Partida Rol por web

Mensaje en blanco por si acaso.

Mensaje en blanco por si acaso.

Pasaron varios ciclos hasta que por fin la imponente nave "Zeus" comenzó la maniobra de aproximación al planta objetivo. Sucedió un día sin previo aviso, en el que una vibración, más perceptible que la experimentada a lo largo del viaje, sacudió la nave. Momentos después todos los indicadores se activaron y las placas de información de toda la nave avisaron de la salida del inmaterium. Tras varias horas de maniobra, por fin habían llegado a la zona de combate, y los reclutas destinados a aquel sistema, jóvenes y llenos de entusiasmo, dieron gritos de alegría por toda la nave mientras frases cargadas de orgullo y distintas bravuconadas se escuchaban por todos lados. "Ya son nuestros", "Los vamos a machacar" "Se lamentarán del día en que iniciaron esa guerra" "Y todas sus mujeres serán nuestras" Y demás frases que solían acompañar la llegada de un joven grupo de ejercito a una zona de combate.

El grupo especial, que tenía una misión especial, encargada por un inquisidor realmente especial, embarcó en solitario en un cutter artillado compacto, y bien armado sin más dilación con todo su equipo. El vehículo partió sin demora saliendo por una de las compuertas secundarias de la Zeus, sin llamar la atención y con todos los paneles apagados en un protocolo de sigilo típico de las misiones encubiertas. Para más seguridad nadie pilotaba el aparato, pues tenía marcadas las coordenadas y el proceso de aproximación en sus sistemas de vuelo.

La "Zeus" aun permanecería algún tiempo anclada en órbita mientras los grupos de desembarco se preparaban para descender a tierra, y para entonces, las primeras tropas, quizás las más importantes, ya llevarían horas o quizás días operando en las sombras, para asegurar objetivos más importantes de los que incluso los más altos cargos de la flota tenían en sus archivos de operaciones.

El cutter salió a la negrura del espacio, y se aproximó a la cara nocturna del planeta, donde se encontraba el punto de dispersión. Conforme el vehículo se aproximaba al planeta, los miembros del equipo de combate pudieron ver su corrosiva atmosfera danzar en un único e inigualable espectáculo que pocos de sus habitantes habían podido apreciar jamás. El planeta se encontraba medio secado por la guerra, con grandes zonas desérticas que le conferían unos impresionantes tomos marrones desde aquella distancia. Pocas eran las zonas habitadas, localizadas en puntos claves en los que se encontraban los escasos ríos del planeta, las grandes colmenas se veían desde la órbita, claras y circulares, como granos en un cuerpo muerto ya hacía tiempo.

En el ecuador de aquel planeta se podía apreciar una clara línea que dividía los dos hemisferios, una larga línea, que gracias a las averiguaciones hechas durante el vieja rápidamente el grupo supuso que se trataba de la antiquísima línea de trincheras que separaba los dos hemisferios en guerra. Una línea antigua, extensa, densificada. A esa altura, en el ecuador del planeta también se aprecian grandes zonas de humo que se elevan hasta la atmosfera debido a las ofensivas que se están produciendo.

Desde el espacio, algo llamó la atención del grupo, y era el color que tenia la atmosfera. Claramente se podían ver los remolinos químicos que a lo largo del tiempo se habían concentrado en las distintas capas de la atmosfera debido a los 70 años de empleo de armas químicas por parte de los dos bandos que mantenían aquella estática contienda. También se podían ver rugientes descargas eléctricas desatadas en la atmosfera debido a la extraña configuración de la climatología terriblemente trastocada, y destellos bajo las nubes que a ojos expertos rápidamente algunos miembros del grupo identificaron como explosiones de tamaño descomunal, producto quizás de alguna ofensiva llevada a cabo en tierra.

