Partida Rol por web

Luego de un paseo por la ciudad y la visita a una casa de antigüedades bastante extraña, Aika había regresado a su casa con un hermoso espejo pequeño, el cual sabía que quedaría perfecto colgado en una pared de su habitación. Llevaba allí ya algunos días y, por algún motivo, se sentía atraída a aquel espejo. Le daban ganas de mirarse en su reflejo, se probaba su ropa delante de él e incluso se maquillaba. En los pocos días que llevaba con aquel espejo, el espíritu en su interior había sido testigo de centenares de situaciones de la vida cotidiana e íntima de la joven Idol.

Conforme el tiempo pasaba, una sensación extraña crecía en el interior de Aika, una atracción que no comprendía del todo. Aquel espejo aparecía cada vez mas en sus pensamientos.

No ea el reflejo que la recibía en el espejo, era algo mas. No sabia que era, pero por momentos se quedaba observando el espejo, como esperando que su reflejo le hablara. Ella había empezado a tomarle costumbre a contarle sus cosas. Tal vez era raro, pero no tenia mucha gente con la quien hablar de su vida. No podía a nadie revelar quien era ella, y sus amigas estaban muy ocupadas con cosas de la escuela y los chicos. Y no es que ella no le interesaran esas cosas, pero simplemente no sabia como unir todo. Si alguna vez tenia novio...debería ocultare que era una Idol. Ademas, un novio se pondría celoso. Ademas ningún chico parecía interesado en ella. Todas estas cosas y mas le contaba al espejo.

Esa tarde, había vuelto algo agotada de ensayar, y como de costumbre, se había pegado una ducha relajadora. Volvió a su cuarto envuelta en una toalla, con el pelo apenas húmedo. Paso por delante del espejo y lo observó por unos momentos -Hola tú, otra vez- saludo. Era uno de esas cosas que hacia, que seguro el mundo pensaría que estaba loca si la escucharan. Camino hasta su cama y se recostó en ella, dejando la toalla de lado. Desnuda.

Era muy consciente de su cuerpo, demasiado, de hecho. No vestía normalmente ropas ajustadas o escotadas, o faldas demasiado cortas. Salvo cuando era Tori...ser Tori, era liberador a veces. Sus pechos eran grandes, a comparación de las chicas de su edad, pero tampoco eran descomunales. No pudo evitar tocárselos, sentirlos en sus manos. Sus pezones estaban duros al sentir la diferencia de temperatura entre el baño caliente y su habitación que estaba un poco mas fría. Tocarse, era placentero. pero le daba vergüenza...y si alguien se enteraba? Pero..estaba sola en la casa. nadie lo sabría. No pudo evitar utilizar sus manos, recorriendo sus pechos, sus pezones. Ante el tacto, se endurecieron aun mas. Suspiro suavemente al sentir sus propias manos en su cuerpo. Y continuo bajando, hacia sus piernas, suaves como la crema, y la parte baja de su firme abdomen. Su mente le decía que no debería, pero sus manos...querían bajar aun mas. Sus dedos se deslizaron hacia su parte mas erógena, apenas acariciándose, y tembló de placer. Probó despacito, tocando suavemente, como reconociendo la zona. Primero un dedo..luego mas. Su respiración comenzó a agitarse, entrecortarse, gimiendo suavemente.

En el tiempo en que había permanecido en el espejo jamas nadie había mostrado interés en su superficie. Había sido testigo de muchos eventos delante de su espejo. Se había movido incontables veces y viajado a lugares que no reconocía. Pero aquel lugar era diferente.

Normalmente descansaba, cerraba los ojos y dejaba que el tiempo pasara sin decir nada, ni un movimiento, ni una señal. Pero desde que estaba en aquella habitación su atención estaba puesta en otra persona. Aquella humana desconocida le hablaba al espejo, contaba sus intimidades, sus sueños. La había visto una infinidad de veces desnuda sin que ella supiera que la miraba. Era muy hermosa, tanto como aquella sacerdotisa que me había encerrado. Aunque su piel era mucho mas cálida.

