Fin de la escena

Nueva escena

Acontecimientos ocurridos entre I:1 y C:2

Una vez mas, Shion volvía a caminar en la montaña. Pero no venía del templo, ni recorriendo de casualidad, sino que buscaba ubicar el sitio específico...Incluso con el árbol azul, ubicarlo entre el monte era complicado. Dio vueltas alrededor de una hora, ceñuda. Realmente, si toda la montaña era el territorio del Tengu, ya debía haberle detectado hace rato y quizá estaría mirando con gracia sus intentos por situarse. Eventualmente, comenzó a encontrar señales similares a las de aquel día...y algún pétalo azul extraviado, que le indicó que estaba yendo en la dirección correcta. Cuando halló el río, solo necesitó volver a seguirlo y (tras ir en la dirección equivocado y volver) por fin, se encontró de nuevo en el claro, al pie del cerezo.

Se encontraba de pie en una frondosa rama del cerezo azul. Había sentido la presencia de Shion desde el momento en que ingresó a la montaña, sin embargo le divertía ver su intento de encontrar aquel lugar tan internado y apartado del camino, tan prohibido e íntimo. Tenía el cuerpo erguido y una expresión de regaño en el rostro, que cada vez parecía ser la única expresión que mostraba.

La sonrisa que se asomó en su expresión denotaba un perverso sentimiento de satisfacción al ver que la Invocadora se adentraba a sus territorios en busca de encontrarle.

No esperaba verte tan pronto. Descendió la mirada para observar los ojos de la joven. Supongo que me estarás buscando, de otro modo no vendrías hasta un lugar tan lejano a la ciudad, ni a mi lugar favorito. Se dejó caer del árbol para caer de pié frente a Shion. ¿Que te ha traído hasta mi? Si estuvieras en peligro podrías usar la pluma que te di.

-Buenas tardes -saludo previamente, sabiendo de antemano lo quisquilloso que era con los modales, y luego dejó que sus rodillas tocaran tierra, casada. Traía el cuaderno -como siempre- y una caja de Bento por si las dudas- Uf...bueno...es que...

Frunció el ceño, buscando palabras.

-Dijiste que los humanos eran débiles. Y por lo que me has contado, tu enseñaste a humanos a no serlo.

Le miró directamente.

-Quiero aprender también.

Deseas aprender de mi... Se recorrió los labios con la yema del dedo índice, indagando con la mirada a la Invocadora. La situación le resultaba atractiva y curiosa por igual. Avanzó hacia ella, acortando la distancia entre ambos hasta ser capaz de imponer se figura. Hace décadas que no tomo un aprendiz, ¿Porque debería hacerlo ahora? Los humanos se corrompen fácilmente con el poder y no comprenden su naturaleza. Muchos me han decepcionado en el pasado, utilizando mis enseñanzas para fortalecerse y doblegar a otros.

¿Que es lo que te hace especial, distinta a los demás, única? ¿Porque debería enseñarte? Y aún mas importante... Los ojos de Karasu brillaron con un fulgor negro y su esencia se expandió cubriendo por completo la zona. Su poder era inmenso e intimidante. Shion comprendió que en aquel momento debía revelar sus verdaderas intenciones o, de caso contrario, el Tengu podría percibirlo. ¿Para que deseas el conocimiento que puedo ofrecerte?
 

Shion se cruzó de brazos, no quería mostrarse impresionable, sino firme. Conocía esa mirada antes, estaban mirando mas allá de sus ojos. Habló:

-Porque no quiero ser una damisela en peligro esperando ser rescatada. Quiero poder defender mi vida, y la de otros. Doblegar a otros...supongo que es parte de la vida, pero solo en ciertos sentidos. Cuando te enfrentas con alguien que quiere ir en contra de tus esfuerzos, ya sea para arrebatar la vida propia, la de un país -como sabía que había experimentado en un pasado- o la de un grupo de personas, es necesario levantarse y ser capaz de imponerse. Claro que estas palabras pueden ser fácilmente tergiversar y ser usadas por toda clase de personas...pero quiero ser mejor por mi misma y por mis cercanos.

Torció los labios levemente. No sabía como decir lo siguiente sin sonar demasiado dramática, pero no encontró forma.

-Quiero influir al mundo a mi alrededor de forma positiva.

Miró a un costado.

