Partida Rol por web

Al Granje hotel, por favor cuando Nin pronuncia esas palabras el taxista os mira con cara extrañada…duda por unos momentos, pero finalmente arranca…recuerdas ese nombre porque alguna vez lo pronuncio Leo, y te ha venido a la mente, sin saber porque…

El taxista, un hombre negro, de unos cuarenta, recorre con habilidad las lluviosas calles de la ciudad, mirando de vez en cuando por el retrovisor, el agua moja la tapicería del Rover que os conduce hasta vuestro destino, cruzáis sobre el puente de Londres y tras un pequeño trayecto el lujoso Granje se os muestra ante vosotras…alguna limusina, coches de lujo y gente bien vestida pululan por los alrededores, a vuestra izquierda, encantadores bares a la orilla del rió, perfectamente iluminados, y si atravesáis con la vista hasta el otro lado…el Parlamento Británico, brillante bajo el efecto de las luces y su reflejo en el agua del Tamesis…

El taxista frena y os señala el hotel con el dedo, nuevamente la duda y finalmente una sonrisa, pagáis y bajáis del coche…el portero del hotel os mira extrañado, finalmente se aparta sin quitaros ojo y os saluda con una buenas noches señoritas…

El hall del hotel os recibe…

Buenas noches… dije con la mejor de mis sonrisa mientras cruzamos el umbral que conducía al hall del hotel, y me separé de Rebecca, caminando bastante más erguida de lo que realmente me permitía el dolor de mi tobillo…

Empapadas, exhaustas... podía imaginar lo que pensaban aquellos recepcionistas que me miraban asombrados y algo sarcásticos. No era la primera vez que mi aspecto informal provocaba ese tipo de reacciones, y que gente como aquella, con bastante menos de eso que llamaban “poder adquisitivo” que yo, me miraban con superioridad, desde el estúpido pedestal que les otorgaba el uniforme de un hotel elegante…

Llegue al mostrador apartándome el pelo empapado de la cara… cojeando y dejando un reguero de pisadas húmedas tras de mí… pero con mi mejor sonrisa, y con Rebeca a mi lado….

Buenas noches…. Desearía una habitación doble… por favor…. la voz suave y casi elegante imitaba a todos aquellos snobs que había tenido que soportar estoicamente en las fiestas de promoción que organizaba Leo… Hasta que hora funciona el servicio de habitaciones?... mi mano ya tendía la tarjeta de crédito y el documento de identidad, con la sonrisa tranquila, y la chispa casi desafiante en los ojos…

De momento, cobre dos noches… por favor… y suba una cubitera con hielo a nuestra habitación…

- ¡Joder! - no puede evitar exclamar al ver la recepción. Luego se tapa la boca tratando de adecuar su lenguaje al lujo que las rodea. Piensa por un momento quitarse la cazadora de cuero con un agujero de bala en el hombro pero duda de que la lluvia haya logrado ocultar las manchas de sangre de su camiseta de tirantes así que lo deja estar.

Observa al personal empapada y desde abajo pero sin dejar de mirar a los ojos como si de ese modo atrapase sus miradas y evitase que hiciesen indiscretos recorridos hacia su vestuario.

- ¿Puedes pagar esto? - pregunta discretamente sorprendida cuando se dirigen hacia el ascensor - Joder con Selene - vuelve a taparse la boca divertida. Parece que el nadar entre las tribulaciones que las rodeaban no le hacía perder el buen humor.

Un hombre joven, vestido con el uniforme del hotel os acompaña hasta el ascensor y solo un educado "Buenas noches" sale de sus labios...El ascensor tarda algo mas de un minuto en llegar hasta s destino, la decoracón del hotel es elegante y discreta, del tipo que Leo siempre habría escogido...aunque quizás algo clásica para los gustos de la señorita Larkin...

Finalmente el pasillo llega a su fin y en ala oeste del edificio la habitacion 1214 es la mas alejada del ascensor...el empleado del hotel os are la puerta con una tarjeta que os entrega a continuación, una para cada una, y cuando entráis en la misma os indica la cubitera anteriormente solicitada, pregunta si desean algo más y cuando recibe la contestación se marcha...

Rebecca mantiene la mirada en el botones hasta que éste abandona la habitación. Luego, a solas con la artista la situación se hace más tensa. Parece que el encontrarse ambas en ese espacio que no les pertenece hace que el contexto se desdibuje hasta no tener el más mínimo sentido. Con una sonrisa algo melancólica le ayuda a quitarse la parka y a que se apoye en ella hasta llegar al sillón. No abre la boca como si cualquier cosa que pudiese decir no tuviese importancia o pudiese esperar a ser dicho.

Deja caer su cazadora de cuero al suelo sobre la parka sin haber podido evitar mirar con lástima aquel agujero que la había destrozado a la altura del hombro.

Despacio, como si fuese un pequeño autómata, un juguete siniestro, trae unos cojines donde apoyar el pie dolorido de Selene, lo descalza con sus manos frías y suaves y, arrodillada frente a ella le aplica un improvisado trapo con hielo.

