Partida Rol por web

Brianna se encogió de hombros ante las palabras de Angelo

Pues ya has pasado más tiempo con ella que yo respondió lacónica. No se, todo esto a veces me supera, pero bueno, supongo que estamos todos igual...  Dime continuó hablando con el muchacho ¿cómo es ella?

Mientras estabáis hablando tranquilamente, comiendo de los cuencos la comida que, hay que decirlo, estaba deliciosa, la cena transcurría sin incidentes. Quitando, claro está, las puyas entre algunas cabañas intentando discernir como siempre, cual era la mejor. Ares siempre peleaba, y así lo demostraban sus hijos metiéndose en cuanto fregado aparecía por allí. Sin embargo, nada pasaba más allá de unas cuantas palabras subidas de tono.

Tal vez sea por que Quiron y el Señor D estaban dando vueltas por allí tranquilamente, pero ojo avizor.

Tras casi media hora de tranquilidad ( demasiada para algunos ) un trueno sonó justo por encima del campamento. Lentamente, todo alrededor de la hoguera fue llenándose con un humo semitransparente de color ocre, que os llegaba a vuestras narices con un olor amargo y a la vez, ácido.

Quemaba un poco, y se escuchaban algunas toses aisladas, pero todos y cada uno se quedaron quietos en el lugar esperando lo que iba a suceder.

Por que, claro, algo tenía que suceder.

Los truenos no suenan sobre el campamento y el aire no se llena de azufre si algo no iba a suceder...

Y al final, la espera no fue muy larga.

De la hoguera enorme del centro, una columna de llamas ascendió hasta tocar el cielo y cuando se fue apagando, una criatura se comenzó a formar en su interior. Tras unos minutos, los cuernos de la criatura ya estaban formados, como también, su cuerpo mostrando una forma grotezca de un ser hecho completamente de fuego.

¡Era un jodido Balrog!

O lo que demonios sea en la mitología esa especie de criatura.

Uno de los hijos de Dionisio gritó bien alto: ¡Corred Insensatos! y muchos comenzaron a reir... hasta que la criatura mostró que guardaba en sus manos...

La primera mujer que se vió, en su mano derecha, era Marianne Atwood, la madre de Olivia, la cual miraba hacia un lado y hacia el otro casi sin saber muy bien dónde estaba. La otra chica que estaba sostenida en la mano izquierda, era más reconocible, por lo menos por la gente del campamento y como no, por Ángelo...

Su amiga perdida... ahora estaba ante él...

Olivia estaba a punto de disponerse a correr, tal y como habían gritado que hiciesen. Justo al girarse para dar media vuelta, vió de forma fugaz como una figura familiar aparecía entre las manos de ese monstruo. Tuvo que volver a girar la cabeza para confirmarlo.

¡Madre! Gritó a pleno pulmón. La idea de huir le había desaparecido de la cabeza y ahora sujetaba la pluma que Apolo le había dado instantes antes con fuerza.

¡Suéltala! Le exige al monstruo sin dar ningun paso atrás.

La súbita aparición de aquel monstruo de fuego pilló desprevenida a Brianna, hasta que Olivia rompió el tenso silencio gritando que soltara a la mujer que tenía en la palma de su ardiente mano.

La joven estudiante parpadeó, confundida. No parecía que ninguno de los otros muchachos del campamento estuviera preocupado, ni tenían visos de lanzarse a actuar. Brianna decidió aguardar un instante, no quería meter la pata si se trataba de una prueba de iniciación o algo similar...

Al escuchar el famoso "Corred insensatos", cita mítica de una de las películas de la gran trilogía de El señor de los anillos, Grace se había echado a reír, convencida de que todo aquello no eran más que efectos especiales para darle más intensidad a la noche. De hecho, en aquel momento, en su mente la única idea que apareció fue la de que el chico podía haberse cosplayado un poco a lo Gandalf... Tampoco pedía un maquillaje complejo con arrugas en el rostro pero al menos una barba y una túnica blanca sí podía haberse puesto... -¿O era gris? Sí, en aquel momento de la película estoy segura de que Gandalf todavía era conocido como "El Gris", así que la túnica debería haber sido gris...-

A todo esto, cuando por fin consigue salir de aquel bucle de pensamientos, algo complicado para Grace, como ya saben quienes la conocen, se da cuenta de que algunos de los chicos nuevos parecen bastante alterados.

Confusa, mira a Olivia y luego a la imagen del monstruo de fuego -¿Qué nombre tendrá? Seguro que tiene un nombre... esos bichos mitológicos siempre tienen nombre... ¿Cómo se...? No, no, no es el momento, Grace...- y de nuevo a Olivia y parece comprenderlo por fin.