-Y además de todo eso, también porque te extrañaba un poco.

Se mostraba complacido con la respuesta, de algún modo Shion siempre lograba captar la atención de Karasu y sorprenderlo. No solo tenía un objetivo claro y noble, sino que además demostraba determinación. Aquello era lo que mes le gustaba de Shion, la determinación que tenía en sus ojos cada vez que actuaba.

No fue capaz de predecir la última frase, que le sorprendió por completo, mas aún por sus capacidades aumentadas para corroborar la intensidad y veracidad de las palabras. Aquella revelación había sido impactante, como una estrella fugaz y no pudo evitar mostrar sorpresa en su rostro, abriendo los ojos y sonriendo de manera ligeramente mas agradable.

¿Un poco? La tomó por el mentón con la mano derecha y le levantó el rostro, para ver en la profundidad de sus ojos. Me he estado preguntando por mucho tiempo porque te di aquella pluma. Me cautivaste, eso no ocurre a menudo y algo en ti sigue siendo un misterio incluso para mi. Descendió su rostro hasta rozar los labios de ambos, prolongando aquel momento por varios segundos. Parecía que estaba a punto de alejarse, como hizo unos días atrás, sin embargo esta vez fundió sus labios con los de Shion, besandola con intensidad. Mantuvo los ojos cerrados durante el contacto de sus labios y la tomó por la cintura para abrazarla contra su cuerpo, sin detener el beso.

Separó los labios luego de varios intensos segundos, pero no se separó de ella. Muéstrame la pureza de tu corazón y entonces serás mi aprendiz.

Shion comenzó sintiéndose contenta de sus palabras, pero el contacto entre ambos le llevó a otro nivel. A hurtadillas, en la privacidad de su mente, había estado pensando mucho en ese youkai, y aún mas luego de lo que había sucedido unos días antes en aquel mismo sitio. Acompaño el beso con timidez, la misma con la cual le tomó los hombros con suavidad, contenta de poder tocar de nuevo la piel que se le antojaba tan suave. Se perdió casi por completo en esos instantes, y sin dudarlo aprovechó a pegar el pecho un poco mas contra el suyo.

Le quedó mirando cuando se separó y dijo aquello. 

-¿Mi pureza...?

Se sonrojo. Los youkai tendían a transmitir energía y comprobar cosas por medios...físicos. Bueno...en el fondo sentía algo de nervios y miedo, nunca había hecho eso antes aunque tenía entendido que para los invocadores era normal... Se apartó levemente de su agarre, a unos pocos centímetros y tomó la tela roja de su camiseta. Metió las manos bajo la misma un momento, bajando el sostén por debajo del pecho, y volvió a sacarlas para subir la tela roja.

-¿A-así?... -tomó parte de la prenda con la boca, y sintió el impulso de taparse, pero no lo hizo, enseñando sus pechos, con rubor, pero también con cierto gusto de poder mostrarlos a esos ojos.

Sentir el corazón y la respiración agitadas de Shion estaba excitando a Karasu, la suavidad de su piel y la frescura de sus labios. Habían pasado décadas desde la última vez que había besado a una mortal y, casualmente, había sido cerca de allí. Sin embargo, algo era sumamente distinto. Shion era distinta, sus actitudes la diferenciaban de la jovencita que había compartido tiempo con él en el pasado.

La visión de los redondos pechos hizo que su vista se nublara por unos instantes. Redondos, blancos y apretados en aquella ajustada ropa. Los rosados y duros pezones se robaban toda la atención del Tengu. Se relamió los labios con deseo y, sin contenerse, tomó ambos senos con sus manos, masajeándolos y presionándolos con sus dedos. Pellizcaba suavemente los pezones y continuaba con el masaje, hasta que los apretó un poco mas y elevó. Bajó su rostro y comenzó a besar y lamer uno de los pezones, succionando sobre la aureola y bañándola con su saliva.

Con una mano la tomó por la cintura, arqueandole la espalda para elevar aún mas aquellos deliciosos montes. Unió los cuerpos de ambos y sorbió con fuerza de ella, sin ser capaz de saciarse.

