Partida Rol por web

Tras acordar las condiciones Luana te desata y te da la mano para ayudarte a levantarte. Coloca la botella de agua en la mesa, junto a tus cosas de químico. No tienes nada contigo, sólo tus ropas. La comida, las armas, y el resto de objetos estarán en alguna parte de este lugar.

- Necesitamos poder cultivar este suelo. Hace meses que nuestros huertos murieron, y luego hubo un incendio. No sabemos por qué no crece nada aquí alrededor.

-Vamos a echar un vistazo- le digo mientras me pongo en pie.

-Si dices que ha habido un incendio, supongo que lo primero es limpiar bien la tierra de todos los restos de rastrojos o leña-

Nos vamos hacia el exterior y me lleva donde tienen las huertas. La mayoría se quemó pero hay un trozo que no -esto puede salvarse, es cuestión de airear el terreno- me agacho y escarbo un poco la tierra.

Le propongo una reunión con sus mujeres y que juntos planifiquemos el trabajo -Debemos saber si disponemos de algún fruto del que podamos extraer semillas o en caso de que no...- le pregunto directamente -¿os habéis comido un tarro de verduras que había en mi mochila?-

- Tenemos semillas. -responde Luana, mirándote con atención.- Este trabajo debes hacerlo tú, las chicas ya están muy ocupadas.

-Bueno, cualquier ayuda será bien recibida- y pienso que tal vez no estén tan ocupadas, si no tienen tierras que atender y se mueren de hambre a qué dedican su jornada?. Pero bueno, eso no es asunto mío. 

-Dame las herramientas y las semillas, me pondré ahora mismo- 

Pasada ya la primera noche aquí y después de tantas cosas vividas en tan poco tiempo, esto es pan comido. De echo, agradezco algo de trabajo físico para ocupar mi mente.

La acompaño a una casetilla donde tienen los aperos para la huerta y rebusco lo que necesito. Mientras, Luana se va a por las semillas.

Luana vuelve con una bolsita de plástico llena de unas semillas oscuras, puede que de calabaza. Tú ya estás en el cuadrado de terreno que estaba limpio de madera quemada.

- ¿Cuál es tu plan? No nos sobran las semillas. ¿Vas simplemente a sembrarlas?

-Empezaré sembrando algunas en esta zona- y le señalo la zona de la huerta que no estaba quemada.

-Y luego en este otro sitio quiero hacer unas pruebas en la tierra,tras limpiarla primero. Después de un incendio la tierra pierde fósforo, calcio y potasio y quiero medir cuántos de estos nutrientes básicos para la vida de las plantas perdió. Y en tal caso, en mi maletín alguno de ellos tengo, con lo que los incorporaría a la tierra mediante el riego-le explico todo mi plan.

-¿Y en cuanto al tarro de verduras, lo tenéis aún?- a lo mejor no me respondió antes porque se pensaba que me lo quería comer o algo así, la gente es tan desconfiada...- lo digo porque al ser una menestra de verduras creo que había tomate y había pensado echar los trozos a la tierra, su semilla se encuentra en su corazón-

Luana te escucha muy atenta. Presta especial atención a lo de los experimentos con la tierra y a estudiar su composición. Cuando terminas de explicarle tu plan te responde simplemente con una sonrisa.

- Lo comeremos a mediodía. -responde con una sonrisa muy amplia.- Gracias.

El resto de la mañana lo pasas analizando la muestra de tierra en tu minilaboratorio, siempre con Luana a tu lado, que mantiene los ojos muy abiertos y disfruta con cada una de tus acciones. Este tiempo es muy productivo, y descubres tres cosas:

1º La tierra está muy falta de Calcio. Aportando este elemento se enriquecería la tierra e impulsaría la germinación de las semillas, sobretodo al principio. Este aporte debe hacerse con Calcio diluido en el agua de riego, en una dosis muy controlada (1g por cada litro).

