Partida Rol por web

Reed siguió a la chica y se dejaron caer dentro del vagón, para en breve salir de la estación destino a Hogwarts.

No pudo evitar mirar por la ventana, no por ver lo que dejaba atrás, sino para mirar hacia adelante, y ver lo que venía hacia su vida, su nueva vida.

La chica, que si bien era reservada, era del todo agradable le ofreció ranas de chocolate.

Pensó en declinar la oferta, pero, que demonios, no le iba a pasar nada por comerse una o dos ranas.

Si, muchas gracias, me gustan bastante, aunque no las suelo comer  a menudo.

Viendo la duda en la cara de ella contesto con la mayor sinceridad.

Es que, en casa seguía un plan especifico de comidas, nunca le vi mucho sentido, pero supongo que funciona, porque estoy bastante sano.

Luego de aquello se dejo caer en el asiento con la mayor delicadeza posible para alguien de su tamaño, que era un poco más alto que el resto de chicos de su edad, aunque decían que tendría  un tamaño medio finalmente, y que solo había estirado antes.

Y miro a la chica con curiosidad mientras abría una de las ranas.

Tu padre debe de trabajar en el ministerio, sin duda. Porque mi padre es demasiado, er..., estirado para saludar a gente que no conozca, o que no trabajen para el ministerio.

Eric no podía parar quieto. Miraba por la ventana, se asomaba por el compartimento para ver el tren, miraba de forma curiosa a sus compañeros de tren... El chico que iba con él parecía estar muy entretenido leyendo, así que tuvo que contener su impulso de saludarle, no quería causar mal impresión. Aunque claro, tal vez la causase al no saludar. Da igual, mira que paisaje tan bonito!

La mente del joven de pelo y ojos verdes iba a tope hasta que joven rubio de aspecto extraño y gafas enormes le saludó. Eric sonrió, encantado porque William hubiera preferido entablar conversación en vez de leer. Sin embargo la presentación que escogió cogió completamente de improvisto a Eric. Encantado William, encantado Sayuri. Me llamo Eric Young.  Y... esto... El joven parecía confundido, no sabía por donde empezar. Negó con la cabeza y sonrió. A ver, la naturaleza lo es todo... Porque lo engloba todo. Tú eres parte de la naturaleza, yo soy parte de la naturaleza, este tren una vez fue parte de la naturaleza. Tu forma de pensar es tu naturaleza, tu forma de ver percibir, sentir... Los ojos de Eric brillaban, más verdes que nunca, parecía encantado con la conversación. Formas parte de un todo, la naturaleza, y por eso debes cuidarla y respetarla. Si dañas a la naturaleza te estás dañando a ti mismo. Eso me dice mi madre siempre.

Termina mirando con curiosidad a William, casi retándole a que le contradijera.

Miro a los ojos de Eric y, viendo lo convencido que está de su teoría, elevo a Elaïne Aïnn a la categoría de autores dignos de confianza.

- Es una manera de verlo, pero si entendemos la naturaleza como un todo, incluimos dentro de ella todo lo que es sobrenatural. Y lo sobrenatural, por definición, escapa de la Naturaleza. Al menos, hasta que no encontramos la manera explicarlo, entenderlo y controlarlo.

Una vez llegados a ese punto, podría algo sobrenatural considerarse natural, pero mientras no llegamos hasta ahí, no lo es, y eso se contradice de lleno con la idea de que la Naturaleza lo es todo, negando, de paso, la idea de que la Naturaleza es la 'única verdad'.

Alguien interesado en imponer su opinión a la opinión contraria, podría decir que lo sobrenatural es una parte de la naturaleza que aún no ha sido entendida, con la intención de englobar a lo primero dentro de lo segundo, pero estaríamos pasando por alto la posibilidad de que, algo sobrenatural, fuera sobrenatural por sí mismo y, por méritos propios, no pudiese jamás ser entendido, en cuyo caso no entraría nunca a formar parte de la Naturaleza y quedaría de nuevo demostrado que es falso que la Naturaleza, es la única verdad.

- Aunque también podría estar equivocado - admito al acordarme de que acaba de decirme que esa es la teoría de su madre y trago saliva al recordar el fuego que anidaba en sus pupilas. - Tenemos que preguntarle sobre esto a alguno de los profesores - asevero intentando quitarle hierro al asunto. Siendo Eric definitivamente un ente faérico, quitarle hierro es una expresión que viene como anillo al dedo.