La entrada en aquella atmosfera fue turbulenta y extrema, y produjo que el pequeño cutter diera grandes saltos agitando a sus pasajeros de manera frenética. Aquello duró lo que costó atravesar el denso aire superior y cuando esas capas fueron superadas el vehículo penetró rápidamente en una caída libre en una aproximación a tierra. Una vez estando más cerca y sobrevolando extensas zonas deshabitadas y colmenas del interior el grupo pudo ver que todo era gris, gris y marrón debido al polvo que flota en el ambiente, proveniente de una tierra que ha sido machacada y lanzada una y otra vez al aire hasta perder su propia esencia y dejarla flotando inerte en el ambiente.

Un mundo castigado por la guerra, desgastado, en las ultimas. Casi no se veían plantas, arboles u otros seres vegetales, muertos hacia tiempo debido a la corrosiva contaminación, y las que se percibían debían estar adaptadas a aquel habiente difícil y toxico. Por la información de la que el comando disponía, su objetivo era una de las ciudades colmena más cercanas a la gran línea del frente. Un buen lugar desde el que comenzar a moverse en su misión, por fin sobre el terreno.

Cerca de la línea del frente, había un largo rio, y junto a este, a toda velocidad desde el cutter artillado, el paisaje se mostraba oscuro y desconcertante. Aquel gran rio, pues su anchura era considerable, se presentaba como una larga y serpenteante serpiente oscura, un rio toxico, sin vida, corrosivo, imposible de utilizar para cualquier cosa... Conforme la nave volaba a toda velocidad, a lo lejos los agentes inquisitoriales pudieron ver como se aproximaba un gran punto de luz, situado a la orilla de aquella oscura serpiente. Sin previo aviso, una cortina de agua comenzó a sacudir la nave y una furiosa tormenta eléctrica estallo iluminado cada pocos segundos el paisaje visto desde el cielo con furiosos relámpagos. El clima estaba tan trastocado que sin previo descargó su furia.

La colmena se veía claramente pese a la noche y la tormenta. Era un lugar antiguo, con miles de años de antigüedad que respondía a los patrones de construcción urbana de los primeros colonos. Un núcleo, que había quedado pequeño hacia miles de años, estaba rodeado por una gruesa muralla, tras la que se extendía un mar de construcciones improvisadas donde probablemente se hacinaban las clases más pobres del lugar o refugiados generados por la guerra que ya alcanzaba las siete décadas. Con el rio químico también a su lado y mostrando un aspecto apagado en su mayor parte salvo la zona central, núcleo importante y cabeza de la colmena, aquel lugar presentaba el aspecto de un enfermo en sus últimas fase de vida. Apagada y agotada, aquella era Alhala primus y el equipo pudo verla aproximarse por los paneles internos de la nave que reflejaban las grabaciones en alta resolución que el aparato transmitía.

La aproximación a la ciudad fue rápida y directa, tal y como ordenaban las normas de vuelo nocturno en las colmenas cercanas a la línea de fuego. El cutter artillado automatizado descendió realizando unos perfectos bucles en el aire hasta aproximarse al espacio puerto de aquella colmena. El aparato se posó con una ligera vibración y cuando la atmosfera interior se hubo ajustado a la exterior, los indicadores verdes iluminaron toda la zona de pasajeros segundos antes de que la puerta de acceso trasera se abriera con un chasquido de pistones hidráulicos en acción.

La primera impresión de los miembros del comando fue desalentadora. Aquella colmena era antigua, y en todos sus edificios se podía apreciar la guerra en estado puro. Las ventanas estaban en su mayor parte, sobre todo en los pisos bajos y las primeras plantas de los edificios, reforzadas con tablones y planchas materiales sintéticos, las paredes se encontraban mordidas por arañazos de los colosos blindados que cruzaron por sus calles en las primeras fases de la guerra, había agujeros de bala marcando como viruela el rostro de cada edificio, barricadas, sacos terreros…

La población en su mayor parte portaban mascaras anti-gas pues a veces las nubes y el viento arrastran los productos químicos venenosos que se utilizan en las ofensivas en el frente, también portan cascos claveteados. Claras evidencias de ello era el color amarillento que en algunos puntos de los edificios cercanos de la zona de dispersión del espacio puerto marcaban las fachadas y los charcos de agua acumulados en los cráteres de los proyectiles. La colmena se encontraba rodeada por un muro alto y denso, y fuera de ese muro se extendía como una plaga de algún liquen los edificios improvisados de los refugiados de guerra. En el ambiente no dejaba de oírse un martilleo constante, debido a los cañones de asedio súper-pesados que llevan hasta ahí su eco constante, y a veces también llegaba hasta el equipo una monótona sirena cuando se detecta posibles amenazas, provocando desbandadas en los ciudadanos, que se mueven en monótonas carreras.

