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Cena de Bienvenida de los Recién Llegados

Cada uno descansó en sus cabañas hasta que el jaleo de las mismas no les permitió seguir durmiendo. La gente de las mismas entraban y salían, se movían de un lado al otro, cambiándose de ropa, poniéndose ropa limpia y saliendo corriendo como locos de la cabaña.

La noche había caído sobre el Campamento Mestizo, y por las ventanas y por la gran puerta se veía la luz de una enorme hoguera que se había encendido en el centro del campamento, justo delante de la gran cabaña de madera, en la cual entraban todos los chicos y chicas que estaban en el campamento.

Además, el olor a carne asada que poblaba el lugar os hacía salivar como posesos...

El hambre atacaba y la verdad, es que hacía varías horas que no habiáis probado bocado.

Grace estaba descolocada. Veía la gente ir y venir e intentaba preguntar que sucedía. Alguno le respondió que era la hora de la cena, pero no logró obtener más información de sus compañeros. Eso la mosqueaba un poco, pero resignada, se colocó bien el uniforme y salió de su cabaña en dirección a la cabaña central.

Olivia, por su parte, todavía estaba un poco descolocada por lo sucedido con su familiar directo, y no estaba con muchos ánimos para hablar, por lo que sin decir absolutamente nada, siguió a la gente que salía de su cabaña y se introdujo en la gran cabaña, dando un rodeo a la enorme hoguera.

Ángelo, se levantó descansado de la siesta. Las caras de sus compañeros no decían nada, se movían como autómatas, de un lado al otro. Se colocaban las ropas como robots y salían en fila hacia la zona de la cena. El muchacho no se sentía cómodo con sus compañeros, sobre todo por que no los conocía y además, no parecían ser muy habladores, por lo que se vistió y caminó tranquilamente hacia la cabaña.

Brianna salió decidida de su cabaña. No teniá que preguntar mucho, ya que en su cabaña, todos y todas parecían ayudarla. La mayoría de sus compañeros que pasaban por delante de su cama, le preguntaban si necesitaba algo, si quería ayuda y la verdad, que al principio todo iba bien, aunque tras unos minutos, las preguntas ya parecían un poco cargantes. Debido a eso, se adelantó a sus compañeros y salió hacía la cabaña central.

La hoguera que había en el centro y que todos pudistéis observar era enorme. Medía de diámtro por lo menos unos cuatro metros y las llamas llegaban a casi los diez metros de altura. El calor que irradiaba calentaba todas las cabañas y por supuesto, la cabaña comedor.

Los cuatro entrastéis por separado y os sentastéis en vuestras respectivas mesas con vuestros compañeros de cabaña. Al parecer, estaba todo preparado para que al ser recién llegados, el sitio asignado era el más cercano a la mesa central, en la cual estaban sentados el Señor D, Quiron, un hombre enorme que miraba constantemente un reloj casi tan grande como un plato de comida, un hombre medio cabra con larga barba blanca y una muchacha delgada con flores y ramitas entrelazadas en el pelo.

La jovencita acudió e silencio a la cena. Tantas y tantas preguntas que sus compañeros de cabaña le propinaban terminarían por volverla loca tarde o temprano. Y sin embargo, eran su nueva familia... ahora.

Brianna tomó asiento dónde uno de sus copañeros le indicó, observando con curiosidad la enorme hoguera que presidía el evento, el calor del fuego llegando hasta todos ellos a pesar de los metros que los separaban.

La última vez que estuve ante tanto fuego casi arde toda la escuela se estremeció. Así empezó esta locura...

La muchacha observó entonces a su alrededor. Además de las decenas de jóvenes campistas congregados, pudo distinguir las inconfundibles siluetas de Dioni y Quirón. No pudo evitar sonreir al recordar lo vivido con el Dios del vino. Y junto a ellos estaba el tipo del cronómetro, aquel gigantón que conoció en la prueba del agua. Eso le recordó a su nuevo amigo, Romeo. Algo azorada, lo buscó entre los asistentes, pero no logró verlo. Había demasiada gente.

