrientes naturales de aire a través de los pasillos de la ciudad y se imagina que es la chica provocándolos.

—¿Cuánto aire fresco, ah? Ahoga sé por qué esa muchacha conoció su poder aquí —dice, al acercarse a un vendedor ambulante—. Caballego, deme tres hot-dog, por favor.

Pagáis los tres perritos calientes y empezáis a comerlos tranquilos de camino al coche. -Según el dossier ella manifestó sus poderes antes de trasladarse de Venezuela a los Estados Unidos. Así que es normal que ella tenga tan buen control de sus poderes. Ha tenido tiempo para practicar por su cuenta-comenta Pícara.

-Si Ororo estuviese aquí, seguro que le haría mucha ilusión conocer a la chica-dice Bobby con una risa mencionando a vuestra compañera Tormenta. Lo último que sabíais de ella es que estaba en Wakanda.

Una vez termináis de comer, subís al coche y os dirigís a la comisaria en la que Sofia está arrestada. No tiene mucha pérdida. Fuera de la comisaria veis a varios grupos de manifestantes siendo controlados por los agentes de policía. Algunos son los típicos anti-mutantes con pancartas y mensajes de odio. Al otro lado para vuestra sorpresa hay manifestantes que exigen la libertad de Sofia.

Los policías logran dispersar con algo de éxito a los manifestantes de ambos bandos, por lo que podéis pasar a la comisaria sin problemas y evitando roces. 

Al llegar vemos los dos grupos y nosotros nos mantenemos al margen, observando desde lo lejos la multitud, para que los policías no nos asocien a ninguno de los grupos.

—No piegdan de vista cualquier movimiento extraño, tanto de un grupo como de otro, nunca se sabe lo que pasagá por la mente de los mutantes radicales. Capaces son de fingir ser antimutante para conseguir movimiento político.

Mientras dispersan la calle, se pregunta si conseguirán visitarla después de tanto barullo. En todo caso, sí podrían pagar su fianza y esperarla para acompañarla a un lugar seguro. Una vez despejado, esperan un poco, de modo que no llamen la atención de los recién idos antes de decidir entrar. 

—Bonjour —saluda cordialmente a la recepcionista—. Sobre Sofia Barret, somos unos amigos de ella. Venimos a pagar su fianza si el juez ha dictado alguna. —Espera unos segundos mientras ella revisa los datos en su ordenador— En caso de no haber, nos gustaría visitarla.

Pícara y Bobby asienten mientras prestan atención. Por suerte parece que todos los manifestantes se han decidido marchar del exterior de la comisaría poco a poco, trayendo de vuelta la paz. 

La recepcionista de la comisaria os mira de reojo. -Si, un momento que compruebe si ya hay fianza...-responde la agente. -Y con lo de las visitas...al parecer su padre está ahora mismo con ella...así que tendrán que esperar a que acabe su turno-

-Muchas gracias-dice Pícara.

En ese momento se acerca un hombre afroamericano de mediana edad, con una expresión de angustia y preocupación en su rostro. Lo reconoces del informe que os pasó el profesor, Derek Michael, el asistente de Walter Barret. -Lo siento...no he podido oírles antes...pero ¿de que conocen a Sofia?-pregunta algo preocupado. -¿Es cierto que queréis pagar su fianza?-pregunta con un tono esperanzador en su voz.

-Si, nos gustaría mucho ayudar a Sofia-le responde Bobby.

-Gracias a dios-dice el hombre aliviado al oír eso. -Ojalá pudiese hacerlo yo, pero el señor Barret me lo prohibiría. Sofia es una buena chica, pero la pobre ha pasado por mucho para alguien de su edad, y ha aguantado todo eso por intentar conseguir la aprobación de su padre...-explica apenado.

Gambito escucha las palabras del señor. A estas alturas, por su relación con el padre de Sofía, ya debe estar al tanto de los poderes de la chica, incluso antes que nosotros. Y a pesar de eso, no comulga con las ideas de su jefe, sino de su hija. No lo conoce, pero según sus palabras parece ser una buena persona, con buenas intenciones y seguro nos ayuda a salvarla.

