Partida Rol por web

Hay otro zombi más, un poco más lejos. Al oir el hachazo de Gaspar se vuelve y comienza a caminar hacia vosotros.

Sigo corriendo tras Tulio con el machete en la mano y preparada para todo.

Tulio se para y levanta la mano para que te pares tú también.

- Mira -dice susurrando casi a un nivel inaudible, señalando el suelo- estas huellas son muy frescas, las acaban de hacer, son dos lentos...

Agachado, intentando no hacer ni el más leve ruido, mira a vuestro alrededor, tratando de percibir algo. Están cerca.

Alerta, vigilo alrededor con todos mis sentidos y me pongo espalda con espalda con Tulio. Noto mi sangre bombearse con fuerza en mis oídos.

Miro a todas partes buscando y atenta a lo que me diga Tulio.

Estáis unos segundos así, alerta. No pasa nada. Al poco os extraña que Sunhee y Gaspar no os hayan alcanzado aún; iban rezagados, pero no tanto.

- ¿Y tus amigos? -En esto oís un golpe seco por donde habéis venido, donde deben estar Sunhee y Gaspar, algo lejos.- Vamos a rodearlos. Tú ve por ese lado, yo voy por este. Ten cuidado.

Tulio te indica que os separéis y que cada uno bordee el punto del que provenía el ruido desde un flanco. Hay al menos dos zombis por aquí. El joven se marcha hacia la derecha, agazapado, sin hacer ruido, y empuñando su cuchillo.

Todo pasó muy rápido, y en menos de un abrir y cerrar de ojos vi un trozo de cuerpo de zombie salir despedido tras el hachazo, y al zombie responder abalanzándose a Gaspar. En ese momento sentí pánico, no por el zombie, sino por el mordisco que me pareció que le había dado a mi compañero.

No dudé ni un solo segundo en ir directa al zombie lo más aprisa que pude y clavarle el cuchillo en la frente, acabando por rematarle antes de que le diera tiempo a volver a morder. Sin embargo, no disponíamos de mucho tiempo  porque no a demasiada distancia vi a otro zombie acercarse a nosotros... Traté de respirar y tranquilizarme, seguro que había visto mal y Gaspar estaba bien...

Debía estar concentrada para el siguiente combate o acabaríamos realmente zombificados.

–Cuidado –dije tras respirar hondo, advirtiendo en un susurro a mi compañero de la amenaza que se acercaba.

Nara y Tulio se alejaban, pero... los zombies... si habían dos, habrían más. Es decir, si gritaba para avisarles de que nos habíamos quedado atrás, tal vez podía atraer la atención de más de esos sin cerebros... Solo nos quedaba luchar, y tratar de alcanzarles rápido, o... con suerte, que Nara se diera cuenta de que les faltaban sus dos compañeros...

Tras las indicaciones de Tulio, deduzco estupefacta que ese ruido debe provenir de mis amigos siendo atacados.

Agazapada me acerco por la izquierda sin hacer ni un ruido y veo como Sunhee acaba con un zombie y hay otro muy cerca. Con el corazón galopando en el pecho, me abalanzo hacia el que queda en pie.

Sunhee termina por derribar al primer zombi. Justo después ve aparecer a Nara, detrás del segundo zombi, pero está lejos aún para ayudar.

Sunhee y Gaspar están frente al muerto, que se tambalea acercándose a ellos.

A Tulio no le veis.

Consigo asestar un buen golpe al zombi pero no es suficiente. El muerto se arroja, casi se deja caer, sobre mí. Siento la mordida fuerte sobre la ropa y por un momento creo lo peor, casi al instante Sunhee atraviesa la cabeza del enemigo. Estoy a punto de chequear mi chaleco pero no hay tiempo, otro zombi se acerca. Nos movemos, atacamos, actuamos en el mayor silencio posible, eso nos enseñaron los adultos. También a atacar a la cabeza.

Cuando Nara volvió, sonreí ligeramente algo más tranquila. El zombie no parecía haberse dado cuenta de su presencia, así que podría atacarle por la espalda si todo iba mal. Sólo habría que entretenerle un poco y...

¡CATAPÚM!

Zombie atravesado por el machete de Nara. ¡Trabajo fácil!

¡Eh! ¡Tú! ¡Cara-pan! Ven a por mí...

No lo dije en voz alta, pero... me acerqué un poco al zombie para que centrara su atención en mí, al tiempo que hacía algunos aspavientos... No parecía muy rápido, así que no me costaría evitar que me alcanzase, y... sin embargo, ganaba el tiempo necesario y creaba la distracción justa para que Nara llegara.