Así esta bien... Cerró sus dientes alrededor del pezón, presionando sin lastimar. Pero deseo más de ti. Tomó la prenda roja y el sostén con la mano libre y se los sacó por arriba de la cabeza, liberando totalmente el torso femenino. Lo quiero todo de ti. Soltó los pechos para poder besarle el cuello y atacarlo con lamidas y mordidas, hasta volver a besarle los labios. Las manos acariciaban el cuerpo femenino con decisión y le sujetó el trasero con fuerza, aún permitiendole llevar lo que le quedaba de ropa. Deberé enseñarte a alimentar a un espíritu de mi porte.

Lo que en un momento pensaba Shion tener bajo control, le había desbordado por completo en cuestión de momentos. De una mirada que le hizo sentir algo mas de pena, paso al tacto, lo cual le hizo erizar la piel. Su tacto era cálido, pero firme y pasional, y los pellizcos le hacían quejarse levemente. Un movimiento ligeramente brusco mientras tomaba sus senos con fuerza hizo que cerrara un ojo mientras observaba ahora desde arriba como como parecía buscar devorar sus senos, visión que le cohibió inicialmente, pero que le gustó también. Ganando algo mas de confianza, abrazó su cuello presionándole un poco mas contra si, pero esto duró poco cuando Karasu le abrazó con fuerza de la cintura para seguir a su propio ritmo.

-Ahm... -cerró los ojos y no puedo evitar gemir de forma ahora nítida, pero no por lo anterior sino porque comenzó a morderle el cuello sin soltarle. Rápidamente, sentía que estaba siendo avasallada, y tuvo la sensación de que estaba tratando de contener una tempestad con un paraguas, e iba a ser arrastrada por la misma hasta quien sabe donde. Apretó levemente las piernas entre si, excitada. Lo que le atraía de él era justamente eso, y aunque sintió impulso de pedirle amabilidad, no iba a hacerlo si quería conocerle en todo su esplendor. Cuando se separaron nuevamente de un segundo beso, ladeó la cabeza para darle un suave mordisco en la oreja y susurrar, con sus labios muy cerca de la misma.

-Aunque es la primera vez que haré esto no te pediré que te contengas. Sé tan rudo como quieras, aunque luego diga lo contrario.

La mirada de Karasu se iluminó, sintiendo un placer irrefrenable cubriendo todo su cuerpo tras haber escuchado aquel pedido. Shion no solo se estaba entregando completamente a él, sino que además le estaba pidiendo que no se contenga de ningún modo. Cada vez que abría la boca, el deseo por poseerla crecía desmedidamente. Cuervos negros surgieron de la espalda del Tengu, y se revolotearon al rededor de la pareja. Graznando, se lanzaron a por la falda de Shion, cortándola con sus afilados picos en jirones, hasta reducirla a un trozo de tela en la tierra, dejando a la invocadora con la bombacha como única prenda.

Volvió a besar y morder el cuello femenino y, esta vez, tomándola con sus brazos la hizo recostarse sobre la hierba. Descendió y atacó sus senos con los labios, volviendo a alimentarse de los pezones. Sin embargo sus dedos exploraban un nuevo lugar en la fisionomía femenina, impactando con precisión y firmeza en la entrepierna, aún sobre la ropa interior, para humedecerla tanto como fuera posible. Frotó con decisión sin dejar de mordisquearle los pezones, hasta que decidió retirar la pequeña prenda con un tirón de sus dedos, elevando las piernas femeninas para facilitar el movimiento. Inmediatamente llevó su mano a la entrepierna y comenzó a acariciar los labios vaginales, frotándolos, separándolos para permitir a sus dedos recorrer el interior. Introdujo uno solo de sus dedos al principio, en profundidad y con movimientos circulares, alimentandose de los gemidos de placer que emitía Shion.

Miró a la niña que se convertiría en mujer en sus manos, acercó el rostro para besarle los labios con intensidad y se quedó allí, cerca de ella, para poder apreciar en su completud las reacciones que le provocaba. Con los dedos pulgar y anular encontró el clítoris, acariciándolo al principio para luego pellizcarlo. Al ver como las paredes internas cedían ante la presión de su dedo, introdujo uno mas, jugando con ambos, moviéndolos en círculos, entrando y saliendo de ella y buscando una profunda estimulación.