Bueno, ¿y a qué se debe esta hoguera? preguntó en un quedo susurro al campista que se hallaba sentado a su lado

Angelo llego tranquilamente a la cabaña, nada peor podía pasar ya en el día por lo que se sento con pocos animos donde le habían indicado. Con los ojos vacíos, algo somnolientos se dedicó a buscar a Charlie, no había tenido tiempo de despedirse del canijo y eso le hacía sentirse un poco mal. Tambien se puso a buscar a Clarissa, la joven pertenecía a su casa y no la había visto desde su llegada al campamento.

Cada vez Angelo se sentía mas un extraño, había demasiadas caras no conocidas y ninguna le miraba, era casi como en el instituto. Si por lo menos tuviese a Cherry, o su "tio" estuviese aquí... La calided del fuego le recordaba a su "tio", el viaje y el pequeño accidente que habían tenido. Ojala siguiese ahora viajando con él, así igual encontraría a Cherry. Pero aun no era lo suficientemente fuerte y por eso tenía que quedarse aqui.

Ojala esto termine pronto

Habría preferido estar en otra cabaña, la verdad. Vale, quizá no habría conocido a su auténtico padre, pero los hijos de Hermes parecían más simpáticos que los chicos con los que compartía cabaña. Al entrar no había encontrado a nadie y, después, ninguno de ellos se dignó a presentarse siquiera... Estaban demasiado liados yendo de un lado para otro preparando cosas que ella no llegaba a entender.

Había preguntado, por supuesto, nada se le da mejor que hacer preguntas, pero nadie tenía un momento para responder, así que había preferido ir directamente a la cabaña central, a ver si allí veía a alguien conocido.

Caminó despacio hacia la que suponía era su mesa y la de sus "hermanos" mientras levantaba la barbilla para tener mejor visibilidad... No sería difícil encontrar al "grandullón" entre toda esa gente. Seguía siendo más alto que la mayoría de los presentes.

Pero lo peor es cuando llega a su lugar, justo delante de la mesa de "papi D".

Genial... esto es estupendo...

Se dice a sí misma, cargada de sarcasmo, pero sin perder la sonrisa alegre que llevaba desde hacía rato. De hecho, la mayor parte del tiempo era así. Su mirada se posa en Quirón, a quien saluda con la mano cuando sus ojos se cruzan, de igual forma que al "hombre-cabra". Cuando le llegó el turno a Dioniso simplemente lo ignoró por completo y sus ojos saltaron al siguiente en la mesa.

Era él quien estaba enfadado... Aunque la abandonada hubiera sido ella.

El campista estuvo a punto de responderle a Brianna cuando Quiron, que parecía estar vestido de gala para la ocasión ( es decir, camisa y corbata con una americana tweed y su silla de ruedas mágica ) se puso de pie mientras hacía un ademán con sus manos para que trajeran la comida.

Muchos sátiros entraron con bandejas de todo tipo y tamaño, pero en todas había lo mismo. Carne, carne y más carne. Las mujeres en cambio, que también entraron con ellos, llevaban cuencos de ensalada y patatas asadas y también, jarras de refresco, cerveza de hidromiel y de vino para todos.

Aunque ninguno de ellos puso una jarra de vino en la mesa de Grace.

Y nadie se sorprendió.

Es más, los que llevaban vino en las jarras, pasaban bastante lejos de esa mesa.

Y estaba claro, si uno hacía eso, toda una mesa con ese pequeño "problemilla" sería un pandemonium.

La comida fue dejada tranquilamente en la mesa, pero nadie comenzó a comer. Todos, en cambio, comenzaron a coger cosas de las fuentes y de las bandejas, y las colocaron en sus platos, aún sin comer.

Quiron y el Señor D hicieron lo mismo, pero nadie se atrevió a dar un bocado.