Arthur observó cómo el andén parecía moverse a través de la ventana.

Ya nos vamos - pensó. - Me pregunto cómo será todo a partir de ahora.

Vio a su madre hacerle un último saludo con la mano e interrumpió sus cavilaciones para devolverle el gesto hasta que la estación dejó de verse. Su padre al final no había podido acompañarles ya que había tenido que acudir con antelación a Hogwarts como el resto de profesores pero no le importó. Esa noche le volvería a ver durante la ceremonia de las casas.

Buscó con la mirada su voluminoso baúl y procedió a asegurarlo en el portaequipajes, al igual que la jaula con su lechuza. Una vez que hubo terminado pudo dedicarle tiempo a examinar el resto del compartimento.

Vio que sólo había dos personas más en él. Un chico y una chica. El chico parecía dormitar en uno de los sillones por lo que centró su atención en la chica.

- Hola, ¿qué tal? Me llamo Arthur

- Yo quisiera ver todo, no conosco Hogwarts y no tengo hermanos como para saber cosas, pero espero que me vaya bien como cualquier otro.. Alguien sabe como es Hogwarts?

El chico miraba a sus compañeros de vagon y luego miraba hacia arriba mirandolo, el estaba ahi y sabia que no podia sacarlo ni nada... Tambien la sensacion de que algo le resultaba familiar...

Volvió momentáneamente a su libro. La mitad porque tenía ganas de hacerlo, la otra mitad, porque no hay como las tapas de un buen manual de teoría para parapetarse justo detrás de ellas. Y ya que estaba, asomó los ojos por la parte de arriba. Poco a poco, muuuuuuuy lentamente, sin prisa pero sin pausa, como un submarino militar emerge en zona enemiga, asomó la cabeza de William. Primero, salió del mar de páginas una isla de trigo. Acto seguido, los ojos. Curiosos, inquisitivos, sagaces, periscópios y reflejo de su alma. Volvió a sumergirse suavemente, a la velocidad de las placas tectónicas. Se mantuvo oculto el espacio de tiempo que hay entre un  latido del corazón de una tortuga y el siguiente. Lo justo para asimilar que la chica estaba mirando por la ventana y volvió a subir la cabeza hasta la linea de flotación, con mucho cuidado.

No se dió cuenta de que estaba siendo analizada, igual que una desprevenida gacela, por un frío cocodrilo con la capacidad de cálculo de un ordenador de una empresa de Sílicon Valley.

-Tiene todo el aspecto de poder pensar en varias teorías relacionadas con la expansión del universo mientras se toma la leche, desarrollarlas luego, mientras se cepilla los dientes y refutarlas, más tarde, cuando se pone los calcetines. - pensó William. - Peligrosa.

Entrecerró los periscópios y vuelvió a sumergirse, lenta y sigilosamente, tras las páginas del libro de "Teoría magica".

- ¿Tu crees que esta es de las que sacan dieces? - preguntó a su compañero de pelo verde, en el mismo tono con el que un capitán militar estaría consultando a otro las capacidades de un ejercito enemigo. 

Eric seguía emocionado e incapaz de permanecer quieto. Quería llegar ya a aquel colegio y empezar a aprender todas las cosas de la escuela. Miró varias veces a sus compañeros, pero ambos parecían bastante atareados. Pensó en comprar algo del carrito, pero, al sacar dinero se dio cuenta de que apenas le quedaban unos knuts, así que descartó la idea con gesto de resignación. El gesto no duró demasiado en su cara.

Su compañero le hizo una pregunta que no le pasó desapercibida. Miró a la chica durante unos instantes sin ningún disimulo, aunque como estaba mirando por la ventana tampoco se debió dar cuenta. La verdad, aquí del único que puedo decir que probablemente saque todo dieces eres tú... Dijo con una sonrisa divertida. Me equivoco?

Esbozo una suave sonrisa, mientras hojeaba el libro y escuchaba a los chicos. Las ansias y las expectativas que desbordaban eran muy agradables.

-Seguro que será como nada donde hallamos estado. +comento, cerrándolo de nuevo con cuidado al llegar a un grabado de Seth. Sabía donde habían tomado esa imagen. Nunca se había insolado como en Egipto, pero esa no había sido la peor parte del viaje... Lo tendió a su dueño nuevamente, mientras añadía.