La tocó hasta provocar el orgasmo e incluso cuando lo logró, continuó haciéndolo al mismo ritmo. Extrajo los dedos recubiertos de fluidos y los lamió, uno por uno, saboreando el sabor virginal de Shion. Antes de reclamar su cuerpo, deseaba algo mas de ella. Se separó y se puso de pié, la tomó con una mano para hacer que se incorporara y quedara sentada, desnuda sobre la hierba. Utilizando las manos de ella, se retiró el pantalón y dejó al descubierto su miembro, duro y robusto, húmedo en la punta por la excitación. Quiero ver como lo introduces todo en tu boca... Suspiró, cargado de placer y tomó por la nuca a Shion, apretándola contra su pene y frotándoselo en la cara. Si ella no actuaba pronto como él lo deseaba, la forzaría a darle el sexo oral que quería.

Shion dio un alarido de sorpresa cuando los cuervos le destruyendo la falda, aunque a los breves instantes se olvidó de la prenda al volver a tener al Tengu cerca, haciéndole estirarse sobre la hierba tierna del lugar. Le acarició los cabellos de la nuca mientras seguía en su desenfreno atacándole los senos, y aprovechó su otra mano para recorrer su espalda en caricias reiteradas. Cuando sintió la mano deslizarse hacia su intimidad se apenó mucho y trató de cerrar las piernas, cosa imposible con él en el medio, por lo cual no pudo evitar que descubriera que ya estaba húmeda.

-Hmm...ah...-arqueó la espalda levemente cuando comenzó a tocar el botón mas sensible de su cuerpo, con quejidos esporádicos que se mezclaron con jadeos cuando los dedos ajenos se introdujeron en ella, apenada de que le estuviese viendo tan fijamente. Miró hacia arriba un momento, teniendo la vista de las ramas con flores azules justo antes de cerrar los ojos sin soportar mas y alcanzar el primer orgasmo a manos de Karasu, y su interior le presionó los dedos cuando esto sucedió. Y aún así siguió un poco mas, provocándole un rubor mas intenso en el rostro. Se sentía demasiado sensible y vulnerable en aquel momento.

Entonces, le hizo sentar después de dejarle ver como probaba sus líquidos y le indicó a continuación el próximo paso que deseaba, empujando su rostro hacia el asunto. Comenzó a lamerle de primeras, a lo largo, pensando que no iba a poder cumplir esa petición al ver sus dimensiones. Pero quería intentarlo, así que tras pocos segundos, lo introdujo entre sus labios. No pudo evitar sentirse pervertida y sucia al ver lo que estaba haciendo, pero quizá era la gracia del asunto, porque no estaba desagradandole para nada. Estuvo unos minutos familiarizándose con el asunto, presionando fuerte sus labios alrededor del tronco, y atreviéndose a acariciarle con la lengua la parte inferior de forma amplia. Gradualmente fue aumentando la profundidad, y a la par lo rápido que su cabeza se movía hacia adelante y hacia atrás, sujetando su cintura para tener un apoyo, y estando atenta de sus respiraciones y sonidos, comprendió que iba por buen camino. Finalmente, llegó a besar la base del miembro de forma completa tras algunos momentos mas, moviéndose veloz y apretándole con fuerza, y sintió la necesidad de tocarse a si misma, para continuar su agarre solo con una mano y mantener aquel ritmo. Se sentía contenta de estar experimentando todas aquellas cosas con él, y queriendo darle todo el placer que fuera posible.

No lo estaba intentando, Shion realmente lo estaba haciendo y cada vez lo hacía mejor. Se esforzaba, ponía todo de si misma y alcanzaba sus metas con facilidad. Los suspiros de Karasu fueron reemplazados por largos gemidos de placer, guturales y sinceros. Cerraba los ojos al sentir no solo los labios y la lengua de la humana, sino también la energía sexual que le estaba brindando, el deseo y el placer conectándolos. Tomó por las mejillas en mas de una oportunidad a Shion, a veces forzándola a mantener el miembro por mas tiempo en lo profundo de su boca, otras para intensificar el ritmo. Sin embargo no había sido necesario forzarle a nada, ella deseaba hacerlo tanto como él y la excitación de ambos era marcada.

La sujetó por los hombros para darle firmeza y cuando los gemidos se volvieron mas violentos, sintió como el cuerpo entero le temblaba por la conclusión del clímax. El orgasmo fue intenso, al igual que su descarga en el interior de la boca de Shion. El cálido y espeso semen comenzó a llenar la boca, Karasu retiró el miembro de su interior solo para hacer una nueva descarga, esta vez directo en el rostro de Shion. Acarició su pene con los dedos, dejando que hasta la última gota cayera sobre ella.

