Interludio I

El encierro en la jaula de cristal

Karasu llegó gracias a su poder al templo, trayendo consigo a Hotaru y a Shion. Lucius, que había logrado entrar a tiempo en Hotaru, llegó con el grupo. La vieja llegó corriendo desde dentro del templo, sorprendida al sentir tantas auras, pero sobretodo al sentir la de su nieta desvanecerse. Sus ojos se encontraron con los de Karasu, y bajo esas arrugas, su corazón calido enrojeció sus mejillas, pero no había tiempo para eso. -Por aquí.- Dijo al guiarlos hacia una habitación del templo. Para ese entonces, ella había eliminado el vinculo entre Hotaru y Lucius, y volvió a unirlo a si misma.
Encendió todas las velas y la sahumadora mientras su nieta era dejada en la cama, y luego les pidió a todos que esperaran fuera. Yami llego cuando todos ya habían sido expulsados de la habitación, y ahora un sello no permitía a los espíritus entrar... ni salir.

Me quedé mirando hacia la puerta cuando todos salieron, yo incluída, y con expresión preocupada.

-Ahora es cosa de ellas -dije tras unos momentos. No había tenido tiempo de sorprenderme con la forma en la que habíamos llegado. Miré a Yami sabiendo lo preocupado que estaría, si en su momento apenas pudo reaccionar.

-No te preocupes. Si hay alguien que puede mantenerla viva es su abuela. ¿Pero que pasó con esos disparos, de donde salieron? ¿Alguien pudo verlo?

La misma sensacion que en la ciudad, pero peor. No sabia que hacer. Hotaru habia sido conducida por su abuela y no podia seguirla. No era la primera vez que veia a Hotaru pasar esas puertas debilitada, casi al borde de la muerte. Mis manos jugaban con las llamas que desprendia mi cuerpo, incapaz de centrar la atencion en nada mas.
Sabia que Hotaru era una mujer fuerte, pero el mismo la habia debilitado absorbiendo su energia. Apenas se atrevia a decir palabra. Que podia decir. Nada que el pudiera hacer la podria ayudar.
Porque lo unico que conozco es consumir.....

Una vez salimos de la habitación comencé a caminar hacía fuera para irme pero al notar la barrera solo pude chistar.

Sabía que podría abrirla a la fuerza pero eso debilitaría a Akari y necesitaba de todas sus fuerzas para poder curar a su nieta.

Sin poder hacer nada me quedé ahí, alejado de la casa mirando hacía el cielo nocturno, mientras me cruzaba de brazos y comenzaba a pensar acerca de los acontecimientos de esta noche, ante la pregunta de Shion no dije nada, de hacerlo solo comenzaría una pelea con Lucius y no tenía ganas de destrozar el lugar.

Deambulo delante de la puerta nervioso. El anillo me dice que ella está en peligro, colmándome de impotencia, rabia y miedo. Las sombras del lugar crepitaban y bailaban al ritmo de mis tormentosos sentimientos. La pregunta de Shion me llega como de un lugar lejano, y sus palabras y significado calan lentamente en mí. Miro a Lucius con odio, un odio visceral y terrible. Deseo matarlo, conjurar mi dolor a través de su sufrimiento, producirle tanto dolor como pueda antes de que su esencia quede expuesta para devorar, y hacerlo mientras aún está consciente de su existencia.

Pero… iniciar una pelea ahora sería una estupidez. No le haría ningún bien a Hotaru. Él es un mejor combatiente que yo y perdería mi ventaja al atacar directamente. Y está el hecho de que lo ocurrido fue un accidente. Mi fría lógica me dicta que esa es la peor manera de actuar. Desearía poder dejarme llevar y que el resultado se decidiera en la pelea, pero no… no debo.

Llevaba mi mano al mentón pensativo, por una parte estaba en el dilema saludar a mi 'viejo colega' para agradecer de modo personalizado por su trabajo como 'empleado del mes', me preguntaba si debía ir a por un lanzador de arpones o tal vez una Tomahawk -¡oh no! ¡Esas preciosuras se guardan para banquetes y matrimonios!-¿La chica reconoce la buena factura saben?, teniendo en cuenta la oscuridad, el tipo de arma, la dirección del viento y la dificultad... ¡Fue toda una obra de arte! -dije con aire grandilocuente regodeándome, en especial frente a Yami, que parecía muy afectado y adolorido, su carita devastada y el semblante pálido, ¡Pobrecillo! ¿Quien le daría su leche en las noches y abriría las latas de atún?, si las miradas pudieran matar seguramente se lo pensaría dos veces antes de verme así.

Jumm! básicamente la chiquilla había colapsado, y Akari y yo decidíamos renovar nuestra relación, era como cogerse un par de zapatos viejos que se olvidan en el anaquel...