Desde ahí la mira, trata de sonreir pero su sonrisa se le rompe en un puchero. Se muerde el labio y una única lágrima se abre paso en su mejilla. Trata de decir algo, lo que sea, pero no lo consigue pues cualquier cosa tuviese que compartir con ella se le desbordaba ahora copiosamente por sus ojos. Sin soltar el hielo sobre su pie desnudo, se arrastra hacia su regazo y rompe a llorar, en silencio.

muchas gracias y que tengan una feliz noche…

Eso esperamos… dije devolviendo una sonrisa cínica a su gesto de duda… Gracias…

Seguimos al empleado del hotel hasta el ascensor , y la sensación de agotamiento se acrecentaba a cada paso que me acercaba a estirarme en aquella cama, que si no lo era, estaba segura me parecería la mejor del mundo…

¿Puedes pagar esto?... Joder con Selene Me apoyaba en Rebecca, solo un poco, y su voz me sorprendió provocándome una risa franca que le agradecí con la mirada risueña…

Sí… bueno…. entrábamos en el ascensor y pesadamente apoyé la espalda en la pared, mirando los números iluminarse a medida que subíamos… ya sabes… he tenido… algo de éxito…. Pensé en Leo… y la barbilla me tembló un poco mientras me humedecía los labios para morderlos un segundo después, reprimiendo un llanto que notaba me subía por la garganta… En realidad…. Leo fue el que…. lo consiguió… sin él… seguiría pintando rayos de sol sentada en el suelo del parque….

Las puertas se abrieron y llegamos a nuestra habitación… Al verme allí… por fin a salvo, el peso de mil años pareció caer sobre mis hombros…

No de momento, gracias…. dije al hombro que ya se marchaba… Luego llamaremos para pedir la cena… y…. supongo que disponen de servicio de lavandería… Tienda de ropa en el hotel?... perfecto….

Cerró la puerta tras él, y mis hombros parecieron derrumbarse completamente junto al a aquel chasquido de madera ajustándose.. Hubo un silencio tenso… y sentí las pequeñas manos de Rebecca ayudarme con la parka… conducirme hasta el sillón… y casi avergonzada me deje hacer mientras apoya mi pie en cojines blandos… mientras me descalza y me aplica el hielo…

Yo…. eso no.. no es …necesario Rebecca…. mi voz casi ni llegó a ser un susurro… se perdió… en algún lugar entre mis pupilas agradecidas pero avergonzadas y las suyas… que ahora me veían….

Intentó sonreír mientras yo me veía incapaz de decir nada… y de pronto… una lágrima lo rompió todo por fin… y Rebecca llegó hasta mí… para llorar como una niña entre mis brazos…. Y algo debió removerse en mi alma a su contacto… porqué sentí que su herida pesaría menos si aceptaba apoyarse en mí…y supe que estaría dispuesta a ayudarla… y que difícilmente me separaría de ella… hasta que ella decidiese separarse de mí...

Shhhhhhhhhh……shhhhhhhh la abracé con fuerza, apoyando mi mejilla en su pelo, y sintiendo que yo, sin lágrimas, también lloraba… shhhhhhh…… no llores mi niña… no llores… acariciaba su pelo, sintiendo una ternura difícil de explicar por aquella mujer que acababa de conocer… pero que compartía mi destino… No estas sola… shhhhhhh… y sin saber muy bien por qué…. Recordé la canción…y el susurro casi inconsciente lleno la habitación mientras Rebecca lloraba y yo me sentía arder de rabia… por ella... por Leo… por Matt… y por mí….

...Boys get discovered as winter melts
Flowers competing for the sun
Years go by and I'm here still waiting Withering where some snowman was
Mirror mirror where's the crystal palace
But I only can see the myself
Skating around the truth who I am
But I know dad the ice is getting thin

When you gonna make up your mind
When you gonna love you as much as I do
When you gonna make up your mind
Cause things are gonna change so fast
All the white horses are still in bed
I tell you that I'll always want you near
You say that things change my dear...

Las palabras "No estás sola" hacen que se abrace con fuerza, como si se tratase de un salvavidas que impide que se hunda irremediablemente en el mar de noche que la rodea. Apenas se atreve a levantar la cabeza de su regazo quizá porque lo necesita, quizá porque, llegados a este punto, siente verguenza de su propia debilidad, tanta que prefería hundirse en ella que verla reflejada en la mirada que le pueda devolver aquella Selene.

Se deja mecer por los susurros, las melodías que, en silencio escucha su cabeza. Como siempre lo hizo así lo hace ahora. LLega el momento en que se aparta despacio, con la mirada baja pero permaneciendo allí, a su lado, arrodillada frente a la pintora. Se retira un mechón de pelo de la cara y aprovecha el movimiento para secarse las lágrimas con el dorso de la mano. Si hubiese manera de medirlo, el gesto de mirarla de nuevo al rostro podría ser lo más valiente que ha hecho en toda su vida. Más valiente que todas aquellas decisiones que tomó en su historia y que nadie más que ella se habrían atrevido a tomar.

- Yo... lo siento. - dice con un hilo de voz, fuerza una pequeña sonrisa, sorbe por la nariz y se termina de secar los ojos con el otro brazo.

Como si aquella disculpa fuese todo lo que tiene que decir aparta la mirada hacia la bolsa de hielos y la acomoda. Se muerde el labio. Pese a la verguenza por su comportamiento no es aquello lo que tiene que decir ni por lo que quiere disculparse. Las palabras le arden en el paladar.

- Lo siento... no tengo ningún derecho... yo... Nin... supongo que tenemos mucho de que hablar. Te lo debo. Aunque estoy tan confundida como tú, no sé lo que pasa, pero sé que nos ha pasado a las dos. Sólo sé que donde yo he recuperado lo que no me importaba, tú has perdido todo lo que tenías. No tengo ningún derecho, no merezco consuelo. Lo siento, Nin, lo siento. - niega con la cabeza, ha conseguido mirar sus ojos y no aparta la mirada de ellos por miedo a no volver a tener el coraje de hacerlo. Retiene las lágrimas apretando fuertemente los lábios. Oscura y pequeña Rebecca.

Yo… lo siento... y negué con la cabeza, con la sonrisa en los labios y la mirada, porque no importaba… porque aquel momento era el principio del resto de lo que sería….