Este es tu premio, Shion... bebelo todo y será solo para ti. A pesar del reciente orgasmo, la voz de Karasu mantenía el deseo sexual por ella. El miembro continuaba erecto, duro, listo para continuar, brillando por la mezcla de saliva y fluídos bañando el tronco.

Se sentó en el piso, entre las piernas de ella, la tomó por los muslos y la sentó sobre él, de frente. Inmediatamente, y sin importarle que pudiera tener restos de semen en el interior de la boca, le besó con intensidad y pasión, invadiéndola con la lengua, frotándola con la de ella. La abrazó contra su cuerpo, sintiendo los redondos senos contra el pecho. Con una mano la sostuvo por la espalda y con la otra la agarró directamente del trasero. Ejerció presión en ella para que sus sexos se frotaran. El duro mástil se frotaba intensamente contra la entrada femenina, obligando a los labios vaginales a separarse y chocando la punta contra el clítoris. Con la punta del dedo medio comenzó a acariciar la entrada anal, estimulándola sin penetrarla.

Ha pasado mucho tiempo desde que reclamé a una humana.... Le mordió el labio inferior con deseo y tiró hasta separar sus bocas. Arqueó la espalda de Shion para poder alcanzar con su boca los deliciosos pezones, que de inmediato comenzó a mordisquear. Ahora eres mía... ¡Me perteneces! Ciertamente no fue delicado, ni le dio oportunidad de prepararse, simplemente levantó el cuerpo femenino y lo dejó caer sobre él, penetrándola en un único movimiento, alcanzando a cubrir por completo su interior, desgarrando el himen, tomando su virginidad como propia y llenándola por completo. Movió las caderas con intensidad y ritmo marcado contra ella, penetrándola con fuerza desde el principio y moviendo él el cuerpo de ella, para evitar que el dolor o la intensidad del momento le paralizara. ¡Me perteneces, Kirijo Shion! Sus palabras salían entre gemidos y directo a los pechos de la mujer, que no podía dejar de saborear.

Tosió un poco mientras la segunda descarga le golpeaba la cara, pero alcanzó a tragar antes del próximo beso. Sentía su interior ardiendo, mas de lo que podía haber estado nunca, y cuando reparó en que estaba tanteando su otra entrada, no tuvo tiempo de ponerse a pensar en ello. El placer compartió con otra sensación aquel momento cuando le tomó con tanta violencia, su sangre no tardó en cubrir el miembro, y acompañó el momento con un solitario grito de placer y dolor con un lagrimeo involuntario.

-Ahhh...no...duele...duele...

Intentó apartarse levemente, pero fue inútil, no podía evitar ya de ningún modo que aquel mástil duro y grueso se moviera dentro de su cuerpo con rudeza cortando su flor. Tras algunos segundos de dolor, el placer volvió a invadirle, mientras lo escuchaba repetir que le pertenecía, entre sus propios gemidos de disfrute. Esbozó una sonrisa leve, contenta por este hecho, y le tomó de los hombros para mantener el equilibrio, comenzando a acompañar sus movimientos. Mas que hacerle el amor, sentía que Karasu estaba violándole a gusto...y ella lo estaba disfrutando, aún siendo su primera vez.

-Es demasiado grande...me romperás el vientre si sigues con tanta fuerza... -se quejó.

Con la lengua le recorrió las mejillas, sintiendo el sabor salado de las lágrimas. Parecía disfrutarlas, alimentarse de ellas, porque al hacerlo, intensificó el ritmo con que le embestía. El dedo que jugaba en su entrada anal se empapó de los fluidos que brotaban del sexo de Shion, entre ellos, la propia sangre de su virginidad. Una vez suficientemente húmedo, se introdujo ejerciendo presión dentro del ano, primero la primera falange y luego, el resto del dedo por completo con un único y profundo movimiento.

Soportarás esta y todas las siguientes veces... Apretó los dientes, gimiendo con cierto grado de salvajismo al esforzarse para que su miembro llegara hasta lo mas profundo que el sexo femenino era capaz de soportar. Agh...! Satisfacerás mis deseos cada vez que quiera... Le atacó el cuello nuevamente, mordiéndolo y succionando su piel hasta dejarle una marca, solo para volver a lamer y morder.

