Partida Rol por web

Y soplará un viento frío...

El Paso de la Quebrada

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09/06/2008, 22:54
Hannah

Hannah recogió sus cosas, súbitamente consternada. La adrenalina que había fluido por sus venas momentos antes, que hizo que saltara de un inocente entrenamiento a prepararse para la defensa real del campamento, había dejado de circular, y el desvanecimiento de la sensación de peligro y euforia le había provocado un pequeño shock, sobre todo al sentir la oscura magnitud del enemigo en el suave temblor de la druida. Pero no era la elfa la única preocupada: se había dado cuenta del temor que sentían todos, especialmente Kemdrael.

Mientras se agachaba a desatar los cabos de la tienda, le miró de reojo. El pelo rubio le caía sobre su rostro, que había dejado de sonreír de esa forma ambigua. Sintió un quemazón en la boca del estómago, y tuvo el súbito impulso de levantarse directa hacia él y reconfortarle, invadida por los recuerdos que se le antojaban de un lejano pasado, pero se refrenó, y en silencio acabó de cargar sus cosas y montó en el caballo, presta para marchar.

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16/06/2008, 17:36
Director

Notas de juego

Los sentidos agudizados por tu poder de druida aún se mantendrán durante un buen rato, eso significa que más o menos hasta media mañana sigues manteniendo el modificador. Escucharás los ruidos del bosque, verás mejor, olerás con más intensidad a Kurgan...

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16/06/2008, 17:38
Director

Apenas el cielo comenzaba a adoptar los colores propios de la Aubórea cuando se pusieron de nuevo en marcha. Tenían los nervios a flor de piel por el extraño despertar de Ulgmar y la posterior confirmación de Siyara de que algún tipo de criatura cuya maldad podía sentirse incluso sin llegar a verla, había estado rondando el campamento.

Recogieron el improvisado vivaque y subieron a sus monturas... todos salvo Kurgan, que deambulaba nervioso por los alrededores.

El día había amanecido algo más nublado que la jornada anterior, en el aire podía olerse el frescor del agua, quizás llovería al final del día. Por delante les esperaba una dura jornada por entre espesos bosques y agrestes colinas. Si forzaban un poco el ritmo incluso era posible que llegaran a atravesar el Paso de la Quebrada antes de que oscureciese.

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16/06/2008, 18:24
Asolación, Kurgan

Kurgan no se alejaba demasiado esta vez. Con enemigos cerca, sobre todo con unos tan rapidos como para escapar a la aguda vista de Ulgmar, la proximidad al resto podia decidir la diferencia entre la vida y la muerte de alguno de ellos.

Ademas todos habian coincidido en que el peligro estaba ahora ante ellos y no a sus espaldas. Asi, la labor de retaguardia se convertia en una mera proteccion del grupo central ante una emboscada inadvertida.

El vi'gaar estaba nervioso; eso se notaba en sus andares. Ni siquiera habia enfundado de nuevo la espada, prefiriendo llevarla apoyada en el hombro, listo para repartir unas cuantas dosis de muerte sumaria a la primera oportunidad que se le presentara. Su mirada desconfiada hablaba por las considerables posibilidades de que cualquier recien llegado recibiera su parte alicuota, antes de preguntar.

Notas de juego

ozezo, que adelante, por mi.

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16/06/2008, 20:53
Marcus "Viejo Lobo" Borkarin

Juglar arrancaba hermosas y animadas notas de su laúd, cómodamente recostado en el descubierto carro que recientemente la compañía había adquirido. Ningúno sabía su nombre, ni si quiera él mismo, y así lo prefería, pues Juglar decía que tenía mas libertad para cantar sin nombre que estando atado a uno.

"La dulce hidromiel solo beberás
si de la batalla logras regresar
sin morir sin caer y sin desmayar
a la tabernera besarás.

La sangre saltará y los huesos romperán
el fuego quemará y la noche nos apagará.

