Al principio Hannah era capaz de ver, cuando la topografía del lugar se lo permitía, el lejano trote de Kemdrael sobre el caballo, ardiendo en deseos de estar tan en avanzada como él.
Sin embargo, ahora que había llegado la noche, a pesar del brillo de Deábeter, ya no podía verle. Temía que él o Ulgmar pudieran llegar a estar en peligro y que ellos no lo supieran en el acto, y que cuando ella cabalgara a la carrera para defenderles, ya fuera tarde. Esto la ponía nerviosa, y se le notaba, ya que se movía intranquila sobre el caballo.
-¿No sería mejor parar a dormir? Casi no se ve nada. Así no vamos a avanzar mucho -le preguntó a Marcus.
La oscuridad empezó a ganar la partida. Bajo la bóveda estrellada, la nieve en las cumbres allá delante tenía una tonalidad azulada. Ulgmar aflojó el paso, quizá pronto no distinguiría bien a Enyi. Así fué. A pesar de sus pupilas de duende, que le permitían una visión extremadamente clara en la oscuridad, también tenía un límite.
Se giró escrutando la sombras a su espalda. Aún podía vislumbrar con claridad a Kemdrael, que sin embargo, pronto dejaría de verle a él. Miró a su alrededor, buscando un lugar en el que acampar, un lugar que les proporcionara una relativa seguridad y confort. En cuanto lo encontrara, regresaría hasta la posición del semielfo, para que éste se lo notificara a Marcus. Porque aunque la urgencia en avanzar era evidente, no creía que Viejo Lobo deseara continuar cabalgando toda la noche...
Kurgan apareció repentinamente a sus espaldas. Bañado en kurganita, la mole negra resultaba complicada de ver en la noche oscura. Generalmente no se alejaba tanto cuando ya había oscurecido, pues él mismo era muy consciente de ello, además de no poder permitirse excrutar tanto terreno entre el grupo principal y él. Como cada vez que el vi'gar aparecía de sopeton, el corazón de algunos dio medio vuelco, antes de asimilar que sus horrendas facciones y su peligrosa asta no eran una amenaza. Sin embargo, no hubo grito esta vez, sino:
-La princesa tiene razón, Marcus. Si hay alguna pista de lo que ocurrió al Halcon mientras avanzamos, muy posiblemente la pasaremos por alto. No me gustaría llegar hasta la segunda marca para descubrir que no pasaron por allí y tener que desandar camino, y en algún momento habrá que descansar. Además, si algunos fuerzan la marcha, estarán agotados para las guardias.- dijo el nada estúpido gigante, que aun así, parecía casi tan fresco como cuando salieron -Soy el primero que se muere por avanzar, pero entiendo que somos un equipo; uno que necesita dormir.- añadió el ariete, mientras examinaba en torno, esperando a ver qué hacía el jefe.
Siyara esperó en silencio a oir la respuesta del jefe. No quería mostrar debilidad pero lo cierto era que no tenía costumbre de cabalgar tanto tiempo seguido y empezaba a resentir el esfuerzo. No estaría mal un descanso, eso era seguro.
Miró al cielo cada vez más oscuro. Enyi seguía dejándose llevar por las corrientes y hasta el momento estaba segura de que se encontraba perfectamente bien. Sin embargo incluso él tenía sus límites y pronto debería descansar si quería rendir al día siguiente.
En su posición intermedia Kemdrael se esforzaba por distinguir a Ulgmar. Pronto la noche haría esa tarea imposible. Por otro lado el resto del grupo avanzaba cada vez más lento. Se hacía evidente que en breve sería momento de acampar.
- Lo sé. Sólo estábamos arañando unos cientos de metros en estos últimos minutos, pero ya es menos distancia para llegar a nuestro destino. Acamparemos aquí una vez encontremos un punto seguro. - Volvió el rostro hacia delante donde, debía reconocerlo, ya solo podía intuir que estaba Kemdrael. - Avancemos para unirnos a Kemdrael y después nos apartaremos un poco del camino mientras Ulgmar investiga para encontrar un lugar apropiado, aunque es posible que lo esté haciendo ahora.
Hizo avanzar a su montura hacia la posición de Kemdrael lentamente, emitiendo un silbido característico para no sobresaltar al semielfo. Dudaba que ocurriese, pero no había que dejar nada al azar ni al olvido por la costumbre de ser repetitivo.