¿Got it? coger, viejos... ¡JA!.

Habia sentido alguna molestia durante la transición, esa niña tenía más espíritu del que me gustaba, lo cual se me hacía extraño pero irrelevante, mi otro dilema era quedarme y satisfacer mi curiosidad, me sentía curioso en esos momentos por varios motivos... 

Con una M-82 hubiera necesitado dos o tres tiros ocasionalmente, aunque el calibre de las balas era muy potente por cierto... -dije acercándome en mi forma etérea a la jovencita mientras ignoraba a las magdalenas y sus lamentos- ¿Qué tenemos aquí? -dije repasando sus facciones. ¿Con quién tenemos el gusto?

-Me llamo Shion...

Miré ceñuda a Lucius poniendole mayor atención, Yami, el otro espíritu y Karasu no habían respondido, probablemente no sabían, o tendrían algún motivo particular. Pero este simplemente parecía estar campante y radiante luego de lo sucedido.

-¿Como puedes estar tan tranquilo? Los disparos fueron innecesarios ¡y mira como está Fukuhoshi! ¿No te preocupa ni un poco? -le recriminé, indignada.

Que bonita se veía la chica con su rostro irritado, me pregunto cómo serán sus demás facciones, mis ojos se entrecerraban mientras le contestaba.

No nos conocemos lo suficiente como para que puedas entender mis sentimientos querida * le extiendo mi mano tomando un poco de la energía para hacerla material* Lucius *me acerco un poco más con una sonrisa* Telemacus Rhade, a tu servicio.

Y puedo decirte que he visto durante mi corto periodo de vida tantas batallas que... si Hotaru no es capaz de manejar esto entonces debió rechazar la responsabilidad, puede que ni siquiera fuera su culpa en primer lugar -extraño que piense eso- lo mismo va para ti.

Los disparos fueron totalmente necesarios si a mí me lo preguntas chiquilla *una piñata sin estallidos no es fiesta, aunque eso último lo pensé, quería primero tantear el terreno para saber que otras deliciosas emociones podía mostrar esta exótica joven, ahora que las cosas empezaban a ponerse entretenidas de nuevo.

-Esto no es una guerra, es una ciudad.

Dudé en aceptar la mano, pero me dije que la cortesía no se le negaba a nadie al fin y al cabo. La estreché frunciendo levemente los labios. Estaba muy fría.

-¿Responsabilidad? ¿Entonces tienes algún vínculo con ella también? ¿No te hace eso su compañero? -reproché. No comprendía como si estas cosas eran tal cual, podía estar tan tranquilo cuando los demás espíritus compañeros de Hotaru estaban en un estado cercano a la depresión.

Tomé la mano y la giré para depositar un beso en ella con una reverencia. Los japoneses se enorgullecen de su cultura e historia, pero sus urbes tienen que envidiar muy poco en cuanto a guerras, más de lo que su memoria les dice, los Youkais, Onis y otras apariciones no son una excepción, lo sucedido es apenas un breve intercambio, un caricia de guante de seda.

Sobre nuestra relación -levanté los hombros con desenfado- sólo diría que mi fama me precede y cada quien se guarda su opinión personal, por tanto no voy a molestarme en decirte lo que otros te aconsejarán tarde o temprano, Shi...on -dije las últimas sílabas de su nombre de forma separada a modo de mostrar mi propio desprecio por sus opiniones, de una u otra forma lo único que les gustaba era sentirse moralmente superiores, cómo era yo fango, vergüenza, la escoria de la tierra, los hacía más hipócritas y sentir sus manos más adentro y profundo cuando así se comparaban conmigo, casi que probaba su placer, al menos hasta que yo recibía el mío.

Si ya deseas saber cómo veo yo mi 'relación' con la familia Fukuhoshi, eso sería una conversación digna de una copa de Brandy, tal vez una poca de té para ti si crees que no es hora de beber, lástima que todos estén de funeral ya que Yami y Rei hacen unas preciosas Maids, en especial cuando se ponen los delantales.

¿Y dime, de dónde conoces a Hotaru Shion? -no niego que era agradable tener una conversación con un ser vivo, para variar, y la chica no estaba mal, podía notarlo mientras repasaba su figura con mis ojos.

-No te tomes tanta libertad...Lucius. Mis ojos ardian de azul. Nadie podia tratarme de maid o de sirviente. Y mucho menos Lucis. Podia tolerar ese comportamiento pues hacia años que le conocia. Pero no en ese momento. No cuando Hotaru estaba mal herida y sufriendo.
-Reza...para que a Hotaru no le pase nada.....por que serias el primero en arder ante mi. No queria ocasionar problemas, algo dentro de mi me decia que debia permanecer calmado. Pero ante la tranquilidad y la burla de Lucius no podia estar tranquilo. No sabia como Yami aguantaba esta situacion, el estaba mas unido a la joven que yo.
Solo me quedaba esperar. Nada mas.