- Lo siento... no tengo ningún derecho... yo... No... supongo que tenemos mucho de que hablar. Te lo debo. Aunque estoy tan confundida como tú, no sé lo que pasa, pero sé que nos ha pasado a las dos. Sólo sé que donde yo he recuperado lo que no me importaba, tú has perdido todo lo que tenías. No tengo ningún derecho, no merezco consuelo. Lo siento, Ni, lo siento…

Y sus ojos casi dolían en los míos…mientras escuchaba sus palabras y todo se enredaba más en mi cabeza… mientras me pedía perdón…pero…perdón… por qué?

La miraba preocupada, casi con temor mientras mi mente dibujaba posibilidades sin fin… a cual más tenebrosa… y más oscura…. La miraba, sí… sin poder apartar mi ojos de los suyos, pensando que no sabía nada de ella… pero sintiendo que aquella conversación que se escondía en sus lágrimas, iba a cambiarnos, para siempre… a las dos…

Sabes lo que nos ha pasado… no era una pregunta… era la constatación de lo que ya sospeche en la galería… Aquella mujer fuerte de noche y luna, aquella niña frágil que se escondía en la tiniebla de su armario, sabía… He perdido mucho…. y tu has recuperado… Pero no se que debería perdonarte… Tú no tienes la culpa de eso… porque has escogido bien las palabras… recuperar no es arrebatar… Yo perdí.. pero no fuiste tú la que me lo quitó…

Me perdí en sus ojos de luz negra, con los míos casi miel bajo la luz de las bombillas cálidas de aquella habitación…

Será mejor empezar por el principio… Cuentame Rebecca...

- Será mejor empezar desde el principio, sí... ¿pero cuál es el principio? Voy a por unas toallas, dame un momento.

Apenas desaparece un momento por la puerta del baño para salir con un par de toallas secas, le tiende una a Nin y secándose el pelo con la otra se sienta en el sillón frente a ella.

- Tal y como están las cosas creo que eres la única persona a quién le podría hablar de estos últimos días. Sé que sólo tu me creerías y lo que es más importante, me entenderías. - Se pone un momento de pie, deja a un lado la toalla y empieza a desabrocharse los pantalones de cuero - Espero que no te importe, sólo tengo estos y no son tan cómodos. - sonríe y se quita los pantalones, los dobla a un lado y se vuelve a sentar en el sillón, haciéndose pequeña en una esquina, cubierta con la toalla sobre los hombros y las piernas recogidas - Supongo que todo empezó la noche anterior a tu exposición aunque hay mucho que contar de antes, sobre cómo llegué a ese momento, pero te aseguro que es lo que más me costaría compartir de todo cuanto puedo decir.

Hace una pausa como buscando fuerzas para empezar. Se rasca una rodilla, se frota el muslo algo nerviosa y vuelve a aferrarse a la toalla cerrándosela a la altura del pecho.

- Aquella noche me acababan de dar de alta. Había pasado las últimas semanas ingresada en el psiquiátrico de Sr.Bernard's en Hanwell. No sé cómo llegué allí. Bueno, es difícil de explicar y nunca he tenido necesidad de hacerlo ante una extraña. Quizá tener que hacerlo me hace recapacitar sobre la verguenza que me da hablar de ello. No sé como decirlo, pero... debería estar muerta.

Hace una mueca, un intento de risa nerviosa pero sólo consigue evocar intranquilidad, miedo, y amargura. Se quita la toalla de los hombros y la deja arrugada en su regazo. Se mira la palma de las manos un momento para volver a depositarlas sobre sus piernas.

- Uf... - sonríe inquieta y baja la mirada - Me envenené. Me suicidé. La muerte más horrible que puedas imaginar. Estricnina. Matarratas. Como en aquella canción de los Sonics. - parece haberse quitado un peso de encima pero no se siente con fuerzas para volver a mirar a la pintora a la cara con lo que queda mirando sus pequeñas manos retorciendo la toalla - Alguien debió avisar, no sé cómo, se me antoja imposible, pero hubo una llamada y las ambulancias llegaron a tiempo. No recuerdo nada de eso ni de el tiempo que estuve hospitalizada. Sólo recuerdo Hanwell. No fue fácil salir de ahí. No para una suicida reincidente. Espero que no me juzgues por esto que te cuento. No soy la misma Rebecca. He dejado todo aquello atrás. Ya he tocado fondo. No te puedes ni imaginar lo que es la estricnina. No se lo desearía ni a mi peor enemigo. Aún ahora no puedo dejar de pensar que morir podría ser lo que mejor me podría ocurrir. Pero no tengo fuerzas para buscarla. Es curioso, pero esa hija de puta celosa sólo viene a buscarte cuando no le haces caso.

Suspira todavía con la mirada baja.

- Volvía a Candem, de noche, a mi piso con ropa del hospital y apenas unas libras en el bolsillo. Y apareció él. Lo conoces... - por fin levanta la mirada - Raphael. Te aseguro que no tenía muy claro si era un yonki, un borracho o un loco que me había seguido. Nada de lo que decía tenía sentido. Se comportaba como un acosador y casi me hacía gracia que despues de todo me matase un zumbado en la puerta de mi piso. Insistía una y otra vez en que le diese un nombre y yo no sabía cómo deshacerme de él. Me acorralaba con su cuerpo y su mirada. Me prometía cuidar de mí pero me pedía que le diese un nombre. Y lo llamé Raphael porque parecía un ángel y porque aquel nombre era un voto de esperanza en que me curaría, de un modo u otro me curaría. Y me curó.

Se vuelve a mirar las manos y sonríe, esta vez menos amarga.

- Hay mucho que contar pero creo que lo importante está en la exposición. Mi apartamento estaba vacío, no había nada, sólo una cama. Mi ropa, mi guitarra, mis libros, todo. Todo había desaparecido y Raphael me dijo que había sido él. En cierto modo se lo agradecí. A la mañana siguiente él no estaba y sólo tenía una nota junto al desayuno que me citaba en el Cloak's y que hacía mención a uno de tus cuadros. Seguro que adivinas cuál. Fui, vi el cuadro, y luego él llegó más tarde. Entonces todo empezó.

