Partida Rol por web

Es el Centro Comercial y financiero mas grande de la ciudad con torres de oficinas. Todo lo que puede haber... lo hay.

Tras la carrerita en la que, por suerte, no tenéis ninguna incidencia llegáis al centro comercial. Allí están los mejores locales abiertos a estas horas, ya que evidentemente no son horas de discotecas y alcohol. En la parte alta de una de las torres exteriores, de cuatro pisos, está el “Cuarto creciente” un local de ascendencia árabe en el que las camareras van vestidas al estilo de Las mil y una noches y tenéis pipas donde fumar “lo que traigáis”.

Colchones, tonos rojos y dorados y un ambiente a la altura.

Aparcó la moto y se bajó quitándose el casco sonriente. Miró a su amigo y se acercó a él. - No ha estado mal. - Comentó acercándose a Roger. - Ahora vamos a rematar este día tan extraño. - Le propició una palmada en el hombro. No sabía si él ya conocía el lugar, pero seguro que le gustaría.

Su sonrisa se amplió notablemente nada más abrir la puerta del local. -Ahora sí que sí. A ponernos cómodos y a relajarse. - Se acercó a la barra y saludó a unos conocidos. Una vez saludados y compartido algunas palabras, fue hasta una de las mesas y se acomodó en el sofá, apoyando sus brazos sobre la parte de arriba. Con su mirada hizo un recorrido por todo el lugar y luego comenzó a preparar la pipa.

-Jajaja, muy cierto-comentó Roger cuando Evans le dijo lo de la carrera. Cuando entró en el local todavía estaba un poco ciego, así que cuando su colega acabó de saludar a sus conocidos se acercó a la mesa en la que se encontraba y le dijo:

-Tío, voy a ir al servicio un momento a echarme agua en la cara o algo, a ver si se me baja un poco. No tardo, ¿eh? Que hay que triunfar del todo.

Si bien Roger sabía que llevaba una cara que lo delataba no podía evitar sentirse tranquilo, como si aquel lugar le resultara una protección. No le dio muchas vueltas, así que se echó el agua, se arregló el pelo en el espejo y salió del servicio, dispuesto a comerse el mundo.

Claro, no hay problema. - Contestó a Roger sonriendo. Por más que tuviese metido en la cabeza su amigo lo de triunfar poca esperanza tenía, aunque no iba a ser él quien dejara de intentarlo, claro. 

Observó a su amigo desaparecer entre la gente y fue entonces cuando se acomodó en el asiento. Se disponía a fumar de la pipa cuando su móvil volvió a sonar. Echó la cabeza para atrás cerrando los ojos y suspiró volviéndose a incorporar agarrando el dispositivo. Negó con la cabeza al ver el contacto y lo volvió a guardar en su bolsillo aún sonando. - Me temo que hoy no estoy de servicio para nadie. - Acabó la frase llevándose la pipa a la boca y dándole una bocanada. 

Mientras esperaba a su colega hizo otra ojeada por el lugar, teniendo la esperanza de que hubiese entrado alguien más para poder conocer.

Roger se dirigió a la barra, pidió un cubata de vodka negro con Coca-Cola y otro de ron para Evans. Echó una ojeada más tranquilamente a la gente del local ahora que ya estaba algo más fresco, no había ninguna cara conocida (lo cual le resultaba extraño) pero se fijó en varias chavalas que no estaban nada mal.

Cuando le sirvieron las bebidas, anduvo tranquilamente hasta la mesa en la que estaba su colega y dejó las copas.

-Hala, vamos a meternos en situación-sonrió y añadió-he visto a dos o tres que están bastante bien. ¿Le has echado tú el ojo a alguien?

La camarera te pone las copas mientras rola los ojos. Evidentemente le pareces bastante idiota.

Que lo disfrute- su tono lo confirma.

Cuando hacéis repaso del local veis a una pareja de chicas con una pipa, un plato árabe que no tenéis mucha idea de cómo se llama y haciéndose carantoñas. Parecen algo puestas.

En otra mesa una chica sola está leyendo un libro bastante amplio. Tiene las tapas de cuero y el borde dorado.

En la que queda junto al baño dos chicas comentan y ríen. Parecen algo colocadas pero no mucho.

En la del fondo, bastante ocultos, un chico de vuestra edad, puede que algo más, está comiendo tranquilamente y fumando mientras alguien, no sabríais deducir si chico o chica, está con la “cabeza en sus rodillas”. El chico parece bastante contento en general.

Es lo que veis por los huecos entre las paredes de tela que separan cada estancia.