- Bien, antes de empezar a comer... - Dijo Quiron. - Quiero darle la bienvenida a las cuatro nuevas incorporaciones del Campamento Mestizo, aquí tenemos a cuatro Mestizos que han tenido la suerte de ser reconocidos por sus padres y paso a presentarlos y quiero a para todos un fuerte aplauso... -

Quiron se puso de pie... bueno, salió de su silla de ruedas y señaló a Olivia primero.

- Ella es Olivia, Hija de Apolo. -

Su mesa, en la que estaba sentada, estalló en vítores, al mismo tiempo, los lobos aullaron, pájaros entraron volando por la puerta, dieron un par de vueltas por la cabaña y salieron tal como entraron. Cuando los gritos y los aplausos terminaron, Quiron continuó con una sonrisa.

- Ella es Grace, Hija de Dionisio. -

Por todos los Dioses del Olimpo.

Si la mesa de Apolo ha hecho ruido... la mesa de Dionisio... dos chicas que estaban sentadas al lado de Grace, la levantaron sobre sus hombros y comenzaron a darle la vuelta por todas las mesas ( evitando particularmente la de Ares ) Todos los demás, se sumaron a lo que parece ser es el recibimiento de la Casa de Dionisio, y cogiendo vasos llenos de vino, le arrojaban el líquido a los que pasaban y el mismo formaba bonitas figuras en el aire sin mojar ni a Grace ni a las dos chicas que la llevaban en hombros.

Quiron negó con la cabeza.

- Sigamos, él es Ángelo, Hijo de Ares. -

La sala se quedó en silencio.

Simplemente, los de la Mesa de Ares se levantaron y uno a uno, como desfilando, pasaron a saludar a Ángelo, el cual no podía creer lo que veía. Todos parecían serios, pero cuando se acercaban a él y le daban la mano, algunos le sonreían y le guiñaban un ojo. Y no, no en plan "me gustas", eran guiños cómplices...

Fue en ese momento cuando una salva de cohetes de colores estallaron en el cielo formando la constelación de Ares y todos aplaudieron con alegría.

Quiron sonrió. Ya sabía que estaba preparado.

- Y por último, ella es Brianna, Hija de Atenea. -

En ese momento, gritaron todos y aplaudieron. Los hombres, se pusieron como locos al ver a las bellezas de Atenea levantarse y aplaudir y una a una, fueron saludando con un par de besos a Brianna... No había chicos en esa mesa, por eso era tan popular y todas y cada una, le demostraron el cariño que antes no le habían demostrado.

En realidad, todos, los de todas las mesas, se portaron de manera estupenda con los recién llegados.

Quiron, el Sátiro, el Señor D, la Dama y el Gigantón, aplaudieron al final. Cuando todos se calmaron, el Director levantó los brazos y dijo: - ¡A comer! -

En ese momento, todos cogieron los platos y salieron hacia afuera.

Uno a uno, para sorpresa de los recién llegados, tiraban un poco de comida a la hoguera, en agradecimiento a los Dioses por la comida que iban a comer...

Olivia lo había flipado. Nada más entrar y ver ese lugar enorme le había costado un poco situarse, pero había conseguido ver a alguno de sus "hermanos" que había visto durante poco tiempo en su respectiva cabaña y hacia allí que se había dirigido. Caminaba con tranquilidad y sin preocupación, observando con curiosidad todo y a todos a su alrededor, levantando la ceja ante algun comportamiento o palabra más alta que otra.

Finalmente se sienta en silencio y Quirón hace las presentaciones. Ella le sonríe cuando la presenta y algo sorprendida observa la reacción que cree exagerada, pero al ver la de los demás, se queda algo más tranquila. Al menos no sería la novata...

Luego se sirve algo de comer y muerde y traga con ganas. Debía coger fuerzas.

