Partida Rol por web

- ¿Pasar antes dices? No, Angelo, no. Tengo un horario que cumplir y no me lo puedo saltar así a la torera. ¿Tu crees que si dejo sin luz a un sitio en el mundo por una hora estaría bien? ¿No, no?. - Dijo el rubio mientras sonreía. - He pasado por aquí de casualidad y he visto lo que pasaba. Esa mantícora no te molestará más y... siento lo de tu amiga, pero no he podido hacer nada por ella. -

Apolo señaló el precipicio con un dedo y después te miró.

- Intenté alcanzarla pero no llegaba, así que la transporté. - Continuó. - El problema es que no sé hacia dónde lo he hecho, tenía muchas cosas que hacer al mismo tiempo. -

El rubio sonrió juguetón mientras esperaba que digieras la noticia.

- Bueno, basta de charlas que tengo un horario que cumplir. ¿Quieres que te lleve a algún lado? -

Angelo se seco las lagrimas. Aun no tenía ni idea de quien era e hombre que tenía delante. Hablaba de dejar sin luz, y el mismo había surgido de una haz de luz, pero la razon y el escepticismo impedían creer a cualquier persona que esa persona de delante fuese Apolo, el dios griego. Y sin embargo Angelo si lo creía, su director acababa de tratar de matarlo de una manera que cualquier psiquiatra estaría encantado de analizar para encerrar asi a Angelo, su amiga se había sacrificado por él cuando era el quien quería protejerla, y no paraban de llamarlo mestizo. Que un tipo se presentase diciendo que era Apolo era lo que menos le preocupaba a Angelo.

Acercandose al camion y mirandolo se giró de golpe a Apolo y con una mirada de resignacion habló.

A donde puedes llevarme para que no traten de matarme o si alguien lo intenta le cueste conseguirlo. Angelo volvió la mirada al camion y continuó. Eso sí que no este demasiado cerca, porque por el camino me vas a decir que demonios es un mestizo y porque yo tengo que ser uno. Si quiero encontrar a Cherry más me vale tener una idea de que clase de locura me esta rodeando.

- ¿Por qué tienes que ser tú uno? - Dijo Apolo mientras caminaba hasta su vehículo.

Se giró hacia tí, sorprendido por la pregunta, al mismo tiempo que lo que había allí delante se convirtió en un Maseratti rojo, que aún irradiaba calor.

- No sé por qué tienes que ser un mestizo, así como tampoco sé por qué yo tengo que pasar todos los días por el cielo para daros la luz del sol... bueno, sí lo sé. Por que soy Apolo. ¿No has tenido clases de Mitología o Historia en la escuela? -

El rubio se detuvo un segundo para mirarte y sonreirte.

- Un Mestizo es el hijo de un humano y de un Dios. De un Dios del Olimpo. -

Apolo saltó al asiento del conductor y te señaló el asiento del acompañante para que subas.

- Sube, y te explicaré lo que pueda explicarte. -

Angelo subió al asiento del acompañante, nunca había viajado en camion, pero mas importante nunca había viajado con un Dios. Los libros hablaban de carros dorados tirados por caballos, pero Angelo nunca habia creido en nada de eso.

Con algo de nerviosismo miró a Apolo. Bueno, estoy preparado, cuentame todo lo que puedas. Era mentira, Angelo no estaba preparado, y menos para la pregunta que rondaba su mente y estaba deseando hacer. ¿Sabes quien es mi padre o mi madre?

Angelo se sentía algo mal. Sus padres lo habían avandonado y ahora podía entender la razon.

Estupido, tenías miles de pregutnas e hiciste esa...

Apolo te miró extrañado mientras te subías al transporte y arrancaba.

- La verdad es que no lo sé. ¿No los has conocido? Quiero decir... a tu madre o a tu padre. Por que si me muestras una foto o me la describes... tal vez pueda ayudarte. Así, a bote pronto, no tengo ni idea quién puede ser. La verdad es que si llevas una foto de tus padres biológicos sería de agradecer. - Comentó el rubio mientras elevaba el coche unos metros en el aire. - Aunque, a decir verdad, la mayoría de la gente como tú vive toda su vida sin saber quién es su padre. -

El Dios del Sol encendió las luces y todo lo que había en el exterior se iluminó como si fuera de día. Dentro comenzaba a hacer calor y Apolo encendió el aire acondicionado... lo puso a -140º bajo cero.

- Es que ahora empezará a hacer calor y no quiero que te cocines, ¿sabes? ¿Quieres saber algo menos específico? -

Angelo quedo desilusionado, cuadno sus padres lo dejaron en el orfanato no quedó ningun recuerdo suyo. Aun así tarde o temprano descubríria quienes eran. Tras refrescarse un poco con el aire acondicionado volvió a pensar. Mil preguntas se arremolinaban en su cabeza.

Entiendo, fui un iluso esperando saber quien era mi familia. No importa, aun tengo mas preguntas. ¿Hay algun lugar seguro para nosotros? ¿Podemos llegar a vivir una vida normal o vamos a ser cazados eternamente? ¿Y por qué nos persiguen? Ahh si y se me olvidaba, Cherry sabía algo de todo esto ¿Por qué?