Con cada día que pasaba el sello se debilitaba mas, quizás por la presencia de aquella humana o por el hecho de que mis llamas estaban, por primera vez, presionando aquel espejo.

Estaba observando como siempre a través del cristal cuando, como muchas otras veces, se estaba desnudando. Si se hubiera quedado allí no hubiera intentado hacer nada mas. Las manos de la humana recorrían su cuerpo provocándose ligeros gemidos. El timbre de aquella voz le hacia sentir un escalofrió por su incorpóreo cuerpo. Una sensación de querer escuchar aquella voz mas de cerca.

La podía ver perfectamente desde la posición en la que estaba. Sus manos recorriendo su intimidad, la voz suave saliendo de sus labios. No podía soportar mas aquella prisión. Con toda la fuerza que me quedaba presione una ultima vez el sello que me mantenía prisionero. Haciéndolo ceder. Mis llamas se fueron colando por el espejo sin llegar a romperlo, filtrandome como si fuera el agua en una pequeña grieta. Podía sentir el aire del mundo humano. Un aire distinto al que recordaba. La sensación de aquella habitación con todas las emociones cambiantes era deliciosa.

Mi cuerpo no era mas que una nube de llamas azules sin forma alguna, sin miedo alguno me fui acercando a aquella humana que tanto conocía sin que ella lo supiera.

Estaba tan compenetrada en ella misma, que no vio la luz azul salir del espejo, ni al espíritu acercándose a ella, mirándola. Sus manos acariciaban el interior de su punto de placer, humedeciéndose cada vez mas, o volvían a sus pecho, retorciendo suavemente sus pezones. El ritmo se incrementaba cada vez mas, tanto como sus gemidos. Su cuerpo buscaba encontrar el punto del placer total, sus piernas abiertas sobre la cama, sus manos buscando, atacando. Su cuerpo ahora tenia una finísima capa de transpiración, sus piernas temblaban involuntariamente ante el placer que estaba sintiendo. El orgasmo estaba en puerta, pero ella quería disfrutarlo, ya que raramente podía hacer esto.
Desacelero el ritmo de sus manos, aun si era como algo doloroso, ay que su bajo abdomen pedía más, y volvió a tocarse todo su cuerpo, sus pechos, suavemente. Era como una pequeña tortura. Sin darse cuenta se mordía los labios, o pasaba su lengua sobre ellos, una media sonrisa, y su rostro sonrojado.
Sin poder evitarlo, volvió a su entrepierna, esta vez con mas ahínco, ya no quería esperar. Introdujo los dedos de una mano profundamente, buscando ese rincón escondido, mientras que con el otro se acariciaba el clítoris. Hasta que llego al punto donde no hay retorno.
Todo su cuerpo se estremeció y su gemido fue largo y bajo, casi como un gruñido de placer. La humedad invadió su entrepierna, y todo su cuerpo mostraba los restos del combate contra si misma. Agitada, quedo recostada en su cama, con los ojos cerrados, recuperándose.

Desde la distancia y en mi posición podía ver todos los movimientos de aquella humana, era extraño ya que con cada paso de sus manos la temperatura que expedía aumentara considerablemente. Incluso cuando hizo un grito mas alto que los demás, sentía una emoción volátil en el aire. Era una de las emociones que mas me alimentaban y aquella humana la acababa de crear de la nada.

Mi cuerpo se fue acercando cada vez mas, en estos momentos estaba un poco débil por lo que mis llamas no eran lo suficientemente fuertes como para quemar el mobiliario pero si dejar un rastro de calor a su paso. Aquella humana se había quedado encogida en una posición extraña. Estaba indefensa. No quería atacarla, acabar con su vida no me satisfaceria como en otros tiempos.

Con un movimiento ligero y despacio las llamas que formaban mi cuerpo se enrollaron en sus piernas con un agradable calor, sin llegar a dañar la piel de su propietaria y al igual que si se estuviera sumergiendo en el liquido elemento iba cubriendo cada vez mas extensión de su cuerpo.