El panorama que se desarrollaba alrededor de los miembros del comando, que se encontraban de pie junto a su transporte, era sin lugar a dudas el de una ciudad muerta, o casi. Una autentica Necropolis.

Fuera del transporte el ligero viento cargado de partículas, y la escases de vida dio a entender como si aquel no fuera el lugar, apagado, triste y sucio. Pero pudieron diferenciar al poco unas ventanas recortadas con la linea del suelo. Y una puerta que se enterraba un metro. Era una imagen extraña comparada con la estampa de la colmena que inmensa rasgaba el cielo.

Un hombre ataviado con turbante, mascara respiratoria y una protección en el hombro tipicamente imperial, apareció por un lateral salido del suelo para con una señal de la mano intentar hacer que se acercaran.

Mientras caminaban los pocos pasos que quedaban hasta la entrada, pudieron comprobar, que aquella tierra en suspensión y aquel viento lateral no traían nada bueno. Podían escucharse gemidos y disparos a lo lejos, a saber de donde arrastraba el viento tanto dolor. El polvo no era amable ni con las personas , ni con el equipo. Pronto todos tuvieron una fina capa de polvo por encima, y sentían como la garganta se cargaba pronto de una flema, que no tenia intención de desaparecer.

Una vez en la entrada, el soldado saludo marcial mente e hizo un ademan extraño con las manos, presupuesta mente un saludo local. Señalo con la mano el lugar al que tenían que dirigirse, cuatro escalones y una puerta gruesa, les llevaba a la oscuridad mas absoluto, entraron en orden y llegaron mientras los ojos se acostumbraban a aquella penumbra, apenas habían encendida dos lamparas, que apenas daban luz. La sala era mas grande  de lo que desmentía la puerta, y tenia dos puertas que se dirigían a izquierda y derecha, solo era una habitación de transito.

El hombre hablo mientras algunos se sacudían las ropas, miraban con inexpresiva cara o simplemente esperaban acontecimientos:
-Bien venido` a Dimark XI – dijo sin ningún tipo de alegría – tengo orden de ayudaro` en lo que pueda aquí hay poco que decir, el frente esta a do` kilometro` hacia el `ur, y `e puede llegar en vehiculo o caminando – indico donde podían sentarse si les apatecia y saco un recipiente con agua e indico si querían un brebaje caliente – e` bueno  -  dijo. Repartió pequeños vasos a los que quisieron y el mismo tomo uno, tomo asiento y como si la guerra no fuera con él espero tranquilo hasta que el equipo pusiera los pies en la tierra.

¿Sólo a dos kilómetros? ¿Tan cerca de la población? ¿Cuánto tiempo lleva el frente a esa distancia?

Atreus temía por la población civil. Un frente tan próximo y una brecha en las líneas que no pudiera frenarse a tiempo supondría la ruina de la ciudad. Confiaba en que hubiera tropas para contener al enemigo. Tecleó en la placa de datos. Y este aire. Este asqueroso aire viciado.

El viaje en la "Zeus" había sido monótono y desagradable, hasta que llegamos a la órbita de aquel devastado planeta en guerra, lo que supimos por los fuertes gritos que proferían los soldados jóvenes, ansiosos de muerte. Sin saber más de lo necesario (como siempre), abordamos un pequeño vehículo, rápido y silencioso con el cual abandonamos la nave y nos dirigimos al planeta siguiendo todos los protocolos de misión encubierta como dicta la Sagrada Inquisición.