Pero con el alba cien espadas se alzarán
una marea de plata y acero vitoriosa cabalgará
al corazón de la batalla se dirigirá
y con amor... (Coro: Y con amor!)
y con decisión... (Coro: Y con decisión!)
(Todos)Con La Muerte bailará!!!"

La compañía en pleno coreaba junto a Juglar pero, como siempre ocurría, las voces se alzaban hasta los cielos con los últimos versos.

Marcus, en cabeza de la columna mercenaria volvió el rostro, alzó el puño enguantado cantando como cualquier otro, con una enorme sonrisa. A penas tenían el campo de batalla a un día de viaje. Los estragos ya eran evidentes, columnas de humo, el bosque cercano semi calcinado, refugiados, patrullas tanto amigas como hostiles... Pero su compañía no perdía el ánimo, al contrario, cada paso que los acercaba a una posible muerte los hacía disfrutar mas del momento presente.

Volvió el rostro y observó, apeándose un poco del camino, a sus compañeros. Muchos de ellos, en torno a una docena, ocupaban un lugar especial en su corazón, pues eran su Espada, el núcleo duro, la élite de la compañía mercenaria del Filo de Andhor*, los miembros mas curtidos de todos. Ellos, junto con Marcus, dirigían a la compañía, aceptaban o denegaban contratos, promocionaban, castigaban o premiaban a sus hombres.

Este último contrato había sido muy tortuoso, con muchos dobleces e intrigas, pero la suma eran tan sustanciosa que se había expuesto ante toda la compañía, pues el riesgo era muy elevado, demasiado como mas tarde descubriría con terrible pesar Marcus, pero la paga era suficiente para sies meses de vida de descanso.

- Mano de Plata, como están los hombres? Continúan aún los rumores sobre los fantasmas? - Preguntó Marcus a un fornido enano khoarín con la mano zurda cubierta por un elaborado y precioso, a la par que letal y sumamente eficaz, guantelete de mithril.
- Bien, avanzan bien, Viejo Lobo. Los rumores siguen, sabes que no se pueden evitar del todo, pero poco a poco no dejan de ser simples anécdotas. Aunque - Bajó la voz a un tono confidencial. - sabes que es posible que nos topemos con enemigos que no sean normales.
- Lo sé, Mano de Plata. Por eso mismo me preocupan los hombres. Sé que nosotros podemos manejarnos contra ellos mejor o peor, pero no olvides que muchos de ellos no son mas que simples soldados que no han podido dormir de pequeños al oir historias de miedo sobre... bueno, sobre cosas. - Exaló un suspiro. - Y nosotros mismos sufrimos demasiado cuando algún loco se burla de Vexatir y nuestra compañía está de por medio por algún contrato a destiempo.
- Tranquilo Marcus. - Mano de Plata sonrió, centelleando el oro de sus muchos dientes postizos, y palmeó el gran martillo del que jamás se separaba. El martillo alcanzaba fácilmente la altura del enano y su doble cabeza era igual de ancha que el torso de Marcus. Pero su peso era, según el propio enano, 'Tan liviano que incluso un enclenque huele flores como Aldhanir podría blandirlo'. No obstante era de mitril y acero, cubierto de poderosas runas enanas, legado de los regios ancestros de Mano de Plata. Pero el origen de ese martillo, es otra historia. - Guardajuramentos dará cuenta de ellos, como siempre ha hecho.

Marcus no pudo evitar sonreir ante los gestos del enano.

Sería la última vez que podría sonreírle. Y la única vez que un miembro ajeno al Clan Forja de Plata blandió Guardajuramentos y fue portado de regreso a las titánicas montañas donde se encuentra el ancestral hogar del Clan. Hasta allí llevó Marcus el cadaver del enano mas valiente y mas honorable que jamás volverá a pisar Nhalior. Hasta allí llevó el cadaver de Braggor "Mano-de-Plata", Príncipe del Clan Forja de Plata. Junto a él llevó a Guardajuramentos y la, por derecho propio, ya legendaria y reverenciada mano de mithril que le valió el sobrenomre a Braggor. Ante los ojos del Thane, llorosos y de rostro desencajado, contemplando el cadaver de su amado hijo Marcus hizo una única petición. Con su gesto, de un honor sin par entre los humanos ante los ojos enanos, Marcus pudo haber recibido miles y miles de piezas de oro y gemas, armas o armaduras. Pero se negó. Solo hizo una petición.