Sin embargo, antes de que me diera tiempo a avisar de mi plan a Gaspar, éste atacó al zombie acertándole en toda la cara. Abrí los ojos en grande, y luego... bueno, ¡al diablo con mi plan! Hice una pequeña finta para colocarme en uno de los laterales del zombie y ataqué con un cuchillazo directo a toda la sien. Con suerte, ya no haría falta que viniera Nara.

El segundo zombi cae desplomado al suelo. Nara y Tulio aparecen, cada uno por un lado, y os reunís los cuatro en torno a los cuerpos malolientes. El peligro ha pasado. Tulio se muestra sorprendido por vuestra rápida reacción y examina el hombro de Gaspar.

- Nada más ha mordido el cuero. -dice aliviado con una sonrisa.- Iremos más lentos para ir menos separados.

De nuevo os ponéis en marcha, esta vez a paso más lento, sin dejar a nadie rezagado.

Minutos más tarde estáis al borde del maizal y ante vosotros una pequeña colina de pastos se antepone a un gran monte boscoso. Moraime ya queda atrás, y la noche se cierra completamente, hace frío y la media luna brilla alta en el firmamento. Os permitís recobrar el aliento antes de empezar la subida.

- Los Montes do Pedregal, -explica Tulio- al otro lado está el refugio.

  Me preocupo bastante y me siento muy culpable por haber dejado atrás a Sunhee. Un error así nos puede costar la vida, no puede volver a ocurrir. ¡Joder! Si les hubiera pasado algo jamás me lo perdonaría .

Desde entonces me centro en mis amigos y no perderlos de vista. La emoción de estar de aventuras con Tulio me dejó por un momento demasiado en las nubes, pero de todo se aprende.

Al llegar a la linde del bosque, guardo el machete y vuelvo a cargar mi arco.

Sunhee por favor si nos separamos chasquea la lengua. Esta será nuestra señal a partir de ahora, ¿Vale? Tú también Gaspar. Juntos somos más fuertes. Siento mucho haberos perdido de vista. -  bajo la mirada al suelo pensando en lo que habría pasado si el zombi hubiera mordido a Gaspar. No puedo decirlo con palabras, yo no soy así, pero el estómago se me hizo un nudo.

Vuelvo a concentrarme en nuestro próximo objetivo, mirando alrededor y siguiendo a Tulio.

​​​​​​

Cuando Tulio dijo que Gaspar estaba bien, suspiré aliviada de todo corazón. Matar zombies no era difícil, pero... la facilidad en la que nos podíamos convertir nosotros mismos en uno de ellos era aterradora. Cualquier mínimo despiste, cualquier bocado lo suficientemente fuerte como para traspasar nuestras ligeras protecciones y... 

No quise ni pensarlo, así que cuando Nara habló, agradecí que se dirigiera a mí.

–No te preocupes, Nara –dije, negando con la cabeza como para quitarle hierro al asunto–. En realidad la culpa ha sido mía por ir tan lenta...

Sonreí algo avergonzada. Si hubiera podido seguir el ritmo de Nara y Tulio, no habría pasado esto. Pero... bueeeno, estábamos todos bien, y ya estábamos cerca del refugio. No pensaba volver a retrasarme más, ¡eso seguro!

En cuanto a la idea del chasquido de lengua, me pareció genial. ¡Nara era toda una superviviente! Así que asentí enérgicamente con la cabeza.

–¡Qué buena idea, Nara! 

En plena noche empieza el ascenso. Tulio os aclara que es más seguro atravesar la montaña que tomar cualquiera de las dos carreteras que discurren en paralelo a ambas faldas; apenas nadie va por aquí, y aún menos hacia Hoke. Aunque es improbable, puede que os encontréis con algún otro zombi, así que Tulio os pide mantener los ojos bien abiertos y hacer el menor ruido posible.

El bosque es denso, muy frondoso, ancestral. Los árboles son ancianos, altos y enormes, y sus copas impiden por momentos ver las estrellas y apenas dejan pasar la luz de la luna. Los arbustos impiden el transito cómodamente, y de tanto en tanto tenéis que abriros paso cortando ramas y clareando el camino. Algún ave nocturna os observa desde las alturas. No hay ni rastro de huella humana alguna.

Tras un buen rato caminando llegáis a un lugar más alto, en el que los árboles son más escasos. Aquí hace aún más frío y todo está en calma. La sensación es sobrecogedora, la noche estrellada, el silencio, el olor a hierba, la paz... Tulio señala un lugar que no podéis ver, pero él os indica que ahí está, al otro lado del valle.

- El refugio está allí, cruzando el valle. Seguiremos mañana, ahora vamos a buscar un lugar donde dormir.

Aquel lugar no parecía un sitio muy seguro para dormir, a la intemperie y al descubierto, en un claro totalmente desprotegido...

Miré a Sunhee y esperé a que obrara su magia , ella sí encontraría un hueco, una cueva o un recodo perfecto para dormir. 

