Partida Rol por web

Fecha:1 de Noviembre
Lugar: Gran salón del castillo de Sarum, celebración de la fiesta de la cosecha.
Destinatarios directos: Edar y Mailcom

La joven Briant, que había perdido el gesto serio, sustituido por una sonrisa al escuchar al guerrero picto, se relaja finalmente con las palabras de Edar 

- Bueno... es indiscutible que vuestras palabras ahora si han sabido pronunciarse. Es verdad que mi padre es un hombre justo, y aunque vuestro acercamiento a mi, de ambos, no ha sido el adecuado, sí se ahora quienes sois, y que los dos vivís con nuestro señor el conde, y sois bravos guerreros - la mirada de sus ojos aun es de desconfianza, pero ahora sí parece más calmada y gustosamente habla con vosotros durante un largo rato. Es, como dijo Mailcom, hija menor de un caballero vasallo de vuestro señor, y se comenta que su padre piensa dotarla con un señorío

Fecha:1 de Noviembre
Lugar: Gran salón del castillo de Sarum, celebración de la fiesta de la cosecha.
Destinatarios directos: Edar y Mailcom

La joven rubia, Vilania, es la mayor y más bonita de las tres. Se demuestra en la conversación como una joven cortés y con buena educación y verbo, aunque tal vez un mohín de decepción aparece en sus labios al oir vuestras palabras. Aunque puede que no fuera real, y solo lo imaginéis. Como sus compañeras, también ella tiene como dote un señorío, si bien su padre no es un caballero, sino un hacendado romano con numerosas tierras, que juró fidelidad al conde  

Fecha:1 de Noviembre
Lugar: Gran salón del castillo de Sarum, celebración de la fiesta de la cosecha.
Destinatarios directos: Edar y Mailcom

- Los dos habéis sangrado por nuestro señor el conde. Mi padre dice que quienes son leales y sangran, cuando no se trata de meros siervos de leva, siempre deben ser honrados - tercia Muna, interviniendo finalmente- Y seguro que él estará encantado de recibiros a ambos y al resto de los que habeis nombrado, en algún momento del próximo año en su castillo. Seguid contándonos historias del asedio, guerreros

Se puso delante de su hermana, sentada mirando los ojos de Eire llenos de incertidumbre y pena, lo que apartó de ella el recelo que estaba sintiendo desde que supo del embarazado. Su hermana se estremeció con el movimiento de su hijo, no había tenido un buen embarazó y ella intentó ayudarla, pero ahora se hacía más evidente su necesidad.

- shuuu... tranquilo - puso su mano sobre el vientre de su hermana, tenía una facilidad para tratar a los niños, y creyó que podría funcionar con uno no nato - claro hermanita - levantó su mirada verdosa en una gran sonrisa, y se inclinó hacia ella, poniendo su oído en su barriga, sabía que el padre de la criatura no dejaría que se hiciera cargo del bebe si a su hermana algo le pasaba pero confiaba en Dios en que eso no pasaría - y nada te pasará, orad y clamar al Padre de los Cielos para que proteja vuestro parto -  volvió a buscar su mirada, ella había visto morir madres dando a luz, pero también había visto a muchas vivir y tener muchos hijos más.

1 de Noviembre celebracion de la fiesta de la cosecha, Gran salón del castillo de Sarum. Edar, Briant, Vilania, Muna y Mailcom

-Bueno ese fue un gran día. Pero lo que mi compañero no os ha contado es el otro asedio al que fui sometido y que todavía hoy tengo que sufrir.

Soy seguidor de las antiguas tradiciones de mi pueblo y eso me lleva a continuos problemas con los cristianos.

Nuestro buen Edar, aunque algo más respetuoso, es de los más perserverante al respecto. No para de meterme, o por lo menos intentar, las ídeas de todo lo bueno que es su dios y de lo correctos que son sus mandatos.

Por favor, si todavía es muy joven y en lugar de hablar de batallas y enemigos derribados me cuenta sobre el conseguir unas tierras que le permitan poner un techo sobre una buena mujer y bajo el que cuidar a unos hijos sanos y fuertes.