- Gran Thane Forja de Plata sólo os pido una cosa, ni oro ni gemas ni ningún otro metal valioso es mi deseo. Sólo os pido permiso para poder portar el recuerdo, el nombre, de vuestro valeroso hijo, uno de mis mas queridos amigos, mi propio Hermano. Os pido, oh Gran Thane, poder llevar la runa del nombre de vuestro hijo para que su gran honor, su profunda sabiduría y su infinito valor estén por siempre conmigo.

Un enorme silencio, como una losa, cayó sobre los grandes salones enanos. Lo que ese humano pedía era un honor jamás ante, y seguramente nunca mas, otorgado a nadie.

- Sea pues, Marcus, llamado Viejo Lobo. Que a partir de este día se conozca a este humano, entre mi pueblo y todos nuestros hermanos khoarín, como Marcus Hermano-de-Plata! - La poderosa voz del Gran Thane resonó en la estancia.

Así fué como Marcus ganó la inscripción, no en simple alfabeto enano, sino en el lenguaje de las runas, un tatuaje en su pecho, cerca del brazo derecho que blande el arma, donde se entrelazan fuertes e intrincadas runas enanas del nombre de Broggar, el Clan Forja de Plata, y de rechazo y destrucción de no-muertos, pues ellos fueron los asesinos del mas valiente y noble enano que jamás verá de nuevo Nhalior.

--------

Marcus cabalgaba en un oscuro mutismo, aún más de lo normal. En un momento determinado se llevó la zurda al pecho, cerca del brazo derecho, mascullando una frase en lengua enana.*

Notas de juego

Andhor: Señor de la Batalla.
Vexatir: La Muerte
* Con mucho acento y no muy buena pronunciación, pero el concepto es claro. Si alguien conoce la lenguya y quiere pegar la oreja, que lo diga y tire a ver :P

Afú, demasiado tiempo esperando jeje.

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17/06/2008, 20:52
Kemdrael de Mornan

Puede que no fuera un muerto viviente.

Aquel pensamiento, sin embargo, no reconfortaba a Kemdrael. Para el semielfo la vida era la belleza más plena, lo más importante, la gracia de los dioses. La no muerte reflejaba, en cambio, el dolor eterno, la desgracia más suprema. No era al muerto viviente si no a su maldición lo que Kemdrael temía de forma desaforada. Solo pensar en la posibilidad de que su llama vital se convirtiese en una parodia putrefacta animada por poderes oscuros... No. Debía desechar esos pensamientos. Si dejaba que su miedo lo guiase entonces podía darse por perdido. Era ahora, más que nunca, cuando se requería todo su valor. Y no solo por él, si no por sus compañeros. ¿Sería capaz, si lo peor sucedía, de actuar en consecuencia? Recordó a Miranda. No quería hacerlo, pero no pudo evitarlo. Aquellos ojos llenos de vida. Aquel corazón que latía como un caballo desbocado cuando yacían, ignorantes del futuro, dichosos del presente. Su puño aferró con fuerza la brida del caballo. Actuaría en consecuencia. Esta vez actuaría en consecuencia si era necesario. Y se prometió, sin mucha fe en sus palabras, que algún día cumpliría la vieja promesa y se reencontraría con Miranda para liberarla de su carga. Esa vez no temblaría su pulso.

Puede que, después de todo, no fuera un muerto viviente.