Angelo apenas se sorprendió por la reaccion del resto de casas ante él, ni tampoco por el espectaculo de sus "hermanos". Conocía a su padre y el miedo y él impetud era algo que lo rodeaba, al menos eso había sentido al verlo. Sus "hermanos" parecían agradables, por lo que respondió a todos con el mismo afecto que ellos le demostraban.

Cuando la cena dió comienzo Angelo hizo el ritual al igual que el resto de campistas y salió fuera. No tenía muchas ganas de conversar, pero había algo que debía hacer. Con algo de disimulo trató de acercarse a Olivia, ella era hija de Apolo y ademas nueva en el campamento como él, pero como podía deducir de la actitud de su padre no había buenas relaciones entre sus casas.

Aquello era un pandemonium. Gritos, risas y jarana por doquier. Brianna estaba algo conmocionada, pues hasta el momento las hijas de Atenea no le habían dedicado más que un escueto saludo, y parecían incluso a disgusto con su presencia. Y sin embargo, una vez terminado el discurso, todo cambió.

Qué gente más rara...

Se había fijado en que las reacciones de los otros tres novatos habían sido similares a la suya, por lo que dedujo que aquel debía ser un comportamiento habitual con los recién reconocidos. Sin embargo, no le dio tiempo a más. Todas las hijas de Atenea se acercaron para saludarla una a una, con cálidas sonrisas, abrazos afectuosos y palabras de cariño.

Yo...eh... encantada, encantada... murmuraba Brianna descolocada es un honor, gracias... las muchachas iban pasando y aquello parecía no tener fin, hasta que de pronto hubieron saludado todas. Brianna sonreía entre divertida y agobiada. No estaba acostumbrada a ser el centro de ateción.. al menos no si no había hecho alguna de las suyas. ¡Nunca he tenido una hermana, y ahora tengo decenas! rió con las demás.

Entre tanto jaleo, todas ellas se dispusieron a servirse los platos. Brianna tomó un poco de ensalada y un par de tajadas de carne, así como un vaso con vino al que añadió algo de agua para rebajarlo. No era de las que se emborrachaban sin control, como había visto hacer a las mayores en su instituto. En varios de sus intitutos. Sin embargo, nadie daba el primer bocado, por lo que la joven aguardó para ver qué sucedía a continuación...

Olivia, que casi había empezado a comer, se dió cuenta de que todos se levantaban y salían y también se dió cuenta de que uno de los nuevos la miraba. Levantó una ceja confusa, levantandose Era el chico nuevo de Ares (qué raro le resultaba pensar así), Angelo si no recordaba mal. Inocente de ella, apenas sabía nada de mitología. Sólo lo básico: Ares era el dios de la guerra. Por lo que tampoco se tomó a mal que la mirase, a lo mejor sólo tenía curiosidad o simplemente sus miradas se habían cruzado por casualidad. Así que sin tampoco perderle de vista y sale junto con los demás.

Grace no dejó de sonreír en todo momento. Las otras cabañas habían armado jaleo para recibir a los recién llegados, pero... La suya se llevaba la palma. Dos chicas la levantaron en volandas y la hicieron desfilar alrededor de toda la sala. Es en aquel momento en el que empieza a reír sin parar, divertida. Ni siquiera es capaz de devolver los saludos que recibe de otras mesas porque está ocupada agarrándose el estómago.

Finalmente, la dejan por fin en el suelo, en su sitio, y cuando consigue calmarse, Grace responde a sus vítores por fin.

- ¡Gracias!

No había mucho más que decir, pues Quirón siguió con las presentaciones y, entre aplauso y aplauso, ella llenó su plato como habían hecho los demás... sin probar bocado todavía. Sitio nuevo, normas nuevas. Si algo había aprendido durante tantos años y tantos cambios de colegio, era que cuanto antes aprendiera las nuevas normas, mejor iría todo y más tiempo podría quedarse allí. Y no quería irse de aquel campamento... por el momento.