Un motín tan pronto? Todos al cuello para que paremos aprovechando que no he estado.
Esto os saldrá caro! xD
Kemdrael detuvo su montura esperando que los demás lo alcanzaran. Sin embargo no perdía de vista a su compañero avanzado. Ni sus alrededores. Muchas veces, de patrulla, se habían visto atacados en momentos como aquel, en los que todo parecía en calma y segundos más tarde todo era un barullo de golpes, espadazos y sangre. No, la Guardia Negra nunca bajaba las defensas.
La oscuridad, poco a poco aunque incansable como el poder que representaba, fue haciéndose dueña del mundo, o al menos de la parte de él que les rodeaba. Las sombras se fundieron con el cielo. Las nubes se tornaron invisibles. Aquel paisaje que hasta hacía unos momentos se mostraba hermoso y vivo, descubría ahora su cara siniestra y huidiza. Los árboles que habían sido fuente de sombra y lugar de cobijo eran ahora escondites perfectos para cualquier posible peligro que la imaginación quisiera convertir en realidad.
Se reunieron en la posición que ocupaba Kemdrael, a la espera de que Ulgmar encontrase el mejor sitio para pasar la noche. Siempre lo hacía y normalmente no tardaba demasiado.
Observó como el grupo se reunía y se mantenía a la espera. Sabía cual era su deber y se entregó a él.
Tras recorrer con cautela y atención el perímetro llegó a un pequeño bosquecillo de Almendros. En él, había una zona rodeada de altas rocas sobre las cuales los árboles se entrelazaban sinuosamente. Había un par de entradas a aquel claro, pero eran pequeñas y fácilmente defendibles. Además, estableciendo las precauciones necesarias, una de las rocas sería sencilla de escalar y se convertiría en buena atalaya.
Satisfecho con el lugar se dirigió al encuentro de sus compañeros.
Cuando la noche ya era cerrada para los hombres de la Patrulla, apareció Ulgmar. Evidentemente les había estado viendo en todo momento, sin problemas, a pesar de que hacía largo rato que las sombras se habían hecho dueñas de cada rincón. Caminaba hacia ellos con rapidez pero sin señales de que nada ocurriera, y en absoluto sigilo.
-Bien, ya tenemos sitio, seguidme. Es un lugar recogido, y fácil de defender al mismo tiempo.
No esperó respuesta, volvió sobre sus pasos, y les condujo hasta un pequeño claro dentro de un bosquecillo, rodeado de rocas altas. Una de ellas proporcionaba un sitio de vigilancia perfecto, y no era muy difícil de escalar. El claro tenía acceso por dos lados, el resto estaba lleno de ramas tupidas y entrelazadas, y el lugar estaba seco y guarecido.
-¿Qué te parece, Marcus? Podemos pasar la noche aquí sin demasiado riesgo...
Mientras esperaba la respuesta de su jefe Kemdrael escaló la roca que hacía de atalaya. Dejó su arco al lado y echó un vistazo al horizonte.
- Sencillamente perfecto Ulgmar.- confirmó el semielfo - Desde aquí podemos ver a cualquiera que se aproxime y recibirlo como se merezca...- acarició su arco, lo recogió y probó a apuntar entre la foresta - No se puede pedir más. ¿Qué hay para cenar?
Pegó un par de brincos para bajar de la roca. La llegada de la noche parecía que, por fin, empezaba a devolverle el humor al semielfo.
Estaba claro que allí era donde se quedarían; Ulgmar, como siempre, había encontrado el lugar perfecto. Todos esperaban a la in minente decisión afirmativa de Marcus, pero era puramente tramitaria. Después, Kurgan entró en el pequeño claro mirando de un lado a otro; casi parecía un enorme rumiante cornudo olisqueando la zona:
-¿Vamos a dormir aquí? ¿Yo y cuántos mas? ¡Oh, vamos, si siquiera hay árboles para sujetar mis pieles!- comenzó a protestar Kurgan mientras se dirigía al lindero -Claro, el grandote... ... que se las arregle... ...sino es nuestro problema... ... pues que se hubiera quedado... ...y no se hable más.- hablaba para sí mismo Kurgan.
