- Tu vienes conmigo, y pegado a mi culo.
Lo que me faltaba, un cobarde.
- No, no, de eso nada... yo no he llegado hasta aquí para acabar muerto por un capricho de nadie.
Se vuelve para su habitación.
- Si te apetece un suicidio, no involucres a los demás en él.
Murmuro.
- Cobarde...
Hincho el pecho de orgullo.
- Regresare dentro de 15 minutos, al menos dime cual es la puerta del hombre negro.
- Si, pero los cementerios estan llenos de heroes, no tengo planes de ser uno de ellos. Puerta 19... - te la señala - suerte.
Cierra su puerta.
Me acerco a la puerta en alerta, golpeo un par de veces con los nudillos y me aparto, apunto hacia la puerta esperando respuesta
- ¿Hola?
Parece que no hay nadie en casa. Tiro la puerta abajo y me aparto con cuidado para observar desde fuera
Ves bastante sangre por el suelo y parece que llega hasta la cama, que no puedes ver entera desde donde te encuentras.
Me hecho a ambos lados para intentar conseguir un angulo mas propicio.
Sentado en el suelo y con la espalda apoyada contra la cama encuentras a un hombre negro, seguramente sea del que el tipo cobarde de antes te hablaba. Por lo que ves su pierna derecha ha sangrando bastante.
- Eh tio.
Le encañono para juzgar si su respuesta es buena o no.
Ladeando la cabeza, que aun permanece apoyada contra la cama te mira. No dice nada, limitandose a mirar tu arma y luego mantenerte la mirada.
- Un poco...
Retira un poco la mano de su pierna derecha y el pantalon esta algo rasgado, la herida no puedes verla con claridad a esa distancia.
- Se sincero... ¿como te la hiciste?
- ¿Y eso que importa?
Te mira con desconfianza
- Sencillo, si a sido un accidente te puedo ayudar, si es un mordisco... un arañazo... o cualquier cosa por el estilo, no.
Bajo el arma.
- ¿Y bien?
¿Otro gallito?, ¿dos a tan poca distancia?
- Solo... un corte en un mal sitio, una herida escandalosa, nada más.