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17/06/2008, 21:05
Siyara Sunel

Siyara cabalgaba en silencio, según era su costumbre. Generalmente estaba pendiente de Enyi, del camino, de que Kurgan les siguiera (por todos los dioses, esa kurgonita iba a matarla), de que Ulgmar y Kemdrael no se despegaran demasiado del grupo y demás distracciones. En estos momentos, sin embargo, su mente estaba en otro lugar. El recuerdo de lo sucedido en el improvisado campamento era demasiado reciente y, francamente, le provocaba auténtico pavor.

Solo esperaba que no se cruzaran en el camino de aquel ente otra vez. Rezaba por ello.

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18/06/2008, 11:21
Ulgmar

Cabalgaba taciturno, solitario, ligeramente adelantado, como siempre. Pero esta vez no había podido sacudirse esa ominosa sensación de sus espaldas. Y sería difícil que pudiera hacerlo en bastante tiempo. Lo que había sentido era... distinto.

Se había enfrentado a muchos peligros en su vida, enemigos reales e incluso imaginarios, que habían acabado por ser sólo sombras en su camino. Y entre los reales, alguno realmente temible. Pero esa presencia... eso era algo a lo que nunca antes se había enfrentado. No era un hombre miedoso. Tampoco era lo que podía considerarse un valiente. Era como era, pero no cobarde. Sin embargo... no podía negarlo... se había sentido... asustado.

Miró atrás. Seguían todos, manteniendo la formación acostumbrada. Quizá algo más apiñados... y desde luego mucho más callados, sus rostros serios, ensimismados. Incluso Kurgan correteaba mucho más inquieto que de costumbre, la enorme espada en su hombro, presta.

Volvió a dirigir la vista a las montañas, al Paso de la Quebrada. Y al cielo. Enyi volaba majestuoso, si percibía algo, no se notaba. Y al frente el paisaje a esa hora de la mañana estaba bañado de una neblina de irrealidad que, mezclada a la que la propia tormenta estaba tejiendo, era fantasmal.

Se inclinó sobre su caballo, y palmeó su cuello. El animal piafó, agradecido, y cabeceó nervioso, exhalando una nube de vapor por las narices.

Tranquilo, amigo. Sí... sé lo que sientes...

Siguió adelante...

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19/06/2008, 18:15
Director

Algo había cambiado en el seno de la patrulla. El silencio había sustituido a los comentarios mordaces y a las frases con doble sentido. Aquella presencia, aquella aparición no vista, les había dejado un amargo regusto a temor en los huesos. Cuan extraño resultaba como algo que no se llegaba a ver trastornaba más que el peligro cara a cara.

Sin embargo lo que quiera que fuese aquello que les había observado durante la noche no parecía haber trastornado la paz del bosque. Bajo un cielo cubierto, los pájaros cantaban como cualquier otra jornada. Un par de conejos de hermoso pelaje blanco y bastante bien alimentados abandonaron a la carrera el camino por el cual avanzaba Ulgmar. Ante tanta naturalidad, lo más posible es que aquella criatura no se encontrase ya en sus proximidades. Pero de ser así… ¿a qué velocidad se desplazaba?

Continuaron avanzando, cada cual sumido en sus propios pensamientos, recuerdos y temores. El bosque de robles por el que cabalgaban se fue cerrando cada vez más sobre ellos y un manto de helechos fue cubriendo paulatinamente el suelo, hasta convertirse en una nube inconexa de tonos verdes y marrones. El ascenso se iba ya notando. El camino se hacía más pronunciado.

Conforme ganaban altura el bosque se cambiaba de ropa para adaptar sus vestimentas allí donde el frío hacía su mordedura más dolorosa. Los robles fueron dejando su sitio a pinos y abetos. Varios riachuelos cantarines se cruzaron ante ellos. Precisamente a orillas de uno de estos caminos de agua, un gigantesco magnolio de grandes hojas verdes y flores pálidas, creaba bajo sus ramas un claro de hierba que les resultaba bastante familiar. El arroyuelo lo rodeaba perezoso, creando a su alrededor un diminuta laguna de agua fresca. En este lugar se habían detenido en otras ocasiones anteriormente y transmitía aún la misma sensación de calma y paz que ya les embargara con anterioridad. Allí presente, contemplando aquel altar de la naturaleza, costaba trabajo creer que a escasa distancia de ellos aguardaban las montañas, la roca, el dolor y la muerte.