La vista de la atmósfera y superficie planetaria realmente era un paisaje terrible de contemplar. Gases venenosos, combates masivos con artillería y maquinas de matar. Estoy acostumbrado a la contaminación, pero no a la que es producida por gases letales. Estoy acostumbrado a los disparos, pero no a los que se hacen con munición del tamaño de mi cabeza. La guerra a gran escala es algo que jamás me habría imaginado, jamás había visto un planeta devastado por un enfrentamiento así. Quedé sin palabras.

Cuando vi la colmena, me sentí más tranquilo. Era casi como estar en casa, con gente hacinada y tecnología para no morir de hambre y sed. Me mantuve mirando la colmena, entendiendo su distribución y las distintas zonas que pude distinguir desde el aire. Conozco las colmenas y se me hace fácil entenderlas, esta es mi oportunidad.

Cuando aterrizamos, saludo al hombre debidamente, entendiendo que esa debe ser la forma de saludar en esta colmena o quizás en todo este planeta. Luego veo como se acerca ese viento tóxico y casi por reflejo cierro los ojos y cubro mi nariz y mi boca con la capa. Sigo al hombre junto con mis compañeros, mientras escucho el terrible sonido de la batalla, lo que no es nada tranquilizador.

Entro al lugar y escucho el acento del hombre, el que intento memorizar en caso de tener que hacerme pasar por un local. Recibo el brebaje y lo tomo en silencio, degustandolo primero y saciando la sed y el dolor de garganta después. Escucho atentamente las palabras que dice él y mis compañeros, especialmente nuestro líder, mientras examino con la mirada el lugar a nuestro alrededor.

     Aunque no esperaba un viaje de placer, todo aquello superó las expectativas de Cadyk... El viaje fue el summum del aburrimiento, el entrenamiento el colmo de la dureza, la comida la peor de las bazofias y la compañía mas que prescindible... si esto era la vida de un guardia imperial, se alegraba de servir a la Inquisición...

     Al menos había conseguido al menos en parte sacar algo positivo de todo aquello, ya que había empleado el tiempo abordo para entrenarse en algunas técnicas de comando y aprender a moverse mejor sobre el terreno. A pesar de todo ello no había conseguido acostumbrarse a las máscaras, ni a los malditos trajes NBQ, ni creía que pudiera hacerlo nunca. Si el uso de aquel equipo era de constante uso necesario en aquel planeta al que se dirigían, su humor estaba lejos de mejorar...

     La visión de aquella bola de polvo en mitad del cosmos que era Dimmark XI, avivó las sospechas de lo dura que sería la misión. Solo un vistazo a su atmósfera le hizo darse cuenta de que iba a aburrirse de llevar el traje... solo una cosa hizo que se sintiese mejor y era que por fin sus pies iban a tocar tierra, algo bueno después de todo. Mientras el cutter descendía, revisó por enésima vez su equipo, incluidas sus armas. Tanto hacerse pasar por un siervo del Dios Maquina acabaría por hacer que se convirtiese en uno al final... 

     La escala de la guerra que se llevaba a cabo en aquel mundo era algo a lo que Cadyk no estaba acostumbrado en absoluto. Todas sus misiones había requerido suprimir o capturar a una o a lo sumo dos personas, pero allí abajo habría enemigos por todas partes. En un escenario en el que un obús perdido podía matarte sin que te enterases siquiera, protegerse con sus métodos habituales de sigilo resultaba totalmente ineficaz. Tendría que aprender a pensar como un soldado si quería salir vivo de allí, lo cual era algo que dudaba cada vez mas.

     Una vez en tierra, decidió seguir a sus compañeros y dejar que ellos llevasen la voz cantante. Él permanecería en silencio, mientras escuchaba la cháchara de aquellos nativos provincianos y su extraña jerga...

La vida de Glask tomó la monotonía que recordaba del ejercito,despertar temprano,flexiones,abdominales y un par de horas de entrenamiento entre el espacio de las literas,cosa que le ayudaba a practicar el combate cerrado,comer y luego calentar para usar el traje de NBQ...así un dia tras otro hasta la llegada al destino,no hablaba,no preguntaba,no molestaba solamente era un silencio con cuerpo que se desplazaba buscando pasar inadvertido entre los demás.