Sentía el calor de su cuerpo, era muy agradable, memorizaba cada parte de su cuerpo. Las llamas pasaban por su cuerpo como si estuvieran vivas, acariciando sus caderas, subiendo hacia su vientre y reposando gracilmente en su sexo. Al estar empapado se apartaron unos instantes antes de volver a cubrirla. El liquido seguía siendo desagradable para sus llamas pero querían estar allí.

Como si fueran manos envolvieron sus pechos que aun estaban sobreexcitados por las caricias que habían recibido. La cubrí como si fuera una sabana de seda fina y me quede observándola. Era la primera vez que la miraba de cerca y era realmente hermosa.

Aika no cedió cuenta del Yokai cubriéndola, en su agotamiento y estado de placer. Sentía el agradable calor, y pensaba que era el resultado de sus propias caricias. Sintió esas caricias, y pensó que era que aun...necesitaba mas. Sentía calor en todo su cuerpo, y era agradable.
Tembló de placer una vez mas, y sus manos volvieron a pasar por su cuerpo, acariciándose suavemente desde el cuello, el valle entre sus pechos, sus pezones. La sensación de calor aumentaba. Gimió suavemente, con sus labios entreabiertos. Abrió apenas los ojos y miro hacia el techo. -Que me esta sucediendo?- Se pregunto. Hacia tiempo que no se sentía tan excitada.
Giro su cuello y miro el espejo, su eterno compañero. Por un momento no entendió que sucedía. Primero...se dio cuenta de que había algo raro , diferente en el espejo. Ya no sentía esa conexión que tenia siempre. Y su reflejo. Estaba envuelta en llamas azules. -Que sucede?- Se pregunto. No sabia si esto era parte de su propio poder o algo mas. No quería asustarse, y no sentía miedo. Las llamas parecían no quemarla y se sentían agradables.

No repudiaba mi contacto, tampoco se alejaba de mi. Quizás fuera porque estaba débil, pero mis llamas tampoco le hacían daño. Decía algo, la podía entender pero comunicarme me era imposible. Era muy valiente al no asustarse de las llamas. Cosa que me dejo perplejo y a la vez ansioso.

Dejando mis llamas en su cuerpo alce el mio para mirarla detenidamente. Se encontraba desnuda, sin ninguna ropa que le estuviera tapando su hermosa figura. Casi invitandome a que me quedara en su cuerpo.

Una mano de llamas azules se fue acercando a su pecho con lentitud, para que la humana tuviera tiempo de apartarse si lo consideraba oportuno. -Si esperas... La voz de la sacerdotisa resonaba en mi mente, haciendome recordar las ultimas palabras que escuche antes de encerrarme en el cristal. -Encontraras a aquella que espera por ti....

Al tocar el pecho, mi mano se fue hundiendo en la carne, no era un acto agresivo, no estaba provocandole la muerte. No podia provocarle daño haciendo aquel contrato, las emociones que sienten los humanos es diferente en cada persona. Era imposible saber como reaccionaria. Mis ojos no apartaban la mirada de aquella humana, creo recordar que se llamaba....Aika, se habia presentado mil veces delante del espejo. No tenia forma de decirle mi nombre.....aunque no lo tuviera.

El calor dentro de su pecho era increíble. No la lastimaba, parecía que estaba vivo. Parecía dudar, moverse con cuidado. La energía espiritual que emanaba era muy particular, parecía estar al punto dela agotamiento. Tal vez era un espíritu buscando ayuda? No sabia como había llegado a su habitación. La energía que emanaba no se sentía negativa, mas bien, parecía elemental. Y al sentirla...se dio cuenta de donde había salido. Del espejo. Por eso sentía ese algo particular con el espejo. Había un espíritu dentro de el. El espejo era viejo..cuanto años habría estado atrapado allí? -Seguro estas débil- Era mas una afirmación que una pregunta. Sabia que los espíritus podían alimentarse de la energía de los humanos. Sentía tanta curiosidad por ese espíritu, que decidió cederle sus esencia, para poder hablar con él. Hizo lo que sabia, comenzó a cantarle. Una canción que transmitía energía, potencia.

Su voz me transmitía una energía extraña, mis llamas poco a poco comenzaron a arder con mas fuerza mientras era alimentado por aquella mujer. La había escuchado cantar en innumerables ocasiones detrás del espejo. Su voz estaba cargada de poder y eso le agradaba.