Ulgmar les esperaba allí. Los caballos comenzaban a mostrarse cansados. Aquel era un buen lugar para detenerse a comer algo.

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19/06/2008, 19:17
Asolación, Kurgan

Kurgan llego hasta la tranquila zona de acampada con recios pasos pezunosos, que hacian vibrar ligeramente el suelo:

-Nos detendremos aqui? No sera arriesgado darles mas tiempo para prepararnos la sorpresa?- dijo el aun alterado vi'gaar, mientras su estomago traicionaba sus palabras con un repentino trueno, claramente audible -Bueno... tal vez sea buean idea...- admitio imaginando que el resto estarian igual.

Que los caballos necesitaran descanso no era una opcion para el, que por lo general llevaba mas peso y trotaba mucho mas que ellos a lo largo del dia. Para el giganton resultaba complicado comprender que seres que tenian cutro patas donde el lucia dos, se pudieran cansar mas que el... Era una de esos multiples detalles por los que los animaluchos piafantes y el gladiador nunca llegarian a entenderse.

Con un fluido movimiento de brazos, practicamente natural, el ariete dejo resbalar la espada por su hombro, que cayo a su espalda, clavandose cerca de un palmo en la tierra, justo al lado de un mullido mato de flores junto al arroyuelo. El guerrero ya habia elegido mesa. Sacando sus raciones secas de la mochila, se preparo con una graciosa cara de ansia para masticar el contenido de un envoltillo de cuero. COsa extrana entre los de su raza, la dieta de Kurgan no era principalmente hervibora, como cabria esperar, sino rica en proteinas, como la de un avezado luchador. Posiblemente eso explicaba parte de su estructura, tan distinta de la de sus congeneres:

-Pdinceza,- dijo hacia Hanna -De cadbio uh boco de gomida de vedah po zhuminadaz doblez de esaz que dievas. Hoy be cietto chic.- dijo con la boca medio llena, en una comica pose sobre el mato de flores, que recordaba a un feo muneco de nino, mas que a una maquina de talar personas.

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19/06/2008, 23:54
Hannah

Hannah arrugó su nariz en un mohín de burla.

-Pero si tú siempre eres chic. Debería llevarte a mi casa y sentarte en la mesa al lado de mi madre. Haríais buena pareja, el bello y la bestia. Aunque te prevengo que mi madre no te dejará sentarte encima de los parterres de flores del jardín, y te obligará a vestir de organza y a pasear en coche de caballos. Eso sí, no temas, a los caballos ni tocarlos, así que no tendrás que acercarte a las caballerizas...

Dime, hija, ¿qué hacías ayer en las caballerizas? La voz rígida y acusatoria de su madre ocupó su mente en un segundo, y le trajo el recuerdo de una melena rubia y una media sonrisa socarrona, una cara que se hacía borrosa por la proximidad y un aliento que se mezclaba con el olor del heno, pero consiguió desecharlo de su cabeza sin dolor, de golpe, dejando el pasado atrás, donde debería estar.

Siguió parloteando con Kurgan, pero no pudo evitar mirar de reojo a Kemdrael, con la mente bullendo y girando y mezclando el ayer y el hoy y sus diferentes personajes, no siempre iguales pero casi nunca diferentes.

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20/06/2008, 04:55
Asolación, Kurgan

-¿Que zon loz padtirez de flodez y la oganza, pdinceza? Máz vale que le guzte la kuganita, pogque un Madaiz vizte de nego.- frunció el ceño Kurgan, posiblemente bromeando, pero ¿quién sabía con su básica mente? -¡¡¡BBBRRRAAARRRPP!!!- eruptó sonoramente el vi'gaar, que estaba tragando mucho aire al comer hablando.