El gigante se acerca al borde de la zona despejada, agarra un arbolillo de poco menos de media década, y lo saca del suelo como si fuera una zanahoria. Agarrando seguidamente uno de sus hachas de batalla como si fuera de mano, lanzó tres tajos increíblemente firmes y precisos a las raíces, que calleron desmadejadas a un lado. Luego soltó el poste improvisado en el suelo con "algo de impulso", hundiéndolo medio metro.
Cuando repitió la operación con un segundo, conforme seguía murmujeando, las miradas de perplejidad se transformaron en horror al darse cuenta de que aquella "cotidiana tarea de deforestación sin esfuerzo" no había sido un sueño. Realmente la potencia de aquella máquina asesina seguía siendo sorprendente.
Esto va a levantar esquirlas. El pobre niño es que no sabe.
Por cierto, es un "FLASHFORWARD" (como un "flashback", pero hacia adelante). Es por no esperar al post de Marcus, que luego me pilláis siempre en el curro.
Ahora esperaré al de Siyara... creo que me he quedado sin plan para el finde.
- Perfecto, Ulgmar. - Marcus examino la localización elegida por el explorador asintiendo satisfecho.
Marcus medio sonrió al escuchar las acostumbradas imprecaciones de Kurgan. Era lógico que, dado su tamaño, los lugares de acampada que pudiesen acoger a todos fuesen bastantes reducidos. Maldición... Exclamó Marcus para sí al ver la deforestación que estaba iniciando Kurgan, mirando de reojo a Siyara. Se acercó al gigantón para intentar solventar la situación antes de que a la elfa le diese una crisis de furia druídica contra Kurgan.
- Kurgan. Creo... Uhm, bueno, creo que en esta misión deberías intentar encontrar una solución menos drástica para con los árboles y tus pieles. - Mientras hablaba Marcus cabeceó en dirección a Siyara.
Marcus sabía que era bastante posible que a Kurgan se le escapase el sutil matiz en relación a la druida. Pero, quien sabía, muchas veces Kurgan les había sorprendido captando tales sutilezas a la primera. Otras, por desgracia, no había llegado a tiempo a comprender las implicaciones de sus actos y... Bueno, nadie es perfecto.
Por cierto... Como me gusta mi avatar, es clavado, es perfecto para el personaje. Además en blanco y negro. Joé, estoy en todo.
Lo siento, no sé porqué pero tenía que decirlo xD Serán los coletazos de la enfermedad. xD
Siyara había desmontado junto con los demás y estaba murmurandole al caballo mientras le acariciaba la crin cuando oyó a Kurgan. Se acercó al grupo en la oscuridad, observando divertida el enfado del guerrero y mirando con complicidad a Ulgmar.
Poco podía imaginar que Kurgan entraría en lo que parecía ser un ataque de furía asesina sin sentido. Arrancando y troceando árboles tiernos y clavándolos nuevamente en el suelo, en una suerte de grotesca parodia. Notó como se le desencajaba la mandíbula y, con los ojos como platos, asistió a la masacre hasta que Marcus intervino.
Entendía perfectamente que la mayoría de las personas ignoraran hasta qué punto estaban vivas las plantas pero semejante despliegue de crueldad inconsciente fue algo excesivo para la pobre elfa. Balbuceó unos instantes y trató de recordarse que en las acciones del vi’gaar no había maldad mientras una lagrimita silenciosa corría por la mejilla en la oscuridad de la noche.
Cuando Ulgmar vió que Asolación iba a empezar su sacrificio de árboles con absoluta indiferencia por la presencia de la druida, dió un respingo. Él amaba la naturaleza, claro, en ella se había criado, y era el medio en el que prefería moverse; y de hecho así lo había hecho por opción personal al entrar en la Guardia Marhis. Pero tampoco se sentía especialmente incómodo al ver actos como aquel. Sin embargo, en esta ocasión... la nueva muchacha se sentiría herida por Kurgan. Y algo en la actitud de la elfa le conmovía en lo más oculto de su mente, muy a su pesar.
-Ehm... Siyara...
No supo qué añadir. Sólo mandó una mirada furibunda al vi'gaar, esperando que escuchara a Marcus, y que comprendiera que no todos eran iguales. Por lo menos, pensó, puede llevarse esos arbolitos sin que a él le represente un sobrepeso, y evitar así nuevas deforestaciones a cada acampada...