No pierde ocasión de aplaudir al resto de los nuevos. Parecían simpáticos. Incluso el de la casa de Ares. Aunque la verdad, el comportamiento y los gestos de sus compañeros, por algún motivo, hacian que no tuviera muchas ganas de acercarse a aquella mesa. El hecho de que durante su "gira" sus hermanas tampoco lo hubieran hecho, también había logrado convencerla por completo.

Y por fin, Quirón da la orden de comer. Pero al contrario de lo que cabría esperar, los campistas se ponen en pie y salen de la cabaña... Así que ella hace lo mismo. Incluso lanza algo de comida a la hoguera para dar gracias... No sabía si serviría de algo o no. Nunca había sido muy dada a ninguna religión ni deidad. Pero claro, nunca había sabido que era hija de Dionisio.

Tras el ritual del refrigerio, todos se sentaron, pero no en las mesas como cabría de esperar, sino alrededor de la hoguera en árboles caídos, en troncos cortados en forma de asientos, en rocas o simplemente en el suelo.

Por cosas del destino, o tal vez por que todavía no habéis hecho algún amigo realmente de confianza, quedastéis sentados más o menos cerca el uno del otro. Ángelo eligió una piedra lisa completamente, en la cual dejó su plato e intentó comer algo. Grace, por su parte, eligió un tronco caído en el cual habían florecido unas florecillas de color violeta. Olivia y Brianna, se sentaron a pocos metros de ellos, sobre un tronco caído y con la parte superior lisa, para usarlo de banco.

Un chico pasó siguiendo a una chica rubia.

Brianna conocía a ese chico, era él que le había hablado en el lago. Por su parte, Grace conocía a la chica.

Era gracioso ver como el chico perseguía a la chica y esta parecía escaparle, sin embargo, no parecía enfadada, más bien le gustaba esto de la persecusión. El chico le guiñó el ojo a Brianna cuando pasó por su lado, aún así, no dejó de perseguir a la rubia.

Mientras tanto, los demás se iban saludando junto a la hoguera.

Con una enorme sonrisa, Grace saluda a la chica rubia agitando la mano. Observa la escena divertida y luego vuelve a prestar atención a su plato. En él, frutas, verduras y algo de carne.

Su mirada se posa en las flores violetas que han crecido en el árbol y suspira. Un suspiro de alivio y tranquilidad. De bienestar. Parecía que todo estaba bien por fin. Aunque en parte, echaba de menos a sus padres, su enorme mansión y la enorme mesa que no evitaba que juntos cenaran y hablaran cada noche sobre sus cosas. Esta noche la pasarían ambos solos, cuidando de Zeus y Hera.

Nostálgica, su mirada se dirige a la hoguera, alrededor de la cual se van sentando todos los demás. Pronto ellos serían su família, pero seguiría echando de menos a los Kelly. A los Kelly y a sus dos perros, claro. Una risa divertida escapa de sus labios al volver a recordar el trueno que sonó en el cielo cuando Zeus se enteró de que uno de sus perros se llamaba como él. Pero nadie podía culparla, hasta hace apenas unas horas creía que la mitología griega había sido toda inventada.

Y ahora resulta que tengo sangre de Dios corriendo por mis venas... Tyson fliparía...

Un pensamiento cruza su mente mientras coge una zanahoria para darle un mordisco. Mientras mastica, no puede evitar preguntarse si Tyson habría sabido todo aquello desde el principio. Charly había dicho que se dedicaba a proteger a mestizos hasta que fuera la hora de traerlos aquí. Grace se enorgullecía de ello, pero... Echaba de menos a su mejor amigo.

Olivia observa la escenita de la parejita persiguiéndose incrédula, con una ceja levantada. Parecía una escena sacada de un cuadro sobre dioses. Serán... ñoños. Se controla a pesar de que sólo lo piensa.

