Partida Rol por web

Brianna observó a los demás jugadores. Cada uno miraba su mano, sonreía o permanecía impertérrito, y declaraba que iba. Sólo quedaba ella, que ni siquiera había visto sus cartas. Y decidió jugarse el farol de los faroles, hacerles pensar un poco... o que pensaran que estaba loca, tanto daba.

Voy sin verlas. Me siento afortunada. Y mi aquí está mi apuesta dijo quitándose una pulsera de plata que Anna le había regalado por su último cumpleaños. Si ganaba, bien. Y si la perdía... ya no le importaba la pulsera de alguien que la había engañado durante años...

- Pues creo que esto es un All In en toda regla, señores. Caballo, da las que faltan y bajemos las cartas. - Dijo D mientras sonreía.

Quiron asintió y sacó una carta, después descartó una y sacó la última carta.

Allí, donde Brianna estaba, vió como el Sátiro sonreía, como Quiron bufaba y como el Señor D abría los ojos como platos.

El primero en bajar fue el Sátiro.

Parejas de 4.

Los demás sonrieron y le tocó el turno a Quirón.

Quiron bajo un trío.

El Señor D se carcajeó.

Dejó lentamente las cartas sobre la mesa, mostrando lo que tenía.

Un full.

- Ja, ja, ja. - Rió desencajado. - A ver que tienes tu, Branni. Muestra, enseña. -

Vaya...  dijo Brianna en tono compungido Es una jugada muy buena señor D. admitió mientras el Dios se relamía ya de satisfacción. Yo sólo tengo escalera...  lo que pasa que es toda del mismo palo  dijo enseñando un 4, un 5, un 6, un 7 y un 8 de diamantes. ¿Eso es más o menos que un full? preguntó en tono cándido Es que no me acuerdo muy bien , jijiji

- Hija de... - Empezó a gritar D mientras golpeaba la mesa con su puño y se levantaba dispuesto a, bueno, supones que a cortarte el cuello.

- ¡Señor D! - Gritó cortándolo Quiron.

La voz de Quiron lo tranquilizó un poco, pero igualmente, el Dios del Vino y de la Locura salió de allí insultando a los Dioses, maldiciendo al Infierno y algún que otro epíteto más que salió de su boca en Arameo, Griego Antiguo y por supuesto, Latin. Salió de esa cabaña refunfuñando, pero sin mirar hacia atrás.

- Menuda jugada, Brianna. - Dijo Quiron con una sonrisa. - Aunque haberle ganado al Señor D, bueno, no es muy recomendable. Intentaré tranquilizarle, pero ve con cuidado, sobre todo con los de su casa. -

El hombre de la silla de ruedas comenzó a juntar las cartas con una mano y cuando terminó, se colocó a tu lado en la mesa.

- ¿Qué tal lo llevas? -

Qué caracter... comentó Brianna preocupada al ver la reacción de Dionisio Creí que era un juego amistoso... bueno, que yo no necesito nada de esto dijo empujando los objetos de las apuestas hacia el centro de la mesa. Sólo quería integrarme, que parecíais estar pasando un buen rato. ¿Me haríais el favor de devolverle todo cuando se haya calmado? le preguntó al sátiro.

¿Que qué tal lo llevo? contestó entonces a Quirón... Pues vaya... como ya he dicho antes han sido unos dís duros. No se... en casa... era una inadaptada y parece que aquí somos todos iguales. Eso me gusta admitió Pero también da un poco de miedo lo de ser hija de un Dios... ¿No será Dioni mi padre, no? exclamó alarmada

El satiro asintió y juntó las cosas para darselas a cada uno tras la partida. Con las cosas del Señor D, salió corriendo a entregarselas, para que se le pase el enfado.

Quiron, por su parte, te puso una mano en el hombro en señal de comprenderte, y después, te habló.

- ¿El Dioni? Hablas de ese español... que... no, no, espera. Tú eres hija de uno de los Olímpicos, como la mayoría de los de aquí. Algunos se enteran pronto de quién es su padre otros, simplemente pasan años y años sin saberlo. Algunos no lo saben nunca, sin embargo, bueno, tenemos métodos para saber más o menos por que pie cojea cada uno, ¿sabes? - Dijo Quiron mientras sonreía.