—Señor Derek —dice nombrando su apellido para sorprenderle, pues no lo dijo. Es cuando se fija en sus pupilas rojizas—, usted desea lo mejor para Sofia, ¿ciegto?. Una adolescente de tales habilidades con grupos de radicales como antes, no segá segugo para ella. Queremos ayudarla, porque ella es como nosotros.

Gambito intenta no mencionar las palabras tabúes que pudieran voltear las miradas del resto de personas, esas palabras que resuenan con más intensidad cuando se temen o elogian. Como ve que el asistente entiende a lo que se refiere, continúa.

—¿Sabe qué intenciones tiene el padre con ella? Traerla a prisión y no retigar la denuncia paga hablar con ella entre rejas, no es acto del mejor padre del año, que digamos. Queremos que venga a nuestra escuela. Mejor hablarlo junto con su jefe, ¿Baguette?

El hombre se sorprende al oír que le llamas por su nombre y al oír que sois mutantes. -Si, ella es una buena chica y como dije antes ha pasado por mucho. Si es cierto que quieren ayudarla, haré lo posible-dice con sinceridad, parece que quiere lo mejor para Sofia y que confía en vosotros.

-El señor Barret nunca quiso saber nada de Sofia, más bien se vio obligado a cuidar de ella tras la muerte de su madre el año pasado, cuando contactaron con él...lo más probable es que intente mandarla de vuelta a Caracas y librarse de ella-dice apenado. -Y encima hoy, que es el cumpleaños de Sofia-esto último lo dice bastante dolido y con algo de enfado.

En ese momento oís una voz de un hombre por donde deben de estar las celdas. -Espero que estés contenta con tu numerito, Sofía. Tu comportamiento de hoy me ha puesto en evidencia. ¿Sabes lo que supone para mi tener una hija mutante? ¿Una mutante peligrosa?-dice la voz de un hombre. Derek se pone tenso.

-Yo...intenté no dañar a nadie, tuve cuidado-responde una voz de una chica, parece muy triste y dolida.

-Pues sólo te has dañado a ti misma. Espero que pienses sobre ello durante tu estancia aquí-responde la voz masculina con frialdad. Oís unos pasos y veis a un hombre de mediana edad blanco y con el pelo negro bien trajeado. Se dirige primero a la recepción. -No voy a presentar cargos, pero quiero que la retengan aquí las 48 horas reglamentarias. No pagaré la fianza-

Se dirige a Derek. -Derek, hemos terminado aquí. Nos volvemos a casa.-dice el hombre.

-Pero señor Barret, y la fianza de Sofía...-empieza a decir Derek.

-No he pedido tu opinión, tienes suerte de que no te despida. Con suerte podré pedir una segunda prueba de paternidad. Prepárale las maletas. Volverá a Venezuela, aquí ya no tiene lugar-responde Walter Barret.

El equipo y Derek escuchan el alboroto en la sala de celdas y cuando sale el señor no hay duda de que se trata de Barret. Cada paso que da hacia delante, más le parece que hay un dóberman trajeado caminando a dos patas en la comisaría.

—Menuda cara de perro, ¿ah? —susurra, tapando su boca con la mano en la dirección de Pícara—, el circo no es aquí.

Después de hablar con Derek, le interrumpe antes de que se vaya.

—¿Aló? ¿Usted el padre de Sofia? Étienne —se señala a sí mismo—, Marie y Louis —señala a sus compañeros—. Le hemos escuchado. Pegmítanos decigle que tenemos una ofegta, mejor que llevagla de reggeso a Venezuela. —Intenta sonar extranjero poniendo un acento francés más exagerado que de costumbre—. Vegá, queremos invitagla a nuestga escuela, lejos de Denver, en Nueva York. Allí conocegá a muchachos como ella y la ayudaremos a —piensa en la conversación que escuchó— a no dañar a nadie, ni a sí misma. Aquí, uno de ellos —señala a Bobby—.