La alegría de verles crecer y enseñarles, criarlos en las enseñanzas de Cristo, el sentarse por las noches con sus tareas y hablar con su esposa...-

Me agarre los pelos de la cabeza

-Me vuelve loco. ¿Cómo se puede hablar ya como un viejo?-

Habia un detalle que Edar me habia comentado al respecto. Era el momento de saber más sobre este.

Las damas parecían mas tranquilas, aunque la que más me atraía era Vilania, aparte de su belleza, era hija de un romano y por tanto seguramente cristiana, quizás por eso al contar las batallas su muestra de decepción, tenia que encontrar a una mujer con la cabeza bien amueblada y que supiera ser una buena anfitriona y Vilania parecía tener todo eso, así que seria una de mis candidatas si su padre aceptaba el acercamiento, por lo que me dispuse a hablar cuando Mailcom volvió a contar mas cosas sobre mi. Esta vez de religión y sus deseos en la vida.
Así que como había sacado el tema no tenia otra opción que aclararlo, por lo que digo con una sonrisa:- Yo creo que es de todo buen cristiano intentar ilustrar a sus amigos de los parabienes de la religión Cristiana, pero parece que Mailcom es un ferviente creyente de sus dioses, pero no cejo en el empeño de que algún día vea la verdadera luz de un solo Dios. ¿Y vosotras que pensáis de ello?, ¿estáis a favor de tener un solo dios o muchos dioses?. Y que esperáis de la vida?,¿y de la educación de los niños que tengáis?

Cómo si la hubiera notado, la criatura que crecía dentro de mi se quedó quieta, cómo tranquilizada. Con agotamiento cerré unos instantes los ojos, manteniéndome lo más serena posible, pero en esta ocasión me estaba “costando” demasiado. Demasiados meses con malestar, problemas y trabas que solo habían hecho de un “hermoso embarazo” el más cruel de los “infiernos”. Lentamente posó mi mano sobre la de Alanna, sonriendo cómo bien podía, era una sonrisa forzada, pero no por ello menos sincera que la de ella. En mis ojos no se veía felicidad, pero si algo más de calma al ver la de ella.-Pido cada día por nosotros... Y solo espero que nuestro dios escuche mis súplicas.-Bajo la mano de ambas, se notó una patada que hizo que me estremeciese un poco, pero aguanté sin rechistar.-Ahora te necesito junto a mi... Alanna, sé que las cosas desde lo acontecido no están bien... No soy idiota.-Empecé diciendo, con un tono tranquilo y pausado. Mis ojos se posaron en los de mi hermana, eran tan hermoso que era difícil no quedar embelesados por ellos.-No puedo llevar esto sola... Y Blaine, jamás me entendería...-Mordí mi labio por dentro. La vida estaba siendo tan cruel conmigo, cómo podía amar a alguien que ni siquiera me correspondía. Lentamente subí mi mano hasta su mejilla, acariciándole con ternura.-Crece en mi vientre... Pero es de las dos, necesito de ti para poder seguir... Ambos te necesitamos... Por favor...-No podía seguir con ese pesar dentro.  

Tarde en los patios del Castillo año 468. (Mailcom y Éire)

-Reconozco que mis creencias son muy distintas a las tuyas...-Empecé diciendo con suavidad, mirándole unos instantes.-Pero jamás decidiré por él... ¿Quién soy yo para obligarlo? Hasta que esté preparado para elegir por sí mismo, le mostraré ambas cosas. Vuestros dioses, mi dios...-Una pequeña sonrisa entristecida apareció en mis labios. Sabía que Blaine no permitiría que yo le hablase de mi dios, pero igualmente lo haría, atendiéndome a cada una de las consecuencias que eso trajese- Y ojalá mi hombre pensase cómo vos... Pero cómo pudisteis comprobar, es más necio que un burro. En ocasiones consigue desesperarme-Confesé tranquilamente. Apoyando las manos sobre las piernas, acaricié las telas del vestido, acomodándolas perfectamente.-Estoy segura que encontraréis una buena mujer casadera... En estas tierras hay buenas mozas. Sin ir más lejos algunas con las que hago calecho en las noches de lluvia. Son buenas mujeres.-Volví a mirarle a los ojos, dedicándole una sonrisa realmente encantadora. Ni siquiera lo último que había dicho había conseguido entristecerme.-No todos tienen las mismas necesidades, otros dan más importancia a una u otra cosa.-Asentí con la cabeza.

