Partida Rol por web

Desde que habia bajado al sur se me han dicho continuamente que no eran lo mísmo los animales salvajes del bosque que los hombres.

Sigo diciendo que se equivocan. Todos dejan señales y siguen un ritual cuando hacen cualquier cosa con lo que se pueden aplicar los mísmos principios cuando sigues a unos y a otros.

Basandome en eso busque los lugares más comodos para el caminar de los hombres a la vez que escondidos a nuestros ojos.

Oyendo las quejas de uno de nuestros compañeros me gire poniendo un dedo en la boca y señalandole. Era vital ir en silencio para no atraer demasiada atención. Pero en silencio de hombres lo cual significaba no hablar.

Ruidos como pisar ramas u hojas eran normales y los animales tambien los hacian. Desconfiaría de un bosque donde no oyera ningún ruido.

Sigo a mis compañeros de patrulla, rastrear nunca ha sido lo mío.

Odio aquel tiempo, las circunstancias ya son bastante malas como para que encima el clima lo empeore, el barro transforma el terreno en un pequeño lodozal según en que zonas, lo que puede convertir el terreno en una trampa mortal.
Guardo silencio, pero me molestan bastante las protestas de Ahel, no estamos de paseo por el campo, y solo nos faltaría que acabe revelando nuestra posición con sus lloriqueos.

Sigo molesto con el picto, y aunque tengo claro que la misión es lo primero me escuece que sea él quien esté estando más acertado en aquella patrulla, solo me faltaría tener que aguantar sus alardes más tarde. Así que me esfuerzo el doble en prestar atención, si el ve algo, yo lo quiero ver antes. No tengo porque demostrarle mi valía, pero necesito hacerlo.

Te das cuenta que llega un guerrero a caballo desde el campamento principal, situado a cierta distancia del vuestro, en donde se encuentra el rey Aurelio. El guerrero es rápidamente conducido a la tienda principal y entra en la misma

Saliste hace ya casi dos horas de la tienda que, en el campamento del conde de Salisbury, compartes con tu mujer, con otros seis guerreros, y con las mujeres de dos de ellos. Has estado paseando por varios de los campamentos cercanos en los que, otros señores de la zona de Logres, se encuentran con sus huestes, o con los restos de ellas después de tantos años de conflicto civil

Pero lo cierto es que ya es la hora de partir. De hecho... lleva siendo la hora de regresar desde hace tiempo. Aunque sólo sea porque la lluvia te hace estar calado

La lluvia, el lodo, la sensación de cansancio... todo eso reduce importantemente vuestra capacidad de percepción. Por no hablar de la objetiva dificultad de la tarea. Sin embargo los seis guerreros lográis moveros por el cercano bosque, con todos los sentidos a flor del piel. Como si de magia se tratara, y a pesar de todo, dos son los que, a la vez, comprueban que hay algo que no encaja. Tanto Marco como Mailcom se dan cuenta que en medio del lodo hay varias pisadas humanas, que parecen dirigirse hacia el este, bordeando el bosque, y luego en dirección contraria al campamento y al sitiado castillo. Están muy difuminadas pero sin duda no son sólo de una persona. Más de cinco, seguro, y menos de doce. A pie. Ha ido de uno en uno, y probablemente intentando no ser identificados. Al moverse lentamente, y tener que ser muy recientes, ambos pensáis que sería posible darles alcance 

Desde el norte llegaban nubarrones negros cabalgando veloces el viento áspero. El cielo se oscurecía y la lluvia apretaba, fría y salvaje. Caminó de regreso a su tienda y pasó entre los soldados agotados y heridos, con los ojos apagados lamiendo sus espadas con piedras de asentar* Se detuvo en la entrada, se sacudió las botas contra un poste de madera y el barro se soltó saltando en esquirlas de lodo. Miró a lo lejos, hacia la neblina que se arremolinaba diabólica alrededor de las piedras angostas del monte Snowdon, y allí, en la cima escarpada, los muros agrietados del castillo del traidor Vortigern, esperaban como un enorme gigante agazapado y moribundo. Volvió la capucha hacia atrás, miró, una vez más, aquellos malditos muros, y entró dentro de la tienda. Se acercó al fuego cálido y dejó la capa calada de agua cerca para que se secara.

Badb regresa a la tienda. Dentro están sólo su esposa, Lhiannon, así como Eire, esposa de uno de sus compañeros. Alanna, que no está en la tienda, ve sin embargo regresar al guerrero celta. 

Vigilo atentamente mientras mis compañeros más avezados en el arte del rastro observan las huellas y sacan conclusiones.

Espero a que nos informen de éstas.

- ¿Donde están los hombres? - preguntó sin apartar la mirada del fuego al ver que éstos no estaban en la tienda, tal y como esperaba. La espera era algo a lo que, como guerrero, Badb estaba acostumbrado. Era parte del combate y mucho más, era parte fundamental, de un asedio. Muchos no  soportaban las horas sin quehaceres. Los hombres echaban de menos a sus mujeres o a sus amantes, bebían mejunjes fabricados en alambiques improvisados o malgastaban sus sueldos en los juegos de dados. Todo con tal de amenizar el paso de las horas, de los días y las semanas. 