Imaginándose la escena con la estirada madre de Hannah, al ariete le dio un ataque de risa loca y se carcajeó abiertamente, llenando el charco de margaritas de migas. Sin poder contener la risa, no tardó en revolcarse un poco por ellas, como si le estuvieran haciendo cosquillas. La cómica escena dio un baño tibio a los miedos del resto del grupo, que por un momento pudieron olvidar que su vida estaba en juego y recordaron que todos ellos eran, al fin y al cabo, muy humanos. Las sonrisas asomaron, algunas por fuera, otras por el interior de sus introspectivos ánimos, y todos disfrutaron de un instante de paz, mientras el guerrero se recomponía y su risa iba muriendo en una risilla recurrente, que terminó por pasar.

El ruido de masticar volvió instantes después, cubierto por el canto ligero de las aves y el arroyuelo.

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27/06/2008, 09:35
Siyara Sunel

Siyara masticaba lentamente su comida mientras asistia al intercambio de Kurgan y Hannah. Su preocupación había estado presente durante todo el día y, finalmente, se estaba permitiendo unos intantes de descanso.

Enyi vigilaba el campamento desde lo alto de un árbol, como era su costumbre. No pudo contener una sonrisa al pensar en él, fiel compañero. Había tenido otros familiares durante su vida pero nunca había experimentado el vínculo que sentía con el halcón.

Siguió dedicando su atención a la comida y manténiendose alerta, por si acaso.

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27/06/2008, 20:56
Kemdrael de Mornan

Kemdrael se sentó con los demás e inicialmente masticó su comida en silencio. Aquella misión no estaba comenzando con buen pie. Él prefería oponentes a los que enfrentarse y no sombras que trajeran dolorosos recuerdos del pasado. Sin embargo el exhabrupto de Kurgan devolvió la sonrisa a su rostro. ¡Que demonios! Mejor sonreír a la muerte.

- Kurgan por el amor de los dioses, ¿no puedes masticar en silencio? ¡No te podré llevar a la Corte de las Ninfas cuando regresemos a la ciudad si no te comportas! La madam tiene ese lugar por un sitio exquisito y tus modales no permitirán disfrutar de la placentera compañera de sus hijas.

Era evidente que el Kurgan jamás podría entrar la Corte de las Ninfas, un excelente burdel. Más que nada era un problema logístico: su enorme corpachón no cabría por la delicada puerta aunque las mujeres estuvieran dispuestas a arriesgarse a complacer al enorme vi'gaar.

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27/06/2008, 22:30
Asolación, Kurgan

Kurgan termino de masticar el troo que tenia en la boca, antes de replicar:

-Yo no entro en casitas de munecas desde lo de Ruda, Kem, ya lo sabes.- dijo el ariete con expresion repentinamente hosca.

Los sucesos de aquel dia aun le quemaban en la mente y no le gustaba recordarlo. El vi'gaar no era precisamente lo que se entendia por un individuo cosmopolita, y cuando el grupo tuvo que dirigirse a una mision de escolta practicamente protocolaria en la ciudad, rara vez se habia sentido tan fuera del agua. Tras un par de incidentes menores por "desaveniencias irreconciliables" con indeseables de la guardia, los hermanos terminaron por frecuentar la taberna enana de Ruda Pietieso. El sitio era tranquilo y el ambiente enano era mas sobrellevabeble para el exgladiador. Al menos hasta que a una panda de kralorth se les ocurrio pasarse por allÃ-. Todos recordaban con cierto temor la expresion de Kurgan cuando el atajo de alborotadores decidio pinchar al mas grande del lugar.

