Partida Rol por web

Es una fría mañana de otoño. Siempre habías oído que el Lago Michigan era frío, pero no te lo imaginabas así, inmenso. El paisaje es boscoso, y muy plano. Hace dos días que caminas por la orilla, llevando contigo sólo lo imprescindible, buscando alguna señal que te indique cómo llegar a Sanctuary, o una embarcación para intentarlo por tus propios medios. En la línea del horizonte vislumbras lo que seguramente será la Isla Beaver, y algunas otras islas más pequeñas. Por la noche te pareció ver luces de hogueras, así que debe ser eso.

Hoy te has levantado con entusiasmo, has comido algo y has empezado a caminar. Vas siguiendo una carretera que discurre por la costa y a media mañana ves un camino que se acerca al agua. Decides ver a dónde lleva, y de paso llenar tu cantimplora y beber un poco. Caminas unos veinte metros entre los árboles y te topas con un pequeño embarcadero de madera junto a una cabaña. ¡Hay una canoa en el embarcadero!

Hacía bastante frío esta mañana y aunque había "dormido y comido" no me sentía al 100%. Los pájaros cantaban ajenos a lo que le había pasado al mundo y por un momento deseé ser uno de ellos. En principio, lo que fuera que le hubiera ocurrido al mundo no había afectado a los animales, o por lo menos yo no había visto ningún animal con los síntomas.

Miré de nuevo hacía el lago intentando escudriñar alguna señal de vida, pero fue en vano, a esa distancia era imposible distinguir nada.

 Después de un rato caminando al borde del lago pude ver un pequeño embarcadero con una cabaña al lado. Me quedé parada y observé la situación. A ver Mara, no sabes si dentro de esa cabaña habrá alguna de esas criaturas o peor, algún chiflado que te quiera volar los sesos, así que mucho cuidadito, pensaba para mis adentros mientras me acercaba al embarcadero.

Cuando faltaban menos de 5 metro para llegar vi algo que me alegró la mañana, Una canoa......eso me podría llevar hasta Sanctuary. 

Me acerqué muy despacio a la cabaña y caminando de cuclillas me asomé lentamente por una de las ventanas. La mano me dolía al sujetar con fuerza una piedra.

Al asomarte por la ventana ves el interior de la cabaña: es una sola estancia con una pequeña cocina, una cama en un rincón, una mesa para comer con dos sillas, un sofá y una preciosa chimenea con una pila de leña junto a ella. Parece intacta y en buen estado, es un buen refugio para esta noche.

Mientras te alegras al contemplar la cabaña, oyes un chasquido de ramas rompiéndose, algo se mueve a unos cuantos metros entre los árboles y viene hacia ti, es una de esas criaturas cubiertas de sangre.

Cuando oí el chasquido detrás de mi un escalofrío me recorrió la columna. Me giré a toda velocidad y allí estaba una de esas criaturas acercándose peligrosamente a mi. La tenía tan cerca que que podía ver su rostro, o por lo menos lo que quedaba de el. Anteriormente había sido una mujer joven, pero ahora llevaba la ropa hecha jirones y manchada de sangre. A lo que antes era la cara le faltaban la nariz y un ojo y el que le quedaba era totalmente blanco, sin vida, pero estaba claro que podía verme porque se dirigía hacía con una fiereza comparable a un carnívoro a punto de cazar a su presa.

Cuando ya lo tenía justo delante, clave bien los pies al suelo y levanté la piedra.... La dejé caer sobre el cráneo de la criatura y se oyó un leve crujido. La criatura se tambaleó un poco pero empezó a incorporarse de nuevo. Antes de que se estabilizará le volví a propinar otro golpé, esta vez en la cara. La piedra se hundió en los tejidos blandos y noté como le rompía los pocos dientes que le quedaban. La criatura se tambaleó y calló de espaldas.

Cuando oí el chasquido detrás de mi un escalofrío me recorrió la columna. Me giré a toda velocidad y allí estaba una de esas criaturas acercándose peligrosamente a mi. La tenía tan cerca que que podía ver su rostro, o por lo menos lo que quedaba de el. Anteriormente había sido una mujer joven, pero ahora llevaba la ropa hecha jirones y manchada de sangre. A lo que antes era la cara le faltaban la nariz y un ojo y el que le quedaba era totalmente blanco, sin vida, pero estaba claro que podía verme porque se dirigía hacía con una fiereza comparable a un carnívoro a punto de cazar a su presa.

Cuando ya lo tenía justo delante, clave bien los pies al suelo y levanté la piedra.... La dejé caer sobre el cráneo de la criatura y después del impacto se oyó un leve crujido. Había conseguido un propinarle un fuerte impacto, pero al no poder sujetar bien la piedra el daño final no fue tanto.La piedra se hundió en los tejidos blandos y noté como le rompía los pocos dientes que le quedaban. La criatura se tambaleó un poco pero empezó a incorporarse de nuevo. Antes de que se estabilizará yo ya había clavado los pies en el suelo y había mantenido mi posición.

Por un momento pensé en salir corriendo hacía la cabaña y esperar dentro......

El zombie que tienes ante tí se tambalea y cae al suelo tras propinarle la fuerte pedrada en la cabeza, pero es más duro de lo que parecía en un principio, y se levanta de nuevo. Sigue caminando hacia ti, y detrás de él ves a otros dos, que se mueven a más velocidad, parecen más recientes y más fuertes que el primero. No es sensato enfrentarse a los tres en estas circunstancias. Correr o refugiarte es lo que tu instinto te dice.

Sabía que no había acabado con la criatura, pero cuando me disponía a asestarle un último golpe me doy cuenta de que el ruido a atraído a dos de esos seres, Joder, están muy cerca. Aquellos seres se aproximaban bastante rápido para estar muertos y mi instinto hizo que tirara la piedra llena de restos y me dirigiera hacía la cabaña.