2º El terreno está anegado de un agua que parece estar contaminada por algo. El nivel freático está demasiado alto, casi en la superficie, y hay algo en los alrededores que se filtra a este agua y contamina el suelo. Posiblemente sea algo en descomposición, algo que esté bajo tierra. Quizá Luana pueda ayudarte.

3º Muchas de las chicas de Belir provienen de distintos lugares de Galicia, son fugitivas, huyeron de sus "amos", quienes las explotaban sexualmente en distintos asentamientos y refugios. Esto lo descubres por la conversación que mantiene Luana. Poco a poco coge confianza.

Estoy toda la mañana trabajando en las huertas, haciendo pruebas, comprobando y sacando conclusiones para solucionar el posible problema. Y durante todo ese tiempo Luana está conmigo pendiente a todo lo que hago.

En un momento dado tengo la casi certeza de que hay algo que está infestando el agua que llega a las huertas y le pregunto a Luana -¿El agua que llega aquí de dónde viene?- y continuo contándole - Porque tengo la sospecha de que algo está contaminando la tierra y a menos que tengáis algo enterrado aquí abajo, es posible que proceda de donde venga la corriente de agua-

Además le cuento la falta de calcio que tienen estas tierras - tu conoces la zona, ¿es posible encontrar una cantera o un sitio de costa donde haya conchas?- sería interesante poder encontrar elementos que contengan calcio.

Y luego me cuenta acerca de las chicas que viven allí, no han tenido una vida fácil, pero ahora son libres. Me gustaría tener más confianza para que me contasen acerca de los asentamientos de los que procede cada una, sería una información muy valiosa para mi, me ayudaría a seguir avanzando en mi mapa.

Durante esa mañana Luana trabaja junto a ti, y responde a todas tus preguntas con sinceridad. A pocos kilómetros hacia el oeste hay otro asentamiento llamado 'A Torre', siguiendo la carretera. Es un pequeño y pobre asentamiento minero, te cuenta que ha visto montones de piedras y grava en los alrededores, cree que son escorias, material que les sobra de extraer los minerales que buscan, sobretodo hierro y otros metales. Sospechas que es muy probable que alguna de esas escorias sirva.

Por otro lado te cuenta que no muy lejos es donde entierran a los hombres que "se portan mal". Hace algo más de un año cavaron una especie de fosa y ahí tiran todos los cuerpos. Con las lluvias se va llenando de lodo. Ahí también tiran todos los cuerpos de zombis que cazan en los alrededores, y cuando son muchos los queman.

Es hora de comer, y Luana te pide que vayas con ella a otro de los edificios.

Al oír las palabras de Luana acerca de esa fosa, se me ponen los pelos de punta - Es peligroso tener una fosa así relativamente cerca de un asentamiento, podéis infestar el agua y por consecuencia la tierra y el resultado de todo eso es a vosotras mismas-que peligroso! pienso.

-Me gustaría que me acompañaras a ver esa fosa, por favor-

También me cuenta de otro asentamiento minero que queda cerca, es perfecto, podremos ir a por lo que necesitemos.

Llega la hora de almorzar y Luana me pide que le acompañe, esta vez conoceré otro edificio.

- Iremos después de comer. -lo que dices sobre la fosa inquieta a Luana.- Nodiremos nada por ahora, hasta que no estemos seguros. No quiero alarmar a nadie.

Y mostrando una gran sonrisa: - ¡Vamos a comer!

Es el edificio más grande, la puerta de la sala da directamente al patio; es una sala muy grande, con mesas largas y bancos corridos, en los que las chicas del asentamiento esperan para comer. Al parecer comen todas juntas, todas excepto las que hacen guardia en este momento. Cada una tiene un pequeño plato de lata, loza, plástico... la mayoría son trozos de otras cosas, reutilizados a tal efecto, y también algún utensilio para comer, un trozo de madera, una cuchara recortada de una chapa... ninguna tiene realmente un plato ni un cubierto, pero parecen contentas de este momento.