Aunque para una persona normal quizá hubieran pasado unos valiosos segundos, Grace no tarda más de una milésima en recordar la película de antes y en desvariar de nuevo con el posible nombre del monstruo.

De todas formas, aún habiéndolo comprendido, la hija de Dionisio parece de lo más tranquila al plantarse junto a Olivia, sin conocerla, y soltarle al monstruo la primera pregunta que le viene a la cabeza, así, sin pensar... vamos, como suele hacer a menudo.

- ¿Y tú quién y qué eres? -Por suerte, el filtro que va de sus pensamientos a su boca vuelve a activarse a tiempo para no dejar pasar las siguientes preguntas (Léase: ¿Qué haces aquí? ¿Cómo has entrado? ¿Qué quieres? y ¿No te duelen las llamas que tienes en el cuerpo?), pues como Quirón ya sabía, probablemente se enrollaría y se pasaría allí toda una semana.

Cherry... Fue mas un susurro que una palabra, las imagenes de los ultimos días pasaron rapidametne ante sus ojos. Acababa de abrir una nota y se reia pensando que era una broma... era su primer día en su nueva escula y cherry estaba con él. De pronto estaba corriendo, Cherry tiraba de su mano y algo los perseguía... Cherry acababa de interponerse entre Angelo y una muerte segura... y despues... silencio....

Maldito monstruo, suelta a Cherry

Angelo casi rompió la noche con un grito de furia. El humo le había hecho llorar al principio, pero ahora lloraba de rabia.  Buscaba con la mirada algo con lo que encarar a aquel engendro al tiempo que mil preguntas lo bombardeaban.

¿De donde ha salido eso? ¿¿por que tiene a Cherry?? ¿¿¿como puedo vencerlo y rescatarla???

Era al segundo monstruo al que se enfrentaba, pero comparado con Espino este parecía mucho más peligroso, y Angelo se temía que en esta ocasión nadie aparecería para salvarlo.

Una voz se sintió en la lejanía.

Primero una risa macabra.

Después, una risa un poco más ¿infantil?

Seguido de una nueva risa macabra.

Todas provenientes del mismo sitio, la hoguera.

Fue en ese momento cuando un trueno resonó en el cielo y nuevamente se volvió a sentir la risa maléfica proveniente de la hoguera.

Quiron hizo que todos se aparten de la misma, colocándose delante mientras que el enorme bicho de fuego, os miraba a todos y a cada uno como intentando cogeros, pero algo os decía que era simplemente una ilusión, o que se encontraba en este momento en otra dimensión y que no os podía hacer daño.

Así como también, si la criatura era una ilusión, también lo eran las mujeres que tenía en sus manos.

En ese momento, la voz habló.

- Veo que tengo algo que es vuestro, ¿no? ¿Y seguro que lo queréis recuperar? Eso está más claro que el agua, claro que queréis que os devuelva a vuestra madre y a vuestra amiga... pero yo también quiero cosas... cosas que brillan... - La voz carraspeó. - Traedme lo que él ha perdido, y os entregaré a vuestros seres queridos. -

Y con esta frase, el fuego desapareció, así como el monstruo y la voz, que dejó al irse una risa de las de antes flotando y reberberando en el aire.

Quirón interrumpió el silencio Brianna. La joven se acercó hasta situarse a la epalda del centauro, viendo ya que el peligro había cesado ¿a qué demonios se refiere? ¿qué era esa cosa?

Grace no tarda un segundo en enlazar un par de neuronas y mirar a Quirón.

- ¿Busca lo que estoy pensando?

Es su nueva pregunta. Después ya vendrían las demás. Sólo se le ocurría algo que uno de los Dioses había perdido recientemente y podría interesar a un monstruo así. Bueno, aunque a ella no le interesara, suponía que a cualquiera lo haría. Pero... ¿Porqué acudía a ellos? Es decir... Ya habían enviado a alguien a buscarlo... Suponía que el mensaje iba hacia dos de los chicos nuevos, Olivia y Angelo. ¿Porqué acudir a dos "novatos" en esto? Ese monstruo no tenía mucha idea de lo que hacía...

Con pasos tranquilos se acerca a Quirón, esperando respuesta a su pregunta para poder lanzar unas cuantas más.