Aparta la toalla, baja los pies al suelo y se inclina un poco hacia Selene.

- Raphael lo sabía, no me preguntes cómo y cuando entró aquel loco me dijo algo sobre que aquello no debía de ocurrir. Había reconocido a aquél hombre y sabía lo que iba a pasar. Creo que nuestro plan era contactar contigo de algún modo. Te aseguro que no tuvimos nada que ver con aquella masacre. Por un momento llegué a pensar que todo había acabado. Creeme, Nin que si hubiese podido recibir yo una bala por cualquiera de los que allí murieron habría dejado este mundo con una sonrisa de alivio. Pero no fue así y cuando todo acabó nadaba entre gritos, sangre y lágrimas. Podía haber tratado de ayudarte, no sé, ahora me siento mal por no haberlo hecho, pero me asusté y pensé en Raphael. Empezamos a conocernos pero está jodidamente mal de la cabeza. No es capaz de decir una maldita frase que no parezca sacada de un libro de poemas de Poe. Y enfrentarme a la policía se me hacía imposible. Así que huí.

Sentada ya en el borde del sillón se desliza hasta quedar sentada en el suelo y se retira el pelo de la frente.

- No hay mucho más que contar. Sólo que él quería que te encontrase. Dice que ambas corremos peligro si no estamos juntas. - dice alzando la mirada tratando de averiguar su reacción ante sus palabras.

Dame un momento…

Y la vi alejarse hacia el baño para reaparecer con unas toallas…Me tiende una y la recojo casi por inercia, y al verla secarse el pelo, al notar lo mullido de aquella toalla blanca y suave, me sentí empapada… como si todo el agua de lluvia hubiese estado eludiendo mi piel hasta ese momento… en el que, de no notarla, pasó a hacerseme insoportable…

Rebecca se quitaba los pantalones… Espero que no te importe…. había dicho… No me importa…. Y sonreí negando con la cabeza…Mis tejanos lamían mis piernas, pesados y casi rígidos…No.. claro que no me importaba… yo misma me levanté para quitarme la ropa dejándola en el suelo sin cuidado… quitándome los pantalones con los pies mientras las manos me desprendían de la camiseta blanca de tirantes… Por lo menos, el coulotte blanco de algodón se mantenía bastante seco…

Con la toalla intentaba contener el agua que destilaban mis rizos y que me empapaba el cuello y la espalda… Y me frote el cuerpo con fuerza, sintiendo aquel rizo espeso y suave de las toallas nuevas, que a pesar de todo, no parecía arrancarme la lluvia de la piel… ni el frío… ni el cansancio….

Volví a sentarme en el sofá, con las piernas a lo indio, perdiendo los ojos miel en los de Rebecca mientras hablaba y yo seguía azuzando la lluvia de mi pelo rubio con la toalla entre las manos…

La escuchaba, con atención…. Toda… toda yo era para ella y su voz… y su historia… terrible… oscura… desesperada… Tiré la toalla a un lado sin mirar, sin despegar mis pupilas de las suyas… enredada en ella y en todo lo que me mostraba… tanta tristeza…. y odio… y derrota….. y me habló de él…Raphael… sí… aquella parte era la luz azul de esperanza… por lo menos para ella… Él la había buscado, nos buscaba a las dos…pero.. por qué?

Rebecca se dejo caer hasta el suelo…

No hay mucho más que contar. Sólo que él quería que te encontrase. Dice que ambas corremos peligro si no estamos juntas. y me buscó con los ojos… conscientemente… sin rehuir… sin escapar… Era mucho más valiente de lo que creía…

Es mucho más de lo que esperaba... Gracias Rebecca... gracias mi niña...

Me deje caer junto a ella, apartando la ropa mojada a un lado con la mano, sentada en el suelo, abrazada ahora a mis rodillas y mirando sus ojos negros llenos de historias terribles… y de una pequeña luz intentando brillar… Aunque quizá solo fuera algo que yo prefería pensar que estaba allí…

Me llamo Ninfea… porque según mi madre, nací en el agua y bajo la luna... sin esperar mi tiempo... decidida,blanca, sola y fuerte.. como esos nenúfares raros de mi tierra… que se abren a la luz de la noche o del día… aprovechando cualquier fulgor… incluso el más pequeño… apoyaba la barbilla en mis rodillas, con la mirada perdida en la pared frente a nosotras, con las pupilas ensoñadas en el recuerdo de mi tierra… donde el aire no era agua…

Vine aquí… porque… dibujar… miré a Rebecca con reconocimiento mientras encogía los hombros… Ya sabes… es lo único que sé hacer… lo único que quiero hacer… y en mi tierra, no podía aspirar a nada… Así que llegué aquí… y conocí a Leo mientras dibujaba rayos de sol en un parque… y… él fue mi suerte… mi amigo… mi padre… sentía que se me rompía la voz, y respiré recuperándome… y Matt… su nombre un susurro en mis labios… le quise… tanto…. negué con la cabeza….