De momento le interesaba coger fuerzas, por lo que se concentra en comer. Aunque no puede evitar pensar en su familia, o al menos, en lo que había sido, porque ahora mismo no sabía nada de ellos. Sentía que habían pasado años desde que habían comido todos en una mesa, y realmente esa manera de comer cada uno por su lado, no resultaba muy confortante.

Brianna observó cómo Romeo seguía a la chica rubia, comprendiendo de pronto muchas cosas.

Qué idiota soy... se reprochó está claro que tenía que estar pillado... menos mal que no hice el ridículo al final.

La muchacha procuró que nadie notara el sonrojo que sufrió cuando el apuesto joven le guió un ojo. Era de noche, seguro que nadie más se había percatado. No sabía quién era la chica rubia a la que perseguía, pero no quería enemistarse con nadie nada más llegar al campamento.

Intentando romper el hielo, Brianna se levantó y fue a sentarse junto a la chica que tenía más cerca.

¡Hola, soy Brianna! se presentó dándole la mano, esperando no estar haciendo el idiota Tú... ¿también eres nueva aquí?

Angelo trago saliva y con su plato se acercó lentamente a Olivia. Las piernas le temblaban un poco y tenia la garganta seca pero aun asi estaba decidido. Tenía miedo de no ser capaz de hablar.

Hola, te importa si como aquí contigo... Bueno por lo menos no había tartamudeado. Mi nombre es Angelo, bueno aunque Quiron ya nos presentó a todos... Las manos de Angelo comenzaban a sudar. Veras, he oido que eres hija de Apolo, y ya se que nuestras casas no se llevan demasiado bien... Es mas mi padre... bueno eso no tiene importancia... lo que quería decir es que... Angelo sabía que se estaba desviando mucho por lo que dijo lo que quería decir. Tu padre me salvó la vida hace unos dias, y como los dos somos nuevos había pensado que podiamos llevarnos bien. Si no fuera por tu padre yo no habría llegado aqui vivo y ademas le cause varios problemas. En fin lo que quiero decir es que si necesitas algo solo avisame.

Angelo se sentía muy avergonzado, nunca había hablado tanto con una chica como con ella. Bueno había hablado asi con Cherry, pero ella era distinto. Rapidamente agachó la cabeza y empezó a comer.

Olivia, que había empezado a comer, mira a Brianna, al oír una vocecilla que se dirigía a ella. Deja pasar unos segundos para dirigirse a ella. ¿En serio hacía falta esa pregunta? Quirón les había presentado como los nuevos... era obvio que era nueva. Pero mejor, no ser tan borde la primera vez.

Olivia. Se presenta simplemente.

En ese momento se acerca el chico que la había mirado al salir, el hijo de Ares. Pues parecía buena persona... Pero cuando habla de Apolo, Olivia chasquea la lengua.

Apolo no es mi padre. Sólo puso la semillita. Dice dirigiendo su mirada al fuego. Pero le interesaba tenerle cerca, pues parecía saber más que ella de estos asuntos de dioses, además, parecía fuerte. Pero gracias. Dice finalmente dirigiéndole una mirada fugaz, antes de volver a comer.

¿Se había vuelto la popular del instituto sin darse cuenta? Pues vaya una suerte... ella que quería pasar desapercibida. Sin embargo, no sabía por qué, ahora se sentía más cómoda allí.

Angelo se quedó un poco sorprendido con la respuesta, él se sentía igual, pero porque su padre era un tanto cretino, sin embargo Apolo era una buena persona, aun asi el joven pensó en lo duro que era ser saber que tu padre te ha ignorado durante años, era normal que Olivia no quisiera nada de él. Girandose despue hacia Brianna se acordó del incidente del camion. Con media sonrisa tambien se dirigió a ella.

Yo soy Angelo, encantado. Tambien conocía tu madre durante mi llegada, no tanto como a Apolo, aunque gracias a ella pasamos un rato... interesante. Tan interesante como para casi meternos en un buen lio. Es curioso que Atenea solo tenga hijas ¿no?