Las tabernas enanas no estaban hechas para que se pusiera de pie... cuando se levanto furioso y su cuerno se empotro en el techo, a aquellos estupidos les dio un ataque de risa. Cuando el enojado vi'gaar se revolvio y medio techo se vino abajo, ya no se rieron tanto. Sobre todo el que tenia las tripas fuera por aquella viga.

Obviamente no volvieron a ser bienvenidos en el lugar. El ariete aun no lo habia superado del todo.

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28/06/2008, 13:40
Hannah

No me imagino a Kurgan en un ambiente tan "delicado", Rubio -dijo Hannah, apostillando unas comillas imaginarias con los dedos-. Aunque si es cierto lo que he oído sobre las artes que desempeñan las susodichas ninfas, de delicado tiene sólo la decoración. Supongo que es algo que tú sabes muy bien -continuó, súbitamente brusca.

No sabía por qué se sentía tan rara desde hacía unos días, pero la cuestión es que empezaban a sentarle mal cosas y actitudes que antes le daban igual e incluso la divertían. Frunció el entrecejo, y con la mirada ausente, se sentó alejada de Kemdrael y comió su parte del alimento con una expresión entre hosca y triste.

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28/06/2008, 19:13
Ulgmar

Sombrío, Ulgmar apenas prestaba atención a la conversación de la pelirroja con Kurgan, y a la reacción ante el comentario de Kendrael. Sólo se dijo que empezaba a ser preocupante el interés que la muchacha evidenciaba por el semielfo. No le incumbía, claro está, y en la Guardia Negra no había restricciones, si las había eran autoimpuestas. Pero cuando los sentimientos anidaban en el alma de los hombres, solían nublar los sentidos, sentidos que los soldados necesitaban cada día, a cada momento.

Sin embargo, no dijo nada. Los sentidos... este era uno de esos lugares donde parecían colmarse. Incluso aquellos que no dependían del cuerpo, sentidos inmateriales, que emitían alertas invisibles. O calmas magníficas. Como esta... Se acercó al imponente magnolio, con su escudilla en la mano, comiendo sin dejar de mirar a su alrededor. Inspiró profundamente, y cerró los ojos. Luego se acercó de nuevo al grupo, y se dirigió a Siyara.

-Dime, elfa, tú que eres druida, y que tienes los sentidos agudizados, mucho más que cualquiera de nosotros, ¿no percibes aquí un aura especial...? El sitio es un verdadero templo natural, lo pienso cada vez que he tenido la oportunidad de detenerme en él. No sabría justificar mi impresión, pero tú, tú que te compenetras con la naturaleza por origen y por destino, ¿no sientes su mensaje?

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29/06/2008, 13:25
Marcus "Viejo Lobo" Borkarin

Marcus pasó la totalidad del viaje en un completo mutismo a excepción del juramento por su antiguo hermano caído. Aunque durante los dolorosos recuerdos su silencio fue fruto de que su mente se encontraba mucho tiempo atrás, ahora su silencio era consciente.

Desmontó y asintió ante la selección del terreno. Colaboró en las pequeñas tareas necesarias para organizarse mínimament para poder comer pero siempre en silencio. Sin brusquedad ni gestos hoscos, pero tampoco con palabra alguna.

La canción de Juglar continuaba en su cabeza. Hacía cuantos años que nu había vuelto a recordar esa canción? Demasiados... Recordarla le hizo sentir una fuerte presión en el pecho. Tuvo que rodearse con gruesos muros para evitar filtracines. Paraevitar nuevos lazos que no quería... No por egoismo, sino, realmente, por miedo.

Tras una mas que frugal comida Marcus se levantó y busco un lugar cómodo donde pudiese ver al grupo y tras ellos las montañas. Quería seguir teniéndolos cerca, pero a la vez necesitaba concentrarse en algo mas allá de ellos para que su coraza no se desmoronase de nuevo. Los gestos y palabras de Kurgan, a su manera tan inocentes, esta vez poco pudieron hacer por arrancarle siquiera una sonrisa. Mas preocupante era la actitud de Hannah en estos últimos días. Pensaba que, aunque lo focalizase en Kemdrael, él no era el origen o motivo. O sí lo era y Marcus se equivocaba.

