En un momento dado, cuando John está leyendo el libro distraido, una de las hojas le hace un pequeño corte en el dedo, dejando toda la mesa y el libro salpicado con su sangre.
La imagen es extraña, ya que el libro parece absorber la sangre de su dedo y a los pocos segundos, las manchas de sangre que cayeron en el libro desaparecen, dejando al descubierto unos versos que antes no se veían...
Ay -digo al ver el corte que la página me ha hecho. Me meto el dedo a la boca para chuparme la sangre. Miro el libro, para ver si la sangre ha manchado alguno de sus interesantes párrafos. Para mi sopresa, la sangre desaparece ante mis ojos, y veo como otro nuevo párrafo aparece...
Que raro... Dejo lo que estoy haciendo y me centro en el libro, mirando los nuevos versos que han aparecido.
Desde lo más profundo de las entrañas de la tierra,
desde lo más profundo del abismo,
donde las almas fluyen,
donde las almas se desintegran.
Yo os invoco.
¡Oh, amantes de la muerte!
¡Oh, señores de la sombra!
¡Renaced!
¡Revivid!
Miro un momento al vacio, atónito y cierro el libro. Basta de lecturas por ahora. Debo concentrarme, y seguir trabajando. No es hora de lecturas, por muy interesantes que sean...
Cuando cierras el libro te das cuenta que la tapa de cuero ha cambiado por completo. Ahora, no hay más letras, simplemente, ahora aparece en la portada una calavera, la cual por un momento, parece moverse...
Uff, creo que estás muy cansado ya... ves cosas...
Cojo el libro, y, mirandolo extrañado, me dirijo al almacén, donde tengo mi mochila, y lo guardo. Ya lo ojearé cuando termine de trabajar... Aunque lo mejor, será dormir.
Tras esto, vuelvo a la cocina, y sigo trabajando- Marshall, ¿Están ya las hamburguesas del pedido? Es tarde, y quiero acabar pronto, date prisa.
Con la ayuda de John Marshall acaba el pedido y lo enbolsa. En poco tiempo John está de nuevo sobre la moto. Por suerte su turno ya se ha terminado y después se podrá ir a casa.
Lo mismo pasa con Marshall, que se queda limpiando la plancha con cuidado esperando que nadie llame en los veinte minutos que quedan para que acabe su turno.
Cuando, finalmente, está colgando el delantal vuelve a sonar el teléfono.
-¡Eh M! ¿Eres tu?- dice la conocida voz de Brent, el chico del videoclub.- Tío, antes he visto que estabas currando en la hamburguesería. Ya terminas ¿no? ¿Por que no te traes las patatas fritas que han sobrado? Chang, el de la tienda de al lado y yo vamos a hacer un maratón de pelis de zombies. ¿Te apuntas?
Eso esta hecho me encantan los zombies aquí a sobrado de todo nos vamos a poner las botas,espero que tengáis algunas cerveza. En un momento estoy allí.
-¡Perfecto!- dice Brent- ¡Aquí te esperamos!
Escribe solo para el director, por favor.
Recojo todo,hago la caja,salgo del local,y cierro la puerta con llave.
Bueno ahora toca divertirme un rato.