Mis manos agarraron algo en el interior de su pecho y al sacar las manos, una cadena dorada reposaba en ella. Aquella cadena conectaba directamente con el corazón de la humana. Pero aun necesitaba otra cosa. Mis llamas dieron vueltas en el aire reuniéndose, formando una figura humanoide de llamas azules, no tenia ni forma de hombre ni de mujer, solo un amasijo de llamas que formaban el cuerpo de un humano. Me acerque a su rostro y, aunque estuviera cantando, la bese con pasión. Deje caer por su garganta parte de la esencia mágica que poseía mientras mi lengua jugaba con la suya. Era viscosa y con liquido, pero no me importaba. Debía resistir eso para completar el contrato.

Al soltar las cadenas me rodearon instantáneamente como si fueran serpientes atacándome. Las cadenas oprimieron mis llamas produciéndome un débil quejido al sellarlas. Al acabar me retire de su cuerpo y volé por la habitación alejándome muy poco de ella, pero lo suficiente para que pudiera verla. La cadena que nos unía ahora era perfectamente visible, solo para aquellos que las portaban. Me quede observándola hasta que pude hablar un poco, aunque fuera torpemente

-Invocadora..... La voz era grave y no parecia humana, como si varias voces se pusieran encima o hablaran a la vez. -Contrato.....finalizado.

Aika contuvo la respiración al ver la cadena saliendo de su pecho, jamas había visto algo así. ¿Que significaba? La sensación era extraña, pero el espíritu parecía saber exactamente lo que hacia, casi que empezaba a tomar forma.
Pudo ver brazos y piernas, y un rostro, aunque no llegaba a formarse del todo. Se acerco a ella, y por un momento pensó que las llamas la consumirían. No esperaba el beso, que interrumpió su canto. "Besada por el fuego" cruzó por su mente. Sintió la esencia espiritual de ambos mezclarse en su unión, y se sintió increíble. Las cadenas doradas que salían de su pecho los rodeaban, y su cuerpo respondía al beso, sentía como toda su piel se calentaba al contacto con el yokai. Su propio corazón le latía fuerte, tanto que pensó que le iba estallar del pecho.
Al terminar el beso, las cadenas se ataron al espíritu, y sintió como el se quejaba. Lo estaban atando, encadenándolo, y ella no sabia que hacer. No quería que él sufriera. Se alejo de ella, y de pronto la lejanía de su calor le dio frió, escalofríos recorrieron su cuerpo nuevamente. Seguía sintiendo el tirón de la cadena, la unión entre los dos. pero no se fue, solo se alejo un poco, y le habló. Su voz resonó en los oídos de Aika, y ella no pudo saber si era hombre o mujer. Le resulto extraño que la llamara invocadora, y que hablara de un contrato, pero entendió que ahora estaban unidos.

Se levanto de la cama y camino hacia la forma. - Llámame Aika...estas bien? Como te llamas?- Quería saber mas del espíritu, conocerlo, entenderlo. No había reparado en su desnudes, después de lo ocurrido, solo podía prestarle atención a la figura que se encontraba en medio de su habitación.

Ladeo la cabeza al ver como la humana no se aleja de mi, era una chica valiente y formidable. Me estaba empezando a gustar. No se había tapado su desnudez pero no me incomodaba, después de todo yo también lo estaba siempre. Alce la cabeza para mirarla mejor.

-Aika.....estoy bien....ahora me alimento...de....ti dijo en un susurro. -Nombre......mi....nombre...

Los ojos se mueven como locos buscando alguna referencia pues no tenían nombre alguno. No lo necesitaba. Solo era fuego, un nombre no era necesario. Pero ahora me pedían uno. Mis ojos se movieron instintivamente a mi espejo, debajo de el había una pequeña plaquita. Había permanecido durante décadas allí. Me había ganado aquel nombre sin lugar a dudas.

