Partida Rol por web

Lo siento dijo angelo aun sin quitar la vista de las arpias. Esto es mucho mas complicado de hacer en movimiento. Tratare de no dañar el coche. El joven necitaba centrarse y eso era muy complicado en su caso. Ni squiera se había dado cuenta de la bifurcacion por lo qu no comento nada sobre ella.

Brianna se encogió de hombros, puestos a no saber dónde iban, tanto daba un camino que otro.

Pito pito gorgorito...   murmuraba para mayor intranquilidad de los ocupantes de la furgoneta. ¡Por la izquierda! exclamó al virar a fondo, provocando nuevas sacudidas en la parte de atrás.

- ¡Yujuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!

Grita emocionada Grace mientras se agarra al techo del automovil para no salir volando por la ventana. Extrañamente, no finjía su alegría... Se lo estaba pasando pipa de verdad. Además, el hecho de que las arpías hubieran quedado atrapadas entre las plantas como ella había ordenado, hacía que tuviera todavía un mejor sabor de boca.

- Bien, Grace, ahora... un poquito más...

En su interior, la razón de Grace debatía contra su corazón. ¿Qué debía hacer? ¿Debía matar a esas arpías? ¿Debía intentarlo? Finalmente, la razón gana. Si esas arpías conseguían atraparlos, ellas no dudarían en acabar con sus vidas, de eso estaba segura.

Las arpías aún estaban enrredadas entre las plantas que había hecho crecer Grace y todavía parecía que no se podían soltar, sin embargo, de repente como por arte de magia, las plantas comenzaron a pudrirse y a desmenuzarse poco a poco, dejando seguramente en unos minutos, libres a las cazadoras que iban a por el grupo...

Pero no penséis que ese era el mayor problema al que se enfrentaban nuestros amigos.

No.

Brianna hacía lo posible y lo imposible por esquivar las rocas, y lo estaba haciendo bien... hasta que llegó a la bifurcación. Nadie pudo adivinar que sucedió. Si se le había resbalado el volante, si pisó alguna especie de lagartija que hizo que las ruedas patinaras, o si un escarabajo pelotero se cruzó en el camino... la cosa es que el coche no giró y al no girar, no cogió nada de carretera...

Por lo que pasó justo por la intersección, saltando el pequeño quitamiedo y saliendo hacia delante, cayendo en la tierra y el pasto, y resbalando por la pendiente que aparecía justo allí delante...

No. Ahora las arpias eran un problema menor.

Más cuando si la muchacha no controla el coche, este es muy probable que comience a girar en campana hasta el final de la pendiente, que para más problemas, no se veía desde donde se encontraban los aventureros.

Ayayayayayayaaaaayyyyyyy...  comenzó a gritar la pequeña estudiante, más asustada de lo que había estado jamás. El instinto de protección hizo que hasta soltara las manos del volante, cubriéndose la cara con ellas. ¡Nos la damos, nos la damos!¡Que alguien haga algoooo!

Ups, espera, ¡sí se supone que conduzco yo! 

Recuperada la serenidad, por los pelos, Brianna volvió a aferrar el volante con una mano, mientras con la otra volvía a tirar de freno de mano, intentando que la furgoneta se parase de golpe...

Olivia que se disponía a disparar de nuevo observa la nueva dificultad a la que se enfrentan. ¿Estaban locos o qué? Por si era poco tener a las arpías detrás, sería muy triste morir en un accidente de coche.

Vuelve a meterse dentro y cuando el coche empieza a dar tumbos, se coge a lo que puede, puertas asientos, para dañarse lo menos posible. Iban a tener que enfrentarse a las arpías cara a cara... lo del coche no tenía demasiada buena pinta... esperaba que si salían de esa, encontrarían otro medio de transporte.

En contra de todo pronóstico, la conductora del automovil hizo lo posible para controlar el vehículo, y pese a que era una situación peliaguda, logró controlarlo y así poder continuar con la pendiente, pero esta vez sin posibilidades de que el coche comience a dar vueltas de campana.

Aún así, los otros tres aventureros estaban un poco machacados por los bandazos que dió el vehículo.

La pendiente continuó hasta llegar a una especie de claro, en el cual el coche se detuvo con suavidad. Al mirar hacia atrás, no se veían rastros de las perseguidoras, y eso les alivió un poco.

En el mismo claro, los muchachos pudieron ver una especie de plaza infantil, con algunos columpios y un par de juegos para niños, sin embargo a estas horas estaba completamente vacía. Era una plaza bonita, con plantas en flor, y con muchas estátuas pequeñitas de enanitos, en diversas posiciones.

A lo lejos, siguiendo un camino, se podía ver una especie de casa iluminada con muchas bombillas.

Vale, recordadme que no vuelva a jugar con rocas... dijo angelo al tiempo que se frotaba la cabeza alli donde se había golpeado durante la bajada. ¿Alguna idea de donde estamos?

Angelo se quito el cinto y trato de abrir la puerta del coche, en estos momentos necesitaba pisar tierra firme.

Quizas podríamos preguntar en esa casa de ahi, teniendo en cuenta nuestra situacion seguramente unas indicaciones y un poco de ayuda no nos vendrá nada mal.

Olivia tan solo hizo un sonido de asentimiento a Angelo. También se quitó el cinturón y bajó del coche aún intentando encontrar el equilibrio y que el mareo se le pasase.

Mientras los demás decidían si iban o no, Olivia no dejaba de vigilar el lugar por el que quizá las arpías aparecerían si hubiesen decidido seguirles después de quedar libres de las plantas que las ataban. Más valía prevenir que curar.