—Es una escuela integnado que se acomoda a 12 meses según el caso. Si no quiere, no saldgá de allí hasta que cumple la mayoría de edad. Aun así, le asegugo que ella misma querrá quedagse.

Pícara hace lo posible por contener la rabia ante la escena que acaba de presenciar con Barret. Bobby al oir tu comentario se ríe un poco, aliviándole un poco la tensión.

Walter Barret os mira con desgana y aires de superioridad. -¿Una escuela para mutantes? Eso es mala publicidad para mi negocio-responde con malhumor el hombre.

-No se ofenda, pero su hija acaba de salir en las noticias, prácticamente todo el mundo ya sabe que es una mutante-le responde Bobby. 

-Da igual, voy a librarme de ella ahora-os espeta el hombre.

-Haga eso y ya le enseñaremos lo que es mala publicidad-dice la sureña que ya no se contiene ya.

-Ustedes los malditos mutantes se creen que pueden hacer todo lo que les de la gana-dice enfadado el hombre.

-Yo que usted tenía cuidado sobre lo que dice acerca de los "malditos" mutantes-le responde Pícara que no se achanta. Walter empieza a retroceder algo intimidado y Derek observa todo con una sonrisa al ver como alguien le planta cara a su jefe por primera vez.

—Miga que yo pensaba usted ega un hombre de negocios, pego no es más que un niño vestido de comunión. Le he ofrecido la solución más pacífica, ¿no quiere? ¿Y qué quiere? ¿Apostar? —saca su baraja de cartas y las hace bailar mágicamente de una mano a otra en un espectáculo de color— ¿La opción más duga? La más duga es mi chérie, te dagá un vaivén que no olvidagás; ya me gustaría a mí, pego no te lo recomiendo. Y si prefieres frialdad aquí mi amigo, le convenceré para que no te atrape a los 2 segundos de huir.

Al ver que los policías empiezan a inquietarse por la conversación, recoge sus cartas y sonríe. No ha pasado nada. Si se opone a traer a Sofia a la escuela, seguiremos con nuestro plan de pagar su fianza y llevarla nosotros. Después de que su padre abandone la comisaría y antes de que regrese con una prueba falsa de paternidad. 

El hombre enmudece ante vuestras amenazas y empieza a sudar un poco. Al final aparta la mirada frustrado. -Bah! Haced lo que os dé la gana-dice mientras decide marcharse frustrado.

Derek se acerca a vosotros. -Muchas gracias por vuestra ayuda. Es la primera vez que veo como alguien le planta cara al señor Barret y acaba ganándole-os dice el hombre muy contento. -Iré a ayudar con la fianza de Sofia, si eso podéis ir a entrar a verla-ofrece el hombre mientras se une a Bobby a pagar la fianza.

-Vosotros adelantaos. Yo me ocupo de todo el papeleo-os dice Bobby.

Antes de que el sabueso trajeado abandone la comisaría, decide darle un mensaje de despedida:

—¡Guau, guau! grrgrrr.

No vaya a ser que realmente sea un perro transformado por alguna brigada mutante de la oposición.

Con el permiso de los policías, Pícara y Gambito visitan a Sofía, quien se encontraba encogida en sus brazos con lágrimas en sus mejillas. Remy tiene el impulso inmediato de querer protegerla, al ser una chica tan sola e indefensa. Hasta ahora no se había dado cuenta de lo linda que era, en las noticias y en el informe no se apreciaba tanto su belleza. Empieza a gustarle la idea de ser instructor en el instituto y se imagina la de chicas jóvenes a las que enseñar. En ese momento se adelanta Pícara a consolarla, la agarra de sus manos bajo sus guantes protectores. Remy despierta y se sienta al lado de su inalcanzable mujer. Cree que en esta situación es mejor que hablen de mujer a mujer y él no jugará con su acento para no confundirla.