Alas… no sé que me llevó a pintarlo…yo estaba con Matt, y era feliz… pero…. Alas es la pérdida… su dolor… el amar y perder lo que amas mientras tu sigues queriéndole y deseándole con desesperación… mientras sufres por la separación… pero no quieres olvidar… Prefieres ese dolor… y lo prefieres porque… de algún modo… te acerca a aquel que amas tanto…. me sentía idiota contándole todo aquello, nunca se lo había contado a nadie… nunca… y sentía mis mejillas encenderse a cada palabra… el ángel se abraza el pecho porque no quiere que se escape nada de él… ningún recuerdo… ninguna sensación… y tiene las alas de piedra porque así lo decidió… esa es su elección… permanecer así… porque ya no entiende ser de otra manera… porque no quiere buscar otros cielos después de haber conocido el de él… y sus ojos buscan… buscan esperando encontrar al otro lado los ojos de su amor devolviéndoles la mirada… y el recuerdo…

Suspiré sintiéndome la persona más idiota sobre la faz de la tierra, y soltando mis piernas, que se acomodaron doblándose a lo indio ahora, apoyé las manos en el suelo frente a mí, mientras hundía un poco la cabeza entre los hombros, y los rizos dóciles de lluvia serpenteaban por mi espalda…

Alas mató a Matt… le poseyó y me habló… ella me creería… sabía que me creería.. y la busqué con los ojos casi suplicantes… Alas encierra algo terrible… algo que odia… me ha hablado dos veces… Una fuera de la exposición… y otra por boca de Matt… Busca a Mary…. No sé quién es Mary… pero él piensa que soy yo… y quiere hacerme daño… quiere que me arrastre y suplique… quiere que vuelva a él… y matará todo lo que quiero y todo lo que me importa para conseguirlo… me mordisqueé el labio reprimiendo las lágrimas…

Nadie estará seguro a mi lado… es un ser de tiniebla e infierno… de odio y rencor… Tengo que encontrar a esa chica… se parecía a mí… tanto… Tú la viste en la exposición… ella me dijo algo… algo de la luz… de que yo era la luz… de que Matt iba a darme algo para controlar la maldad de Alas…. Pero… Matt no me dio nada… y yo…. con las dos manos me llevaba el pelo hacia atrás… negando con la cabeza Yo solo soy yo… soy como soy… no soy luz… solo soy Nin… las mandíbulas se me tensaron con un recuerdo rojo de sangre y dolor… Pero luz o no… acabaré con esto…

Piel pálida que contrasta con la oscuridad de sus cabellos, con el negro de su mirada atenta. Agazapada en el sillón como un felino acorralado. Sus músculos parecen en tensión mientras su rostro está relajado. La observa, a la chica hecha de luz. Ninfea. Abierta a la luz, la más ínfima. Abierta sin saberlo a la luz que ella misma reflejaba en los ojos de Rebecca.

La pequeña oscuridad asiente a sus palabras y parece entender el significado de las ninfas, de los encuentros fortuitos que todo lo cambian, del amor y sobretodo, ay, sobretodo, del significado de Alas. Pues sus alas de carne fueron mordidas por la pérdida, amar y perder, la desesperación del dolor del abandono. Palabras ajenas con acento melodioso que cuentan la historia de una chica de Bristol que se mudó a Londres a los 17. Pinceladas que pintan su esencia.

Nin lo entendía, podía verlo en su mirada y aquello le animaba a seguir hablando pues sabía que sus palabras no caían en un saco roto sino que eran atrapadas por aquellos ojos negros que abrazaban cada verbo hasta hacerlo suyo pues de algún mudo aquellas palabras se crearon para ella.

Son los recuerdos de la exposición los que hacen que ella entrecierre los ojos, quien sabe si tratando de evocar en su memoria o simplemente porque habían aprendido a protejerse de aquellos horrores. Como fuera quedó allí observándola inquieta e incómoda. Había cambiado repetidas veces de postura, abrazándose las piernas, sentada sobre sus rodillas, acurrucada contra el reposabrazos.

Así estaba ella, pensando por un momento que decir aunque la respuesta ya se le anticipaba en los labios.

- Raphael me habló de tí y creo que también usó la luz para definirte. Nin, te aseguro que esto también me desborda, no entiendo nada. Parece, no sé... como si fuesemos algún tipo de antagonistas. Raphael no me explica nada, ¿sabes? Le va el rollo críptico, no sé si me entiendes y claro, deja de tener gracia cuando una adivinanza empieza a liarse a tiros.

Se bajó del sillón y volvió a sentarse junto a ella, en el suelo, asomada al balcón de su sofá.

- Joder, Nin, siento mucho lo de... lo de Leo. Cielos, no le conocía... - su mirada es ahora en cierto modo ensoñadora - Rayos de sol en el parque. Fue lo primero en lo que me fijé al entrar en la exposición. Tu naciste en el Caribe, Nin, sabes cosas sobre la luz del sol que nosotros desconocemos. Las representas sin darte cuenta en tus cuadros pero la luz que pintas, los pigmentos que eliges no son de aquí. Me atrevería a adivinar que en eso radica la fuerza que percibí en tu obra y la que sin duda Leo tuvo que ver. Joder, Leo... si es que no le conocía y siento conocerlo y siento no haberlo conocido. Lo siento Nin, lo siento.

Se irguió de rodillas hasta asomarse por el posabrazos, hincó en él los codos y apoyó sobre los brazos su barbilla.

- ¿Qué sentido tiene todo, Nin? Raphael dice que eres la luz y que nosotros somos la oscuridad. Tu creas un ángel que mata y yo... bueno, él dice que yo lo he creado. Raphael, un ángel que cura. Es una locura pero tu y yo hemos visto cómo se desvanecía entre las sombras. Mierda, Nin, que no estoy loca, que quizá si esté loca pero sé lo que veo y tú también lo has visto, Nin. Que no sé que hacer y que no sé siquiera cómo sentirme. Que no sé quién es Mary, nunca antes oí sobre ella aunque entre tantos ángeles no me extrañaría si fuese la maldita vírgen. - hace una mueca divertida - Con perdón, no sé si estas cosas te ofenden. - vuelve a la seriedad. Busca el contacto pero no se atreve a tocarla - No sé quién es Mary, Nin, pero estaré a tu lado para averiguarlo. Si Alas es quien está haciendo todo esto acabaremos con él, pero te diré una cosa, no debiste ponerle nombre mi niña...