- Por cierto, ¿ya pensaron a que casa les gustaría pertenecer?

Los dedos apoyados al frío vidrio de la ventanilla repicaron con las yemas en una despedida imperceptible sin sonido, mientras el vaivén de la marcha comenzaba a incrementar.
Lo ultimo que vio fue al hombre del traje italiano con el blanco kayfey levantar el brazo que sostenía el bastón, en su dirección. La niña negó incrédula sonriendo viendo al hombre hacer un ridículo en el anden que se perdia, pero logro sacarle una sonrisa y eso se lo agradecería siempre. "has amigos, se sociable mi pequeña  ghazala". Habia sido uno de los consejos del viejo sheik.
Faria se volteo recargando la espalda en el asiento, hundiendo el cuerpo y observando con detenimiento el cubiculo que ahora estaba lleno. Dos chicos que parecían ocupados entre ellos, y una chica de piel y cabellos claros. Lucia una niña fina por sus ropas, de mirada inteligente y vivaz, inglesa para mas siglas.
Faria le sonrío de lado levantando el menton en un gesto significando :"hola que tal"
-¿Cuanto dura el trayecto hasta la escuela?  Y hola me llamo Faria Idahoe vengo de Egipto.
Explico extendiendo su mano morena ofreciendola en saludo a la otra niña.

Cristopher dio un respingo, notaba un sabor metálico en la boca-Otra pesadilla-no recordaba gran cosa: una opresión asfixiante y una oscuridad impenetrable. Se frotó los ojos con las manos y bostezó. En ese momento se dio cuenta de que el tren ya estaba en movimiento y que había otras dos personas en el vagón-Oh-fue lo único que dijo, pero no tardó en saludar:

-Yo soy Crisopher Taylor, encantado- sonrió a los dos ocupantes del compartimento- Y siento lo de estar completamente dormido, pero apenas dormí la anoche anterior- como para enfatizar sus palabras bostezó de nuevo, esta vez tapándose la boca. Volvió a notar el sabor metálico en la boca-Puede que me haya mordido durante la pesadilla-pensó. En todo caso, empezaba a molestarle así que cuando vio un carrito se acercó a la puerta no tardó en ir a curiosear. 

Tras una pocas palabras y unas monedas, volvió a su asiento con unos pasteles en forma de caldero y una botella de zumo-¿Alguien quiere un pastelito?

Los colores tardaron tan poco en asomar a sus mejillas que éstas pasaron del blanco "rata de biblioteca" al rojo "me han pillado" sin dar señales de ninguna de las gradaciones intermedias tipo rosa "me gusta lo que oigo".

- Bueno... Yo... -empezó a tartamudear, sin saber muy bien qué responder.
Desvió su mirada hacia el compartimento de enfrente. Desde donde estaba, pudo ver a una chica de tez morena y pelo negro, largo y ondulado como si hubieran vertido una cuba de tinta en una pista de "bumps". La veía hablar con sus compañeros, pero también la veía cuando no lo hacía. Entonces, casi que uno podía ver como su alma salía de su cuerpo, como un tímido ratoncillo sale de su escondrijo, y viajaba hasta algún lejano lugar que solo ella conocía.
Estuvo contemplándola durante un buen rato, intentando adivinar de dónde podría ser o dónde podría estar. Sus ademanes, suaves y comedidos, hablaban de una educación esmerada. Su ropa, fresca y ligera, sugería un clima cálido. William la ubicó en el Oriente Próximo, pero no pudo precisar mucho más.

Con la sensación de haber acertado solo en la parte externa de una diana, se dirigió a Eric, en busca de una segunda opinión.

- ¿De dónde dirías que es? - le preguntó indicando con la cabeza a la chica del compartimento de enfrente.

Alma ya estaba abriendo su rana, y la agarró en el aire, antes de que se escapara,  soltando una risita traviesa. Los demás chicos la miraron y ella se encogió de hombros, y miró hacia otro lado, pero luego volvió a mirar al chico al que le había ofrecido dulces, mordíendose la punta de su lengua.

- puuuues... mis papás me dejan comer dulces,  y no creo que esté menos sana que tú - indica, echandose a la boca la rana, y quedando con un poco de chocolate en los labios, que debe sacar al repasar su lengua por ellos - eh... y sí, trabaja en el ministerio, es auror, y conoce a la mitad del mundo mágico - come otro bocado, y abre la caja para sacar el cromo que tenía.