Luana te invita a sentarte a su lado, y otra chica te acerca una tapadera de algún bote, escrupulosamente limpio, para que lo uses a modo de plato, y una concha para que la uses a modo de cuchara. Todas esperan impacientes la comida, sonrientes, hablando entre ellas animadamente. Hablan del tiempo, de la comida, del invierno, de que las vas a ayudar. Muchas te miran de reojo, tímidas, otras desconfiadas, alguna con admiración, y alguna incluso con lascivia. Hay hasta la que te guiña un ojo.

- Todas tienen curiosidad por ti. Deberías decirles algo antes de que repartamos tus verduras. -te invita Luana con una sonrisa.

Me parece divertida la admiración que causo entre las chicas, sinceramente espero que esto sea sólo causa de la novedad y que con el paso de los días se pierda interés en mi. No me encuentro mi cómodo siendo el centro de todas las miradas.

Me fijo en cómo está dispuesta la mesa y observo cómo realmente son muy pobres, tanto que apenas tienen menaje, sus utensilios son objetos que han tenido que improvisar.

Luana se dirige a mí y me pide que le diga unas palabras a todas antes de que empecemos a comer. Vaya no se me da muy bien hablar en público y no me siento muy cómodo, pero no me puedo negar porque todas van a compartir conmigo lo poco que tienen.

Me pongo en pie y carraspeo, a modo de llamada de atención, no tengo ni idea de qué decir, improvisaré- Quería daros a todas las gracias por compartir lo que tenéis conmigo. Espero poder ayudaros como vosotras estáis haciendo conmigo. Gracias- sé que mi discurso no es gran cosa, pero los nervios no me dejan más que pensar. Las chicas me miran, sonríen y me regalan un pequeño aplauso.

Miro a Luana esperando su aprobación a mis palabras y antes que diga nada le suelto - soy un hombre de muy pocas palabras- y con mi rosto trato de apoyar estas palabras intentando expresar un lo siento.

Las chicas aplauden y sonríen, Luana también. Parece que están realmente contentas de que estés aquí entre ellas. Tras tus palabras todas miran a la puerta del fondo. Otras dos chicas, mayores, vienen con comida. La primera empuja un carrito que lleva una olla humeante llena de una especie de pasta blanca, se para al lado de cada chica, y cuando éste extiende su plato le sirve un cazo de esa pasta tan poco apetecible. Tras ella, la segunda chica, trae en su mano izquierda tu tarro de verduras, también humeante. Al parecer han calentado el tarro. En la mano derecha tiene una especie de pinzas con las que coge un único trozo de verdura y lo pone encima de cada montón de pasta blanca. A ti te sirven el primero, y luego a las chicas una por una. La verdura no da para todas, a las más pequeñas les llega sólo el agua del tarro, y cuando por fin llega a Luana, al final de todas, ya ni eso.

Todas te miran con expectación, sonrientes y en silencio, incluso las que no van a probar la verdura hoy. Esperan a que empieces a comer para hacerlo ellas también.

Vaya, cuando veo que llega la comida y que el tarro de verduras que yo tenía no da para todas, me da mucha lástima. Aún así ellas me sirvieron a mí el primero, aún a costa de quedarse con menos para ellas...es muy bonito como la gente tiene menos es a que más te da. 

Me encantaría repartir mi verdura con las que no tienen, pero no sé si se lo tomarán bien o  como una especie de desprecio...Dudo un momento pero al ver que todas esperan que comience yo para seguir ellas, decido empezar a comer.

-Mmmm qué rico está- y pongo todo mi énfasis para hacerlas sentir bien, que ahora mismo es lo único que puedo darles, satisfacción por haber hecho una comida tan buena.

Y durante la comida sólo tengo en mi cabeza la manera de ayudarlas lo más rápidamente posible, el huerto tiene sus tiempos y no podemos hacer mucho, pero tal vez, se me ocurre que si hay otro asentamiento podría ir y ayudarles a cambio de comida y traerlo aquí y compartirlo. Me quedo dándole vueltas a esa idea un buen rato..