Se acomodó, sin salir de ella y, empujándola con el cuerpo, la recostó sobre la hierba y él se colocó sobre ella, manteniéndola con las piernas abiertas. El dedo que mantenía dentro de su trasero se movía con intensidad, entrando y saliendo repetidas veces para estimular la entrada. ¡Vendrás buscando mas de mi! Estaba decidido a doblegarla, a utilizarla para satisfacer sus perversiones y placeres, a disfrutar de ella tanto como fuera capaz.

Con movimientos fuertes e intensos, se preparaba para alcanzar su segundo orgasmo. Acercó su rostro al de ella y le susurró al oído, en un siseo. Y para cerrar nuestro 'Pacto', Shion... descargaré todo mi placer en tu interior. Le mordió la oreja, siendo incapaz de contener los gemidos que precedían a la potente eyaculación, asegurándose que recibiera todo en el interior de su sexo y, aún mientras el orgasmo sacudía su cuerpo, continuaba penetrándola con la misma intensidad, aunque con un ritmo ligeramente mas elevado, para que los gemidos de Shion fueran en incremento.

Shion continuó sintiendo al Tengu penetrarle sin descanso, su deseo se había liberado por completo, quería sentirle y saciar su fuego interno hasta que su cuerpo no pudiese mas. Sus gemidos llenaban el claro, donde solo la naturaleza estaba siendo testigo de aquello, o eso esperaba, pero no se había detenido a pensarlo. Volvió a quejarse cuando le marcó el cuello, pero esos pequeños dolores se le hacían irrelevantes ya.

-¡Ah! Mi...

Sintió aquel dedo moviéndose en su otra entrada, era extraño...pero le hacía sentirse bien. Incluso, aumentaba sus ansias de sentirle en el otro sitio. Ladeó la cabeza dejando que mordiera y lamiera a placer la piel del cuello, con una leve mueca similar a una sonrisa de lujuria en el rostro. Escuchaba sus palabras, maliciosas y soberbias, y contestó en un susurro, con dificultad entre aquellas embestidas.

-Mhh...ahh...Si, te serviré bien...

Cuando le dijo las últimas palabras y le mordió la oreja, fue demasiado, sintió un escalofrío de placer que sobrepasó al resto de golpe, gimió con fuerza, y su interior presionó a Karasu, llegando al orgasmo pocos segundos antes de que llenara su interior.

Se prendió con los dientes al cuello femenino, ahogando allí los gemidos producidos no solo por el orgasmo propio, sino también por la presión que generaba el interior de ella, impidiendo que fuera capaz de sentirse saciado. Agitado y con la respiración entrecortada, realizó movimientos largos con la cadera para entrar y salir al completo de ella repetidas veces, dejando que los fluidos escocieran por su entrada hasta empaparle los muslos. La besó con intensidad en los labios, sin perder ni un ápice de la lujuria inicial, que solo era capaz de ir en aumento. Separó ambos cuerpos, manteniendola con firmeza por la cadera. La hizo darse vuelta, dejándola en cuatro patas y con las manos le separó las piernas y le levantó aún mas la cadera.

Se mantuvo por unos segundos contemplando el redondo y firme trasero, ahora ligeramente enrojecido por las nalgadas y apretones que él mismo le había causado.

Me  pregunto que tan delicioso será... No le dio tiempo a responder, hundiendo su rostro entre las nalgas y besando la entrada prohibida con lujuria. La lengua recorría el aro externo y ejercía presión para abrirse paso, penetrándola, explorando con movimientos circulares y saboreando a sus anchas. Mientras besaba y lamía la entrada anal, los dedos de la mano derecha volvían a atacarle los labios vaginales y el clítoris, preparándola para la siguiente ronda. Uhm... Tu sabor no tiene igual...

Concentró parte de su poder espiritual en la mano izquierda, mas precisamente en los dedos índice y medio, los cuales comenzaron a brillar con un fulgor violeta característico. Separó los labios del trasero y, en su lugar, comenzó a penetrarle con ambos dedos cargados de poder. Los dedos eran duros y, al ser dos, forzaban la entrada con violencia. El poder espiritual les hacía arder como dos hierros al rojo vivo. Con avidez y premura masturbó el trasero de Shion con aquellos ardientes dedos, regodeandose de cada gemido que lograba provocarle. La invocadora pudo percibir que el poder espiritual de Karasu cumplía una única función: Dilatar su entrada lo exactamente suficiente para que el grueso miembro del Tengu fuera capaz de penetrarla.