Raphael… Raphael le habló de mi… y me había definido como una luz… pero yo me sentía ciega ante todo aquello… Yo no era luz… no era la salvación de nadie...Mi luz… negaba con la cabeza… mi luz había provocado la muerte de muchos… que clase de luz podría ser aquella?... una luz que condenaba… Los ojos se me llenaron de lágrimas de nuevo… y las retuve con rabia, poniendo riendas a la sensación de náusea que empezaba a invadirme… frenando las imágenes que me atormentaban sin pausa ni tregua… Porque no iba a darle esa satisfacción… porque no entendía nada… pero sabía algo… Yo no era Mary, era Nin… y no era suya, ni éramos dos, ni lo seríamos nunca… Alas me había vencido al matar a Leo, al segarle el aliento a Matt entre mis brazos… me habría arrastrado por ellos.. habría suplicado por sus vidas… ahora… ya no… ahora el deseo de acabar con él me mantendría en pie…

Escuchaba la voz de Rebecca, y casi sentí un escalofrío recorrerme cuando la sentí a mi lado de nuevo.. cuando escuché su voz y me enredé en sus pupilas, que parecían hacerse nítidas y dibujarse por segundos en el azabache de sus ojos… y no pude por más que mirarla con atención, con un sentimiento nuevo en el miel de mis iris… algo que nacía y se hacía fuerte… Antagonistas…. y busqué nuestras diferencias… antes tan obvias… y ahora, tan desdibujadas… y pensé que, quizá... cuándo algo se aleja tanto de ti misma… es cuando realmente esta cerca de ti…

La miraba mientras hablaba, con la cabeza ladeada y el pelo rizado sobre los hombros llorando lluvia, con los ojos atentos reteniendo lágrimas... mientras su voz resonaba en mi cabeza y un poco más adentro. La miraba… afilada, memorizandola….. Y entonces la vi….y vi como sería el lienzo en el que habría de recordarla... Pequeña pero fuerte, con los tobillos y las piernas enredadas en raíces secas… pero la sonrisa en los labios y el brillo en unas pupilas que ahora destacaban en sus ojos… porque las raíces habían cedido, porque rotas ya no podían retenerla, y la hojarasca muerta se transformaba en verde… en vida y en esperanza… La escuchaba imaginandola mientras intentaba asimilar… porque en voz de otro a veces las cosas se ven mas nítidas… Y tuve miedo… porque pensé que si ella renacía… quizá era porque yo estaba muriendo… Pero Rebecca dijo algo...

…. mi niña...

La miré asombrada mientras algo se me removía dentro… mi niña… algo tan nimio… tan poca cosa… unas palabras dichas sin pensar que lo cambiaron todo… que me dieron fuerza y me hicieron reaccionar… Ahora éramos dos… antagonistas o no… que importaba?... luz… las dos luz… cada una a nuestra manera…

Suspiré cansada mientras volvía a abrazarme las rodillas, mientras apoyaba la barbilla en ellas y sentía la humedad del pelo rozándome las mejillas….

Yo no soy la luz… pero me gusta mirarla… y el sol es el mismo Rebecca... aquí o en mi tierra… solo hay uno…aunque aquí haya más nubes… aunque aquí la maldita lluvia quiera anegarlo… no podrá nunca, el sol es el sol… Lo que pasa es que no lo buscáis… bajáis los ojos a vuestros pies, en vez de levantarlos con una sonrisa al cielo…

Recosté la cabeza en el sofá, con la mirada perdida ahora en el techo…

No tengo respuestas, pero sí la sensación de que sin ti no las encontraré… Y si tengo que ser luz para que esto acabe y Alas vuelva a su infierno… si tengo que serlo para protegerte y proteger a los que quedan a mi lado… lo seré… No se cómo… pero lo seré… y brillaré tanto…que arrasaré su tiniebla….Sé que él es el culpable de todo, esa fue su amenaza.. su sentencia… matará todo lo que me importa… me lo arrebatará todo… pero yo no soy Mary… soy Nin… y no me doy por vencida… y no le suplicaré, ni me tendrá a sus pies...No lo haré por orgullo… y porque estoy segura… de que no serviría de nada….

Busqué los ojos de aquella que ahora era parte de mi camino…

No debí ponerle nombre?.... ni siquiera lo había pensado… volví las pupilas al techo… Alas…. y mi voz pareció casi un conjuro al pronunciarlo… suave y dulce… pero fuerte… desafiante…

Con los ojos muy abiertos se lleva el dedo índice a los labios temiendo que volviese a pronunciar aquel nombre. Alas. Mira a uno y a otro lado como temiendo que ya estuviese ahí. Ella es expresiva como un mimo. Se aleja un poco, sus rodillas primero y luego las plantas descalzas de sus pequeños pies hollan la moqueta.

- Nooooo... Shhhhhh... no deberías mencionarlo

En cuclillas a unos metros de ella, parece una lunática. Se yergue y camina despacio como examinando cada rincón de la estancia, alrededor de la pintora. Tras dar una vuelta vuelve a su lado y se sienta en brazo del sofá. La observa y Rebecca, lejos de parecer una niña asustada parece segura como una madre. Sonríe con ternura y observa las lágrimas de Nin como si no hubiese visto nunca llorar. Tímidamente acerca la mano al rostro de ella hasta tocar con la punta de sus dedos una húmeda mejilla. Retira la mano rápido como si hubiese tocado el fuego y luego se mira la yema de los dedos acariciándolas con el pulgar deshaciendo una lágrima ajena entre ellas.