Tarde en los patios del Castillo año 468. (Mailcom y Éire)

Sonreí tristemente

-Mi problema es que ya la encontre. Pero esta casada y ama a su marido con lo que no tengo ninguna posibilidad.

Como ya dije es una de las cosas que me enfurecen de vuestro marido y del romano. Tener a una buena mujer que me ama y no darle importancia.

Supongo que yo tambien soy un necio. Se me ha dicho varias veces que debería de buscarme otra mujer y formar familia

Pero ¿cómo hacerlo cuando no me imagino otra madre para mis hijos que ella ni otra persona con la que pasar mis días y noches?.

Puede que consiguiera engañar a los demás, quizás incluso a los dioses, puede que hasta a mi mísmo pero mi corazón sabría la verdad y solo causaría dolor y desgracia.-

Me golpee la pierna con la mano intentando animarme

-Pero ya me hice a la ídea. Había oido historias de hombres que se enamoraban de mujeres y como no podían alcanzarlas se entregaban a su recuerdo en vida y alma dedicandole su vida ya que no pueden compartirla.

Siempre pense que eran unos cretinos de talla mayor y me era imposible entenderlos. Ahora soy un cretino y sigo sin entenderme-

Tarde en los patios del Castillo año 468. (Mailcom y Éire)

-Esa a quien amáis...-No me atrevía a decirlo, me parecía algo tan peligroso que sentí cierto miedo.- Es mi querida hermana ¿Cierto? Vi cómo le habláis y miráis...-Suspiré con suavidad, bajando la mirada hacia otro lugar, evitando en todo momento la de él.- Nadie escoge a quien amar... Pero desgraciadamente, en los tiempos que vivimos... El amor no está a nuestro alcance. Los enlaces tan solo son una forma de ganar algo a cambio...-Lo miré de nuevo, podía saber que sentía y cómo se sentía. Suavemente dejé mi mano sobre la de él, encima de su rodilla.- Sé cómo os sentís... ¿Creéis que yo amo a mi marido? Es un buen hombre, pero no lo que yo quiero... Ni él me ama, ni yo lo amo en realidad. Pero me debo a él...-Apreté su mano con suavidad, cómo intentando transmitirle calma.- No os encerréis en ella... Ahora mismo es como tocar  el cielo con los dedos, imposible.-Cerré los ojos, entristecida.- Debéis... Mantenerla en el recuerdo, pero no quedaros con ella. Sois joven... Y estáis en edad de formar una gran familia.-Sonreí con ternura, soltando su mano poco después, con un toque delicado.

Tarde en los patios del Castillo año 468. (Mailcom y Éire)

Puse mi mano encima de la suya reteniendola un momento

-En verdad me cuesta entenderos. Pero al menos se lo que es el honor y el deber.

Lamento oir que no amaís a vuestro marido pero al menos os respetaís mutuamente.

Si es vuestra hermana.- Estire mi otra mano hacia las nubes -Y ahora mísmo el cielo esta más cercano-

Sonreí tristemente

-¿A quién quiero engañar?. El cielo siempre estará más cercano.

Y sin embargo no puedo hacerme a la ídea de dejarla escapar.

El hacha del enemigo se vuelve menos peligrosa cuando la veo. Un solo mechón de sus oscuros cabellos trae luz a la caverna más profunda. Y el abismo insondable se atraviesa facilmente con un salto si son sus ojos los que mirán.

Supongo que soís más sabia y conoceís el mundo mejor que yo. Simplemente no quiero vivir en ese mundo real.