El aire daba en la cara a Angelo, y el calor apenas era perceptible, pero la incomodidad de la situacion estaba consiguiendo sacar los colores del joven. Jamas podría contar esto a nadie pero aun asi era hasta cierto punto muy emocionante.

- ¡Eh! ¡Eh! Que con tantas preguntas me distraes. ¿No querrás que desvíe mi recorrido a un polo y lo derrita al completo no? - Dijo sonriente y con claro tono de broma. - Demasiadas preguntas y vamos por partes, ¿vale? -

Apolo tocó unos botones en el salpicadero y se encendieron unas lucecitas en el tablero. Una de ellas decía "Piloto Automático" lo cual te dejó un poco más tranquilo al ver que no soltaba el volante simplemente por qué sí.

- El único lugar seguro para un Mestizo es el Campamento Mestizo, lo cual parece redundante, pero no lo es. ¿Si podrás vivir tranquilo? Lo siento, pero no. Cuando te enteras que eres un Mestizo los monstruos van a por ti como posesos, y allí entra otra vez el campamento. Te enseñarán como combatirlos y como usar tus poderes, si es que los tienes, claro. -

El Dios del Sol se acomodó en el asiento y se cruzó de brazos.

- Cherry... bueno, supongo que si lo sabía por que sería tu protectora... o tal vez una mestiza, no lo sé. Lo tendrás que averigüar una vez allí. ¿Alguna pregunta más o podemos dedicarnos a dar luz a medio planeta? -

Angelo sonrió. Por primera vez en muchos años tenía un lugar al que acudir para solucionar sus dudas y sin duda iba a ir. Campamento mestizo.. no sonaba bien, pero si le servía para dejar de ser una victima importaba poco el nombre.

Mirando el tablero y despues a Apolo solo le quedó decir una cosa. Muy bien, dejame lo mas cerca que puedas sin desviarte de tu ruta de uno de esos. La mirada de conviccion de Angelo le daba un toque mas maduro. Igual es pedirte demasiado pero despues te dejaré tranquilo. te devolveré el favor cuando tenga oportunidad.

Angelo no pensaba quedarse quieto mientras le trataban de matar. Si alguien quería eliminarlo iba a tener que sudar para conseguirlo.

- ¿Pedirme demasiado? - Dijo el rubio con una sonrisa. - Para nada, el recorrido normal pasa cerca y podría dejarte allí... bueno, en realidad lo que haré será abrir la puerta de tu lado y arrojarte al campamento. - Apolo miró la cara de Ángelo y se encogió de hombros. - Que si, que no te pasará nada. Hazme caso. ¿Cuantas veces has visto a un Dios del Olimpo mentir? -

El Dios del Sol cogió los mandos del automovil, pero en ese momento, se pasó la mano sobre la perilla, pensativo.

Tras unos segundos de estar allí, contemplando el horizonte, se volvió a girar hacia el muchacho que iba a su lado, ahora, con una sonrisa maliciosa.

- ¿Sabes qué? Me la devolverás ahora mismo, toma... - Se pasó hacia la litera de detrás, dejando los mandos del vehículo en automático. - Ponte allí y conduce. La máquina pitará cuando estemos cerca del Campamento y en ese momento, sólo en ese momento, me despiertas, ¿Entendido? -

Angelo se sintió feliz, llegaría al campamento sin ningun tipo de problemas y alli podría descubrir als cosas. La alegría lo tenía completamente ensimismado y casi se perdió la ultima frase de Apolo. Pero resonó en su cabeza cambiando completamente su cara.

¿Que conduzca yo? ¿El piloto automatico no puede hacerlo sin mi? Angelo tomó los mandos rigidamente y un sudor frio le bajo desde la frente hasta el cuello.

Mirando todos los controles se pregunto para que serviría cada cosa, pero sabía de sobra que era mejor no arriesgarse a tocar nada. Por raro que fuese estaba guiando el sol y sería un verdadero problema si rompiese algo.

Cuando esto acabe podre presumir de haber conducido el sol... bueno solo si acaba bien

- Claro, conduce tú. Pero el pilóto automático hará todo lo necesario para no salirse de rumbo. Tú sólo siéntate allí, mira por las ventanas y si ves que ese tablero comienza a ponerse rojo, con luces rojas a su lado que parpadean rápidamente, bueno, en ese momento es cuando me tienes que despertar por qué se ha salido el piloto automático por algún trastorno atmosférico. - Dijo Apolo mientras se arrebujaba en la litera de detrás de los asientos.

Te tocó un par de veces el hombro con su dedo, y cuando te diste vuelta, te miraba con una sonrisa.

- Eso sí, se me olviada, tengo el sueño pesado, así que cuando me despiertes, lo haces bien, nada de mariconadas, ¿estamos? -

Y con esas últimas palabras, el cuerpo de Apolo cayó hacia atrás y lo siguiente que Ángelo pudo escuchar era un suave ronquido que terminaba en silbido.