-Mi nombre....O...Ogami

Él parecía confundido cuando ella le pregunto su nombre, aun estaba débil. Sus palabras... ¿necesitaba alimentarse de ella? ¿Cómo? Se preguntó. ¿Debía sentir miedo? Si estaban unidos por un contrato, no creyó que pudiera lastimarla. -Ogami..como puedo hacer para alimentarte...estas débil..- Se acerco un poco mas a él, el calor que salia de su cuerpo la llamaba de una forma que no podía comprender.
Estiró una mano, intentando tocarlo, pero se detuvo antes, ya que no sabia si estaba bien.

La mano de Aika se acerca intentando tocar mis llamas pero no lo hace, quizás por miedo a que la lastimara o algo. Pregunta por mi alimentación, la cual es un poco inusual según creo.

Mis llamas lamen su mano acercándola suavemente. _me alimento....de emociones volatiles....que arden.....lujuria.....miedo.... Comienzo a decirle mientras rodeo su mano. -No se...si estas dispuesta....a...alimentarme.....no..debes...esforzarte de mas....

Escucho lo que decía Ogami, intentando comprender lo que significaba. Se notaba que aun estaba débil y que le costaba hablar. Cuando escucho lo que necesitaba, no pudo evitar sonrojarse. Lujuria. No sabia que responder a eso. Nunca lo había hecho con un humano...no sabia como hacerlo con un espíritu. -Pero..como... no tienes forma...cuerpo- No quito la mano cuando el se acerco a ella. Su contacto, le producía un placer que no sabia describir. Su propio cuerpo reaccionaba, sintió como se le erizaba apena
s las piel en zonas sensibles. El había dicho emociones...hablo de miedo, pero eso no era bueno. No quería sentir miedo de él, o de nada. Se negó a pensar en eso. -Dime que tengo que hacer para alimentarte. Quiero ayudarte.- Sentía curiosidad y compasión por la criatura, que había pasado quien sabe cuanto tiempo atrapado en ese espejo.

Las llamas comenzaron a rodear tu cintura y atraerte hacia el espíritu, no lo hacían con brusquedad, mas por tentación que dejabas llevarte por aquellas llamas que jamas te producirían nada mas que un calor intenso sin dañarte.

-No tengo forma...ni cuerpo...definidos...no soy ni hombre....ni mujer....me muevo con los....deseos....de mi...invocadora...pues la forma...de alimentarme....es...liberando....sus emociones... Las llamas te atraen casi hasta el cuerpo del espiritu dejandote caer en su "cuerpo"

La mira con ternura si es que se puede decir que sin unos ojos se puede mirar a alguien de esa manera, y acaricia el rostro con su mano. Su piel era muy suave, la primera que tocaba en toda su vida. Salvo cuando las quemaba que se volvían ásperas y desaparecían casi al instante.

-Que...deseas..que sea...para ti? Voy susurrando -Aunque...jamas he ...yacido con ninguna....humana antes.....mi carcel era...fria.

Se sintió atraída hacia el, casi que eran de vuelta uno. O asi lo deseaba. Rodeada por las llamas azules, sintiendo el calor que Ogami generaba. Deseo poder tocarlo, de una forma mas física. Sintió la mirada de el sobre ella, una mezcla de cariño, y algo mas tal vez? Y sintió apenas la presión de su mano en su rostro. No pudo evitar sonreirle con dulzura. Cuando el le dijo que no tenia un genero definido, le respondió:-Te veo...como hombre...si no te molesta.-Volvió a sonreír, y ante la mención de la palabra "Yacer" se sonrojo aun mas. Pero tenia tanta curiosidad. Deseaba poder tocarlo,sentirlo junto a ella. La idea le daba sensaciones agradables por todo el cuerpo, casi tanto como la sensación de él alrededor de ella. No había manera de que estar con el fuera hacerle daño, de eso estaba segura. -Yo tampoco..estuve con nadie antes...siento tu soledad, como la mía...quiero estar junto a ti. Y que no estes mas solo.- Queria abrazarlo y le dolía un poco no poder hacerlo.

Abriendo la boca al aire dejo escapar vapor de mis labios en llamas. El fuego que estaba repartido por el lugar empieza a acercarse a mi, como si una corriente de aire las obligara a moverse. La mano que estaba en la mejilla de Aika comienza a tomar forma, los dedos se perfilan tomando un color de piel humana. Clara, como si no hubiera tomado mucho el sol. Como si fuera una corriente la transformación fue rápido, pasando por todo el cuerpo humanoide.