Se que debo formar una familia pero cuando surja el momento buscare a un heredero digno de empuñar mi lanza en defensa de los nuestros entre mis familiares y lo llamare hijo o hija.

Si tengo suerte quizás lo encuentre cuando sea retoño y entonces os pida consejos en vuestra familia para que no sea tan bruto y desgraciado como su antecesor-

- vuestro marido es un asno, Eire - dice sin miramientos, no  iba con ella el cinismo, nunca ha sido así - vos debísteis hacer lo mismo que yo con nuestro hermano mayor, exigir un buen marido y no una bestia como Blaine, el joven Mailcon incluso es mejor marido, pero bueno -  rodó los ojos, y volvió a poner sus manos en el vientre de la joven, para calmar al bebe y que ella no viera la expresión de sus ojos, la tristeza,  ¿hijo de ambas? si, podría ser, pero ella deseaba un hijo dentro de ella, y creciendo, pero le sonrió a su hermanita.

- estaré con vos, soy vuestra hermana y nos... nos comprendemos - toma sus manos y las besa - hermana, deseo quedarme con vos, confía en mía - acaricia sus cabellos, para confortarla.

Y con estas conversaciones terminó el año 468. No fueron estas las únicas veces que hablaron Edar y Mailcom con las tres damas, aunque las mismas, al no vivir en el castillo, no era frecuente que pudieran conversar con ellos largo rato. De hecho, tampoco era precisamente lo primero que hacían al ir al castillo. Al menos no los rechazaban cuando estos se acercaban.

Año 469...

Fecha:15 de Mayo
Lugar: Calles de Sarum.
Destinatarios directos: Edar

Veo en el mercado a Vilania comprando, me acerco por detrás y tocándola en el hombro la digo:- buenos días Vilania, quieres que te ayude a llevar las cosas que necesites?, sin esperar extiendo mis manos hacia la bolsa que lleva a modo de petición para llevarla.
Mientras espero a que se decida si me acepta como acompañante o no, la pregunto:- Por cierto tienes hermanos?.

mediados del invierno, año  469...

Alanna había intentado hacer todo lo posible para buscar al pictos, su cariño por él iba en aumento ahora que el joven había desaparecido, pero los hombres estaban más atentos a otras cosas, y daban por muerto al rubio caballero, pero Alanna no, rogaba a Dios de que volviera, deseaba con todo su corazón que lo hiciera, y su deseo era casi tanto como el que hubiera sentido por su propio marido.

Afortunadamente sus oraciones fueron escuchadas y el Pictos volvió entre los muertos, y una tarde, Alanna lo buscó en el bosque, lejos de miradas indiscretas, ambos compartían el padrinaje del sobrino del pictos,  al que ella había accedido luego de meditarlo, Mailcom había dado muestra de su cariño por ella al pedirle eso, y ella accedió. 

Ahora lo esperaba  detrás de un árbol, pero el sueño la venció, y a pesar de hacer frío, la joven se inclinó en el tronco, dormitando, cubierta por una gruesa capa, sus manos cubiertas por guantes, aún así sentían el frío...

Mediados del invierno año 469. Alanna y Mailcom

Caminaba tranquilamente a la espera de la joven dama que me habia citado, madrina del que esperaba fuera mi sucesor, y eso me tranquilizaba.

El recordar lo cerca que habia estado de la muerte y los sucesos tras ello me inquietaban pero en algunos momentos conseguia vencer a mis pesadillas.

Y ese era uno de ellos. Cuando la vi tan pura y bella durmiendo tranquilamente apoyada en el tronco de un árbol.

Me incline hacia ella. Ansiaba besarla. Pero en lugar de eso me quite mi propia capa, aquella que no solo me quitaba el frío que corría alrededor si no que tapaba el recordatorio de mi casí infausto destino buscado por mí mísmo, y se la eche por encima.

Tras eso me coloque delante de ella en posición atenta vigilando que su sueño fuera tranquilo y placentero.