Angelo tomó aire, si todo iba bien no habría ningun problema. Apolo estaba detras y siempre podía recurrir a él. Tratando de disfrutar el momento, Angelo miro por la ventanilla con miedo de ver un avio o algo parecido a su lado. La situacion era extraña y por primera vez en todo el día se podía decir que incluso entretenida.

Cuando le cuente esto a Cherry va a alucinar en colores jajajaja...

El pensamiento entristeció a Angelo y agacho un poco la cabeza, una vez en el campamento tenía que averiguar todo lo posible sobre Cherry y salir a buscarla. No podía dejarla despues de haberse arriesgado por él.

No hubo muchos problemas los primeros diez minutos.

Es decir que todo funcionaba a las mil maravillas.

Ángelo se relajó un momento, soltando los mandos ya que estos se movían solos productos del piloto automático, cuando una pantallita de pocas pulgadas apareció en el salpicadero.

Allí, primero se vió todo negro aunque lentamente, un rostro femenino comenzó a aparecer.

- Hermanastro, te has dejado media Inglaterra sin luz, ¡maldita sea! ¿Es qué estás en la parra otra vez? Maldita sea la hora en que nuestro padre te ha dejado... -

En ese momento, la mujer titubeó.

Claro que Ángelo también lo hizo cuando vio lo bella que era.

- Un segundo... ¡Por todos los Dioses! ¿Tú quién eres? ¿¡Dónde está Apolo!? -

Angelo dudo un momento... ¿quien era la mujer que estaba en la pantalla? ¿Como iba a explicar lo sucedido? Si era hermana de Apollo solo podía significar que tambien era una diosa, pero cual...

Decidido a explicarse lo mas rapido posible Angelo comenzó a hablar.

Mi nombre es Angelo, Angelo Natividad, Apolo me salvo de un manticora y me estaba llevando al Campamento Mestizo y para compensarle he tomado un momento los mandos para que descanse. Angelo tomo aire por un segundo Espero no haber causado ningun problema, el piloto automatico es el que esta conduciendo yo solo tengo que asegurarme de que nada falla.

- ¿Piloto automático? Maldito gandul. - Exclamó ni bien terminaste de hablar, pero después, su tono se suavizo. - ¿Ángelo? ¿Eres un mestizo? Bueno, eso da igual ahora. - Dijo la Diosa mientras negaba con la cabeza.

Su mano apareció en la pantalla señalando abajo y a la derecha.

- Mira, por allí hay un botón amarillo, dale una vez y coge los mandos. Después, desvíate cuatro, escucha bien, cuatro grados hacia el norte y vuelve a conectar el piloto automático. Eso es todo. No asciendas, ni desciendas, simplemente gira a la derecha hasta que la brújula marque cuatro grados más, ¿entendido? -

Angelo se pudo de pronto muy nervioso, las ordenes eran sencillas pero a ver quien era el listo que no se ponía nervioso al conducir el sol. Inmediatamente busco una forma de librarse de ello.

¿No sería mejor si despertase a Apollo? Seguro que el lo hace mejor que yo. Angelo estaba cada vez mas nervioso. ¿Que pasa si asciendo o desciendo sin darme cuenta? No quiero meterme en mas lios hoy.

Angelo sabía que de nada iba a servir su busqueda de escusas, tardaría demasiado en despertar a Apollo y dejar media ciudad sin sol durante mucho rato no podía ser nada bueno.

Hazme un favor. Quedate y si cometo algun error me dices como solucionarlo ¿vale?

Angelo tomó aire un segundo. Agarró con fuerza los mandos y pulso el boton amarillo. Con la vista puesta en la brujula trató de desviarse solo cuatro grados sin tocar nada mas y volver a activar el maldito piloto automatico.

- ¡Bien! ¡Ha estado genial! Lo has hecho perfectamente. - Dijo la Diosa en la pantallita mientras te sonreia en una sonrisa, que si viéndola en una televisión de apenas 6 o 7 pulgadas te hace estremecer, en persona puede ser que haga que tu corazón se detenga por completo. - Bien, bien, bien. Esto ha estado muy bien, Ángelo. Ahora siéntate y disfruta del paseo. -

Atenea aplaudió un par de veces en la pantalla de felicidad, hasta que al final, se giró a su derecha y habló con alguien que tú no podías ver, pero te daba la impresión que la voz que susurraba era la de un hombre.

- Bueno, Mestizo, me tengo que ir. Gracias por ayudar y cuida que la temperatura sea la correcta, ¿Vale? ¡Chaito! -

Y tras finalizar la despedida, la pantalla se volvió totalmente negra.

Angelo respiró tranquilamente. No había sido tan malo como pensaba. Tras el momento de estres Angelo se asomó a la ventana y se perdió en sus pensamientos. Toda una nueva vida aparecía ante él ahora y no sabía muy bien que iba a pasar.

Tengo que esforzarme para no volver a estar en una situcion como la que casi nos ha costado la vida a Cherry y a mi.

Angelo miró el reloj, cuanto faltaría para llegar al campamento mestizo...