La mirada de Nara me hizo sonreír orgullosa. Si me miraba de esa forma era porque confiaba en mi habilidad para buscar cosas, y no había duda de que ahora necesitábamos encontrar un pequeño refugio.

–Dejádmelo a mí –dije, contestando a su mirada haciendo la señal de victoria y guiñando un ojo.

Luego, avancé algunos metros más, alejándome de mis compañeros en busca de algo que pudiera servirnos:

En los primeros minutos no veía absolutamente nada que pudiera sernos útil. Estábamos en un bosque después de todo, así que... salvo algunas pequeñas cuevas no parecía haber nada especialmente cómodo. Al menos hasta que vi aquello: era un pequeño edificio hecho de piedras. No tenía puerta, y... cuando me aventuré a entrar en el interior, todo estaba lleno de polvo y telarañas y era casi diminuto: un salón y poco más. Pero, pese a toda la suciedad y el tamaño, ¡era el lugar perfecto! No tenía ventanas, por lo que... si conseguíamos tapar el espacio abierto de la puerta, estaríamos aislados del frío; ademas... a pesar de mi temor inicial, ningún zombie habitaba en ella.

–Chicos, ¡he encontrado algo! –exclamé, orgullosa de mí misma, cuando volví con mis compañeros–. Parece un pequeño refugio, diría que inhabitado desde hace muuuuucho tiempo –luego miré a Tulio–. ¿Sabías que había algo así por aquí?

Por unos momentos os dispersáis buscando un lugar en el que poder pasar la noche. Al reuniros Sunhee tiene una gran sonrisa y os guía bosque adentro, ladera abajo, un poco más allá, y os muestra el refugio de piedra secular que ha encontrado.

Está en un pequeño claro de un inmenso bosque de castaños enormes, cuyo suelo está cubierto de hojas secas que crujen bajo vuestros pies. Junto al refugio hay un castaño enorme, muy anciano, con el tronco ahuecado.

El refugio es de piedra, de muros gruesos, con sólo una entrada, sin puerta. Una chimenea sobresale del cuerpo principal, abovedado. Al entrar está muy oscuro, y no hay ningún zombi. Tampoco en el exterior.

Tulio ilumina con su linterna y en las paredes del interior podéis ver esto:

Tulio parece maravillado. Al fondo el hogar, a ambos lados bancos largos hechos de piedra y cubiertos con tablas.

¿Sabías que había algo así por aquí?

Tulio parece asombrado con el lugar, y no deja de mirar los dibujos de las paredes: - No he estado aquí nunca... ¡es impresionante! Había oído rumores, historias de este sitio... pero ¿quién se iba a creer que eran verdad? Creo que unos lo llaman Majalavilla, otros Tiemblo, otros Collado de la Hiedra... ¿cómo lo llamaremos nosotros?

Al rato:

- Yo haré la primera guardia, me subiré arriba. Buscad algo con lo que cerrar y leña para la chimenea.

Tulio sale, oís unas pisadas en las hojas, y luego ya nada. Ya está encima del refugio haciendo guardia.

Este lugar me recuerda a la inocente caminata con Sunhee que acabó en desastre - o más bien convirtiéndome en asesina. Iba a ignorar las castañas por el negativo recuerdo, pero no soy una niña a merced de sus sentimientos y soy consciente de que encontrar comida en este mundo es un regalo que no se puede desperdiciar. Así que me agacho y recojo unos buenos puñados, que coloco en los bancos de dentro del refugio. También le acerco un buen puñado a Tulio sin intercambiar palabra. No veo nada y me encuentro cansada, así que me tumbo dentro a descansar hasta que comience mi guardia.

Cuando Tulio me despierta un rato después, me encuentro somnolienta y de mal humor, sin ganas de hablar ni si quiera a él, así que me subo al tejado del refugio con un ágil salto y cargo mi flecha. La luna ilumina las copas de los árboles y es una noche clara y fría, miro las estrellas y me encuentro tranquila.

¿Qué aventura nos espera ahora? Todo no hace más que complicarse, es una locura... No quiero morir a manos de los monjes. Ni a manos de los zombis. No sé qué sería peor... ¿Dónde estará Jose? Me acostumbré a su presencia toda mi vida, esto de separarnos voluntariamente nunca había ocurrido antes y me enfada muchísimo. Quizá es ese sentimiento que experimentan los hermanos. Al fin y al cabo nos hemos criado como tales. Aunque le odie a veces, no puedo procesar que se haya ido. Y no soporto la idea de que nos haya rechazado y prefiera estar solo antes que con su... Familia.

Mi guardia transcurre sin sobresaltos y despierto a Gaspar. 

Deberíamos dejar que Sunhee duerma para que se recupere mejor de su brazo - susurré casi inaudible.