Los hombres habían partido en una misión, pero que ella no había logrado escuchar, deseaba saber donde su marido había ido, y algo en ella se movía y le decía que debía estar con él, pero no puede, no era el lugar para una mujer se dijo. Luego observó la tienda del señor, ¿tocar para él?, podría y enterarse de lo que estaba pasando. El agua seguía cayendo y mojando sus ropas cuando ve llegar a aquel hombre, y pensó que podría tener noticia de su hermano y marido y fue detrás de él, escuchando su pregunta.

- han sido llamados para hacer patrullaje, pero mas no sé, mi señor- responde Alanna a la espalda del caballero que entraba en aquella tienda. Alanna mira al resto, su hermana y la joven peliroja cerca del fuego, Alanna tomó sus ropas, y volvería a salir, en busca de su primer plan .

- podríais reportaros con nuestro señor, para que os informe donde está el resto, quizás podríais alcanzarlos - le sonríe al hombre, ya de nuevo fuera, con su cabello cubierto por la capucha de su capa mojada.

Parece ser que tanto Mailcom como Marcio han visto algo, yo no veo nada solo me quito el agua que cae en mi cara desde el casco y sujeto el pomo de mi espada fuertemente esperando cualquier indicación, a la vez que pregunto: - Que pasa?.

Me lleve un dedo a los labios y señale las pisadas hablando en voz baja

-De cinco a doce hombres. Caminan en fila intentando camuflar su número. Muy despacio y en silencio.

Parece que van a atacar el campamento o por lo menos infiltrarse en él.

Si seguimos su ruta les podremos coger rápidamente. Pero sería bueno avisar al señor Defi para que se prepare por si no llegamos-

Señale a Ahel

-Si eres capaz de encontrar la dirección del campamento deberías acercarte y avisar. Pero corres el riesgo de encontrarte de frente con nuestros perseguidos-

Tras esponer mi opinión espere a ver que decian los demás.

Escucho las palabras de Mailcom y respondo en voz baja: - Ya me parecía a mi esto muy tranquilo, en fin, creo que es buena idea que alguien vaya a avisar, y no creo que se encuentre con ellos, a no ser que las marcas vengan en nuestro sentido, lo que significaría que no los hemos visto y nos han evitado, si van en sentido contrario, lo mas seguro es que no se encuentre con esos hombres, quizás con otros, pero no con esos. Creo que quien avise a Defi debe saber exactamente como llegar a donde el lo mas rápido posible, creo que yo sabría, mas si son doce contrincante creo que mi sitio estaría aquí.

- "Mandemos de regreso a los dos más jóvenes. El resto somos curtidos guerreros, podremos contra una superioridad numérica de tres a uno... O eso espero." -

-Somos curtidos guerreros pero nuestros enemigos han demostrado su valor aunque solo sea durante este largo asedio.

En el norte sabemos que los animales hambrientos y heridos son los más peligrosos así que no los subestimemos.

Enviemos a un mensajero por otro camino por si desgraciadamente fueramos superados. La valentia y el observar el futuro no estan reñidos.

Asimismo os pediría que bajaseís la voz. Estas pisadas solo nos indican el número aproximado de ellos y lo que han hecho hace un tiempo no sus planes ni sus acciones en este momento.

De todas maneras no nos entretengamos demasiado.

Todos hemos podido observar que estos días se ha relajado la vigilancia y más a nuestras espaldas. Varios teneís familia y camaradas en el campamento indefensos y querreís seguir viendolos.

Por eso se haga lo que se haga tendrá que ser pronto-

Me dispuse a seguir el rastro lo más rápido posible y ponerme en marcha salvo que alguien me dijera algo en contra.

Ante las palabras de Blaine y Edarr,  la contestación de Mailcom y el silencio de Marcio, de los dos guerreros que os acompañan, que se han puesto serios, uno, Ahel, se gira y se dirige a avisar a vuestro campamento. El resto seguís adelante, guiados por la pericia de Mailcom y Marcio. Y en efecto, al cabo de no demasiado tiempo, encontráis, casi en el linde del bosque, a un grupo de guerreros sajones, probablemente exploradores. Son un total de ocho guerreros, y aún no se han percatado de vuestra presencia. Parecen estar esperando algo o a alguien  

Me acerco a mis compañeros y en un susurro les digo:- Deberiamos esperar, para ver que pasa, o que tienen preparado, aunque puede ser que vengan otros 8 más, pero creo que debemos saber el plan que tienen pensado por si hay otras operaciones iguales al rededor del campamento.

-Coincido con Edar. Ansio acabar con esos perros sedientos de sangre pero es mejor conseguir toda la informción posible.
Ya habra tiempo para acabar con ellos.

Además ahora son muy pocos con lo que prefeririaís que llegarán más para que tuvieran alguna oportunidad ¿no, Blaine?.

De todas maneras pase lo que pase hay que intentar capturar a uno con vida para sacarle información ¿a quién se le da bien eso?-