Para que me sirvas como corresponde voy a reclamar todo tu cuerpo... Separó los dedos, forzando aún mas a que el anillo cediera y por fin los retiro. Tomó con firmeza su miembro y apoyó la punta en la entrada anal, se aferró a las caderas femeninas y ejerció presión con toda su cintura para penetrarle el ano con intensidad. A pesar de que había utilizado su poder para dilatarla, lo había hecho solo para que el miembro fuera capaz de entrar con lo justo, por lo que la penetración era igual de violenta que la primera. Una vez que la presión fue lo suficientemente fuerte para que entrara la primera parte del miembro, el resto entro con un golpe fuerte, hasta llenarle por completo. ¡Ahhh! ¡Tu trasero se siente tan genial! ¡Rodea y aprieta mi miembro de un modo enloquecedor! Mordió la espalda de Shion al reclinarse sobre ella y retomó el violento ritmo con el que había comenzado. Estaba decidido a tomar hasta lo último que ella pudiera darle.

Shion tembló de placer al sentirle usar su lengua en ese sitio. Estaba exhausta, dejándole hacer lo que gustase a estas alturas. Se quejó al sentir aquellos dedos, dolía mucho mas de lo que esperaba.

-¡Ah! ¡Duele! -no pudo articular durante algunos segundos, pero cuando dejó de utilizar sus dedos, alcanzó a soltar un atemorizado -¡No entrará ahí!... - seguido de un grito corto. Su garganta estaba seca de tantos gemidos y respiración por la boca. Volvió a lagrimear mientras hablaba, apoyándose en sus antebrazos y dejando que los senos se mecieran frotándose contra el suelo.

-¡No, espera...! -Esta vez era el dolor lo que primaba. Cada vez que le penetraba una queja a medio camino de un grito le acompañaba. Pero en menor medida, también había placer, lo cual le causó comenzar a sentir humedad y ansias en su otro lugar. Eventualmente sus sonidos pasaron a ser gemidos de placer conforme esta sensación ganaba terreno.

-Hmm...me romperás...¡ahhh! -pero no quería que se detuviera. Le sentía hasta el fondo, llenándole por completo, de forma adictiva.

Entre gemidos y jadeos, se le hacía cada vez mas difícil articular palabra, por lo que le hacía saber con los labios lo bien que se sentía todo aquello. Le había hecho ladear la cabeza para poder besarle con lujuria, sin dejar ni un momento de bombear contra sus caderas con fuerza. La presión que el interior de Shion generaba en él le hacía rozar el éxtasis desde el comienzo del acto, volviéndolo salvaje en cada uno de sus movimientos.

Una de las manos buscó los senos, tomándolos entre sus dedos, apretándolos y pellizcando el pezón de cada uno por separado. Sentir la suavidad y firmeza de los mismos le daba tanto placer como acariciarlos o besarlos. Escuchar cada uno de los gemidos que provocaba era el alimento que tanto ansiaba desde que había visto por primera vez a la Invocadora.

Antes de que la única mano libre que tenía llegara a penetrar la entrada libre, sintió los fuertes sacudones que anteceden al orgasmo. Gimió con mas fuerza el nombre de aquella fémina que le había estado dando oleadas de placer sin igual y todos los fluidos golpearon el interior de Shion, esta vez, desde su trasero.

Se separó de ella y en cuanto liberó su entrada, los blanquecinos fluidos chorrearon por los muslos y mancharon parte del piso, evidenciando no solo la violencia de la descarga, sino que cada orgasmo había sido tan intenso y voluminoso como el primero. Se relamió los labios al observar el cuerpo desnudo de Shion cubierto por su semen.

No me ato a humanos... Pero tu no eres un humano común y corriente. Esta será nuestra unión. Te enseñaré a ser la mejor invocadora de este país, incluso mejor que la Sacerdotisa del Templo de la Buena Estrella. Y su me servirás como yo mejor desee, cumpliendo mis perversiones y permitiéndome abusar de ti a mis anchas.

Estiró su mano hacia ella para tomarla entre sus brazos y sellar aquel pacto del mismo modo que todo eso había empezado.