La preparación lo cogió animado,tanto que la ¨mañana¨que los llamaron para desembarcar no sonreía con el mismo descaro,en su lugar se mantenía serio y cordial con el resto,se pertrechó a conciencia revisando uno a uno sus objetos,su ropa y armas sin olvidarse de limpiarse completamente y adecuadamente...la que tal vez fuese la ultima ducha en una temporada¨si es que sobrevivo ahí abajo¨un pensamiento optimista le seguía cuando se subió junto al resto del grupo en el cutter,se paró en la entrada del mismo y escupió a la pasarela del Cutter.-No me jodas...trasto de mierda...ni se te ocurra fallar.-susurró de forma intimidante al vehículo como si este pudiera escucharlo y se embarcó junto al resto en un viaje turbulento y molesto para el,el simple echo de saber que se encontraba a DEMASIADA altura del suelo le sacaba de quicio así que cuando la maquina tocó el maldito suelo agradeció al trono haberlo dejado sano y salvo ahí abajo.-gracias por un días más dando guerra,Viejo.

-.Mierda..-Fue lo primero que susurró al pisar tierra fuera del Cutter y ver el panorama,zona de guerra y viejos recuerdos llegaron a su mente y allí se mezclaron con aguas de muerte y lagrimas de sangre,lloros y mujeres viudas,hermanos caídos y ejecuciones sumarias y a el mismo...desapareciendo de ese escenario tras el gran telón de los desertores.Tocó tierra rápidamente e hincó rodilla mientras alzaba el rifle para cubrir el lado derecho de la nave,segundos mas tarde se levantó habiendo visto el desastre y lo muerto de la zona¨y que nadie hacía lo propio en el otro flanco¨.se ajustó la vieja gorra ,el pañuelo alrededor de la cara para protegerse del aire nocivo y siguió su camino.

en su caminar glask se acercó a Hamido e intentó animarlo un poco.-polvo?esperaba fuego intenso desde que tocaramos tierra,darles muerte a esos herejes,recuperar la carga y volver a casa para joder como conejos durante algunos meses con la paga que nos den.-Glask sonreía a medias intentando darle toda su atención a Hamido,pero realmente clavaba sus ojos en lo que lo rodeaba y sus manos asían con fuerza su rifle de asalto.

El silencio en la sala le incomodó un poco,se sentó en la primera silla que encontró  liberando una pequeña capa de polvo y se acomodó allí¨Otra ultima experiencia cómoda en lo que nos queda de misión¨tragó agradecido aquella bebida local para refrescar la garganta y echó un ojo a la penumbra que los rodeaba sin interés alguno¨cercanos a la linea de guerra?mmm...desayunaremos plomo hoy¨.-nos desplazaremos a pie para evitar llamar la atención..pero..¿oficial?...-Glask echó un ojo a las ropas del soldado al otro lado de la mesa realmente interesado en conocer el rango de su interlocutor.-Nos prestarán algo de equipo?raciones,mascaras y poco mas no?...nos sería útil.

Mientras el grupo ya acomodado, soltaba las primeras preguntas, el soldado que los atendía los miraba profundamente. En ese intervalo de tiempo una de las puertas se abrió sin mas el soldado apenas miro de reojo, y entro un grupo de guardias imperiales. El grupo se sobresalto, porque era un grupo numeroso mas de 25 hombres y mujeres abarrotaron la sala en un momento. Saludaron marcial-mente y no hicieron mucho caso de aquellos hombres que tomaban té. A los pocos minutos salieron del lugar por la puerta por donde había entrado el grupo.
El soldado carraspeo:
-`iento la intromi`ión, soy Guayro - comento sin mas – el frente `e mueve alguno` ciento` de metro` cada día, hacia un bando u otro, depende de la fuerza de lo` combate` y con que odio no` pegue el enemigo – bebió algo de la infusión y prosiguió a la batería de preguntas – sobre el equipo e`o no e` a`unto mio  pero he de decir que `iempre podrei` comprar lo que nece`itei` en el mercadillo local, hay ba`tante` co`a` de contrabando a`i que tened cuidado. - Aquel soldado no tenia mucha mas información aparentemente, aunque bien es sabido que de un cerdo de aprovechan hasta las orejas, quizás era cuestión de saber hacerle las preguntas adecuadas.