Olivia apretó los puños y la mandibula, y finalmente chasquea de pura rabia de no haber podido hacer nada. Pero por lo que parecía era una ilusión. Aún así se siente inútil y cuando el mostruo desaparece, gira la cara rápidamente en dirección a Quirón. Quería respuestas y las quería ya. Su madre estaba en sus manos y la iba a recuperar.

El bicho quería algo que Quirón había perdido, es decir que la cosa iba un poco con él, así que se adelanta unos pasos para ponerse también delante de él exigiendo respuestas.

Angelo cayó de rodillas... hasta ahora había estado tranquilo pensando que Cherry estaba a salvo, pero ahora de golpe todo se había complicado.

Una maldicion se le escapo entre dientes al tiempo que seguía mirando el lugar donde había estado la ilusión. Los segundos iban pasando pero el joven apenas ni pestañeaba. Lentamente comenzó a articular palabra...

Quiron, me da igual lo que quiera o quien sea, dime donde esta y como llego hasta él.

Al estar de espaldas aun no se podía ver la cara de angelo pero en ese momento, aun con la mirada fija su mueca expresaba todo el odio que guardaba dentro mezclado con el miedo que le daba perder a la unica persona que lo había acompañado siempre.

Quiron estaba pensativo.

También lo estaba el Señor D, que desde que todos lo conocistéis, nunca lo habiáis visto tan callado.

El centauro miró a cada uno de los Jefes de las casas y con sólo una mirada, cada uno sabía que es lo que debía hacer. Los jefes de las cabañas, cogieron a sus compañeros de casa y lentamente, cada uno fueron retirándose a sus lugares de descanso, quedando solamente vosotros cuatro delante de la hoguera y del director y de Quiron, que aún no podía contener su cara de sorpresa.

- Creo que tenemos un grave problema aquí, Señor D. - Dijo Quiron mesándose la incipiente barba que cada día parecía estar más larga.

El señor D lo miró con gesto despectivo y escupió al suelo, algo desganado, aún así, habló también.

- Sí, pero sabes lo que pienso de mandar en misiones a novatos. Ni siquiera saben atarse los cordones de los zapatos y ya tienen que salir de misión... y ya sabes a dónde lleva todo esto, ¿no es así? - Respondió Dionisio con cierta reticencia. - No saben nada de su mundo, ni siquiera saben nada de sus poderes. ¿Cuanto tiempo tenemos? -

Quiron cerró los ojos y calculó.

- Una semana, diez días como mucho. -

El Dios de los Bacanales frunció el ceño.

- No podrán aprender nada en una semana. -

Quiron, se adelantó unos pasos hacia vosotros y los miró a cada uno a los ojos.

- Deberán aprender, sino, todo será en vano. -

- Sea. - Dijo el Señor D, aún reticente.

En ese momento, él también os miró a cada uno.

- Deberéis aprender en una semana lo que algunos tardan años en aprender, pero bueno, mejor eso que nada. Id a descansar ahora, sin hacer preguntas. Tenemos que hablar con Quiron sobre vuestro entrenamiento intensivo, y después de siete días, estéis preparados o no, recibiréis las instrucciones sobre que es lo que tenéis que hacer. -

... Una semana después ...

El entrenamiento fue intensivo para todos.

Lo primero que aprendió cada uno es a luchar con las armas que había en el lugar. Las espadas y los escudos eran vuestros compañeros durante los primeros días, sin embargo, tras el tercer día, esas armas fueron cambiadas por las armas que cada uno prefería.

Ángelo se quedó con una espada a dos manos, y fue con ella con la que entrenó día y noche. Por otra parte, Grace hacía uso de una especie de vara de madera, parecida a un Bo, con el cual maniobraba de un lado a otro. Olivia, se encargó de practicar con el arco que tenía en su poder, disparando flecha trás flecha, aprendiendo a utilizarlo a la perfección mientras que Brianna, se quedó con una espada corta y un escudo redondo, armas predilectas de toda hija de Atenea...

Pero eso era el entrenamiento en conjunto.

Los cuatro dormiáis en vuestras cabañas, pero al despertar, os juntabáis en el campo de entrenamiento junto a Quiron y luchabáis y entrenabáis hasta que las estrellas estaban visibles en el firmamento.

Así durante 4 días, que fue en el momento que los cuatro fuistéis separados para entrenar cada uno por su lado...

Ahora, trás siete días, estabáis los cuatro frente al Señor D y a Quiron, en la gran cabaña central, aún sin respuestas, pero seguramente, este era el momento de preguntar...

Pero... ¿Qué ha pasado durante los últimos tres días de entrenamiento?

Viajemos un poco hacía atrás en el tiempo...