_{-Siempre esta el plano onírico...-} lo susurré, pero fue un susurro lo suficientemente fuerte como para que todos lo escuchen, si bien no creía que Ogami pudiese acabar con Lucius, estaba seguro de que si se dejaba llevar por la furia podía causarles quemaduras de consideración, un dolor que lo pusiera en su lugar.

No dije nada mas, solo me senté en la hierba mientras seguía mirando las estrellas, quizás intentando leerlas a fin de ver que era lo que podría llegar a pasar aún, entendía las precauciones tomadas por Akari, pero aún así me molestaba no poder irme de ese lugar salvo por la fuerza.

Mientras me encontraba en ese estado me puse a repasar mentalmente que era lo que había pasado, ya sabía donde iría apenas saldría del templo, de seguro tendría respuestas...

-No es hora de beber, ni tampoco la ocasión mas feliz...

Le miré bastante enfadada. Ogami y Karasu habían reaccionado con algunas palabras, las cuales no me pasaron por alto, pero estaba en mi propia riña con Lucius.

-Es mi compañera de clase, no nos llevamos demasiado, pero no la odio ni nada, y aunque fuese así no dejaría que una vida se desperdicie así como así. Solo no me gusta.

Me crucé de brazos.

-Deberías pensar un poco antes de jalar el gatillo, los humanos son mas delicados que los Youkai en cuanto a soportar impactos de bala, o esquirlas en este caso...Lu...cius...-pronunció su nombre al final de la misma forma despreciativa que él, mirándole fija y no muy amablemente.

Hay una especie de broma irónica en lo que dicen ambos, pero al parecer no son capaces de entenderla, en el caso de que se cumplieran las palabras de Ogami, sólo merecería mi compasión. Llegó el susurro de Karasu, parpadeé sorprendido , ¿El sujeto con el que una vez devasté media Yokohama sólo porque esos pueblerinos les dió por mezclar su cieno verde en aquél lamentable intento de pescado crudo que vendían, ofrece una alternativa tan cobarde y libre de emoción? 

Ay Karasu, en qué deplorable estado te tienen, ya no eres la sombra del demonio que solía meter sus enormes narices en todas partes.

Me enderecé un poco -de saberlo mejor paso por el instituto con mayor frecuencia, - Esta niña era un diamante en bruto y sin pulir, tantas agallas la hacían más atractiva todavía, en otros tiempos había cosas que me gustaba hacer con chicas así, implicaba 20 curtidos hombres deslizándose a hurtadillas en un convento de monjas del Rosacruz, cuando lo descubrimos... fue incluso más placentero.- estamos a mano entonces y puedes darme las gracias Shion, que bonito se tuercen tus labios mientras deletreas mi nombre *degusté sus gestos lentos al llamarme.

Sobre la oferta... claro que estaría dispuesto a que desquiten su rencor contra todas la vilezas que me atribuyen, siendo el retado digo que lo hagamos AQUÍ Y AHORA - esto último a viva voz, para que todos lo puedan escuchar con claridad- donde se pueda quebrar esa bonita pared de Cristal, poner en riesgo la vida de su amada niña que tanto aprecian y también a la abuela, no en un bonito sueño que les haga sentir mejor sobre ustedes, y en el que no gane nada yo a cambio, estoy abierto a un ataque señoritas, miren -digo extendiendo mis brazos un poco ofreciéndoles mis espaldas. 

¿No? entonces mejor buscan sal para tragar todas sus bravatas y sus corazones rotos, o estudian medicina mística y ayudan a la anciana con lo que sea que esté haciendo -lo decía con una mueca alegre de reto levantando el rostro altivo-.

Tampoco creo que se necesite de ocasiones felices para beber, ningún bar se sostendría con sólo esa clase de clientes, lo que me lleva a preguntar... *le digo en un susurro al oído a la adolescente pícaro para buscar más gestos de su parte* ¿Eres soltera y vírgen Shion?

-A...cepto. parte de mis estremidades se convierten en llamas mientras mis ojos miran con furia a Lucius. Queria un reto, bien. Lo tendria.
-No habra prision de hierro, ni sueño onirico donde puedas escapar de mis llamas Lucius. Mi voz se volvia mas grave, mi mente se nublaba. El tintineo de mis cadenas....no las escuchaba como antes, por tanto poco control tenia sobre mi mismo en esos momentos. Llegue incluso a olvidar donde estaba, solo queria ver a Lucius ser quemado por el fuego azul. Queria ver su esencia siendo consumida por mis llamas. Poco me importaba si era en ese lugar o en el sueño.
-Y ahora que no estas con Hotaru...no ahi motivo para frenarme.