Por desgracia la mención de la palabra burdel fué demasiado para él. Fue como un mazazo en el pecho, por unos segundos se quedó sin aire, presa de recuerdos, sentimientos y temores que habían logrado romper su cautiverio y acudían a darse un festín con Marcus. El jadeo, quizás no fuese audible, pero si alguno le estaba mirando pudo ver claramente como palidecía bruscamente. Demasiados recuerdos, demasiadas personas habían pasado por su vida. Había vivido demasiado, incluso para ser humano, su vida había sido demasiado intensa. Ni un elfo, con su millar de años de vida, podría llegar a vivir todo lo que había vivido Marcus... y él lo había hecho apenas sobrepasando la treintena.

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30/06/2008, 09:27
Siyara Sunel

Siyara miró alrededor tras la pregunta del semielfo. El bosque estaba en calma, como era habitual.

-Todos los lugares son especiales, Ulgmar -dijo tras meditar unos segundos-. Cada uno por sus propias razones, buenas o malas. Lo que detectas es el efecto tranquilizador de los árboles, la ligera brisa, el murmullo de las hojas. La propia tierra exuda esa paz y esa calma tan reparadoras que hacen delicioso el descanso. Pero sí, yo también noto el efecto al que te refieres. Es... agradable.

La elfa sonrió al terminar. La respuesta era algo vaga pero así era la naturaleza: difusa, imprecisa, ambigua. En ese ciclo de vida y muerte los valores tradicionales de Bien y Mal perdían el significado artificial que se le pretendía dar y revelaban los verdaderos.

Tomó otro bocado de su comida y siguió masticando mientras oía a los demás hacer referencia a pasadas aventuras. De alguna forma echaba en falta ese vínculo con el grupo que sabía acabaría teniendo tarde o temprano. O eso esperaba, pensó mientras miraba fugazmente al orgulloso Kemdrael o a la impetuosa Hannah. Tendría que esperar y ver que pasaba.

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30/06/2008, 20:56
Kemdrael de Mornan

Kemdrael enarcó las cejas ante la respuesta de Hannah. Después al ver que su comentario tampoco parecía haberle sentado demasiado bien a Marcus se rascó una oreja puntiaguda. Era un gesto reflejo cuando se sentía realmente incómodo. ¿Qué había dicho? Solo quería hacer una pequeña chanza con el grandullón para distender el ambiente y en lugar de eso había lanzado una jarra de agua fría sobre el grupo. ¡Aquello no era normal! En otros tiempos le hubiera dado igual tanto la reacción de la impetuosa chica como la de Marcus, pero en estos momentos se sentía extrañamente desvalido. Demasiado vinculado a sus compañeros. Se juró que si sobrevivía a aquella misión pediría un cambio de unidad, pero por el momento necesitaba que las cosas se calmasen.

- Oh, vamos, princesita...- recalcó el mote intentando provocar a Hannah, la prefería enrabietada a hosca - ¿De veras crees que yo tengo que pagar por los servicios de una mujer? Soy el galán más solicitado de toda la Marca, por el amor de los dioses. ¿Y sabes por qué? Porque las mujeres siempre apreciáis el color de unas flores bonitas.

Mientras hablaba se había deslizado por detrás de Hannah recogiendo unos hierbajos y colocándolos como si de un fino ramillete se tratase. El aspecto del semielfo con aquel estúpido matojo de hierbas y su postura forzada de petimetre era ciertamente ridículo, pero tal era el efecto que quería provocar. Para acabar su número le guiñó un ojo a la elfa:

- Os juro señora que solo he cogido hierbas muertas, de ahí que el aspecto no sea tan lozano. Pero así no me obligaréis a plantarlas de nuevo. Al contrario que el buen Kurgan yo carezco de tal destreza manual.