Antes de que pudieras pestañear el cuerpo del espíritu ya estaba completo, no llevaba nada puesto y te miraba. Su cabello era negro, pero algunas llamas danzaban a través de el por lo que le daba un tono azulado. Los ojos parecían brillar con llamas en su interior. El cuerpo era tonificado y cálido.

Te rodea con sus nuevos brazos y te atrae hacia el. Acercándote a sus labios. -Solo....me enseñaron a hacer esto...para complacer a las mujeres.. Con suavidad te besa. Es un poco torpe ya que no esta acostumbrado a su cuerpo humano.

La transformación de Ogami la dejo boquiabierta, el cuerpo, formándose de a poco, ante sus ojos. Su piel era tersa y pálida, pero sus ojos, sus ojos parecían dos zafiros en llamas, mantenían la esencia de su ser. Se sonrojo al ver su cuerpo desnudo, ya que nunca había visto un cuerpo masculino en vivo y en directo. Le agradaba lo que veía. Sintió la calidez que emanaba aun de su cuerpo, cuando le abrazo, y la sensación de su piel contra la de ella la dejo sin palabras. Las palabras de él, le dolieron, eran tristes. Que le hayan enseñado a besar, solo para complacer a alguien mas, no tenia sentido, como alguien podía ser así, un beso..tenia que ser disfrutado por los dos. Al recibir el beso, su mano sube hasta su mejilla y se la acaricia suavemente, y el beso, torpe, ella lo toma y lo devuelve con pasión, quiere que el entienda, que besar no es complacer, sino generar placer mutuamente. Hizo durar el beso por un largo tiempo, hasta que tuvo que buscar su aliento . -Quiero que te alimentes, y que sientas placer también. Los dos. juntos.- La sensación de sus pechos contra la piel erizaban sus pezones, que se sentían apretados en su abrazo.

Solo sabia lo que la sacerdotisa le había enseñado a través del cristal, que era el hacer el contrato y poco mas. Por eso le había enseñado lo del beso. Pero tener a una mujer humana entre sus brazos era algo que jamas había hecho, ni siquiera supuesto.
Las manos de la humana le guiaban hacia sus labios y besaban con una intensidad que le recordaba a cuando firmamos el contrato. Imito sus movimientos. Quería complacer a la humana que había sido atenta con el.

Noto un pequeño cosquilleo en su pecho y apartándose del rostro de Aika miro hacia abajo. El cuerpo de Aika estaba muy caliente, podía verlo a través de sus ojos. Irradiaba calor por varias zonas.

-Ardes....Aika....estas...ardiendo... Acerque mis labios a uno de los pechos y lo lami dejando un rastro de calor en el. -Porque...ardes?

Se sonrojo ante la pegunta, tan inocente. -Tu beso..y el contacto con tu cuerpo, hacen que mi cuerpo..reaccione, y se caliente..es una demostración física..de eso que tu llamas lujuria.-Gimió apenas al sentir su cálida lengua sobre su pecho, y deseó mucho mas. Acarició la nuca de Ogami, llevando su mano hacia el cabello negro azulado, entretejiendolo con sus dedos. -Estoy segura, de que tu también..puedes sentir algo así...- ¿Como hacer para que el entendiese? tendría también zonas sensibles como un humano? -Mira, déjame.- Tomo la pera de él y lo miró a los ojos - Dime que sientes.- Apenas termino de hablar, lo beso nuevamente, esta vez metiendo su lengua en su boca, usándola para buscar la lengua de el, jugando con ella, luego del húmedo beso, apenas le mordió los labios y siguió por la linea de su mandíbula hacia su cuello, aun besando, mordiendo, lamiendo, hasta llegar al lóbulo de su oreja. Allí se detuvo unos instantes y mordió suavemente, para luego chuparlo,creando succión apenas. Sin pensarlo, le tomó las manos y las guió hasta su propio cuerpo, sentía la necesidad de que el la toque en sus pechos y torso.