Partida Rol por web

Los rugidos guturales de la bestia resonaban a la espalda de Howard mientras éste se alejaba de ella persiguiendo al caballo desbocado de Ai.

"Protegelas"- Le había ordenado Nyphel. ¿Pero como iba a protegerlas si apenas podía tenerse sobre el caballo?

Según iba dejando atrás a sus nuevos amigos una plegaria silenciosa se repetía en sus labios, si Dios era justo y la escuchaba no tendrían que enterrar a nadie más.

Las esquirlas de Alan impactan en el lomo de la bestia, pero esta parece ignorarlas por completo respondiendo con un rugido amenazador y levantándose sobre sus patas traseras para lanzar su próximo ataque.

Cuando observáis su estatura desde cerca, os dais cuenta que os puede aplastar sin ningún problema con sus grandes patas

-¡¡Howard ayudales!!, no podrán con esa bestia, tenemos que Huir!-dice la chica claramente alterada al tiempo que consigue controlar con suma facilidad al caballo de su hermana.

Luz se muestra realmente preocupada por la situación y a su vez Aijentarinji mira con cara de incredulidad a la bestia y respira apresurádamente, y con algo de dificultad, sin duda alguna por la tensa situación.

Alan maldijo en silencio y comenzó a retroceder mientras volvía a alzar la mano apuntando a aquella bestia. Eso no pintaba nada bien...

Sin embargo, su mano se crispó y la cerró con un jadeo. No podía, era demasiado cansado...

Una vez que las gemelas se encontraban relativamente a salvo Howard dio la vuelta a su caballo para observar la situación.

Lugh, que sospechaba nunca había estado muy bien de la cabeza se había liado a puñetazos con el ser mientras Alan se retrocedía asustado.

Echó mano a la espalda y agarró la ballesta todo lo firmemente que el miedo le permitia, tanteó en busca de las saetas y comenzó a cargar el arma.

No sabía cuantas saetas debían quedarle, no más de una docena, sin embargo, aunque tuviera un centenar no creía que fueran a serle de gran ayuda.

¡Eh! ¡Bichejo! ¡Aquí me tienes!

¿Por qué diablos estaba intentando atraer la atención de la criatura? Puede que, en parte, quisiera evitar que hiciera daño a los otros. Puede que deseara un combate uno contra uno contra aquella impresionante criatura. O puede que, simplemente, no hubiera pensado detenidamente en las consecuencias de sus acciones

Por suerte o desgracia, Lugh funcionaba a base de impulsos

Sus puños se hundieron una y otra vez en la criatura, de forma poco vistosa aunque efectiva. En comparación, parecía un niño pequeño pataleando contra un muro de rocas

Para cuando consiguió cargar la ballesta Lugh proseguía en su empeño. Howard levantó el arma paralela al suelo y apuntó a la criatura, era bién grande, por lo que suponía un blanco fácil, sin embargo el dolor le nublaba la vista y le impedía concentrarse.

-Tan solo espero no darle al chico. - Pensó cuando oyó el chasquido que liberó la saeta.

En esta ocasión Lugh parecía que había encontrado un hueco entre la dura protección que poseía la portentosa criatura, ya que sus golpes por lo menos parecían golpear en blando. Por desgracia, los esfuerzos de Nyples por encontrar otro lugar por donde atacar no fueron igual de buenos.

La criatura seguía erguida sobre sus cuartos traseros y lanzando potentes gruñidos, lo que provocó que uno de los caballos comenzara a dar brincos de forma peligrosa entre los combatientes. En este momento y dada la tensión, Alan no consiguió focalizar su poder y tuvo que retomar la concentración no sin algo de esfuerzo.

Howard por su parte, preparó desde la distancia su ballesta dispuesto a ayudar a los compañeros. El tiro era sencillo, ya que había mucha criatura a la que impactar, la saeta voló recta y precisa y fue a clavarse en el pecho de la criatura sin aparentes resultados, aunque en ese preciso instante, la bestia descendió brutalmente sobre el caballo que no dejaba de brincar aplastando a la desdichada criatura con una mezcla de fuerza bruta y garras.

Sin duda alguna, de haber sido cualquiera de vosotros, os habría matado en el acto. Las cosas no pintaban bien para el grupo, ya que la criatura no parecía sufrir los efectos de los ataque que recibía y a su vez, mostraba un potencial de destrucción que ninguno podía soportar.

Lugh abrió la boca de golpe al ver a la criatura partiendo el caballo prácticamente en dos

¡Eh! ¡Si él no te estaba atacando! ¡Abusón!

Había que hacer algo para distraer a la criatura. Pero el cerebro de Howard no era capaz de idear ningún plan, nunca se había visto en una situación así.

-Enbiste y aplasta arboles y caballos por igual. ¿No hay manera de detenerlo?- Howard buscó desesperado en el entorno algo que pudiera servir para distraer o al menos entorpecer el tiempo necesario al oso descomunal para escapar.

Mientras terminó de cargar una segunda saeta y comenzó a musitar sus oraciones mientras la disparaba.

Alan volvió a concentrarse en su "hechizo". Aquel bicho les estaba tocando la moral, y necesitaban librarse de él, pero otra vez volvió a fallar. Jadeó y bajó el brazo.

-¡Joder!

La criatura parece seguir ignorando vuestros golpes haciendo simples gestos ante las saetas de la ballesta de Howard y sin percatarse de los puños de Lugh.

Nyphel busca ayudar en el ataque confundiendo a la criatura y situándose en el lugar contrario a Lugh, para que el "oso" lo tenga más complicado, pero al intentarlo pierde un poco el equilibrio y la bestia consigue impactar con su zarpa en la espalda del chico. Parece que no le ha golpeado bien del todo, pero aun así veis cómo la sangre mana de la herida de vuestro compañero.

Ante esta situación, Alan desesperado intenta acelerar sus poderes con consecuencias nefastas ya que vuelve a faltarle el aliento interrumpiendo su concentración.

Por otra parte, Luz, aun estando preocupada porque su hermana no parece calmarse os grita desde la distancia para que salgáis corriendo ya que aquel ser parece imparable.

Luz gritaba, pero Lugh la ignoró. Aquella bestia les alcanzaría, y él no estaba dispuesto a dejar a nadie atrás. Ya era hora de ponerse serios. Tras una finta vertiginosa, se colocó justo bajo la criatura. Acto seguido dio un salto... Y la golpeó con su puño cerrado en la mandíbula

La bestia era claramente superior a ellos, fuera lo que fuera sería necesario por lo menos una docena de hombres entrenados para acabar con ella.

¡Lugh, Alan! ¡Corred!-Les gritó mientras sentía la vibración de la ballesta al liberar su tercera saeta.

Alan gruñó indeciso y decidió probar suerte una vez más. Ésta vez una sonrisa brotó de sus labios y volvió a lanzar una salva de esquirlas de hielo hacia aquel monstruo.

Nyphel al observar que sus compañeros siguen al ataque, se lanza a por el monstruo aun sintiendo punzadas de dolor por las heridas recibidas. 

-No retrocederé, podemos con él!- piensa mientras lanza sus puños al vientre de la criatura.