Llegué en 4 segundos a la puerta, agarré el pomo y al girarlo -Debe de ser una broma.....-la puerta estaba cerrada. En milésimas de segundo pude comprobar que la puerta no era muy fuerte y qué, tal vez, si le daba una patada podría abrirla y esconderme dentro hasta que los seres se fueran. No los veía pero por los ruidos sabía que estaban peligrosamente cerca así que levanté la pierna y le dí con todas mis ganas. La puerta apenas se movió y yo sentí un leve dolor punzante en el tobillo.

Tenía que volver a intentarlo así que levanté el pie contrario y golpeé con todas mis fuerzas. Esta vez la puerta cedió sin salirse de los goznes. Entré apresuradamente en la cabaña y cerré la puerta detrás de mi. Justo a la entrada había un pequeño mueble de madera así que lo empujé y lo coloqué detrás de la puerta usándolo de refuerzo.

El pie izquierdo me dolía, pero con lo complicado de la situación no hice caso.. Me agache en un rincón de la cabaña y esperé un rato. Tenía fe en que los seres se fueran a otra parte cuando me perdieran de vista.

Entras en la cabaña y bloqueas la entrada. Afuera hay al menos tres de esas horribles criaturas, que hacen ruidos con sus dientes y contra la puerta. Tienes miedo. Dentro no hay gran cosa, pero al menos estás a salvo.

Pasan varios minutos y los zombies siguen sin marcharse. Por la rendija bajo la puerta les ves moverse e imaginas su siniestro caminar. Por la ventana a tu derecha ves el cielo azul.

Un fuerte ruido te sobresalta:

Parece una alarma que viene de alguna parte, no muy lejos. El ruido es ensordecedor y hace incluso que no oigas tu respiración, que ahora es acelerada, pues sabes que atraerá a más de esas criaturas de cientos de kilómetros a la redonda.

El sonido de alarma hizo que el corazón se me pusiera a mil por hora. En el tiempo que llevaba viviendo en el infierno que se había convertido el planeta sabía que el silencio y la discreción eran clave para la supervivencia, - Joder joder, van a venir cientos.-

No sabía que hacer, estaba totalmente bloqueada, -Respira hondo Mara-. Ahí fuera había como mínimo 3 de esos seres y estaba lo bastante cansada y hambrienta como para hacerles frente sola. 

Tal vez podría encontrar algo que me ayudara en la cabaña, pero no era capaz de concentrarme con el sonido de la alarma taladrándome el cerebro. 

La sirena cesa de repente, aunque sigue retumbando en tu cabeza. Ahora puedes oír con claridad tu pulso y tu respiración acelerados.

Desde tu posición ves toda la cabaña. Hay una gran chimenea en el centro, donde se puede cocinar, una mesa con taburetes, y unas literas a un lado. Al lado de la puerta hay una estantería con botes y cajas.

Oyes que los zombies se alejan de la cabaña.

Por fin había cesado la alarma y poco a poco empecé a recuperar la calma. Lo primero que quería comprobar era que no había mss criaturas fuera ya que eso me complicaría mucho las cosas.

Me puse de pie y mira por la ventana asomándome poco a poco. Todo estaba tranquilo fuera y aparentemente no había ningún podrido fuera.

Me giré y visualicé la cabaña. Lo que me llamó la atención fue una estantería con botes y cajas y eso era lo primero que quería investigar, tal vez habría algo para comer.

El estómago me rugia como un león hambriento. 

Buscas concienzudamente en la estantería, en cada bote y en cada caja. Encuentras bastantes cosas:

• En una de las baldas hay cosas para cocinar y comer: cubiertos, platos y vasos, un cuchillo de cocina, unas tijeras, un cucharón de madera, abrelatas y sacacorchos, un cazo y una espumadera, una navaja suiza, dos ollas y una sartén.
• En otra balda hay comida: una botella de aceite, un bote de sal, algunos botes de especias, un paquete de café, dos latas de atún, una lata de judías verdes, un paquete de macarrones y otro de arroz, y una botella de ron.
• En la balda más baja hay herramientas: un martillo, clavos, un serrucho, dos destornilladores, un taladro y una llave inglesa. Hay también una caja de cartuchos para una escopeta, pero no ves la escopeta.
• En la balda de arriba del todo hay algunos libros, un cuaderno, papeles sueltos, un ajedrez, y un vaso con bolígrafos y unas tijeras para papel.

Me acerqué a la estantería y comprobé en primer lugar si había algo comer. En una de las baldas había entre otras cosas dos latas de atún así que me apresuré a abrir una y la engullí como si no hubiera un mañana. Nunca había sido muy amante del atún en lata pero este me estaba sabiendo a gloria bendita. 

Cuando terminé de comerme el atún me encontraba bastante mejor así que procedí a buscar qué cosas me podrían ayudar en este infierno. Tenía las manos entumecidas del frío y por un instante pensé en encender un fuego pero la sola idea de cientos de cadáveres tambaleándose hasta aquí por culpa del humo me quitaron las ganas de encenderlo.

Abrí la mochila y metí todas las cosas de comer que encontré en la estantería, una navaja, un martillo,un cuaderno y dos bolígrafos. Cuando alisté la mochila busqué agua por toda la cabaña pero el único líquido que quedaba era la botella de ron y en ese momento volví a la estantería y cogí la botella de ron, pues caí en la cuenta que igual me podía valer para desinfectar alguna herida. 

Ahora con la mochila cerrada me quedé mirando por una de las ventanas. Era el momento de salir de la cabaña e intentar llegar a Sanctuary.