- No llores, Nin. No llores. Shhhhhh... - vuelve a llevarse el dedo índice a los labios, los ojos muy abiertos, resulta algo inquietante verla de aquel modo y casi se diría que podría haber perdido el juicio - No lo entiendes. Los que buscan el sol acaban ciegos. La luz y la oscuridad, no es una cuestión de elegir. Son la misma cosa pues una es la negación de la otra. Sin luz no hay tiniebla, no hay noche sin día. Opuestas y la misma cosa, Nin. Así nos quiere. Debemos unirnos, así me lo dijo, para evitar que una de las dos desapareciese pues toda oscuridad necesita la luz para hacerse visible. Él nos quiere, nos quiere destruir. Él, ya sabes. - silencia sus labios una vez más.

Se pasa la mano por el flequillo y se lo echa hacia atrás, luego se frota la barbilla pensativa mirando hacia el techo de la habitación.

- No sé que podemos hacer. No entiendo mucho más. Casi me limito a creerlo pues no tengo nada mejor en lo que creer. No tengo ropa, mi cazadora nueva tiene un boquete en el hombro, todavía hay sangre en mi camiseta. ¿Crees que me podré dar una ducha y echar un rato sin que pronuncies ese nombre? Necesitamos descansar, todo saldrá bien, no te preocupes. Salga como salga, saldrá bien, como debería salir. Ten fe, Nin, pues creo que estas obras que se nos atribuyen ya existían en el mundo antes de que nadie estuviese para crearlas. Como siempre fue, como debería ser.

Diciendo esto se levanta, se quita la camiseta de tirantes y la observa por el reverso. La bala no la atravesó pero toda la parte de la espalda se encontraba sensiblemente oscurecida por la sangre. Sin pudor vuelve su espalda desnuda hacia Nin.

- ¿No tengo ninguna marca? Del disparo, ya sabes. Joder, es increible.

Rebecca me silenciaba mientras con la cabeza aún recostada en el sofá me rendía al cansancio. Con los hombros dejados ir y las piernas y los brazos lánguidos, me giré a mirarla... con las preguntas en los ojos... y una tristeza furiosa en el pecho.. o quizá era una furía triste.. ya no estaba segura de cuál de los dos sentimientos pesaba más.

Rebecca se movía y buscaba... y me pregunté sí ella le había visto... si sabría reconocerle... yo solo recordaba sus tinieblas, y su mirada que acuchillaba... Alas.. ella no quería que volviera a nombrarle... y yo solo deseaba enfrentarme a él y que todo aquello acabara... Se acercó y me sonrió, con una ternura que casi sentí como una caricía... una ternura que me dibujó en los labios una sonrisa gemela a la suya... Y siguió sorprendiendome, buscando una de mis lágrimas con apenas un leve roce, casi con temor y extrañeza, estudiándola entre sus dedos, deshaciéndola en su piel... y la miré con los ojos casi hipnotizados en el movimiento de aquellos dedos pequeños... preguntándome qué llenaba aquel alma que se decía de oscuridad... intentando averiguar en sus gestos las sensaciones que producía la lágrima de otra mirada y otro dolor... y pensé que quizá aquella sal, mi sal en su piel, le hiciese entender que el mundo giraba... y que no la dejaba atrás... porque era parte del engranaje...

Rebecca hablaba con el don de agitarme el alma. No llorar... quedarse ciego... Eso era lo que me pasaba?... estaba ciega?... me había cegado al querer buscar siempre el sol y su esperanza?...Quizá Rebecca estaba en mi vida para que me protegiera en su sombra... quizá yo estaba en la suya para iluminarla... quizá Raphael sabía lo que hacía... y sabía que nos necesitabamos.

Se levanto y se desnudó mostrandome la espalda blanca y sin marcas...

Mierda.. sí... es increíble... Sin cicatrices... pero tu camiseta no puede decir lo mismo...mañana tendremos que comprarnos ropa... la miré mientras volvía a agarrarme las rodillas y apoyaba una mejilla en ellas... Dúchate tranquila... no le llamaré... luego hablaremos del siguiente paso...

Mi cabeza le daba vueltas sin cesar... aquella chica... lo que Matt debía haberme entregado... lo que podía dominar a Alas... Rebecca empezó a caminar hacia el baño mientras yo seguía observándola...

Rebecca... dije con voz suave esperando a que se girara a mirarme... Tengo fe... y le sonreí con dulzura queriendo pensar que ella había recuperado la suya...

Pides un taxi para que te lleve al hotel Granje...a los diez minutos mas o menos aparece uno solicitado desde la recepción de tu antiguo alojamiento...

El taxista, un hombre blanco, de unos cuarenta, recorre con habilidad las lluviosas calles de la ciudad, mirando de vez en cuando por el retrovisor, cruzas sobre el puente de Londres y tras un pequeño trayecto el lujoso Granje se os muestra ante ti...alguna limusina, coches de lujo y gente bien vestida pululan por los alrededores a pesar de lo avanzado de la hora, a tu izquierda, encantadores bares a la orilla del rió, perfectamente iluminados, y si atravesáis con la vista hasta el otro lado…el Parlamento Británico, brillante bajo el efecto de las luces y su reflejo en el agua del Tamesis…

El taxista frena y te señala el hotel con el dedo, pagas y bajas del coche…el hall del hotel te recibe…

"Rebecca", la ha llamado y ella, aun de espaldas, gira la cabeza y la mira de reojo. "Tengo fe", le ha dicho y ella sonríe y mientras vuelve a mirar al frente asiente con la cabeza. Parece casi que lo hace más para ella misma que para la otra chica. Da un par de pasos y se detiene como si hubiese recapacitado en el hecho de que Nin necesitaba una respuesta.

- Todo saldrá bien. - dice volviéndose hacia la artista. Queda un momento en silencio y se dirige hacia el baño.