—Tranquila querida Sofía, tu padre no se saldrá con la suya. No sabe que vamos a pagar tu fianza y quedarás a nuestro cargo estos dos días. Por supuesto estamos aquí para protegerte y, si lo deseas, instruirte.

De su bolsillo interior saca un folleto de invitación donde hay algunas motivaciones de aprendizaje y fotos del instituto, clases y compañeros usando sus habilidades. Esta vez el viejo Charles se lo ha currado.

Cuando entráis en las celdas podéis ver en una de ellas a una joven con el pelo castaño vestida con un uniforme escolar caro. Ella está echa un ovillo sobre la cama de su celda, completamente hundida. Cuando os acercáis ella alza la cabeza con algo de preocupación en su cara.

-¿Sofia Barret, verdad?-le pregunta Pícara con una amable sonrisa.

-No...Barret no...Mantega-responde la chica. Según el archivo que os pasó Charles, el apellido de su madre era Mantega, parece que tras esto ha decidido volver a usar el apellido de su madre.

Pícara asiente. -Hemos venido a ayudarte. Yo me llamo Anna, y él es Remy. Al igual que tú somos mutantes y nos gustaría ayudarte a aprender a controlar tus poderes en un entorno sano y seguro en Nueva York-le explica la sureña.

Sofia acepta los folletos y empieza a ojearlos un poco confundida. -Es decisión tuya si quieres venirte con nosotros...aunque tras hablar con tu padre dudo mucho que haya algo que te retenga en Denver-dice Pícara.

Sofia levanta la vista y os mira, luego observa una pequeña y sencilla pulsera en su muñeca. -En realidad si hay una cosa...-responde la chica. Debía referirse a Derek, que parecía ser una figura paternal para ella que su propio padre biológico. 

Gambito medita un momento las palabras de Sofía, pues todavía no sabe con exactitud a quién se refiere: ¿al asistente? ¿a un noviazgo? ¿el asistente es su noviazgo? Le recuerda a cómo era él de adolescente, un muchachito que no sabe aprovechar las oportunidades de la vida y acaba tomando decisiones basadas en sus sentimientos, los cuales hicieron que acabara no con las mejores compañías. Su decisión depende de la persona relacionada con esa pulsera, ¿verdad?

—Bonita pulsega. Sencilla de materia, pego podegosa en sentimiento. Segugo esa persona quiere lo mejor para ti y entendegá tu decisión. —Mira la hora en su reloj y continúa—. Creo que Bobby y Derek estagán apunto de pagar tu fianza. Podemos continuar la conversación fuega, en un café. Aquí me siento observado jejeje.

Gambito recuerda estar en la comisaría como un lugar a evitar lo mejor posible. Ahora mismo no tiene por qué preocuparse, aun así le despierta inquietud estar rodeado de tantos policías, como si todavía tuviese delitos pendientes. Los guardias de seguridad siempre serán un enemigo para él.

Se levanta y abre la puerta para ver cómo va Bobby con el asunto mientras ellas hablan.
—¿Qué te parece la cafetería del hotel? Tu padre no podrá encontrarte allí de momento, no le dijimos la ubicación.

Al poco entra un agente de policía y abre la celda. -Ya puedes salir, han pagado tu fianza.-dice el agente indicando a la chica que salga. Sofia sale y asiente. 

-Muchas gracias por la ayuda-os dice la chica muy agradecida. -Siento mucho las molestias que os haya causado-

Cuando salís de los calabozos Bobby y Derek os esperan. Sofia corre a Derek y le abraza, y él le devuelve el abrazo. La escena recordaba a un abrazo padre-hija. -¿Irás a Nueva York?-le pregunta Derek. 

-Si, creo que es lo mejor para mi-responde la chica tras separarse del abrazo. 

-Prometo que iré a visitarte cuando pueda-dice el asistente con sinceridad, entonces os mira y os ofrece la mano a modo de estrecharla. -Cuiden bien de ella-os pide Derek.