La infusión que tomaban era del todo amarga, pero era un sabor que se agradecía, después de un rato. Mientras el grupo se miraba con cara perpleja quizás esperando las preguntas del líder y pensando como dar los primeros pasos. Sonó un silbido característico, que aprenderían en los siguientes días, un obús callo en las cercanías, y aquel sonido de rococemento partiéndose y del volar del proyectil, se les quedaría grabado en el sub-consciente durante muchísimo tiempo.

Como cuando se sacude una alfombra, todo se lleno de polvo, y aparte de las caras de asustados de los componentes del grupo, el soldado Guayro apenas se inmuto y siguió allí sin mas viéndolas venir.

Para Telion todo era un poco grande, demasiado grande. La breve estancia en la nave le había hecho volver a encontrarse a gusto de nuevo en un ambiente parecido al suyo natal. Pero la llegada al planeta le había vuelto a descolocar, en la Orgullo había escuchado historias de batallas y le encantaba escucharlas, pero nunca pensó realmente en estar en ellas y menos en ser parte activa en ellas.

Ahora estaba aquí en medio del caos de bombardeos continuos y ciudades en guerra desde antes de lo que la gente recuerda, gente transtornada por el ruido de morteros, bombardeos y todo tipo de armas que emitían ruidos incesantemente día y noche, no había descanso, esto era el Caos. No sabía si se iba a realizar un ritual o si este ya se había conseguido, realmente para Telion aquello era lo más parecido al infierno que había podido imaginar, si todavía podía ser peor, quizás no debería estar allí para comprobarlo.

Miras mientras hablan al rededor de la habitación, apenas hay nada, algunos taburetes y sillas que no se corresponden. Una mesa a la que le falta una esquina, algunas lamparas extras y lo que deberían ser cajas de suministros en el suelo. La habitación no tiene ningún tipo de decoración o detalle significante, es plana por todos los lados. Una habitación ideal para esconderse de un bombardeo, siempre y cuando no te caiga el proyectil justo encima.

Después de mirar alrededor, me acerco al Padre Borden y le susurro en el oído, con el fin de que el soldado no pueda oír:

 - "Padre, recuerdo que el Interrogador nos dijo que teníamos datos de una acotación acerca de la posición del artefacto. Quizás pueda encontrarla y ubicar esa zona. Es un buen lugar para comenzar la investigación."

Miro al soldado, con un poco de desconfianza, pero que él no debe interpretar pues soy bueno con mi cara de poker. Luego agrego:

 - "También recuerdo acerca de una célula de la Inquisición que podríamos contactar. No estoy del todo seguro acerca de ello, pero no sería malo en caso de necesidad."

Me quedo a su lado, esperando a que consulte a su tabla de datos, a la espera de respuestas.

El grupo agachaba la cabeza instintivamente cada vez que otro obús impactaba cerca y hacia estremecerse el lugar. El sonido de las explosiones saturaba el aire y el retumbar de la tierra hacia que de vez en cuando cayera algo de tierra desde las vigas del lugar donde todos se habían refugiado. El tiempo pareció dilatarse y tan solo gracias a los cronos se podía saber que habían transcurrido ya varias horas de interminable martilleo artillado.

Las miradas de los presentes indicaban que algo iba mal y las conversaciones, breves y nerviosas, no hacían más que destacar que aquello no era normal, que la artillería nunca alcanzaba la ciudad, o al menos, no era habitual, que solo se dedicaba a azotar las líneas del frente. Poco se podía hacer a parte de esperar, y el grupo esperó matando el tiempo como pudieron.