No tarda en escucharse el ruido de la ducha. Es lo único que rompe el silencio en el que se ha sumido el salón. Todo saldrá bien. Aquellas últimas palabras. Desde luego habrían sido tranquilizadoras viniendo de cualquier otra persona pero en los labios de Rebecca no dejaba de tener cierto gusto inquietante.

El tiempo pasa despacio hasta que deja de oirse la ducha. Silencio. Se entreabre la puerta del baño, apenas una rendija por la que se escapa el vapor producido por el agua caliente. Silencio. No se escuchan pisadas. No se escuchan toallas, grifos, movimiento, nada. Por un momento hubiera parecido que la propia Rebecca se hubiese desvanecido por el desague.

- Nin... - se escucha finalmente - ¿No habría alguna manera de que el servicio de habitaciones trajese ropa interior y una camiseta?

Parece más una súplica que un comentario casual. Luego vuelve el silencio.

Entro en el vestíbulo del hotel y miro a mi alrededor, aunque a estas horas no parece estar demasiado concurrido, lo cual me deja observar con claridad el lujo con el que está decorado el lugar.

Mis ojos buscan el mostrador de recepción, y hacia allí me dirijo rápidamente, llamando la atención de la persona encargada de recibir a los clientes.
Me encuentro algo cansado, y eso debe notarse en mi rostro, aparte de que la ropa que visto no es muy acorde con el lugar, pero la determinación en mis ojos debería dejar claro que lo que se acerca al mostrador es un hombre con una misión.

Disculpe - comienzo - necesito localizar a una persona que está alojada en este hotel. Aunque le parezca extraño no conozco su verdadero nombre, pero es una artista con renombre, y que utiliza el pseudónimo de Selene para firmar sus cuadros.

Mi mirada se dirige hacia el lugar donde suelen estar colgadas las llaves de las habitaciones, intentando hacerme una idea de cuántas y cuáles son las llaves que faltan, lo que indicaría que el cliente está en ese momento en su habitación - Es una mujer latina, muy bella y con el pelo rubio y un poco rizado. Más o menos de esta altura - hago el gesto con la mano indicando el lugar por donde creo recordar que me llegaba cuando hablé con ella - ¿sabe a quién me refiero?

Tengo que inventarme una excusa rápido....mierda, ¿por qué no lo pensaría mientras venía de camino?...Ahora tendré que improvisar - Necesito ponerme en contacto con ella...es muy urgente. Por favor, llame a su habitación y dígale que el amigo con armadura de Leo está aquí y necesita hablar con ella urgéntemente.

Espero impaciente de saber si mi petición será realizada.

La mujer que esta en la recepción te recibe con una espléndida sonrisa que se va diluyendo conforme hablas...al final de tu parrafada solo una esceptica mirada...

Espere un segundo por favor...

Finalmente, aunque con alguna duda, se escuda detrás de un pequeño cristal y parece coger el telefono por un momento...la petición es extraña, y la chica parece famosa...

Te parece que cruza una rápida mirada con el encargado de una seguridad...

Justo después de las palabras de Rebecca, el telefono de la habitación suena...una voz agradable y cantarina suena al otro lado...

¿Señorita Ponto?, soy Victoria Framer, de recepción del hotel... unos momentos para que confirmes tu identidad... hay aquí un hombre un tanto extraño preguntando por usted, dice que es amigo suyo, aunque no conocía ni su nombre aquí vuelve a detenerse unos instantes, como si eligiera las palabras...

Dice que le dijera que el amigo con armadura de Leo esta aquí y necesita hablar urgentemente con usted...no le confirmado su presencia en el hotel..

El silencio al otro lado de la línea esperando tu contestación...

El sonido del teléfono me sobresaltó provocando un escalofrío que me erizó la piel de la espalda, y me puse en pie para caminar hasta él rápida… su sonido amenazaba con taladrarme los tímpanos…

Descolgué tapando el auricular con la mano mientras miraba a una Rebecca que asomaba apenas por la puerta…

Solo pueden ser de recepción, nadie sabe que estamos aquí… ahora veré si pueden subirnos algo, aunque no sé si tienen tienda de ropa… en todo caso, seguro que hay lavandería… De momento puedes ponerte un albornoz… seguro que debe haber un par ahí dentro…

Me senté en la cama mientras miraba mi ropa en el suelo… Solo el coulotte y el sujetador blanco y algo húmedo en mi cuerpo… Yo también estaba deseando ducharme…

Sí?

La voz del otro lado me robo el color de la cara… mi sangre me abandonaba, agolpándose en las sienes donde las sentía hacerse sitio y camino hacía mi cerebro de forma casi dolorosa… Mis ojos desorbitados miraron a Rebecca, que me observaba desde el baño… tenía que responder y sentía que apenas podía articular palabra…

Armadura de Leo… Leo…

Disculpe señorita… esta abierta la tienda de ropa del hotel?... necesitaríamos algo de ropa… perdieron nuestras maletas… o en todo caso… un servicio de lavandería de urgencia.. sería posible? … muchas gracias…

Guardé silencio un momento sin dejar de mirar a Rebecca… con los ojos en los de ella… tomando una decisión que ya estaba tomada… Un amigo…armadura de Leo…

Y señorita… digale a mi amigo que suba…. Muchas gracias..

Colgué el teléfono y me levanté de un salto de la cama, caminando decidida al baño y abriendo la puerta sin contemplaciones.. echando a un lado a Rebecca mientras buscaba con los ojos los albornoces y, al encontrarlos, me enfundaba en uno de ellos para volver a salir del baño acomodando el pelo que había aprisionado con la toalla suave y mullida del albornoz.

Viene alguien… y no sé quién es…. pero sea quien sea, él sabe quien soy yo… y ha dicho la palabra mágica…