Brianna tenía los ojos muy muy abiertos, y aferraba el volante con fuerza a pesar de haberse detenido ya. La joven abrió finalmente la portezuela del conductor, se quitó el finísimo cinturón de seguridad y bajó de la furgoneta.

Cogió aire, casi parecía que fuera aecharse a llorar.

Nada más lejos de su personalidad.

¡UAAAAAA!  ¡¡¡COMO HA MOLADO!!!  ¿A que sí? Ha sido una pasada, ¡ojalá podamos repetirlo algún día! exclamaba dando saltitos, ajena por completo a lo cerca de la muerte que habían estado

Grace había disfrutado de lo lindo. No había pasado miedo en ningún momento a pesar de los golpes que se había dado contra todas las partes del coche que tenía a su alcance. Había conseguido meterse por la ventanilla justo a tiempo y la adrenalina todavía corría por sus venas... Aunque... Quizá la adrenalina siempre corría por sus venas, visto lo visto...

- ¡Uaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah! ¡Ha sido genial! ¡Tienes que enseñarme a hacer eso! -Por el bien de todos, Olivia y Angelo deseaban que no fuera así...

Grace baja del coche dando saltos, emocionada y con una enorme sonrisa en los labios.

- ¿Preguntar en la casa? Vale... Yo voy a preguntar a estas florecillas de aquí, a ver si saben algo...

Dando saltitos cual Heidi en medio de la montaña, Grace se acerca a unas macetas que hay rodeadas de estatuas de gnomos y se pone en cuclillas frente a ellas. Alargando el dedo índice de la mano derecha, la morena acaricia con suavidad una de las hojas de una de las plantas y empieza a hablar... ¿sola? Ya es lo que le faltaba a la pobre... Había terminado de perder los pocos tornillos que le quedaban en el ajetreado viaje.

- ¡Hola! ¿Cómo estáis? ¿Necesitáis algo? Yo pasaba por aquí y... Mis amigos y yo estamos buscando un sitio... La puerta a un tuburio, ya sabéis... -Guiña un ojo con picardía para que las plantas y florecillas entendieran su indirecta- Y queríamos saber si sabéis por donde queda desde aquí.

Grace se acerca a las bonitas plantas que están junto a los enanos en el suelo y comienza a hablarles en voz alta...

Pero estas no responden.

Se acerca un poco más a ellas y se da cuenta que con la luz de los faros, bueno, del único faro que quedó entero del coche, las plantas brillan de manera antinatural...

Sólo tuvo que apoyar un dedo sobre una de ellas para darse cuenta que esas plantas no estaban vivas. Eran una especie de plantas artificiales, pero pintadas con tal maestría que parecían vivas...

Allí, al parecer, no había una sola planta real...

Pobre... debe haberse dado un buen golpe...   rumiaba Brianna, culpable, ante el extraño porceder de su nueva amiga. Pero era la única queparecía disfrutar de la excursión tanto como ella, así que...

Brianna se acercó hasta Grace, se arrodilló junto a ella, y procedió a hacer sus preguntas. Solo que hablar con las plantas le seguía pareciendo ridículo... así que le preguntó a los gnomos del jardín.

¡Oiga, señor!  ¿Podría decirnos...? esto... ¿a dónde íbamos chicos?

Donde me he metido. Pensaba angelo mientras miraba a Grace y Brianna. Desde luego en la ultiam semana no había nada normal pero esto ya era de perder la cabeza.

Angelo levanto una ceja y despues miró a Olivia. Como se te ocurra hablarle a los columpios me doy la vuelta y me marcho.

Despues con una pequeña sonrisa comenzó a andar hacia la casa, todo ello con calma, esperando a ver si alguna de sus compañeras iba tras de el o tenía que hacerlo solo.

Grace frunce el ceño y, al comprender que las plantas son falsas, se pone en pie, con una mano en la cintura y el dedo índice de la otra señalando a las plantas en actitud claramente acusadora.

- Eeeeeeeeeeeeeeeeeeh! ¡Eso es trampa! ¡Son de mentira! -Exclama, tremendamente ofendida, como el niño que descubre que su compañero se ha comido su ficha de parchís sin contar bien las casillas.

Tras chasquear la lengua, mira a Bri y se agacha a su lado, mirando al gnomo de jardín, concentrada...

- Oye... ¿Qué te dice? -Pregunta con curiosidad sin despegar la vista de la figura. Bri no dejaba de sorprenderla. Primero resulta que es una conductora excelente (jeh... XD) y ahora puede hablar con gnomos de jardín.

Mientras Brianna y Grace continuan interrogando a unos pobres enanos de escayola y a unas plantas de piedra, Ángelo comienza a caminar hacia la casa iluminada que se encuentra unos metros más allá. Tras salir de la plaza y acercarse un poco más a la casa, se dio cuenta que no era una casa común y corriente.

La casa estaba iluminada por muchas bombillas de todos colores que colgaban de cables que cruzaban el aire de un lado al otro. También, en estos cables había banderines de plástico, de vivos colores que se movían con el viento. Pero lo más interesante era que sobre lo que parecía ser un garage abierto de par en par completamente iluminado, había un cartel hecho con luces de neón que rezaba: Emporio de los Gnomos de Jardín.

El suelo estaba plagado de Gnomos en diversas posiciones, y marcaban el camino de entrada hacia el garage de lo que parecía ser una tienda o algo parecido...