En ese momento, sacó la silla de la mesa y la colocó apuntándo hacia la puerta.

Giró la cabeza para mirarte mejor y con su sonrisa de millón de dólares te guiño un ojo.

- Mejor que te muestre el campamento, así si sientes que quieres saber algo, me lo preguntas. ¿Vale? -

¿Un español que...? Bueno da igual Obviamente Quirón no había comprendido su referencia al propio Dionisio, o no había querido comprenderla.

vale, visitémoslo entonces, a ver qué me espera aquí.  aceptó con cierta dosis de alegría. Parecía que las cosas comenzaban a mejorar. Aunque ya me ha hecho de cicerone un niño pequeño muy majo, Charly.

Quiron salió por delante de ti, empujando su silla con sus manos. Lentamente, salió de la cabaña, casi cayéndose al suelo cuando bajó las escaleras dando botes, pero aún así, mantuvo la compostura. Con una mano, te señalo las casa que formaban un semicírculo justo frente a vosotros.

- Estas son las casas de los Mestizos. Cada una corresponde a un Dios Olímpico. Si tu padre o madre te reconoce, podrás vivir en una de ellas como miembro de pleno derecho. Mientras tanto, bueno, creo que la de Hermes te va bien. Allí mandamos a todos los huerfanos... Olimpicamente hablando, claro. Hay casas con poca gente, con mucha gente o... - Señaló tres casas al final.

Una de ellas era enorme, la del centro. La de la derecha, daba al lago donde algunos chicos del campamento practicaban natación. La de la izquierda era vieja, húmeda, oscura. Una casa realmente espantosa.

- ... vacías. -

No se porqué me da que me imagino de quienes serían los padres de los que viviesen allí... murmuró Brianna ante la sorprendida mirada de Quirón Bueno, no siempre me quedaba frita en clase de historia antigua, ¿sabes? La mitología griega me gustaba bastante, aunque parezca raro. Zeus, Poseidón y Hades, ¿quizá?

Quiron asiente.

- Si. Sus hijos, bueno, siempre terminaban metidos en cosas más grandes y al final, todos han resultado muertos. Y desde la prohibición de Zeus de "no liarse con mortales" para todos los Dioses, no ha habído nadie que haya habitado esas casas. Por lo pronto, mejor así. - Dijo el profesor mientras continuaba empujando la silla con las manos a trompicones.

En uno de esos trompicones casi se cae otra vez.

Era de esperar en un terreno tan malo como el suelo de un campamento.

- Bueno, sigamos. - Señaló el lago. - Ese es el lago dónde hacemos natacion, campeonatos de submarinismo y concurso de barcos con sus correspondientes carreras. También, es el límite del campamento por este lado. Más allá, la protección del mismo se disipa así que si entras al lago, no salgas de él por la otra orilla. Aunque bueno, está bastante bien custodiado por ese lado, la verdad. Avancemos un poco más, si es que logro no matarme con alguna piedra, claro. -

¡Uau! exclamó Brianna al ver el magnífico lago y todas las actividades que podían desarrollarse en él, para acto seguido darse cuenta de lo descortés que estaba siendo

Quirón, ¿quiere que le empuje la silla? preguntó con timidez, esperando que el inválido no se molestara por el ofrecimiento  No me importa, en serio...

- Nah, deja. Mejor ir caminando los dos. - Dijo Quiron mientras sonreía.

Y en ese momento, se quitó la manta que cubría sus piernas y lentamente, se fue levantando...

Bueno, fue algo más así como "saliendo" de su silla.

Su torso asomó primero, aunque después, te quedaste sorprendida al ver que de cintura para abajo, no tenía piernas normales, sino un cuerpo de un caballo enorme y marrón. Y por que no decirlo, con un pelo sedoso y brillante que te deja anonadada.