- ohh.. otro Dumbledore, paff...- exclama verdaderamente frustrada - tengo ya como cinco - hace un ligero puchero, y come otro bocado de su rana.

- ¿y te gustó tu varita? -le pregunta, sentándose ahora a su lado un poco mas, pero sin ser invasiva, pero es que no quería que los otros chicos escucharan su conversación del todo. 

- No pasa nada - responde distraido. Después, al acercarse el carrito, asiente con la cabeza mientras esboza una sonrisa - Claro, y ranas de chocolate y grajeas de todos los sabores también.

Mientras se levanta va buscando en sus bolsillos algo de dinero suelto.

- Y tú... ¿quieres algo? - le pregunta a la silenciosa chica.

-¿Huh?.. no gracias.. soy alérgica al chocolate... quizá un dulce de caramelo si puede ser. Por cierto, me llamo Pervinca. Un placer.-

Sonrió dulcemente.

A Eric le hizo gracia la reacción de William, sin embargo no comentó nada, al fin y al cabo a él le daba igual lo que estudiase cada uno. Cada persona tenía sus gustos y motivaciones y era buena haciendo lo que sabía hacer. Al chico de pelo verde nunca se le había dado demasiado bien estudiar. Prefería aprender por las experiencias de la vida y eso era lo que hacía. cada vez que tenía que estudiarse algo de cabeza tenía que esforzarse muchísimo para no perder la concentración.

Miro a la chica de la que hablaba su compañero y estuvo dudando durante unos instantes. La verdad, no tengo ni idea... Parece de oriente medio, porque negra no es, pero asiática o rusa tampoco. Nunca antes había visto a alguien de esa nacionalidad, solo en fotos. No estoy acostumbrado a ver extranjeros cerca de mi casa, sabes? Solo en el colegio, en fotos.

El chico se quedó mirando durante largo rato a la niña, como si hubiera algo en ella que le atrayese. Era simple curiosidad, nunca había visto una tez tan oscura. Crees que es porque toman más el sol? Preguntó.

William se preguntó qué pasaría si ella girase la cabeza ahora. Cuatro ojos, grandes y brillantes como snitchs, la examinaban y escrutaban con el nivel de descaro y atrevimiento que sólo unos chavales de esa edad pueden permitirse.

- Yo creo que es un tema de variación genética - respondió poniendo voz a su pensamiento.

- Y el caso es que tengo yo un texto que no acabo de entender. Al igual ella sabe traducirlo. Diría que es hebreo, una lengua semítica, como el árabe. Se cayó de un libro que compré en el Callejón Diagón. No tengo muy claro si pueden ser los apuntes de un estudiante o qué diantres puede ser. Es más, estoy a galaxias de saber que puede ser este texto. Mira - le dice a Eric mientras le alcanza el trozo de pergamino que cayó del libro:

- ¿Tú cómo lo ves? ¿Qué dices que es? ¡¿Probamos a ver si es mágico?! - inquirió con alegre ímpetu el chico rubio.
 

Merlinda se sento en el compartimento del tren todavia un poco aturdida por la fria despedida de su padre y por sus palabras sobre que se sintieran orgullosos y que no se juntara con gente no deseable. Sus padres eran un fanaticos de la pureza de sangre algo que Merlinda no compartia , si tenian Magia igual por que no podian ser igual o mejores pero se cuidaba de decir eso delante de sus padres la ultima vez que lo dijo paso castigada en su habitacion una semana. Era valiente pero no estupida y empecinarse en su empeño solo la traeria castigos pero en Hogwarts sus padres no estarian.

Tan ensimismada en sus pensamiento que tardo mucho en darse cuenta que una de las chicas que estaba con ella le estaba hablando era morena de pelo oscuro y rizado pero de mirada vivaz.

-Hola...dijo merlinda con titubeo,no estaba muy acostumbrada al contacto con otros niños de su edad.Soy Merlinda Gabraith , soy Inglesa y la verdad es que no se cuanto dura el viaje.Supongo que unas cuatro o seis horas (calculo en base a las peliculas que a veces van de dia y llegan de noche XDD)No sabia que viniera gente de tan lejos a Hogwarts