Retrocedí dos pasos, muy ceñuda y algo roja, había saltado por completo entre temas, aparentemente su descaro no tenía límites.

-¿¡Q-que!? ¡Eso no te interesa, fantasma!

Me alejé mas al borde de la pared cristalina, no solo para huir de su presencia, sino porque parecía que el otro youkai iba a soltar de aquellas llamas azules de nuevo y no quería estar cerca. Estrujé el cuaderno que aún tenía en la mano, pero no iba a comenzar yo también una pelea, no era el momento.

Me estaban empezando a resultar molestos, principalmente Lucius con su prepotencia orgullosa y sus bravatas. No es el momento, ni el lugar. Si deseo enfrentarlo y juzgarle por sus crímenes contra mí, lo hare cuando me sea propicio. Incluso Ogami respondía a esas provocaciones, y Shion no era menos. Pero aquello no avanzaría más. Recuperando mi aspecto de sombra, concentro la oscuridad y alcanzo la esencia de los presentes con la misma.

-¡BASTA! SI VAN A PELEAR HAGANLO LEJOS DE AQUÍ. NO ME INTERESAN DISPUTAS, NI CULPABLES EN ESTE MOMENTO. ¡FUERA!- Mi voz resuena en cada rincón y desde cada dirección. Apabullante, e imperiosa.

Retrocedí dos pasos, nunca había visto a Yami de esa forma. Sabía que lo suyo eran las sombras y esas cosas, pero aquello por alguna razón, le aterró. Si no hubiese chocado la espalda con la pared cristalina, quizá hubiese retrocedido mas. Me quedé en mi sitio, mirando muy tensa el espectáculo y estrujando el cuaderno en mano. Sentía mucho enfado mezclado, pero la sensación de miedo era superior por aquellos momentos como para poder pensar con detalle, mas allá de intentar mentalizarme en que Yami estaba dolido y no tenía que enfadarse con él, aunque con poco éxito.

Las cosas estaban pasando rápido, parecía que mis amigos habían abandonado su ostracismo para mostrar un poco de cortesía a nuestra visita, ¡Que bella es la hospitalidad! ¿No crees Rei? ¿No es tan hermoso sacrificar tu orgullo por estos humanos que consideras tan bellos y buenos, que tanto han influído en tí, o matarme para liberar de tu ira aunque con ello condenes a la chica que supuestamente proteges, si para ello devoras el alma del espíritu vinculado a su abuela?, creo que lo único que impidió que en ese momento resonara mi carcajada brutal que nos lanzara el uno contra el otro, o hiciera una réplica fue el sorpresivo movimiento de Yami, quien tratando de lucirse con todos nosotros hizo que su rostro se trastocara en la cosa que salió de Monte Pelado.

Mi espalda se torció, pude sentir cómo al materializarse mis nervios se erizaban, el hielo de la oscuridad recorriendo mi cuerpo, y la sinfonía lunática repasando mi mente.

E hice una mueca de agrado mirando intensamente a Yami, ya que Terror era una de mis tonadas favoritas contra la humanidad.

Lindo truco...*me enderecé con algo de pesadez sin quitarte los ojos, percibiendo con mis sentidos exacerbados el delicioso panico de la chica, sus piernas temblorosas eran algo digno de verse* Fantasma de Tinta *estiré mi mano de forma temblorosa, sin que se supiera si estaba paralizado por aquel terror o sencillamente fingía* Pero si te empeñas en mostrarme la tuya... yo tendré que mostrarte la mía * mi rabia era real, apunté entre sus ojos con mi dedo índice, como si sostuviera una Magnun 44, y mantenía mi otra mano oculta tras la espalda, para que entendieran que podía haber cualquier sorpresa tras bambalinas cuando intentabas inflingir terror a un demonio de mi calaña.

Me rodeo por completo con mis llamas volviendo a mi forma original. Yami intentaba asustarme, pero el fuego no se encoge ante nada. Mis llamas comienzan a iluminar el lugar con una luz incandescente, intentando alejar las sombras que Yami atrapaba con su cuerpo. No me dejaria amedrentar por un espiritu de frio, un ser al que consideraba inferior por no poder soportar el fuego de mi persona.
-No te metas....Yami...podrias acabar...ardiendo. Mi voz resonaba grave, apenas la podia distinguir como humana.
ya no recordaba que Hotaru estaba dentro y herida, mi enfado iba en aumento y era lo unico que veia. Enemigos en la sala.