- Me lo lavo con H&S para Caballos. Por eso el brillo. Vale, ahora si quieres, seguimos, así mejor. Intentaré no dejarte atrás. -

Aunque tu rostro no podía salir del asombro de estar viendo delante de tus narices un centauro.

Brianna parpadeó. Seis o siete veces, al menos, antes de acordarse de cerrar la boca.

Vale, sí, supongo que mejor así admitió la joven ¿Y si podía hacer eso todo el tiempo porqué ha estado actuando como un inválido? preguntó curiosa, mientras procuraba no quedarse atrás.

- En realidad, estaba esperando que cojas la silla para darte la sorpresa. La mayoría grita o se queda de piedra durante un par de horas, pero tú lo has hecho bien. Me ha gustado tu reacción. - Dijo el centauro mientras sonreía. - Ahora sigamos con la explicación. -

Caminastéis, bueno, el trotó tranquilo, hasta lo que parecía una pista de carreras como las de Daytona.

- Aquí hacemos las carreras de carros. Cada casa hace su carro, tirado por animales, mediante mágia o con vapor, da igual y sobre él van dos Mestizos. Uno conduce y el otro se encarga de que no os maten. Es divertida y además, es una forma de unión dentro de tu propia casa. Bueno, ahora no tienes una definida, pero cuando te reconozcan, tal vez te lleves una sorpresa. -

No tienen un segundo de paz aquí, ¿eh? bromeó la muchacha. ¿Y la casa de los que aún no sabemos quien es papá no compite? preguntó, aceptando inconscientemente el hecho de que, por el momento aquella sería su nueva familia.

- ¡Oh si que compite! Y para peor, normalmente siempre es la que gana. Imagínate un pool de personas, hijas de diferentes dioses que, aunque no estén reconocidos, tienen habilidades especiales. Es como juntar todo lo mejorcito en una sola casa, pero si no son reconocidos, no pueden estar en las Cabañas de sus padres, así que, los ponemos allí. - Dijo el centauro mientras señalaba con la mano la cabaña de Hermes. - Pero tampoco pasa nada, el ambiente es... saludable. -

Quiron señaló más allá del sitio de las carreras.

- Bueno, y para terminar la visita rápida del campamento, allí al fondo hay un monte, montañas y un poco de selva, ideal para jugar al Captura la Bandera. ¿Alguna pregunta hasta ahora? -

Pues no, todo parece muy sencillo, en lo que se refiere a la vida aquí.  contestó la joven  lo que si me da qué pensar es... ¿qué ocurrirá con mis padres adoptivos? Imagino que estarán muy preocupados, y eso... admitió la joven, que aunque intentaba dar apariencia de dura, en realidad echaba de menos a su familia.  Quiero decir que es todo muy bonito y la gente parece genial, pero... ¿ya no podré salir nunca más de aquí?

- Vamos, claro que podrás salir de aquí. Esto no es una carcel, te puedes ir cuando quieras, pero mejor, pasarte un par de semanas aquí explorando tus aptitudes, por que ahora que sabes que eres, es más fácil que un monstruo te ataque mientras caminas tranquilamente por el parque. - Dijo Quiron mientras galopaba a tu lado.

Pero cuando sacaste el tema de tus padres, se giró y te sonrió.

- Por ellos no te preocupes, tenemos una división que se encarga de estas cosas. Si tú quieres, puedes contarle lo que desees, vamos, o puedes mantener el secreto. Es tu desición y nosotros la respetaremos. Ellos no pueden entrar al campamento por que no llevan la sangre de un Olímpico en las venas, pero para los padres que aceptan que sus hijos o hijas son especiales en el buen sentido de la palabra, montamos todos los años las jornadas abiertas, que realizamos fuera del campamento. Así que por ellos, no te preocupes. -

Mientras él hablaba, te llamó la atención que una lechuza comenzó a acercarse a vosotros volando en círculos. Era una lechuza algo rara, ya que con el sol, brillaba con tintes dorados. Después de dar un par de vueltas sobre tu cabeza, la lechuza se posó en un árbol lejano, haciendo que la rama se curvara un poco bajo su peso.