Al cabo de lo que probablemente hubieran sido cuatro o cinco horas de interminable martilleo, alguien señaló que la cadencia del bombardeo parecía estar disminuyendo, lo que permitió que todos los presentes escucharais otro sonido que se ocultaba bajo las bombas y que ahora era audible. Una nota más aguda, y que sonaba más baja que las explosiones. Todos los presentes que estaban sentados se levantaron de golpe al oír aquello. Era fuego automático de pequeño calibre. ¿Pero cómo? !La línea del frente estaba a quilómetros de distancia! Eso era imposible, pero en cambio ahí se encontraba, audible a intervalos arrastrada por el eco.

El encargado de aquel refugio tomó el teléfono de campaña que había incrustado en la pared y los descolgó rápidamente llevándoselo a la oreja. Frenéticamente golpeo la palanca de contacto, y con el objeto en la mano se volvió a los presentes indicando simple y llanamente. No hay línea... El bombardeo seguramente ha... los cables... Nadie parecía muy seguro de que hacer en aquella situación, pero las bombas ya solo caían esporádicamente y era razonablemente seguro salir al exterior, por lo que el grupo de guardias imperiales que habían entrado precipitadamente a aquel lugar, tomaron sus cosas tras la orden de su oficial y salieron corriendo de aquel lugar en una precipitada carrera.

Con la apertura de la puerta del refugio nuevos olores invadieron la estancia, y en vez de renovar el aire viciado del interior, el ambiente ser cargó rápidamente con el aroma de la pólvora, la tierra, el humo y el fliceno de las explosiones. Parecía que todo estaba en llamas, pues un tenue resplandor flamígero proveniente del exterior iluminó la entrada del refugio.

Aquello era lo más parecido al infierno que había visto Telion en su corta vida, estaban perdidos en un planeta en guerra y no sólo se tenían que preocupar de sobrevivir si no que además se supone que deberían acometer la misión más importante de su vida.

- Creo que esta tormenta de bombas no tiene pinta de amainar - dice intentando dar un toque de humor a esa situación - ¿quizás deberíamos salir de aquí?

Un encogimiento de hombros fue todo lo que pude aportar en aquella situación. La verdad es que ahora solo se oían algunas detonaciones aisladas por lo que señale lo más obvio de la situación: Bueno, eternamente no creo que podamos quedarnos aquí, ¿No? Y tenemos que llegar tras las líneas enemigas para completar nuestra misión. Así que cuanto antes nos movamos mejor. No iba a ser fácil llegar allí, y lo primero que deberíamos hacer es saber que estaba pasando en aquel lugar, luego agenciarse un transporte no sería mala idea. Menudo caos...  Tomé mis cosas y me preparé para salir a aquel lugar, que parecia haber sido revuelto con ganas desde que entramos.

No hay cables dijo el encargado.

Tampoco satélites -comunicó Atreus al grupo, miró a Telion III sabía que el tecnosacerdote estaba pensando lo mismo. Era lo habitual en el espacio- ¿Tiene esta ciudad alguna defensa frente a un EMP.

Pérdida de comunicación, bombardeo preliminar artillero y ahora un ataque terrestre. Era un asalto. Uno de esos cuyo objetivo es ocupar una posición. Asunto de violencia extrema y cruentos combates, no era lo que Atreus quería. ¿Quién puede elegir lo que quiere?

Hamido, Glask, asegurad la salida. Averiguad donde caen esas bombas, que no os maten. Telion-le tendió la placa de datos al tecnosacerdote-, esta placa de datos no tiene información en su interior, usa un enlace satélite. Averigua lo que puedas. Cadyk, Jericus, buscad un transporte, que tenga ruedas y funcione. Que os indiquen como llegar al mercadillo, es posible que necesitemos algo. -Se giró hacia el encargado- Necesito saber si el enemigo sólo puede venir desde la línea de frente, si no hay otras rutas de acceso a la ciudad. ¿Qué hay a cinco kilómetros a la redonda? 

¡Eso es! Saca información camuflando intenciones

Una sonrisa, breve como la vida, asomó en los labios de Atreus.