Kurgan miro confundido a Marcus y penso en replicar; entonces su vista se cruzo con los abrasadores ojos de Ulgmar y agito la cabeza perplejo. CUando vio llorar a Siyara fue demasiado para el. Inmediatamente miro hacia abajo y se miro las pezunas. Le parecia imposible, pero temio haber pisado a Enyi por error, o algo peor...
-P... pero... que he hecho? Solo... eh... solo preparaba mi tienda para dormir.- tartamudeo el ariete inseguro.
Una sombra de dolor se dibujo en su rostro, pues el grandullon podia aguantar heridas que habrian matado a varios hombres o correr sin descanso durante horas; pero su debil espiritu era incapaz de soportar el menosprecio de sus amigos, o admitirse el haberles fallado de algun modo.
Su simple mente asocial rapidamente agoto sus recursos; no sabia como salir de la situacion... ni siquiera sabia cual era la situacion. El vi'gaar dejo caer el segundo tronco al suelo, cediendo fuerza, giro la cabeza hacia la oscuridad, posiblemente ocultando una lagrima, y luego se fue con los hombros caidos, alejandose a grandes zancadas hacia la espesura.
En las ocasiones en que algo asi le superaba todo solia acabar en mucha violencia, por su incapacidad de relacion con gente nueva. Casi siempre excepto cuando se trataba de un "hermano"; entonces Kurgan arramplaba con lo unico que tenia a mano herible: el mismo. Y se autoflagelaba sin piedad en el interior de su mente. Si alogo le habian ensenado los kralorth era crueldad; que no soliera exteriorizarla no queria decir que le fuera ajena, sino que se la reservaba para el mismo.
Kurgan no corre; solo sealeja unos metros a un punto menos concurrido. Intimidad puntual, que se llama.
La elfa vió partir a Kurgan y salió tras él sin pensárselo. Podía verlo claramente aun cuando la oscuridad empezaba a ser molesta. Gracias a la kurgonita podría haberlo encontrado solo con el olfato. Se enjugó los ojos humedecidos antes de llegar a él para evitar herir aun más los sentimientos del vi'gaar y aceleró el paso.
-Kurgan -le llamó cuando llego hasta donde estaba él-. No ha sido culpa tuya, espera.
Mallika, mi media naranja, dice que quiere un Kurgan de peluche :P
Imagino que mi hechizo de purificar plantas es completamente inutil una vez que ha despedazado el tronco de esa forma, ¿no? xD
Kurgan se volvio hacia la elfa con la confusion en su cara. Sus rasgos quedaban tapados en la oscuridad de su frente, a contraluz de las estrellas:
-Yo... lo siento; no se que hice... no queria... no fue mi intencion.- trato de explicarse con la voz temblorosa, antes de soltar un suspiro de impotencia, mirando un instante al cielo.
Algo parecio destellar momentaneamente en los ojos del vi'gaar con ese movimiento. A pesar de sus incapacidades, Kurgan era muy consciente de sus limitaciones en ocasiones... eso dolia mas que si no las conociera.
Jijijjj! La comprendo: y tambien.
Me ha quedado molon el PJilla; es de lo mas ameno de rolear.
Siyara apoyó su diminuta mano en el brazo de Kurgan buscando las palabras para poder explicarle lo que había sucedido. En el poco tiempo que llevaban todos juntos había aprendido que, pese a su apariencia brutal y despiadada, el gigantón era probablemente el más vulnerable en ese tipo de situaciones. Decidió enfocarlo como si se tratara de un niño de media tonelada.
-No pasa nada -dijo apretando el brazo endurecido por la kurgonita y tratando de olvidar lo acontecido-. Los árboles, las plantas, están vivos igual que los pájaros o los gatos. Por eso es siempre preferible utilizar troncos que hayan muerto, porque de esta forma podemos dejar que los más pequeños crezcan fuertes y altos.
Miró a Kurgan a los ojos sabiendo que lo que acababa de decir probablemente le parecía absurdo. Solo esperaba tranquilizarlo y volver junto con los demás.
-Algún día te lo mostraré y entenderás mejor a qué me refiero, ¿te parece? -sonrió divertida ante la idea de un vi'gaar druida.